TRABAJOS EN LA A HUERTA ORGÁNICA FAMILIAR

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1 TRABAJOS EN LA A HUERTA ORGÁNICA FAMILIAR Cómo se forma la buena tierra en nuestra huerta? Desde el punto de vista agronómico, la tierra cultivable es la delgada capa de 20 a 30 cm que trabajan y exploran las raíces de las plantas. Esta capa difiere de las más profundas porque contiene materia orgánica y porque en ella se da una intensa actividad biológica. La tierra es algo vivo, en ella viven millones de organismos y microorganismos que trabajan continuamente para producir los nutrientes que sirven de alimento a las plantas. Por esto se la llama tierra orgánica. Cómo se compone la tierra orgánica? La tierra orgánica se compone de dos partes: Mineral: se origina a partir de la trituración natural de las rocas que dan origen a la arena, limo y arcillas, y conforma del 90 al 98% del suelo. La proporción de estas partículas define los distintos tipos de suelo: arenoso, arcilloso o franco. Orgánica: se compone por todos los organismos vivos o el producto de su descomposición, el humus, y conforma del 2 al 20% del suelo. Con un valor de 5% tenemos una buena fertilidad. El humus, junto a las arcillas, sirve para almacenar los nutrientes para las plantas, permite la circulación del aire necesaria para la respiración de las raíces. El humus no es eterno en el suelo, se va degradando a razón de un 2% por año por acción de los microorganismos y el laboreo del suelo. Por esto es fundamental y necesario aportar constantemente materia orgánica a la tierra, ya sea en forma de estiércol (guano), abono compuesto, abonos verdes, restos de cultivos, etc., para lograr y mantener una buena fertilidad. Ing. Agr. Juan Roberto Kiessling Área de Desarrollo Rural INTA EEA Bariloche El abonado y laboreo del suelo son prácticas fundamentales para la producción de hortalizas. Para lograr un uso eficiente de los recursos disponibles, hay que conocer el funcionamiento del suelo y su rol en la nutrición de las plantas. La elaboración y uso del abono compuesto es una práctica acertada y de fácil aplicación en una huerta orgánica familiar. Cómo saber si un suelo es fértil? Para evaluar la fertilidad del suelo, el agrónomo recurre generalmente a un muestreo y a un análisis de labo- Presencia 25

2 ratorio. Pero existen métodos alternativos menos costosos, que sirven para estimar a simple vista la fertilidad de la tierra. Estos métodos, están relacionados con el comportamiento de las plantas cultivadas: - Si las plantas son vigorosas, no registran ataques severos de enfermedades o plagas, y si las cosechas son abundantes, entonces nuestro suelo es fértil y se encuentra sano. - Si nuestros cultivos manifiestan un color verde claro casi amarillento, se detecta falta de vigor, las plantas crecen con lentitud y las cosechas son escasas, estamos ante un suelo poco fértil y se recomienda un abonado generoso. - Si las plantas manifiestan un color verde muy oscuro y son frecuentes los ataques de pulgones, significa que hay un exceso del nutriente nitrógeno y es recomendable suspender el abonado (principalmente de estiércoles). - Si los contornos de las hojas se notan secos y las plantas toman un color amarillento y decrépito, podemos estar frente a un suelo con problemas de salinidad y será necesario además de un buen abonado y laboreo del suelo, el riego con exceso de agua para lavar el salitre hacia capas más profundas. Cuáles son las necesidades nutritivas de las plantas? Las plantas encuentran los elementos que necesitan para crecer en el aire: oxígeno y dióxido de carbono; y en el suelo: agua, nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, calcio, hierro, azufre y elementos menores. En la práctica, el huertero o agricultor no debe preocuparse por el oxígeno y dióxido de carbono porque los provee sin dificultad el aire. Lo que no debe desatender, es el aporte de agua mediante riegos oportunos y abundantes al suelo. Del mismo modo, los nutrientes que contiene en forma natural el suelo fértil, deben ser reforzados con la incorporación de abonos. La cantidad de abono se determina en función de la fertilidad que presente la tierra: baja, moderada o buena. Elaboración de abono compuesto o compostaje La fabricación de abono compuesto es una técnica practicada desde hace milenios en el Lejano Oriente, que ha sido recuperada en el último siglo por los agricultores orgánicos. Las plantas no pueden utilizar la materia orgánica fresca. No pueden crecer sobre una pila de estiércol fresco, incluso aunque esté lleno de semillas de malezas, ni sobre un montón de hojas o paja seca. Estos materiales contienen todos los elementos que necesitan las plantas, pero se encuentran en una forma no asimilable. Son necesarias numerosas transformaciones microbianas para que los materiales se transformen en humus y nutrientes para las plantas. Estas transformaciones se inician en la compostera o montón y finalizan en el suelo. De esta manera, un abono compuesto es un alimento predigerido para las plantas. Los materiales para la compostera Se puede utilizar restos orgánicos que no estén contaminados. Estos materiales pueden provenir de la misma huerta, chacra o terreno, o ser comprados: - Restos de plantas de la huerta (malezas, hojas) - Forrajes (alfalfa, avena, centeno, etc.) - Restos de la corta de césped - Ramas de poda de frutales - Restos de cocina (excepto carne, grasa, vidrios, plásticos, latas) - Estiércol de gallinas o conejos (ricos en nitrógeno) - Estiércol de cabras y ovejas o guano de corral (moderadamente rico en nitrógeno) - Estiércol de vacas y caballos (pobres en nitrógeno si son de recolección a campo) 26 Presencia

