Resistencia no violenta: guía para padres de adolescentes que presentan comportamientos violentos o autodestructores 1. Halm Ommer 2 & Uri Winblatt 3

Transcripción

1 Resistencia no violenta: guía para padres de adolescentes que presentan comportamientos violentos o autodestructores 1 Halm Ommer 2 & Uri Winblatt 3 Resumen: los autores presentan una serie de pasos a poner en marcha destinados a ayudar a los padres de niños y niñas 4 agresivos o violentos. Ellos insisten en la necesidad de restaurar la presencia parental sin aspirar al sometimiento de éstos jóvenes. Palabras clave: adolescente violento - presencia parental - resistencia no violenta. El fenómeno del adolescente que presenta comportamientos agresivos constituye un desafío para los padres y para los profesionales. En efecto, éstos niños/-as se caracterizan por tener un lado extremadamente batallador, explosiones de ira, amenazas constantes y violencia física. El común denominador de estos comportamientos se resume en la actitud central del niño(-a) violento: "El jefe soy yo". Los padres se dan cuenta que las diferentes maneras de gestionar a su hijo(-a) (incluso aquellas que los profesionales les sugieren) son ineficaces. Su experiencia les muestra que si ellos intentan reaccionar con reprimendas, gritos, amenazas y castigos, no solamente el joven les responde de la misma manera, sino que además corren el riesgo que éste se comporte aún peor que antes. Por otro lado, si los padres se someten a las expectativas del hijo, éstas serán cada vez más excesivas. Llegados a este punto, el hogar que supuestamente debería ser un refugio seguro para la familia, pasa a ser un siniestro campo de batalla donde padres e hijo(s) son actores prisioneros de un combate sin fin. Si ésta situación perdura, los padres se agotaran y estarán dispuestos a retirarse. No es sorprendente que muchos padres opten por la sumisión con tal de obtener la paz y la calma. De todos modos, la experiencia nos muestra que esta tregua es de corta duración. Pronto se pone en evidencia que la sumisión conduce a demandas aún más exigentes. Este proceso se perpetúa, se refuerza y se acelera por sí mismo. Los padres se ven a sí mismos como si no tuvieran ninguna escapatoria y a pesar de sus esfuerzos se ven implicados en un circulo vicioso de sumisión --> exigencias acentuadas del hijo --> despertar de la hostilidad parental --> intensificación de represalias del hijo --> hasta el infinito. En un clima de éstas características la violencia dicta casi todas las actitudes del hijo y de los padres. Podemos identificar dos tipos de escaladas: - La escalada recíproca (o hostilidad que genera hostilidad) - La escalada complementaria (dónde la sumisión de los padres aumenta las exigencias del 1 Este texto es la traducción de un capítulo de la obra publicada por Omer, H. (2004): Non-violent resistance: A new approach to violent and self-destructive children (pp ). Cambridge University Press, Cambridge, UK. Traducción al español realizada por H.Gabarró, a partir de la traducción francesa realizada por E.Goldbeter. 2 Profesor de psicología en la Universidad de Tel-Aviv. 3 Jefe de la Unidad de Formación de padres del Schneider's Children Hospital, New York. 4 Nota de la traductora española: a partir de ahora haré referencia a niño o hijo a pesar que me refiero a niño/ niña o hijo/hija, para simplificar la lectura.

2 hijo). Cuando el comportamiento del adolescente entra en escalada (por ejemplo cuando él amenaza, grita, tiene crisis de ira o pelea porque no recibe lo que quiere), los padres se comportan generalmente capitulando o intentando imponer por la fuerza su autoridad. Desgraciadamente, estos dos tipos de actitud incitan al joven a continuar con la escalada. La escalada recíproca aparece cuando el progenitor intenta imponer su autoridad por la fuerza o cuando reacciona a las manifestaciones violentas del adolescente de la misma manera (amenazando, insultando, gritando, imponiendo castigos duros o pegando). El joven, a su vez, reacciona a la actitud de los padres con un comportamiento aún más agresivo. El segundo tipo de escalada es asimétrica y aparece cuando el padre capitula delante del hijo transmitiéndole el mensaje de que él es débil e incapaz de gestionar sus explosiones. El adolescente desarrolla a partir de ése momento la certeza que puede obtener aquello que desea mediante amenazas y violencia. Desgraciadamente, estos dos tipos de escalada se alimentan la una de la otra: cuanto más el padre se somete, más se frustra, se exaspera y más cerca está de dejarse llevar y reaccionar de forma violenta. Cuando las explosiones recíprocas aumentan en violencia, pasan a ser cada vez más espantosas hasta que el progenitor llega quizás a someterse. En una atmósfera tal de escalada constante, no es raro que los padres sean cada vez menos capaces de expresar o incluso de sentir afecto por su hijo. Resistencia NO violenta: La resistencia NO violenta es una herramienta que va a permitir a los padres parar el comportamiento destructor de su hijo sin crear una escalada. Ella induce, en el hogar, un ambiente que favorece la expresión de la proximidad y del afecto. Nosotros definimos la resistencia no violenta como una serie de actividades que divulgan el mensaje Yo no estoy dispuesto a continuar así y voy a hacer todo lo que esté en mis manos para cambiar esta situación, excepto atacarte físicamente o verbalmente. La resistencia no violenta se caracteriza por los principios siguientes: Una posición firme ante las exigencias importantes y la voluntad de actuar con determinación para evitar las actitudes destructoras del hijo. Consiste en la evitación total de cualquier uso de la violencia física o verbal tal como golpes o insultos, amenazas o acusaciones. La resistencia no violenta ofrece a los padres un eje moral y práctico para afirmar su presencia y vigilar los actos de su hijo; Ella debilita la escalada e incluso la impide.

3 Nosotros insistimos sobre el hecho que el objetivo de la acción no violenta es el de restaurar y restablecer la presencia de los padres. Nosotros consideramos que una firme presencia parental es el mejor medio para construir una buena relación con los hijos. La autoridad parental que nosotros buscamos no se basa en una fuerza física mayor del padre respecto al hijo, sino que se basa en la determinación de estar de su lado y a su lado. Cuando más muestre usted su presencia parental, más grandes son las oportunidades que su hijo abandone las configuraciones destructivas y que un diálogo se instaure de nuevo entre ustedes. Los principios de no provocación y de reacción diferida: Con tal de evitar la escalada y para crear una nueva relación que no se base más en las luchas de poder sin fin, ustedes deberían evitar entrar en éste tipo de confrontaciones inútiles. De todos modos, ya que el hijo a aprendido a imponer su voluntad con la ayuda de amenazas y violencias, él va a intentar llevaros a ese tipo de confrontaciones. Esto deriva simplemente del hecho que el adolescente violento se aprovecha de la confrontación y no solamente cuando gana. Conseguir que usted pierda el control constituye para él una justificación para continuar con su comportamiento agresivo. Su actitud no proviene del hecho que él sea malo o que está mal de la cabeza, sino que está más bien relacionado con el hecho de haberse acostumbrado a escalar -lo que significa que si no obtiene lo que quiere, su comportamiento va a entrar en escalada-. Podemos suponer que usted también se ha acostumbrado a la escalada ( a escalar ). Usted monta en cólera rápidamente igualmente que su hijo, lo que no le permite tampoco estar sereno ante una situación conflictiva y eso le lleva a perder el control. Los progenitores provocados en una confrontación con sus hijos, tienden a hablar demasiado para convencerse, moralizar, pelearse, gritar o amenazar. Todas esas formas de charla y de riñas constituyen una provocación y llevan a la escalada! He aquí un escenario típico: - Tu no te irás! - Si, claro que me iré! - Te he dicho que no te irás! - Tu eres nadie para decirme lo que yo debo hacer! - Mientras vivas bajo mi techo, te comportaras según mis reglas! - Yo no te he pedido nada (y el hijo se va cerrando la puerta con todas sus fuerzas). Finalmente, el joven ha hecho lo que él quería y usted se queda allí, desbordado y furioso. El conflicto entre ustedes no ha hecho más que empeorar. Frecuentemente, sus tentativas de explicar, convencer, moralizar y argumentar tienen por resultado que su hijo muestre desprecio por lo que usted ha dicho, no le responda o ignore totalmente su existencia. Cuanto más habla usted, más impotente se siente. Por ésta razón, acuérdese que : - Hablar demasiado lleva a la escalada o lo deja más impotente. Una prohibición clara y limpia

