Lección 6: No dado al vino, Dueño de sí mismo

Transcripción

1 Lección 6: No dado al vino, Dueño de sí mismo Pero es necesario que el obispo sea..., no dado al vino (1 Ti. 3:3) Porque es necesario que el obispo sea..., dueño de sí mismo (Tit. 1:8) Objetivo El alumno comprenderá la importancia de tener un concepto correcto del uso del vino en las Escrituras; y sobre todo adquirir y aplicar el dominio propio a todos los aspectos de su diario vivir. Introducción Vivimos en un mundo que siempre ha tenido problemas con el alcohol. Pero más que con el alcohol, con su falta de templanza, su falta de dominio propio. Las personas no son dueñas de sí mismas. La persona que es dominada por el alcohol, pierde el control de sí misma y se pone bajo el dominio del alcohol, en consecuencia llega a estar en un estado de desorden y confusión total. La embriaguez lleva al hombre a una condición que se caracteriza sobre todas las cosas por la pérdida del entendimiento, del razonamiento correcto, del juicio y del equilibrio, no solo para caminar, sino para actuar y hablar; además, el vicio del alcohol conlleva el derroche de dinero y a una disipación completa. Por eso se requiere que el hombre que anhela obispado no sea dado al vino. Pues se requiere de un hombre con dominio propio, con buen juicio, equilibrado en su forma de hablar, y de evaluar asuntos importantes de la vida diaria. No dado al vino: Paroinos significa, en la presencia continua del vino, entreteniéndose en el vino, no adicto al vino. Se refiere al hombre que toma mucho vino. Esta palabra no habla de abstinencia total, sino tan solo a no ser adicto al vino. Tampoco se refiere al jugo de uva, ya que el sentido común nos indica que no es común que una persona se vuelva adicta al jugo de uva. Dueño de sí mismo: Enkrates. Esta frase se refiere al ejercicio del dominio propio. El dominio propio es una virtud que, por la gracia de Dios, debemos adquirir para nuestro propio bienestar espiritual (2 Pe. 1:6). Y que, además, es una de las manifestaciones del fruto del Espíritu Santo (Gá. 5:22-23) Iglesia Evangélica de Hermanos Congregados en el Nombre del Señor Jesús, A.R. Lección 6. Página 1/7

2 El dominio propio relacionado al vino. A. El uso de la palabra vino. Este no es un estudio exhaustivo de la palabra vino y sus distintos significados e implicaciones. La Palabra vino, como bebida, es la traducción de diez palabras hebreas diferentes y de dos griegas. Sin embargo, es necesario que veamos algunos asuntos claramente expuestos en las Sagradas Escrituras relacionados con la bebida llamada vino. En el Antiguo Testamento el vino es mencionado junto con el aceite y los granos, como don de Dios (Dt. 7:13, 11:14; Sal. 104:14-15; Os. 2:8-9; Jl. 2:23-24). Por lo tanto no era mal visto tomar vino, aún delante de la presencia de Dios (Dt. 12:17-18, 14:26; Is. 62:8-9). Además el vino formaba parte de las ofrendas para Jehová (Nm. 18:12; Neh. 10:37). En el Nuevo Testamento la palabra vino proviene de dos palabras griegas: Oinos : vino fermentado. Gleukos : jugo nuevo de la uva, sin fermentar, o en estado de fermentación. Mosto. Las dos palabras abarcan el jugo de uva fermentado (Mt. 9:17; Mr. 2:22; Lc. 5:37), la rotura de los odres implica fermentación. En Hechos 2:13 y Oseas. 4:11, se infiere que el mosto embriaga. B. El buen uso del vino en la Biblia. Medicinal: se usaba para curar (Lc. 10:34; 1 Ti. 5:23). Ritual: como libación en el holocausto diario (Ex. 29:39-41; Lv. 23:13). Doméstico: en todo el Mediterráneo era, y es actualmente, un elemento que formaba parte de la comida diaria y de sus festividades (Gn. 14:18; Dt. 14:26; 2 Cr. 2:10, 15; Neh. 5:18; Job 1:13, 18; Juan 2:3). El consumo del vino estaba prohibido para los sacerdotes cuando tenían que servir en el tabernáculo o templo (Lv. 10:9). Se recomendaba a los reyes, a causa de su trabajo de juzgar los problemas de sus súbditos, que no bebieran vino ni sidra (Pr. 31:4-5; Ec. 10:17; Is. 28:7). Los nazareos debían abstenerse de todo lo relacionado a las uvas y a la sidra todo el tiempo que se consagraban a Dios (Nm. 6:1-4, 21). Tomaba Jesús vino? Qué piensas de lo que dice Mateo 11:19? 2003 Iglesia Evangélica de Hermanos Congregados en el Nombre del Señor Jesús, A.R. Lección 6. Página 2/7

