De los/as adolescentes y jóvenes gay y lesbianas nadie habla una invitación a la reflexión

Transcripción

1 1 De los/as adolescentes y jóvenes gay y lesbianas nadie habla una invitación a la reflexión Texto tomado y adaptado de: Puentes de Respeto Creación de apoyo para la Juventud Lesbiana y Homosexual Una guía de referencia del American Friends Service Comité Y el Comité de Servicio Chileno Cuáquero En la mayoría de las sociedades latinoamericanas existe, de cierta manera, una aversión hacia homosexuales y lesbianas, por lo tanto los temas de la homosexualidad son dos tabúes que en años recientes poco a poco se están comenzando a develar en la región. En este sentido se pueden constatar algunos de los principales avances sobre el reconocimiento de la no discriminación por la orientación sexual, pues por ejemplo, el Ecuador es el segundo país del mundo que reconoce dicho derecho el mismo que está también estrechamente vinculado con los derechos sexuales. Más sin embargo, empero la mayoría de las instituciones saben, también de cierta manera y han escuchado sobre dichos avances, el tratamiento de la temática de la homosexualidad no se incorpora aún en dichas instituciones, incluyendo las del sistema jurídico, peor aún en aquellas que trabajan con la juventud; más sin embargo cuando lo abordan contribuyen a reafirmar los prejuicios de la ideología dominante al respecto. Muchos-as de los-as profesionales que trabajan con adolescentes y jóvenes, orientan su quehacer en el supuesto entendido de que todos-as los-as adolescentes y jóvenes con los-as que trabajan y se vinculan son heterosexuales. No es ajeno también para muchas personas, que en nuestra cultura encontramos rasgos fuertemente discriminatorios que se expresan, por ejemplo, en ofensas, agresiones y

2 2 sanciones. Muy pocas personas son capaces de cuestionar este tipo de procedimientos arraigados en los distintos estratos e instituciones sociales de nuestros países. Los malos tratos, las ofensas, agresiones y por lo general dicha aversión indudablemente, provocan conflictos y problemas de aceptación y autoestima de adolescentes y jóvenes homosexuales y lesbianas, que de esta manera se ven obligados desde muy temprano en sus vidas a vivir clandestinamente su orientación afectiva y sexual por personas del mismo sexo, la misma que es un carga tal, que algunos no logran sobrellevar, que incluso llegan al suicidio. La sanción social impacta, muchas veces negativamente en la forma de interactuar con otros/as y en la construcción de su vida y en su relacionamiento afectivo. La problemática homosexual es comúnmente ignorada en el conjunto de los centros de educación, en la familia, entre las amistades, por lo cual cada persona la vive solitariamente, sintiendo que nada contra la corriente, sin modelos ni pautas que le permitan estructurar un proyecto de vida acorde con sus sentimientos. Al mismo tiempo, se producen conflictos en las personas que rodean a jóvenes homosexuales y lesbianas, quienes tampoco tienen acceso a materiales informativos o a organizaciones e instituciones que le permitan plantear sus dudas y temores, acompañándolos-as en el proceso de aceptación y comprensión de esta realidad vivida por la persona que quiere y ama. Los jóvenes homosexuales y las lesbianas pueden no ser personas conocidas para nosotros; no obstante, se encuentran en salas de clases, son miembros de distinta fe y denominaciones religiosas. Cualquier persona adulta que realiza alguna labor con gente joven, indudablemente, trabaja con jóvenes homosexuales y lesbianas. En muchos casos, ellos/as forman parte de nuestras familias. Qué les estamos enseñando acerca de la autova loración, la honestidad y el respeto por los-as demás? Qué es lo que los-as jóvenes que no son lesbianas o gays aprenden de nosotros-as? Aprenden a odiar y temer a aquellos-as que son diferentes, o aprenden que las diferencias nunca justifican el ejercicio del maltrato? La homofobia / Lesbofobia Cuánto identifican las personas adultas que trabajan con adolescentes y jóvenes los efectos y el impacto de la homofobia / lesbofobia en estos-as? La homofobia el temor y el odio hacia lesbianas y los homosexuales- y sus efectos dañinos en todas las personas de nuestra sociedad, tanto jóvenes como adultas, está arraigada en nuestra sociedad, tanto en el nivel individual como en el institucional. Aún en aquellos-as que no adhieren a posiciones homofóbicas, raramente reconocen su impacto destructivo, particularmente en las vidas de los adolescentes y jóvenes. La homofobia conlleva también a políticas de silencio institucionales, que facilitan la tergiversación y el daño en la vida de la gente joven y de los adultos-as que están a cargo de sus cuidado, pues además de estigmatizar con etiquetas y estereotipos pone en consideración social a las lesbianas y homosexuales como proscritos sociales. La homofobia está tan fuertemente inserta en nuestra sociedad que la juventud lesbiana y homosexual enfrenta luchas especialmente difíciles por mantener su autoestima, su

