1. I NTRODUCCI ON. 2. GÉNERO y EL ORDEN SI MBÓLI CO

Transcripción

1 Género y autorregulación periodística Principios internacionales de Ética Profesional del Periodism o de la UNESCO y Resolución sobre ética del periodism o del Consejo de Europa I tziar Elizondo I riarte

2 1. I NTRODUCCI ON El objetivo de este trabajo es realizar una exposición crítica sobre el tratam iento de la cuestión del género en varios docum entos de autorregulación periodísticos. Dos han sido los docum entos internacionales analizados, Principios internacionales de ética profesional del periodism o de la UNESCO y la Resolución sobre ética del periodism o del Consejo de Europa. Hem os utilizado com o obras de referencia Ética y periodism o, de Hugo Aznar (Paidos, 1999) y Éticas de la inform ación y deontologías del periodism o, coord. Enrique Bonete (Tecnos, 1995). Antes de pasar a observar los citados docum entos nos detendrem os en varias cuestiones relacionadas con el aspecto del género en la com unicación para m ostrar su influencia y su m anera de determ inar la actividad periodística. Los principales sesgos de género se refieren a los contenidos y a la im agen estereotipada que todavía los m edios m uestran de las m ujeres, sin observar ni la diversidad de las m ism as ni sus cam bios experim entados com o sujetos sociales. Por otro lado, nos encontram os con la presencia desigual de hom bres y m ujeres en los staff de los m edios. Sobre ello tratan los puntos 3 y GÉNERO y EL ORDEN SI MBÓLI CO El concepto de género es el concepto clave de la teoría fem inista. La idea de que lo fem enino y lo m asculino no son hechos naturales, sino construcciones culturales, abre de inm ediato la brecha por la que la reflexión fem inista em pieza a resquebrajar el orden ideológico establecido de la división de los sexos. El efecto de naturalización de los géneros perm ite prescindir de cualquier justificación, de tal m anera que la visión androcéntrica se im pone com o neutra. Es decir, lo universal es sinónim o de lo m asculino. El orden social funciona com o una inm ensa m aquinaria sim bólica que tiende a ratificar la dom inación m asculina en la que se apoya. El orden sim bólico opera, en tanto que esquem a de percepción y apreciación, en el plano inconsciente. Por eso la dom inación instaurada por el orden sim bólico genérico se despliega a través de lo que Pierre Bourdieu 1 denom ina "violencia sim bólica", una violencia am ortiguada, insensible e invisible para sus propias víctim as. Por su parte, el m ovim iento fem inista ha insistido en la centralidad de los m edios de com unicación de m asas com o agentes de producción tanto de las representaciones com o de las prácticas definitorias del género. Hugo Aznar tam bién subraya su influencia en nuestro libro de 1 Bordieu, Pierre (2000). La dom inación m asculina, Ed. Anagram a 2

3 referencia: Hablem os de poder o de influencia, lo cierto es que son ellos [ los m edios] los que ahora disponen de una enorm e capacidad para seleccionar los asuntos y las inform aciones que centran la atención de la sociedad, y para m odificar las concepciones sim bólicas y los sistem as de valores de los individuos, influyendo así de un m odo u otro en sus conductas. Los m edios de com unicación, agentes socializadores de singular im portancia, reproducen el sistem a patriarcal 2 a través de sus connotaciones sexistas y del fortalecim iento sim bólico del orden social androcéntrico. 3. GÉNERO Y MEDI OS: CI FRAS La m ayoría de las investigaciones que se han realizado respecto al género com o factor condicionante en la producción periodística son estudios cuantitativos. Las cifras de la presencia de las m ujeres en los m edios y el m odo en que aparecen dem uestra que el factor género influye notoriam ente en los m ism os. Sirvan de ejem plo las cifras de un estudio realizado por el I nstituto Navarro de la Mujer, cuya referencia ha aparecido recientem ente en la prensa 3. Se estudiaron todas las inform aciones aparecidas en el m es de m arzo de 2002 en dos periódicos regionales, dos nacionales y en los inform ativos nocturnos de dos cadenas de televisión, tam bién de ám bito nacional. Se constata que el 1 por ciento de las inform aciones que difunden los m edios de com unicación tiene com o protagonistas a m ujeres. Entre éstas, el colectivo m ás representado, con un 18,7 por ciento del total, es el de las artistas. De las unidades inform ativas contabilizadas, sólo en (el 1 por ciento) la m ujer es protagonista, persona secundaria, fuente o es m encionada. Según los autores del estudio, aunque esta cifra no im plica que el resto de las noticias estén protagonizadas por hom bres, sí refleja el escaso protagonism o inform ativo de las m ujeres. Adem ás, consideran que los propios m edios tienden a acentuar esta desigualdad con rutinas com o las de acudir a fuentes m asculinas en lugar de fem eninas. Asim ism o, estim an que la im agen que se ofrece de las m ujeres en estas inform aciones está distorsionada, si se atiende a las profesiones m ás reflejadas: un 18,7 por ciento de las noticias corresponde a artistas, un 11,3 a políticas, y un 8,1 a deportistas. Para los autores 2 Tal y com o lo define Manuel Castells, el patriarcado es una estructura básica de todas las sociedades contem poráneas. Se caracteriza por la autoridad, im puesta desde las instituciones, de los hom bres sobre las m ujeres y sus hijos en la unidad fam iliar. Para que se ejerza esa autoridad, el patriarcado debe dom inar toda la organización de las sociedad, de la producción y el consum o a la política, el derecho y la cultura. En, La Era de la I nform ación, Vol. I I, Econom ía, Sociedad y Cultura. Ed. Alianza Editorial, 1998 (Cap.4: El fin del patriarcado: m ovim ientos sociales, fam ilia y sexualidad en la Era de la I nform ación) 3 Fuente: Europa Press, 20 de m arzo de

