tema o mòdul 5. El desarrollo de los aspectos sociales, emocionales y de la personalidad.

Transcripción

1 Psicología del Codi desarrollo en la edad Títol infantil. tema o mòdul 5. El desarrollo de los aspectos sociales, emocionales y de la personalidad.

2 Indice de contenidos MÓDULO 2: Cambios y organización psicológica en la infancia...1 El desarrollo de los aspectos sociales, emocionales y de la personalidad...1 Presentación...3 Objetivos...3 Contenidos El desarrollo de los aspectos socio - afectivos y de la personalidad en los dos primeros años El desarrollo de las emociones...5 a. - Primeros meses...5 b. - Mejoras en el desarrollo de las emociones...6 c. - Las emociones después del primer aniversario El contacto con los otros...7 a. Qué es la afección?...7 b. Tipo de afección...9 c. Factores que determinan la afección El temperamento y la personalidad del bebé...10 a. Definición...10 b. Diversas tipologías El desarrollo de los aspectos socio - afectivos y de la personalidad desde los dos hasta los seis años El desarrollo de la autoconciencia La adquisición del rol de género Las relaciones con los otros...15 a. - Las relaciones con los padres...15 b. - Las relaciones con los iguales...18 Propuesta de actividades...19 Actividad 1. Cuál ha sido el estilo de tus padres?...19 Recursos...20 Básicos...20 Lecturas generales recomendadas...20 Bibliografía complementaria...20

3 Presentación No se puede acabar el temario de esta asignatura sin hacer referencia al desarrollo socio - afectivo del niño y la relación que tiene éste con su personalidad. En el desarrollo de estos aspectos es especialmente importante el papel de la familia y del amigos. Tampoco se puede olvidar la importancia que tiene la escuela. En muchas ocasiones, y este texto no es una excepción, a la psicología del desarrollo se ha dado mucho más importancia a los aspectos cognitivos y lingüísticos que en los emocionales y en los afectivos. Sin embargo, estos aspectos sueño realmente importantes, ya que el niño se un ser que vive totalmente en un entorno socio - afectivo que le afecta. Es importante decir que los aspectos socio - afectivos y de la personalidad del niño, al igual que en las otras áreas del desarrollo que ya se han comentado, también varían con el paso del tiempo, y también están influenciadas por el peso de la herencia y del ambiente. La vida socio - afectiva de una persona empieza mucho antes de lo que se pensaba hasta hace unos años. Ya durante el primer mes de vida el niño puede expresar emociones, y ya puede tener en cuenta a los demás. Las relaciones con los padres son, en este sentido, especialmente importantes. El establecimiento de la afección, un tipo de relación muy especial que los bebés mantienen con las personas más próximas a ellos, es uno de los puntos fundamentales del desarrollo en los primeros dos años. Durante esos momentos no tan solo es importante la relación que mantiene el niño con los demás, sino también con él mismo. El niño tiene que descubrirse y eso lo hace a través de los otros, pero también tiene un peso importante él mismo en una especie de autodescubrimiento. Este conocimiento de uno mismo tiene especialmente relevancia a partir de los dos años y hasta los seis. El niño de esta edad también tiene otros tipos de relaciones con los demás. Sus relaciones aumentan, especialmente al entrar en la escuela, y el trato con los familiares también difiere mucho de lo que se había dado hasta el momento. El papel de los padres es en estos instantes también muy importante. El tipo de padres puede determinar de forma significativa el desarrollo de la personalidad del niño, y lo puede hacer de forma muy fuerte. Aunque no siempre es así, ya que el temperamento del niño también puede determinar en parte la forma como el ambiente familiar puede influir sobre él. Objetivos Los objetivos de este tema son: 1. Conocer el desarrollo de la interacción socio - afectivo del niño en los seis primeros años de vida. 2. Conocer el papel que juega el temperamento en la evolución de los aspectos socio-afectivos. 3. Conocer la importancia de los padres en el desarrollo de los aspectos socio - afectivos. Psicología del desarrollo en la edad infantil 3

4 Contenidos 1. El desarrollo de los aspectos socio - afectivos y de la personalidad en los dos primeros años. Tal como dice López (1991) el niño nace indefenso ante los peligros, y depende de forma muy importante de las ayudas que le puedan dar los adultos del grupo social en donde ha nacido. Por eso se dice que el niño requiere de un contacto íntimo para poder desarrollarse. Alguien se tiene que preocupar de limpiarlo, de alimentarlo, de vestirlo, etc. Para que sean posibles estas ayudas se necesita que haya una motivación mutua por el intercambio social. Esta motivación está relacionada con lo emocional. Cómo se ha visto ya en el tema 3 el niño cuando nace tiene un sistema perceptivo y sensorial bastante organizado, y está especialmente programado para prestar atención a los estímulos sociales, entre los cuales se encuentra la atención a las personas que cuidan de él. El bebé, ya muy pronto, intercambia sonrisas y miradas con estas personas. El adulto al mismo tiempo está también motivado para hacer caso del bebé, de sus miradas, de su sonrisa, de sus caricias. Así el desarrollo del intercambio social es posible por que hay un componente emocional que lo permite, ya que los dos que intervienen se sienten atraídos el uno por el otro. Por eso el desarrollo emocional hace posible la supervivencia de la especie. Los intercambios niño - adulto son los que permiten el desarrollo socio - afectivo y de la personalidad del niño, ya que éste, en buena parte, tiene lugar gracias al contacto que el niño mantiene con los otros. Una parte de este desarrollo viene dada por informaciones del código genético El desarrollo de las emociones. Uno de los aspectos a analizar cuándo se habla del desarrollo socio - afectivo tiene que ver, tal como se ha comentado ahora mismo, con el desarrollo de las emociones, ya que éstas son las que permiten la existencia del contacto entre el bebé y los demás miembros de su especie. El desarrollo de lo emocional está muy bien explicado desde la perspectiva etológica que ya se comentó en el tema 1. Los bebés buscan constantemente la protección de los padres, y lo hacen por motivos de supervivencia que están relacionados con aspectos de la historia evolutiva de nuestra especie, cuando los hombres vivían expuestos a los múltiples peligros que la naturaleza entraña. Por lo tanto muchas de las conductas emocionales tempranas se disparan automáticamente. Siguiendo las explicaciones de Stassen Berger y Thompson (1997) se repasará a continuación cuando aparecen y cómo se dan las primeras emociones en el bebé. a. - Primeros meses. Todas las emociones que aparecen durante los seis primeros meses de vida son bastante indiferenciadas, y a veces no se distinguen unas de las otras. Una de las primeras emociones que aparecen en el bebé son la de angustia que muestra el niño cuando llora por que tiene alguna necesidad vital. La tristeza es también otra emoción que aparece muy pronto. La sonrisa aparece bien rápido. La primera sonrisa que aparece, durante las primeras semanas, es

