EL PLACER DE NO FUMAR... NUNCA MÁS

Transcripción

1 EL PLACER DE NO FUMAR... NUNCA MÁS CAROLA SAINZ SUSANA REZNIK

2 Índice Prólogo 13 Antes Dejar de fumar. Dífícil pero posible 19 Tomar la decisión. El gran desafío 27 Sentimientos, pensamientos e ideología del fumador 35 Identikit del fumador 51 Reconocer la adicción 59 Los preparativos 75 Motivos para dejar de fumar 89 Durante El Día D 95 Síndrome de abstinencia, el momento más temido 107 El epitafio 127 Después Cambios físicos 133 Cambios emocionales 143 Control de la ansiedad 153 Alerta para siempre. Para evitar reincidencias 157 Recuperarse de la adicción 171 Palabras finales 183

3 Sobre las autoras. Nuestros casos 187 Agradecimientos 197 Apéndice El Método Aire Libre 201 Identikit del cigarrillo 209 Consumo y legislación 212 Datos útiles 222 Los fumadores pasivos 229 El cigarrillo en la empresa 235 Testimonios de ex fumadores 242 Bibliografía citada 253

4 A Daniel, Esteban, Inés y mis padres, que me acompañan siempre. C. S. A Ignacio Szapiro, que está a mi lado en todo, y sin él, nada sería posible. S. R.

5 Este libro está dirigido a los que no quieren dejar; a los que quieren dejar, pero solos no pueden; a los que intentaron varias veces y fracasaron; a los que tienen miedo de tratar y no lograrlo; a los que tienen miedo de alcanzar el objetivo; a los que se sienten incómodos en su trabajo; a los que se sienten discriminados; a los que creen que, si dejan, no van a poder trabajar, crear, escribir, pensar, dormir, disfrutar de una sobremesa, hacer el amor; a los que les gusta fumar; a los jóvenes que creen poder controlarlo; a los que no fuman y quieren ayudar a un familiar o un amigo; a los que no pueden comprender a los que fuman.

6 Prólogo Dejar de fumar es más que un sueño. Es un deseo que siempre se posterga. Sin embargo, es un proyecto posible. Hasta podría convertirse en una tarea placentera si, durante el proceso, reconociéramos lo que nos sucede interiormente. El verdadero desafío es tomar la decisión. Un fumador puede demorar una eternidad en dar ese paso. Cómo hago para dejar? Qué va a ser de mi vida sin el cigarrillo?, se angustia. Como no puede imaginarse sin fumar, hace a un lado el problema y posterga la iniciativa una y mil veces. Pero, por qué resulta tan difícil tomar la decisión? Porque todos, mientras fumamos, idealizamos el cigarrillo. Estamos convencidos de que siempre vamos a tener ganas de fumar. Inventamos excusas para no dejarlo y llegamos a preguntarnos si semejante esfuerzo vale la pena. Y aunque nuestra salud nos preocupa, creemos que nunca es el momento adecuado. Pensamos que nuestro caso es único, especial. Imaginamos que vamos a enloquecer si intentamos abandonar el cigarrillo, y no queremos sufrir inútilmente. En el fondo, suponemos que nunca vamos a poder lograrlo. 13

7 EL PLACER DE NO FUMAR... NUNCA MÁS La verdadera causa de esos temores podría resumirse en pocas palabras: el tabaquismo es una enfermedad. De las cuatro mil sustancias químicas presentes en el cigarrillo, al menos cincuenta son cancerígenas y una la nicotina es adictiva. Esta droga tiene mayor poder adictivo que la heroína. Esto explica por qué muchas personas fracasan en el intento o logran dejar de fumar y reinciden al cabo de un tiempo. Algunos hasta tienen la certeza del fracaso y no quieren volver a desilusionarse. Como trataron muchas veces de dejar sin éxito, se cuestionan: Vuelvo a intentar? Me someto a otra frustración? Fracaso nuevamente?. Lo cierto es que dejar de fumar es posible si se cuenta con la ayuda y la información adecuadas. En este libro brindamos un plan de trabajo para elaborar la decisión y describimos un método para dejar de fumar con el menor sufrimiento posible. El programa está avalado por doce años de experiencia en el tratamiento de cientos de fumadores. Como ex fumadoras empedernidas una, periodista, y otra, médica especializada en tabaquismo y creadora, en 1993, del Método Aire Libre para dejar de fumar sabemos que no es suficiente decir mañana dejo. Una adicción no se abandona de la noche a la mañana como si se tratara solamente de un cambio en la rutina. Es necesaria una preparación previa, que comience por identificar el problema en toda su magnitud. El primer paso es desmitificar el cigarrillo y nuestra relación con él. La persona que quiere dejar de fumar se siente incomprendida, y con razón. La que nunca fumó no entiende por qué es tan difícil dejar. Muchos de los que fumaron y dejaron hace mucho tiempo, 14

