EL ARTE DE NUESTRO TIEMPO Y LA ESTÉTICA ENVOLVENTE. José Jiménez en: Teoría del arte

Transcripción

1 EL ARTE DE NUESTRO TIEMPO Y LA ESTÉTICA ENVOLVENTE José Jiménez en: Teoría del arte

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3 Las señoritas de Aviñón de Pablo Picasso, cinco mujeres desnudas nunca vistas antes. Representa las primeras experiencias del desajuste de toda una convención representativa que había dominado la mirada artística desde el Quattrocento. El arte dejaba de sustentarse sobre la convención de un ojo único, reproduciendo el mundo exterior, la naturaleza sensible. El principio de la mímesis, entendida como imitación de la naturaleza, dejaba de ser el eje de gravedad de la plástica.

4 En su lugar, las categorías de creación, invención y construcción se convertían en los nuevos puntos de referencia. El artista ya no tendrá que buscar las formas en la naturaleza, sino dentro de sí. El ojo estético se emancipa de lo externo, se libera de las convenciones originando nuevas formas que reconocen la pluralidad de la visión. Nada volvería a ser como antes.

5 Cada artista deberá instaurar su propio lenguaje. Picasso es quien más experimenta el vértigo suscitado por la liberación de la mirada. Ningún estilo lo ata, experimenta lo contrario: subvierte todos. Vértigo y desasosiego ante el nuevo papel de la invención visual. Ya no valen fórmulas nuevas.

6 El acto de representación plástica exige del artista una capacidad para desmontar el automatismo de la percepción visual y articular todo un universo de formas que le permitan ver el mundo de nuevo. En cada caso, debemos comenzar otra vez, ajustar nuestras maneras de ver una visión distinta, que nos revela nuevas dimensiones del mundo y la experiencia. La nueva complejidad estética que atraviesa el arte contemporáneo ya no está centrada en los aspectos temáticos o alegóricos y la pluralidad de la representación se convertiría en el eje del desarrollo del arte nuevo, de la multiplicidad de propuestas expresivas. La necesidad de emancipar el arte del exterior da lugar a la aparición del arte abstracto.

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9 La revolución visual suponía: dispersión, pluralidad, discontinuidad, fragmentación El arte ajustaba su lenguaje a los nuevos tiempos. También pierde su posición predominante en la configuración de la sensibilidad estética occidental. Tres nuevas vías irán consolidándose con el paso de los siglo, modificando el antiguo escenario construido sobre la jerarquía de lo artístico y la hegemonía del gusto.

10 El diseño industrial, la publicidad y los medios de comunicación de masas. El diseño industrial, cuya configuración definitiva viene dada por la fundación de la Bauhaus por Walter Gropius en La moda, el mobiliario, la decoración de interiores y los objetos domésticos se convierten en espacios de cristalización del gusto de masas. La publicidad irrumpe con los carteles de Toulouse Lautrec. Los medios de comunicación de masas con la aparición de los periódicos en 1872.

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31 Los tres son un signo del rasgo definitorio por antonomasia del mundo occidental contemporáneo: la expansión de la técnica. La industrialización y la constitución de las grandes ciudades europeas y norteamericanas, fueron los efectos de la configuración de la vida por la técnica. Los objetos mecánicos las máquinas irrumpen con gran rapidez. La fotografía suponía además la captación del dolor, la muerte y la pornografía. La vida va más de prisa y la representación visual se emancipa de la habilidad manual.

32 Los poderes y atributos tradicionales del arte estaban en discusión. Había que reinventarlo todo. La respuesta a la técnica podía ser afirmativa, como en el caso de los futuristas. Le Corbusier propugnaba llamar a los ingenieros para que ayuden a los artistas. Irónica, como en el caso de Duchamp o rechazada por los dadaístas. W. Benjamin advierte las consecuencias de la expansión de la técnica a partir de la Primera Guerra Mundial. La movilidad y el desasosiego se sumaban a la pluralidad, a la pérdida de la homogeneidad de la representación. Esas son las constantes de las estéticas contemporáneas a lo largo del siglo XX.

33 Ni Schiller ni Hegel pudieron ver el auténtico factor corrosivo del arte, tal como se había institucionalizado: el desarrollo de la técnica moderna. Desde que la producción artesanal fue sustituida por la tecnología, el arte fue perdiendo su posición central. El artista ya no puede reivindicar su destreza manual, su habilidad como signo de su primacía en el reino de la imagen. De un lado, el arte, la obra artística y el artista. De otro, la artesanía, el artefacto y el artesano.

34 La obra de arte se consideraba como manifestación de la fuerza creativa, espiritual frente a la artesanía para lo que solo se admite la pericia o destreza. La Segunda Revolución Industrial, subvierte ese orden. El objeto primordial de la mímesis artística no será ya la naturaleza sino la cultura y particularmente los productos y procedimientos de la técnica. La mímesis clásica se rompe así definitivamente. En el caso de Duchamp la toma de consciencia de la cuestión, llevó por un lado a la elaboración de un lenguaje plástico conceptual, integrador del texto y de la imagen y por otro lado, a los ready-mades.

35 Walter Benjamin, advierte la pérdida de autonomía del arte producida por la expansión de la técnica. Esa pérdida tiene que ver con la emancipación del ritual religioso. Sostiene que al ser reproducibles técnicamente, las obras pierden ese halo de sacralidad. Muchas Mona Lisas van y vienen por las redes estéticas y comunicativas de la cultura de masas. La obra ha perdido su singularidad, convirtiéndose en imagen metamórfica, en signo disponible para encarnarse en una amplísima diversidad de soportes.

36 El resultado es la desacralización, la secularización del arte. El cambio global de la cultura implica así una transformación en profundidad, cualitativa, del arte y de sus funciones sociales, que explica también la tendencia a la conversión del arte en un objeto más de consumo. El arte, en este mundo cambiante se ve obligado a reordenar su espacio y su lenguaje.

37 La introspección y el problema de la identidad, se convierten en cuestiones obsesivas de todas las artes y tendencias. Pero recluida en la innovación formal e incapaz de evitar la catástrofe de la Segunda Guerra Mundial, la vanguardia se convierte en academicismo. También la estetización de la política en los años treinta había sido un primer esbozo de la estetización generalizada característica de la nueva cultura de masas. Con el diseño, el prototipo se opone a la obra de arte. La publicidad provoca excitación frente a la serenidad. Los medios de masas generan distorsión en lugar de estabilidad. El arte experimenta el vértigo del vacío.

38 El rastrillo del ejército Rojo barre los espíritus malignos

39 El gran experimento