Bodas de Oro: Colegio Regina Pacis

Transcripción

1 Bodas de Oro: Colegio Regina Pacis Cincuenta años de presencia institucional: es fácil decirlo! Pero, al ir contando los años como si pasáramos las cuentas de un rosario, se va descubriendo que no todo el transcurso de esos

2 años ha sido igual: encontramos alegrías y dolores, sorpresas y anhelos, obstáculos y retos; y estos últimos son los que han motivado el proseguir hacia adelante aunque se vaya dejando vida en cada etapa, pero sólo por el gozo de cumplir la tarea encomendada y el deber trazado que nos conduce al crecimiento permite asimismo, mantener la ilusión por el objetivo, meta fijada. El Regina nació de la voluntad de un grupo de religiosas Esclavas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios, después de seis años de vida en Lima, colaborando con los hermanos Maristas en el Infantil del Colegio Champagnat y con el incentivo de la obra y principios de nuestra Congregación, decidieron arriesgarse y emprender la misión en un centro educativo propio. No, no fueron fáciles los primeros momentos: dificultades y problemas aparecían por doquier y percibiendo que no estaban solas, e incentivadas por conseguir su objetivo evangélico y

3 educativo, se animaron a ejecutar el cometido confiando en su esfuerzo así como en la Providencia Divina. Recordemos los primeros pasos: en 1959 llegaron a Perú las primeras religiosas con corazón tesonero y con el deseo de emprender caminos en un país que era nuevo para ellas, alentadas por el Id y anunciad recibido en Madrid a través del Nuncio Apostólico, lo que fue acogido con generosidad por ese grupo de servidoras de nuestro Señor y motivadas con el mensaje de Madre Trinidad, presente en sus pensamientos. La invitación de un Hermano Marista fue el punto decisivo de partida para la obra y aquí estamos hoy cumpliendo con el impulso original, a pesar del largo tiempo transcurrido, con la satisfacción de haber seguido con amor el camino que iniciaron nuestras Hermanas pioneras, a quien hoy recordamos porque están presentes en muestro corazón.

4 En esta ocasión, es preciso también renovar nuestro agradecimiento a los Hermanos Maristas por el apoyo recibido a lo largo de todos estos años. Por amor a la verdad, tendríamos que nombrar un listado muy extenso de las personas que nos han acompañado en este camino a lo largo de nuestros 50 años de existencia. En este listado no sólo nuestras hermanas religiosas ocupan un lugar significativo, sino los Hermanos Maristas como ya señalamos-, religiosas de otras congregaciones, sacerdotes, padres de familia, colaboradores y amigos y tantas alumnas que llenaron nuestras aulas de bullicio, de fiesta, de amor y de esperanza A cincuenta años del comienzo de esta historia algunas hermanas, padres de familia, ex alumnas y profesores ya están gozando en la gloria del Padre. A todos ellos los sentimos

5 presentes para darle GRACIAS a Dios. Y a los que están con nosotros o entre nosotros, los invitamos a unir sus voces de una forma muy íntima y familiar para elevar nuestras alabanzas al Creador que nos dio la vida y la oportunidad de pertenecer a esta obra. Y a quienes en este momento integramos esta Institución recordemos y vivamos todos el mensaje de Madre Trinidad Enseñen a abrir el corazón y la mente a los niños que están ávidos de cercanía, de cariño, de saber. Mostrémosles el rostro encarnado de Dios que no deja a nadie solo, que nos brinda su

6 amor. Madre Trinidad desde el cielo extienda las manos y nos presente a Dios. Su amor a la Eucaristía la llevó a afrontar retos, derribar barreras. Roto de amor su corazón, no dudó en enviar a sus hijas a distintos países, con un: Acercar a los niños al Sagrario, ya que Jesús nos espera. Ha pasado medio Siglo, 42 promociones recibieron la consigna: sea cada miembro de ellas y todos a la vez, motivo de alegría para seguir dando gloria a Dios en este Colegio desde donde propiciamos cada día, que la alegría, la sencillez y el amor,

7 destaquen como distintivo. Para concluir, los invito a elevar un recuerdo por todos aquellos que nos acompañaron en el camino y ya no están aquí con nosotros, sino gozando de la presencia de Dios en su Morada. Su intercesión nos dará fuerza para continuar caminando a los que seguimos transitando por esta ruta. Gracias!