8 PRÓLOGO generalmente, relatan su caso desde la omnipotencia: Yo dejé de un día para el otro. Dije basta y se acabó (quizá se olvidan de aclarar, por ejemplo, que lo lograron después de numerosos intentos frustrados). Su médico le dice que deje, como si se tratara simplemente de un acto voluntario. Pero la fuerza de voluntad no alcanza. A nadie se le ocurriría pedirle a un cocainómano que deje la droga por su cuenta. Más aún: como veremos, apelar sólo a la fuerza de voluntad es contraproducente. Por todas estas razones, el que fuma llega a sentirse inútil, incapaz o piensa que tiene un vínculo extraño con el cigarrillo. Pero estas sensaciones y creencias son falsas. No es un inepto, y su situación tampoco es única: simplemente, es adicto a la nicotina y hasta ahora no ha conseguido tratarse. La ayuda adecuada para recuperarse de esta enfermedad debe ser suministrada por profesionales con experiencia en el tema, que deben asistir al que fuma con afecto, brindarle contención y no ejercer censura. Lo mejor, si es posible, es encarar el desafío integrado en un grupo de pares. Compartir la experiencia multiplica el esfuerzo y alivia el sufrimiento. La propuesta no es mágica; todo lo contrario, exige dedicación y un trabajo profundo, del que se sale renovado. Los que sigan las instrucciones de este libro podrán identificar las trampas que ellos mismos se tienden para seguir fumando. Es importante comprender cuál es el vínculo que cada uno tiene con el cigarrillo, para qué le sirve o por qué lo usa. Lograrán entender que el tabaquismo es una enfermedad y sabrán que en la actualidad existen medicamentos capaces de disminuir 15

9 EL PLACER DE NO FUMAR... NUNCA MÁS los síntomas que provoca el síndrome de abstinencia. Todo esto contribuye enormemente a tomar la decisión y alcanzar el objetivo. Al recorrer cada etapa del proceso antes, durante y después de dejar el cigarrillo, comprenderán qué sucede y conocerán los sentimientos, las resistencias, los temores y los fantasmas de las mujeres y los hombres que se proponen dejar de fumar. También descubrirán mitos y creencias y hasta la ideología que le permite a cada fumador sostener lo insostenible. En este libro, el que fuma se sentirá representado. A través de los ejemplos y testimonios verídicos que se reproducen, comprobará que la suya es una historia más y no la historia, y que todos los casos, más allá de las variaciones individuales, son muy parecidos. Dejar de fumar no es fácil, pero se puede. Y vale la pena. En lugar de vivirlo como una pérdida, hay que encarar el desafío sabiendo que se trata de un cambio de vida, que puede ser fuente de autoestima y de un mejoramiento físico y psíquico incuestionable. Por último, un consejo para cada fumador en esta misión que no es imposible: que sepa que puede, que lo haga, que exija ayuda y que no compre ninguna solución mágica, porque no sirve. 16

10 ANTES

11 Dejar de fumar Dífícil pero posible Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaquismo es la mayor epidemia mundial y la principal causa evitable de discapacidad y muerte. Luchar contra él reporta indudables y hasta impresionantes beneficios inmediatos y a corto y mediano plazo. La Argentina, más allá del anunciado proyecto oficial de Ley Antitabaco, está entre los principales productores de tabaco a nivel mundial. De los ciento cincuenta y dos millones de kilos que produce anualmente, exporta el ochenta y tres por ciento. En el país fuma el 33,5 por ciento de la población que tiene entre 16 y 64 años. Se trata de uno de los índices más altos del continente. Mueren cuarenta mil personas por año como consecuencia de enfermedades producidas por el tabaco (de acuerdo a datos oficiales del año 2000, aunque hoy las autoridades estiman que esa cifra es mayor). Según la OMS, el ochenta por ciento de los fumadores desea dejar de fumar, pero apenas el cinco por ciento puede hacerlo solo, sin ayuda. Por qué resulta tan difícil dejar sin apoyo? Porque el tabaquismo es una enfermedad. El fumador es adicto a la nicotina, una droga cinco veces más adictiva que la 19

