LA POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL 27

Transcripción

1 LA POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL CONTEXTO HISTÓRICO El siglo XX español comienza con el reinado de Alfonso XIII ( ). Siguen sin resolverse satisfactoriamente los problemas heredados del siglo anterior (desigualdades sociales, alternancia de partidos políticos, caciquismo, atraso cultural y económico, etc.), lo cual provoca que la sociedad española se crispe cada vez más. Los atentados anarquistas de 1909 en protesta por la guerra de Marruecos y la huelga general de 1917 fueron acontecimientos de una gran tensión social y política que precipitaron la dictadura de Primo de Rivera, que no resuelve ninguno de los conflictos de la sociedad española. En Europa se desarrollan otros totalitarismos, como el fascismo de Mussolini. La Primera Guerra Mundial sume a España, a pesar de su neutralidad, en un enfrentamiento entre aliadófilos y germanófilos. La crisis económica mundial de 1929 desequilibra aún más a nuestro país, por lo que Primo de Rivera se ve obligado a dimitir en En 1931 se proclama la Segunda República, que aprovecha el clima de ilusión colectiva que genera para intentar modernizar España; sin embargo, no lo conseguirá del todo por la incompetencia de algunos gobernantes y la oposición continua de ciertos sectores sociales. A una primera etapa reformista de la República ( ), le siguió un bienio conservador propiciado por el triunfo derechista de la CEDA en los comicios de Esta victoria electoral radicalizó el tradicional enfrentamiento entre «las dos Españas». En 1936 la izquierda, agrupada en el Frente Popular, volvió a ganar las elecciones, lo cual produjo la sublevación de una parte de los militares a las órdenes de Franco. Esto supuso el inicio de la Guerra Civil ( ), que finalizó con la victoria del bando nacional. En el terreno literario, los ecos de las primeras vanguardias, que se desarrollan en los «felices años veinte», traen consigo un espíritu de diversión y libertad que resulta muy creativo para las artes y ayuda a modificar algunas costumbres. La rapidez con la que suceden los acontecimientos sociales y políticos, sobre todo a partir de 1931, y la necesidad de tomar partido ante las circunstancias, influyen de manera determinante en la literatura de estos años. A la época de entreguerras y a su ansia de experimentación le corresponden la actitud aristocrática y escapista de Juan Ramón Jiménez y el juego intrascendente de las vanguardias; por el contrario, la década de los años treinta estará marcada por el compromiso de los poetas de la Generación del 27 y de un escritor veterano como Antonio Machado. Este compromiso, que en muchos casos se transforma en militancia política, llevará al exilio a la mayoría de estos autores después de la Guerra Civil. El papel de los intelectuales Los ecos de la guerra europea hacen que los intelectuales españoles se muestren cada vez más activos en la vida política (crean asociaciones, participan en debates, etc.). Por otra parte, a partir de 1915 el contacto con los movimientos de vanguardia que triunfan en Europa propicia la aparición de un arte deshumanizado, carente de sentimientos, tal como muestran algunas de las publicaciones más importantes de la época (las revistas España y Revista de Occidente. Pero las tensiones sociales que desembocan en la proclamación de la República promueven

