DE ENRIQUE OLMOS DE ITA

Transcripción

1 Las 47 razones por las cuales No perdí una mano DE ENRIQUE OLMOS DE ITA 1

2 ÉL: MARTES. HIJO PRÓDIGO DE LA CALLE TIEMPO: HACE 47 MINUTOS EXACTOS LUGAR: ALLÁ LEJOS, DONDE HABITE EL OLVIDO INDICACIONES: La partitura multimedia que puede acompañar al relato queda a elección de los oficiantes. Los artilugios escénicos/ callejeros pueden modificarse en función de las circunstancias, formación e intereses de los intérpretes. El equipo de futbol, los lugares y demás connotaciones locales también. Verde: Tiempo presente Ámbar: Transición Rojo: El pasado El poeta estará descontento incluso en las calles del cielo. El poeta es siempre un sublevado. Chesterton. Tiene lugar el efecto Hamlet: aunque no seamos regicidas, cuanto ocurre sobre el escenario nos señala; y no desenmascara, necesariamente, nuestra culpa, pero nos vuelve responsables. Aixa de la Cruz. 2

3 SÁBADO Aparece Martes, con la camiseta del Pachuca. Al parecer es capaz de entregar a la ciudad el fuego. Rojo Los días de partido llega más gente. Gente nueva. De otras ciudades. Los que visitan la ciudad nada más para escuchar un goooool de los tuzos. O el típico puuuuto cuando el potero rival despeja. Desde aquí escucho todo. Veo todo sin ver, solo sintiendo, papá. En cuanto se va el sol saco la antorcha Y fuego Ya se siente el ambiente de partido. Cada quince días, aquí estoy, con mi camiseta del local. Mientras juega el Pachuquita, yo ilumino esta esquina. Ésta es mi esquina, mi lugar en el puto mundo. Mi centro de operaciones. Mi oficina callejera. Y lanzo el fuego Puedo estar de espaldas y sé perfectamente cuando el juego está aburrido, cuando el visitante aprieta, cuando los cambios no funcionan. Y fuego Este semáforo es como estar en el estadio Por aquí pasan todos. Los que van al partido, los que quieren buscar autógrafos de los jugadores, los que quieren ver llegar el camión del equipo rival Los que nada más vienen a ver qué onda. A ver si sacan una cartera, tortean a una morra o se encuentra a un carnal y sobre todo los que pasan una y otra vez sin boleto. 3

4 Nada más para sentir el pulso del estadio. Imaginando lo que hay dentro. Y fuegoooo Veo las caras de los niños cuando paso a los coches a pedir monedas. Saben que están cerca del estadio. Sueñan con estar ahí dentro, pateando la bola. Si el partido está comenzando o el Pachuca metió un gol Bumb, bumb, bumb, bumb Se disparan los cohetes y algunos en sus coches me preguntan: Cómo van? Quién metió el gol?... Contra quién juegan?... En qué minuto va?... Y entonces me convierto en cronista deportivo Tengo que estar atento, por eso dejo en el poste del semáforo un radio. Ahí me informo. Si su equipo va ganando me dan más monedas. Y así toda la noche. Fuegoooo Correr del rojo al verde y aprovechar el ámbar al máximo. Verde Ésta es mi esquina, aquí hago de antorcha humana los sábados, los días de partido. Un trago de gasolina y disparar una flama al aire. Cómo ves? Ya llevo unos años aquí Esta esquina me la gané yo. La calle es de quien la trabaja, no? Pues yo trabajo este punto, entre la central de autobuses, el estadio y la carretera que va a la capital. Hago de todo. Antorcha, malabares, limpio cristales, vendo paletas, cigarros, chicles e impermeables. Cómo ves? Ha sido mi trabajo más estable. No quieres abrir una franquicia? 4

