Repercusión de los cambios normativos y las condiciones laborales de los Trabajadores Autónomos de Castilla y León.

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1 texto Repercusión de los cambios normativos y las condiciones laborales de los Trabajadores Autónomos de Castilla y León. Propuestas de dinamización y mejora

2 Repercusión de los cambios normativos y las condiciones laborales de los Trabajadores Autónomos de Castilla y León. Propuestas de dinamización y mejora

3 Junta de Castilla y León Consejería de Economía y Empleo Realiza: Fundación Formación y Empleo de Castilla y León (Foremcyl) Imprime: Gráficas Santa María Cromo, Valladolid Depósito Legal: VA

4 Índice 1. Introducción. Justificación del estudio Objetivos y metodología Definición del colectivo de Autónomos Características de los Autónomos en Castilla y León Evolución Distribución territorial Distribución por sexo Distribución por grupos de edad Distribución por sectores de actividad y situación profesional Estructura empresarial Los Autónomos inmigrantes Los Trabajadores Autónomos Económicamente Dependientes El inicio de la actividad empresarial Por qué se elige ser Autónomo? Dificultades para el inicio y desarrollo del negocio Marco normativo de los Trabajadores Autónomos Condiciones laborales de los Autónomos en Castilla y León Regulación de las condiciones de trabajo según el nuevo Estatuto del Trabajo Autónomo Las condiciones de trabajo de los Autónomos en Castilla y León en cifras Organización del trabajo Prevención de riesgos laborales Medidas de promoción y fomento del trabajo autónomo Los Autónomos y la formación Nivel de cualificación La formación dirigida al autónomo Dificultades de acceso a la formación Predisposición a la formación y necesidades formativas detectadas La incidencia del nuevo Estatuto del Trabajo Autónomo en la formación Conclusiones y propuestas de dinamización y mejora Bibliografía Anexo

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6 Introducción y justificación del Estudio 1

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8 I. Introducción y justificación del Estudio El conjunto de trabajadores, profesionales y empresarios Autónomos son un componente fundamental de la estructura económica de Castilla y León, ya que representan una parte muy importante del tejido productivo de la Comunidad, son casi personas afiliadas al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), según los datos de la Seguridad Social a fecha 30 de junio de 2007, lo que supone el 19% de los afiliados a la Seguridad Social, superior a la media española que es el 16%. Hay que tener en cuenta que no se incluyen en él los trabajadores del Régimen Especial Agrario por Cuenta Propia, que en Castilla y León concentra a personas, que representan casi el 4% del total de afiliados. Además, el autoempleo es una de las causas del continuo descenso de las tasas de desempleo en la Comunidad en estos últimos años. No hay que olvidar que el autónomo no sólo genera su propio puesto de trabajo, sino que puede crear nuevos puestos de trabajo. El colectivo de Autónomos se caracteriza por su heterogeneidad, la diversificación de sus actividades y su carácter multisectorial. En el colectivo de Autónomos se pueden diferenciar, por un lado, los trabajadores Autónomos propiamente dichos, que según establece el Estatuto del Trabajador Autónomo son, personas físicas que realicen de forma habitual, personal, directa, por cuenta propia y fuera del ámbito de dirección y organización de otra persona, una actividad económica o profesional a título lucrativo, den o no ocupación a trabajadores por cuenta ajena, los Trabajadores Autónomos Económicamente Dependientes, que son aquellos que desarrollan su actividad con una fuerte y casi exclusiva dependencia económica de un empresario o cliente que les contrata, del que proviene al menos el 75% de sus ingresos y por otro lado, los que podrían denominarse falsos Autónomos que son una nueva figura que ha surgido por la evolución de los nuevos sistemas de producción, de la externalización y subcon- 7