2 entre los escritores de la década de los años treinta la rehumanización de la literatura, que se aleja de la estética fría de las vanguardias. 2. LA GENERACIÓN DEL 27 La Generación del 27 está formada por un grupo de escritores que publican sus obras más representativas entre 1920 y 1935, y que se reúnen en torno a la Residencia de Estudiantes de Madrid. Sus componentes son: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Dámaso Alonso, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados. El nombre de Generación del 27 surge a raíz de la celebración del tercer centenario de la muerte de Góngora, que tuvo lugar en el Ateneo de Sevilla en 1927 y en la que tomaron parte muchos de los poetas del grupo. Aunque no cumple estrictamente todos los requisitos para considerarla una generación literaria, sí existen coincidencias importantes entre los distintos autores, como: Nacimiento en fechas similares. Formación parecida: todos tienen estudios universitarios, menos Rafael Alberti, y la mayoría de ellos fueron profesores y críticos literarios de gran prestigio. Relaciones personales entre ellos son innegables, hasta el punto de que algunos han hablado de una «Generación de la amistad». Quizá destaque en este sentido cómo un nutrido número de ellos coincidió en la Residencia de Estudiantes. Participación en actos culturales: además del centenario de la muerte de Góngora participaron en otras celebraciones. Identificación con un guía: en la primera etapa tomarán como modelo a Juan Ramón Jiménez; a partir de 1928 Antonio Machado y Pablo Neruda adoptaron este papel. Existencia de un lenguaje generacional: se oponen estilística y temáticamente al Grupo del 98. Para la difusión de sus obras fue muy importante la labor de algunas revistas literarias como Litoral (1926), Cruz y Raya (1933) y Caballo verde para la poesía (1935), esta última dirigida por Pablo Neruda. También fue decisiva la Antología realizada por Gerardo Diego (1932), en la que recoge parte de la obra de los miembros del grupo CARACTERÍSTICAS DE LA GENERACIÓN DEL 27 Cada uno de los poetas de la Generación del 27 cultiva la poesía con una voz muy original; sin embargo, todos ellos comparten rasgos comunes: Mezcla de tradición y vanguardia: la pasión por la literatura clásica española tanto culta como popular posterior al siglo XV, se percibe en la influencia del Romancero en Lorca y Gerardo Diego, de la poesía de cancionero en Rafael Alberti, o de Garcilaso de la Vega en Luis Cernuda. Resulta fundamental la poderosa atracción que Góngora ejerció sobre el grupo como creador de un lenguaje especial para la poesía, poblado de deslumbrantes metáforas. Asimismo, destaca la influencia de Bécquer, con su concepto depurado y hondo de la poesía y de la misión del poeta. Por otro lado, el influjo de Juan Ramón Jiménez y de las vanguardias o «ismos» (Ultraísmo, Creacionismo y, sobre todo, Surrealismo) fue fundamental, como se observa en la innovadora disposición tipográfica de algunos poemas y en la 2

3 desaparición de la métrica clásica, que será sustituida por el verso libre y el versículo. A esta estética vanguardista pertenecen obras como Manual de espumas (1924) de Gerardo Diego, Sobre los ángeles (1928) de Rafael Alberti, o Poeta en Nueva York (1930) de Federico García Lorca. Cuidado de la forma a través de la utilización de léxico culto, palabras coloquiales, términos alejados hasta aquel momento de la poesía. Cultivo intenso de la imagen y la metáfora: los miembros de la Generación del 27 crean un vocabulario poético brillante y sugerente que separa la realidad cotidiana de la literaria. Para la Generación del 27, la poesía es un don, un impulso cercano a lo religioso, que ha de ser engrandecido por medio de la técnica; el poeta debe esforzarse en crear imágenes alejadas del lenguaje corriente. Innovación métrica: utilizaron estrofas clásicas como el soneto, el romance o el villancico, pero también innovaron con la utilización de versos blancos, versos libres y versículos. En cualquier caso, la libertad métrica es uno de los rasgos característicos de este grupo. Variedad de temas: Los temas poéticos utilizados por los autores del 27 son en realidad los propios de la lírica, aunque tratados desde una perspectiva totalmente novedosa deudora de las vanguardias, que les proporcionarán, además, otros temas característicos de la estética del siglo XX: a) La ciudad es a veces protagonista central de sus poemas; pero no se trata ahora de un simple marco, sino de todo un símbolo del universo: la ciudad es un cosmos moderno, es el resultado de la naturaleza que el propio ser humano ha propiciado con el desarrollo técnico. Estamos ante una ciudad vanguardista, pero también ante un lugar problemático, donde el hombre está alienado en sus relaciones con sus semejantes y donde sufre la soledad como una condena al vacío de la más elemental humanidad. b) La naturaleza, por su lado, no desaparece totalmente, aunque se liga a una percepción del mundo en la que tienen cabida los objetos cotidianos, el entorno más inmediato, el mundo particular de cada autor, pero percibido como algo fragmentario e incluso caótico. Aparece una naturaleza simbólica, asociada a evocaciones de la infancia, a antiguos amores, a la pureza... c) También el amor es tratado de forma inusual. Los líricos del 27 le proporcionan al sentimiento amoroso una nueva perspectiva que los ha convertido, a su vez, en los «románticos del siglo XX. Básicamente, se produce una renuncia expresa al sentimentalismo y a la sensibilidad, y el amor recupera su proyección individual y su sentido simbólico. El amor se torna nuevamente como para los clásicos una pasión enriquecedora, un motivo de tensión que le proporciona al ser humano los instrumentos para triunfar sobre el caos del mundo. d) Se recupera como tema la tradición popular, la expresión del sentir sobre las bases de la expresión del pueblo, siendo características en este sentido las obras de Alberti y de Lorca, que van a expresar las raíces andaluzas a través de la introducción en sus poemas de costumbres, cantes, romances populares... e) El compromiso es otro de los temas recurrentes entre los 3