4 vale más que miles de explicaciones y palabras moralizadoras o destinadas a convencer. Las amenazas si... entonces...! lo llevaran a contra-amenazas por parte del adolescente. A partir de ése momento no olvide lo siguiente: no provoque, no dé argumentos, no grite, no moralice y no amenace. El principio de la NO provocación se acompaña del de la reacción diferida: La idea que usted debe reaccionar inmediatamente a toda declaración, reivindicación, queja, acusación o provocación que venga del joven es completamente falsa. Usted debería poder optar por una reacción diferida. Para hacerlo: Tómese tiempo y prepare su respuesta. Si usted tiene alguna duda, es mejor guardar la calma y no reaccionar. El silencio le da tiempo y permite que sus hijos pierdan munición. El silencio no es la sumisión. Si usted lo desea, usted puede preceder el silencio de algunas palabras como: No me gusta esto. Voy a pensar en ello. O tengo que reflexionar sobre ello. Ésta declaración debería ser proferida sin ninguna alusión amenazante sino como el establecimiento de un hecho. Cuando usted haya hecho esto varias veces, el niño comprenderá que su silencio no significa que el tema esté zanjado. El silencio sin sumisión es más eficaz que cualquier sermón o argumento. Se equivoca si piensa que su silencio será interpretado como un signo de debilidad o que su hijo explotará. El silencio dejará claro que usted no va a cooperar más con sus invitaciones al conflicto. Usted debería empezar a dirigirse al joven en otro lenguaje que no sea el de la moralización o de la subyugación. Debemos señalar que el silencio constructivo no es una separación. Su presencia parental no será reducida por ese silencio sino que ella será incluso más fuerte. Usted se muestra a sí mismo, el hijo no puede provocarle con una confrontación y usted mantiene su posición independiente de padre. Los principios de la no provocación y de la reacción diferida deberían guiarle en los momentos de escalada en los que podría encontrarse con su hijo. En las situaciones difíciles, repítase serenamente: no te dejes provocar, no te dejes provocar, no te dejes provocar. La posición emocional expresada con estos dos principios es defensiva. En ésta posición, usted permite que los ataques del adolescente se disipen por sí mismos. La posición defensiva le aporta una respuesta a dos estados emocionales penosos que lo llevan a la sumisión o a la escalada, es decir o bien a la desesperación o bien a la ira. La desesperación puede llevar al padre a preferir comprar la paz y la calma mediante la sumisión. La ira lo lleva a responder al hijo con la misma moneda. La posición defensiva ayuda al progenitor a mantener una resistencia no violenta y a evitar a la vez la sumisión y la escalada. Huelga por ocupación (sit-in o la sentada) Uno de los actos más fuertes de resistencia no violenta que un padre puede hacer a su hijo es la sentada o sit-in. Le permite de demostrar una presencia parental sin ser llevado a la provocación. Se trata de una manifestación silenciosa de presencia que expresa una posición

5 firme. El sit-in tiene como objetivo comunicar al hijo su decisión clara de no tolerar más sus actos destructores y su violencia. Como llevar a termino la sentada o sit-in? En el momento que le convenga más, entre en la habitación del adolescente, estando él dentro. No lo haga inmediatamente después de un suceso violento, sino unas horas o incluso un día más tarde, cuando usted ya esté calmado y haya pasado cierto tiempo ( existe un proverbio que dice: trabaje el hierro cuando ya esté frío ). Es muy importante que usted no tenga prisa, ni esté obligado a irse a la mitad de ésta acción para ocuparse de otras cosas. Cierre la puerta y siéntese (en un silla, por el suelo o encima de la alfombra) de manera que usted ponga difícil el acceso a la puerta de salida de la habitación. Después de haberse instalado,dígale: nosotros no estamos dispuestos a tolerar comportamiento... (aquí debería indicar de manera específica a qué comportamiento inaceptable se refiere y dar algunos ejemplos). Vamos a quedarnos sentados aquí tranquilamente y vamos a esperar tus sugerencias para parar esto. Después usted se sienta tranquilamente y espera las sugerencias del hijo. Tendrá que escucharlas y sopesarlas. Si el adolescente responde con acusaciones (es culpa de mi hermano!), o con exigencias (si me compráis una televisión, voy a parar!) o mediante amenazas (pues me iré de casa!), dígale que usted no puede aceptar esa sugerencia y manténgase sentado con calma. En ningún caso no se deje provocar. Evite pronunciar algún tipo de acusación, lección, amenaza o entrar en una pelea. Espere tranquilamente y pacientemente y no se deje incitar para un ajuste de cuentas en forma de pelea verbal o física. El tiempo y el silencio comunican el mensaje de una presencia parental determinada. Si el hijo hace una sugerencia positiva, incluso si ella es insignificante, hágale preguntas para su clarificación y luego váyase de la habitación tranquilamente, declarando de manera positiva que usted dará una oportunidad a esa sugerencia. No lo amenace diciendo que va a volver a sentarse en su habitación si no respeta la sugerencia. Si el joven ha hecho la misma sugerencia en una de las sentadas precedentes, respóndale ya hiciste ésta sugerencia y ahora necesitamos algo que funcione mejor!. Si no sugiere nada de nada,quédese en la habitación durante una hora y luego váyase sin proferir ningún tipo de amenaza o de advertimiento por su parte. Cuando usted se vaya, usted puede decir: no hemos encontrado aún la solución. Algunos puntos importantes a no olvidar: -Los progenitores deben planear con antelación cual es el mejor momento para ocupar la habitación. -El comportamiento indeseable debe ser definido con precisión. -Dar un mensaje demasiado general como: insistimos que te comportes bien no es una buena idea. Tienen que poder indicar de manera específica aquello que ustedes esperan como por ejemplo: Insistimos en que pares de insultarnos y de tener gestos groseros hacia nosotros. Si los padres anticipan que el hijo va a reaccionar con violencia física, es útil tener a alguien en