3 3 seguridad emocional y por lograr sentirse en una comunidad que la aprecie. La mayoría de los homosexuales y las lesbianas jóvenes no están al descubierto: esconden su condición, lo que implica que ocultan de los-as demás (quizás hasta de ellos/as mismos/as) una parte importante de su vida, porque tienen miedo de lo que pueda sucederles si dicen la verdad. Aún hoy en día no es extraño encontrar homosexuales y lesbianas jóvenes que nunca han oído hablar de la homosexualidad, que no pueden darle un nombre a sus sentimientos. Sólo saben que son diferentes y que su diferencia es inaceptable. Una menor proporción de jóvenes sí reconocen su orientación sexual al menos frente algunas personas importantes en sus vidas, o son calificados por otros-as como homosexuales o lesbianas. Estos-as jóvenes identificables enfrentan muchos de los mismos temores de sus hermanas y hermanos que ocultan su condición, y también se constituyen en blancos más obvios de maltrato homofóbico. Ocultos/as o no, los homosexuales y las lesbianas jóvenes saben que viven en una sociedad que, en gran medida, los-las condena sólo por su orientación sexual. Una vez que la orientación homosexual es conocida o se sospecha de ella, ésta se trata como lo más importante del/la joven, aunque sólo sea un aspecto de su persona. Es como si él/la joven hubiese cesado de existir como ser humano completo con las mismas preguntas, dudas y necesidades de sus pares heterosexuales. Las lesbianas y los homosexuales jóvenes aprenden a ser visualizados/as como algo menos que seres humanos; que la forma más rápida de sentirse a salvo es mintiendo acerca de ellos/ellas mismos/as; que si son descubiertos, tendrán que sobrevivir en un mundo que muchas veces les teme o desprecia. Estos mensajes son tan cotidianos que pasan inadvertidos. En las escuelas y colegios, hasta los niños más pequeños aprenden los códigos, a través de murmuraciones en broma: no uses tales colores en el colegio o puedes parecer raro. Las lecciones se aprenden cada vez que un-una niño-a descubre que una de las maneras más seguras es lanzar un insulto es acusando a otro-a de ser un marica un afeminado o una lesbiana. No siempre los-las niñosas saben lo que estas palabras significan, pero conocen el poder peyorativo de este lenguaje; saben que está destinado a menospreciar a otros-as. Muchos-as jóvenes heterosexuales en los colegios ridiculizan a sus pares gay y lesbianas, en muchas ocasiones les maltratan verbal y físicamente, muchas veces con la indiferenciaanuencia de los mismos profesores. El-la joven en dicha situación, no solamente tiene que soportar los abusos, la exclusión, si no también la falta de apoyo de aquellas personas que trabajan para ellos que tienen la responsabilidad de crear servicios de apoyo y programas que protejan a estos de situaciones extremas no sólo de peligro, sino de cualquier tipo de exposición. En múltiples ocasiones la presión de los pares heterosexuales es tan enorme, que generalmente muchos-as se ven obligados a abandonar la institución escolar. En otras ocasiones, cuando se da la exposición pública de la orientación sexual, muchos adolescentes son expulsados de sus casas por el hecho de ser homosexuales o lesbianas, a veces después de ser sometidos a maltrato verbal y físico.

4 4 Por lo general, mucha gente no percibe el maltrato de las lesbianas y los homosexuales como algo incorrecto. El maltrato no se percibe como violencia, sino como una respuesta natural frente a las lesbianas y los homosexuales. Los homosexuales son, probablemente, las víctimas más frecuentes de violencia motivada por el odio, pero el sistema de justicia criminal así como el resto de la sociedad- no ha reconocido la seriedad de este problema. Temores, Estereotipos y Calificativos Con relación a la homosexualidad la sociedad nos ofrece muchos calificativos y estereotipos, pero no nos brinda casi ninguna información acerca de los seres humanos reales que son las lesbianas o gays. Los temores que dan lugar al surgimiento de calificativos homofóbicos son muy fuertes y están tan profundamente arraigados que no pueden considerarse sólo como una expresión de desagrado por alguna persona que se perciba que sea lesbiana u homosexual. La fuerza emotiva de los degradantes apelativos homofóbicos (raro, marica, desviado, machona) se dirigen contra cualquier niño o niña, hombre o mujer, al que se considere que se está desviando del camino en el desempeño de su rol sexual. Demasiados niños ocultan sus emociones o sienten odio hacia ellos mismos por tener intereses que pueden ser considerados poco varoniles. Decirle a un niño que es afeminado equivale a decirle que es menos que un hombre, que parece una mujer y que, por consiguiente, merece ser tratado con desprecio y burla. Las niñas también experimentan el poder que tienen las insinuaciones homofóbicas para intimidar a las mujeres cuyos intereses o conductas no se ajustan a las que se esperan de ellas. Puede algún sistema de creencias ser moral o ético si necesita causar daño a otras personas o negarles su derecho a vivir con dignidad y en libertad? La sexualidad misma no es simplemente una cuestión de sensaciones y conductas genitales; ésta constituye un componente más profundo de la personalidad humana, y empieza a desarrollarse tempranamente en la infancia y continúa evolucionando durante la edad adulta. Un desarrollo sexual saludable va emparejado de un buen desarrollo emocional si podemos revindicar nuestra sexualidad como una parte hermosa y significativa de nuestro ser. Aprender a incorporar la sexualidad en nuestras vidas de manera responsable, con alegría e integridad, debe ser un proceso constante que empieza durante la niñez. Por el contrario, la ansiedad respecto a lo sexual frecuentemente da origen a situaciones desgraciadas y a falta de entendimiento. Renuentes en muchos casos a tratar algún aspecto del tema de la sexualidad, los/as profesionales que trabajan en los servicios juveniles con frecuencia sienten que la homosexualidad es un tópico que engendra tanto apasionamiento que no puede ser abordado. Es frecuente que exista el temor subyacente que se influya en la orientación sexual de los niños y las niñas fácilmente y que el mero contacto con el sujeto es suficiente para constituir un factor determinante (y para qué hablar de los modelos de comportamiento