4 poetas del 27. Ya se trate de un compromiso con el arte, de signo vanguardista, o de un compromiso con el hombre, simplemente humanitario o claramente politizado, los líricos del 27 no permanecieron impasibles ante las exigencias de su época, respondiendo a lo que su sociedad les demandaba como intelectuales y como avanzadilla artística ETAPAS DE LA GENERACIÓN DEL 27 En la evolución de la Generación del 27 como grupo poético se distinguen tres etapas, que coinciden con el desarrollo de diversas circunstancias históricas en España: Primera etapa (hasta 1929): Etapa de juventud abarca los primeros años veinte, bajo la influencia de las vanguardias y de la poesía pura de Juan Ramón. Se caracteriza por la obsesión estética, que pretende conseguir la belleza total del poema, la depuración del lenguaje, la experimentación y la falta de sentimentalismo. Por otro lado, se percibe el poso de la lírica tradicional, sobre todo en los primeros libros (Marinero en tierra de Rafael Alberti, Versos humanos de Gerardo Diego, Romancero gitano de Federico García Lorca, etc.); buscan la perfección de los clásicos, en especial de Góngora, que les inspira profundamente durante algún tiempo. Segunda etapa ( ): a partir de 1928, las circunstancias históricas de España (el final de la dictadura de Primo de Rivera, la crisis económica de 1929, la instauración de la República, etc.) llevan a la mayoría de los autores a intervenir directamente en política; algunos se afiliaron a partidos políticos, defendieron la causa republicana y colaboraron con iniciativas culturales de izquierda. Se inicia así un proceso de rehumanización que intensifica el compromiso social de los poetas de la Generación del 27 y hace que se interesen por la lírica de Antonio Machado, alejándose de la obra minoritaria y hermética de Juan Ramón Jiménez. Esto coincide con la irrupción del Surrealismo, que da preferencia a los sentimientos humanos, se utilizan temas propios de este vanguardismo (la libertad, el amor, los sueños, la angustia existencial...) y se elaboran imágenes insólitas: «Soledades altivas, coronas derribadas, Libertades memorables, manto de juventudes; Quien insulta esos frutos, tinieblas en la lengua, Es vil como un rey, como sombra de rey Arrastrándose a los pies de la tierra Para conseguir un trozo de vida» (Luis Cernuda). La influencia directa de Pablo Neruda, por esta época en nuestro país, que reclama una poesía impura, my que aprovechó los acontecimientos políticos de España para apoyar, en su revista Caballo verde para la poesía, una estética de denuncia que alejara al poeta de la poesía pura. Publica en la revista un manifiesto a favor de una «poesía impura como un traje, como un cuerpo, con manchas de nutrición y actitudes vergonzosas...». Tercera etapa (desde 1939): En 1939 la Generación se desintegra de forma dramática: García Lorca ha muerto); otros se exilian (Rafael Alberti, Luis Cernuda, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados...) y reflejarán en sus obras la nostalgia de una tierra perdida y lejana. Algunos permanecen en España (Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y 4

5 Gerardo Diego), evolucionando, en algunos casos, hacia lo que se llamará después la poesía desarraigada. La evolución personal de cada uno les encamina hacia estéticas muy distintas; no obstante, todos coinciden en retomar los temas humanos, ahora agudizados por el sufrimiento de la guerra y sus consecuencias inmediatas (exilio, censura y miseria) POETAS DE LA GENERACIÓN DEL PEDRO SALINAS Pedro Salinas nació en Madrid en Destaca su labor como profesor y crítico literario. Fue catedrático de Literatura en Sevilla y Madrid, así como en universidades extranjeras como la Sorbona de París. Se exilió a Estados Unidos, donde murió en Influido por la obra de Juan Ramón Jiménez, cultiva la poesía pura. Al igual que él, busca entrar en la esencia oculta de las cosas a través de un lenguaje intelectualizado, aparentemente sencillo y, a veces, contradictorio. Sus primeros libros, Presagios (1923), Seguro azar (1929). etc., mezclan la poesía pura y los temas futuristas. La fama le llega con dos libros de temática amorosa: La voz a ti debida (1933) y Razón de amor (1936). En el primero su concepción de un amor total apela a la inteligencia de la amada, a la que considera amiga. En el exilio escribe El contemplado (1946), sobre el mar de Puerto Rico JORGE GUILLÉN Jorge Guillén nació en Valladolid en Al igual que Pedro Salinas. Se exilió a Estados Unidos, donde dio clases en varias universidades. Fue premio Cervantes en 1977: murió en Es el máximo representante de la poesía pura dentro de la generación. Parte de una concepción optimista y equilibrada de la vida, tal como muestra en Cántico (1928). Después de la guerra, cambia el tono en Clamor (compuesto por Maremágnum [1957], Que van a dar en la mar [1960] y A la altura de las circunstancias [1963]) y Homenaje (1967), en el que protesta frente a la injusticia. Poemas en figuras y otros poemas (1973) y Final (1982) cierran su obra, reunida bajo el título global de Aire nuestro. Guillén tiene un estilo depurado y denso; recurre al verso libre y al versículo GERARDO DIEGO Gerardo Diego nació en Santander en 1896 y fue catedrático de instituto en varias ciudades. En 1925 ganó, junto con Rafael Alberti, el premio Nacional de Literatura. Después de la Guerra Civil permaneció en España. Fue académico de la Lengua desde 1948 y premio Cervantes en Murió en Destaca la variedad de temas y su dominio de la métrica y del lenguaje. En su obra alternan tradición y vanguardia. Como poeta creacionista publica Imagen (1922) y Manual de espumas (1924). A su vertiente tradicional pertenecen, entre otros libros: Versos humanos (1925), en el que recupera estrofas como el romance y el soneto; Soria (1922), bajo el influjo de Antonio Machado; Vía crucis (1931), de honda religiosidad, y Alondra de verdad (1941), compuesta por cuarenta y dos sonetos. Fue músico y crítico literario, además de poeta. 5

