I. APRENDIENDO LA SANTIDAD DE DIOS: SANTO, SANTO, SANTO.

Transcripción

1 Sermón de Marzo de 2013 LA SANTIDAD DE DIOS Isaías 6. 2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Sí pudiéramos escoger un concepto que pudiera describir nuestra fe, una palabra que pudiera resumir nuestra convicción, y una palabra que fuera la centralidad de nuestros pensamientos, yo escogería la de santidad. Un concepto tan basto, tan amplio, que parece sencillo, pero realmente tiene grandes implicaciones en su misma definición. La santidad de Dios, los santos de Dios, semana santa, y muchas cosas se les llama santas. Pero realmente la palabra santo es extraña al mundo, a todos los idiomas; hay mucho que decir de la santidad en el cristianismo, pero en un sentido muy real es algo difícil tratar de concebir y explicar este concepto. Y cuando nos encontramos con una palabra extraña, tenemos la esperanza de acudir a un diccionario que nos pueda proveer una definición clara; sin embargo, es extraña aun a los diccionarios. Ven estos dos jitomates? Son exactamente iguales; son rojos los dos, el mismo valor, el mismo peso, provienen de la misma especie, tienen la misma edad, han sido sometidos al mismo trato. Pero de repente llega el ama de casa, y comienza a hacer su plan del día; resulta que aparta un jitomate para la salsa, y el otro deja en su lugar. La pregunta es Qué hace distintos ahora a estos dos jitomates? Sí veíamos que son exactamente iguales, con las mismas oportunidades, el mismo color, mismo tamaño y misma edad; Pero hoy tienen distinta posición, Qué fue lo que cambió? Por qué hoy tienen distinto fin? Lo que me queda claro que no fue por mérito propio, ni por tener alguna diferencia en sí mismo al otro jitomate, sino por aquel o en este caso aquella que lo separó con un propósito distinto al común, es decir sólo estar guardado. Más adelante sabrán el porqué de estos jitomates. Quiero compartir el tema #13 La Santidad de Dios I. Y lo dividiremos en dos partes: I. Aprendiendo de la Santidad de Dios y II. Aprendiendo la Santidad. I. APRENDIENDO LA SANTIDAD DE DIOS: SANTO, SANTO, SANTO. Les recuerdo y a la vez les invito y casi casi les ruego, que repasen todo lo que hemos visto hasta hoy de esta serie que estamos compartiendo El Gran Dios, es el tema #13 y hemos ya avanzado en el conocimiento de nuestro Dios. Empezando a entender que fue un ser el que creó el universo, y que es muy racional creer en la existencia de un Gran Dios diseñador de todo; vimos que sólo hay un Dios verdadero, y que ese Dios es el de las escrituras; que existe la Trinidad en Dios, es decir, que Dios es en tres personas: El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo; estableciendo las bases comenzamos a ver las perfecciones de Dios que no se trasmiten a sus creaturas, tal como la su

2 Eternidad, su Inmutabilidad, su Omnipresencia, Omnipotencia, Omnisciencia y finalmente su Soberanía. Hoy pasamos a ese carácter de nuestro Dios en el cual nosotros sí podemos ser participantes directamente; es la imagen y semejanza de la cual nos afirma las escrituras que fuimos creados, por mencionar algunas, Santidad, Justicia y Amor. Y como decía ya trataremos de explicar y entender la Santidad de Dios, Qué es ser santo? Como decía al principio, definir la santidad es una tarea no fácil, pues es extraña a lo que el mundo ha definido como santo. De hecho esta semana se le llama santa, Y qué entiende el mundo por santa? Muchas cosas, pero estoy seguro que no entiende lo esencial de la santidad de esta semana. Qué la hace distintas a las demás semanas? Eso pienso que no hay problema distinguir, pues en todo el mundo se celebra, hay mucha actividad religiosa, representaciones del viacrucis, comidas especiales, etc.. La gente entiende que sacrificándose ellos mismos, son más santos, entiende que la santidad sólo la alcanzan algunas personas que el vaticano las canoniza. Entiende que su santidad sólo se encuentra en el vaticano. Tan distorsionado está el concepto de la santidad, que con este ejemplo que ayer me platicaron, les digo todo: Sucede que como ustedes saben los viernes de la cuaresma y sobre todo el viernes santo que se conmemora la crucifixión de Jesús, no se come carne roja; ellos entienden que comer carne roja es pecar, y no comerla es ser santo. Llegas a la tienda y pides carne, y te dicen que no te venden pues es pecado, por ser cuaresma; en ese mismo instante llega una persona embriagada y pide alcohol y te llevas la sorpresa que sí le venden. La pregunta es Qué es más pecado? Comer carne o beber alcohol? Y así como suena tan ilógico, así la gente entiende la santidad. Isaías 6. 2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. La palabra para santo en el hebreo es qadosh, creo que más de alguno la ha oído alguna vez. El significado primario significa cortar o separar. Nos da la idea de algo que está encima de lo demás. Lucas Entonces María dijo:engrandece mi alma al Señor; 47 Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. 48 Porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. 49 Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre. Aquí la mismísima virgen María, no una de las miles que andan vagando por el mundo, sino la madre de Jesús hace una declaración impresionante acerca de Dios su Salvador, reconoció su necesidad, su bajeza a comparación de Dios, y al final dice: Santo es su nombre. Interesante, pues el nombre en la Biblia y sobre todo en el AT indicaba y resumía todo lo que era la persona de quien se habla. Santo es su nombre nos dice aquí María. Cuando la escritura dice que Dios es Santo, habla primeramente que Dios está separado, y que está por encima de todos nosotros en su excelencia. Ser santo es ser diferente de una manera muy especial. Consideremos algunas palabras que la Biblia llama santas:

