PEDAZOS DE CIELO DE ARTURO MONROY O DE COMO SE COSEN LOS SENTIMIENTOS

Transcripción

1 1 PEDAZOS DE CIELO DE ARTURO MONROY O DE COMO SE COSEN LOS SENTIMIENTOS Aida Toledo Universidad de Alabama Esta exposición, en la cual se insertan y presentan trabajos de Arturo Monroy, aparece dentro de un contexto muy polémico como el de la postmodernidad. Podríamos decir que se trata de una época o periodo histórico cortante; ruptura o abrupta y nueva aparición, de una nueva forma de modernidad, o su reemplazo, en ausencia de ésta. El arte contemporáneo guatemalteco de los últimos tiempos, se mueve dentro de estas frecuencias, donde el receptor de estas obras de arte, debería sentirse cómodo dentro del remolino turbulento de nuevas formas de realidad, que este arte retrabaja como producto de una nueva manera de vivir el presente y de esperar el futuro. Porque desde un punto de vista postmoderno se abandona la búsqueda de la unidad como un todo, y se abren nuevas posibilidades, se multiplican las ideas, las obras y las acciones, la textualidad, el azar, el orden y el caos se hermanan, la obra arbitrariamente se interrumpe a sí misma, se autocrita. En vez de un nuevo centro se posibilita una recombinación de significantes y significados, cualquier cosa puede yuxtaponerse a otras sin temores, todo tiene lugar aquí y ahora, en el presente continuo. 1 Nos encontramos en la era de la simulación en opinión de Jean Braudillard, donde se concede enorme importancia a la copia, donde lo rutinario se presenta con ironía, y el 1 Alvaro Villalobos Herrera. Presentación y representación en el arte contemporáneo. México: Universidad Autónoma del Estado de México, 2000,

2 2 sujeto es desmembrado e inestable, es fragmentado para permitir todas las lecturas posibles y las no lecturas. 2 El trabajo artístico de Arturo Monroy que se presenta en esta ocasión corresponde a una serie de objetos y cuadros, en los cuales es evidente la presencia de los cielos y las nubes, que fueran tan importantes a nivel de símbolos, en el trabajo de los surrealistas franceses de la Vanguardia Histórica. No es casual entonces que en este trabajo se establezca un diálogo con un pintor como Magritte, sobre todo en los cuadros que corresponden según la crítica, a una fase de Magritte llamada: El peso del mundo, en donde Magritte obtiene a través de colores como el azulgris, y la intensidad del vacío en azul, una sensación de lo liviano, que relaciona con otros objetos de la misma obra y que se encuentran flotando en esos espacios de cielo. 3 Es interesante recordar que Monroy ha pintado en el pasado, enormes frijoles que flotan o se precipitan en ambientes oscuros, que provocan en el receptor la sensación de estar en una zona intermedia, entre el sueño y lo visionario. Con lo cual nos señala la importancia de lo surreal en su obra artística. Una mirada crítica por los matices y texturas de este trabajo de Arturo, evidencia la utilización de alegorías del infinito o la infinitud, en las cuales es posible percibir diversas connotaciones en referencia a lenguajes icónicos, que se intercomunican con los de doble articulación como el de la poesía. 4 La presencia de los cielos o pedazos de cielo, le provocan a quien observa, una sensación de profundidad, que aunque la superficie sea plana, le sugiere o 2 Jean Baudrillard. "La simulación en el arte" es la segunda de tres conferencias dictadas en el Centro Documental de la Sala Mendoza por Jean Baudrillard durante su estadía en Caracas en René Magritte. Magritte. San Francisco: Museum of Modern Art III, 2000, 21.