9 tratación de actividades no estratégicas, cuyo rasgo fundamental es la existencia de una independencia mínima necesaria, que coloque al trabajador fuera del contrato laboral a través de una limitada relación mercantil, pero sometiéndose a las condiciones laborales impuestas por la empresa contratante, que son inferiores a las que disfrutan los trabajadores asalariados, porque siguen desarrollando el mismo trabajo pero asumiendo los nuevos costes y perjuicios que supone ser autónomo, es decir, en definitiva, estos trabajadores pasan de haber tenido una relación laboral por cuenta ajena con esa empresa a ser Autónomos por exigencia de la misma. Debido a esto, es necesario analizar cuáles son las condiciones laborales de los distintos tipos de Autónomos, las dificultades que encuentran para su formación y las diferencias que pueden surgir entre los distintos tipos de Trabajadores Autónomos. Además se pretende determinar si la nueva normativa que se acaba de aprobar (Ley 20/2007, de 11 de julio, del Estatuto del Trabajador Autónomo) puede ayudar a vencer las dificultades que puedan existir o no. Para ello se propone: Desarrollar una caracterización de los distintos colectivos de Trabajadores Autónomos. Un análisis documental de las peculiaridades del sector desde un punto de vista técnico y jurídico-normativo. Estudiar la tipología de relación contractual entre los Trabajadores Autónomos Económicamente Dependientes y sus empresarios contratantes. Analizar las condiciones de trabajo existentes para los Trabajadores Autónomos. Estudiar la previsión de la afección en el sector de la nueva normativa. Definir las dificultades de acceso a la formación existentes en función de las condiciones de trabajo analizadas. Aportar una serie de propuestas de mejora y dinamización para abordar la realidad de este colectivo. Es necesario, por tanto, profundizar en la realidad del colectivo de Autónomos y sus distintas tipologías para aportar información y propuestas útiles para contribuir a su desarrollo profesional. 8

10 Objetivos y metodología 2

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12 II. Objetivos y metodología El objetivo general del estudio es determinar si las condiciones laborales y la normativa actual, dificultan el acceso de los Trabajadores Autónomos en general y de los Trabajadores Autónomos Económicamente Dependientes en particular, a la Formación Profesional y si la aprobación del nuevo Estatuto del Trabajador Autónomo puede suponer un cambio y en qué sentido. En cuanto a los objetivos específicos son los siguientes: Conocer y analizar la realidad económica de los Trabajadores Autónomos en Castilla León en general y de los Trabajadores Económicamente Dependientes, en particular, dentro de los diversos sectores de actividad en Castilla y León. Estudiar las relaciones contractuales que se producen entre los Trabajadores Autónomos Económicamente Dependientes y sus empresarios contratantes. Analizar las condiciones laborales de los Trabajadores Autónomos y cómo influyen en el desarrollo profesional de los mismos y en su acceso a la formación. Definir las posibles dificultades de acceso a la formación y necesidades formativas existentes en los Trabajadores Autónomos en general y de los Trabajadores Económicamente Dependientes en particular. Determinar si la aprobación del Estatuto del Trabajador Autónomo elimina o no dichas dificultades. En definitiva, se trata de obtener una descripción fidedigna del colectivo de los Trabajadores Autónomos dentro de su heterogeneidad, analizando las diferencias entre los distintos grupos, para analizar sus condiciones de trabajo, las dificultades y necesidades formativas que muestran y la incidencia normativa en las mismas. 11