6 la casa (un amigo o un miembro de la familia), pero no en la habitación. Después de la introducción mencionada más arriba, tiene que decir al hijo: debido a que tememos que reacciones de forma violenta, hemos invitado a tal persona para que sirva de testimonio. Si el hijo se conduce violentamente a pesar de la presencia del testimonio fuera de la habitación, usted debe solicitar la presencia de ésta persona en la habitación. Nuestra experiencia en decenas de casos muestra que la presencia de un tercero para casi totalmente la violencia. Después que la sentada se haya terminado, es mejor retomar la rutina familiar sin evocar ni hablar de resultados. Su hijo no estará contento con su sentada en su habitación, ya que se trata de una invasión de su espacio personal. Vamos enumerar un cierto nombre de reacciones que podrían suceder en situación de si-in o sentada y las maneras de responder: - Intento de echaros fuera de la habitación: el hijo va a intentar que salgáis de la habitación gritando por ejemplo: Fuera, no te soporto. La respuesta ideal a una actitud de éste tipo es vuestro silencio. No crea usted que quedarse en silencio en ésta situación indica debilidad de la actitud parental. Acuérdese: usted ha empezado el sit-in y ahora es usted quién construye las reglas! En ésta situación, dejarse arrastrar a una pelea significaría que usted ha perdido la iniciativa y que usted ha empezado a responder a las provocaciones. El hijo va a intentar echarlos fuera por la violencia o tirando objetos. En ése caso, protéjase sin devolver el ataque. Acuérdese que cada vez que usted teme la violencia física, es útil invitar a un tercero a estar presente en el momento del sit-in. Si la violencia física del adolescente no puede ser controlada sin ejercer una fuerza, pare la sentada a sabiendas que usted puede volver y retomarla cuando usted lo decida y en presencia de testimonios. Es extremadamente importante que usted sea capaz de parar una acción que presenta riesgos de escalada demasiado elevados. Básese en su juicio. Acuérdese: esto no sería signo de sumisión. No es más que una retirada para permitirle desplegar sus fuerzas! - Estipular condiciones a los padres: el hijo puede intentar parar el sit-in estipulando condiciones como por ejemplo: Voy a hacer lo que me pedís si me compráis tal y tal cosa. En ese caso, usted tendrá que responder pacientemente que usted no puede aceptar ésa sugerencia; vuelva al silencio inmediatamente después de haber dado esa respuesta. - El hijo ignora a los padres: Con éste tipo de reacción él intenta mostraros que la acción no ha surgido ningún efecto en él. Él puede empezar a mirar la televisión o instalar el estéreo o empezar a jugar en su ordenador. En ése caso, pare el material una sola vez. Si el hijo lo vuelve a encender, no lo provoque, pero espere hasta el final del sit-in. La próxima vez, antes de entrar en la habitación, corte la electricidad que alimenta el material o saque el mousse del ordenador. Otra forma con la que él puede ignorar a los padres es por ejemplo ponerse a dormir o hacer ver que duerme. En éste caso también, no reaccione y continúe con el sit-in. El tiempo pasa muy lentamente cuando un hijo hacer ver que duerme! Incluso si se duerme realmente, continúe con el sit-in como normalmente lo haría. El hecho que se duerma estando usted en la habitación puede ser un signo de cambio en la relación.

7 - Gritar o intentar poner a los padres en un aprieto: el objetivo de ésta reacción es la de llamar a los vecinos o otras personas con tal que intervengan y paren el sit-in. Si usted prevé este tipo de comportamiento y está nervioso por los resultados, avise a los vecinos con tiempo explicándoles lo que va a pasar y cuales son sus intenciones. Usted puede dar incluso a sus vecinos una copia de éste documento. - Intento de hacer hablar a un progenitor: el hijo puede intentar que usted vuelva a su rol familiar o que usted hable sin parar o que usted lo ignore, por ejemplo repitiendo una y otra vez: no entiendo qué quieres!. Si usted intenta explicarse más allá de la breve declaración inicial, usted va a gastar saliva en vano. - Sugerencia positiva por parte de su hijo: en ese caso usted debe pedirle explicaciones detalladas de su sugerencia. Es importante aquí que él sea concreto. Una sugerencia del tipo: voy a ser un buen hijo pide más clarificación. Si el hijo formula una sugerencia que puede ponerse en práctica, salga de la habitación y pare el sit-in. No tema que el hijo os enrede, porque de todas formas, si no modifica su comportamiento problemático, usted deberá volver a su habitación para hacer de nuevo un sit-in. Es esencial saber que muy a menudo los hijos modifican su comportamiento sin haber hecho ninguna sugerencia en su habitación. El sit-in tiene también por objetivo el cambio, al mismo tiempo, de la actitud del hijo y de vuestro lugar en el espacio familiar. Esto tiene lugar independientemente que si el hijo hace una sugerencia o no. Si él quiere salvar su honor sin hacer sugerencias pero luego modifica su comportamiento, eso es aceptable. Al final del sit-in, el hijo no es el único que ha cambiado. Usted habrá cambiado también porque usted habrá descubierto que tiene la capacidad de entrar en la habitación, de sentarse en ella durante el tiempo que usted haya determinado, de no permitirle que lo eche fuera de la habitación ni de dejarse provocar para una escalada. Usted va a constatar que tiene un peso personal y parental. Usted existe de nuevo y restablece su presencia. Su lugar en el mapa familiar cambia. El objetivo del sit-in es el de reducir en su vida cotidiana el comportamiento problemático del hijo. El objetivo no es que él se comporte correctamente en el momento mismo del sit-in. Incluso si le insulta durante todo el sit-in, esto no significa que vuestra acción sea ineficaz. Lo que determinará la necesidad de organizar otro sit-in, es la amplitud del comportamiento problemático después del sit-in. Si usted siente que ha habido una reducción del mismo, otro sit-in no será necesario. Si por el contrario usted considera que el comportamiento se mantiene tal y como estaba, empiece de nuevo e inicie otro nuevo sit-in. Levantar el velo del secreto Asegurar la colaboración de simpatizantes, mediadores y de la opinión pública: Una de las condiciones esenciales de la gestión de los comportamientos violentos o destructivos de un hijo es la introducción de personas exteriores en lo que está pasando. Se observa que las familias que viven situaciones violentas tienen como característica común (entre otras) el hecho de estar envueltos por la tela de un secreto. Según nuestra experiencia, el

8 secreto aumenta la violencia. Los padres tienen una tendencia natural a esconder estos sucesos para protegerse a sí mismos a la vez que protegen al hijo. De todas maneras por miedo a ser estigmatizados o por miedo a que su hijo lo sea, cortan todas las fuentes de ayuda y de apoyo, y se quedan aislados dentro de un círculo vicioso de violencia. Acuérdese que revelar un secreto y asegurarse el apoyo exterior aproxima el círculo vicioso de la violencia a su fin. Usted debe hacer entrar un cierto número de personas (amigos y miembros de la familia) en el secreto y dejar de tratar el comportamiento difícil del hijo como un mal profundo a esconder. Dar a entender al hijo que el secreto está roto, que usted no quiere continuar solo en ésta situación y que a partir de ahora las cosas van a ser llamadas por su nombre, es decir violencia o explotación. Antes que nada le aconsejamos que informe a su hijo de la decisión que ha tomado respecto a pasar a la resistencia no violenta, salir del aislamiento y de incluir su entorno en el abordaje del problema. El objetivo de éste paso es el de impedir que el hijo piense que usted está actuando a sus espaldas y que usted lo está traicionando. Incluso si él lo acusa de esto, usted sabe que lo ha informado lo más claramente posible, cosa que os dará una especie de seguridad moral para continuar luchando contra la violencia. El anuncio debe ser simple, conciso y sin ninguna connotación amenazadora. Al final de este texto usted encontrará instrucciones detalladas sobre la mejor manera de anunciar el inicio de la No violencia y de la divulgación del secreto a personas exteriores. Si el comportamiento destructor se perpetua después de su anuncio, pida a las personas a las que usted ha informado que tomen contacto personal con su hijo, por teléfono, por carta, o fax. Dígale a su hijo que ésas personas han recibido una descripción detallada de su comportamiento (es útil describir completamente los episodios más recientes). Ellos deberán decirle que tales actos son totalmente inaceptables. Si tiene lugar un acto de violencia verdadero (hacia usted o hacia los hermanos, hermanas o bienes) tienen que decirle al hijo que éstos actos se definen como violencia familiar y que constituyen una ofensa criminal. Tendrán que explicarle que están decididos a ayudaros para terminar con ésta violencia y que están con ustedes. Vale la pena dar este mismo documento a los amigos y otros miembros de la familia con tal de informarles del plan actual de acción y de los principios de la resistencia no violenta. Estas aperturas hacia el exterior van a clarificar en el joven que todo aquello que él haga no va a quedar en el espacio privado, sino que tendrá repercusiones, ya que hay personas que están al corriente de la situación y han tomado partido. No olvide que el uso de estos escritos tiene por sí mismo su propio poder. Si usted tiene familiares o amigos que viven en el extranjero y su hijo está vinculado a ellos, sus llamadas telefónicas, fax o cartas pueden tener un impacto muy sólido. Mediante tales medidas, el hijo va a entender que usted ya no está solo. En muchos casos éste sólo elemento ya es suficiente para reducir significativamente la violencia. Solicitar ayuda a personas exteriores de la familia no es una decisión fácil de tomar y usted encontrará seguramente algunos obstáculos a superar para ponerlo en práctica. Pero si usted encuentra la valentía para actuar en éste sentido, descubrirá que su entorno lo apoya y su hijo reacciona a ello. Éste entorno reforzará la confianza que usted tiene en usted mismo y en su forma de actuar.