5 Aquí llegue huyendo. Así como suena. Llegué corriendo, temiendo por mi vida. Como muchos camaradas que se dedican a los mismo A talonear en las esquinas. Todo lo que no me había podido dar el puto mundo, el puto país, mi puta familia. Quién me lo dio? Este semáforo. El rojo hermoso y brillante. El rojo del leds. Este poste. Y las líneas blancas para los peatones mal pintadas. Ámbar Ese color casi tan bello como el rojo es mi señal. Estar prevenido. Vamos! Rojo. Y fuegooooo El partido está aún cero a cero haga sus apuestas. Quién gana hoy? Fuegoooo. Usted también le apuesta al Pachuca? Sí, claro que sí Fuegooo Ya no hay boletos en taquilla. Si llega tarde, pase directamente con el revendedor. Fuegoooo Uyyyy escucharon? Casi es gol. Hasta acá llega el ahhhhhh de la afición. Cuando parece que entra, pero no. Cuando fallan un penal, cuando el delantero está solo frente al portero y la tira por encima. 5

6 Ahhhhh. Y así toda la temporada. Fuegooo. Verde Mi esquina es sagrada. Como la vida misma. Yo no soy de aquí Pero ya quiero a esta ciudad y estos colores como si fueran míos. Yo vengo del Golfo. Ahí estaba trabajando. También en la calle. Porque la calle es lo mío. Es lo que me motiva. Salir y ver el movimiento de la gente y estar al tiro con todo. Eso me pone las pilas. La adrenalina de los coches. El ruido. El saber que tú estás parado en medio de un chingo madral de gente que quiere llegar a su casa, al trabajo, a cenar, a comer, a echarse un trago. Llegué huyendo, sin pensar en nada de esto. Llegué a esta ciudad casi sin saber cómo se llamaba. Aquí me dejó el autobús. Y de inmediato me puse a trabajar. Yo estaba o estoy, ya no sé, huyendo de los equis. Sí, de los equis. Porque yo trabajé para ellos. Para los pinches equis, para los equis sanguinarios, para los equis tan temidos. Para ellos trabajé cómo ves? Ya te dio miedo? Ámbar Bueno, ésta es mi señal. Me voy a trabajar. 6

7 Rojo Fuegooooooooooo 7

8 DOMINGO Aparece ataviado torpemente como un clown callejero. Tiene un triciclo en la mano. En las indicaciones en rojo accionará con él. Verde Viene- viene- viene Golpe avisa Viene- viene- viene. Yo era de esos. De los que colocaban a los coches. De los que avisaban a las señoras cuando se echaban en reversa, de los que ponían botes en la calle para que nadie se pudiera estacionar ahí. Y después pedir unas monedas. No se me escapaba nadie. Yo sabía a quién había estacionado. En cuanto se subían al coche, cuando pensaban que se iban a ir sin dejar propina, aparecía detrás. Un viene- viene típico. De esos tan adorables, que tanto les gustan. Trabajaba cerca de un parque. Después en un centro comercial y finalmente en una zona de oficinas. Ahí me vieron. Me presentaron a un comandante no sé qué. Y de golpe ya estás trabajando para ellos. Para los equis. Sí, para ellos. Y no porque tú hayas querido No, no Ámbar Ajustar la nariz. Y sonreír. Rojo 8

9 Comienza el show! Sí! Sí! Sí! Con ustedes el payaso: Martes y su triciclo miniatura Quieren un truco de habilidad y destreza? Claro que sí! Verde Me llamo Martes porque es el día que no trabajo. Los martes no hago nada. Trabajo toda la semana en este semáforo. En mi semáforo. Los domingos, como hoy, solo medio día. Cuando hay papás con sus hijos, en las horas de mayor tránsito. Los domingos son los días más divertidos para mí. Un día voy a aprender a hacer trucos; trucos de verdad; de magia o de globos. Me gustaría trabajar en las fiestas. Ver a los niños reír. Eso es lo mejor. A los morritos les encanta verme en el triciclo. Ya sé que ríen de mi. Ya sé que se burlan, pero no me importa. Para eso lo hago. Para eso estoy aquí. Algunos sacan la mano para saludarme. Otros les ruegan al papá para que me acerque cuando voy por las monedas. Y los saludo. Saluda a mi hijo, por favor Hola, soy martes Y me río. Me inventé una carcajada. 9

