Pues no estuve solo. El guardián de la noche.

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Margarita Godoy Giménez
hace 7 años
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1 Pues no estuve solo. El guardián de la noche.

2 Era una noche de invierno larga, oscura, silenciosa, tenebrosa. Solo se escuchaba un murmullo de los seres inanimados y solo se observaban algunas sombras un tanto extrañas. Anduvía por un sendero estrecho, extenso, repleto de pequeñas piedrecitas y lleno de ramajes en forma de esqueleto de los arbustos de aquel bosque solitario y oscuro. Toda la existencia de la naturaleza estaba en esos bosques tan tenebrosos y el universo que solo se veía negro, como si algo extraño fuera a suceder Un paso, dos pasos, tres pasos Solo me acompañaba un silencio nocturno muy profundo pero yo presentía como si me envolvieran las almas de algunos seres muertos que tal vez permanecieran allí desde el día de su muerte. Sentía mucho miedo pero no estaba solo, sabía que alguna cosa extraña permanecía a mi lado. De vez en cuando observaba algunos ojos que me miraban Pues no estaba solo. De repente, empecé a correr y a correr apartando las ramas de los árboles que interrumpía mi paso, como podía. No tenía destino y desconocía el lugar donde me encontraba pero estaba horrorizado y quería salir de ahí tan pronto como pudiese. Corría, corría, corría Hasta que empecé a encontrarme sediento y tuve que parar para coger algo de aliento. Me apoyé en un tronco de un árbol seco. Desvié mi mirada hacia la derecha y contemplé una especie de riachuelo pero el agua presentaba algunas cenizas. Pues no iba a poder beber de ese agua. Decidí seguir mi camino. Sentí que mi miedo que se apoderó de mí iba desapareciendo lentamente. Fui caminando en recto. Como todo el sendero que anduve, a los dos lados encontraba el paisaje oscuro, en cenizas, muy tenebroso, hojas secas, arbustos y árboles muertos Poca naturaleza aún permanecía en vida. Después de tanto caminar, alcé la mirada hacia arriba y a la lejanía podía observar una especie de castillo que parecía solitario e inhabitado. Miré hacia el cielo y presentaba un color grisáceo oscuro, con una gran cantidad de nubes que dibujaban figuras terroríficas. Empezó a chispear.

3 Con el compás del sonido de las gotas del agua que caían en el suelo y chocaban contra las piedrecitas del sendero, tuve que sacar fuerzas para correr y así poder habitarme en ese castillo que encontré tiempo atrás. Chip, chip, chip A lo lejos una tormenta muy peligrosa se iba acercando hacia mí. Yo empecé a correr y correr hasta que por fin, tras un rato corriendo sin apenas aliento pude llegar. No sabía cuanto tiempo podría haber pasado ya que perdí mi reloj entre las tinieblas. Entré en aquel castillo. Al entrar sentí como si todo estuviese repleto de almas de personas que habían vivido allí. Y hacía mucho más frío que fuera del castillo. Daba miedo entrar ahí dentro. La entrada era ancha con una alfombra roja ya desgastada que llegaba hasta las escaleras que accedían al primer piso. Subí al primer piso. Allí encontré el comedor que era gigante. Seguramente es donde hacían grandes banquetes. Todo era de oro brillante y reluciente a pesar del polvo que había. Salí del comedor y subí al segundo piso donde esos escalones me llevaron a las habitaciones. Entré en un dormitorio y zas estaba repleto de telarañas y de polvo zas pegué un grito que tal vez, se escuchó desde fuera de aquel palacio. Sentí como alguien me cogía El miedo me impedía pensar y actué según mis impulsos que era luchar y atacar a todo lo que creía y sentía que me atacaba. Empecé a luchar y a luchar como sí de tal guerra se tratara. Parecía que me volvía loco pero por dentro sufría tal miedo que lo único que se me ocurría era luchar contra todo. Pero no había nadie fue un muñeco en forma de calavera que topé con él porque aquel dormitorio era frío y muy oscuro, no había luz. Hacia el final del pasillo de los dormitorios había otra escalera en forma de caracol, estrecha y los escalones se presentaban agrietados y parecía que se iban a caer. Subí escalón por escalón muy lentamente por si se caían y por si me encontraba con algún ser viviente. Llegué arriba del todo y es donde estaba el desván. Al fondo había un baúl lo abrí por si encontraba algún tesoro y Me arrepentí de haber hecho tal cosa.