9 La inclusión de terceras personas os aportará también ocasiones suplementarias para resolver los problemas. Éstas personas pueden actuar no solamente como fuente de apoyo y como medio de presión moral en el joven (utilizando la opinión pública ) sino también como mediadores potenciales. En la mayoría de casos, se acaba encontrando a alguien entre los amigos o miembros de la familia que puede aproximarse al joven. Esta persona podrá sugerir un compromiso que no puede proceder de los padres, a causa de la falta de comunicación y de la necesidad del hijo de mantener su orgullo. El mediador ayudará igualmente a conocer al adolescente de abandonar sus posiciones extremas (por ejemplo volver a casa si se ha fugado), cuando seguramente si lo hubieran pedido los padres, él lo hubiera rechazado inmediatamente). El mediador contribuirá a disminuir el aislamiento del joven en la nueva situación que él a creado. En particular, en caso de crisis (cuando el hijo se condena a sí mismo, corta todo tipo de contacto o se va de casa como protesta) entonces en éstos casos es útil introducir un mediador. Este paso atenúa la escalada y la polarización. En los puntos que presentamos a continuación vamos a encontrar a otro grupo de personas que pueden cumplir el rol del mediador: los amigos del hijo y de los padres. El círculo o ronda telefónica: El círculo o ronda telefónica sirve para mostrar que usted se rebela contra la desaparición de su hijo así como contra su participación en actividades inaceptable para usted. Esto os permitirá reforzar vuestra presencia y vuestra vigilancia sin violencia. Una de las respuestas posibles de su hijo al conflicto con ustedes o a vuestras tentativas de cambiar la situación, es la desaparición de casa durante algunas horas, una noche entera o incluso durante un período más largo. Además puede ocurrir que su hijo no quiera ni deciros dónde ha ido o donde pasa su tiempo. Para transmitir el mensaje de presencia parental activa, usted debe ser capaz de contactar a su hijo fuera de la casa, por teléfono o directamente. La ronda telefónica implica que si su hijo a desaparecido, usted contacta por teléfono a todas las personas con las cuales él ha estado o está conectado. Este paso persigue dos objetivos: -Demostrar la presencia parental y desaprobar la desaparición. -Localizar el joven -Ejercer una presión colectiva sobre él para que vuelva a casa -Traer el joven a casa De hecho, el retorno del adolescente a casa no constituye la razón primordial de la ronda telefónica. Lo más importante es de retomar la posición de vigilancia y de marcar presencia. La ronda telefónica permite hacerlo, incluso si usted no encuentra al hijo. Con la ayuda de ésta actuación usted imprime su marca en muchos ámbitos de la vida de su hijo (cada vez que usted llama a alguien por teléfono amplía su presencia!). Por ésta razón incluso si el hijo no vuelve a casa inmediatamente, usted habrá conseguido mostrar una presencia parental indicando su posición de vigilancia, expresando su objeción a su desaparición y aumentando su red de apoyo. La ronda telefónica acentúa el principio de salir del aislamiento. El hijo va a convencerse de nuevo que usted a decidido buscarlo ayudado por personas exteriores y que usted no va a

10 quedarse solo con sus problemas. Éste principio es esencial en la resistencia no violenta. Cuando usted establezca contacto con otras personas y les muestre su preocupación como padres, usted hace públicos los objetivos de su lucha. No se sorprenda si usted recibe apoyo de otros padres que están en la misma situación que usted! La primera etapa de la ronda telefónica comporta la recogida de números de teléfono de todos los amigos y conocidos de su hijo (otros niños, entrenador deportivo, consejeros juveniles, responsables de un club, etc) y de todos los sitios dónde usted piense que él va cuando se va de casa (clubs de deporte, videotecas, discotecas). Usted recogerá estos números de todas las maneras posibles, por ejemplo pidiendo los datos a algunos niños que usted ya conoce, inspeccionando la lista detallada de llamadas cortas hechas desde casa y examinando los números registrados sobre el teléfono móvil de su hijo. La siguiente etapa tendrá lugar cuando el hijo desaparezca o cuando vuelva tarde sin haber avisado. Aquí, usted va a llamar a todas las personas y todos los sitios que figuran en la lista preparada durante la primera etapa. Es importante telefonear a todos los números recogidos y no únicamente al sitio dónde usted piensa que se encuentra su hijo porque usted lo que quiere no es solamente encontrarlo, sino también enviarle el mensaje de una importante presencia parental esté dónde esté. Llamar directamente al móvil de su hijo no constituye una respuesta al problema. Al contrario, en éste caso el móvil pasa a ser un medio para escapar a su vigilancia. Hable a los amigos de su hijo: preséntese, dígales que su hijo a desaparecido y que usted lo está buscando. Interrogue a su amigo para saber si lo ha visto ése día en la escuela, si ha escuchado que tenía la intención de hacer algo o si tiene idea del sitio dónde puede estar. Pida al joven que le diga a su hijo que usted está inquieto y que lo está buscando. Pídale que también que intente convencer a vuestro hijo de entrar en contacto con usted. Éste es un punto importante de la conversación ya que usted puede determinar a partir de la respuesta de éste amigo si éste amigo podría ser alguien que os podría ayudar como mediador. Si fuera éste el caso, organice un encuentro con él. Así, la red de ayuda se hace más grande incluyendo algunos amigos de su hijo. Esto podría tener un peso considerable. Al final de la conversación con el amigo, pídale que os pase a uno de sus progenitores al teléfono. Hable con los padres de los amigos de su hijo: preséntese tal y como hemos indicado anteriormente. Pídales si han visto a su hijo últimamente y ruégales que no le permitan quedarse en su casa sin tener el permiso de sus padres. Seguramente usted descubrirá que estos padres están interesados en hacer un pacto con usted (en particular si sufren problemas similares). En ése caso, es necesario pactar una cita con ellos. La red de padres creada de ésta manera presenta un gran potencial. Hable con los propietarios de los lugares de ocio y con sus trabajadores: usted puede pedirles que intenten ver si su hijo está en el local y si lo ven que le digan que usted lo busca. Cuando sea ya muy tarde para hacer llamadas telefónicas, déjelo para mañana. Llámeles al día siguiente y explíqueles que su hijo desapareció la noche precedente y que usted está muy inquieto por él. Pídales que le digan aquello que saben al respecto y si están dispuesto a ayudaros a encontrarlo y de convencerle para que os contacte.