12 EL PLACER DE NO FUMAR... NUNCA MÁS heroína. Esa adicción no se vence solamente con fuerza de voluntad. Tampoco enumerando riesgos o enfermedades: hablar de enfermedades sólo presiona, asusta. Todos los fumadores conocen las consecuencias y saben hasta qué punto el cigarrillo atenta contra la salud. Sin embargo, ese conocimiento no sirve de motivación para dejar. Al contrario, pensar que cada cigarrillo consumido enferma produce un efecto paralizador. Hay quienes se niegan siquiera a considerar los riesgos para su salud. En realidad, sólo intentan escapar, huir. Los que se preocupan por su salud, en cambio, quedan entre la espada y la pared: siguen fumando, pero con culpa y más asustados que antes. No es mejor el pronóstico para los que logran dejar de fumar luego de recibir un susto o advertencia médica. Como la mentira, esta resolución tiene patas cortas. Si no hay una decisión profunda de cambiar de vida, si apenas se trata de un susto, se puede reincidir con la misma facilidad con la que se dejó de fumar. Además, si la decisión es tomada de manera impulsiva, con el mismo impulso con que se decide apagar el cigarrillo, se lo vuelve a encender. Dejar de fumar de ese modo generalmente es un esfuerzo condenado al fracaso. Querer no es poder a la hora de luchar contra una adicción. La fuerza de voluntad casi nunca alcanza cuando de adicciones se trata. Por qué es tan adictiva la nicotina En un cigarrillo hay productos de limpieza como el amoníaco y venenos como el arsénico o el cianuro. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), 20

13 ANTES esas y otras sustancias se agregan a las hojas de tabaco para hacer que los cigarrillos sean más suaves y más sabrosos o aumentar la alcalinidad del humo y así facilitar la liberación de nicotina. Este alcaloide de origen vegetal ingresa en el organismo suspendido en las partículas de alquitrán, otra de las cuatro mil sustancias químicas presentes en el humo del cigarrillo (ver capítulos Reconocer la adicción e Identikit del cigarrillo ). Con cada pitada, el noventa y cinco por ciento de la nicotina que se aspira llega al pulmón. De ahí pasa a la sangre y alcanza los distintos órganos en menos de veinte segundos. Al cerebro llega en apenas siete segundos. En el hipotálamo hay dos áreas donde se localiza un mayor número de receptores nicotínicos, neurorreceptores o neuronas modificadas en su estructura, especialmente diseñados para recibir las moléculas de nicotina. Esas dos áreas son el sistema mesolímbico y el locus ceruleus, dos núcleos del tronco cerebral que intervienen en los mecanismos del deseo y la abstinencia (ver capítulo Reconocer la adicción ). En el sistema mesolímbico, cada dosis de nicotina aumenta la liberación de un neurotransmisor denominado dopamina, una sustancia que produce placer, alegría y aumento del estado de alerta. Este mecanismo de acción es similar al que desencadenan la cocaína o la heroína. El efecto se disipa a los pocos segundos. Resultado? El fumador desea seguir fumando para volver a experimentar ese efecto placentero. En el locus ceruleus, la nicotina libera el neurotransmisor norepinefrina, que produce un aumento del estado de alerta, de la concentración y de la memoria. 21

14 EL PLACER DE NO FUMAR... NUNCA MÁS También disminuye el apetito, según estudios realizados por el Departamento de Salud y Servicios Sociales de los Estados Unidos. La falta de nicotina, en cambio, produce una desagradable desestabilización de norepinefrina en el sistema nervioso central. Cuanto más se fuma, mayor es el número de receptores nicotínicos que se van desarrollando en el cerebro. A medida que ese número crece, aumenta la cantidad de nicotina requerida para satisfacer y calmar la necesidad de volver a fumar. Esto es lo que se denomina tolerancia. Durante la noche, el nivel de nicotina en la sangre disminuye y por eso, al despertar, se experimentan síntomas de abstinencia. El que no quiere fumar con el estómago vacío, se desespera por tomar su desayuno y encender cuanto antes su merecido cigarrillo. El que superó esa barrera, apaga el despertador y de inmediato enciende un cigarrillo. Así empieza su día. El cigarrillo no puede esperar: paquete y encendedor aguardan su turno en la mesa de luz. Cada fumador desarrolla una concentración ideal de nicotina, que debe mantener constante durante el día para no sentir su falta. Qué significa ser adicto El camino a la dependencia está perfectamente estudiado y las etapas están identificadas. Según el Manual de diagnóstico y estadística de los trastornos mentales, conocido como DSM-IV, de la Asociación Americana de Psiquiatría, por adicción a la nicotina se entiende: 22