5 debida a la sensación de satisfacción que le producen algunas reacciones fisiológicas (por ejemplo, tener la barriga llena). Estas primeras sonrisas son por lo tanto reflejas. La sonrisa social que aparece cuando el niño interacciona con otros se da hacia las seis semanas de vida. Esta sonrisa todavía es muy tímida, el niño no sonríe totalmente. La verdadera sonrisa social aparece un poco más tarde, hacia los tres o cuatro meses, y se da cuando el niño encuentra especialmente agradable alguna cosa que sucede en su contacto con el adulto. El enfado aparece también hacia los tres o cuatro meses, cuándo alguien cambia o hace desaparecer alguna situación agradable para el niño. Por ejemplo, el niño se enfada cuando alguien le quita el sonajero. b. - Mejoras en el desarrollo de las emociones. En la segunda mitad del primer año de vida se dan una serie de cambios importantes en las emociones del bebé. Entre los seis y los nueve meses de edad todas las emociones de los niños pasan por un claro proceso de diferenciación entre ellas. Cada vez hay una más amplía variedad y las emociones se manifiestan mucho más rápidamente y con más intensidad. Dos respuestas emocionales que son muy típicas de este momento están relacionadas con los miedos que aparecen. Por una parte se encuentra el miedo a los extraños (que aparece hacia los seis meses pero que no es claramente manifiesto hasta los diez o catorce meses). Una buena parte de niños, pero no todos, sienten miedo cuando se acerca una persona extraña. Cada niño tiene una manera propia de expresar este miedo, el cual depende de una serie de factores, entre los que hay que destacar: el temperamento del bebé, las características del extraño, y la propia situación en la cual aparece el extraño. Especialmente importante es el hecho de sí la madre está presente o no cuándo se da la aparición. El niño reacciona con mucho más miedo cuando ella no está. La otra respuesta emocional muy típica de este momento es la ansiedad por la separación de la madre (que se da a partir de los ocho o nuevos meses, pero que su máxima expresión se da a los catorce, y después va disminuyendo lentamente). Al igual que ante el miedo del extraño no todos los niños reaccionan igual cuando la madre los deja. Las diferentes reacciones dependen también del temperamento, de la situación y de la manera como la madre se ha marchado. Otras emociones de estos meses son que los enfados de los niños aumentan, y además se devuelven más fuertes. La sonrisa también se torna más frecuente, y aparece la carcajada. Tanto una cosa como otra son mucho más selectivas, y rápidas. El niño no ríe ni se enfada por cualquier cosa, sino que tiene sus motivos, y reacciona mucho más rápidamente a los estímulos. Así, se puede decir, que el bebé al final de su primer año de vida tiene una vida emocional mucho más importante y rica que durante la primera mitad del mismo. Las mejoras que se han producido al final del primer año de vida son debidas en parte a la evolución de las capacidades cognitivas del niño, así como las mejoras que se dan en su memoria. Estos cambios permiten al niño entender con más facilidad las emociones de los demás, así como anticipar que es lo que sucederá a continuación (anticipación de conductas). Psicología del desarrollo en la edad infantil 5

6 c. - Las emociones después del primer aniversario Una vez que el niño ha empezado su segundo año de vida ya es un niño que se desplaza con facilidad, que empieza a entender el lenguaje que recibe de los demás, y, sobre todo, este niño tiene unas crecientes capacidades cognitivas, ello permite que se den una serie de cambios importantes en las emociones. Además de perfeccionarse las que habían aparecido hasta ahora, aparecen otros de nuevas. La aparición de la autoconciencia hacia el final del segundo año de vida, propiciada por la mejora de la inteligencia del niño, es en parte la causante de estas nuevas emociones. Entre los quince y los veinticuatro meses de vida la mayoría de niños ya tienen conciencia del "yo". Por lo tanto, saben que los otros no son ellos. La aparición de la conciencia de uno mismo cambia la intensidad y las condiciones de las reacciones de los niños frente de los demás. A partir de ahora se toman las cosas de una forma mucho más personal. Este momento coincide con la aparición de los primeros sentimientos de posesión ("eso es mío"). De tal forma que los niños pueden sentir las ofensas como una cosa personal, y reaccionan fuertemente ante conductas que piensan que pueden ir contra sus intereses, es el momento en el cual empiezan a producirse fuertes rabietas (especialmente si en este momento tienen un hemanito nuevo, ya que ahora son capaces de sentir celos). El desarrollo de la autoconciencia también posibilita la emergencia de sentimientos de autocrítica cuando el niño realiza alguna conducta inadecuada. Aparece así el sentimiento de culpa. De la misma manera, aparece el sentimiento de orgullo cuando el niño sabe que su conducta ha sido apropiada o muy buena. Otros aspectos que producen cambios en las emociones del niño son las, cada vez mejores, capacidades para entender la mente de los demás (aunque estas capacidades todavía son muy primitivas). El niño se emociona cuando ve a los otros contentos, o se pone muy triste si ve que los otros lo pasan mal. Incluso, hacia los dos años, es capaz de mostrarse simpático cuando ve a alguien triste, y lo hace para intentar ayudarle. En definitiva, al final del segundo año de vida, y gracias a la aparición de la autoconciencia, las emociones del niño se consolidan, al tiempo que aparecen otras nuevas que permiten al niño afirmarse delante de los otros. También es importante destacar que el crecimiento emocional está también influenciado por las características de cada cultura, y en cada una de ellas algunos sentimientos se dan de forma diferente El contacto con los otros. a. Qué es la afección? El niño mantiene interacción con los otros desde muy pronto, sus contactos con la madre tienen lugar desde los primeros días, y se trata de contactos recíprocos, es decir de interacción mutua. Estos contactos no tan solo sirven para la adquisición del lenguaje, tal como se comentó ya, sino que sirven para que se dé la aparición de la afección. La afección es uno de los temas más esenciales de este módulo. El desarrollo emocional del niño durante estos meses está totalmente relacionado con la afección que aparece entre el niño y la madre durante la primera infancia y que continúa después.

