2. Elaborar una propuesta fotográfica, evidenciando la influencia de corrientes artísticas analizadas en clase. Fundamentar.

Transcripción

1 1. Realizar un análisis comparativo de un retrato pictórico y un retrato fotográfico, ambos producidos en la segunda mitad del siglo XIX. Considerar para su elaboración: aspectos de representación, plásticos y psicológicos del retratado. Prilidiano Pueyrredón fue un artista argentino que vivió su vida entre Buenos Aires y Europa, principalmente Cádiz y Paris, donde completó sus estudios de ingeniería en la Ecole. Sin embargo, no se sabe si previo a su estadía en Europa, cuando residía en Buenos Aires, realizó estudios en el taller de algún artista. A su regreso a Buenos Aires, realizó retratos, su especialidad, de personajes de la alta sociedad porteña y figuras políticas de la época. Esto es algo que llama la atención, ya que Pueyrredón era miembro de esta élite. Entre los retratos que realizó, probablemente el más reconocido y representativo de su obra, es el Retrato de Manuelita Rosas de Éste fue encargado para ser exhibido en un baile que se realizó en honor a Manuelita. Para esta época, Juan Manuel de Rosas trataba de demostrar que las clases más bajas y la alta sociedad porteña no eran tan distintas, e intenta crear una unión en el pueblo argentino. Para esto decide nombrarla a Manuelita como mediadora entre la población y el gobierno. El retrato realizado por Pueyrredón la representa como nexo entre ambas partes. Pueyrredón, Prilidiano (Buenos Aires, Argentina 1823 Buenos Aires, Argentina 1870); Retrato de Manuelita Rosas, 1851; óleo sobre tela; 199 x 166 cm.; Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, Argentina. 1

2 El retrato de aparato la muestra vistiendo sus mejores ropas y joyas. Su vestido rojo punzó demuestra su relación con Rosas (el rojo era el color característico del partido conservador de Rosas). A su vez, este color fue utilizado en el resto de la obra, para enfatizar su importancia: en las flores, en el sillón, en el lazo de su cabello. Para no agobiar al espectador, el artista aplica tonos de verde en el fondo de la obra. Estos verdes aplacan la intensidad del rojo, pero al mismo tiempo lo hacen resaltar ya que son complementarios. En el tratamiento del terciopelo y las veladuras del encaje, se puede ver que Pueyrredón poseía estudios artísticos. Sin embargo, tenía dificultades al momento de representar la anatomía humana. Los brazos de la joven parecen ser más largos en proporción al resto de su cuerpo. Manuelita está representada como una mujer joven y bella, con cierta idealización. En su carácter de intermediaria está colocando una carta sobre el escritorio de su padre. Una carta escrita por el pueblo, dirigida a Rosas. Mira al espectador con un rostro amable, sonriente y sereno, que la muestra como una mujer accesible, por más que se trata de un miembro de la élite porteña. Unos años antes de que Pueyrredón realizara el retrato de Manuelita, entre 1844 y 1845, la joven tomó la decisión de capturar su imagen en una nueva invención, el daguerrotipo. Este método innovador para representar la realidad, desembarcó en el Río de la Plata en 1840 y rápidamente se difundió por toda América Latina causando un gran furor. Juan Manuel de Rosas, quien en ese momento gobernada la Argentina, no era muy amigo de los daguerrotipos, decía que era cosa de gringos, y por eso no se encuentran fotografías de él. Sin embargo su hija, Manuelita, posó frente a la cámara, dando así origen a uno de los primeros retratos femeninos de la Argentina. Daguerrotipo de Manuelita Rosas, hija de Juan Manuel de Rosas, tomado entre 1844 y

