El mercado, las tecnologías y la escuela: apuntes para pensar la educación en la sociedad contemporánea

Transcripción

1 El mercado, las tecnologías y la escuela: apuntes para pensar la educación en la sociedad contemporánea Por: Santiago Mazzuchini Introducción: los fantasmas que nos recorren (y nos corren) Así como en el Manifiesto Comunista Marx y Engels enunciaban un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo, hoy podríamos decir que un fantasma recorre la escuela, y ese fantasma se nos aparece en forma de preguntas Porqué enseñar medios de comunicación en la escuela? Qué puede hacer la escuela ante la posición del mercado en la sociedad actual? Un camino posible para encarar la respuesta, sería resaltar la importancia que tiene el consumo como práctica que instituye sentidos y subjetividades a través y en los medios de comunicación y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Pero además, es fundamental relacionarlo con las características que la institución escolar tiene al respecto, es decir, qué tipo de subjetividades produce y en qué contextos, para entender de qué manera el consumo y la escuela pueden pensarse juntos. Por lo tanto, comencemos mencionando el estado actual de la institución escolar dentro de la sociedad en general. De la cultura escolar al mercado La escuela ya no es la institución encargada por excelencia de producir subjetividades. La cultura escolar se encuentra des-legitimada, como lo demuestra, entre otras cosas, el hecho de que ya no haya malos alumnos, sino malos docentes (Narodowski 1999). Como menciona Mariano Narodowski (1999), el dispositivo de alianza entre la familia y la escuela, fue condición de posibilidad del pasaje del niño al alumno, de la legitimación de la Escuela como institución productora de conocimiento e identidad. Pero ello no significa que no continúe funcionando, sino que su posición es otra. El papel de la institución escolar tenía un sentido dentro del modelo de las sociedades disciplinarias, aquellas que según Michel Foucault (cfr.2002) funcionan a través de las jerarquías, el examen y la sanción

2 normalizadora. Ese sentido se explicaba dentro del trabajo en colaboración que la familia, la escuela, la fábrica, iban llevando a cabo para constituir a los individuos en sujetos ciudadanos (porque lo que se estaba formando era un ciudadano-trabajador, un ciudadanoalumno etc, según la institución donde uno se ubique). Y este trabajo en colaboración, estaba enlazado por el Estado-nación, a partir de la constitución de un pueblo cohesionado por el discurso histórico, que producía lazos sociales a través de un pasado en común. Se trataba entonces del Estado como meta-institución que organizaba y daba sentido a las demás instituciones, entre ellas la escuela. Hoy, el Estado-nación ha caído, y abre paso a la predominancia de otro tipo de lazo social (Cfr. Lewkowicz 2004). En la actualidad, al decir de Gilles Deleuze (cfr. 1999), las sociedades disciplinarias son lo que estamos dejando de ser. Hoy nos encontramos camino a las sociedades de control, donde lo que prima es otro tipo de interpelación, realizada desde el mercado, los medios de comunicación y las TIC, que se posicionan como lenguajes de expresión hegemónicos. Las nuevas subjetividades que emergen desde estas instituciones no son los alumnos ni los ciudadanos a secas sino los consumidores, la audiencia, el público. Las sociedades disciplinarias formaban individuos, pero las sociedades de control, al estar sus instituciones fragmentadas y perder esa cohesión que les permitía el Estado-nación, sólo se guían por reglas de situación (Lewkowicz 2004), y lo que forman, más que individuos, son en realidad dividuos (Deleuze 1999). Pero no se trata de pensar que la ciudadanía no existe más, sino que se accede a ella a través de estas subjetividades. En Pensar sin Estado, Ignacio Lewkowicz (2004) realiza una interesante reflexión sobre el artículo 42 que aparece en la constitución nacional reformada en Allí emerge la figura del consumidor, es decir que esta identidad cobra cuerpo como figura constitucional. Ya no hay sólo ciudadanos, también hay consumidores. Sin embargo (se pregunta Lewkowicz) en el artículo donde aparece mencionada esta nueva subjetividad no se dice nada sobre si el ciudadano y el consumidor son equivalentes sino que aquellos derechos son de los consumidores. Se tratará de un privilegio? Acaso los ciudadanos no son consumidores? Quizá podamos responder que para ser ciudadano, es necesario ser consumidor, y si sabemos que ingresar en el mundo del mercado no es igual para todos, la cuestión de los privilegios queda clara. No todos pueden acceder a la ciudadanía, pues no todos pueden