7 Según Ainsworth la afección se puede definir como: "un lazo afectivo que una persona o animal forma entre él mismo y otro, un lazo que los vincula al espacio y que perdura a lo largo del tiempo." En este caso las personas que tienen afección intentan estar la una al lado de la otra siempre que pueden, y les gusta mucho interaccionar entre ellas. Los niños con afección buscan a menudo el contacto con las personas por las que sienten afección, y que suelen ser los padres y los familiares más próximos. En cambio, no les gusta nada, ni pizca, que aparezcan desconocidos, e intentan no mantener contacto con ellos. Los padres con buena afección siempre buscan el contacto con su hijo, y siempre lo vigilan para que no se haga daño. La afección se adquiere a través de una serie de estadios o fases bien diferenciadas. Fase I. Desde el nacimiento hasta los dos meses. En esta fase el niño no diferencia mucho entre la madre y los desconocidos. El niño hace caso a todo el mundo, y normalmente responde positivamente a todos. Los bebés sin embargo, ya reconocen perfectamente a su madre, aunque no le hagan un caso especial. Por parte de la madre si que existe un interés especial y evidente por su bebé. La mayoría de las madres desde los primeros días tienen unos sentimientos especialmente positivos hacia el niño que acaba de nacer, y éste es un sentimiento que parece universal de todas las culturas. Se podría decir, por lo tanto, que este periodo es una preparación para el posterior. En esta fase todavía no hay afección por parte del niño, se puede denominar este periodo como de una sensibilidad social indiscriminada por parte del niño, el cual hace caso a cualquiera. Fase II. Desde los dos hasta los siete meses. En esta segunda etapa de la adquisición de la afección el niño empieza a sentir una sensibilidad social más diferenciada, ya que a partir de ahora estará más interesado por las personas que cuidan de él que por las otras. En estos momentos el niño dirige todas sus respuestas positivas hacia estas personas que cuidan de él. Todavía no manifiesta miedo hacia las personas desconocidas, pero ya no están demasiado interesados por ellas. En estos instantes el niño ya ha formado una representación cognoscitiva bastante aproximada de las personas que cuidan de él, y además ya sabe si es una persona con la cual se puede confiar y se puede estar seguro. Fase III. Desde los ocho meses hasta los veinticuatro. El vínculo de la afección ya se da definitivamente en esta etapa. Hacia los ocho meses los niños empiezan a querer relacionarse sólo con las personas conocidas, especialmente con aquéllas que cuidan de ellos (padres y familiares), y sienten un miedo intenso (no todos los niños) delante de los desconocidos. En estos instantes se dice que la afección está centrada. La afección centrada que se da ahora está relacionada con dos aspectos. Por una parte, el desarrollo emocional del niño permite que aparezcan los primeros miedos, por eso el niño tiene precaución frente a los desconocidos. Cuando encuentra a un desconocido llora y se refugia al lado de la madre. Tampoco le gusta que la madre se aleje, ya que se siente abandonado y también se pone Psicología del desarrollo en la edad infantil 7

8 a llorar furiosamente y a buscar (ya se puede desplazar) a la madre por todo. Cuando encuentra a la madre cesan los llantos y se tranquiliza totalmente. El segundo aspecto que está relacionado con la aparición de la afección centrada es el desarrollo físico. El niño al poder desplazarse puede buscar a la madre cuando se siente inseguro y ésta no está presente. De esta forma la madre se convierte en una "base de seguridad" desde la cual el niño explora el mundo. Siempre que en esta exploración el niño sienta miedo, volverá con la madre para sentirse de nuevo seguro. La afección se da muy fuertemente en el niño hasta los dos años, después se va volviendo más débil, pero no desaparece nunca. Hay algunos factores que determinan el tipo de afección que tendrá el niño, ya que no todos los niños tienen el mismo tipo de afección. b. Tipo de afección. Ainsworth hizo una serie de investigaciones para comprobar el tipo de afección que tenían los bebés. Esta autora llegó a establecer tres tipos de reacciones que manifestaban los niños cuando la madre se marchaba y el niño se quedaba con un adulto desconocido. Estas reacciones daban lugar, según esta autora, a tres tipos de afección. En primer lugar, se encuentran los niños con una "afección segura". Son niños que se encuentran seguros de ellos mismos, por eso pueden explorar el mundo libremente cuando la madre se encuentra cerca, aunque haya un desconocido muy cerca. La madre les ha dado esta confianza por que es una madre segura que le ha dado al niño seguridad y confianza. El niño utiliza a la madre como una "base de lanzamiento" a través de la cual explora el mundo, volviendo a la base cuando se encuentra inseguro. Estos niños muestran angustia sólo cuando la madre se marcha y quedan solos con un desconocido. Los niños se ponen muy contentos cuándo vuelve la madre. Aproximadamente un 65% de los niños muestran estas pautas. En segundo lugar, tenemos los niños con una afección "insegura". Son niños que tienen miedo, se enfadan muy fácilmente o sienten indiferencia por la madre. El niño no tiene confianza con la persona que cuida de él. No intenta mantener contacto con esta persona. Dentro de la afección insegura todavía se pueden diferenciar otros subtipos de niños. Los niños angustiados y rebeldes son unos de ellos, éstos niños no permiten de ninguna forma que la madre se marché, se cogen fuertemente a ella, no quieren explorar el ambiente si no es pegado a la madre. Si la madre se marcha se ponen muy nerviosos, y cuando ésta vuelve están muy enfadados y no quieren hacer ni caso a la madre. Son aproximadamente un 10% de los casos estudiados. Los niños evasivos son el segundo tipo. Estos niños no hacen mucho de caso a la madre, incluso a veces la evitan, nunca lloran cuando se marcha, y al volver ésta continúan sin hacer le caso. Éstos representan un 25% del total. c. Factores que determinan la afección. Hay algunos factores que parecen estar relacionados con el tipo de afección que tienen los niños con las personas que cuidan de ellos. La capacidad de la reacción materna delante del niño tiene mucho que ver con el tipo de afección que formen sus hijos.