4 del estudio, la distorsión es m enor, aunque tam bién se aprecia, si se analizan los aspectos que se destacan de las m ujeres. En un 23,6 por ciento se resalta la profesionalidad, experiencia o prestigio de la protagonista de la inform ación, en un 18,7 por ciento, la vida afectiva personal y en un 18, aspectos victim istas. Rasgos, estos dos últim os que están m enos presentes en las noticias referidas a hom bres. 4. GÉNERO Y PRÁCTI CA PERI ODÍ STI CA Una reciente investigación dirigida por la profesora Juana Gallego 4 nos proporciona una atinada observación de cóm o los estereotipos de género afectan a la producción periodística. Para ello, un equipo investigador ha realizado un trabajo de cam po en las redacciones de los periódicos Avui, El País, El Periódico de Cataluña, La Vanguardia y la Agencia Efe. La realidad observada confirm a la idea de que la cultura profesional periodística se ha dotado a sí m ism a de una sólida red de principios universales en los que las cuestiones relativas a la existencia de los géneros (m asculino y fem enino) no tienen aparentem ente cabida. Las investigadoras han observado que existen una serie de m ecanism os de la producción inform ativa que inciden de m anera relevante en la producción y reproducción de los estereotipos de género. Estos m ecanism os son el resultado de las condiciones y planteam ientos con que se aborda la com pleja operación de interpretar la realidad. Del estudio de dichos m ecanism os se extraen las siguientes conclusiones 5 : Mecanism os derivados de la organización profesional El Consejo de Redacción resum e en su funcionam iento el esquem a piram idal de una redacción. Según las autoras, del estudio de cam po se colige que su celebración diaria no es una práctica estrictam ente necesaria para llevar a cabo el trabajo periodístico, sino que en realidad se trata de un ejercicio de representación del poder y un recordatorio perm anente del funcionam iento piram idal. La discusión sobre los contenidos es prácticam ente inexistente. Aseguran que, conseguir la aceptación de la dirección y, por extensión, m antener el prestigio profesional ante los dem ás, im plica no proponer tem as susceptibles de ser rechazados. Y son precisam ente los tem as de género los que m ás susceptibilidad provocan. 4 Gallego Juana (dir.), 2002: La prensa por dentro. Producción inform ativa y trasm isión de estereotipos de género. Ed. Los libros de la Frontera, Op. citada, págs

5 Tam bién se evidencia que la necesidad de parcelar la realidad en ám bitos independientes para operar inform ativam ente actúa com o un m ecanism o poderoso de aniquilación de tem as de género, ya que para las prácticas inform ativas institucionalizadas es m ucho m ás asequible y creíble lo que ocurre en los espacios públicos. Así, el universo de las relaciones de género, que se han desarrollado tradicionalm ente al am paro de la intim idad, han quedado opacadas en esos escenarios diseñados para el lucim iento público. Ese universo de relaciones establecidas al abrigo de la intim idad sólo em ergen inform ativam ente cuando los poderes públicos han de intervenir (justicia, sanidad, educación) por alguna trasgresión grave que exceda el ám bito de com petencias de las personas individualm ente consideradas. El caso m ás evidente ha sido, en este sentido, el tem a de los m alos tratos a las m ujeres que hasta hace bien poco aparecían tipificados com o sucesos. Tam bién se m enciona el hecho de que cuanto m enos focalizada se encuentra inform ativam ente una sección del periódico, m ayor núm ero de referencias de género suele tener. Sociedad, cultura y espectáculos son las secciones que se ajustan a esta prem isa. Al contrario que secciones com o nacional o internacional que m inim izan la pluralidad y diversidad de eventos posibles. Por ejem plo, el escenario de la política se reduce al seguim iento de los partidos políticos y la vida institucional. Por últim o, se indica que aunque la presencia de las m ujeres en el staff de los m édicos no garantiza un m ayor y m ejor tratam iento de las inform aciones teniendo en cuenta la perspectiva de género, nos parece plausible que ante una abrum adora presencia m asculina en los Consejos de Redacción, pudiera ser inhibidas algunas propuestas provenientes de las escasas m ujeres que tienen acceso a tales foros. Mecanism os derivados de la cultura periodística La actividad periodística se dota de un sustrato de valores, creencias, presupuestos y principios que proporcionan sentido y justifican las acciones em prendidas por los profesionales que lo conform an, constituyendo una auténtica cultura com partida que se erige en hegem ónica frente a otras posibles m aneras de entender la profesión. Algunos de estos principios influyen decisivam ente en la indiferencia con que se contem plan las cuestiones de género. Com o se sabe, en dicha cultura periodística, existe la distinción entre la llam ada inform ación dura e inform ación blanda, entre inform ación im portante e inform ación interesante. Para las autoras del estudio, esta atribución de rango inform ativo favorece todo aquello que se 5

6 puede explicar en térm inos fácticos y penaliza aquellos aspectos de la realidad que se explican en térm inos de procesos o relaciones, com o pueden ser los tem as de género. El acopio de datos, de hechos, de elem entos que puedan ser enum erados en los textos periodísticos de tal m anera que resulten incontrovertibles, es una práctica habitual. En este sentido puede observarse que el diferente tratam iento que están em pezando a tener los m alos tratos no se debe única y exclusivam ente a una m ayor sensibilidad social al respecto, sino tam bién al hecho de que estos hechos están siendo contabilizados y hechos públicos por canales oficiales (Policía, I nstituto de la Mujer). Un factor que incide en el tem a que nos ocupa por el hecho de que reduce el núm ero de tem as susceptibles de ser considerados noticias es la función autorrefencial. Se observa que ésta funciona com o un flujo circular que sirve para confirm ar los aciertos y desaciertos de un m edio y en conjunto form a un auténtico sistem a perfectam ente entrelazado que se retroalim enta continuam ente. Las investigadoras hacen una especial m ención al hecho de que la cultura periodística sigue actuando en la creencia de que la producción de los contenidos periodísticos no responde a una ideología, sino que son un reflejo objetivo de una realidad exterior que les viene dada, a pesar de los num erosos estudios teóricos y em píricos que desdicen esta creencia. Resaltan que m ientras defienden su función de reproductores de la realidad, los periodistas encuestados reconocen que una vez has asum ido lo que puedes o no hacer en ese m edio, sólo entonces gozan de una am plia autonom ía personal. Es decir, asum ir la ideología o filosofía que ese diario sustenta para después sentirse libres. Contrasta esta aceptación de las respectivas ideologías de los diarios con el com ún rechazo en todas las redacciones analizadas que suscita la preocupación por las cuestiones de género, la desigualdad de los sexos o la adscripción ideológica fem inista. Tam bién se ha observado en la investigación realizada que los profesionales realizan una desigual valoración sobre la redundancia inform ativa. Mientras la reducción inform ativa a unos cuantos escenarios es una consecuencia de la organización profesional e im plica el seguim iento continuado y reiterado de esos pocos focos y la aparición frecuente de los m ism os personajes y de los m ism os tem as día tras día, se m uestran reacios a abordar de form a continuada un tem a con com ponente de sexo/ género por m iedo a aparecer reiterativos. Es algo que llam a poderosam ente la atención pues la redundacia es el leit m otiv del trabajo periodístico, connatural a la propia tarea de hacer un seguim iento inform ativo de los escenarios elegidos. 6