6 VICENTE ALEIXANDRE Vicente Aleixandre nació en Sevilla en 1898, aunque se trasladó a Málaga con su familia y, posteriormente, a Madrid. No se exilió, por lo que pudo ejercer su magisterio en España sobre los poetas más jóvenes. Fue premio Nacional de Literatura en 1933, académico de la Lengua desde 1934 y premio Nobel en Murió en En sus primeras obras parte de un concepto pesimista del mundo, en el que el hombre aparece como una criatura desgraciada; evoluciona después hacia una poesía de comunicación en consonancia con la tendencia social vigente en los años cincuenta. La mayor parte de su creación sigue los pasos del Surrealismo, por lo que utiliza el versículo y la imagen visionaria. De su primera etapa destacan Espadas como labios (1932) y La destrucción o el amor (1935), en los que su pesimismo le lleva a un deseo de fundirse con la naturaleza. Sombra del paraíso (1944), su obra cumbre, inaugura la corriente desarraigada de la posguerra. A partir de los años sesenta, su obra se hace más densa; desarrolla temas como la vejez y la muerte en Poemas de la consumación (1968) y Diálogos del conocimiento (1974), entre otros libros LUIS CERNUDA Luis Cernuda nació en Sevilla en Vivió en Madrid y fue profesor en Francia y, ya exiliado, en Inglaterra, Estados Unidos y Méjico, donde murió en Su personalidad, solitaria y atormentada, se refleja intensamente en su obra, en la que se percibe la influencia de los poetas franceses y alemanes y los clásicos españoles como Garcilaso y Bécquer. Su concepto del mundo como choque permanente entre los anhelos del ser humano y las trabas sociales, se resume en el título que da nombre a toda su obra: La realidad y el deseo. Le interesan temas como el amor desengañado, la soledad y la consecución de la belleza. Su estilo está marcado por un lenguaje depurado y por la utilización del verso libre. De sus primeras obras destaca Perfil del aire ( ). Los libros Los placeres prohibidos (4931) y Donde habite el olvido (1934) son plenamente surrealistas. Del exilio son Las nubes ( ), Como quien espera al alba (1947) y Desolación de la Quimera (1962), en los que su amargura se acentúa por la nostalgia de la patria lejana. Luis Cernuda es, además, un importante crítico literario y un gran prosista, como demuestra en Ocnos (1942) DÁMASO ALONSO Dámaso Alonso nació en Madrid en Se dedicó más intensamente a la crítica literaria y a la enseñanza universitaria que a la poesía. Lo mejor de su obra se publica a partir de 1944, por lo que su inclusión en la Generación del 27 es a veces motivo de discusión. Fue presidente de la Real Academia Española y premio Cervantes en Murió en Dámaso Alonso ayudó a la revalorización de Góngora gracias a sus estudios sobre este poeta. Sus primeros libros, ingenuos y sencillos, se adscriben a la poesía pura (Poemas puros. Poemillas de la ciudad [1921] y El viento y el verso [ ]). Pero su voz se vuelve dura y angustiosa en Hijos de la ira (1944), libro escrito en versículos que inaugura la poesía desarraigada, 6