10 En fin, la ciudad se va muriendo lentamente después de las cuatro, de las cinco de la tarde un domingo. Entonces me voy a mi casa. Me quito la nariz y escondo mi triciclo. Camino hasta el barrio de Cubitos, donde rento un cuarto. Ahí vivo. Ahí me dieron posada cuando llegué a esta ciudad y no conocía a nadie. Ahora sale para pagar un cuartito con baño compartido y agua caliente. Yo venía huyendo de los equis. Me les escapé en la frontera. Trabajé para ellos, pero no era uno de ellos, que quede claro. Cómo explicarlo? No era sicario, ni maté a nadie ni metí ningún cuerpo en un tambo. Lo juro, lo juro por el verde, ámbar y rojo que me cuida. Yo solo era un alcahuete. Así, para acabar pronto. Ámbar Estoy ahorrando para comprar unas bocinas. Y que suene una canción poca madre cuando salgo con triciclo De esas de regetón. Rojo Los domingos los papás salen con sus hijos. Tal vez por eso están de buen humor. Los domingos yo también me pongo feliz. La gente va más relajada, más libre. Y te dan más monedas. No les importa que sea un payaso tan malo. Al contrario; les encanta. En éste mi semáforo no puedes estar amargado, no en domingo. 10

11 Si vienes con cara triste o enojado, mejor da vuelta antes, en la desviación. No te quiero ver pasar por aquí. Verde No te preguntan, no te dicen: Quieres trabajar con nosotros? No, para nada. Al contrario; yo tuve suerte. Por lo menos no me mataron. Me subieron a una camioneta, un día en la noche. Me metieron unos cuantos putazos, después, en una cubeta con agua sumergían una y otra vez mi cabeza hasta que me dijeron: Tenemos una misión para ti. Tienes de dos: Decir que sí y seguir respirando y decir que no y no volver a respirar nunca más. Dije que sí. Sí a todo. Ves el tren? Lo conoces, no? Claro que lo conoces, si eres un muerto de hambre que vive en la calle. Ese tren que pasa por aquí, es tu tren. Tú vas a trabajar ahí. Te necesitamos en ese pinche tren. Como estás feo y malviviente, pareces uno de ellos. Uno de quiénes? Pregunté De los cerdos migrantes, como de quiénes Ellos son nuestros y tú nos los vas a acercar. De acuerdo? Está entendido? Sí, claro que sí. Queremos que los vigiles, que los lleves hasta donde los necesitamos. Si haces bien tu trabajo podrás seguir respirando un día y al siguiente también. De otro modo te vamos a ir cortando en pedacitos, nos gusta comenzar por las manos. 11

12 Está entendido? Sí Seguro? Sí. Ámbar La peluca lista, que pase el último coche. Y vamos. Ahora sí 12

13 LUNES El ritmo matutino, la prisa diaria. Aparece con los aditamentos propios de un limpiaparabrisas. Verde Los equis no preguntan. Los equis no piden permiso. Los equis no se tientan el corazón. No. No; no mames. Nunca. Los equis no saben, no quieren negociar. No lo necesitan. Los equis te rompen la espalda. O las piernas. O te roban los ojos. O de golpe hacen que te explote el abdomen. Y expulsas toda la sangre y los órganos y las arterias y los gritos de dolor que un hombre puede tener dentro. Explotas. Estallas, te vomitas a ti mismo. Como un algo que no pude más. Un algo desesperado por salirse de sí mismo. Porque los equis pueden con todo. Con todos. Parece que tienen todas las balas y todos los ejércitos del mundo de su lado. Que son intocables. Y se ríen. Se ríen incluso mientras destazan a un hombre como lo hace un carnicero con un cerdo. 13

