UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA FACULTAD DE EDUCACIÓN DEPARTAMENTO DE CIENCIAS Y ARTES LICENCIATURA MATEMÁTICAS Y FÍSICA ENSAYO

Transcripción

1 ENSAYO REFLEXIVO LA IMAGEN QUE DETERMINA LA CIENCIA CLAUDIA PATRICIA LONDOÑO ZAPATA DANY ESTEBAN GALLEGO QUICENO LÓGICA DE LAS MATEMÁTICAS Y LA FÍSICA SEDE NORTE YARUMAL 2014

2 LA IMAGEN QUE DETERMINA LA CIENCIA Asumir la labor del maestro como práctica cultural implica necesariamente la concientización y explicitación tanto de la imagen de ciencia que se tiene como de las implicaciones sociales e ideológicas que tal imagen determina. En particular se resaltan las implicaciones de dos imágenes muy difundidas hoy en día: una, caracterizada por la consideración que la ciencia es ahistórica, es decir, sus productos (conceptos, leyes, teorías) y los procedimientos utilizados para obtenerlos son válidos y tienen existencia independiente tanto de los contextos como de los sujetos; y otra, surgida como reacción a la anterior y que toma cada vez más auge, en la que se considera a la ciencia como de hecho histórica. (Rodríguez & Romero, 1999) La ciencia ahistórica habla de lo que es el mundo y como se comparta, esta tiene nefastas implicaciones para la enseñanza: el conocimiento científico solo es posible de ser transmitido y no comprendo ni mucho menos construido. Por ser puro, objetivo y aséptico (Rodríguez & Romero, 1999) y la histórica es considerada como un conjunto de saberes constituidos por sujetos en contextos socioculturales particulares, formalizados y validados por la comunidad científica, objetivos y universales; esta última termina fortaleciendo el mal que se quiere superar: al considerar la dimensión histórica como obvia y natural a la ciencia, se le considera como una dinámica propia e inmanente, este hecho imposibilitan adelantar interpretaciones y nuevas organizaciones pues estas desvirtuarían no solo a los conceptos y teorías sino también a sus interrelaciones y dinámicas ya existentes. (Rodríguez & Romero, 1999) Como lo menciona Rodríguez & Romero (1999) hoy en día no se pone en duda que las prácticas educativas y la enseñanza de las ciencias en particular, sean prácticas culturales. Así pues el maestro de ciencias debe enfrentar en sus quehaceres cotidianos, problemas correspondientes a dos ámbitos, uno ligado al conocimiento disciplinar que enfrenta al maestro con su propio saber y otro que lo pone frente a los conocimientos especializados socialmente constituidos. En este sentido el maestro de ciencias debe hacer parte activa y autónoma en los procesos de las prácticas culturales concientizándose de generar nuevos sentidos en su quehacer, es decir construir imágenes y representaciones sobre el mundo natural, el conocimiento científico, el conocimiento común y sobre la forma en que éstos se relacionan y que le posibiliten dinamizar significativamente estos dos contextos problemáticos, además adelantar reflexiones sobre las implicaciones sociales y culturales que tiene el asumir una imagen particular. (Rodríguez & Romero, 1999) Es pues importante tener en cuenta que esta actividad de