7 I gualm ente se produce la adecuación de un tem a de género (es decir que pudiera ser abordado parar poner de relieve la diferente posición social que ocupan hom bres y m ujeres en la estructura social) a otros enfoques. El m ás habitual es el político, com o por ejem plo en el caso del aborto (quien vota qué; reacciones de los partidos, etc.). Una creencia am pliam ente aceptada en la com unidad periodística es negar las diferencias entre los sexos y que, por tanto y por extensión, no existen tem as de hom bres o m ujeres. Cosa que no ocurre, sin em bargo, con otras diferencias que afectan a la desigual presencia social de las personas com o son las diferencias étnicas, culturales o lingüísticas. A esto hay que unir el hecho de que a los profesionales de la prensa generalista parece no preocuparles quiénes están recibiendo sus m ensajes puesto que creen que éstos son presentados de tal m odo que pueden y deben interesar a todos. La indiferenciación de la audiencia com porta, según las autoras, las posibles diferencias respecto a las necesidades inform ativas de los sexos y prim a los tem as y los escenarios tradicionalm ente de interés m asculino. Resulta igualm ente significativa la circunstancia de que los profesionales de los m edios son m ás proclives a tratar aquellos asuntos o cuestiones de los que tienen un m ayor dom inio personal o colectivo. Durante el transcurso de la investigación se evidenció que si surgían tem as com o la trasm isión de sida de m adre a hijo en el parto o la peligrosidad de los productos caseros fabricados con PVC, los participantes varones se m ostraban indecisos, desconocedores de una realidad en la que no han sido adiestrados. Si a esto unim os la casi total de ausencia de m ujeres en los niveles de decisión que pudieran contrarrestar estas carencias, actúa com o un potente m ecanism o que expulsa de la escena inform ativa m uchos aspectos de la realidad y m odela los asuntos a tratar según las com petencias vitales del grupo dom inante. Mecanism os derivados del contexto sociocultural Los profesionales de los m edios se encuentran, com o el resto de la ciudadanía, inm ersos en un contexto sociocultural influido por el género, ya que todas y todos hem os sido socializados en el m ism o. Vivim os en la suprem acía de la cosm ovisión m asculina en la que los valores m asculinos son los respetados y los que determ inan el conjunto de las relaciones sociales: el dom inio de los asuntos públicos sobre los privados; la escisión entre el m undo racional y el em otivo, con suprem acía del prim ero, etc. Debido a esta suprem acía existe un m ecanism o, de naturaleza inconsciente, de m edir con un rasero 7

8 diferente los com portam ientos de los individuos en función de si son hom bres o m ujeres. Titulares com o Una bella condesa y su am ante ocultan el dinero de Craxi testim onian el hecho de que som os esclavos de unas representaciones ideológicas que creem os tener superadas, pero que tan difíciles resultan de com batir. 5. GÉNERO Y DEONTOLOGÍ A PERI ODÍ STI CA Nos hem os extendido previam ente en resum ir las observaciones de la investigación dirigida por Juana Gallego porque consideram os m uy im portante ver esa especie de realidad escondida de la práctica periodística que nos devuelve la m irada del género. Ello nos facilita la tarea de observar con esas m ism as gafas del género los códigos deontológicos. El principio que alienta estos códigos es de tipo ético y com o dice Victoria Cam ps en el prólogo del libro de Aznar, la tarea de la ética no es descualificar o afear la conducta del otro, sino, por el contrario, exam inar y relativizar las propias acciones. Ése es el principio que anim a este trabajo. Los códigos deben ser observados com o textos dinám icos que pueden incorporar nuevas aportaciones. De hecho es algo absolutam ente necesario, m ás si cabe en un contexto cultural en el que la inform ación es una piedra angular de la arquitectura social y política. Adem ás de los cam bios en los códigos deontológicos internacionales, la propia com plejidad de la actividad periodística, m uy sujeta al día a día y a situaciones que hay que solucionar aceleradam ente, obliga a plantearse form as de autorregulación que contem plen la perspectiva de género en el seno de cada uno de los m edios, com o pueden ser códigos internos, libros de estilo o estatutos de redacción. Las observaciones del estudio dirigido por Juana Gallego son una prueba de esta necesidad Principios internacionales de ética profesional del periodism o de la UNESCO Se trata de un texto aprobado en 1983 por la Asam blea General de esta organización y constituye el prim ero que reconoce a nivel m undial unos principios universales éticos referidos al periodism o. Es una declaración de principios que quiso ser referente para códigos que se establecieran a nivel nacional y regional. Los puntos relativos a cuestiones de discrim inación de grupos sociales son los siguientes: Prefacio 8