3 1. Tierra santa, 2. Sábado santo, 3. Templo santo, 4. Vestimenta santa, 5. Casa santa, 6. Diezmo santo, 7. Inciensos santos, 8. Nación santa, 9. Santo aceite de la unción, 10. Jubileo Santo, 11. Terreno santo, 12. Agua santa, 13. Arca santa, 14. Ciudad santa, 15. Pan santo, 16. Simiente santa, 17. Pacto santo, 18. Convocación santa, 19. Palabra santa, 20. Seres santos, 21. Lugar santísimo. Vemos que en la Biblia es aplicado a todo tipo de cosas y no nada más a Dios. Las cosas santas son cosas separadas del resto, que han sido apartadas de lo común, consagradas para un servicio a Dios. Las cosas en sí mismas no son santas, sino por causa de quien las santifica o aparta. Los serafines decían Santo, santo, santo. No sé si no llame tu atención esta repetición; quizá en el español que usamos no quede tan claro, para que repetir en el versículo una misma palabra. Nosotros tenemos varias técnicas para hacer énfasis cuando escribimos; puede ser en MAYÚSCULAS, subrayamos, resaltamos, ponemos comillas, etc., pero el hebreo su mejor técnica era la repetición; recordemos las frases de Jesús mismo: De cierto, de cierto os digo, o Marta, Marta tan afanada y turbada, o en el sermón del Monte dijo: No todo el que me diga Señor, Señor. Repetir entonces era resaltar una verdad, darle más énfasis que a lo demás texto. En raras ocasiones la Biblia repite algo hasta el tercer grado; mencionar algo tres veces es elevarlo al grado máximo posible, un ejemplo en el AT es: Jeremías 7 4 No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este. Y Uno del Nuevo es en: Apocalipsis Y miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles! En las escrituras ningún atributo de Dios es repetido al tercer grado como el de que Dios es Santo. No dice en ninguna parte que Dios es amor, amor, amor; ni que Él sea misericordia, misericordia, misericordia; ni Justo, Justo, justo. Es interesante no? La Santidad de Dios es la máxima excelencia, es su identidad más elevada; podríamos comprender más de lo que hace y deja de hacer, sí comprendiésemos su Santidad. Cuando usa su poder, su conocimiento, su amor, su justicia, su bondad o su gracia, cada acción de Dios debe estar rodeada de su Santidad; no puede actuar siendo amoroso sin santidad; cuando usa su bondad es Santo, su amor es santo, su misericordia es santa, su ira es santa; está limitado a su santidad, ese sería el núcleo de todo su carácter, es el atributo que engrana toda su perfección. Él es Soberano, y su santidad rodea sus decisiones, no haría algo injusto, tonto, pues Él es Santo. Con frecuencia Dios es llamado El Santo en la Escritura; y lo es porque en él se halla la suma de todas las excelencias morales. Es pureza absoluta, sin la más leve sombra de pecado. 1 de Juan 1. 5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.

