Vida cotidiana en el contexto del sujeto que aprende y aprehende de la realidad

Transcripción

1 Consigna Construir en base a la teoría: Vida cotidiana en el contexto del sujeto que aprende y aprehende de la realidad 1. Hacer un escrito al estilo monografía, con su introducción, el planteamiento del tema, un aporte disciplinario del objeto de estudio y la bibliografía. 2. Definir los conceptos, hacer un desarrollo teórico y desde lo personal. Determinar las relaciones existentes entre cada concepto teórico. Mutua representación interna Adaptación activa a la realidad Adaptación pasiva a la realidad Sobreadaptación Comunicación y vínculo

2 Introducción El hombre es un ser de necesidades que sólo se satisfacen socialmente, en relaciones que lo determinen (Pichon-Rivière, 1973). La experiencia del sujeto en el mundo social está compuesta por un entretejido de vínculos y relaciones sociales, grupos impulsados por sus necesidades. La vida cotidiana en el contexto del sujeto que aprende y aprehende de la realidad supone la subjetividad de cada sujeto y las relaciones sociales en las que participe. La vida cotidiana se ve afectada por la sociedad y la manera de adaptación que el sujeto incorpore. Está conformada por un conjunto de hechos, relaciones y actividades que se le presentan al sujeto como una acción, mundo-en-movimiento, condicionándolo en su contexto y, a su vez, afectando su percepción de la realidad. En términos de la cotidianidad, desde una comprensión psicológica, el hombre puede integrar mecanismos por los cuales un sistema de relaciones sociales configura los sujetos aptos para sostener estas relaciones y desarrollarlas.

3 Planteamiento del tema El conocimiento humano tiene su fundamento en necesidades materiales que los hombres resuelven a partir del establecimiento de relaciones sociales. En estos vínculos sociales, el hombre es llevado a la práctica social, y esta opera como factor determinante en el desarrollo del conocimiento. Surge la subjetividad con la vida social de cada hombre, que en ella emergen diversas modalidades de interpretación de lo real. La cotidianidad es el espacio y el tiempo en que se manifiestan, en forma inmediata, las relaciones que los hombres establecen entre sí y con la naturaleza en función de sus necesidades. Implica espacio, tiempo y ritmo, debido a que se organiza alrededor de la experiencia, de la acción, del aquí del cuerpo y ahora del presente. La vida cotidiana se manifiesta como un conjunto multitudinario de hechos, actos, objetos, relaciones y actividades que se presentan como acción, como mundo-enmovimiento. La vida cotidiana es la forma de desenvolvimiento que adquiere un sujeto día tras día en su historia individual. Muestra el mundo como el sujeto lo experimenta, es decir, es subjetivo. Sin embargo, a su vez es un mundo intersubjetivo, social y compartido. Según Quiroga (1981), la crítica de la vida cotidiana consiste en el análisis de del destino de las necesidades de los hombres en una organización social determinada, el cual apunta a determinar de qué manera esa organización social y material de la experiencia de los sujetos promueve en ellos el aprendizaje, salud mental o por el contrario constituye un obstáculo para una adaptación activa a la realidad, que involucra que el sujeto y su aprehensión y comprensión de la realidad.

4 El modo de la vida cotidiana implica la reiteración de acciones vitales, en una distribución diaria del tiempo, como el comportamiento repetitivo de una persona (estereotipia). Los hechos de la vida cotidiana se aceptan como parte de un todo conocido como lo que simplemente es. La valoración e interpretación de lo cotidiano tiene su origen y fundamento en un sistema social de representaciones que encubre lo cotidiano, lo distorsiona. Este encubrimiento y distorsión se da a través de un mecanismo por el cual se naturaliza lo social, se universaliza lo particular y se atemporaliza lo que es histórico. La familiaridad acrítica (el no interrogarse) hace la identificación con lo real y lo esencial suele quedar oculto. La realidad social se muestra y se oculta a la vez en la vida cotidiana, ya que se muestra en los hechos y se oculta en la representación social de los hechos. Según Barthes (1957) el mito es un mensaje que evacua lo real. Tomando este concepto, se puede interpretar que la vida cotidiana contiene diversos mitos, como el de una cotidianidad uniforme y homogénea, basado en una gran heterogeneidad de experiencias, recursos, condiciones de vida, hábitat, en consecuencia una heterogeneidad de cotidianidades. El hombre es parte del orden histórico social, lo cual lo mantiene sujeto a la sociedad en términos de tiempo y espacio. El sujeto se configura en el contexto en que se encuentra. El contexto es el tiempo y lugar donde el sujeto se sitúa, como ser social en una práctica determinada, desde el interior de un sistema social de representaciones, que tienen sus condiciones de producción, de emergencia, en el complejo de relaciones sociales, culturales, económicas que constituyen el escenario de la tarea. Al ser y estar sujeto de la realidad, debe aprender, adaptarse y comunicarse en sus distintos vínculos sociales. El hombre es naturaleza pero emerge de ella, transformándola y transformándose a