9 2. recordando la declaración de la UNESCO de 1978 sobre los principios fundam entales relativos a la contribución de los m edios de com unicación al refuerzo de la paz y la com prensión internacional, a la prom oción de los derechos del hom bre y la lucha contra el racism o, el apartheid y la incitación a la guerra, así com o otros m uchos instrum entos de la com unidad internacional referidos a la prom oción de las relaciones pacíficas y dem ocráticas en el cam po de la inform ación y de la com unicación; Principios 9. La elim inación de la guerra y otras grandes plagas a las que la hum anidad confrontada: el com prom iso ético por los valores universales del hum anism o previene al periodista contra toda form a de apología o de incitación favorable a las guerras de agresión y la carrera arm am entista, especialm ente con arm as nucleares, y a todas las otras form as de violencia, de odio o de discrim inación, en particular el racism o y el apartheid, y le incita a resistir a la opresión de los regím enes tiránicos, a extirpar el colonialism o y el neocolonialism o, así com o a las otras grandes plagas que afligen a la hum anidad, tales com o la m iseria, la desnutrición o la enferm edad. Así, el periodista puede contribuir a elim inar la ignorancia y la incom prensión entre los pueblos, a hacer los ciudadanos de un país sensibles frente las necesidades y deseos de los otros, a asegurar el respeto de los derechos y de la dignidad de todas las naciones, de todos los pueblos y de todos los individuos, sin distinción de raza, sexo, lengua, nacionalidad, religión o convicciones filosóficas. Cualquier tipo de texto es producto de su tiem po. Aunque éste se aprobó en 1983, em pezó a cocinarse m ucho antes, en la década de los setenta 6. De ahí, quizá, que en el prefacio y al principio del punto 9 aparezca esa especial m ención al apartheid, dada la repulsa internacional que suscitaba el régim en racista en aquella época y que políticam ente se concretaba en el boicot internacional hacia Sudáfrica. Llam a la atención, sin em bargo, que se subraye la discrim inación racial y no la de género. Más si cabe siendo la UNESCO un organism o dependiente de Naciones Unidas, que en 1975 aprobó un plan de acción en la prim era Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en México en Ese m ism o año su Asam blea General proclam ó el "Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer" ( ). Esta prim era conferencia sirvió para que, por prim era vez, los tem as de género estuvieran presentes en la agenda política internacional. Adem ás, en el año 1979 tam bién se aprueba la Convención sobre la 6 Declaración sobre los m edios de com unicación (Declaración 20C) aprobada por la UNESCO en 1978, I nform e Jones (1980) y el I nform e McBride (1980) 9

10 elim inación de todas las form as de discrim inación contra la m ujer (CEDAW) 7. Al final del punto 9 aparece la m ención al sexo com o factor de discrim inación entre una serie de factores. Es lo habitual, incluso en textos jurídicos con rango de ley (com o la Constitución española en su artículo 14), que la discrim inación por razón de sexo se equipare al resto de discrim inaciones. Al respecto, tenem os que decir que las m uj eres no son ni una cat egoría social ni una m inoría. Eliane Vogel- Polsky 8 señala com o un fallo de la lógica jurídica situar el sexo com o una causa m ás de discrim inación, junto a los otros m otivos basados en la raza, color, religión, etc. Para la citada profesora este tratam iento, cam ufla totalm ente la definición ontológica de la persona biológica y necesariam ente sexuada, hom bre o m ujer y que, adem ás, puede pertenecer a una iglesia, partido político o sindicato, o form ar parte de un grupo étnico. Es innegable que todos los m otivos de discrim inación reconocidos en los textos jurídicos pueden afectar por igual a los hom bres o m ujeres y que considerar al ser hum ano com o un individuo abstracto asexuado y prohibir a continuación las discrim inaciones fundadas sobre el sexo, entre los otros m otivos de discrim inación, induce necesariam ente a una estrategia de repescar a las m ujeres para elevarlas a una condición, estatuto y tratam iento igual al del hom bre m odelo im plícito de ser hum ano abstracto. Por tanto, pensam os que esta alusión a la discrim inación de sexo se inspira en textos jurídicos 9 y que, en consecuencia, la m encionan no de form a específica, a pesar de que se refiere a la m itad de la población y no a un grupo específico. Hay que señalar, sin em bargo, que posteriorm ente la UNESCO ha dem ostrado su interés y com prom iso en lo que respecta al género en relación con la actividad periodística. En m arzo de 1995 organiza en Toronto un sim posio internacional Mujeres y m edios de com unicación: Acceso a los m edios de expresión y a la tom a de decisiones 10, com o principal aportación de esta institución a la plataform a de acción (apartado J-m edios de com unicación) de la I V Conferencia Mundial de Mujeres que se celebra unos m eses después 7 Disponible en spanish/ htm l/ m enu3/ b/ e1cedaw_sp.htm 8 Vogel-Polsky, Eliane (1987): Las acciones positivas y los obstáculos constitucionales y legislativos que dificultan su realización en los Estados m iem bro del Consejo de Europa. I nstituto de la Mujer, Madrid. 9 Com o por ejem plo, el artículo 2 de la Declaración Universal de Derechos Hum anos (1948): Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclam ados en esta declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idiom a, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económ ica, nacim iento o cualquier otra condición. 10 Disponible en http: / / alainet.org/ m ujeres/ doc1.htm l 10