4 El poder es la mano y el brazo de Dios, la omnisciencia sus ojos, la misericordia su entraña, la eternidad su duración, pero la santidad es su hermosura. A esta perfección divina se le da un énfasis especial. Se llama santo a Dios más veces que todopoderoso, y se presenta esta parte de su dignidad más que ninguna otra. Esta cualidad va como calificativo junto a su nombre más que ninguna otra. Nunca se nos habla de Su poderoso nombre, o su sabio nombre, sino su grande nombre, y, sobre todo, su santo nombre. Este es su mayor título de honor; en ésta resalta toda la majestad y respetabilidad de su nombre. Esta excelencia destacada por encima de sus otras perfecciones, es la gloria de éstas; es cada una de las perfecciones de la deidad; así como su poder es el vigor de sus otras perfecciones, su santidad es la hermosura de las mismas; de la manera que sin omnipotencia todo sería débil, sin santidad todo sería desagradable. Si ésta fuera manchada, el resto perdería su honra. Su justicia es santa, su sabiduría santa, su brazo poderoso es un santo brazo (Sal. 98:1). Su verdad o palabra es una Santa Palabra (Sal. 105:42). Su nombre, que expresa todos sus atributos juntos, es un Santo Nombre (Sal. 103:1) (Arthur W. Pink) Salmo Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. II. APRENDIENDO LA SANTIDAD. Hay un texto que estremece mi alma cada vez que lo escucho, que lo leo o que alguien lo menciona: Hebreos Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; 13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. 14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Cómo entender este texto? Se refiere a que sí no alcanzamos cierto grado de santidad, no veremos a Dios? Enseñar a la ligera esto de la santidad es muy grave; pues les digo una verdad, el entendimiento erróneo de la santidad nos llevaría al legalismo por un lado, y al libertinaje por el otro. Pues si sólo por santidad propia, pureza de corazón, portarse mucho mejor, reformarse, uno puede ver al Señor o no, sería al final una salvación por obras, pues dependería de cómo nos portemos para ganar nuestra salvación o para no perderla. Y por el otro lado, otros creen que como no importa si nos portamos mal, pues la ley no salva a nadie, no somos salvos por santificarnos, se van al lado opuesto y viven una vida ligera, y peor una vida sin Dios. No sé si alcanzan a ver la desviación de cada posición? Ya veíamos al principio el concepto de ser santo, que significaba primariamente Apartado de lo común, de lo normal, para un propósito distinto. No perder de vista el Para, pues no es solo ser apartado, sino para lo que somos apartados; en el caso de nosotros, apartados para Dios, para su servicio. El ser santo, o nuestra santificación pues, depende o mejor dicho, lo hace posible aquel que nos separó para su propósito. Recordemos los jitomates.

5 Además leemos en varias ocasiones la orden de Sed santos, como yo soy Santo, siendo la primera en: Levítico Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra. No es esta una petición casi imposible? Es como pedirle a un paralitico, levántate. O cuando Jesús dice Lázaro sal fuera, estando este muerto. No parece algo imposible para nosotros que se nos demande santidad como la de nuestro Padre? Sin duda lo es, pero quiero aclarar algo, sí Dios es el que lo pide, No creen que el proveerá los medios para lograrlo? O que tenía aquel paralitico de Betesda en sí mismo para no solo querer obedecer a Jesús de que tomara su camilla y anduviera, sino poder hacerlo? Qué mérito de Lázaro al salir de la tumba? Acaso no estaba muerto o andaba de parranda? Al igual pedir santidad es algo que no podríamos lograr por nosotros mismos. Cómo es pues esto de la santidad? Hebreos En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. 11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; 12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. 15 Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: 16 Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, 17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Es de suma importancia que entandamos esto; pues es lo que hace la diferencia entre el cristianismo verdadero y las demás religiones cristianas, que piensan y creen que salvación es = el sacrificio de Cristo + Nuestras buenas obras; y que sí una personas no tiene obras, el sacrificio de Cristo es insuficiente. Se dan cuenta de la gravedad de decir esto? Leíamos en el texto que somos santificados mediante la ofrende del cuerpo de Cristo hecha una vez y para siempre. Pues antes los sacerdotes ofrecían los mismos sacrificios cada año para que su pecado fuese cubierto, perdonado; pero no era suprimido, no era quitado. 14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. De qué manera sucede esto? Este es el momento de entender que el sacrificio de Jesús es suficiente para nuestra salvación; pues por su sangre, por el sacrificio de su cuerpo hizo perfectos a los santificados, a los apartados para Dios. Qué hizo perfectos a los aparados? El Sacrificio de Cristo.