3 3 le advierte, que como productor de la mirada, se encuentra en posición oblicua o desubicada, porque la realidad tendría que ser vista desde un ángulo horizontal respecto de aquel aparente cielo observado. En este sentido los cielos de Arturo Monroy insinúan que son reflejos, imágenes, metáforas, alegorías, que proceden de espacios no conocidos por el receptor, aunque en apariencia lo sean. Metafóricamente los cielos también aluden en los imaginarios centroamericanos, a un estar en el suelo nacional. La luz reflejada en los cielos, la sensación de fragilidad y flotamiento, que como mensajes visuales nos envían, le hacen sentir a quien observa, que el color, la luz y las texturas, le son conocidas, porque su referente real vienen a ser los enormes pedazos de cielo, que el habitante de las ciudades pequeñas o grandes- puede observar, la mayoría del tiempo desde su propia casa o apartamento, durante su permanencia en cualquiera de estos países. Además de provocar sensaciones de profundidad al trabajar con imágenes visionarias, provenientes no sólo de espacios del arte puramente visuales, sino aludiendo también a otros códigos de comunicación como la poesía, los cielos o los pedazos de cielo nos sugieren en los cambios de tonos por ejemplo-, distintos estados de ánimo. El efecto lo logra al colocar en el mismo cuadro, una línea divisoria entre dos imágenes del mismo cielo en distinto color, haciéndonos creer por asociación, que estamos viendo reflejados nuestros estados de ánimo, en el espejo del cielo. El juego de este cuadro está también en la ironía de esa posibilidad. Los cielos son exactos, pero el cambio de color nos provoca la sensación de ser distintos. Este trabajo, que como ya se señaló, maneja una afinidad lírica con el arte visual, en donde Monroy alcanza fuertes momentos sublimes, se encuentra así mismo matizado por rupturas reales y conceptuales, que físicamente están trabajadas por la fragmentación de esos cielos 4 Umberto Eco. La mirada discreta, enla estructura ausente. Barcelona: Editorial Lumen,

4 4 azules, blancos y sepias, con los cuales el artista redobla los sentidos y resignifica algunos conceptos, que establecen un diálogo y ruptura con el arte de las vanguardias históricas. Es indudable que las constantes sugerencias de este trabajo acerca de la idea de ruptura, no sólo son para localizar cronológicamente su perfil artístico, sino que se devuelven en sentido estético hacia la poesía. Porque el recurso que nos parece evidente, ante la posibilidad de tener un cielo, que se convierte en la alegoría del deseo, es el de coser los pedazos a los que tenemos libremente acceso; el resultado sera, por antonomasia, el mismo cielo, pero no entero, a retazos, a jirones. Y éste es un recurso que le sugiere al receptor otros sentidos, como si de forma metafórica se pudieran también coser los sentimientos. El sujeto desde donde se producen los mensajes visuales, aparece entonces ante el receptor, desmembrado, un yo partido en pedazos, que recurre a juntar los cielos compartidos, cosiéndolos, uniéndolos de forma artesanal, creando una distinta metáfora de la ruptura, de la desconstrucción, proponiendo un nuevo producto simbólico, en donde se evidencie dicha ruptura. No propone la unidad, el todo conceptual, sin que exista la evidencia de haber estado fragmentado, y haber sufrido un proceso de recomposición, en donde las huellas son evidentes. Los arte-objetos que Arturo nos ofrece en esta oportunidad, son arte que proviene de una tradición en el medio latinoamericano y continental. 5 Tanto La silla de Juan en el cielo como Yo como columna, han sido intervenidos por el artista con el objeto de discutir otros planteamientos de carácter estético. La insistencia en las imágenes de cielos azules o semiazules, ofrece al receptor de estos objetos, distintos mensajes, dependiendo de las posibilidades intertextuales de dichos observadores. La columna tiene espejos adosados que de nuevo nos revierten hacia el surrealismo, la idea de lo que hay más allá del espejo. Yo como columna es capaz de ofrecernos un pertenecer a, porque al acercarnos, es posible 5 Alvaro Villalobos. Presentación, 52.