11 en Pekín. Es un docum ento que im pulsa una serie de acciones concretas destinadas a las em presas de com unicación, a las asociaciones profesionales, a las instituciones educativas destinadas a form ar periodistas, a los gobiernos, a las instituciones internacionales y a la propia UNESCO. Este plan de acción fue posteriorm ente aprobado en su Conferencia General nº 28, en 1995, con el com prom iso de revisar su cum plim iento (I I Acciones específicas e inm ediatas 1.3.). Los puntos referidos a tem as éticos son los siguientes: Preám bulo (...) la situación global actual en los m edios de difusión m uestra una perpetuación y un fortalecim iento de im ágenes negativas de la m ujer que no proporcionan una im agen precisa y realista de los diversos roles y contribuciones de la m ujer a un m undo que cam bia constantem ente. Aún m ás insidioso es el uso por los m edios de difusión del cuerpo de la m ujer com o objeto sexual y de la violencia contra la m ujer com o "entretenim iento". Si hubiera una m ayor participación de m ujeres en las esferas técnicas y políticas de las com unicaciones y los m edios de difusión, habría una m ayor com prensión de la realidad de la m ujer desde su propia perspectiva I ncluir a m ujeres en los com ités autorreguladores de los m edios de com unicación y otros com ités ejecutivos que propongan guías de orientación de program as, presupuestos, contratos y docum entos para el personal I m pulsar la creación de orientaciones éticas adaptadas a todos los tipos de m edios de com unicación, incluyendo las tecnologías "on-line" y de realidad virtual, así com o m ecanism os de control con respecto a im ágenes que son discrim inatorias o que violan los derechos de los niños y de las m ujeres en inform aciones, publicidad, m ercadeo y entretenim iento; el objetivo de ello no es lim itar la libertad de expresión y de la prensa sino asegurar el respeto a los derechos y la dignidad hum anos. 6.7 Estim ular los procedim ientos para la consideración adecuada de las quejas de consum idores planteadas ante las em presas de m edios de com unicación o los anunciantes con respecto al contenido de artículos o avisos que presentan a la m ujer en una form a discrim inatoria. En ese m ism o sim posio internacional la entonces secretaria general adjunta de la Federación I nternacional de Periodistas (FI P) Bettina Peters 11 presenta un docum ento de trabajo bajo el título de Valor y lím ites de un enfoque auto-regulador de la igualdad de los sexos en 11 Actualm ente es directora de Form ación del European Journalism Centre http: / / 11

12 los m edios (1995) 12, que por su interés pasarem os a com entar específicam ente en el punto núm ero 6. Adem ás, en los años 2000 y 2001 la UNESCO organiza junto con la FI P una actividad on-line denom inada Las m ujeres hacen las noticias 13. Se trataba de im pulsar la participación de m ujeres en la tom a de decisiones en el seno de las redacciones periodísticas, confiándoles durante una sem ana la jefatura de las redacciones. La iniciativa quería poner en evidencia la falta de equidad en los puestos de decisión así com o la representación estereotipada de las m ujeres. Participaron m ás de 1000 m edios de 56 países. 5.2 Resolución sobre ética del periodism o del Consej o de Europa Este texto fue aprobado por la Asam blea Parlam entaria del Consejo de Europa en La única m ención explícita a la discrim inación por razón de sexo la realiza en su artículo 33, si bien rem arca m ás otro tipo de discrim inaciones. Textualm ente dice así: En la sociedad se dan a veces situaciones de tensión y de conflictos nacidos bajo la presión de factores com o el terrorism o, la discrim inación de las m inorías, la xenofobia o la guerra. En estas circunstancias los m edios de com unicación tienen la obligación m oral de defender los valores de la dem ocracia, el respeto a la dignidad hum ana, la solución de los problem as a través de m étodos pacíficos y de tolerancia, y en consecuencia oponerse a la violencia y al lenguaje del odio y del enfrentam iento, rechazando toda discrim inación por razón de cultura, sexo o religión. Vem os que se hace m ás hincapié en las discrim inaciones de origen cultural y que, com o en el caso del texto de la UNESCO, la discrim inación por razón de sexo se pone a la par del resto. Sin em bargo, el artículo 35 se centra explícitam ente en los niños y los jóvenes:... teniendo en cuenta la especial influencia de los m edios de com unicación fundam entalm ente la televisión, en las actitudes de los niños y los jóvenes, se evitará la difusión de program as, m ensajes o im ágenes relativas a la exaltación de la violencia, el sexo y el consum o y el em pleo de un lenguaje deliberadam ente inadecuado. I ndica Hugo Aznar que en la m ism a sesión del 1 de julio en la que se aprobó el texto que nos ocupa, se suscribió igualm ente la 12 Disponible en working/ issues/ wom en/ storonto.pdf 13 I nform ación disponible en http: / / webworld/ m arch8/ 2001/ about.shtm l 12

13 recom endación de acuerdo con las conclusiones del debate sobre ética y periodism o. Y en el punto 4º de esta recom endación del Consejo al Com ité de Ministros se recogen varias propuestas, una de las cuales se refiere a la igualdad de oportunidades profesionales para las m ujeres en los m edios de com unicación: I nvitar a los gobiernos de los Estados m iem bros a velar para que las leyes garanticen la organización de los m edios a fin de asegurar la neutralidad de las inform aciones, el pluralism o de las opiniones y la igualdad de sexos... El Código Europeo carece de cualquier m ención sobre la igualdad de oportunidades, a pesar de que una parte im portante del m ism o se centra en la dim ensión em presarial de los m edios. Cabe señalar que en abril de la sesión plenaria de la asam blea parlam entaria del Consejo de Europa pidió a los gobiernos que adoptaran una ley sobre género en los m edios de com unicación. La ponente fue la parlam entaria socialista española María José López. Al respecto, tenem os que decir que si bien consideram os positiva la preocupación reflejada en dicha iniciativa, dudam os de su aplicabilidad y de su eficacia. En prim er lugar porque los m edios son m uy susceptibles frente a cualquier intervención reguladora externa. Su efectividad depende de que la perspectiva de género se introduzcan en los códigos deontológicos, cuyo carácter distintivo es la autorregulación y la im plicación de los protagonistas de la producción m ediática: em presarios, profesionales y público. 6. DOCUMENTO DE LA FI P: Valor y lím ites de un enfoque autorregulador de la igualdad de los sexos en los m edios En la búsqueda docum ental realizada para la redacción de este trabajo, éste ha sido el único docum ento que hem os encontrado que trata específicam ente sobre la autorregulación y el género. La autora enm arca la necesidad de aportaciones al respecto en el m arco global de una necesaria e im perante relegitim ación de los m edios con nuevas propuestas éticas ante, el am plio escepticism o hacia la ética de los periodistas y el recelo hacia el poder creciente de los m edios. Defiende que el m arco m ás adecuado para la autorregulación sobre el género en los m edios son los consejos de prensa, al participar en ellos organizaciones profesionales, periodistas y editores, teniendo todos ellos que com prom eterse al cum plim iento de las m edidas que se señalen en los inform es anuales, a partir de las quejas que se presentan. 14 I nform ación disponible en http: / / press.coe.int/ cp/ 2002/ 220a(2002).htm y http: / / assem bly.coe.int/ Main.asp?link= http% 3A% 2F% 2Fassem bly.coe.int% 2FDocu m ents% 2FAdoptedText% 2Fta02% 2FEREC1555.htm (en inglés) 13