9 Las madres seguras de que dan confianza a sus hijos, que se preocupan por ellos, que razonan con ellos, que son más sensibles ante las necesidades de los bebés, suelen dar lugar a niños con una afección muy segura. El contrario pasa cuando la madre es una persona insegura, que no està por el niño, que no cuida de él tal como correspondería, en este caso el niño desarrollará la más probable una afección insegura. Un asunto importante a destacar es que los niños pueden presentar diferentes tipos de afección por las diferentes personas que cuidan de él. Así un niño podría presentar una afección segura con el padre, pero insegura con la madre. La afección que desarrolle el niño también podría estar relacionada con la afección que tuvieron sus padres cuando eran niños. Parece que padres que tuvieron una afección segura en su infancia presentan una tendencia muy fuerte a que sus hijos también la tengan, y lo mismo sucede al contrario. Otro aspecto relacionado con la afección es el temperamento del niño. Los bebés con temperamentos difíciles suelen presentar problemas con su afección. También tienen problemas los niños más angustiados, o los que son más miedosos El temperamento y la personalidad del bebé. Durante los primeros años se puede adivinar algo ya sobre cómo será la personalidad del bebé. Los dos primeros años los investigadores estudian especialmente el temperamento del bebé, ya que la personalidad todavía no está lo bastante definida. El temperamento es una parte importante de la personalidad de cada uno, pero no es fácil definir exactamente que es el temperamento, ni tampoco la personalidad. a. Definición. La Enciclopedia Británica define la personalidad como: "... la manera propia y particular con la cual un individuo determinado, piensa, siente, y se comporta. La personalidad abarca el estado de ánimo, las actitudes, y las opiniones y es más claramente expresada en su relación con los otros. Personalidad son aquellas características, innatas y adquiridas, que diferencian a cada persona y que son observables en sus relaciones con el ambiente y al grupo social". El temperamento es la parte de la personalidad que tiene que ver con la expresividad emotiva y las reacciones ante la estimulación del entorno. Por lo tanto, el temperamento es una parte de la personalidad. La misma enciclopedia citada antes define el temperamento de la siguiente manera: "El temperamento... es en psicología, un aspecto de la personalidad que hace referencia a las disposiciones y reacciones y a su velocidad e intensidad, el término a menudo es utilizado para referirse al patrón o al estado de ánimo predominante de una persona." Parece bastante claro que no existe una definición unívoca de lo que es el temperamento. Hay todavía otras dudas con respecto al funcionamiento del temperamento, y los autores tampoco se ponen de acuerdo con respecto a las mismas. Una buena parte de los elementos que constituyen el temperamento parece que son heredadas, aunque no está muy claro cuáles son éstos. Psicología del desarrollo en la edad infantil 9

10 Algunos rasgos fundamentales del temperamento permanecen estables durante toda la vida, por ejemplo el miedo o el nerviosismo, la capacidad de atención, y el nivel de actividad. Sin embargo, algunos autores comentan que el temperamento puede ser influido por el ambiente y no es tan estable como se podría pensar. Otra cuestión polémica es si el temperamento del niño es evidente desde los primeros meses. Muchos eruditos del tema proponen que el temperamento del niño es muy evidente desde los primeros momentos, pero otros estudios manifiestan dudas al respecto. En definitiva, parece que algunos rasgos del temperamento son innatos, y se manifiestan muy pronto en la vida del niño, además permanecen bastante estables durante toda la vida, aunque las condiciones ambientales pueden variarlos algo. Estas afirmaciones se tienen que tomar con precaución, ya que no siempre se han podido confirmar en todos los estudios realizados. Lo que si es evidente es que existen personas con diferentes tipos de temperamento, y que el temperamento tiene una serie de dimensiones que pueden ser descritas y posteriormente ser atribuidas a éstas. Los bebés todavía no tienen en su personalidad todas las características que definen la personalidad de un adulto. La personalidad de los bebés queda reducida a la aparición del temperamento. Por este motivo en este punto sólo se comentará cómo es el temperamento de los niños. b. Diversas tipologías. Se han hecho diversos estudios serios sobre los diferentes tipos de temperamentos que presentan los niños, y de esta forma se ha podido mostrar una tipología más o menos coherente al respecto. De estos estudios uno de los más reconocidos es el de Thomas y Chess (1986). Estos autores después de realizar muchas entrevistas a padres de niños (todos de pocos meses de vida) llegaron a la siguiente categorización del temperamento que se agrupa en nueve rasgos que presenta en más o menos intensidad cada uno de los niños objeto de su estudio. 1. Actividad: algunos niños son muy activos, presentan mucha actividad física visible ya en las ecografías hechas a la madre cuando lo tenía en la barriga. Después continúa siendo muy activo, nunca está quieto. En cambio, otros bebés son más pasivos. 2. Ritmicidad: Algunos bebés presentan ritmos muy marcados, siempre realizan sus actividades regularmente. Es decir, comen, duermen, etc., siempre a las mismas horas. Otros en cambio no lo hacen. 3. Aproximación - rechazo: algunos bebés están muy contentos ante hechos o personas desconocidas y sus conductas son positivas ante estos hechos o personas (ríe, mira), otros al contrario presentan conductas muy negativas frente personas o situaciones nuevas (llora, grita). 4. Adaptabilidad: algunos niños se ajustan con velocidad a los cambios, otros no soportan los cambios. 5. Intensidad de reacción: algunos bebés manifiestan mucha energía en sus reacciones, otros no tanta. Los primeros son mucho más exagerados en sus conductas, los segundos son mucho más calmados. 6. Umbral de capacidad de respuesta: algunos bebés disparan sus respuestas ante estímulos pequeños, son muy excitables. Otros en cambio requieren una