11 Si el hijo os reprocha de haberlo puesto en ridículo sin necesidad (porque ya ha vuelto a casa) usted debe responderle que usted a decidido que no quiere vivir más una situación similar en la que él desaparece sin que usted tenga manera de saber dónde ésta. Las reglas de intercambio durante la ronda telefónica del día siguiente tienen que ser similares a los de una ronda normal. Existe la posibilidad que durante la ronda usted localice a su hijo. Esto le ofrece la posibilidad de otro tipo de intervención: seguir la pista. Seguir la pista: Seguir la pista a su hijo es un acto parental destinado a superar la desaparición y a minimizar las zonas muertas (es decir, los terrenos sin vigilancia parental) que se crean con una fuga, el hecho de irse de casa sin avisar o sin permiso y otras actividades clandestinas. Algunas investigaciones han demostrado que cuando los padres son incapaces de vigilar a sus hijos adolescentes, la probabilidad es grande que sean llevados a comportarse de manera desviada o extrema. La separación se da siempre después de una escalada y ella genera otras escaladas. A partir de ése momento, seguir la pista de sus hijos evita no solamente los daños que pudieran resultar de actos discutibles cometidos fuera de la vigilancia parental, pero también la escalada de la separación por sí misma. En otras palabras, en vez de reaccionar a la ruptura de contacto con rabia y con una contra separación (por ejemplo cerrando la puerta con llave para que no pueda volver o decidiendo dejarle hacer lo que quiera) o con una escalada que implica castigos y contra castigos, poner en marcha la estrategia de seguir la pista al hijo demuestra presencia parental, pone fin a la separación y evita otros procesos de escalada. Como las otras medidas de resistencia no violenta (sit-in, rondas telefónicas, levantar el secreto, valerse de la opinión pública) seguir la pista va a provocar reacciones en el joven, para que los padres dejen las acciones que están llevando a cabo y para volver a la situación inicial. Estas reacciones son de dos tipos: - una tentativa de crear conflicto - una tentativa de ampliar la separación (fuga y aislamiento) Los padres tendrán que gestionar estas dos reacciones simultáneamente apoyándose firmemente sobre el principio de no provocación y manteniendo de forma tenaz el contacto y la vigilancia. En periodos difíciles, repítase: no vamos a abandonar y no nos dejaremos provocar. Nosotros sugerimos seguir al hijo en los casos siguientes: El hijo de ha ido de casa: en tal situación el hijo va a intentar encontrar refugio en casa de un amigo o de un miembro de la familia (abuela) o en un centro para jóvenes de la calle o en una banda de jóvenes que se definan a sí mismos como formando parte de una cultura alternativa. A pesar que fugarse es un acto extremo, el hijo seguramente no se sorprenderá de ver llegar a sus padres: sabe que van a reaccionar de una manera inhabitual a un hecho no habitual. El hijo no ha vuelto a casa por la noche a la hora que debería haber vuelto o el chico

12 desaparece durante períodos largos durante el día. A diferencia de la fuga, que es un acontecimiento desviado que indica que la situación es particularmente tumultuosa, el hecho de llegar más tarde que previsto o las desapariciones durante el día éstas van siendo cada vez más frecuentes. Por éste motivo, el adolescente considerará éstas desapariciones como formando parte de un derecho fundamental que los padres han aceptado desde hace mucho tiempo. Así pues, aunque las desapariciones diurnas son menos graves que la fuga, es probable que el hijo reaccione con sorpresa y se resista con más intensidad al ver llegar a sus padres. El hijo pasa tiempo en compañía de amigos indeseables que pueden causar una degradación de su estado: es bien sabido que las compañías no deseadas es uno de los indicadores de deterioro más seguros. Los momentos sin vigilancia pasados con éste tipo de personas pueden poner el joven en peligro de consumir drogas, abandonar la escuela, presentar un comportamiento delincuente o tener otras actividades de riesgo. He aquí una serie de principios que pueden guiarle cuando usted sigue a su hijo: - Pídale de volver a casa con usted y dígale que usted no lo castigara. - Evite todo tipo de disputas y manténgase en silencio en lo que siga. - Evite todo tipo de acción que pueda llevaros a una escalada (por ejemplo tomarlo por la fuerza y ponerlo dentro del coche). - Siga a su hijo cuanto más tiempo posible mejor. No olvide que el éxito de la intervención no es que vuelva a casa sino que se demuestre que hay presencia parental y que ella pueda contrapesar la separación. Seguir al joven que se ha ido a casa de un amigo: llame a la puerta y dígale que usted ha venido a buscar a su hijo. Si él se muestra, usted puede informarle inmediatamente que usted no quiere castigarlo pero que que sí le pide que se venga con usted. Si usted obtiene una respuesta evasiva o si rechaza acercarse a la puerta, anuncie que usted lo esperará. Pida al amigo o a los padres del amigo la autorización de esperar en el interior de la casa. Si ellos no le invitan, quédese en el exterior y llame cada 10 minutos pidiendo a su hijo que vuelva a casa con usted. Seguir al adolescente cuando está con sus amigos en la calle, en una fiesta o en una discoteca: acérquese a él y dígale que usted quiere que vuelva a casa con usted y que no lo va a castigar. Si se va (reacción típica), no corra detrás de él. En vez de hacer esto, aproveche la oportunidad para conocer a sus amigos y conocidos. Preséntese, pida sus nombres y números de teléfono explicando que usted está inquieto por su hijo. No piense que todos sus amigos tienen la misma opinión. Discutiendo con ellos usted puede decirles: quizás mi hijo/hija es diferente que tu y puede que sepa controlarse menos que alguno de vosotros O si vuestro hijo es más joven que los otros, o tiene menos experiencia en comportamientos desviados: quizás vosotros sois más independientes. Pero mi hija tiene solo 14 años! O bien: quizás vosotros sabéis mejor cuando parar cuando fumáis o bebéis. Quizás lo habéis notado, yo tengo una hija que no sabe controlarse en tales situaciones!. Éste tipo de intercambios puede crear lazos o sumar apoyo inesperado a su favor. Algunos entre ellos podrían jugar un rol de mediadores inestimable. Según nuestra experiencia, son muchos los casos dónde los amigos han sido