14 En España, el único organism o de estas características que aparece en el libro de Hugo Aznar es el Consejo de I nform ación de Cataluña. Aznar indica que en su prim er año de funcionam iento (se constituyó el 1 de diciem bre de 1996) las quejas provienen de instituciones com o el Gobierno Vasco, el I nstituto de la Mujer, la Dirección General de Atención a la I nfancia o Cáritas. Y que com o resultado de estas quejas, el CI C ha elaborado 18 acuerdos en relación con la actuación ética de los m edios referidas a una am plia gam a de cuestiones, entre las que se encuentra la redacción de titulares discrim inatorios por razones de género 15. Según la FI P, los m ecanism os autorreguladores de la prensa no han resultado eficaces para prom over una im agen justa de las m ujeres debido al contexto actual de los m edios en el que, las consideraciones económ icas y la búsqueda del m áxim o beneficio determ inan am pliam ente el contenido de los m edios, los tem as no populistas com o la igualdad entre los sexos no puede estar en prim era plana y es difícil hacer respetar la ética periodística contra las fuerzas dom inantes del m ercado. Añade tam bién que la im plicación de los editores y de las em presas periodísticas es básica para que la asunción de una ética profesional con respecto al género no se convierte única y exclusivam ente en una tarea personal del periodista. El docum ento señala una serie de m edidas tendentes a m ejorar la eficacia de los m ecanism os autorreguladores, entre las que se encuentran los observatorios de m edios, la form ación a periodistas en aspectos ligados a la representación de las m ujeres en los m edios, el papel de las asociaciones de m ujeres periodistas y un m ayor com prom iso de las organizaciones de periodistas y de los propietarios de los m edios. En concreto, el docum ento pide a la UNESCO que considere, crear unas estructuras para un diálogo entre las organizaciones representativas de periodistas y de editores para discutir sobre un enfoque com ún relativo a la ética de los periodistas; seguir apoyando a las asociaciones de m ujeres periodistas y fom entar la cooperación entre éstas y las organizaciones de periodistas y de editores. 7. PROPUESTAS PARA I NTRODUCI R EL GÉNERO EN LOS CÓDI GOS DEONTOLÓGI COS 15 Hem os consultado la web de la CI C pero la sección de las m em orias no está aún disponible. http: / / cic/ esp/ Mem ories.htm 14

15 A la hora de incorporar el género en los docum entos de autorregulación periodística, obviam ente hay que tener en cuenta los déficit existentes al respecto que hem os observado. En los dos códigos deontológicos internacionales objeto de este trabajo, la falta de una m ención específica respecto a la discrim inación hacia las m ujeres constituye la carencia m ás destacada. Vam os a proponer una incorporación del género respetando la naturaleza de los propios textos, sin puntos específicos, sino integrando la m ención al respecto en los puntos existentes. Sin em bargo, com o ya dijim os en el punto 5, el grado de com plejidad de la actividad periodística así com o la de la labor de deconstrucción 16 de la m ism a que im pone la perspectiva de género, obliga a realizar aportaciones en la totalidad de los m ecanism os de autorregulación: códigos internos, libros de estilo, estatutos de redacción, defensores del público, consejos de inform ación, etc., que no son objeto de este trabajo Texto de la UNESCO En prim er lugar, con respecto al lenguaje habría que cam biar la palabra hom bre por hum ano, en razón a los argum entos que hem os referido con respecto a la im posición cultural de la ecuación universal = m asculino. Ello afectaría a la redacción del punto 2 del prefacio donde se diría:...a la prom oción de los derechos hum anos, la igualdad de oportunidades entre m ujeres y hom bres y la lucha contra el racism o, el apartheid y la incitación a la guerra. Ese m ism o hom bre aparece en el título del punto 6. En el punto 8 cam biaríam os la redacción de la siguiente m anera: Respeto a los valores universales, a la igualdad entre m ujeres y hom bres y a la diversidad de culturas: el verdadero periodista defiende los valores universales del hum anism o, en particular la paz, la dem ocracia, los derechos hum anos, la igualdad entre m ujeres y hom bres, el progreso social y la liberación nacional, (...) En segundo lugar, con respecto a la violencia, dado que se habla de plagas, hay que observar la violencia de género com o una de las 16 Térm ino inventado por Jacques Derrida que invita a un análisis que socave los sistem as tradicionales, es decir, las estructuras. Es tam bién una crítica al sistem a estructuralista de analizar, que se centra en oposiciones binarias. Este concepto ha tenido gran aceptación en el análisis de género, sobre todo en el llam ado fem inism o de la diferencia. 15