3 C. El abuso del vino. El concepto del judío del Antiguo Testamento es este: Por ser considerado el vino como un don de Dios puede ser bebido con moderación. Pero el problema es que hay quienes no tienen dominio propio, quienes no tienen madurez, y se dejan llevar por el placer que causa el vino (Pr. 21:17, 23:31). Ciertamente la Biblia condena el abuso del vino, alcohol y semejantes (Pr. 20:1, 21:17, 23:29-35; Is. 5:11,22; 1 Co. 5:11, 6:9-10; Gá. 5:19-21; Ef. 5.18; 1 P. 4.3). Entre los israelitas el exceso se prevenía de diversas maneras: a) Rebajaban el vino con agua (tres o cuatro partes de agua, por una de vino). El vino de la Pascua era mezclado con agua. En la Iglesia primitiva, el vino de la Cena del Señor se rebajaba con agua. b) Uno de los deberes del maestresala en los banquetes era determinar en qué proporción se tenía que mezclar el vino y determinar qué cantidad podía beber cada individuo (Juan 2:9-10). El Nuevo Testamento es explícito en cuanto al uso del vino: 1. Respecto a los ancianos (1 Ti. 3:3; Tit. 1.7) 2. Respecto a los diáconos (1 Ti. 3:8) 3. Respecto a las ancianas (Tit. 2:3) 4. Respecto a todos en general (Ef. 5:18-19) Debido a que el vino ocasiona la pérdida de alerta mental y buen juicio, los ancianos debemos abstenernos de él, ya que no sabemos en qué momento necesitemos realizar algún servicio al Señor, y para ello se requiere claridad mental y control de nuestros sentidos todo el tiempo. Tenemos además una responsabilidad mayor que la de los demás creyentes. Debemos cuidar que nuestra libertad cristiana, no venga a ser tropezadero para los débiles, o que un hermano en la fe por quien Cristo murió, se pierda (1 Co. 8:9,11; Ro. 14:21). Proverbios 23:29-35, es una clara enseñanza respecto al abuso del vino. Puedes especificar en tus propias palabras los peligros y consecuencias del abuso del vino? 2003 Iglesia Evangélica de Hermanos Congregados en el Nombre del Señor Jesús, A.R. Lección 6. Página 3/7

4 El dominio propio aplicado a toda nuestra vida (Tit. 1:7) Mucha gente está consciente de sus excesos, de su falta de control, pero no pueden cambiar, no pueden parar cuando ya dieron rienda suelta a sus emociones. Si una persona quiere ejercitar el noble oficio de obispo, debe manifestar que su vida, su carácter, sus emociones y su voluntad están bajo el control del Espíritu Santo. Por qué? Porque el trabajo que el Señor nos encomendó es con seres humanos, con debilidades propias de una raza caída, aunque redimidos. Y nosotros debemos ser ejemplo ante ellos de que Dios es real y que ha transformado nuestras vidas desde lo más profundo de nuestro ser. Además, debemos predicar, exhortar y amonestar acerca de estos asuntos frecuentemente, ya que por falta del dominio propio muchos miembros empiezan o promueven situaciones en la iglesia o en su familia que después se tornan críticos. A. Lo que implica ser dueño de sí mismo. Ser dueño de sí mismo, implica y abarca tener el control (dado por el Espíritu Santo) de nuestras emociones, de nuestro carácter, de nuestro hablar, del uso del tiempo y del dinero que Dios nos provee. La administración de estas cosas testifican cuánto hemos crecido espiritualmente. Ser dueño de sí mismo, tiene que ver con aquellas cosas que nos son lícitas (permitidas) (1 Co. 6:12, 10:23), como algún deporte, algún programa de televisión, algún banquete, algunas comodidades, etc., pero que no nos convienen, que no nos edifican, y que además, no deben dominarnos. Hay quienes han sido dominados por alguna de estas cosas, saben que ellos están equivocados y han intentado cambiar, pero al no poder hacerlo, demuestran que no son dueños de sí mismos (Ro. 6:16). El ser dueño de sí mismo, implica autodisciplina. Significa que una persona está consciente de sus debilidades y de todo aquello que le puede afectar en su vida cristiana y en su servicio al Señor, pero que se abstiene de toda aquello que le afecta o que le distrae de sus metas en el Señor (1 Co. 9:25; He. 12:1). Ser dueño de sí mismo, tiene que ver con la responsabilidad de hacer de nuestras vidas algo glorioso, en vez de un desastre. Dios nos ha dado su Palabra y su Espíritu. Ahora nosotros tenemos que echar mano de sus promesas y debemos querer obedecer. Tenemos que someternos al control del Espíritu Santo día tras día. Si no lo hacemos, el egoísmo, la avaricia, el orgullo, la pereza, o algún vicio se adueñará de nuestras vidas (1 Co. 9:26-27). El apóstol Pablo es el mejor ejemplo de un hombre que al tiempo que era dueño de sí mismo, era siervo de Cristo al 100 %. Toda su vida, todas sus energías, todas sus emociones, las volcó hacia el Señor y su servicio. No había cosa de este mundo que le distrajera, mucho menos que le dominara, sino que su gran pasión fue siempre el Señor (Fil. 1:20-23, 3:7-12; 1 Co. 9:19-23). Qué 2003 Iglesia Evangélica de Hermanos Congregados en el Nombre del Señor Jesús, A.R. Lección 6. Página 4/7