5 partir del trabajo y en la producción de los bienes necesarios para su subsistencia, en la que modifica la naturaleza en base a sus necesidades. Cabe mencionar que este proceso sólo se puede cumplir en relaciones necesarias con otros hombres. En el seno de las relaciones sociales, el hombre llega a interiorizar éstas como instancia y función representacional del cual surgen el pensamiento, lenguaje y las distintas formas de simbolización. La concepción de Pichon-Rivière define al sujeto lo define como emergente configurado en un sistema vincular a partir del interjuego fundante entre necesidad y satisfacción, el cual remite a su vez a una dialéctica intersubjetiva. Esa dialéctica de lo subjetivo toma la interpenetración de dos pares contradictorios: la necesidad/satisfacción, y el sujeto/contexto vincular-social, en el que emerge y se resuelve. La contradicción entre la necesidad y la satisfacción se da en el interior del sujeto, pero la fuente de la gratificación le es exterior, y al ser exterior, promueve la relación con el mundo externo. La necesidad remite al objeto, y a partir de las primeras experiencias y en el acto de satisfacerse, la necesidad se metamorfosea, se objetiviza. El objeto se inscribe en el sujeto a partir de la experiencia y desde la necesidad configurándolo. En su obra Del Psicoanálisis a la Psicología Social, Pichon-Rivière señala que el mundo interno se configura como escenario en el que es posible reconocer el hecho de la internalización de objetos y relaciones. Este intenta reconstruir la realidad exterior, pero los objetos y los vínculos aparecen con modalidades diferentes por el fantaseado pasaje del afuera hacia el adentro. Cada actor recrea, con una modalidad particular, la obra y el personaje (Pichon-Rivière, 1973). El concepto de vínculo se puede interpretar como una estructura compleja, que incluye un sujeto, un objeto y su mutua interrelación con procesos de comunicación y

6 aprendizaje. En ese interactuar se da la internalización de la estructura relacional, que adquiere una dimensión intrasubjetiva. La existencia de un proceso transferencial es caracterizado por Pichon-Rivière como la adjudicación de roles inscriptos en el mundo interno, el cual involucra el aquí-ahora de estructuras vinculares internalizadas. Este proceso revela la estructura del mundo interno como una trama que articula los objetos internos. En gran parte, la cotidianidad del hombre se ve influenciada por los grupos. Pichon- Rivière (1975) caracteriza el grupo como un conjunto restringido de personas que ligadas por constantes de tiempo y espacio y articuladas por su mutua representación interna se propone, en forma explícita o implícita, una tarea que constituye su finalidad, interactuando a través de complejos mecanismos de asunción y adjudicación de roles. En el tema de psicología, Pichon Rivière la caracteriza como social a partir de la concepción del sujeto, que es entendido como emergente, configurado en una trama compleja, en la que se entretejen vínculos y relaciones sociales. En este planteo, la subjetividad está determinada histórica y socialmente, porque el sujeto se constituye como tal en el proceso de interacción en una dialéctica o interjuego entre sujetos que forman una relación bicorporal y grupo. Al sujeto se le considera bajo un doble carácter: el de agente actor en el proceso de interacción al igual que emergiendo y siendo determinado por las relaciones que constituyen sus condiciones concretas de existencia. Esta concepción se relaciona al sujeto y su mundo externo, en el cual en encuentra la fuente de gratificación en relaciones con otros sujetos. La psicología social no es una psicología grupal, sino una reflexión acerca del sujeto y su comportamiento. En el interior de la red vincular, en la que el sujeto emerge y se configura a partir de la contradicción interna de necesidad y satisfacción. De esto surge la importancia de grupal, en tanto escenario e instrumento de la constitución del sujeto.