11 estimulación más fuerte para responder. Los primeros suelen tener un sueño muy ligero, el vuelo de una mosca los despierta. En cambio, los segundos no se despiertan ni aunque se caiga la casa. 7. Humor: algunos bebés siempre ríen y parecen felices, otros en cambio siempre están enfadados. 8. Capacidad de descuido: algunos bebés interrumpen sus conductas con mucha facilidad ante estimulaciones externas "se despistan con una mosca". Otros se concentran en la tarea que realizan, y es muy difícil despistarlos. 9. Persistencia: algunos bebés son muy persistentes en sus conductas y no las abandonan hasta conseguir lo que se proponen (cabezotas). Otros en cambio se cansan muy pronto si no pueden conseguir el objetivo con facilidad. En relación a estas nueve características, y a la combinación de las mismas, los autores de la investigación definieron tres tipos de niños. Los niños fáciles: son niños rítmicos, con pautas regulares de alimentación, sueño y defecación. Se adaptan bien a los cambios de situación, y normalmente están de buen humor. Les gustan las situaciones y las personas nuevas, sus reacciones son de intensidad baja o moderada. Aproximadamente un 40% de los niños del estudio eran de este tipo. Los niños difíciles: son todo lo contrario. No tienen horarios, no le gustan las situaciones nuevas, ni tampoco las personas, siempre lloran y están de mal humor muy a menudo. Reaccionan muy intensamente ante los estímulos del entorno. Estas pautas las presentaron un 10% de los niños. Los niños lentos: también se adaptan con mucha dificultad a las nuevas situaciones, sobre todo en las que suponen cambios importantes. Tampoco le gustan las personas nuevas. Es muy poco activo, y reacciona con muy poca intensidad ante los estímulos que llegan del ambiente. Un 15% de los niños encajaban con este tipo. Curiosamente hay un 35% de niños que no encajan en ninguna de estas tipologías. Lo que significa que probablemente tienen una mezcla de las tres. En unas ocasiones su temperamento es más fácil que en otros, a veces parecen más rápidos, mientras que en otras ocasiones son más lentos. Es importante añadir que la tipología del niño afecta a su relación con los demás. No es lo mismo para una madre relacionarse con un niño de carácter fácil que difícil. Por lo tanto el propio niño, en parte, determina el tipo de intercambio socio - afectivo con las personas de su entorno. Claro que también puede suceder al contrario, y que sea el de la madre el que determine el tipo de contacto. Lo más habitual es que tenga que ser un proceso de adaptación y compensación mutua, de tal forma que el de uno se adapte en el otro y viceversa. 2. El desarrollo de los aspectos socio - afectivos y de la personalidad desde los dos hasta los seis años. Si se compara un niño de seis años al que sus padres lo acompañan hasta la puerta de la escuela, con un niño de dos años en la misma situación encontraremos muchas diferencias de tipo socio -afectivo entre uno y otro. El niño más mayor se dirigirá contento hacia el interior de la escuela, no se preocupará por que sus padres se queden fuera. Irá a buscar a sus amigos y Psicología del desarrollo en la edad infantil 11