3 En esta fotografía se la puede ver a Manuelita posando en tres cuartos perfil, con la mirada fija en la cámara, con una suerte de sonrisa en sus labios. Esto llama la atención, ya que, si se la compara con otros daguerrotipos de la época, generalmente tienen expresiones de temor, cosa que en este caso no sucede. Se la ve tranquila, contenta. Aunque no se puede ver, es certero que estaba sentada en una silla o sillón y que tenía algún tipo de soporte para ayudarla a sostener su cabeza, ya que el proceso fotográfico del daguerrotipo llevaba mucho tiempo. Si la comparamos con el retrato realizado unos años más tarde por Pueyrredón, podemos observar la veracidad de la imagen. Ambos retratos son muy parecidos: la pose, los hombros caídos, la expresión del rostro, sus rasgos. Es evidente que se trata de la misma mujer. Sin embargo, hay ciertas disparidades. En el daguerrotipo se la ve con una tez más morena que en la pintura. Esto puede deberse a que Pueyrredón se haya tomado la libertad de aclarar el color de la piel de la joven, ya que el tener la piel morena indicaba que se trabajaba en el campo, y al tratarse de una mujer de sociedad debía tener una tez blanca. Sin embargo, esto no parece haber afectado su carácter. En el óleo lleva un vestido de terciopelo, mientras que en el daguerrotipo lleva uno de raso o satén. Esto le permite al fotógrafo jugar con las luces y sombras, que marcan los pliegues del vestido, un efecto que no se podría haber dado siendo el vestido de otro material. Podemos observar cómo la élite porteña recurrió a ambos métodos para capturar su imagen y que ésta perdure en el tiempo. Ambas son reproducciones únicas de una misma persona, mostrándola en su carácter de figura de autoridad. 3

4 2. Elaborar una propuesta fotográfica, evidenciando la influencia de corrientes artísticas analizadas en clase. Fundamentar. La aparición de un nuevo método para capturar la imagen permitió mayor libertad al momento de tomar una fotografía. Este método, el colodión húmedo, capturaba imágenes de gran definición con la posibilidad de reproducirlas, gracias al proceso de negativo-positivo. Sin embargo, se trata de un proceso complicado ya que hay que preparar la placa de vidrio, tomar la fotografía y revelarla en cuestión de minutos, para que el producto no se seque. Pero a pesar de su gran complejidad fue el proceso más utilizado. Fotógrafos como Julia Margaret Cameron utilizaron esta invención para realizar sus fotografías. Cameron rompe con la forma de representación tradicional del retrato. Ya no se usa un soporte para que sostenga la cabeza de quien posa, sino que el modelo tiene libertad de movimiento, la cual se ve reflejada en la fotografía. El retrato que Cameron realiza de Thomas Carlyle, por ejemplo, no presenta el plano medio que solía utilizar, sino un close-up, un primer plano del retratado. El personaje posee una gran presencia, con su mirada penetrante e intimidante, fija en el espectador, lo hace formar parte de la fotografía, lo incorpora como un elemento más. La imagen está fuera de foco y sobreexpuesta, por lo que se crea un intenso claroscuro, semejante al que utilizaban los artistas tenebristas del Barroco como Caravaggio. Las luces y sombras definen con gran nitidez los rasgos del rostro, tallándolo como un busto romano, dejando el lado derecho muy iluminado, mientras que el izquierdo queda en penumbras. Dotando a la fotografía de cierto misterio. Julia Margaret Cameron ( ). Retrato de Thomas Carlyle, Colodión húmedo. 4

5 Teniendo en cuenta esto, podemos decir que se intenta asemejar a la fotografía con una obra de arte pictórica. Comienza a tener relevancia la estética de la imagen, no tanto quién es la figura representada, qué cargo ocupa, o a qué clase social pertenece, como sí sucedía con el daguerrotipo. Es difícil ubicar la imagen en un espacio y tiempo determinado debido a la escasa información que ésta provee, con su fondo neutro. Ya no basta con que la imagen perdure en el tiempo, sino que se trata de transmitirle algo a quien vea la fotografía. Bibliografía consultada AA.VV. (1999). Prilidiano Pueyrredón. Banco Velox, Buenos Aires. Amigo, Roberto. (2010). Prilidiano Pueyrredón. Retrato de Manuelita Rosas, en Roberto Amigo (comp.). Arte Siglo XIX. Parte 2. Museo Nacional de Bellas Artes. Colección. Buenos Aires, Arte Gráfico Editorial Argentino. Pp Incorvaia, Mónica. (2008). La fotografía un invento con historia. Capítulo II: los inicios de la fotografía y Capítulo III: la gran era del colodión. Buenos Aires, Aula Taller. 5