16 m ayores. En España 17 hay m ás m uertas por violencia de género que por terrorism o. Y lo m ism o ocurre en el resto de los países occidentales. Por no hablar de otros países: infanticidio de niñas, redes de prostitución, asesinatos por honor, etc- En el punto 9 cam biaríam os la redacción de la siguiente m anera: La elim inación de la guerra, la violencia de género y otras grandes plagas a las que la hum anidad está confrontada: (...) y a todas las form as de violencia, de odio o de discrim inación, especialm ente el sexism o, la violencia de género, el racism o (...). Haciéndolo así el periodista puede contribuir a elim inar la ignorancia y la incom prensión entre los pueblos, a hacer a los ciudadanos de un país sensibles a las necesidades y deseos de los otros, en particular en el m arco de las relaciones sociales entre los sexos (...) 7.2. Texto del Consej o de Europa Observaciones en el lenguaje Tal y com o describe Jeanine Zam brano 18, la realidad es una construcción social form ada a partir del lenguaje, no sólo de la lengua, sino de todas las form as de lenguaje que los seres hum anos hem os creado. Puesto que la realidad no es directam ente accesible es representada por nosotros. El concepto de representación es m uy im portante porque con él hacem os presente algo que no está. De todas las form as de representación que existen ninguna es m ás poderosa y contundente que la lengua. La transform ación lingüística es m ás lenta que la transform ación social; sin em bargo las lenguas no pueden perm anecer (y de hecho no perm anecen) inm utables. En el caso del castellano se produce una invisibilización de las m ujeres por el uso del m asculino plural com o genérico de un colectivo. La inclusión del fem enino junto con el m asculino contradice uno de los m ecanism os básicos de la com unicación com o es la econom ía en el lenguaje. Pero tam bién es verdad que la lengua es un escenario de hábitos y éstos pueden variar en función de las dinám icas sociales. En el texto del Consejo de Europa aparece en diversas puntos el concepto ciudadanos. Añadiríam os el térm ino ciudadanas debido no sólo a los argum entos que acabam os de m encionar, sino tam bién 17 Fuente: Asociación Española de Mujeres Separadas y Divorciadas m uertas2002.htm l 18 Zam brano, Jeanine (2002): Com unicar sin discrim inar, el enfoque de género en la com unicación. Disponible en padh/ boletin4/ articulos/ jeaninezam brano.htm 16

17 por la carga histórica que posee el térm ino. Pues, efectivam ente, hasta hace apenas un siglo las m ujeres estuvieron desposeídas de la ciudadanía. Diríam os: 1. (...) para el desarrollo de la personalidad de las ciudadanas y los ciudadanos com o para la evolución de la sociedad y de la vida dem ocrática. 17. (...) Es indispensable para la vida dem ocrática, ya que para que la dem ocracia pueda desarrollarse plenam ente, la participación de las ciudadanas y los ciudadanos en los asuntos públicos debe estar garantizada de form a paritaria (...) El punto 28 se centra en las condiciones m ínim as para garantizar la calidad e independencia del trabajo de los periodistas en el seno de las em presas. I ncorporando una perspectiva de género, introduciríam os los siguientes elem entos Para asegurar la calidad del trabajo de los periodistas y su independencia, se les debe garantizar que, en el caso de las periodistas no exista discrim inación directa ni indirecta en el acceso a su puesto de trabajo, un salario digno que no contem ple diferencias por razón de sexo para un m ism o trabajo, y condiciones y m edios de trabajo adecuados que, entre otras cuestiones, perm ita un equilibrio entre la vida personal y/ o fam iliar y la vida profesional. 33. En la sociedad se dan en ocasiones situaciones de tensión y conflicto generadas por la presión de factores com o el terrorism o, la violencia contra las m ujeres, la discrim inación de las m inorías (...) 35. (...) que glorifiquen cualquier tipo de violencia, incluida la de género, exploten el sexo cosificando a las m ujeres retratándolas exclusivam ente com o objetos sexuales (...) 8. CONCLUSI ONES 1) Tal y com o dice Cesar Coca 19, cada día aparecen nuevos asuntos sobre los que no existe una norm a clara por la que guiarse, y los autores de los códigos se debaten entre la form ulación de grandes principios que pueden dejar excesivos resquicios ante situaciones atípicas o la catalogación de una casuística inagotable que m arque m ejor los lím ites pero que obliga a revisiones y am pliaciones casi continuas. Hugo Aznar señala que las funciones de la autorregulación -adem ás de form ular públicam ente las norm as éticas que deben guiar la 19 Coca César. Códigos éticos y deontológicos en el periodism o español. Revista ZER, nº 2,

18 actividad de los m edios, de contribuir a que se den las condiciones laborales que hagan posible el cum plim iento de dichas norm as y de denunciar las faltas que se produzcan- tienen que favorecer la existencia de cauces estables de aprendizaje y m aduración m oral. Y subraya: La autorregulación se convierte así en un proceso circular de enriquecim iento que perm ite a la sociedad exam inar y valorar los efectos de sus propias actividades y avances, establecer criterios prácticos en beneficio de todos e incorporar este aprendizaje al acervo m oral de una determ inada profesión o actividad social. Teniendo en cuenta la dinám ica periodística, por tanto, hay que decir que la introducción de norm as con respecto al género está perfectam ente legitim ada desde la propia naturaleza de los códigos deontológicos com o textos dinám icos y sujetos a las transform aciones que se producen en la sociedad. 2) Desde el punto de vista ético nos sum am os a la idea de Victoria Cam ps 20 cuando argum enta que la nuestra es una ética de derechos. Una ética basada en sucesivas reivindicaciones destinadas a proteger la dignidad individual. Pero los derechos suponen deberes. Y uno de los deberes que tiene nuestra sociedad es que la igualdad form al que disfrutan las m ujeres en las sociedades occidentales se convierta en igualdad de facto. Las m ujeres son una parte del cuerpo social que han ido paulatinam ente conquistando el espacio público. Nos encontram os con que la progresiva incorporación de leyes form ales no ha traído consigo una igualdad m aterial y m ucho m enos una sanción sim bólica positiva de los valores que pueden aportar las m ujeres al espacio público. Si los derechos suponen deberes, habría que decir que los m edios tendrían que asum ir el deber ético de am pliar la m irada sobre la acción hum ana en la que hom bres y m ujeres son igualm ente protagonistas. De esta form a se acercarían con m ayor rigor a su labor de m ediación y representación. Y cuando decim os am pliar la m irada, querem os decir asum ir que la experiencia hum ana no se ciñe exclusivam ente a lo m asculino. Porque esa m irada que determ ina la cultura patriarcal, en la que se ensalza los valores que tradicionalm ente se han entendido com o m asculinos, denota y connota, define lo que es pertinente y lo que no. En definitiva, prioriza y m argina. En este contexto hacia la m aterialización de la igualdad entre m ujeres y hom bres los m edios de com unicación, adem ás, juegan un papel fundam ental por haberse convertido en agentes socializadores de prim er orden. 20 Cam ps, Victoria. El lugar de la ética en los m edios de com unicación, en Éticas de la inform ación y deontologías del periodism o, de Enrique Bonete (coord.). Tecnos,

