CAPÍTULO 14: LA DESPEDIDA.

Transcripción

1 CAPÍTULO 14: LA DESPEDIDA. Carlos está junto a su coche con la puerta abierta. Su única maleta hace rato que descansa en el maletero. Solitaria y triste, fiel reflejo de su ánimo. Con él está Gustavo. Es una despedida extraña. Un adiós silencioso. Una partida que se ha convertido en una necesidad a pesar de que el destino que le espera carece de sentido para él. Al menos, de momento. Sabe? Por mucho que lo pienso no logro asimilarlo. Le entiendo perfectamente. Sabe lo extraño que le resulta a uno el hecho de que todo lo que cree cierto. Todo en lo que uno confía, en lo que se apoya y ama, sencillamente desaparezca? No solo eso, sino que encima se convierta en todo lo contrario. Le ha pasado alguna vez? No. Nunca me ha pasado. Pero imagino que debe ser difícil de asimilar. Imagine que después de todos estos años de matrimonio Carmen le dice que es lesbiana. Que jamás se ha sentido atraída por usted. Que todas esas veces en las que han hecho el amor ella no sentía placer, ni nada. Que sus hijos son fruto de una obligación sexual contraída. Usted no se derrumbaría? Seguramente sí. Pues yo me siento así. Tantas esperanzas había puesto en lo suyo con Paqui? Sí, Gustavo. Sí. Ella me hizo creerlo. Ella me hizo creer que tenía el mejor de los futuros frente a mí. Y ahora me lo han quitado de un plumazo. Nada, no tengo nada. Solo mi soledad. A qué no es buena compañía? No lo es en absoluto. Por eso debe salir de ella. Olvidarse de todo esto y búsquese una buena mujer que le ame de verdad. Sabe lo peor de todo. Lo peor es que mi corazón sigue queriéndola. Con aquella pedrada que me dejó semi-insconciente no pude estar con la verdadera Paqui más de quince segundos. Todo parece una alucinación. Es curioso, lo real me parece una alucinación y la ficción es lo que permanece firme en mi memoria. Creo que tardaré mucho tiempo en asimilar eso.

2 Tal vez, pero debe hacerlo. Es la única salida, usté lo sabe. Tal vez sea lo único que ha aprendido de todo esto. Que su vida tiene que cambiar aunque no sea Paqui la protagonista de ese cambio. Lo sé. Pero va a costarme mucho. Ha llegado a saber la razón por la que querían estafarle ese dinero? Algo he oído decir a los civiles. Un asunto de drogas creo. Sí. Antonio llevaba bastante tiempo metido en el tráfico de drogas de la zona. La cuestión es que tenía una deuda con uno de los peces gordos del tema. Adivina la cantidad? 1200 euros. Exacto. Todo coincidió con su llegada. Paqui observó que usté la miraba con muy buenos ojos, imagino. Ella ideó todo el asunto y se lo propuso a su acorralado novio que tenía que pagar y no sabía de donde sacar el dinero. Fue cuestión de tiempo, encima usté empezó a mostrarse supersticioso con lo de la casa y decidieron utilizarlo para debilitarle mentalmente. Para ser más accesible cuando Paqui intentara sacarle el dinero. Con el asunto del embarazo, el acecho de Antonio y todo eso supongo que querían que usté pensase en otras cosas cuando ella se lo pidiera. Eso me plantea una imagen bastante diferente de Paqui. Esa es ella. No la opereta barata que le ha montado todo este tiempo. Supongo. Permanecen en silencio unos segundos. Cada uno reflexionando acerca de todo aquello y sin llegar a entender la naturaleza humana. Carlos trata de, a través de un esfuerzo intenso, comprender lo que ha ocurrido. Castigado por la realidad en lugar de fantasmas, siente que esta es mucho peor que cualquier demonio que hubiera decidido venir desde el más allá para llevarle con él al infierno. La realidad auténtica ha sido mucho más cruel. Durante casi un mes había temido una leyenda que hablaba de espíritus y tragedias cíclicas. Había sentido miedo verdadero, alimentado por su propia mente que había creado sueños para convencerle de que algo terrible le