14 Se carcajean cuando le arrancan la piel de la cara a un hombre como a un animal. Los equis también ríen ahí y en todos lados. Y beben. Se meten líneas, mejor dicho carreteras de coca. Y gritan eufóricos y disparan al cielo en sus fiestas o en las fiestas de sus hijos o de sus ahijados. Los equis también hacen fiestas. Y bailan. Se roban mujeres y bailan con ellas y les meten mano y les chupan las tetas antes de dejarlas cadáver en algún lugar, en cualquier lugar. No importa dónde. Adentro o afuera de la tierra. Da igual. Los equis son los dueños de esto y de aquello. De la policía, de la ley, de los premios, de los castigos De todo. Son los equis. Ámbar Hay que acercarse lentamente Que no te vean y de golpe. Saltar al cofre. Rojo Ya estás limpiando el parabrisas. Estás sentado en el cofre de un coche cualquiera. Primero aplicas un chorro de jabón. Así, un chorro grande en la cara del que maneja. Para evitar establecer contacto con él. Para que no te vea a los ojos, directo. Para que el jabón te haga el paro y en el fondo lo que les estás diciendo a los ocupantes del coche es: Ya te chingaste. Ahora te lavo el parabrisas. Quieras o no quieras. 14

15 Y de inmediato levantar los limpiaparabrisas. Hacerlos tuyos. Que se note que puedes manipular el coche. Que no solo estás arriba de él, es tuyo también. Aplicas agua, pasas el trapo, lo dejas reluciente y te acercas a la ventanilla del conductor. Todo en pocos segundos. Si eres bueno, si eres realmente bueno puedes hacer dos y hasta tres coches en un semáforo. Yo con un carro estoy conforme; pero antes, cuando llegué a esta esquina si me animaba a hacer dos. Dos naves en un solo alto. Estaba desesperado por comer. Verde Me lo dejaron muy claro los equis. Para que sigas respirando y viendo las luz del día tienes que subirte a la bestia. La bestia es esa cosa enorme de fierro que recorre el país. De sur a norte. Es el motor gigante. En su lomo van sentados, a ratos acostados, hablando o mordiendo un pedazo de pan miles de cabrones centroamericanos que quieren llegar al Gabriel. Todos hemos querido ir al Gabriel, al Gabacho alguna vez en la vida, no? No creo que nadie en el mundo alguna vez no haya querido estar en esas calles tan chidas de las películas. Ver su puentes, sus mujeres, sus mujeres, su mujeres tan guapas, tan güeras y sus coches. Tú tienes que vigilarlos, hacerte amigo de esos pendejos, que te sigan; gánate su confianza. Y ya cuando los tengas acorralados vamos por ellos. Donde no haya gente, ni policías, ni ejército ni nada. Los desvías de su ruta. Y entonces les caemos. Porque son nuestros. 15

16 Si entran en nuestro país. Si pisan nuestro territorio, los lugares del comando equis, entonces son nuestros, no?. Nos pertenecen. Mientras nos acerques, por lo menos una vez a la semana a un grupo de esos malnacidos, seguirás respirando. Cómo ves? De lo contrario irás dejando de respirar, lentamente. La regla de los equis es comenzar por la mano izquierda. Te la cortaban de tajo. Y después la otra. Así me decían. Así me apuntaban. Así me obligaban a decir que sí. No puedes decir otra cosa. Sí a todo. Sí. Ámbar Hay que estar prevenido. Nunca sabes cuándo se va a nublar. Como ahora. Otros limpiadores, de otros semáforos se emputan. Si llueve te vas a tu casa! Rojo Yo no. Aunque empiecen a caer gotitas o granizo. Y truene el cielo. Qué haces? Yo vengo prevenido a mi esquina, soy un profesional. Y saco los impermeables. Primero el mío. Y los paraguas. A la gente se olvida que en esa ciudad llueve mucho y salen de su casa sin paraguas. Tengo también chocolates, kleenex, paletas de cajeta, paletas con chile. Chicles, cigarros, chicharrones. 16

17 Todo. Todo lo necesario para cuando la lluvia está por llegar o ya pasó. Y te quedas ahí, entre los coches. Buscando clientes. Esperando que te vean y bajen la ventanilla. Ey, cigarros 17