13 reclutados de ésta forma y han ayudado a un joven a volver a casa cuando se había fugado! Seguir al hijo que se ha fugado de casa y se ha unido a otros jóvenes que viven juntos desde hace algún tiempo (por ejemplo en una casa abandonada o en una comunidad). En ése caso, compórtese como en la situación precedente, pero prepárese para seguir a su hijo durante un período de tiempo bastante largo. En uno de nuestros casos, los padres se habían instalado durante tres días cerca de la playa dónde vivían los jóvenes, hasta que su hijo (que se había ido de casa desde hacia un mes) decidió volver con ellos. En todas las situaciones evocadas hasta aquí, puede ser útil llevar a un amigo o a un miembro de la familia consigo porque a) su apoyo le ayudará si el hijo se encuentra en una situación peligrosa (por ejemplo si se encuentra rodeado de jóvenes delincuentes o toxicómanos); b) el impacto de seguir la pista al hijo será más grande si alguien os acompaña y c) su amigo o miembro de la familia puede constituir un puente que pase por encima del foso existente entre usted y su hijo, ayudándolo así a llegar a un compromiso que podría permitirle volver a casa sin que su orgullo sea herido. Acuérdese: el objetivo no es someter al hijo. Simplemente por el hecho de llegar a él y quedarse cerca, usted demuestra su presencia parental. La huelga en casa (the sit-down strike): Esta huelga tiene varios objetivos: - Crear una respuesta coherente a un acto agresivo grave cometido por el hijo (por ejemplo fugarse de casa o pegar a un progenitor). - Asegurarse la colaboración activa de apoyo exterior a los padres y a la familia y mostrar la existencia de ésta colaboración. - Mostrar claramente la presencia de los padres. La huelga en casa es un evento emparentado por su estructura y su contenido a un rito de pasaje. Tales ritos sirven para indicar a los individuos, a la familia o a la comunidad que uno está en un momento crucial que hace que las condiciones que siguen a la ceremonia van a ser diferentes de aquellas que lo precedieron. La ceremonia por sí misma es un evento simbólico que va a crear nuevas condiciones que promuevan un cambio en el comportamiento de los padres y de los hijos. Los preparativos de una huelga en casa incluyen los puntos siguientes: - Darse tiempo suficiente: usted debe tener tres días libres (por ejemplo tomando un día de vacaciones antes del fin de semana). - Invitar a participantes: usted tendrá que llamar por teléfono y anunciar el evento y su objetivo al máximo número de amigos posibles, personas cercanas y otras personas que tengan contacto con su hijo (profesores, responsables de grupos de jóvenes, amigos, padres de amigos). La invitación podría anunciarse de la forma siguiente: solicitamos su ayuda para algo que lamentablemente nos ha sucedido esta semana (dar una descripción detallada de lo que ha pasado). Por ello, vamos a quedarnos durante tres días en casa y vamos a invitar a amigos,

14 próximos y otras personas que tienen contacto con nuestro hijo, a venir a vernos y ayudarnos a encontrar una solución. Vamos a quedarnos en casa con nuestro hijo durante tres días enteros. Que vengan es extremadamente importante para nosotros! Si alguno de los invitados duda de la eficacia de realizar ésta huelga en casa, usted puede responder: hacemos ésto porque tenemos miedo de perder a nuestro hijo. Nosotros intentamos encontrar ideas y buscamos ayuda antes que sea demasiado tarde!. Con su participación, los invitados pasan a ser testimonios y apoyo de la decisión de los padres respecto a que las cosas no pueden continuar como antes y que deben cambiar inmediatamente. Algunas visitas pueden plantear sugerencias y poner soluciones concretas o intermediarias en práctica. Por ejemplo: ayudan al hijo a hacer los deberes, salen a correr con él, lo invitan a pasar un fin de semana o unas cortas vacaciones. Los amigos y próximos tienen a veces la buena idea de traer comida a la familia o cocinar para ellos en la casa. Aportar o preparar comida es una de las maneras más simples de expresar apoyo. Las personas que se sienten incapaces de venir pueden ser invitadas a hablar con los padres y con el hijo por teléfono. Así se hace posible también que los familiares o amigos que viven en el extranjero puedan también participar por teléfono, fax o correo mail. - Preparar la casa para el evento: esto incluye a) hacer desaparecer las llaves de la puerta de la habitación del adolescente; 2) preparar comida para tres días (independientemente de lo que puedan traer amigos o conocidos); 3) encontrar los medios necesarios para evitar que su hijo se fugue. - El elemento crucial de la huelga en el acto es la exposición pública máxima: el evento extremo justifica que los padres rompan todos los muros del silencio y de la discreción. Esta ruptura del secreto constituye un cambio realmente sustancial de las condiciones de vida futuras y refuerza la eficacia de la huelga como un rito de pasaje. Desvelar el secreto tendrá un efecto profundo sobre usted también. El suceso empieza en el momento en el que el hijo está en casa y que algunas de las personas que ofrecen apoyo están presentes (dos o tres). Es también útil que uno de sus amigos esté ahí. La presencia de un amigo (que acepta ayudarles, a usted y al hijo, a salir de una situación difícil) puede disminuir enormemente la polarización que se corre el riesgo de desarrollar si solo hubieran personas que lo apoyaran a usted. El evento empieza cuando usted anuncia: Hemos decidido hacer una huelga en casa durante tres días con tal de encontrar una solución a la situación creada después de lo sucedido (explicar lo que sucedió). Durante estos días, vamos a quedarnos todos en casa y vamos a recibir la visita de numerosas personas que vendrán a ayudarnos. No iremos a trabajar, ni a distraernos, ni saldremos. Tu (el hijo) te vas a quedar en casa con nosotros. No te castigaremos ni te reñiremos. No aceptamos las soluciones que comportan un castigo ya que eso va contra nuestro objetivo. Nuestro objetivo es el de encontrar una manera de hacer salir a la familia de ésta situación difícil. Si no es posible pasar este mensaje directamente, pida a un mediador que lo transmita a su hijo. Los padres podrían oponerse a que el hijo se vaya de casa bloqueando físicamente la puerta. Si el hijo consigue salir igualmente, la huelga tiene que seguir incluyendo una ronda telefónica masiva. Si el joven es localizado, la estrategia de seguir la pista debe instaurar-se transitoriamente, con la ayuda de las personas que lo apoyan. En el caso que el progenitor esté solo, es deseable que al menos uno de los que lo apoyan se quede en casa y continúe a recibir las nuevas visitas. Si el hijo no quiere hablar con la familia o con otras personas, la huelga en casa va a continuar como previsto, con las visitas que lo saludan cuando llegan y le dicen adiós

15 cuando se van o le dejan mensajes escritos o hablando. Es posible e incluso deseable dejar al adolescente pequeños regalos simbólicos (como una tarjeta postal, flores, o dulces). Estos regalos son gestos de atención y de conciliación de parte de la humanidad. No debería haber ninguna tentativa de establecer contacto con él contra su voluntad. Si el hijo acusa a los padres de coacción, humillación o traición, éstos últimos podrían responder (directamente o mediante un mediador): no tenemos la intención de humillarte ni castigarte. No estamos interesados en someterte tampoco. Actuamos así por deber y porque no podemos continuar viviendo en la situación actual! Las visitas deberían poder expresar su apoyo a la declaración de los padres de la manera más simple y concisa posible. Si el hijo está dispuesto a entrar en contacto con algunas personas o con una sola persona, éstas deberían actuar como mediadoras. Su rol sería el de intentar poner un puente encima del foso que separa padres e hijo, sin hacer reproches a ninguna de las partes. Deberían también aceptar que no hay forma de continuar viviendo así y que se tiene que encontrar una solución. Las sugerencias propuestas por el mediator serán discutidas por los padres con la ayuda de los mediadores presentes o aquellos que pueden estar accesibles directamente por teléfono. Al final del evento, no deberían haber ni amenazas, ni advertencias ni sanciones. Es útil resumir el acto por escrito, añadiendo algunas palabras para agradecer a todos los participantes su apoyo y empatía. Además es necesario enviar este resumen a todos los participantes, al joven incluido. No se trata de un contrato que el hijo debería firmar, sino como una corta descripción del rito de pasaje entero. Además, todas las visitas serán invitadas a continuar telefoneando a la familia y al hijo durante los días y semanas posteriores a la huelga en casa. Seria un error pensar que, después de un evento de tal amplitud, tenemos que reaccionar masivamente cada vez que el hijo se comporte mal. La reacción a estos incidentes debería ser un acto rutinario de resistencia no violenta (sit-in, ronda telefónica, seguir la pista, gestos de conciliación).mientras tanto la huelga en casa va a permitirles tomar medidas con la implicación y el apoyo importante de personas exteriores a la familia. Rechazo de las órdenes, negarse a obedecer: Rechazar órdenes es una medida de resistencia no violenta dónde los padres 1) dejan de hacer cosas que les habían impuesto y a las que ellos se sentían obligados aceptar en el pasado (dar dinero, llevar al hijo por todos lados) y 2) empiezan de nuevo a cometer tareas importantes que les habían sido prohibidas hasta el momento (por ejemplo entrar en la habitación del hijo cuando es necesario, examinar o ordenar los objetos). Estas acciones anuncian claramente que las costumbres de obedecer enraizadas en los progenitores, así como las agresiones permanentes, han terminado. Rechazar órdenes tiene varios objetivos: -poner fin a las costumbres de sumisión parentales -agudizar la conciencia de los padres respecto los servicios que ofrecen y provocar en ellos una toma de conciencia de los mismos. - aportar a los padres una mayor libertad en sus contactos con el adolescente. Los sit-in, las rondas telefónicas y las huelgas en casa son medios para dar una respuesta coherente a manifestaciones no habituales. En cambio rechazar las órdenes constituye una reacción a situaciones rutinarias (por ejemplo las costumbres de llevar al hijo dónde nos pida,