12 se pondrá a hablar con ellos tranquilamente, también jugará y trabajará con su grupo de amigos, y sabrá perfectamente ir solo a comer y al baño, se sentirá seguro de él mismo, y sabrá ya cuál es su papel como niño. En cambio, el niño más pequeño todavía estará muy inseguro de dejar a sus padres fuera de la escuela, se pondrá a llorar por que se siente inseguro, estará con otros niños, pero entre ellos todavía no existe la amistad, ya que los niños todavía no son capaces de entender a los demás como verdaderos compañeros sociales. Aún tendrá problemas para ir al baño y a comer él solo. Además, todavía no sabe muy bien cuál es su género y por lo tanto no domina los roles propios del mismo. Las diferencias entre los dos tipos de niños son por lo tanto muy grandes, estos cambios se han producido sólo en cuatro años. En los apartados que se encuentran a continuación se analizarán la forma en la que se producen estos cambios. Entre ellos los más importantes son el desarrollo de la conciencia de uno mismo, el desarrollo de las relaciones con los otros (especialmente con los iguales) y la adquisición del rol de género. Todo ello permite que el niño de seis años ya tenga una vida social mucho amplía El desarrollo de la autoconciencia. La aparición del concepto que los niños tienen de ellos mismos es un hito muy importante para el desarrollo humano, y es especialmente necesaria tanto para el propio niño como también lo es para la repercusión que tendrá en sus relaciones con los otros. La interacción del niño con otras personas varía totalmente cuando es capaz de entender mejor cómo es el mismo, ya que eso le permite al mismo tiempo entender mejor a los otros. Mucho se ha escrito con respecto a cuándo empieza el niño a tener alguna idea sobre cómo es el mismo. Hoy en día la mayoría de investigadores parecen estar de acuerdo en que esta primera concepción se da hacia los dos años. A esta edad los niños empiezan a utilizar pronombres personales, y también empiezan a reconocerse delante de un espejo. Unos cuantos meses más tarde los niños también se identifican cuando miran una fotografía o un vídeo suyo. Sin embargo, la aparición de este concepto todavía es muy pobre, y tiene que ir mejorando durante una buena parte de la infancia. Esta evolución es gradual al mismo tiempo que activa, y aparece gracias al aumento que se da en el niño de las capacidades cognoscitivas y sociales. Qué significa tener concepto de uno mismo?. Palacios y Hidalgo (1991), proponen esta definición: "... es el concepto general que hace referencia a los conocimientos, ideas, creencias y actitudes que tenemos en relación a nosotros mismos". (pag. 211). Los niños de esta edad progresan desde una conciencia que acaba de despertarse con respecto a su realidad como individuos independientes (al final del segundo año de vida), hasta llegar a una comprensión mucho más cumplida de quién son y de su relación con los demás. Los niños, a partir de los dos años de vida, hablan continuamente de quién son, de lo que hacen, y de lo que es suyo. Estas descripciones todavía son bastante imprecisas y no del todo reales. Por ejemplo, si se observan las descripciones hechas por los propias niños a esta edad con respecto a ellos mismos, y a su relación con los demás, se puede ver cómo éstas presentan una tendencia a la explicación de los atributos físicos externos del propio niño. Estas descripciones están hechas

13 en términos globales. Por lo tanto, se puede decir que los niños empiezan a percibirse a través de sus atributos físicos, y todavía no tienen mucha idea de cómo es su mente. En este sentido las descripciones que hacen los niños, entre los dos y los seis años, de sus atributos no son fieles a la realidad. Las descripciones podríamos decir que son preoperatorias, en el sentido piagetiano ya explicado. Es decir, están influidas por el tipo de pensamiento típico intuitivo y preconceptual del momento. Los niños se forman esta imagen de ellos mismos en base a evidencias externas que les dan los demás, las cuales son muy arbitrarías, y la mayoría de las ocasiones no se relacionan más que de forma muy débil con la realidad. En relación a su concepto de como son las relaciones que se dan entre personas, los niños tienen también tendencia a describir las relaciones sociales como una conexión entre dos personas sin más. Es decir, sin hacer referencia a los tipos de sentimientos implicados. Por ejemplo, un niño puede pensar que un vecino es muy amigo de su padre por que un día le dejó un destornillador. De todas formas, a medida que van creciendo y se van acercando a los seis años sus concepciones con respecto a ellos mismos y de sus relaciones sociales se van volviendo más fiables. En sus relaciones sociales con el adulto los niños se vuelven mucho más flexibles cuando más cerca están de los seis años. En este momento, ya no es el niño cabezota y exigente que solamente lloraba cuando no podía conseguir lo que quería, como pasaba unos años atrás, sino que ahora ya puede negociar con los demás y es capaz de hacer concesiones. Alguna cosa parecida pasa con su relación con los otros niños. Los niños de esta edad no tan sólo tienen cada vez más autoconciencia, además el niño es capaz de evaluar el concepto que tiene de él mismo. Es decir, el niño puede dar valor a sus autodescripciones. A partir de ahora se puede decir que el niño también tiene autoestima. El niño evalúa si sus características, o también sus actos, son positivos o negativos. Los niños de esta edad suelen tener una autoestima muy positiva, ya que creen que sus actos y ellos mismos son muy adecuados y buenos. El niño que hace un castillo de arena en la playa dirá que el suyo es muy grande y bonito, aunque no sea así. También dirá que pinta muy bien, o que su coche es el mejor. Esta percepción es muchas veces falsa, y el niño cree que està mucho más capacitado de lo que en realidad está. Esta imagen tan positiva de ellos mismos se va volviendo más real, y por lo tanto disminuyendo, a medida que el niño va creciendo y haciéndose mayor La adquisición del rol de género. Una parte más de la adquisición de la autoconciencia es la comprensión de la identidad sexual. Todos los niños ya muy pronto empiezan a formarse una idea de que los niños y las niñas no son iguales. El conocimiento sobre a qué grupo pertenece el niño aparece aproximadamente entre el año y medio y los tres años. Los niños empiezan a hacer una descripción de ellos mismos en base a sus atributos físicos externos. Por ejemplo, los niños llevan pantalones y las niñas faldas, los niños tienen el pelo corto y las niñas largo, etc. El ejemplo más típico que muestra las primeras ideas que tienen los niños con respecto a su identidad sexual tienen que ver con las características externas de su sexo en comparación con las del sexo contrario. Así es muy típico que el niño diga Psicología del desarrollo en la edad infantil 13