18 MIÉRCOLES La estética del que puede venderlo todo en una esquina. Ámbar Los policías. Esos hijos de la gran puta. Ahí vienen. Ahí están; te ven desde sus patrullas, desde su motos. Ahí los veo, vigilando Como buitres. Rojo Los voy a ignorar, como que no los he visto. Deben andar aburridos Este rojo no voy a hacer nada, me quedo contando mis monedas o los chicles o jugando con el jabón y los trapos. Si te ven trabajando mucho, te piden una mochada. Eso es de ley, te dicen. Ellos inventan la ley, claro. Si no te ven trabajando te dicen que te actives o te van a quitar de esta esquina, que aunque sea muy tu esquina, tienes que sacarle provecho o le vas cayendo a la chingada. Si un día pasan de mal humor o borrachos o simplemente tienen ganas de chingar. De ganarse unas monedas por qué sí. Te amenazan. Te esposan. Te llevan a la barandilla. Te meten unos putazos. Tienes que suplicar para que paren. Te inventan que llevas droga. Te meten María o Coca en los pantalones. Dicen que vendes droga. 18

19 O que estabas armado. Una navaja, una pistola, una granada, lo que ellos quieran. Su imaginación no tiene límite. Lo que ellos quieran. Puedes ser un asesino serial, un pederasta, un ser de otro planeta. El delito que se les antoje, te lo meten ante un juez y no sales en dos o tres años. A mi no ha pasado, porque he estado bien trucha. Yo aprendí que para llevar la fiesta en paz Cada tarde antes de irme de mi esquina les paso una feria. Un impuesto. Quién dice que yo no pago impuestos? Pago más que tú. Todos los días, religiosamente, por lo menos un 15 % de mi varo. A veces más, a veces están ocupados y no se acuerdan. Otros días llegan dos patrullas, una a medio día y otra en la tarde. Les regalo paletas, cigarros, botellitas con agua, les limpio las patrullas. Les doy la razón en todo. Siempre ellos tiene la razón, siempre soy yo el pendejo. El vulgar, el naco, el que trabaja en la calle. Verde Con los únicos que se cuadran estos putos son con los equis. A esos culeros ni les estornudan. Si estos policías pendejos supieran con quién estuve yo, con quién hablé, las cosas que vi. También se me cuadrarían. Me lamerían las bolas. Me regresarían todas y cada una de las monedas que me han quitado. Los cacahuates y los cigarros. Ay, mi Martes, quédate en esta esquina todo lo que quieras. Pero no puedo, no puedo hablar de esos días cuando trabajaba para los esquís. No me conviene. 19

20 Prefiero olvidarlo. O no, la neta no. Olvidar por qué? Ya me pasó, ya lo viví, ahora prefiero vomitarlo. Para curarme, como cuando comes algo que estaba podrido. Qué haces? Lo vomitas, lo echas afuera Y pensar que estás vivo, por suerte. Pero muchos compañeros no. Así se dicen entre ellos, los que viajan en La Bestia compañeros. En sus países ni se dirigirían la palabra, pero aquí se hacen uno, fuerza, puño cerrado, grupo unido... Cosas que se dicen para sentirse menos solos. Mi trabajo era romperlos, separarlos, aislarlos. Si un comandante equis de los temidos equis se le antojaba una muchachita equis tenía que buscar cómo separarla del grupo y que se la llevaran. Si le iba bien la metían a un motel, le decían que se bañara y que esperara. El comandante llegaba, se la comía entera, a la fuerza casi siempre. La morra no sabía qué pasaba ni quién era el tipo que tenía enfrente ni por qué ella estaba obligada a oler a jabón barato. Si le iba bien la dejaban salir y que buscara cómo volver a subirse a la bestia. Si le iba regular el comandante de turno de los equis la ahorcaba o le pegaba un tiro para cogérsela sin que la chava estuviera gritando. Si le iba mal la metían en ácido al día siguiente o la quemaban en el monte. O se la daban a comer a los perros del comandante. Esa era mi chamba. Conseguir gente. Ámbar Cuando hay mucho tráfico y no llueve. Son los mejores días. También cuando hay un accidente. O están arreglando la calle. Rojo 20