13 El ámbito territorial a considerar abarca la Comunidad Autónoma de Castilla y León, con especial incidencia en aquellas provincias o zonas donde existe mayor presencia y actividad de los Trabajadores Autónomos en general y de los Trabajadores Autónomos Económicamente Dependientes en particular. El ámbito sectorial que abarca el estudio ha de ser necesariamente multisectorial, dado que es una característica intrínseca del colectivo de los Trabajadores Autónomos. La metodología utilizada en el estudio combina el uso de técnicas cuantitativas y cualitativas que se concretan de las siguientes fases de la investigación: 1.ª fase. Análisis de los datos secundarios recogidos de diferentes fuentes de información documental y estadística, con el objetivo de conocer la situación del colectivo de Trabajadores Autónomos, así como la normativa aplicable. 2.ª fase. Investigación de carácter cualitativo, se han realizado 15 entrevistas en profundidad y de carácter abierto y semiestructurado, dirigidas a responsables de la Administración Autonómica tanto de Dirección General de Economía Social como de la Dirección General de Trabajo y Prevención de Riesgos, representantes de Asociaciones Profesionales, técnicos de diferentes organismos y Trabajadores Autónomos, con el objetivo de obtener información sobre las empresas contratantes en distintos sectores, el tipo de trabajo o servicio para el que son requeridos los Trabajadores Autónomos, el empleo generado, su formación continua y las repercusiones de la nueva normativa aprobada, entre otros. 3.ª fase. Investigación cuantitativa, mediante un cuestionario estructurado y cerrado dirigido a los Trabajadores Autónomos, se han realizado 643 encuestas por medio de un muestreo aleatorio estratificado con afijación proporcional con un margen de error de ± 4% a un nivel de confianza del 95%. 4.ª fase. Jornada intermedia de reflexión, para el intercambio de conocimiento y recogida de valoraciones y aportaciones de expertos y conocedores del colectivo analizado. 5.ª fase. Compendio y articulación de toda la información recogida, analizando las características del colectivo de Autónomos, sus condiciones de trabajo, dificultades y necesidades de formación y la repercusión de la aprobación de la nueva normativa en estos aspectos y la elaboración de las propuestas de dinamización y mejora. 12

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16 III. Definición del colectivo de Trabajadores Autónomos Los cambios que se están produciendo en el entorno económico, entre ellos la globalización e internacionalización de los mercados, han dado lugar a una mayor externalización de servicios y actividades, con la consecuente deslocalización e incremento de subcontrataciones. Esto ha conllevado que el mercado de trabajo sea cada vez más flexible, apareciendo nuevas relaciones laborales. Además del Trabajador Autónomo, en sentido estricto, aparecen otras figuras como son los Trabajadores Autónomos económicamente dependientes, profesionales liberales, emprendedores, agentes mercantiles o comerciales, administradores de sociedades mercantiles, transportistas o socios de cooperativas de trabajo asociado, etc. A la hora de definir al Trabajador Autónomo, han surgido entre los entrevistados opiniones distintas en cuanto a su identidad. Es un Trabajador Autónomo un empresario? Se le debe denominar empresario en todo caso y desterrar el término Autónomo? O un Trabajador Autónomo no siempre se le puede identificar con un empresario? Como respuesta a estas cuestiones existen diversidad de opiniones, algunos entrevistados consideran que se debe eliminar el calificativo Autónomo y hablar de empresarios individuales porque, aunque en un primer momento sean profesionales o Trabajadores Autónomos, pueden generar empleo si su actividad prospera e inciden en la necesidad de que el Autónomo sea consciente de que es un empresario con todo lo que implica (gestión, riesgo, administración, innovación...) y por otro lado, otros entrevistados identifican al empresario como gerente de una empresa, que únicamente realiza labores de dirección y coordinación (principalmente en empresas con un número significativo de trabajadores) y al Autónomo como aquel que desem- 15

17 peña el trabajo y ejerce el control sobre el proceso de producción. Además, se hace referencia a que el término Autónomo, aunque actualmente empieza a estar presente en distintos foros e incluso se ofrecen servicios específicos dirigidos a este colectivo, se encuentra aún infravalorado en relación al concepto de empresario. No es lo mismo un empresario que tiene a su cargo a 30 trabajadores, que simplemente dirige y coordina la actividad y que si enferma no pasa nada, a un taxista que no tiene a nadie que le sustituya. Decir que eres empresario viste más que decir que eres Autónomo. No se puede considerar que todos los Autónomos sean empresarios, el Autónomo participa directamente de la actividad, el empresario no (es gerente no participa del proceso de producción). El Autónomo se puede sentir empresario porque su negocio puede prosperar. El Autónomo es un empresario. Muchos Autónomos no se creen que sean empresarios. Autónomo es una palabra maldita, sólo habría que hablar de em - presarios. La definición de Autónomo depende de la administración que hable de ello, para la Seguridad Social un Autónomo es empresa cuando tiene trabajadores; a nivel económico, hablar de Autónomo es incorrecto ya que no tiene que ver con la actividad empresarial sino con el encuadramiento en Seguridad Social en el régimen de Trabajadores Autónomos y esto es consecuencia de ser una empresa individual, socio capitalista y trabajador de una Sociedad Limitada o por ser gestor o administrador de una Sociedad Limitada o por ser cooperativista, etc. Por tanto, hablar de Autónomos es como no decir nada, simplemente que pertenece a ese régimen pero no en qué tipo de situación se encuentra o qué tipo de empresa es. Empresa no es sólo lo que hace sino lo que puede hacer. Un empresario individual (Autónomo) puede ejercer su actividad empresarial, puede facturarla, puede contratar (proveedores, trabajadores). Para relaciones laborales o Seguridad Social, una empresa es empresa cuando tiene trabajadores (con código de cotización), antes no. Desde el punto de vista económico, una empresa es empresa cuando se da de alta en el IAE (como empresa o profesional). 16