5 paradoja! Un hombre dueño de sí mismo, y a la vez un siervo de Cristo al 100%. Qué palabras de 2 Timoteo 3:1-5 nos hablan de personas que no son dueñas de sí mismas? B. La importancia de ser dueño de sí mismo. Por qué es importante tener esta virtud? Porque implica que hay gran madurez en la persona que la posee. Los que son dueños de sí mismos no pierden el control de sus vidas en momentos críticos, sean de pruebas o de tentaciones. El ser dueño de sí mismo significa que las circunstancias no tienen dominio sobre nosotros. A Pablo y a Silas podían azotarlos con vara, los podían encadenar, podían poner sus pies en un cepo, pero no podían quitar de su corazón el deseo de alabar a su Señor (Hch. 16:22-25). Pablo y Silas eran dueños de sus circunstancias. Recordemos a todos aquellos que han sufrido cárcel, hambres, torturas por su Señor. Podían atormentar sus cuerpos, pero su espíritu estaba en las manos de su Señor, a quien nunca abandonaron (He. 11:36-39). De vez en cuando alguna iglesia local pasa por momentos difíciles que sacuden la vida de sus miembros; es entonces cuando se necesita de manera especial que el anciano sea dueño de sí mismo. El anciano no se deja llevar por el pánico, sino que con gran madurez permanece firme en la doctrina y en sus convicciones cristianas. Son como Josué y Caleb, firmes, confiados en las promesas del Señor (Nm.14:1-9). Recordemos como todo el pueblo se desanimó debido a la información de los otros diez espías. Sin embargo, Josué y Caleb tenían otra mentalidad. Ellos no veían las circunstancias difíciles de la tierra prometida, ellos conocían la grandeza del Señor. El rey David demostró que no fue dueño de sí mismo al caer en adulterio con Betsabé. En qué áreas no lo fue (2 S. 11:1-15)? 2003 Iglesia Evangélica de Hermanos Congregados en el Nombre del Señor Jesús, A.R. Lección 6. Página 5/7

6 Ejercicio Contesta las siguientes preguntas: 1. Qué debemos hacer, o decir, si sabemos que un anciano tiene la costumbre de tomar una cerveza o una copa de vino en su comida? 2. Qué opinas sobre el uso de vino en la Cena del Señor? 3. Piensas que otros cristianos pueden tomar una cerveza o una copa de vino sin que ofendan al Señor? Por qué? 4. Califica tu dominio propio en las siguientes áreas. Qué harás al respecto? AREA Pésimo Regular Bueno Muy bueno Excelente El vino, cerveza, otro La ira Televisión Chismes Comida Dormir Hablar Problemas en tu iglesia Críticas que te hacen 2003 Iglesia Evangélica de Hermanos Congregados en el Nombre del Señor Jesús, A.R. Lección 6. Página 6/7

7 Conclusión Para ser un atleta se necesita disciplina en cualquier área. No hay premio si no hay esfuerzo y sacrificio. Para ser una persona madura, se necesita autodisciplina. Eres disciplinado o te dominan las circunstancias? Eres dueño de ti mismo, o te domina tu mal carácter? Tienes dominio propio en los momentos difíciles de tu responsabilidad como anciano, o te desanimas fácilmente? Todo el que sirve actualmente al Señor, sabe cuán necesaria es esta virtud del dominio propio. No podemos ejercer la labor de obispo o pastor del rebaño del Señor sin dominio propio. Nuestras emociones deben estar bajo control del Espíritu Santo diariamente, para no actuar locamente o desanimarnos fácilmente. Nuestro carácter debe estar dominado por el Señor para que no digamos o hagamos cosas insensatas. Dios tampoco quiere que seamos adictos al vino, principalmente aquellos que servimos al Señor, o aquellos que quieran servirle. Si podemos abstenernos de manera absoluta como los recabitas (Jer 35:14) mucho mejor. Sin embargo, debemos recordar que la abstinencia total es voluntaria y por amor al hermano débil (Ro. 14:21). No lo podemos imponer como norma absoluta para todos los creyentes. La iglesia debe tener en nosotros personas firmes, seguras, con convicciones, pero a la vez equilibradas, llenas de amor, de paz, de gozo y de dominio propio Iglesia Evangélica de Hermanos Congregados en el Nombre del Señor Jesús, A.R. Lección 6. Página 7/7