3 acechaba y él creyó firmemente que todo aquello era REAL. Pero al final todas esas historias de muerte no eran más que una leyenda. El fruto de la superstición, de la inquieta mente imaginativa de un pueblo. Nada más alejado de la realidad que la fábula. Durante todos y cada uno de aquellos días vivió con esperanza. Una esperanza acerca del futuro. Vivió con la ilusión de que los meses venideros, tal vez incluso los años, iban a depararle algo más que cenar comida precocinada frente a un televisor. Pensaba que aquello que consideraba REAL, ese amor que había albergado su corazón y que parecía sentir Paqui, iba a ser los raíles por los que su vida discurriría. Un camino con mucho más sentido, con una razón para andarlo, un sendero por el que no caminaría solo. Pero aquello que también creía REAL, solo era parte de una interpretación, una mentira, un engaño. Una escenificación perfectamente llevada a cabo para que él, espectador interactivo, creyese firmemente que todo lo que ocurría era cierto. Nada más lejos de la realidad que la ficción. Antonio y Paqui le habían utilizado para conseguir un dinero que necesitaban. Lo habían hecho aprovechando su soledad. Sirviéndose de su miedo. Paqui había fingido amarle para acercarse a él, algo que había sido fácil. Los hombres solos son muy receptivos cuando una mujer se acerca a ellos, más aun si la mujer es bella. Más aún si llevan demasiado tiempo viviendo hastiados en una soledad que los mantiene ahogados sin llegar a ser conscientes de ello. Paqui se había prostituido por mil doscientos euros. Algo que él no acertaba a comprender. No conseguía asimilar que tuviesen que triturar el futuro de su vida para conseguir el dinero. Podían haber puesto una pistola en su sien y haberle robado, pero no tenían que haberle dado una razón para vivir y luego quitársela sencillamente por que no era real, solo una ficción. Le habían impuesto una condena sin indulto, sin reducción por buen comportamiento, sin tercer grado, sin libertad provisional. La condena de seguir viviendo en una soledad que ahora sí sabe reconocer. Un futuro sin vida viva. El miedo se había convertido en él algo que le hacía vulnerable convirtiendo a Paqui en el fuerte sustento en el que se apoyaba. Siendo Paqui

4 el pilar fundamental de su vida Carlos haría cuanto ella le pidiese. Eso eliminaba las dificultades. Por eso habían alimentado su miedo. Pero solo a partir de que Paqui estaba segura de tenerlo atrapado. Entonces Antonio había hecho su pactada aparición en escena. Hacía días que no trabajaba en la carretera, en realidad nunca había trabajado en ella, estaba en uno de sus negocios. Había esperado pacientemente el momento en que Paqui le indicase que tenía que actuar. Lo había hecho y muy bien. Como un tonto Carlos cayó en la trampa, tanto que cuando sospechó vagamente que algo no era normal, ya era tarde. Aunque, en todos lo años que durase su soledad, tendría que reconocer que la estafa, el robo, había sido llevado a escena a la perfección. Solo su encuentro con Gustavo, tan afortunado por otra parte, le había hecho sospechar. Carlos tiende su mano a Gustavo tornando lo que empezaba a ser una despedida en algo definitivo. Bueno, Gustavo, ha llegado el momento. Me alegro mucho de haberle conocido. Sí, yo también. No merecía esto. No lo sé. Tampoco me importa mucho. Lo que yo quisiera es que no hubiese sucedido. No cabe duda. Le he dado mi dirección y mi número de teléfono. Si necesita algo de mí, ya sabe donde encontrarme. Fuera del horario de oficina siempre me encontrará allí. Eso es matemático. Mucho más fiable, créame. Espero que no sea siempre así. Yo no espero nada. Nunca lo hice. Pero me lo encontré y ya sabe lo que dice el refrán. Lo que fácil viene, fácil se va. No desespere Carlos. Verá como todo va a irle bien. Eso espero. Vuelven a hacer una pausa. En esta ocasión no es reflexiva. Es una pausa previa a la despedida. Una despedida definitiva. Una pausa que pretende postergarla en el tiempo. Una prórroga sin sentido, porque el final, la marcha ha de producirse irremediablemente.

5 Definitivamente, Gustavo, encantado de haberle conocido. Igualmente. Adiós. Y si va alguna vez por la ciudad no dude en llamar. Supongo que no piensa volver por aquí. De momento no. Lo lamentaré. Adiós, Carlos. Buen viaje y buena suerte. Gracias. Adiós. Carlos sube a su coche, arranca y abandona aquel pueblo haciendo sonar el claxon a modo de despedida. Deja atrás un pueblo extraño lleno de supersticiones en el que alberga una leyenda. Una historia acerca de una casa, un lugar, sus habitantes y el desdichado final al que están condenados irremisiblemente. Una leyenda que ha encontrado una cuna donde nacer, un pueblo que la ha transmitido de padres e hijos, haciéndoles partícipes de ella con todo lo que tiene de terrible y, por qué no decirlo, de atractivo. Una leyenda que sigue y seguirá siéndolo a pesar del paso del tiempo, a pesar de todo en realidad. Se marcha recordando como real la ficción. Rememorando lo real como un sueño. La carretera asciende paulatinamente. El pueblo se aleja y empequeñece en su espejo retrovisor. Un pueblo pequeño que parece no tener más de cien casas pero con una leyenda y una superstición en cada una de ellas. Un pueblo escondido a la orilla de un mar permanentemente frío y de un azul intenso, de aguas cristalinas. Un pueblo en el que ha vivido la más triste y a la vez la más feliz etapa de su vida. Queda atrás en la distancia. Oculto. Entre acantilados. Allí también queda muerta y enterrada su esperanza, junto al mar y las rocas. Entre acantilados. F I N

6 NOTA DE PRENSA DE UN PERIÓDICO LOCAL