16 preparar su comida de una manera determinada y servirla inmediatamente, mirar el programa de televisión que quiere, etc.) Rechazar órdenes perturba el equilibrio permanente intolerable que reinaba hasta el momento. Para ver cómo ésta situación, que ahora es permanente, se ha ido desarrollando, podemos suponer que a lo largo de los años, a través de un proceso gradual e imperceptible, ustedes se transformaron pasando de padres capaces de responder no a ciertas demandas del hijo, a padres que debían obedecer y actuar según los caprichos del hijo. A lo largo de este proceso, su libertad de acción se ha ido estrechando y en cambio la acción destructora de su hijo ha ido aumentando. Cuanto más obedecían a sus deseos, menos sensible a los suyos se volvía él. El resultado de éste proceso es que ustedes se sienten víctimas o esclavos ante sus deseos o incapaces de dejar de obedecerle. Rechazar las órdenes está destinado a liberarles del sentimiento de explotación y de opresión. Haciéndolo, usted descubrirá que esta situación perversa no puede continuar sin su consentimiento. También va a darse cuenta que hasta ahora su consentimiento no reflejaba su plena voluntad, sino que era el resultado de amenazas o de castigos manifiestos o encubiertos impuestos por su hijo. Rechazando las órdenes que le da su hijo, su objetivo no es el de castigar al hijo, pero sí de poner punto final a la configuración comportamental de sumisión y redescubrir su voluntad parental y su voz. Rechazar órdenes puede situarse en dos niveles recíprocos: - Rechazar algunos servicios: dejar de dar todos los servicios que los padres ofrecen bajo amenaza manifiesta o encubierta. - Rechazar los servicios: preparar ésta toma de posición empieza por hacer un inventario mental de todos los servicios que usted rinde a su hijo. Usted deberá poder diferenciar entre aquellos que usted rinde voluntariamente, de aquellos que no son necesarios y que usted los da porque hay una amenaza o una exigencia detrás. Estos servicios pueden identificarse mediante ciertas expresiones que el adolescente utiliza frecuentemente, de manera abierta o sutil: Haz esto y aquello... (ésta demanda esconde una cierta amenaza). Los padres deberán decidir qué servicios exigidos van a ser rechazados. He aquí algunos ejemplos: conducir a los hijos a alguna parte (a actividades durante el medio-día, en casa de amigos, a lugares de ocio), compra de bebidas o alimentos particulares, especialmente preparados, exigencias no razonable o lujosas como por ejemplo comprarle un móvil que el hijo utiliza sin cuidado, malgastar dinero, etc. Cuando más proclamada en voz alta y de manera amenazadora es la exigencia del joven, más claro está que los progenitores no van a aceptarla voluntariosos. Acuérdese que cuanto más exigente es la demanda del hijo, más útil va a ser el hecho de oponerse! Es importante tener en mente que negarse a ofrecer un servicio no es un castigo! El objetivo de éste rechazo y la manera con la cual se aplica hacen que su objetivo y su proceso sean totalmente diferentes que el del castigo: El rechazo no expresa una reacción a un comportamiento negativo particular del hijo, sino que expresa que los padres son conscientes que tales servicios no los han dados a gusto sino que

17 los han dado como resultado de sentirse en una posición de obedecedores sumisos. Estos servicios no serán ofrecidos a partir de ahora como resultado del buen comportamiento del hijo. Sin embargo, los padres son libres de restaurar algunos de estos servicios si están convencidos que las amenazas por parte del hijo y que su propia sumisión ya han dejado de existir. Un castigo se destina a cambiar el hijo. En cambio el rechazo a servir determinados servicios constituye ante todo un cambio en el sí de los padres: pone un punto y final a sus costumbres de obedecer y a su sentimiento de explotación. Está claro que éste rechazo va a mejorar el comportamiento del hijo, pero este resultado es secundario y está relacionado con los cambios en la presencia de los padres y de su autoestima. Romper el tabú: para llevar a cabo esto, los padres tiene que identificar las zonas de vida en el hogar dónde su libertad de acción ha proscrito. Las prohibiciones habituales son: no poder entrar en la habitación del hijo, no invitar a personas a casa en determinados momentos del día o en ningún momento, no ordenar la casa como ellos desearían, no poder mirar la televisión en el salón o no poder hablar tranquilamente por teléfono en casa, etc... A lo largo de los años es posible que los amigos y conocidos hayan dejado de notar que existen ámbitos dónde es exagerado aceptar las prohibiciones del hijo. Es en esas zonas que es indispensable romper los tabús. Después de haber decidido sobre en qué zonas van a concentrarse para romper el tabú, sería útil implicar a las personas que les han llamado la atención al respecto o otras personas de apoyo potenciales. Intente prever las posibles reacciones de su hijo: puede esperar a que su hijo intente romper vuestra resistencia con amenazas, violencia o lanzando acusaciones contra usted. En todos los casos, su respuesta se debe basar en el principio presentado más arriba: no abandone y no se deje provocar!; Además, es posible responder a un comportamientos particular de su hijo según las maneras descritas más arriba. Por ejemplo, usted puede reaccionar a una actitud violenta con un sit-in que implique recurrir al apoyo público o puede responder a una fuga o a una desaparición mediante la ronda telefónica. Anuncie el Rechazo de las órdenes antes de ponerlo en marcha: esto debe hacerse de manera pausada, sin signos de amenaza ni indicaciones del tipo Aquí soy yo quién manda! La mejor manera y la más fácil de anunciar esto tranquilamente al hijo seria: Ya no lo haré más. No de explicaciones superfluas, no se justifique y no se pelee, porque esto los llevaría a la escalada. Rechazar órdenes conduce a cambios significativos a nivel de sentimientos de autoestima de los padres. Negándose a ofrecer servicios exigidos y rompiendo el tabú, ustedes como padres ponen fin a costumbres automáticas de obediencia y usted restaura su capacidad de decidir aquello que usted quiera. El sentimiento de libertad resultante del alivio que supone quitarse de encima el peso de la obediencia, los refuerza en su lucha contra las agresiones y la violencia. Los padres que dejan de obedecer (con una preparación adecuada) modifican no solamente la situación en casa, sino igualmente las vivencias de sí mismo (como se sienten a sí mismos). Al final de este proceso, usted será capaz de reexaminar si usted quiere retomar algunas de las actividades que usted había decidido interrumpir (por ejemplo conducir de vez en cuando a su