18 Como puede verse, dependiendo de la orientación teórica (laboral o económica), así como de la Administración de la que proceda, según Seguridad Social y la perspectiva laboralista, se denomina Autónomo a todo aquel que se encuentre incluido dentro del Régimen Especial de trabajadores Autónomos (RETA) sin trabajadores y se habla de empresa cuando dispone de trabajadores, es decir, en el momento que tiene un código de cuenta de cotización. Desde la óptica más económica, según algunos entrevistados hablar de Autónomos es como no decir nada, porque dentro de este colectivo o régimen existen multitud de figuras. En el momento en que el Trabajador Autónomo se dé de alta en el IAE (Impuesto de Actividades Económicas) pasa a ser empresa (si lo hace dentro de la sección primera será actividad empresarial y si lo hace en la sección segunda, profesional). En este sentido, las normas reguladoras del Impuesto de Actividad Económica (IAE) y del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas definen la actividad autónoma como aquella actividad empresarial, profesional o analítica que suponga la ordenación por cuenta propia de medios de producción y de recursos humanos o de uno de ambos, con la finalidad de intervenir en la producción o distribución de bienes o servicios. Tradicionalmente, se ha dado el nombre, no de empresario sino de Trabajador Autónomo en sentido estricto, a todo individuo que realiza una prestación de servicios profesionales o mercantiles por cuenta propia a una pluralidad de sujetos, sean particulares o empresas. Comúnmente es, simplemente, un Autónomo. El ordenamiento jurídico anterior al Estatuto del Autónomo no ofrecía un concepto general del Trabajador Autónomo, desde una perspectiva laboral, sólo en el ámbito del sector de la construcción y dentro de la norma sobre seguridad y salud laboral, se ha definido hasta ahora la figura del Trabajador Autónomo como la persona física distinta del contratista y del subcontratista, que realiza de forma personal y directa una actividad profesional, sin sujeción a un contrato de trabajo, y que asume contractualmente ante el promotor, el contratista o el subcontratista el compromiso de realizar determinadas partes o instalaciones de obras. Por otro lado, el Estatuto de los Trabajadores excluyó el trabajo por cuenta propia del ámbito de aplicación de la normativa laboral. Desde una óptica laboral, el Trabajador Autónomo que tenga trabajadores a su servicio es considerado como empresario, quedando sujeto a la normativa general. Pero desde el ámbito de la protección social, ese mismo Trabajador Autónomo, 17