4 Se dibujó en el aire una figura en forma de demonio y me amenazó con que me iban a matar. Seguidamente, una música de tono muy sangriento y fúnebre empezó a sonar desde dentro de aquel baúl. Y desde él empezaron a salir muchos muertos vivientes. Me acorralaron para que no pudiese escapar. Alrededor mío comenzaron a bailar y dirigiendo sus miradas hacia la mía. Empecé a correr y correr pero nada podía ya hacer. Finalmente, me hicieron de los suyos. No tuve otra opción. Me dieron un frasco y me obligaron a beber de aquel líquido con un sabor muy amargo y Segundos después, me miré en un espejo que allí había y Noooooooooooooo. - grité. Volví a gritar! Nada podía hacer ya! Grrrrrrrrrrrrrrrrrrr. Me habían convertido de los suyos! Mi cuerpo rápidamente se convirtió en forma de esqueleto. Presentaba un rostro pálido, roto, forma de esqueleto y muerto. En poco tiempo tuve que hacerme a la idea. Pasé tal miedo que me quedé dormido. Entró un rayo por la ventana del fondo. Se reflejó en mi ojo derecho y me desperté. Me sentía un tanto perturbado como si me hubiese pegado un golpe en la cabeza. Estaba deshubicado y no sabía donde estaba. No había nada ni nadie. Simplemente, estaba solo en un lugar muy extraño. Apenas mantenía ya fuerzas. Enfrente se encontraba un espejo que me miraba, puse mi mirada en él y. - Ahhhhhhhhhhhh. Ví mi cuerpo convertido en un alma muerta. - Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr - Noooooooooooooooooooo. Es cuando recordé todo lo sucedido. Pues no estuve solo.

5 Decidí salir de aquel castillo que más que eso para mí era un palacio encantado horroríficamente y muy tenebroso. Jamás tendría que haber entrado en él. Seguí mi camino. Dejó de llover, los rayos se escondieron y la tormenta desapareció de mi camino. El cielo estaba estrellado. Y la Luna era de color naranja y estaba llena. Una estrella muy extraña se acercó a mí. En vez de amarilla era de color gris. Yo no entendía nada. Pues no estaba solo. Pero esa estrella gris me iba a acompañar en mi próximo camino. Inicié de nuevo mi marcha como si nada de lo sucedido fuese real. Además, la estrella me acompañaba. Así, no estaba solo. Era como si de un ángel se tratara que me lo habían enviado desde el cielo pero que lo habían convertido en forma de estrella para que yo no lo supiese. Todo parecía que era una prueba que me había puesto el destino para ver si yo correspondía estar en el mundo al superar todas las barreras y obstáculos que se me presentaban en mi camino. Más adelante me quedé un tanto atónito. Pues, observé un lugar mágico. Tenía forma de circunferencia con magia alrededor y brillaba fuertemente. Estaba al final de la montaña de arriba a la parte de mi derecha. Decidí acercarme. Esa estrella que me acompañaba era como si me diese fuerzas para seguir adelante y poco a poco dejaba de ser gris para convertirse en amarilla. Llegué a ese lugar y era un poblado mágico, lleno de alegría y vitalidad. De repente, el paisaje pasó de ser tenebroso, horrorífico a ser alegre, precioso, mágico. El cielo se tornó azul claro y el sol volvió a brillar. Todo volvió a cobrar vida. Así que, yo volví a sonreír. Observé una casita. La estrella se alejó de mí y se colocó en la puerta de esa casa. Parecía que me decía que entrase. Entré y me quedé dormido. Soñé que todo había sido una especie de pesadilla que nada de lo sucedido había sido verdad. Desperté. Yo estaba posado en una camilla de un hospital.

6 Comprendí que todo había sido un sueño. Recordé que era mi treinta cumpleaños. Había bajado las escaleras de mi casa corriendo para recibir a mis invitados y coger la tarta. Me caí por aquellos escalones. Me quedé inconsciente del golpe y me llevaron al hospital. Caí en coma y había estado soñando todo lo anterior. Pero, después de muchas horas desperté. Toda mi familia y amigos me habían acompañado a mi alrededor durante todo ese tiempo. Nada de lo anterior había ocurrido de verdad. Fue una tremenda pesadilla mientras estuve todas esas horas en la camilla del hospital. Pues no estuve solo.

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