Reflexión sobre la visita del Obispo Paz y Bien. Estructuras caducas? Mentalidades caducas? 1 / 5

Transcripción

1 Paz y Bien Estructuras caducas? o Mentalidades caducas? 1 / 5

2 1- XI Desearía, a modo de colofón de la visita del Obispo, compartir algunas ideas y comentarlas; conceptos que hacen a la vida pastoral de la Iglesia y por lo tanto de la parroquia. El Documento de Aparecida nos habla de abandonar las estructuras caducas que ya no favorecen la transmisión de la fe ( Doc. Ap. 365). Creo humildemente que al pensar en estas estructuras, que bloquean el desarrollo de la nueva evangelización no debemos pensar sólo en las instituciones u organizaciones de apostolado, porque ellas son en definitiva fruto del pensamiento y acciones de los hombres; creo que debemos, también, hablar y trabajar sobre la mentalidad, pensamientos y modo de trabajar que son caducos porque lo que en verdad es caduco en pastoral son los personalismos, el individualismo, la mediocridad que nos hacen creer que sólo mis ideas o iniciativas pastorales son las más acertadas, rechazando toda pluralidad que es fruto de los diversos dones con los que el Espíritu Santo enriquece a la Iglesia. Esta actitud también puede hacernos desconocer la diversidad socio-cultural y pastoral de las diócesis urbanas. Es caduca una mentalidad cuando se manifiesta incapaz de trabajar en equipo y orgánicamente no rechazando la negativa y tóxica idea de genio solitario. Los pastores y los laicos no debemos competir sino compartir. 2 / 5

3 Para superar este caduco modo de pensar la pastoral, debemos luchar contra nuestro ego, arrancar de nuestro corazón la vanidad, la envidia, las intrigas y los celos, que nos hacen incapaces para el diálogo y la fraternidad; luego viene el aislamiento y construimos nuestro propio mundo, nuestra propia pastoral y por último nuestra propia Iglesia, trabajamos pero a nuestra manera. faremo da noi, (Pablo VI). Esto es diabólico!; y rompe la comunión que Jesús resucitado pide incesantemente para nosotros al Padre: «Como tú, Padre, en mi y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado» (Jn. 17,21). Para que el mundo crea que Jesús es el Señor tiene que ver la comunión entre los cristianos, pero si se ven divisiones, rivalidad y maledicencia, el terrorismo de las habladurías, por favor si se ven estas cosas, cualquiera que sea su causa, cómo se puede evangelizar? Recordar este otro principio: «La unidad prevalece sobre el conflicto» (Exhortación apostólica Evangelii gaudium 226, 230) porque el hermano vale mucho mas que nuestras posiciones personales: por él Cristo derramó su sangre (Cfr. I Pe. I, 18-19), por mis ideas, no derramó nada! La verdadera comunión, además, no puede existir en un movimiento o en una nueva comunidad si no se integra en la comunión más grande que es nuestra santa madre Iglesia jerárquica. El todo es superior a la parte (Cfr. Exhortación apostólica Evangelii gaudium ). Somos pastores y laicos de mentalidad caduca cuando no aceptamos con alegría las iniciativas pastorales y apostólicas del hermano. No son caducas solamente las instituciones, sin negar la necesaria reforma que algunas de ellas necesitan, como lo necesita la misma Iglesia que siempre está reformándose para ser fiel al Señor que la fundó; caducas son también nuestras ideas y conceptos estancados en el 3 / 5

4 tiempo, como el clericalismo de los pastores por una parte, y la pasividad del laicado por otra, que los transforma en consumidores de la gracia de Dios y no productores que preparan la tierra para la siembra de la Palabra de Dios. La Iglesia necesita esa reforma que promueve e inicia el Concilio Vaticano II: Reforma en la cabeza y en los miembros pidió en su tiempo Santa Catalina de Siena. Rechazar el Concilio es apartar la mirada de Cristo, es la infidelidad al Espíritu de Dios. En el fondo, toda crisis de la Iglesia es una crisis de fidelidad. Y la respuesta a una crisis de fidelidad es precisamente la fidelidad. La reforma exige que adquiramos esa nueva psicología eclesial de la que hablaba el Beato Pablo VI, sólo así transformaremos las estructuras caducas, porque a vino nuevo, odres nuevos (Cfr. Mt. 9, 17). P. Roberto 4 / 5

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