5 5 vernos reflejados en distintas partes de la columna, mas este reflejo creado por la ilusión que produce el espejo, nos da efectivamente una fragmentación de nosotros mismos. Se invierte la idea de Magritte al ofrecernos al sujeto ya partido en cinco pedazos, en cuadros como L Evidence éternelle. Monroy nos hace partícipes de esa alegoría del fragmento. Desde cualquier ángulo, nos vemos reflejados en partes inconexas, un ojo aquí, una mano allá, nuestro cuerpo cortado en pedazos, dependiendo de la distancia. Mas la forma de la columna es precisamente vertical, y el espejo que se encuentra adosado a ella, es delgado y tampoco es uno solo, son varias partes de espejos pegados a la columna; se produce entonces una absoluta deformación del cuerpo humano. Somos ante ella oblicuos, fuera de perspectiva, a pedazos como los cielos cosidos a mano que no tienen formas exactas, pero que constituyen un todo en el proceso de reconstrucción ideológico. Sin duda Arturo Monroy está aludiendo a una estética del fragmento. La silla de Juan en el cielo, posee como objeto de arte, distintas connotaciones. Como objeto cotidiano, inventado por el ser humano en función de comfort, es metamorfoseada por Arturo para subirla al cielo de los sentimientos. Su función como objeto de la modernidad deja de tener sentido. La categoría de la silla se eleva a otra dimensión al ser intervenida con los colores del cielo, al asumir otro estatus que está directamente vinculado con las emociones. El observador no tiene oportunidad de oir que la silla le hable utilizando un código que le sea conocido. Plena de color, e identificada con el cielo, la silla se transforma en un objeto que visualmente ha dejado de tener su función tradicional, la de servir para sentarse en la tierra. Se convierte en un objeto celeste, azul, casi etéreo, destinada para otras funciones, sentido que dependiendo de la capacidad del receptor, puede ser captado dentro del mundo de los objetos de arte.

6 6 Toda la muestra que tenemos ante nosotros posee el poder de la sugestión. Son piezas, son objetos que se han elevado a otra categoría. El ideal poético que poseen como objetos de arte puede orillar al que observa a leerlas de manera vaga e imprecisa. De todas formas, por su carácter poético, la obra de Arturo Monroy no describe una poética en el sentido tradicional del término. Monroy no está esperando una reacción del receptor. Su obra posee una negación visual de la experiencia. Quizás por esa razón, envuelve a la literatura con pedazos de cielo. Interviene esos libros sin horadarlos, sin perforarlos. Los eleva tal y como hace con la silla, les cambia su función estética, los posibilita para jugar otros roles dentro de una sociedad postmoderna, en donde el absurdo es también parte del presente. Lo incomprensible en países como Guatemala, se hace comprensible a través de los sueños, a través de la poesía, la literatura y el arte contemporáneo. La propuesta estética de Arturo Monroy es postmoderna, procede de diversas disciplinas, conjuga distintas vertientes, entremezcla géneros, se arriesga y se eleva. Los observadores del Siglo XXI nos vemos reflejados en su columna de maneras diversas, pero siempre a pedazos es necesaria nuestra competencia, para reconstruirnos, o para pensarnos de otras maneras. Parte de sus estrategias artísticas está en ser productor de bienes simbólicos con doble, triple o múltiples significaciones, de las cuales tenemos algunos ejemplos en esta muestra. Bibliografía Baudrillard, Jean. "La simulación en el arte" es la segunda de tres conferencias dictadas en el Centro Documental de la Sala Mendoza por Jean Baudrillard durante su estadía en Caracas en 1994.

7 7 Eco, Umberto. La mirada discreta, en La estructura ausente. Barcelona: Editorial Lumen, Magritte, René. Magritte. San Francisco: Museum of Modern Art III, 2000, 21. Monroy, Arturo. Pedazos de cielo.. Villalobos Herrera, Alvaro. Presentación y representación en el arte contemporáneo. México: Universidad Autónoma del Estado de México, 2000,