18 hijo a alguna parte, darle su teléfono móvil, etc). Esto no depende solamente de la actitud del joven, sino que depende esencialmente de usted y de lo que usted desea. Usted debería interrogarse: Estoy seguro que la amenaza a desaparecido? Tengo ganas de ofrecer éste servicio? Me siento libre de rechazarlo si es lo que yo quiero, si no me va bien o si las circunstancias cambian?. Todas estas cuestiones tienen que ver con los padres y no con los hijos. Restablecer los servicios o bien rechazarlos depende de usted y debe contribuir a restablecer su sentimiento de ser padre y ser un ser humano! Actos conciliadores: Con tal de no llegar a una situación dónde las luchas y los conflictos constituyen el eje esencial e único de su conexión con el hijo, es importante tener actos conciliatorios. Las investigaciones hechas sobre las situaciones de escalada han mostrado que el hecho de tener actividades conciliatorias lleva a una disminución notable de los peligros de escalada. De hecho ellas comportan una reducción de la hostilidad en el hogar y amplían las bases necesarias para el establecimiento de una relación en un ambiente positivo. Ellas no pueden depender de los actos del hijo ni tampoco constituyen una recompensa y el rechazo a realizar éste tipo de acciones no debe representar un castigo. Los gestos conciliadores permiten a los padres ser cariñosos, ya que dan, manteniendo simultáneamente una resistencia no violenta. Las actividades conciliadoras no sustituyen la resistencia no violenta, pero tienen lugar en paralelo! El principal tipo de actividades conciliadoras son: - las declaraciones verbales o escritas que traducen la estima o respeto de los padres hacia el hijo, hacia sus dones, hacia sus cualidades o incluso hacia su tenacidad. Usted también puede expresar respeto por la determinación que muestra su hijo adhiriendo a cosas que son importantes para él. - Las pequeñas sorpresas, como por ejemplo prepararle una comida que usted sabe que él aprecia particularmente o ofrecerle un regalo simbólico. No podemos exigir que el hijo acepte estas sorpresas. Si usted le ha preparado un plato que a él le gusta mucho, no exija que lo acepte. Las sorpresas son gestos sin compromiso que usted hace al hijo; él decidirá si las acepta o no y de qué manera. Está claro que no se deben ofrecer cosas muy caras (como un viaje al extranjero por ejemplo) o cualquier cosa que el joven exija como una condición para mejorar su comportamiento. Reparar un objeto que le pertenece o que le gusta utilizar pero que ha roto en un momento de rabia, representa una sorpresa con significado particular ya que esto simboliza la reparación de vuestra relación con él. No tenga miedo de ser percibido como débil al hacer éste tipo de gestos. Acuérdese que su objetivo no es el de ser fuerte y de someter al hijo, sino de mostrar su presencia! -Sugiera una actividad comuna: le podría proponer ir en bici, ver una película o participar con él en una actividad que a él le guste. Acuérdese que él tiene el derecho de rechazarla sin que ésto sea utilizado en su contra.

19 - Una forma particular de actividad conciliadora es la expresión de remordimiento por los actos violentos que usted hizo en el pasado. Algunos padres tienen ciertas reservas con ésto ya que tienen miedo de ser considerados débiles. No olvide que los actos de conciliación tienen lugar en paralelo con los actos de resistencia no violenta. Es por ésta razón que no serán vistos como un signo de sumisión al hijo sino al contrario, como un gesto positivo que uno ha decidido hacer. En este contexto estos actos manifiestan su deseo sincero de establecer con él una relación más amplia que aquella que había quedado limitada por los choques y las peleas. Es muy probable que al principio el adolescente rechace sus actos de conciliación. Esta reacción no significa que la iniciativa ha fallado, sino que indica que su hijo está acostumbrado a rechazar todas sus sugerencias sin discriminación. En contra de ésto, estos gestos revierten una gran importancia ya que refuerzan y restauran de manera positiva su presencia parental en la la vida del hijo! Siga con los actos de conciliación incluso si el hijo no quiere aceptarlos, pero sin forzarlo. La declaración: Esta sección aparece al final de esta guía con tal que usted puede ver más lúcidamente las razones de porque hacer una declaración. Así, usted la anunciará de la mejor manera y en el mejor momento. El objetivo de la declaración es el de anunciar las intenciones parentales respecto a las actitudes del hijo y comportamientos futuros. El componente esencial es la afirmación que a partir de ahora su combate contra lo que pase en casa será de naturaleza abierta y se evocará con todas las fuentes de apoyo posibles. En ésta perspectiva, la declaración simboliza un cambio para todos los que participan en el proceso: a partir de ése momento usted se consagrará a sí mismo, a su mujer o su marido y al proceso mismo. Forma de declaración y momento de hacerlo: Escoja un momento que le convenga y que se se aleje lo máximo posible de una explosión violenta. Pronuncie la declaración con un tono tranquilo, decidido y no amenazador. Considere la posibilidad que el progenitor que a mostrado la actitud menos rígida hacia el hijo sea el que haga (o lea) la declaración, ya que esto comunica la idea que las fuerzas están unidas y que alguna cosa ha cambiado. Es útil considerar la presencia de un tercero si usted cree que el adolescente va a reaccionar de forma violenta. Esto suprimirá casi con toda certeza el riesgo de una reacción de tales características. Si los canales de comunicación con el hijo están cerrados, usted puede valerse de un mediador para que transmita la declaración de los padres. Preparar ésta declaración por escrito acostumbra a ser útil, no solamente en los casos en los que el hijo no quiere escuchar. También en los casos que la declaración sí que ha sido escuchada, ponerla por escrito da validez a su contenido y al acto mismo.

20 Reacción del joven a la declaración: Podemos suponer que el hijo no va a tomar la declaración con dulzura y que la recibirá manifestando deliberadamente agresividad o desprecio. Él va a intentar reaccionar conforme su manera habitual de reaccionar, para poder restaurar en usted reacciones habituales. Usted responda con un silencio firme ante cualquier manifestación de escalada por su parte, evitando reaccionar a las invitaciones abiertas o enmascaradas de confrontación, y así, esta forma de reaccionar pasará a ser la característica principal de su nueva manera de tratarlo a partir de ahora. Contenido de la declaración: Escojan entre ustedes dos (progenitores) un número limitado de ejemplos de comportamiento violento de su hijo para poder señalar lo imposible de la situación en la que se encuentra la família. Estén atentos a transmitir un mensaje descriptivo y no juicioso. Por ejemplo, en vez de decir: no podemos continuar tolerando que quieras reinar en esta casa con terror sino que digan algo como No podemos continuar aceptando que pegues a tus hermanos y hermanas. Forma posible de la declaración: La violencia en casa a hecho la vida intolerable. No podemos ni queremos vivir más tiempo de ésta forma. Nosotros tenemos la intención de hacer todo aquello que sea necesario para cambiar la situación, a excepción de atacarte físicamente o verbalmente Para ello: Hemos decidido afirmar nuestra presencia de manera más consistente en tu vida. Hemos decidido no quedarnos solos ante el problema. Vamos a llamar a conocidos y amigos y los vamos a incluir en todo aquello que nos pase. Hemos decidido rechazar totalmente los comportamientos siguientes:... Con ésta declaración, no tenemos la intención de someterte o de ganar control sobre ti. Ésta declaración no es una amenaza pero sí que es la expresión de nuestro deber supremo de padres y de seres humanos. Conclusión: poder y preparación: La vía de la resistencia no violenta que hemos detallado aquí os ofrecen un poder importante. La resistencia no violenta no consiste en una serie de técnicas sin relación. No consiste en mantener un sit-in o en hacer una ronda telefónica. Los efectos del proceso son acumulativos y residen en la puesta en marcha de conexión entre los métodos y el principio. He aquí una descripción de la sucesión de actos que la componen: - Anuncio de su decisión de no continuar viviendo en la situación actual - Romper el muro del silencio y buscar apoyo