19 puede asumir la condición de empresario, a la hora de cumplir con unas determinadas obligaciones de Seguridad Social como afiliación, alta, cotización respecto a los trabajadores que tiene a su servicio y de Trabajador Autónomo incluido en el ámbito de la normativa de la Seguridad Social, pero que puede encuadrarse en el RETA (Trabajadores Autónomos), REA (Agrario) y REM (Trabajadores del Mar), según corresponda, aunque la tendencia es a que el sistema de seguridad social se estructure en dos regímenes, por cuenta ajena y por cuenta propia, que ya se establecía de manera expresa en la recomendación sexta del Pacto de Toledo. En cuanto a la equiparación de derechos entre los trabajadores por cuenta propia y ajena se encuentra en desarrollo. Ahondando un poco más, el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos de la Seguridad Social, define al Autónomo de la siguiente forma: A los efectos de éste Régimen Especial, se entenderá como trabajador por cuenta propia o Autónomo, aquel que realiza de forma habitual, personal y directa una actividad económica a título lucrativo, sin sujeción por ella a contrato de trabajo y aunque utilice el servicio remunerado de otras personas, sea o no titular de empresa individual o familiar. De esta definición se desprende que, el Régimen Especial de la Seguridad Social, diseña un concepto de Trabajador Autónomo que incorpora básicamente cuatro condiciones que deben necesariamente concurrir: debe tratarse de una actividad económica, que se realice de forma personal y directa, a título lucrativo y, además, añade la nota de habitualidad como elemento imprescindible en la caracterización de la prestación. En cuanto al Derecho Comunitario o en el ámbito de la Unión Europea, en la Directiva 86/613/CEE, viene a definir al Trabajador Autónomo como toda persona que ejerce en las condiciones previstas por el Derecho Nacional, una actividad lucrativa por cuenta propia, incluidos los agricultores y las profesiones liberales. En la actualidad existe un amplio debate en todos los ámbitos de la UE para acercarse a una definición más exacta, para poder afrontar normas de homologación que permitan la libre instalación de Autónomos en los diferentes Estados miembros. 18

20 Por otro lado, en cuanto a las fuentes de información estadística, hay una cierta tendencia a considerar los datos de afiliados a la Seguridad Social mediante el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos, RETA, para medir el número de Trabajadores Autónomos. Las conclusiones pueden ser erróneas si no se tiene en cuenta que el número de afiliados al RETA no incluyen un importante número de Trabajadores Autónomos agrarios que si lo están en el Régimen Especial Agrario por cuenta propia, ni los ayudas familiares que no están recogidos en ningún Régimen de la Seguridad Social. En el RETA se encuentran los empresarios con asalariados, los socios cooperativistas que cotizan a este Régimen, y los Autónomos mayores de 60 años que habiendo finalizado su actividad empresarial, (o siéndoles permitido jubilarse anticipadamente), siguen cotizando a este Régimen para poder percibir una pensión a los 65 años. Centrándonos en el concepto de trabajo autónomo, el Autónomo o empresario individual es la persona física que realiza en nombre propio y como titular de una empresa, una actividad comercial, industrial o profesional. Esta figura implica el control total de la empresa por parte del propietario, que dirige personalmente su gestión y responde de las deudas contraídas frente a terceros con todos sus bienes (responsabilidad ilimitada), tanto empresariales como personales. A este respecto en el Capítulo I del Estatuto se aborda esta cuestión, promoviendo la creación de un sistema de afección de bienes a la actividad laboral, mediante la inscripción en el Registro Mercantil de la lista de bienes, con su valoración, que el Trabajador Autónomo vaya afectar a su actividad, de esta forma se limitaría su responsabilidad, al igual que sucede con las sociedades mercantiles de responsabilidad limitada. En conclusión, las características fundamentales del trabajo autónomo son las siguientes: Control total de la empresa por parte del propietario, que dirige su gestión. La personalidad jurídica de la empresa es la misma que la de su titular (empresario), quien responde personalmente de todas las obligaciones que contraiga la empresa. No existe diferenciación entre el patrimonio mercantil y su patrimonio civil. No precisa proceso previo de constitución. La aportación de capital a la empresa, tanto en su calidad como en su cantidad, no tiene más límite que la voluntad del empresario. 19