14 "yo tengo pene y mi hermana no" o, en el caso de la niña "mi hermano tiene pene y yo no". Los niños de esta edad prefieren jugar con niños de su propio sexo, y cogen como modelos al padre de su propio sexo. En estos instantes los niños empiezan a comportarse en relación a lo que la sociedad espera con respecto a su identificación sexual. Es decir, los niños tienen que aprender a comportarse como niños, y las niñas como niñas. Hacia los tres años todavía hay alguna confusión a este respecto, y los niños y las niñas todavía cometen errores. Por ejemplo, el niño se puede poner los zapatos de la madre, o la niña la corbata del padre. Sin embargo, a medida que el niño y la niña van creciendo desaparecen estos errores Las relaciones con los otros. A diferencia de lo que había pasado hasta entonces, el yo social del niño más mayor de dos años es más rico. Especialmente importante es la relación que mantiene con los compañeros de la escuela o la guardería a la que acude, así como la vida familiar. Tanto en un caso como en otro, las relaciones permiten el crecimiento emocional y afectivo del niño, de tal forma que éstas son las que determinarán en parte la seguridad en si mismo y en sus relaciones con los demás cuando sea un adulto. Anteriomente se ha explicado la manera como la afección entre el niño y los padres es muy importante para el desarrollo socio-afectivo del niño. A partir de los dos años el niño deja de sentir tanto miedo delante de los desconocidos, y también se hace más independiente de la relación con los padres. Aunque la afección continúa desarrollando un papel muy importante, cada vez el niño es más autónomo, y va necesitando a los padres de forma diferente. Sin embargo, el peso que tienen los padres sobre el desarrollo emocional del niño aún es muy fuerte. a. - Las relaciones con los padres. La familia tiene un papel muy relevante en el desarrollo de los aspectos socio - afectivos del niño. La familia va conformando las características psicológicas del niño durante todo el tiempo que éste vive en el ambiente familiar. El papel más importante a la familia es el que juegan los padres, cada uno de ellos de diferente forma. La relación madre - hijo es especialmente determinante, pero también lo es la del padre. Es importante remarcar que, en esta relación niño - padres, no sólo juegan un papel los padres, el propio niño tiene una gran responsabilidad en el tipo de interacción que mantendrá con los padres, y por lo tanto también de la que los padres mantendrán con él. La madre y el padre, como se ha insinuado hace unos instantes, tienen un papel diferenciado sobre la educación que dan a sus hijos. La madre es la encargada de cuidar al niño, y las actividades que realiza a menudo con él tienen que ver con la aportación de atención de tipo física. Mientras que las relaciones del padre con el niño se dan en actividades de juego. Estos juegos suponen casi siempre alguna actividad física (peleas, riñas, carreras). Eso no quiere decir que la madre no juegue con el niño, ya que también lo hace a menudo. Pero sus juegos suelen ser de tipo verbal y con juguetes, más simbólicos.

15 Otra cosa que diferencia la forma como los padres y las madres influencian sobre el desarrollo tiene que ver con la diferenciación que hacen los dos con respecto al comportamiento que mantienen con el hijo según éste sea niño o niña. El padre suele dar un trato diferente al niño si es de su sexo o si es del contrario. Suelen tratar a las niñas como si fueran más débiles, y no hacen con ellas juegos de tipo violentos o bruscos. Éstas diferencias no las realiza la madre, la cual tiene un comportamiento muy similar con su hijo independientemente del sexo de éste. En los años sesenta Baumrind realizó una serie de investigaciones, ya clásicas, para determinar los estilos de comportamiento de los padres con respecto a sus hijos, y de las repercusiones de estos estilos sobre los niños. Según estos estudios se pueden encontrar en general cuatro dimensiones que nos pueden dar una idea del comportamiento de los padres. 1. Grado de control: Los padres que mantienen un control muy grande sobre sus hijos son aquéllos que intentan influir sobre el comportamiento y la conducta de los hijos, de tal forma que quieren inculcarles unas reglas y normas determinadas. Suelen estos padres abusar del castigo y la regañina al niño cuando éste no cumple una norma establecida. También en muchas ocasiones se muestran muy enfadados con los niños cuando éstos hacen alguna cosa impropia de las normas. También hay padres totalmente diferentes, que ejercen muy poco control sobre sus hijos. 2. Grado de comunicación: Hay padres que son altamente comunicativos y utilizan el razonamiento para hablar con sus hijos, para hacerles ver las cosas. Cuando castigan o riñen a los hijos les dan los argumentos y los motivos por los cuales lo hacen. Piden muy a menudo la opinión de los niños y los escuchan mucho cuando se explican. A veces incluso cambian sus actuaciones según haya sido la explicación del niño. En cambio, otros padres no quieren oír razones, ni nunca dan ningún tipo de explicación a sus hijos ("es así por que lo digo yo"). 3. Grado de exigencia con respecto a la maduración: hay algunos padres que exigen altos niveles de maduración a sus hijos, y los presionan para que sean autónomos y tomen decisiones por ellos mismos. Otros padres no le dan a los suyos estas posibilidades, acostumbran a subestimar las capacidades de los niños y no confían en ellos. 4. Grado de estima en la relación: hay padres que son afectuosos con sus hijos, y que siempre se interesan por su bienestar físico y mental. Son padres que se preocupan por sus hijos, que están contentos cuándo éstos se encuentran bien, y están orgullosos de los hitos conseguidos por sus niños. En cambio, hay padres que no se preocupan nada por sus hijos, no se interesan demasiado por los que les pasa, ni por sus estados. Esta última dimensión es muy importante, ya que afecta en lo que pasa a las otras tres dimensiones mencionadas. No es lo mismo un niño que vive en un ambiente altamente autoritario, a la vez que hay un clima afectivo muy positivo, que un niño en el cual además de autoritario el clima afectivo es negativo. De todas maneras, como también comentan estos autores, la familia no lo es todo, hay otros factores que también pueden influenciar fuertemente sobre el desarrollo del niño. Por ejemplo, algunos aspectos innatos de la personalidad Psicología del desarrollo en la edad infantil 15