7 El sujeto está sometido a la sujeción de la necesidad, es decir que la necesidad es el punto de partida de la acción destinada a obtener a la gratificación, siendo la condición de una tarea en la que el sujeto se proyecta sobre el mundo externo, sobre su contexto inmediato, con una estrategia en un hacer que lo modifica. En este proceso el hacer del sujeto ocupa un lugar importante. El sujeto es sano en tanto aprehende la realidad en una perspectiva integradora y tiene capacidad para transformar la realidad, simultáneamente transformándose a sí mismo. La salud mental consiste en el aprendizaje de la realidad, en una relación sintetizadora y totalizante, en la resolución de las contradicciones que surgen en la relación sujeto-mundo. Su adaptación activa es determinada en medida en que mantiene un interjuego dialéctico con el medio.

8 Aporte disciplinario al objeto de estudio Como fue previamente dicho, la cotidianidad supone una organización témporoespacial, lo cual conlleva a que está sujeta a los cambios que se dan en la sociedad. Existen múltiples factores que constituyen la cotidianidad, como la familia, cultura, transporte, consumo, tecnología, economía, trabajo, etc. Lo que resultó ser de la vida cotidiana hace unos años pudo haber cambiado drásticamente a lo que se conoce actualmente como parte de la vida cotidiana. Este análisis se puede profundizar a un nivel psicológico y sociológico cuando se piensa en las personas y su susceptibilidad social. Se pueden encontrar diversos temas que son sensibles para las personas, pensando en el impacto emocional que la sociedad actual tiene en las personas. En esto también se incluye la pérdida o cambio de hábitos y prácticas (por ejemplo, la paciencia), o incluso la manera en que la realidad social se maneja (costumbres cambiadas).

9 Bibliografía Pichon-Rivière, E. y Quiroga, A. (1975). El proceso grupal. Ed. Nueva York. Pichon Rivière, E. y Quiroga, A. (1975). Aportaciones a la didáctica de la psicología social. Ed. Nueva Visión. Quiroga, A. (1985). Clases de la primera escuela privada de psicología social. Sartre, J.P., Crítica de la razón dialéctica, Tomo II. Ed. Losada. Barthes, R. (1957). Mythologies, Editions du Seuil.

10 Mutua representación interna El punto de partida de la productividad grupal es el reconocimiento que sus integrantes hacen de sus necesidades como sujetos y como grupo, como forma primara de resolver la contradicción sujeto-grupo. Dentro del proceso, se da un interjuego entre los sujetos el cual conlleva un intercambio de mensajes en ese tiempo y espacio compartidos, siendo el eje de la comunicación. La transformación cualitativa del proceso interaccional (dialéctica entre sujetos) está dada por la internalización del vínculo. Al persistir el juego comunicacional, la interacción instituye el vínculo al reconstruir cada sujeto en su mundo interno. Esa internalización recíproca se denomina mutua representación interna, que consiste en un vínculo el cual funciona como principio de organización de grupo, donde se manifiesta lo que para cada sujeto representa el otro o la tarea que debe realizar. Implica la interacción vincular del grupo junto con el aprendizaje o modificación estructural profunda del sujeto comprometido en ella. Se le conoce como un proceso motivado, fundado por las necesidades y que el sujeto espera un reconocimiento. La mutua representación interna se maneja a través de adjudicación y la asunción de roles por parte de los sujetos. Al inscribirse en cada sujeto-actor se puede decir que se interpenetran unos sujetos con otros, sintetizándose en un mismo proceso la estructura grupal. En base a esto, se puede decir que el vínculo y la relación interpersonal elemental y el grupo como trama vincular se constituyen desde las necesidades de los sujetos y a partir de su mutua representación interna. Sin embargo, no necesariamente todo nexo o relación interpersonal significa vínculo. Este concepto en específico se refiere a una estructura dialéctica, en la que se da un reconocimiento de sí y del otro, en un proceso