3 acceder al mercado. El consumidor es el nuevo soporte subjetivo del Estado técnicoadministrativo, lo que deja de ser el Estado Nación y su pueblo (cfr. Lewkowicz 2004) Para que el consumo no sea un hecho consumado La coyuntura nos obliga a revalidar teóricamente tanto a los medios como al consumo, a constituir teorías y prácticas a partir de los cuales puedan ser pensadas estas nuevas subjetividades si queremos incluirlas en la escuela. Pero quizá alguien se preguntará porqué se realiza esta relación entre las TIC, los medios y el mercado. La respuesta es la siguiente: una de las características fundamentales del mercado consiste en la máxima rentabilidad, lo que implica un desarrollo a escala ampliada de sus productos. Pero como lo aprecia Lewkowicz (cfr.2004), está lógica implica también un plano simbólico, una economía política del signo de este modo-nos dice Lewcowicz- la reproducción ampliada del capital, el hecho de que el mercado se imponga como modo universal para el consumo, va de la mano con la difusión cada vez mayor de la cultura entendida como proceso de significación. Así, la lógica mercantil hace que todo pueda ser consumido como mercancía, incluso la cultura, y, por supuesto también la educación. En la etapa de lo que llamamos sociedades disciplinarias, la escuela era la institución fundamental para producir no sólo una subjetividad ciudadana, sino también significaciones que se ajusten a la imagen del trabajador útil de la sociedad industrial. En un conocido texto de 1969 titulado Ideología y aparatos ideológicos del Estado, Louis Althusser (cfr.1970) planteó que la escuela era el aparato ideológico central para la reproducción de las condiciones de producción de capitalismo. Sin embargo, en las sociedades de control, son los medios y las TIC las instituciones fundamentales encargadas de la producción de las significaciones sociales, de producir esta subjetividad que es el consumidor, el público, o lo que podría englobar a todos ellos: la gente (Lewkowicz 1994). Esto nos permite pensar otra cuestión, que implica considerar al consumo como una práctica que produce identidad y construye sentido. Como lo amplía Viviana Minzi (2003), retomando los estudios sobre el consumo de García Canclini (1999), debemos pensar que El consumo de productos no es un acto individual. Tampoco un conjunto de gastos inútiles, compulsiones irracionales o compras irreflexivas,

4 como se lo define desde el sentido común. El consumo es un complejo proceso sociocultural. A través de él los sujetos se apropian de distintos productos materiales y culturales no sólo haciendo uso de ellos sino poniendo en circulación- a través de ellosun conjunto de sentidos socialmente compartidos. Sin embargo, Minzi advierte que el mercado como agente de socialización, a la vez que se transforma en fundamental para la construcción de subjetividades, se vuelve invisible para quienes se mueven dentro de él, es decir que se encuentra naturalizado. Incluso, el sentido mismo de lo que se construyó como infancia, está siendo modificado por las lógicas de mercado que, como ya hemos mencionado, transforman al niño en sujeto consumidor. Relacionado con esto, si observamos la dimensión económica, también es cierto que medios como la televisión tienen la función primaria de segmentar y parcelar las audiencias para venderlas a los anunciantes, siendo la televisión un catálogo de productos a la captura de potenciales consumidores (cfr. Mastermann 1993, Buckingham 2005; Minzi 2003) Escuela, medios y ciudadanía Creemos que es posible intervenir y aprender con los jóvenes nuevas formas de producir y leer las múltiples significaciones que circulan en este nuevo entorno social, es más, pensamos no sólo que es posible, sino necesario. Los medios y las TIC son el principal recurso contemporáneo de expresión y comunicación culturales para quien pretenda participar activamente en la vida pública (Buckingham 2005). Formar a los estudiantes en las prácticas de producción y recepción de medios, implica dejar de lado tanto las visiones instrumentales como apocalípticas, es decir, aquellas que utilizan los mass-medias como mero instrumento para repetir los ya conocidos contenidos escolares, como aquellas que prefieren desplazarlos de la escuela por ser considerados degradantes y alienantes 1. Pero además de replantearse la concepción sobre los medios, sostenemos que también es indispensable que se propongan re-pensar los modelos de educación 1 Para profundizar sobre los distintos paradigmas sobre los medios, puede leerse Masterman, Len, (1993) La revolución de la educación audiovisual en La Revolución de los Medios Audiovisuales, Roberto Aparici compilador, Ediciones de La Torre, Madrid y el ya citado Buckingham, David, (2005) Porque enseñar los medios de comunicación social (Cap. I) en Educación en medios. Alfabetización, aprendizaje y cultura contemporánea Paidos, Bs. As..