21 Cuando los carros están detenidos y pasa un rojo y otro rojo y otro Y siguen parados. Apenas avanzan. Ahí me froto las manos. Voy caminando tráfico adentro. A veces ni se ven mi semáforo de tantas naves que hay. Puedo limpiar varios coches. Vender de todo y todavía me da tiempo de platicar con la gente. Cómo llego hasta tal o cual lugar? Sabe si hay una calle paralela? Oiga, por qué está tan detenido, hay un accidente? No; es el tráfico normal a esta hora. Quiere un cigarro? Y así es siempre a la hora pico. Son las mejores horas para mí. Lo que quieren todos esos monos detrás de su volantes es que se ponga el verde y acelerar... Mamadas Siempre les digo: Todos nos vamos a morir. Tómalo con calma. Y entonces les ofrezco un dulce, una paleta, un chicle, un cigarrito Llévele, llévele, llévele Hay de todo. Qué se le antoja? Agua? Refresco bien frío? Protector solar? Gel antibacterial? Klennex? Verde Al principio, los migrantes me mandaban a la goma. Normal. Yo no sabía cómo convencerlos de quedarse en una ciudad, de salirse de un albergue, de ir a buscar agua y comida hasta no sé qué lugar para que los interceptaran los equis Me costaba mucho trabajo. Eso o mi mano, pensaba. Los equis me amenazaron: Es tu última oportunidad, pendejo. No estás llevando gente. 21

22 Y yo decía para mis adentros: Vale madre. Vale madre. Vale madre. Va a valer madre mi mano, y luego la otra, y así, hasta el final Puta madre, mi mano. Qué hago? Y nada. No entendía nada. Pues se me ocurrió entrar a una biblioteca. No había nadie. Bueno, casi nadie, nada más estaba la señora que atendía. Siempre han dicho que en los libros está la sabiduría, no? Yo andaba caminando por ahí, entre tantos libros y nada. No se me ocurría nada. Y casi sin ver: Ins- tru- ccio- nes- pa- ra- cru- zar- la- fron- tera. El título de un libro! Este libro es mi libro! Debe ser un manual para llegar al Gabriel. Así me los voy a ganar. Señora, le compro este libro. Mire joven, esta es una biblioteca, no una librería Aquí no se pueden vender los libros. Aquí hay un sistema de préstamo. Y entonces me habló de los miles de requisitos para poder tener una credencial y tener éste libro conmigo, pero máximo cinco días. Le pedí que me lo apuntara en un papel, cuando se agachó a buscar con qué escribir Toma Me fui corriendo con el libro: Instrucciones para cruzar la frontera. De Luis Humberto Croshwaite. El poder del libro era mío. Ya sabía cómo predicar con el: Sería la nueva biblia del migrante. Un manual para cruzar al norte. 22

23 JUEVES Lentamente se va ajustando zancos. Ámbar No siempre, pero algunos días me gusta ver el mundo desde arriba. Y me pongo los zancos. No se gana más varo, pero es más divertido. Caminar entre los coches desde la altura Ir jugando. Rojo Ya en la tarde, casi en la noche cuando va cayendo la oscuridad. Hago malabares desde la altura. La gente va enojada ya quieren entrar en sus casas. Salirse del coche. Y entonces mejor les saco una sonrisa, no? Así, jugando Algunos me felicitan. Otros nada más me ignoran. Otros me tiran monedas al piso. Una vez me atropellaron. Yo estaba aquí, en los zancos. Y toma, que me pega atrás un coche justo cuando ya iba a ponerme junto al semáforo. Un pinche borracho. Y no mames. Caí de frente. Casi me pasan por encima de la cabeza. Todavía me duele cuando me acuerdo. Qué madrazo! Hasta la gente se bajó de sus naves Me querían llevar al doctor. Al hospital. Yo ni seguro tengo, paren de mamar, les dije. 23