11 en espiral. En el vínculo cada sujeto reconoce al otro como diferenciado de sí, a la vez relacionado con él, encontrándose en un interjuego progresivo de comunicación y aprendizaje basado en la realimentación recíproca entre esos procesos. La comunicación es la que permite lograr el reconocimiento del otro. Mediante el proceso de la mutua representación interna, internalización recíproca o totalización, emerge el nosotros de la unidad vincular. Esta vivencia se transforma en pertenencia, la cual se caracteriza como sentimiento de integración e identificación. Los integrantes del grupo internalizan a los demás miembros. De la pertenencia nace la cooperación y la pertinencia en el grupo, en los que la comunicación y el aprendizaje toman importancia. Adaptación a la realidad El mundo para el sujeto humano se da a su experiencia entretejido de los vínculos y las relaciones sociales que los determinan. Estos son los que configuran la subjetividad. El hombre se puede definir como un ser de necesidades que sólo se satisfacen socialmente en relaciones que lo determinan, pero es sujeto de la necesidad al igual que de la praxis (acción), ya que es actor, productor y protagonista de su historia vincular y social. La elaboración de un criterio de salud se denomina adaptación activa o aprendizaje, que significa el análisis de las formas que reviste la relación constitutiva de la subjetividad. En base al problema de la acción, se replantea la temática de la cura al elaborar un criterio que caracteriza la adaptación activa a la realidad, aprendizaje, relación de modificación recíproca, de mutua transformación en sí y del contexto.

12 Puede que el sujeto sea emergente, producido, configurado y determinado desde el vínculo social, pero también sujeto a la acción destinada a satisfacerla. Es decir, la sujeción a la necesidad como punto de partida de una acción destinada a satisfacerla, condicionado por la praxis, en la que el sujeto se proyecta sobre el mundo. Se establece que el proceso fundamental sobre el que se construye la salud es la adaptación activa de la realidad, en la cual el aprendizaje es un factor importante. Este se vincula a su vez con la comunicación, proceso que puede llevar al aprendizaje a desarrollarse. La adaptación activa conlleva los pensamientos y cuestionamientos que surgen de la necesidad y la praxis del sujeto. Si la adaptación activa a la realidad supone factores como inquietudes, insatisfacciones y acciones, se podría decir que la adaptación pasiva de la realidad se basa en estabilidad, pasividad y estereotipias. La adaptación pasiva sería la ausencia o represión de pensamientos y acciones que lleven a movimientos en la realidad, en un estado de conformidad y repetición en lo cotidiano. En el caso de la adaptación a la realidad se nota el papel que puede jugar la comunicación, ya que en la adaptación activa a la realidad, el sujeto estará motivado a manifestar su ser (pensamientos, acciones) ante los demás, mientras que en la adaptación pasiva a la realidad, el sujeto se sentirá oprimido en sí mismo y alienado de los demás. El sujeto adaptado pasivamente se puede hallar alienado de sí mismo y de la sociedad, mientras el sujeto adaptado activamente se piensa aislado de las maneras de la sociedad. La subjetividad se configura por los vínculos y las relaciones sociales que los determinan. Un orden social opresor afecta la subjetividad, lo cual afecta al sujeto, dejándolo en temor de consecuencias sociales, hasta el punto de llevarlo a la creación de una falsa identidad (o falso self). A esto se le denomina la sobreadaptación, la cual está

13 ligada al proceso de alienación, donde el sujeto desconoce sus propias necesidades, sentimientos y relaciones y prioriza aquellas que considere que le otorgan significatividad y existencia. La sobreadaptación se relaciona a la alienación de sujeto de sí mismo, ya que pertenece a la sociedad pero no a él y sus necesidades/sentimientos. Comunicación y vínculo Un vínculo está conformado por sujetos que mantienen una bidireccionalidad y mutua afectación (mutua representación interna). La necesidad es la base en la relación entre los sujetos. Estos sujetos en el vínculo buscan el reconocimiento en esta interdependencia en relación a necesidades y objetivos, y su tarea aparece como un proceso común realizado a partir de necesidades comunes. Se espera que cada sujeto en el vínculo o grupo cumpla un rol determinado, es decir, una función determinada. Además del aprendizaje, el otro eje importante en el vínculo es el de la comunicación. El eje de la comunicación se desarrolla dentro de la dialéctica como un intercambio de mensajes en un tiempo y espacio compartido. La comunicación juega un papel importante en el grupo, por la pertenencia, la cooperación y la pertinencia. La tarea, el sentido del grupo y la mutua representación interna hecha en relación a la tarea es lo que determina al grupo. La tarea es el proceso para llegar al objetivo, y constituye el hacer dialectico, la praxis y la trayectoria.