16 del niño, otros ambientes y contextos pueden influir también (escuela), los factores socio - económicos y culturales que vive la familia, etc. Estas cuatro dimensiones explicadas dan lugar a tres tipos de padres. a) Padres autoritarios: son padres con altos niveles de control y de exigencias de madurez, y niveles muy bajos de comunicación y afecto. Se pasan todo el día controlando a sus hijos en relación a unos patrones que ellos mismos establecen, y que suelen ser muy rígidos. Son padres que nunca dan explicaciones a los niños de por que lo tienen que obedecer, simplemente dice que tiene que ser así. Suelen utilizar bastante a menudo el castigo (a veces incluso físico). Los hijos de estos padres suelen ser bastante obedientes, ordenados y muy poco agresivos, también son tímidos, con poca iniciativa y muy poco tenaces, tienen dificultad para mostrar conductos afectuosas, son poco espontáneos, son poco alegres, se enfadan con facilidad, y son de mentalidad frágil. b) Los padres permisivos: son padres con un control bajo sobre la madurez, pero altos en comunicación y afecto. Tienen una actitud general positiva hacia el comportamiento del hijo, aceptan su forma de ser y también sus conductas de una forma natural. Son padres que utilizan muy poco el castigo. Normalmente consultan con los niños cosas que afectan al funcionamiento familiar, no suelen dar ninguna responsabilidad al niño, ni tampoco le exigen ningún orden. Permiten que su hijo haga una vida bastante independiente, no les dan demasiadas normas, permiten que el propio niño las creé. Utilizan el razonamiento con el hijo, pero nunca el poder o el control sobre el niño. En resumidas cuentas, el nivel y el control sobre los hijos son muy bajos. Este estilo de los padres conducen en ocasiones a los hijos hacia una dificultad para controlar los impulsos, los niños presentan también problemas en el momento de asumir responsabilidades. También son niños inmaduros y con niveles muy bajos de autoestima. Además son niños con problemas para ser persistentes en el momento de conseguir una meta, se cansan pronto, y muy a menudo dejan las cosas a medio hacer. En cambio, son niños bastante alegres y vitales. c) Los padres democráticos: son padres que tienen niveles de comunicación muy altos y también de afecto, asimismo presentan un nivel bueno de control y exigencias de madurez. Pocas veces utilizan el castigo, y cuando lo hacen les razonan el motivo a sus niños. Animan con frecuencia a los hijos, son sensibles a las demandas de los niños, pero no les permiten cualquier cosa. Más bien presentan tendencia a controlar y dirigir a sus hijos, pero siempre tienen cuenta los sentimientos y las opiniones de los mismos. No son padres que permitan los caprichos a los niños, especialmente si los niños los piden a través de una rabieta. A veces pueden cambiar las medidas disciplinares que han dado a los niños, si éstos dan argumentos convincentes y satisfactorios. En resumidas cuentas, son padres afectuosos y comunicativos que gustan de controlar a sus hijos, al mismo tiempo exigen de ellos independencia y madurez. Estos padres suelen formar hijos con niveles altos de autocontrol y de autoestima, suelen sentirse muy seguros frente a situaciones nuevas a las

17 cuales presentan confianza e iniciativa. Suelen ser niños muy persistentes cuando empiezan una tarea, y prácticamente nunca la dejan a medio hacer. Suelen ser también niños que interaccionan con mucha facilidad con otras personas, sus relaciones sociales son de muy buena calidad. También son muy independientes y afectuosos. También son personas con muchos valores morales interiores. Estos tipos de niños suelen ser los que muestran las características más deseables en nuestra sociedad. b. - Las relaciones con los iguales. En esta edad también son muy significativas las relaciones con los otros niños, ya sea en la escuela u otros lugares. Hoy día se conoce lo importante que es la relación otros niños para el desarrollo afectivo. Se ha comprobado que los niños que tienen una afección segura con los padres son mucho más abiertos y amistosos en sus relaciones con los iguales. A partir de los dos años los niños empiezan a volverse más sociales con los compañeros, sus juegos dejan de ser solitarios y tienen una tendencia cada vez mayor a realizar juegos de tipo social y cooperativo. Al principio jugarán en parejas, pero poco en poco el tamaño del grupo irá incrementándose. La estructura de estos grupos está relacionada con el concepto de la amistad que tienen estos niños. Un amigo es simplemente un compañero de juego, con quien se comparten una serie de atributos físicos (edad, sexo) y también el gusto por realizar el mismo tipo de actividad (especialmente juegos). Las relaciones entre niños a esta edad también están influenciada por el creciente conocimiento social. En ocasiones las relaciones que se dan a esta edad suelen estar marcadas por disputas, las cuales tampoco tienen mucha importancia. Psicología del desarrollo en la edad infantil 17

18 Propuesta de actividades. Actividad 1. Cuál ha sido el estilo de tus padres?. Explicación: haz un ejercicio de autoconocimiento y define, siguiendo el modelo propuesto por Baumrid y otros autores, el estilo de tus padres. Crees que este estilo te ha influido?. De qué manera?. Recurso necesario: Internet: 1) El papel de los padres en la adquisición de la competencia social:

19 Recursos Básicos Lecturas generales recomendadas LÓPEZ, F. (1991) Desarrollo social y de la personalidad. A: J. Palacios, A. Marchesi, i C.Coll Eds. Desarrollo psicológico y educación, I. Madrid: Alianza Psicología. STASSEN BERGER, K., i THOMPSON, R.A (1997). Psicología del desarrollo: Infancia i adolescencia. Madrid: Editorial Médica Panamericana. VASTA, R.; HAITH, M. M.; MILLER, S. A. (1996). Psicología infantil. Barcelona: Ariel Psicología. Capítol 11. SHAFFER, D.R. (2002) Desarrollo social y de la personalidad. Madrid: Thomson Bibliografía complementaria MORENO, C., i CUBERO, R. (1991). Relaciones sociales: familia, escuela, compañeros. Años preescolares. A: J. Palacios, A. Marchesi, i C.Coll Eds. Desarrollo psicológico y educación, I. Madrid: Alianza Psicología. PALACIOS, J., i HIDALGO, V. (1991). Desarrollo de la personalidad en los años preescolares. A: J. Palacios, A. Marchesi, i C.Coll Eds. Desarrollo psicológico y educación, I. Madrid: Alianza Psicología. Psicología del desarrollo en la edad infantil 19