21 También se usa como método para iniciar una actividad empresarial con el fin de constituirse en otra modalidad posteriormente. Los motivos suelen ser no disponer de capital para constituir y mantener inicialmente una sociedad. La inscripción en el Registro Mercantil no es obligatoria aunque sí aconsejable porque, si no se hace, el empresario no podrá beneficiarse de la publicidad del registro. Respecto a la tributación, los beneficios de la empresa se imputan al empresario, quien debe declararlos en el IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas). Según la Ley 20/2007, de 11 de julio, del Estatuto del Trabajo Autónomo (LETA), se define a los Autónomos en su artículo 1 como personas físicas que realicen de forma habitual, personal, directa, por cuenta propia y fuera del ámbito de dirección y organización de otra persona, una actividad económica o profesional a título lucrativo, den o no ocupación a trabajadores por cuenta ajena. También se reconoce dentro de esta definición a las ayudas familiares: También será de aplicación esta Ley a los trabajos, realizados de forma habitual, por familiares de las personas definidas en el párrafo anterior que no tengan la condición de trabajadores por cuenta ajena. Además forman parte del colectivo de Autónomos, siempre que cumplan los requisitos anteriores: Los socios industriales de sociedades regulares colectivas y de sociedades comanditarias. Los comuneros de las comunidades de bienes y los socios de sociedades civiles irregulares, salvo que su actividad se limite a la mera administración de los bienes puestos en común. Quienes ejerzan las funciones de dirección y gerencia que conlleva el desempeño del cargo de consejero o administrador, o presten otros servicios para una sociedad mercantil capitalista, a título lucrativo y de forma habitual, personal y directa, cuando posean el control efectivo, directo o indirecto de aquélla Los Trabajadores Autónomos Económicamente Dependientes. 20

22 Como puede verse, el Estatuto deja muy abierto el concepto de Trabajador Autónomo, incluyendo colectivos heterogéneos, desde un Consejero de una empresa hasta un Trabajador Autónomo Económicamente Dependiente, cada uno de ellos con características y realidades distintas. Además, como se ha comentado más arriba, surgen también otras nuevas figuras como pueden ser el emprendedor y el Trabajador Autónomo Económicamente Dependiente. Un Autónomo inicialmente es un emprendedor, es decir, aquella persona que es capaz de poner en marcha una iniciativa, solo o junto a otras personas. Los emprendedores asumen los riesgos (...) de la aventura empresarial. (Guía del Autónomo, Junta de Castilla y León). La palabra emprendedor deriva de la voz francesa entrepreneur que aparece a principios del siglo XVI para designar a los hombres relacionados con las expediciones militares. A principios del siglo XVIII, los franceses extendieron el significado del término a otros aventureros como los constructores de puentes, caminos y los arquitectos. En sentido económico, fue definida por primera vez por el escritor francés Richard Cantillón, en 1755, como el proceso de enfrentar la incertidumbre. Hasta principios del siglo XX, no se reconocía en la economía el rol del emprendedor y del riesgo. También se llama emprendedora a la persona que emprende por igual la creación de otros tipos de organización o instituciones no necesariamente comerciales, por ejemplo cívicas, sociales o políticas. El emprendedor es un Trabajador Autónomo que presenta unas características propias que cabe premiar o incentivar, ya que su actividad es fuente de riqueza y creadora de empleo, ya sea para sí mismo o para terceros, directa o indirectamente. Según el estudio sobre el Perfil Joven Empresario, 2006, realizado por AJE, Confederación y el Instituto de la Juventud, la vocación empresarial y la detección de oportunidades de negocio son los dos motivos principales para crear una empresa. Según este análisis, el nivel formativo sí es un elemento diferenciador que define al joven empresario, porque más del 64% posee un título universitario, complementado con otros estudios y el conocimiento de idiomas. El tiempo de constitución de la empresa sigue siendo un obstáculo para su puesta en marcha. Un porcentaje elevado tardó entre uno y seis meses en constituirla. A medida que se va consolidando la actividad, el emprendedor pasa a ser un empresario individual con o sin trabajadores o una sociedad. En cuanto a los Trabajadores Autónomos Económicamente Dependientes (TRADE) son aquellos que prestan sus servicios por cuenta propia y desarrollan su 21