24 Vino una ambulancia, me sobaron y me dijeron que me fuera a mi casa y me tomara un analgésico. Pues qué más? Verde El libro sirvió. Mucho. Yo tenía las supuestas instrucciones para cruzar la frontera. El poder de un libro En realidad es un libro como de cuentos raros Ni es un instructivo ni nada. Puras mamadas de escritores. Pero el libro me permitía hablar con ellos, preguntarles cosas La ruta empieza en Tenosique, creo que está en Tabasco. Después vas a Arriaga en Chiapa Tomaaaa! llegas a Veracruz Allí la sienten de verdad, ese territorio es completito de los equis. Si la libran, seguro llegaran a la segunda prueba de fuego Pasas Tlaxcala, que está leve y yo me subía en Hidalgo, en Apan, que está después. A veces, a veces también en San Luis, depende de lo que me ordenaran los equis. Nunca me había trepado en La Bestia, pero los equis me dieron unos consejos. Nunca trates de ganarle, no lo lograrás. Respira. Respira hondo. Empareja su velocidad. Ve a su ritmo. Pones la mente en blanco y listo, ya estás arriba. No te duermas, sólo no te duermas! Es lo que todos gritan. Estado de México/Querétaro/Guanajuato/San Luis Potosí Ámbar Me gustaría trabajar en fiestas Me gustan las fiestas de los niños. Me gustaría trabajar en esa fiestas donde llevan payasos. Y zanqueros y tocan música en vivo. Y los niños se la pasan poca madre. Hay piñatas y rentan unos brincolines. Hasta se me antoja brincar a mí. 24

25 Rojo Pero también me gusta mi semáforo. Me gusta estar en esta esquina y ver el mundo desde arriba. A veces voltear a ver las estrellas, cuando las nubes te dejan. O la luna, la luna cuando se pone grande y gorda. Y señalarla. Si lo haces desde el centro, debajo del semáforo todos voltean a verla. Van a sacar su cabezas del coche para ver la luna. Verde Y Tomaaaaaa! Después de San Luis Allí se deja venir la segunda prueba de fuego, de valor, de sobrevivencia. La más ruda. En el trayecto siempre me hice amigo de algunos Tuve un amigo, el Nica, ese compa sí que tenía huevos. Iba por su séptimo viaje; él va y viene. Ya se la sabe. Viene lo último, lo más difícil, dijo. Lo único que sabía es que se acercaba la señal. Era entrar a Tamaulipas. Mataulipas, dicen. El crucero, donde se forma la X. Contaba 25 minutos exactos. El maquinista estaba avisado, o amenazado. También le daban su lana. Bajaba la velocidad y esa era mi señal. Empezaba mi trabajo rudo, empezar a aventar a cada uno de los cabrones que iban arriba, primero se los pedía de buena gana y si se ponían bravos No quedaba de otra. Ellos o mi mano Al Nica lo dejé ir, le dije que no se levantara hasta el final. 25

26 VIERNES Comienza a caracterizarse. Se sitúa lentamente en el centro. Deja un bote para que le depositen monedas. Rojo/Ámbar/Verde Los viernes de antro, trabajo hasta tarde. Hasta la madrugada. Soy el hombre plateado. Estatua humana oficial de este crucero. O bailo como robot. No exactamente en el semáforo. Más adelante, donde se estacionan los coches. Ahí dejo mi bote. Que la banda le meta monedas. De poquito en poquito se llena. Los viernes son los días de no dormir. Algunos sábados también, cuando no hay futbol. Respirar profundo. Quedarte quieto. Ningún impulso. Ningún movimiento. Nada. Eso lo aprendí en el lomo de la bestia. Fue mi escuela. Solo sentir tu respiración. Parpadear lo menos posible. Tu lengua como de vaca. No pasar saliva. Estar seco. Pero estar atento, eso sí. Ver todo. Inmóvil. Y cambiar muy rápido de posición. Sentir el sudor. El golpe del viento o el calor que te derrite. pero sigues firme, como en la bestia. Como en la calle. Como en la bestia. Hasta que un grito te despertaba. Quieren trabajar con nosotros hijos de su puta madre? 26