3 - Huesos calcinados, molidos, arena, ceniza. Reglas básicas para la fabricación de abono compuesto Son dos los nutrientes básicos contenidos en los materiales de los que se alimentan los microorganismos para producir el abono compuesto, el carbono y el nitrógeno. Estos deben estar en una proporción equilibrada para que el proceso de descomposición sea rápido y efectivo. A campo, esto se logra mezclando materiales reconocidos como: - ricos en carbono: paja de cereales, malezas y hojas secas, ramas, aserrín (en general son de colores claros) - ricos en nitrógeno: plantas verdes, césped, estiércol de animales, barrido de corral (en general son de colores oscuros). Una relación de partes iguales de estos componentes es ideal (relación carbono/nitrógeno de 20 a 30). En la medida en que los materiales utilizados se alejen de esta proporción carbono/nitrógeno, más lento será el proceso de descomposición. El aire y el agua nunca deben faltar, ya que los microorganismos precisan de ellos para vivir y multiplicarse. Hay que construir un Presencia 27

4 montón lo más aireado posible y humedecer los materiales previamente al armado, y durante su descomposición. Mediante una simple observación determinaremos si el agua es excesiva ya que se siente olor desagradable, si por el contrario es insuficiente, se notarán masas algodonosas de hongos y polvo. En ambos casos, se debe rehacer el montón y corregir el defecto. La fabricación del abono compuesto El lugar: el mejor lugar para ubicar la compostera es aquel en donde reciba sombra en el verano y sol en el invierno (bajo árboles de hoja caduca). Que sea accesible y cerca de una fuente de agua. La preparación de los materiales: acarrear primero los materiales al lugar donde se construirá el montón o compostera. Triturar los que son demasiado grandes, humedecer los que estén secos y desparramar los que estén muy húmedos para que se sequen un poco. La construcción del montón o compostera: son varios los modelos o formas que se le puede dar a la compostera, la elección se hace de acuerdo con la cantidad de materiales para compostar y el gusto personal. Primero se debe remover la tierra que esté debajo de la pila, luego colocar un poste o caño que ayude a construir una chimenea central y colocar en la base una capa de ramas para garantizar una buena aireación. Se agregan capas intercaladas y sucesivas de materiales ricos en carbono y nitrógeno, finas capas de tierra, cenizas, arena y huesos calcinados molidos. Entre capa y capa se riega para garantizar un buen aprovisionamiento inicial de humedad. La fermentación: luego de algunos días, la compostera comenzará a calentarse por acción de los microorganismos descomponedores, hasta lograr temperaturas entre 50 y 60 ºC. Este fenómeno ayudará a destruir las semillas de malezas. La temperatura se puede testear clavando un hierro en la pila, luego de varias horas se saca y con la mano se verifica el calor alcanzado. Si la temperatura es excesiva, hay que desarmar la compostera para enfriarla y armarla nuevamente. Después de un mes y medio se debe desarmar, mezclar y reconstruir la compostera para ayudar a descomponer los materiales homogéneamente. La utilización del abono compuesto La duración del proceso de descomposición normal es de 6 meses a 1 año, dependiendo de las características de los materiales y el clima externo. Se considera un abono compuesto maduro el que tiene olor agradable a humos o mantillo, y cuyos materiales originales están totalmente triturados. Un abono compuesto inmaduro es el que no finalizó su proceso de descomposición y conserva la forma y consistencia de los materiales originales. El abono compuesto maduro es recomendable para almácigos o cualquier tipo de planta, y en especial para aquellas que no soportan los abonos frescos como pueden ser la remolacha, lechuga, apio, zanahoria, cebolla o ajo. El abono compuesto inmaduro se recomienda para las plantas que prefieren los abonos frescos como papa, maíz, tomate, pepino, zapallo, o también como abono de cobertura de suelo (mulch o acolchado) Si el abono compuesto es muy desparejo en cuanto al tamaño de partículas, se puede zarandear para usar el fino como abono maduro y el grueso como inmaduro. Lo muy grueso se incorpora a una nueva compostera. Qué dosis utilizar: por tratarse de un abono predigerido el montón es concentrado, pero no produce daño por quema- 28 Presencia

5 duras sobre las semillas o plantas. Se lo puede incorporar previamente a la siembra o durante esta para tapar la semilla, ya que conserva muy bien la humedad. Para un suelo de fertilidad moderada se recomienda incorporar 1 kg/m 2 al laborear el suelo, y luego 1/2 kg/m 2 en superficie incorporado con el rastrillo. Uno de los pilares de la agricultura orgánica es el uso del abono compuesto, pero para lograr el éxito de una huerta familiar orgánica se debe integrar con un conjunto de prácticas: la ubicación de la huerta, el laboreo del suelo, la siembra, el riego, la asociación y rotación de cultivos, el uso de plantas repelentes de insectos, etc. Mediante la aplicación armónica de estas prácticas se puede lograr un uso y aprovechamiento eficiente de los recursos disponibles en cada huerta familiar. Presencia 29