7 junto a Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre, y que supone un grito de horror contra el duro ambiente de la posguerra. Continúa tratando el tema existencial con Hombre y Dios (1955) y termina su ciclo poético con obras como Gozos de la vista (1981) y Duda y amor sobre el Ser Supremo (1985) RAFAEL ALBERTI Rafael Alberti nació en el Puerto de Santa María (Cádiz) en En 1917 marcha a Madrid con su familia; en esta ciudad inicia su actividad como pintor, que compatibilizará siempre con la poesía. En 1925 se le concede el premio Nacional de Literatura junto a Gerardo Diego. Tras colaborar activamente con la República marcha al exilio en Argentina e Italia. Vuelve a España en 1977 y en 1983 se le concede el premio Cervantes. Muere en Su poesía se caracteriza por la variedad de estilos y temas (existenciales, humorísticos, políticos, personales...) y por el dominio de la métrica. En sus primeras obras (Marinero en tierra [1925], La amante [1926], El alba del alhelí [1927]) destacan el elemento popular y las letrillas tradicionales. Más adelante su obra cobra acentos gongorinos (Cal y canto [1929]) y vanguardistas (Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos [1929] y Sobre los ángeles [ ]; esta última considerada su obra maestra y escrita en versos cortos y versículos, expresa su angustia existencial ante el caos en el que vive el hombre.) A partir de 1931 su poesía da un giro hacia la literatura comprometida con libros menos estéticos y más propagandísticos, como El poeta en la calle ( ). Su ingente creación prosigue en el exilio con A la pintura ( ), Retornos de lo vivo lejano ( ) y Baladas y canciones del Paraná ( ), en los que trata el tema de la nostalgia de España. De sus últimos libros sobresale Fustigada luz (1976). Alberti fue, además, un gran dramaturgo y prosista, como lo atestigua su libro de memorias La arboleda perdida ( ) FEDERICO GARCÍA LORCA Federico García Lorca nació en Fuentevaqueros (Granada) en Le interesaron la música, la pintura y el cine además de la poesía. En Madrid estuvo alojado en la Residencia de Estudiantes, donde entró en contacto con Luis Buñuel y Salvador Dalí, a los que le unió una gran amistad. Su estancia en Nueva York durante el curso le produjo una viva impresión que cambió completamente el estilo de su obra poética. En sus últimos años tuvo un gran éxito como dramaturgo. Colaboró intensamente con la República y, a los pocos días de estallar la Guerra Civil, fue fusilado en las cercanías de Granada. El mundo poético de Lorca es trágico y violento y en él se reiteran ciertos motivos temáticos: el amor y el sexo; la muerte como destino inevitable; la infancia; lo social, que se manifiesta en una doble vertiente: por un lado las imposiciones morales que crean vidas frustradas, y por otro, una realidad que siempre castiga al indefenso. Lorca es un autor de grandes contrastes: se unen en su poesía la desazón y la alegría, la técnica y la inspiración, lo culto y lo popular, lo tradicional y lo vanguardista, consiguiendo así una poesía profundamente humana y original. Su mundo poético está poblado de seres marginados (la mujer, el gitano, el negro...) y le obsesionan temas como la soledad y el destino 7

8 trágico, simbolizado en la muerte. Domina la métrica clásica (sonetos, romances, coplas...) y crea imágenes de gran fuerza y originalidad. De la ingenuidad de sus primeros libros, Libro de poemas (1921) y Canciones (1927), pasa a expresar el dolor de «la Andalucía del llanto» en el Poema del cante jondo (1927) y el Romancero gitano (1928). Recurre al Surrealismo para expresar sus inquietudes sociales en Poeta en Nueva York (1940), en el que expone en versículos su angustia ante la civilización moderna. Esa realidad hostil produce un clima de angustia, la soledad y el sufrimiento se convierten en rasgos constantes de esta civilización urbana en la que coexisten dos mundos: El mundo blanco: es el mundo de la civilización, representa los valores del orden y la seguridad, la riqueza material preside las relaciones humanas; el egoísmo y la crueldad caracterizan a los individuos. El mundo negro, formado por seres humanos marginados, ajenos al desarrollo de la gran ciudad, que no comparte los valores de la sociedad blanca, contra la que, en ocasiones, se rebela. Sus últimas obras, Diván de Tamarit (1934), de influencia árabe, Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías (1935), prodigiosa elegía al torero amigo es un resumen y compendio del mundo de Lorca, combinación de lo popular con el Surrealismo, estilización del lenguaje hasta límites insospechados y utilización de la metáfora y las repeticiones es magistral, y los Sonetos del amor oscuro (póstumos), nos muestran a un poeta apasionado dolido por la vida y el amor no correspondido. 8