23 actividad de forma continuada, coordinada y predominantemente, para un solo cliente, del que dependen económicamente (el trabajador recibe de manera regular, de un mismo cliente, remuneraciones que son su principal fuente de ingresos). El TRADE se encuentra en una situación intermedia entre el trabajador por cuenta ajena y el Autónomo modelo. Es una figura en emergencia debido los cambios que se están produciendo en la estructura del mercado de trabajo, principalmente en determinados sectores económicos como el transporte, las editoriales, traducción, periodismo, diseño gráfico, formación a distancia, etc. Es un Autónomo con una dependencia económica de su principal cliente pero que dispone de independencia desde la perspectiva profesional, es decir, en la organización del trabajo, diferencia fundamental con el denominado falso Autónomo. La LETA define a los Trabajadores Autónomos dependientes en el artículo 11 como aquellos que realizan una actividad económica o profesional a título lucrativo y de forma habitual, personal, directa y predominante para una persona física o jurídica, denominada cliente, del que dependen económicamente por percibir de él, al menos el 75 por ciento de sus ingresos por rendimientos de trabajo y de actividades económicas o profesionales. Para prevenir la posible utilización indebida de esta figura, se ha establecido una definición que circunscribe la actividad del TRADE a ejecutarla fuera del ámbito de la organización y dirección del cliente que contrata al Autónomo. Las condiciones que se establecen en la LETA para considerar a un trabajador como económicamente dependiente son las siguientes: a) No tener a su cargo trabajadores por cuenta ajena ni contratar o subcontratar parte o toda la actividad con terceros, tanto respecto a la actividad contratada con el cliente del que depende económicamente como de las actividades que pudiera contratar con otros clientes. b) No ejecutar su actividad de manera indiferenciada con los trabajadores que presten servicios bajo cualquier modalidad de contratación laboral por cuenta del cliente. c) Disponer de infraestructura productiva y material propios d) Desarrollar su actividad con criterios organizativos propios e) Percibir una contraprestación económica en función del resultado de su actividad, de acuerdo con lo pactado con el cliente y asumiendo riesgo y ventura de aquélla. 22

24 En definitiva, las características que definen al TRADE frente al Autónomo en sentido estricto, serían: Prestación laboral continuada y habitual (que no tiene por qué ser de exclusividad), al contrario que los Autónomos tradicionales, cuya relación con una empresa se centra en la prestación e un servicio concreto y esporádico. Coordinación entre ambas partes, con vínculos entre la empresa y el trabajador, aunque el Autónomo puede organizar, dirigir y controlar el desarrollo de su actividad. Dependencia económica de la empresa. Trabajo personal e independiente, no se sujetan a horarios ni ejercen su trabajo en los locales de la empresa, son los responsables últimos de su trabajo, tienen poder de autoorganización y de utilización de sus recursos materiales. No puede tener trabajadores por cuenta ajena a su servicio. Pero hay que diferenciar a los TRADE de los falsos Autónomos, es decir, trabajadores que aunque están inscritos en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos, realizan en la práctica un trabajo subordinado para un único empleador, con obligaciones específicas en materia de jornada, horario, vacaciones, bajo una dependencia jerárquica y con una retribución fija. Por tanto, además de existir habitualidad en el trabajo, el Autónomo trabaja en exclusividad para la empresa y bajo las mismas condiciones que el empleado asalariado, por lo que no se cumple la autogestión por parte del profesional, en realidad, esta situación se produce, en muchos casos, en trabajadores que inicialmente eran asalariados y siguen realizando el mismo trabajo como Autónomos, siendo muy ventajoso para la empresa, ya que no tiene que pagar las cotizaciones a la Seguridad Social y puede finalizar la relación laboral sin indemnización ni justificación alguna. Estas situaciones se podrían considerar fraudulentas ya que en realidad se oculta una relación laboral de trabajo asalariado. El trabajador queda en posición de inferioridad, al mantener sus obligaciones y perder los derechos que tenía como empleado por cuenta ajena. Desde algunos sectores se ha interpretado que la definición y especial consideración que se hace en el Nuevo Estatuto del Trabajador Autónomo sobre el TRADE, legaliza y fomenta el trasvase de trabajadores por cuenta ajena a trabajadores por cuenta propia dependientes, es decir, legaliza la situación de los falsos Autónomos, porque aunque puedan existir Autónomos con las características 23