5 5 sexual). Tales temores, a pesar que con frecuencia son manipulados con fines políticos, no se basan en hechos subjetivos. Más aún, nos distraen y obstaculizan el fomento de un desarrollo saludable de los-as jóvenes en general, insistiendo en que el género de la pareja sexual de uno-una es más importante que el sentimiento de integridad sexual y emocional. De hecho, a pesar de las creencias que prevalecen, muchos hombres y mujeres homosexuales reconocen su orientación sexual durante la pubertad o en la adolescencia, incluso antes de involucrarse sexualmente con alguien, Algunos-as dicen que siempre lo supieron, incluso antes de tener un nombre para designar los sentimientos homosexuales. Otros-ass se hicieron conscientes de estos sentimientos, pero trataron de suprimirlos temporalmente o continuaron reprimiéndolos durante la edad adulta. Los homosexuales y las lesbianas jóvenes enfrentan riesgos y elecciones dolorosas. Cómo pueden elegir entre ser honestos-as y correr el riesgo de perder un-a amigo-a o el amor de sus padres y madres? Cómo pueden satisfacer sus necesidades espirituales si temen que sus comunidades religiosas reacciones condenándolos-as? Cómo pueden experimentar rituales adolescentes normales tales como tener citas, bailar o tomarse de la mano con alguien especial? Hasta compartir un rato con otros-as que son como yo implica tremendos riesgos en entornos predominantemente heterosexuales. A algunos heterosexuales les cuesta comprender lo difícil que es para las lesbianas y los homosexuales, en especial los-las jóvenes, sentirse cómodos-as en el mundo. No pueden dar por sentado que podrán sentir la seguridad que ofrece la familia, la comunidad religiosa, los grupos juveniles y los centros comunitarios. Los-as jóvenes homosexuales y lesbianas pueden ocultar su sexualidad a fin de sentir que pertenecen; no obstante, la ansiedad omnipresente y el peligro de ser descubiertos-as permanece. Las influencias homofóbicas presentan obstáculos especiales para el logro de la equidad educacional entre los-as estudiantes gay y lesbianas. Un primer obstáculo se puede observar en que en muchas instituciones educativas hacen oídos sordos y frente a incidentes de acoso y maltrato a gays y lesbianas, muchos con frecuencia los ignoran o no los consideran con la suficiente seriedad. La ayuda que estos reciben de sus profesores-as o de los directivos del colegio es el retiro voluntario del mismo. Muchas veces las autoridades culpan a los-as mismos-as estudiantes gays o lesbianas de provocar los ataques, ejemplo clásico de culpar a las víctimas, de ahí que no es sorprendente que la juventud gay y lesbiana se encuentre en el grupo de alto riesgo de padecer de ausentismo y deserción escolar. Respecto a lo último mencionado, el ausentismos y la deserción escolar se pueden considerar como elementos que evidencian que la minoría sexual juvenil constituye un grupo particularmente problemático. No obstante, esta conducta deber ser más bien visualizada como una estrategia que nace de la desesperación, cuando las autoridades no logran ofrecer un ambiente de aprendizaje seguro.

6 6 Un segundo obstáculo que impide lograr la equidad ocupacional en el ámbito educativo se encuentra en los contenidos curriculares y los recursos de biblioteca ya que los mismos no presentan una visión positiva de los jóvenes gays y las lesbianas. Además en los programas escolares casi nunca se incluye el problema de la homofobia, concentrando su atención en otras formas de opresión como la explotación a los indígenas, la falta de oportunidades de los negros-as, violencia doméstica e intrafamiliar, excluyendo en esta última la causada por la orientación sexual. Tanto los educadores como los-as estudiantes deben aprender que es inaceptable abusar de otros-as verbal o físicamente, y que también es inaceptable dejar de informar acerca de cualquier caso de maltrato. Si tales acciones continúan deben existir sanciones claras contra las personas responsables. Es de vital importancia que los-as jóvenes sepan que ninguna forma de intolerancia surge naturalmente. Los prejuicios no poseen una naturaleza predeterminada e inmutable: son siempre resultado de creencias y acciones humanas y poseen siempre una historia cultural que se puede rastrear.