3 construir imágenes y representaciones está siempre presente en toda actividad que involucre cualquier tipo de conocimiento. Tal es que el papel del maestro es determinado por la imagen de ciencia que este tenga, por tanto este trabajo está enfocado en mostrar la contribución de la historia y la epistemología de las ciencias y como pueden aportar a la construcción de una imagen cultural de la misma. De esta manera es importante comenzar hablar de la historia, pues está se identifica con el pasado, con los hechos que ya ocurrieron y corresponde al historiador mostrar lo que realmente sucedió. El pasado está constituido por hechos reales, evidentes y el historiador debe contar esa realidad objetiva. Los hechos son sagrados, hablan por sí solos. (Rodríguez & Romero, 1999) El historiador es independiente de los hechos, de su objeto de estudio, dándole un papel pasivo, es decir es un organizador de datos de archivo que son los que le permiten verificar la realidad. Es pues un hecho histórico, lo que el historiador quiere contar, formando parte fundamental de este los hechos reales, es decir los documentos y manuscritos que se convierten en rastros para reconstruir el pasado evidente y obvio para el historiador (Rodríguez & Romero, 1999) es decir muestra un fragmento del pasado objetivo da una visión más completa del pasado. Las incompatibilidades entre algunas historias le dan un carácter subjetivo, en el caso particular de la historia de la ciencia, como se mencionaba en los párrafos anteriores la concepción de ciencia que tenga el historiador es determinante en el tipo de historia que haga. El historiador cuenta la historia de acuerdo a su interpretación, según la valoración que él tenga. Así pues, no puede seguirse centrando en los datos que determinada historia nos brinda, sino más bien en la perspectiva del autor que la plantea. Dado que el historiador es sujeto de un contexto presente y el pasado se construirá en función del momento actual. (Rodríguez & Romero, 1999) También tenemos los hechos científicos que son considerados acontecimientos que realmente ocurrieron o que sin lugar a dudas ocurren regularmente en la naturaleza. Por estos aspectos los hechos se constituyen en la base sobre la que se fundamenta la supuesta objetividad del conocimiento científico. Esta forma de asumir el hecho científico es la que fundamenta las dos imágenes de ciencia más difundidas hoy en día. (Rodríguez & Romero, 1999) Ahora bien, el maestro de ciencias no se asume como productor del conocimiento científico pues su objetivo es la difusión de la misma, generando una relación de exterioridad y enajenación, centrando su labor educativa en la aceptación y

4 transmisión objetiva de los productos científicos. En este sentido la historicidad del conocimiento científico esta ligado a la concepción de ciencia que se tenga, así pues la construcción de la historicidad está vinculada con una acepción en la que la ciencia no sea asumida como el cúmulo de productos de una actividad humana, sino como una actividad misma, es decir concientizarse de la misma historicidad de los llamados hechos científicos, estos últimos aceptados como la base sobre la cual se edifican las certezas, la forma como conocemos e incluso lo que llamamos realidad, los hechos científicos son perspectivas sociales. (Rodríguez & Romero, 1999)Significa que en la enseñanza de las ciencias es necesario partir de los fenómenos mismos, de la experiencia sensible y no de las construcciones conceptuales ya organizadas o de los términos a través de los cuales se enuncian. Podría decirse para concluir, que el problema a la vez político, ético, social y filosófico, que se nos plantea hoy no es tratar de liberar al individuo del estado y sus instituciones, sino de liberarnos nosotros del estado y del tipo de individualización que le es propio (Rodríguez & Romero, 1999), es preciso rechazar dicha individualidad que durante siglos se nos ha impuesto, para generar nuevas formas de subjetividad. Tal y como lo dice Foucault es indagar por la construcción histórica de aquellas verdades que mediante nuestras prácticas hemos construido. Pues se trata de cuestionar porque la historia consecuente con la imagen de ciencia universal y objetiva no lo permite, como se mencionó es presentada como el cúmulo de hechos pasados, como las verdades de la ciencia. Resulta entonces urgente comprender de un modo diferente la dinámica científica y con ello su historia, pues continuamos siendo presos de la determinación de su progreso infalible, que solo ofrece un pasado, un presente y un futuro de dominación. (Rodríguez & Romero, 1999) Lo que se pretende es salirse de los textos y tomar conciencia del tipo de participación que tenemos en los ámbitos de poder ya que estos son actividades propias del sujeto. Hay que poner en tela de juicio la forma de la racionalidad existente. Se convierte entonces para el maestro en un reto, que la historia de la ciencia sea un valioso elemento, como práctica que involucra también las relaciones de poder y no como mero texto de verdades universales de la humanidad. En pocas palabras tener acceso a las cosas tal y como son, para poder transformar las imágenes que tenemos en una imagen más acertada de la historia de ciencia y a su vez poder trasformar porque no su epistemología.

5 Bibliografía Rodríguez, L. D., & Romero, Á. (1999). LA CONSTRUCCIÓN DE LA HISTORICIDAD DE LAS CIENCIAS Y LA TRANSFORMACIÓN DE LAS PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS. Física y Cultura: Cuadernos Sobre Historia y Enseñanza de las Ciencias, 4-20.