Mi amigo el Espíritu Santo La Espada del Espíritu

Transcripción

1 Mi amigo el Espíritu Santo La Espada del Espíritu Efesios 6: 10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos El precioso Espíritu Santo nos ha sido dado por Dios a causa de la oración de Jesús por nosotros. Él es nuestra más valiosa ayuda en todo aquello que como seres humanos somos incapaces de realizar por nosotros mismos, pero no solo es nuestro ayudador, sino nuestro Señor, quien gobierna la Iglesia. El Espíritu Santo morando dentro de nosotros es un sello, añadíamos la semana pasada, un sello de pertenencia de parte de Jesús, que nos dice que somos la novia, la amada, que Jesús mismo viene por nosotros. El Espíritu Santo es el depósito más valioso que nos garantiza salvación, resurrección y que ya hay una habitación en los cielos esperándonos para estar por siempre con Jesús. Es también un sello de protección en contra la destrucción que opera en este mundo; y es un sello de aprobación también en Cristo Jesús, sabiendo que el Espíritu Santo siempre nos impulsará a ir en un aumento continuo en nuestra vida cristiana. Pero debemos saber esto, que como hijos de Dios enfrentamos en nuestra vida una guerra terrible en contra del diablo. Los grandes conflictos que tenemos en nuestra vida no son contra las demás personas, aunque es a través de ellas o de circunstancias adversas que estos conflictos se desatan en nuestra contra; sino contra el diablo y sus ángeles en sus diversos niveles de operación. Hay principados, potestades, gobernadores, demonios, etc. Todos como hijos de Dios debemos estar al tanto de esta verdad. En tanto que estemos en la tierra enfrentamos una guerra, guerra que por cierto se libra en los lugares celestes pero que nos afecta aquí en la tierra. Es por ello que la Palabra de Dios nos previene, y nos instruye para que usemos una armadura, llamada: La armadura de Dios. Se trata, evidentemente, no de una armadura física, sino una espiritual; comparada por el apóstol Pablo como una armadura física de los tiempos en que él vivió. Una armadura que todo soldado romano usaría en la guerra: Un protector para el pecho y la espalda de cuero grueso y fuerte para evitar, en lo posible, los daños de la espada; además de una coraza frontal

2 para proteger el pecho, un calzado especial con una especia de clavos en la suela que les permitirían estar firmes en el terreno aún si esté fuera fangoso, un escudo donde podrían detener los dardos y flechas del enemigo, un yelmo que protegería totalmente la cabeza, y una espada para poder enfrentar al enemigo. DESARROLLO 1. La base de nuestra victoria contra Satanás Pero antes de que avancemos en el estudio de la armadura, quisiera que pusiéramos mucha atención en dónde se encuentra la base de nuestra victoria como hijos de Dios. Dice Colosenses 2: 13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, 14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz Creo que muchos de los cristianos no han comprendido esta importantísima verdad: Cristo ya ha vencido totalmente y para siempre a Satanás y a todas sus potestades y principados malignos. La batalla no está en marcha, no hay posible revancha, no hay tiempos extras. La batalla terminó y Cristo Jesús triunfó públicamente en contra de Satanás. Cómo es que esta victoria se ha dado? Pues el arma favorita del diablo, la que a través de todos los siglos le dio dividendos estupendos es la culpabilidad. A través de esta arma, el diablo a doblegado a las personas para servirles y separarles de Dios. Es por ello que la victoria de Jesús, anulando el acta de decretos que nos era contraria, clavándola en Su cruz; despojó para siempre de toda posibilidad de acusación y culpabilidad de diablo en contra nuestra. Es así que podemos leer en Apocalipsis 12: 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche El diablo está totalmente derrotado delante de nosotros si es que su arma de acusación y culpabilidad está abatida, es por ello que su estrategia girará en torno a debilitar tu fe, de manera que puedas aceptar algún tipo de culpa. Es diablo sabe que en tanto lleves un sentimiento de culpa entonces podrá derrotarte, pero también sabe que tu victoria está en la justicia de Dios a través de haber perdonado TODOS los pecados Debido a que Jesucristo murió por nosotros, como nuestro representante, cargando la culpa y llenado todo el castigo que merecían dichos pecados, Dios entonces perdona todas nuestras maldades.