15 ANTES Así empieza el día de muchos fumadores: el cigarrillo no puede esperar. La existencia de tolerancia. A medida que pasa el tiempo, se necesitan mayores dosis de nicotina para obtener el mismo efecto que al principio. La existencia de abstinencia. Al no consumir nicotina, aparecen síntomas como dolor de cabeza, irritabilidad, inquietud, etcétera, y se necesita fumar para que esos efectos desagradables no aparezcan. El consumo de nicotina es creciente y el deseo de seguir consumiendo es persistente. Como el primer cigarrillo produce efectos desagradables (tos, mareos, náuseas), cuando uno empieza a fumar, cree que lo hará cada tanto y que podrá controlarlo. Sin embargo, una vez superada esa etapa, el organismo se acostumbra a la nicotina y al humo. Es un proceso fisiológico, que lleva a la toleran- 23

16 EL PLACER DE NO FUMAR... NUNCA MÁS cia. La adicción psicológica comienza cuando el consumo está asociado a alguna actividad, placentera o no, por ejemplo: Lo necesito para trabajar (ver capítulo Sentimientos, pensamientos e ideología del fumador ). Se fuma de manera compulsiva, a pesar de los daños y efectos adversos que produce. Hasta se suprimen actividades para poder fumar. El noventa por ciento de los que fuman se convierten en poco tiempo, en adictos a la nicotina. No importan la edad, los años fumados o la cantidad de cigarrillos que se consume. Un folleto de la OPS, Guía actualizada para educadores. Tabaco: lo que todos debemos saber, menciona que el cuarenta por ciento de los adolescentes que fuman necesitan encender un cigarrillo al levantarse. El cincuenta por ciento del mismo grupo trató infructuosamente de dejar y el cincuenta por ciento dijo que lamentaba haber empezado. Todos estos son indicadores de la existencia de adicción. Los chicos, además, presentan los mismos síntomas de abstinencia a la nicotina que los adultos: deseos intensos de fumar, nerviosismo, irritabilidad, hambre, falta de concentración. Esta realidad no es del todo conocida. El fumador cree que fuma porque le gusta, quiere, le da placer o no puede dejar. Muchos ni se atreven a considerar la posibilidad de abandonar el cigarrillo porque tienen miedo, o están convencidos de que no van a poder lograrlo. Como intentaron varias veces y reincidieron, se sienten incapaces, en inferioridad de condiciones. Están equivocados. Son adictos a la nicotina y hasta el momento no han conseguido superarlo. 24

17 ANTES El camino que hay que recorrer es casi inverso: 1. Primero hay que enfrentar el temor al fracaso y aceptar que lo que le pasa a cada uno es muy parecido a lo que les sucede a los demás. Desnudar sentimientos y fantasmas para reconocer las limitaciones propias y empezar a prepararse mentalmente para dejar de fumar sin sufrir. 2. Asumir y tomar conciencia de que la verdadera enfermedad es la adicción: nadie es culpable de ser adicto y cualquiera se puede recuperar con ayuda. 3. Informarse sobre los mecanismos de la adicción, ese enemigo íntimo. El síndrome de abstinencia que provoca la falta de cigarrillo se puede contrarrestar con medicación específica. Entre los siete y los diez días después de haber dejado el cigarrillo, los neurorreceptores que piden nicotina se archivan y dejan de reclamar la droga. Esto reduce notablemente los síntomas y el aspecto fisiológico de la adicción queda totalmente controlado. Desaparece el hambre de nicotina (ver capítulo Síndrome de abstinencia ). 4. Informarse sobre las ventajas de encarar un tratamiento para dejar de fumar. 5. Tomar la decisión y dejar efectivamente. Luego, comenzar a comprobar los beneficios, tanto a nivel físico como emocional. 6. Mantenerse siempre alerta, en guardia, para evitar reincidencias. Esto es algo más que estar atentos o recordar permanentemente que no se fuma. Implica la construcción de un estado de alerta constante para evitar recaídas. 25

18 EL PLACER DE NO FUMAR... NUNCA MÁS La decisión de dejar de fumar tiene que ser meditada y razonada; lo primero que interviene es el conocimiento: qué tengo, cuál es mi vínculo actual con el cigarrillo, para qué lo usé al principio, para qué me sirve hoy. 26