27 Si decían que no, los mataban. Así, en corto. Les disparaban o se los llevaban o los fundían a madrazos. Y después? Después qué? Pues lo de siempre: Ácido. Quemazón. Sepultarlos medio vivos. En que consistía el trabajo? Halconear, sicarear, pasar mercancía. A las morras directamente las van violando, una a una. A las que parecen más bonitas y jóvenes; si tienen suerte las van a vender a un burdel. A las otras: Violación, mamada obligatoria, cogida entre varios y después muerte. Cómo ves? Si eres mujer centroamericana no se te ocurra pasar por Tamaulipas, Por México, por el camino de La bestia. Con los cabrones que yo reclutaba era muy sencillo: Te ponen frente a otro. Con un mazo. Uno duro. Y tienes que matar a tu compañero a putazos. Con el brother con el que has viajado durante días y días. Si lo matas, si le revientas el cráneo entonces sí. Puedes trabajar con los equis. Te perdonan la vida. Vales. Sirves. Eres útil. A otros nada más los bajábamos para la pura y dura extorsión. Lo de siempre, pedirles el dinero que llevan, un número para llamar a sus familias y amenazarlos con matarlos. Eso es común. Qué harías tú si te ponen a pelear a muerte con tu mejor amigo? Con tu cuñado? Con tu hermano? Qué? Los equis te dan un mazo y te dicen, la única oportunidad que tienes para vivir, dos o tres meses más es rompiendo la cabeza de este pendejo. 27

28 Yo vi varias de peleas. Me quedaba ahí, al lado. Solo viendo. Los equis hasta se divertían. Hacían apuestas. A los que quedaban moribundos, tiro de gracia. Los que ya no respiraban, fosa. Los que ganaban, que también había recibido unos buenos madrazos, se los llevaban al monte para aprender. Para instruirlos. Cómo ves? Yo viví eso, yo era alcahuete de los equis. Les conseguía la materia prima. Y luego me iba. A buscar más. A reportar la ruta. Cuántos van, de qué lugar vienen, si hay mujeres, niños, ancianos. Todo eso. Toda esa mierda hacía yo, de sur a norte. Cae una moneda, cambia de posición. 28

29 MARTES En un espacio indeterminado, mientras se va despojando de la caracterización y al mismo tiempo del personaje. Ámbar Éste no es un país, es un infierno!. Aquí nada más vienes a morir!. México no es lugar de dios! Nos tratan peor que a ustedes en los Estados Unidos Cabrones. Culeros. Hijos de puta. Malnacidos. Agonizando, gritando entre bocanadas de tierra, a punto de ser ejecutados. Centroamericanos. Aprendí a entender sus insultos. Nunca les dije que no. Yo también odio este país criminal. Pero solo hacía mi trabajo. Mi cabeza o la suya? Me llamo Martes porque es el día que descanso. Los martes no trabajo. Dejo la esquina vacía. Unos descansan en lunes, otros en domingo; otros, los que más suerte tienen, sábado y domingo. Yo los martes. Y así me conocen. Tengo otro nombre, pero me gusta más ser Martes. Así, a secas. Martes. Así me quise llamar desde que llegué aquí. Para olvidar todo. Me escapé, ya estando casi en la frontera. Yo ni quería cruzar, la verdad. Pero estaba reclutando gente para los equis. Trabajaba para un comando grande. Habíamos encontrado ya a 47 cabrones, de varios países. Los teníamos en una casa de seguridad. Mi trabajo se reducía a estas 47 razones por las cuales no perdí la mano, ni la cabeza, ni el resto del cuerpo. Yo salía a buscar más, con mi libro de Instrucciones para cruzar la frontera. Ese no fallaba. Alguien me avisó, en la noche Reventaron la casa. El ejército encontró a todos los cabrones Van a liberarlos A los jefes ya los apañaron. Y salir por piernas. La oportunidad para escapar. Ser libre. 29

30 Correr, en dirección contraria a la bestia. Correr hacia el sur. De las vías, para el otro lado. Ir lo más lejos. Y refugiarme en una esquina cualquiera, de una ciudad cualquiera. Bajo un trozo de hierro, que parpadea. Y me cuida. Y me abraza, me alimenta, me ilumina. Parpadea el ámbar hasta el oscuro. 30