19 3) Existen docum entos internacionales con respecto al género y a la com unicación (sobre todo a partir de la I V Conferencia Mundial de la Mujer de 1995, organizada por Naciones Unidas) que pueden servir de punto de apoyo para la introducción del género en los instrum entos de autorregulación. Estos docum entos a los que nos referim os son los siguientes: La com unicación com o fuente de poder para las m ujeres 21 (Bangkok, febrero 1994). Docum ento elaborado por m ás de 400 periodistas procedentes de 80 países. Encuentro convocado por la Asociación Mundial de Com unicación Cristiana (WACC/ AMCC), de Londres, I sis I nternacional y el I nternactional Wom en s Tribune Centre, de Nueva York. Plataform a de Acción de Toronto. Sim posio I nternacional sobre la Mujer y los Medios de Com unicación, organizado por la UNESCO 22 (Toronto, m arzo 1995) Plataform a de acción de Pekín. Capitulo J. Las m ujeres y los m edios de com unicación 23 (I V Conferencia Mundial sobre la Mujer, ONU, Septiem bre 1995) Plataform a de acción Pekín+ 5. Capitulo J. Las m ujeres y los m edios de com unicación 24. (ONU, 2000) Global Media Monitoring Project (2000) 25, de la World Association of Christian Com m unication Borrador de Plan de Acción de la Cum bre Mundial sobre Sociedad de la I nform ación 26 (ONU, a celebrarse en Ginebra en octubre de 2003), donde Naciones Unidas ha pedido expresam ente que se incorpore la perspectiva de género Disponible en http: / / m ujeresred/ el% 20viaje% 20de% 20las% 20internautas/ Doc um entos_anexos.pdf (pags. 1-4) 22 Disponible en http: / / alainet.org/ m ujeres/ doc1.htm l 23 Disponible en http: / / esa/ gopher-data/ conf/ fwcw/ off/ platesp/ 9520p4.sp 24 Disponible en http: / / wom enwatch/ daw/ csw/ ecn pc-crp1sp.pdf (pags ) 25 Disponible en http: / / publications/ other_pubs/ new/ gm m p/ GMMP2000.pdfzz 26 Disponible en dm s_pub/ itu-s/ m d/ 03/ wsispcip/ td/ / S03-WSI SPCI P TD- GEN-0002!!MSW-S.doc 27 wsis/ newsletter/ 2003/ apr/ a4.htm l 19

20 4) Adem ás de los argum entos estrictam ente éticos conviene tam bién encarar el asunto del género desde las características de la profesión. Lo que es un problem a tam bién puede convertirse en un nicho de oportunidad. A pesar de los m ecanism os observados en el punto 4. hay que vender la oportunidad de una nueva m irada, teniendo en cuenta que la novedad, lo nuevo, es un valor en el periodism o. Y, por otro lado, esa m irada nueva hay que vincularla a un ejercicio del periodism o de calidad, com prom etido con el rigor periodístico y con el deber ético. No se pueden producir cam bios en ningún ám bito profesional si no se tienen en cuenta las peculiaridades de una actividad concreta y la idiosincrasia de la profesión. Por tanto, a la im portancia de sum ar cuestiones de género a los códigos y de la necesaria im plicación de los actores de la acción com unicativa, se hace im prescindible la visión de las noticias con una visión de género (tanto en los contenidos com o en la representación de hom bres y m ujeres) com o una aportación nueva y valiosa. Es ésta una tarea en la que confluyen esfuerzos individuales y colectivos, adem ás de una sensibilización de las em presas y una im prescindible form ación de las y los periodistas en m ateria de género. A este respecto, el estudio coordinado por Juana Gallego 28 concluye recom endando una serie de m edidas encam inadas a incorporar una nueva visión, partiendo de la base de que la perspectiva de género no im plica realizar un periodism o fem inista, sino un periodism o basado en la evidencia de las diferencias de género; y en otorgar a esa diferencia un significado y un lugar en el discurso inform ativo, lugar del que en la actualidad carece. Esta perspectiva no se ciñe a una serie de contenidos sino que tiene que recorrer de form a transversal la totalidad de ám bitos, secciones, tem as y form atos de los m edios. La posibilidad de introducir cam bios en el tratam iento de las cuestiones de género obliga a la adopción de m edidas conjuntas por parte de la cúpula em presarial y profesional. En la organización profesional, redefinir el papel del Consejo de Redacción com o lugar de discusión; cuestionar la focalización o reducción inform ativa, prestando m ás atención a los procesos sociales y m enos a la descripción de hechos y datos ; contrarrestar la m ayor presencia con una representación paritaria en los niveles de decisión; incorporar una figura que asesore en cuestiones de género. En térm inos estrictam ente de cultura periodística, las autoras opinan que si el discurso inform ativo logra incorporar, una categoría, un concepto 28 Op. citada (pags ) 20

21 útil, no contradictorio con los presupuestos en los que se basa la cultura profesional, com patible con la tram a de la facticidad -hechos verídicos, datos com probables, fuentes fidedignas, acontecim ientos nuevos que pueden ser ofrecidos en diferentes form atos: noticia, reportaje, crónica, etc.- y que no contradiga el principio de la objetividad en el que los profesionales, a pesar de todo, siguen creyendo, las cuestiones de género pasarían a engrosar el flujo de la inform ación de m anera autom ática. 21