5 tradicional. La institución escolar ya no es lo que era, eso está claro. Sin embargo, cuando se plantea discutir sobre la incorporación de las tecnologías y los medios, poco se debate sobre la propia forma de instituir contenidos escolares. Como plantea Buckingham (cfr. 2005), el paradigma actual debe proponer un modelo de educación donde los estudiantes no sean víctimas a proteger ante el embate de los medios, sino que se los considere sujetos con capacidad crítica, con experiencia y conocimiento acerca del espacio mediático, un modelo que los prepare para tomar decisiones propias, de manera autónoma y creativa. Textualmente La educación mediática gira en torno al desarrollo de las capacidades críticas y creativas de los jóvenes (Buckingham 2005). Por otro lado, también es importante que la incorporación de los medios y las TIC sea pertinente y significativa con los objetivos propuestos por una perspectiva escolar (cfr.minzi 2008). Conclusión: hacia la construcción de nuevas subjetividades El reconocido filósofo Cornelius Castoriadis, distinguía dos modos en que los sujetos pueden relacionarse con sus instituciones, dos maneras de producir subjetividad por parte de una sociedad dada. Distinguimos por un lado la heteronomía, subjetividad que se caracteriza porque los sujetos creen que la ley que los rige proviene de la naturaleza o del más allá (la ley de Dios, por ejemplo) y está dada de una vez y para siempre, sin posibilidad de que ellos puedan transformarla. La creación y la imaginación, en ese caso, se encuentran al servicio de la reproducción. Los mismos sujetos que instituyen la ley por la que se rigen, ignoran que es creación social y que pueden cambiarla. Por otro lado, se encuentra la autonomía, que implica la posibilidad de que los sujetos puedan preguntarse y discutir Es justa esta ley?. Aquí lo que prima es la actitud de cuestionamiento ante las propias instituciones y significaciones que el sujeto habita, una reflexión lúcida ante las bases institucionales de la sociedad en que los sujetos viven (Cfr. Castoriadis 1994). Suele decirse que el mercado construye una imagen de los consumidores jóvenes como sujetos autosuficientes, autónomos. Esta concepción evidentemente se presenta como atractiva si se compara con la concepción del alumno, sujeto carente de saber, subjetividad disciplinaria por excelencia (Lewkowic 2004; Narodowski 1999). Sin embargo, lejos está el mercado de producir una verdadera subjetividad libre y autónoma en el sentido que mencionábamos

6 más arriba, más bien lo que parece predominar es un tipo de consumidor que sólo desea satisfacer las necesidades ya creadas por el mercado mismo, una heteronomía encubierta. Por lo tanto, la educación debe tomar el compromiso de construir verdaderamente sujetos autónomos, creativos y críticos con la sociedad en la que viven. Que tengan oportunidad de decidir qué caminos seguir y qué tipo de identidad van a asumir. Bibliografía Althusser,Louis (1970) Ideología y aparatos ideológicos de Estado, Nueva Visión, Bs As Buckingham, David, (2005) Porque enseñar los medios de comunicación social (Cap. I) en Educación en medios. Alfabetización, aprendizaje y cultura contemporánea Paidós, Bs. As. Castoriadis, Cornelius (1994) Lo imaginario: la creación en el dominio de lo histórico social Los dominios del hombre. Las encrucijadas del laberinto, Barcelona., Gedisa, Deleuze, Gilles (1999) Posdata sobre las sociedades de control, en Christian Ferrer (comp), El lenguaje libertario, Bs As, Altamira Foucault, Michel (2002) Los cuerpos dóciles en Vigilar y Castigar México, Siglo XXI Editores García Canclini, Nestor ( 1999 ) El consumo cultural: una propuesta teórica, en Consumo cultural en América Latina, Guillermo Sunkel compilador, Convenio Andrés Bello, Bogotá Lewkowizc; Ignacio (2004) Del ciudadano al consumidor. La migración del soberano en Pensar sin estado. La subjetividad en la era de la fluidez, Paidós, Bs As. Lewkowicz; Ignacio, (2004) "Escuela y Ciudadanía", en Pedagogía del aburrido, Paidós, Bs. As.

7 Masterman, Len, (1993) La revolución de la educación audiovisual en La Revolución de los Medios Audiovisuales, Roberto Aparici compilador, Ediciones de La Torre, Madrid Minzi, Viviana, (2003) "Mercado para la infancia o una infancia para el mercado. Transformaciones mundiales e impacto local" en Estudios sobre comunicación, educación y cultura. Una mirada sobre las transformaciones recientes en Argentina, Carli, S compiladora, La Crujía, Bs. As. Minzi, Viviana, (2008) TIC en la escuela como políticas de inclusión de niños y jóvenes en Revista Novedades Educativas N 216, Bs. As. Narodowski, Mariano (1999), "Ruptura del monopolio del saber escolar" en Después de clase. Desencantos y desafíos de la escuela actual, Novedades Educativas, Bs As.