La letra o el Espíritu

Transcripción

1 Escrito por Edgar A. Franco La letra o el Espíritu En el libro del Oseas, el profeta recibió instrucciones del Señor tomar por mujer a una prostituta como se lee en el capítulo 1, luego también de ordena que amara a una mujer amada de su compañero aunque adúltera, esto en el capítulo 3. Era figura del amor de Dios para Israel y de la infidelidad de este pueblo que fornicó y adulteró con sus ídolos. Dios estuvo amando a un pueblo que le fue infiel en gran manera. El Señor hizo que Oseas comprendiera el corazón de Dios al vivir una experiencia parecida. Porque el Señor fue rechazado por Israel una y otra vez como se narra en los profetas. En varios pasajes de las escrituras de los profetas el Espíritu Santo usa la figura del marido y la infiel, Israel unas veces, Judá en otras. El Señor habla como había encontrado a su pueblo como una mujer sin ropas ni comida, en la miseria, abandonada empezando su adolescencia, habla como la había vestido con lujo, la había adornado, le había dado lo mejor del trigo, bendición tras bendición. Sin embargo, este pueblo se volvió a los ídolos, abandonaron a su Señor para seguir la vanidad. Ofrecieron a los ídolos el trigo que les había dado, el oro, la plata, las piedras preciosas e incluso les ofrecieron sus hijos. Si Dios hubiera escogido otro pueblo la historia sería la misma. Hoy el antiguo pacto es caduco por la infidelidad del pueblo. Este pacto estaba plasmado en la Ley de los mandamientos y decretos que fueron clavados en la cruz del Calvario cuando Jesús se entregó para comprar para si un nuevo pueblo, la iglesia, su esposa. Jesús vino para liberarnos de la esclavitud del pecado. Compró un pueblo de pecadores, redimiéndonos y libertándonos de la esclavitud pecado, a semejanza de Israel que fue libertado de la esclavitud de Egipto. En Efesios 5:21, Pablo habla que la relación entre los esposos debería seguir el modelo de la relación de Jesucristo con su iglesia. En esta figura, Cristo lava su esposa, la iglesia, por su palabra y presentarla para si mismo sin mancha, arruga o cosa semejante. A esta esposa la compró del mercado de esclavos redimiéndola por el precio de su sangre preciosa más que todo el oro y toda la plata. La iglesia somos los que hemos creído en el Señor Jesucristo por su gracia y le hemos recibido como Señor y Dios. Sin embargo, entre los nacidos del espíritu, los redimidos en Cristo Jesús, que somos parte de la iglesia, la esposa, hay una forma sutil de adulterio además de la manera como lo hubo en Israel y Judá con los ídolos. Los dos maridos Romanos 7:1-6 Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido

2 muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera. Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. En este pasaje de las escrituras Pablo enseña que hemos muerto a la Ley, que representa al antiguo marido. Nacimos de nuevo en el espíritu para ser de Cristo. Pablo lo enseña aquí haciendo uso de la figura del matrimonio. Estuvimos bajo de el régimen de la letra o la Ley como atados a un marido cruel. La Ley era inflexible. Bastaba con un solo pecado y venía la maldición, la condenación, la acusación constante de la conciencia, sin la posibilidad de ser libres de culpa. Bajo la Ley nadie podía ser salvo porque todos pecamos y el marido cruel solo traía juicio, esclavitud, condenación, culpa y maldición. Pero en la muerte de Cristo en la cruz, todos morimos a la Ley, el antiguo marido, todos nosotros los que hemos creído en Jesús y en su obra victoriosa en la cruz. De manera que en Cristo hemos muerto al antiguo marido para ser del nuevo, Jesucristo. Jesucristo nos trae justificación, gracia, misericordia, libertad de la culpa por medio de una conciencia lavada por su sangre, tenemos acceso las promesas de Dios, la vida eterna y toda bendición. Esto es maravilloso. De libres a esclavos otra vez Pero aún cuando hayamos sido trasladados del abuso de la Ley hacia una vida nueva con el esposo nuevo, algunos estaban acostumbrados a ser esclavos y regresan para vivir en el viejo régimen del antiguo marido, siendo así adúlteros al Señor que nos rescató a la libertad gloriosa. Luego de ser libres, muchos han regresado a las leyes por estar acostumbrados a esta vida de esclavos, a vivir en el temor. Hubo un momento en nuestra vida que creímos el evangelio, es decir, que Jesús murió en la cruz por nuestros pecados, que fue sepultado y resucitó al tercer día de acuerdo a las escrituras. Al creer y confesar nuestra convicción y a Jesús como el Señor, fuimos salvos de la ira de Dios por venir. Vinimos a ser libres. Pero si regresamos a vivir otra vez de acuerdo leyes, decretos, principios, valores, normas y reglas, somos adúlteros porque estamos regresando al antiguo marido del cual fuimos libres por el precio de la sangre preciosa de Jesucristo en la cruz del Calvario como de un cordero sin mancha. La vida en el Espíritu de Cristo no es contraria a ninguna ley. Nosotros mismos hacemos leyes para guardar, ni siquiera es la Ley de Moisés, sino nuestras propias tradiciones o las de otros. Establecemos normas, listas de quehaceres y no-haceres. Establecemos nuestros paradigmas, tales como, yo nunca como esto, o nunca bebo aquello, la manera de vestir, o muchas