3 Al decir que Jesús es nuestro representante, es porque así lo decidió hacerlo Él mismo. El vino en forma de hombre aunque era Dios, y lo hizo para vencer al diablo en nombre de todos los humanos. Así que podemos agradecer a Jesús que venció al diablo no para colgarse una victoria, sino para que nosotros fuéramos victoriosos. Jesús no necesitaba ninguna victoria sobre Satanás. El, como hijo de Dios tenía una gran posición que no requería vindicación alguna, así que luchar en contra de Satanás no era algo que fuera necesario para Él, pero para nosotros sí, que estábamos perdidos. Así que tu victoria no depende de ti, sino de Jesús. Él luchó y ganó por ti, no por Él. Si puedes creerlo y aceptar Su favor, entonces habrás vencido sobre toda fuerza del enemigo. Es ahora nuestra responsabilidad, como hijos de Dios, manifestar en nuestros días la victoria de Jesús. Somos más que vencedores en Cristo Jesús. 2. La armadura defensiva del creyente. Dios. Y es entonces que la Palabra de Dios nos instruye a usar toda la armadura de Notemos pues cual es la armadura defensiva que tenemos en contra de los ataques del diablo: - La protección de La verdad - La coraza de la justicia de Dios - Las buenas noticias de la paz con Dios - El escudo de la fe - El yelmo de la salvación Ahora bien, notemos que la Palabra de Dios nos dice: Hebreos 4: 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado Jesús conoce perfectamente nuestra condición dado que vino a este mundo como un ser humano. Él fue tentado en todo según nuestra semejanza. El diablo le provocó a hacer lo incorrecto para después culparle y descarrilarle de su propósito, pero no lo logró. Cómo lo hizo? Usando la armadura de Dios. Esa armadura es lo que necesitamos para defendernos de los ataques del diablo, en sus tentaciones, en sus mentiras, en sus asechos. Notemos igualmente el caso de Pedro: Lucas 22: 31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos Jesús le dijo que Satanás mismo lo había pedido para darle una buena zarandeada. Me imagino que este anuncio en la boca de Jesús era como para ponerse pálido, no obstante al escuchar que Jesús había rogado por él tal vez pensó

4 que le había sido prohibido al diablo poder zarandearle, pero no fue así. El ruego fue que su fe no faltara. Por lo que puedo ver en este pasaje, Dios no quiere librarnos de las asechanzas del diablo, sino que aprendamos a salir vencedores de todas ellas. Jesús venció sobre el diablo para hacernos vencedores a nosotros. Así que cuando oramos ser librados de aflicciones y problemas, estamos orando lo incorrecto; debemos orar más bien en salir victoriosos de toda asechanza, problema y tentación del diablo. Jesús oró por la fe de Pedro, que no faltara en medio de los problemas. Su fe era suficiente para vencer sobre el diablo, por eso oró para que no faltara su fe; y nunca dudó de su victoria, ya que le instruyó que hacer una vez que hubiera obtenido el triunfo: Ve y confirma a tus hermanos. No hay duda, habrán muchos días malos mientras estemos en este planeta, pero si usamos de nuestra armadura defensiva nunca el diablo podrá tomar ventaja sobre nosotros. 3. Armamento ofensivo Ahora bien, notemos que la única arma ofensiva de la cual habla el pasaje de Efesios que hemos leído es la espada del Espíritu. El Espíritu Santo en nuestra vida es una espada terrible en contra del diablo, y esa espada ha sido puesta en nuestra boca: La Palabra de Dios. Es únicamente con la espada del Espíritu que podremos ahuyentar al diablo. Al usar el resto del armamento impediremos que el diablo nos haga daño, pero al usar la espada lograremos que salga huyendo de nosotros. Quisiera que notáramos que cuando Jesús fue atacado en el desierto por Satanás con diversas tentaciones, Él le contesto siempre de esta manera: Escrito está, tomando siempre las escrituras para contra-atacarle. En toda la narrativa de esta tentación en el desierto, incluida en Mateo 4: 1 11, notaremos que Jesús nunca se defendió con sus pensamientos, nunca atacó al diablo con razonamientos, sino que fue la Palabra escrita de Dios la que usó en su contra. Es así que el apóstol Juan, en la revelación más extraordinaria de Jesús que haya tenido, lo ve de esta forma: Apocalipsis 1: 16 Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza De su boca, dice, sale una espada aguda de dos filos, que según podemos entender por lo que dice Hebreos 4: 12, se trata de la Palabra de Dios. Creo que esto es justamente lo que se nos ha concedido. El Espíritu Santo viviendo en nuestro interior, nos recuerda las escrituras y nos enseña, por revelación, el verdadero sentido en que fueron escritas. Pero esas escrituras tienen el poder, por el Espíritu de Dios, de atacar al diablo y dejar libre a las personas. El Espíritu Santo es un arma poderosa de guerra en contra de Satanás. La fe es suficiente para vencer sobre sus maquinaciones, pero el Espíritu va más allá, no

5 solo te hace vencedor sobre las maquinaciones de Satanás, sino sobre Satanás mismo. No solo es un sello de protección de los destructores que operan en este mundo, no solo es un sello de propiedad de Dios y seguridad de vida eterna; sino que es un arma poderosa de Dios puesta en tu boca para traer libertad a los cautivos, para traer paz a los atribulados, para que milagros impresionantes sean hechos, para que profetices bien y gloria a los hijos de Dios. Toma la Palabra de Dios escrita, cada una de sus promesas y profetízalas para tu vida, para los hijos de Dios. Cambia el destino de la gente por la espada del Espíritu, no es defensa, es ataque a todas las obras del diablo. Si Jesús vino para deshacer las obras del diablo, nosotros estamos aquí para hacer lo mismo, cómo lo lograremos?, usando la espada del Espíritu: La poderosa Palabra de Dios.