6 Quiere decir esto que podemos vivir de la misma manera a la que vivíamos antes de que fuésemos santificados? En ninguna manera, es irracional si quiera pensarlo; pues el mismo concepto de santificar nos indica que hoy somos apartados de y para algo. Y este es el nuevo pacto, que Dios escribirá sus leyes no en dos tablas de piedra, sino en las dos tablas de nuestra vida; nuestra mente y nuestro corazón. Quién es el que santifica? Dios por medio del sacrificio de Cristo; veremos cómo funciona judicialmente ese sacrificio en lugar nuestro en las siguientes semanas. Basta decir hoy, que es Dios el que santifica, el que salva; no nuestras buenas decisiones, ni nuestras obras. Les decía que es la parte crucial esta de entender la causa por la cual somos santificados; y eh allí el meollo del asunto, pues han escuchado de la doctrina de la Elección, que Dios tiene sus elegidos, que a los que predestina, el los llama, los que llama el justifica y los que justifica el glorifica. Podría decir alguno que hay injusticia en Dios que no elige a todos? Yo creo que el problema no está a quienes elige, sino en para que los elige. Efesios 1. 3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él. Decía Spurgeon acerca de la elección: Hay alguien el día de hoy que desea ser santo, que desea ser regenerado, que desea abandonar el pecado y caminar en santidad? Sí, hay, dice alguien, Yo quiero. Entonces Dios te ha elegido a ti. Pues te ha escogido desde el principio para ser santo. Muchos quieren el cielo? Seguramente la gente quiere el cielo en lugar del infierno; pero no desean al Santo, muchos quieren obtener las bendiciones de Dios, pero no aman a Dios; muchos desearían ser salvos de la condenación, pero no ser salvos del pecado. Entonces pues la Salvación es de la condenación y para Santidad. Si no, de que seríamos salvos? Somos salvos por gracia, sin mérito propio, incluso merecíamos lo contrario; no fue meramente un acto de misericordia, sino más alto que la misericordia es la gracia, pues mereciendo lo contrario recibimos salvación. Entendemos que somos salvos gratis? Ah, pues la santidad es parte de esa Gran Salvación de la cual Dios logró para los santificados, para los que creen, para los que confían en el Salvador. Esa ofrenda una vez y para siempre, esa semana santa de Jesucristo transforma nuestra vida para siempre, pues la salvación incluye la santificación. Buena o mala noticia? Cuando tenemos un encuentro verdadero con el Dios Santo, santo, santo, nuestra vida nunca es la misma; sí tan sólo en este momento se manifestara la santidad de Dios en este lugar, no podríamos permanecer en pie, nuestras lagrimas se derramarían, nuestras rodillas se doblarían ante la majestad de Dios, la hermosura de su Santidad. Tal como el profeta: Isaías 6. 1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos

7 volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. 5 Entonces dije: Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. 6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. Se dan cuenta quien es el que nos aparta y nos limpia? Dios envío a sus serafines con un procedimiento raro a nuestro tiempo; un carbón encendido tocó los labios del profeta, es de las partes más sensibles del cuerpo y es quemado por el fuego de Dios; Y en ese momento Isaías es consagrado para el servicio para Dios; para ser santificados primero tenemos que ser limpiados, quitado nuestra culpa y ser apartados para el servicio de Dios. Cuántos de nosotros o de personas que conocemos dicen tener un encuentro con Dios y sus labios no han sido quemados por ese carbón? Congresos, campamentos, encuentros y muchas cosas que viven y dicen: Hoy si me portaré bien. Y pasan unos días y vuelven al mismo punto donde partieron. A que es semejante esto? Es semejante a un hombre que esta mañana llega a la Iglesia y dice que es atropellado por un tráiler en el periférico a las 10 am. Y su aspecto intacto, sin despeinarse, sin alguna arruga o rotura en su vestidura. Qué pensaríamos del tal hombre? Que es un mentiroso, pues si un tráiler lo atropelló, simplemente no estaría aquí, estaría si bien le fue en la Cruz Roja. Cómo pues es más grande un tráiler que derriba a un hombre, que Dios con su santidad y majestad? Eh aquí la obra de la Santidad: Ezequiel Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país. 25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. 26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Quién, quien, quien? Qué queda para nosotros? Recibir esa promesa, ese nuevo pacto, lo ha hecho todo Dios en nosotros, nos ha dado todo de sí; su propio hijo ha resucitado para ganar eterna salvación para todos los santificados. Qué sucedió con Isaías al tener tal encuentro con la Santidad de Dios? 8 Después oí la voz del Señor, que decía: A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. Quién quiere ser santo? Quién quiere participar de la santidad de Dios por medio de la disciplina? Quién quiere dejar el pecado y servir a Dios? Quién quiere hacer realidad en su vida la semana santa? Este es el tiempo en el que nos esforcemos a estar apartados para Dios, para hacer su voluntad, para agradarle pues él nos amó

8 primero; él nos ha apartado para ser santos y sin mancha, no para ganar la salvación o para no perderla, sino para santificar su nombre; para que más pueblo conozca esta verdad que los hará libres del pecado y de su condenación; para disfrutar de sus delicias en su presencia, para ser partícipes de sus planes eternos y estar con él toda la eternidad. Alguno quiere ser santo? Venga y beba del agua viva gratuitamente, y sus pecados serán lavados, perdonados y quitados y tendrá un nuevo corazón que lo llevará cada día más a la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.