3 cosas externas para cumplir, cosas que establecemos como firmes, cosas de las que no nos movemos aunque Dios mismo nos hable o nos presente sueños y visiones. Hay un ejemplo en las escrituras de como Pedro fue tratado por Dios para romper sus esquemas que impedían que el evangelio llegara a los que no eran judíos, los gentiles. En Hechos 10 leemos como un centurión romano recibió la visita de un ángel que le dio instrucciones para hacer traer a Pedro a su casa. El centurión Cornelio envió dos criados y un soldado para que invitaran a Pedro para llegar a su casa, de acuerdo a las instrucciones precisas del ángel. Mientras ellos estaban por llegar a donde Pedro estaba, éste oraba y tuvo un éxtasis: Hechos 10:11-16 y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo. Leemos aquí como Pedro en la visión le dice NO al Señor tres veces. Tenía aún el paradigma de su cultura judía y en algunas áreas de su vida estaba doblegado aún bajo el peso de la Ley y pensamiento, aún cuando era libre en muchas otras áreas. Había escuchado a Jesús declarar limpios todos los alimentos: Marcos 7:18-19 El les dijo: También vosotros estáis así sin entendimiento? No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos. Pero hasta este momento, en Pedro podía mas la tradición que la palabra del mismo Jesús. Le pudo decir NO a Jesús para así obedecer al antiguo marido, la Ley y las tradiciones de los ancianos. Pero el Espíritu le ordenó que fuera a casa de Cornelio sin dudar, Pedro obedece, va y puede ser usado para que el evangelio se predicara por primera vez a los gentiles y éstos recibieran el Espíritu Santo, sorprendiendo a Pedro y a los judíos que lo acompañaban. Pedro rompió con el paradigma de no entrar en casa de un gentil. Para los creyentes judíos era aún impensable predicar el evangelio a los gentiles, pero al final se hizo la voluntad del Señor Jesucristo. Dios confirma que el no hace acepción de personas dándoles el don de la fe a los que escuchaban y habiendo creído, Jesús los bautiza con el Espíritu Santo. Sin embargo, en la vida de Pedro no terminó este regresar a los legalismos. En la Carta a los Gálatas, el apóstol Pablo relata como Pedro y otros judíos actuaron hipócritamente en Antioquía cuando reciben la visita de Jacobo que representaba a los judíos nazarenos. Los nazarenos eran aquellos que querían seguir guardando la Ley después de creer en Jesús. Los nazarenos eran adúlteros espirituales porque como iglesia querían servir al antiguo marido, la Ley y al mismo tiempo al nuevo marido, Jesús. Pedro entró en una simulación y ya no quería comer con los gentiles, se retraía.

4 Galatas 2:11-16 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, por qué obligas a los gentiles a judaizar Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. Los nacidos del Espíritu son impredecibles, no sabes de donde vienen ni adonde van, son como el viento, son libres en Cristo (Juan 3:8). Estos están bajo el cuidado amoroso del esposo Jesucristo. Estos son los hijos de Dios los que son guiados por el Espíritu de Dios (Romanos 8:14). El nos va haciendo libres mas y mas cada día. Yo no soy soñador, no se si no sueño o se me olvida lo que sueño. Pero el Señor me mostró a través de un sueño que no se me olvidó, como se entristece cuando ve a sus hijos amarrarse a mandamientos de hombres. Él los ve como prefieren un libro de doctrina o catecismos a ser guiados por su Espíritu Santo. El Nuevo Pacto El antiguo pacto de la Ley era entre Dios y el pueblo de Israel, fue roto por la debilidad de la carne y Dios se desentendió de ellos. Este pacto fue desechado para dar lugar al nuevo y eterno Pacto. Este nuevo pacto es entre el Padre y Jesús. Es un pacto en el cual Jesús debía entregar su vida en la cruz. El Padre a cambio se compromete en este pacto ha hacernos caminar en justicia por el Espíritu Santo que se nos concede y que Jesús nos entrega. En este pacto las leyes están escritas en corazones de carne y no en tablas de piedra, no en libros, no con papel y tinta. Pero algunos no han llegado a esta libertad y siguen buscando quien les enseñe que hacer y que no hacer. Buscan donde leer lo que deben hacer en cada circunstancia de su vida. El Padre ha abierto acceso con confianza a su presencia por el cuerpo de Cristo y por su Espíritu. Pero multitud de hijos suyos siguen buscando acceso a algún hombre o mujer que los guíe. No quiero decir que no hayan maestros, sino que hay hijos prefieran escuchar hombres y antes que escuchar al Espíritu de Dios. Reciben la enseñanza de los hombres sin preguntar al Espíritu de Cristo que es lo verdadero y recto, que viene del Espíritu y qué es de la carne, no disciernen, se lo toman todo sin chistar. El camino del acceso confiado al Padre fue abierto con el dolor terrible de Jesús en la cruz, con su muerte torturado y molido. Pero por alguna razón,

5 sea por engaño o por persuasión, muchísimos están convencidos que no pueden hablar con el Señor. Pero leamos acerca del nuevo pacto en las escrituras. Hebreos 10:12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Hebreos 8:8-13 Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; No como el pacto que hice con sus padres El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo; Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos. Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades. Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer. El camino está abierto para llegar ante el trono de la gracia por medio de Jesucristo para encontrar favor y oportuno socorro. Ruego al Señor que nos conceda serle fiel y no volver nunca a la Ley. Por tu gracia líbranos de cualquier infidelidad contra ti, por sutil éste que sea. Mi deseo Señor Jesús es ser tuyo, solo tuyo.