LA SUPRANACIONALIDAD DE LA COMUNIDAD ANDINA Y LA RELEVANCIA DE LA APUESTA POR LA CONSTRUCCION DE PROYECTOS DE LARGO PLAZO

Transcripción

1 LA SUPRANACIONALIDAD DE LA COMUNIDAD ANDINA Y LA RELEVANCIA DE LA APUESTA POR LA CONSTRUCCION DE PROYECTOS DE LARGO PLAZO Guido Mendoza Fantinato Obra suministrada por el autor a la Secretaría General de la Comunidad Andina

2 LA SUPRANACIONALIDAD DE LA COMUNIDAD ANDINA Y LA RELEVANCIA DE LA APUESTA POR LA CONSTRUCCIÓN DE PROYECTOS DE LARGO PLAZO Guido Mendoza Fantinato(1) Uno de los procesos de integración más antiguos de América Latina, la Comunidad Andina CAN (en sus inicios denominada simplemente Acuerdo de Cartagena o Pacto Andino y actualmente integrada por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú) ya superó las cuatro décadas de existencia en medio de innumerables críticas vertidas en los últimos tiempos sobre sus dificultades operativas internas, la falta de adecuación a las nuevas exigencias del escenario económico internacional y un complicado camino pendiente de recorrer en los temas comerciales que aún no ha podido concretar(2). Sin embargo, a pesar de las enormes dificultades que un proceso de integración tan ambicioso y complejo como el andino ha tenido inevitablemente que afrontar en estos años, todo pareciera indicar que el actual contexto mundial se presenta como uno de los momentos más propicios para plantear un efectivo relanzamiento de la CAN y retomar con renovado ímpetu sus iniciales objetivos(3). Todo ello en medio de un creciente interés de los países emergentes en el nuevo escenario económico internacional por apostar a las reglas de juego claras y a la definición de marcos normativos que vayan más allá de las fronteras nacionales y que aseguren el ambiente propicio para la gestación de nuevas y mejores inversiones. Los primeros 40 años de la CAN: creando las bases de la estabilidad jurídica Es fundamental iniciar esta reflexión partiendo del hecho que uno de los desafíos más grandes que tuvo que asumir el proceso andino de integración en sus inicios fue construir un esquema de integración partiendo de muy débiles bases en el intercambio comercial entre sus países fundadores y adoptando para su funcionamiento un esquema jurídico que posibilitó la supremacía de las normas que se adoptan al interior del proceso de integración sobre las normas nacionales de los Países Miembros, hecho sin precedentes en el escenario latinoamericano(4). Según el Artículo 1 del Acuerdo de Cartagena, Tratado fundacional del proceso andino de integración suscrito en Bogotá el 26 de mayo de 1969(5), el objetivo central de este proceso de integración puede quedar resumido en la promoción del desarrollo equilibrado y armónico de los Países Miembros en condiciones de equidad, mediante la integración y la cooperación económica y social todo ello con la finalidad de procurar un mejoramiento persistente en el nivel de vida de los habitantes de la Subregión (6). 1

3 Para avanzar en la concreción de esta ambiciosa tarea, hay que subrayar que los Tratados fundacionales le concedieron al proceso andino de integración una excepcional capacidad legislativa supranacional o de supremacía de las normas de integración que éste produce sobre las normas nacionales. Es decir, el funcionamiento de este esquema jurídico, al que se denomina supranacional, se traduce en la emisión de leyes o normas comunitarias (compuestas por las Decisiones expedidas por el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores y la Comisión de la Comunidad Andina, así como por las Resoluciones expedidas por la Secretaría General de la Comunidad Andina) que tienen efectos directos y vinculantes en los Países Miembros desde la fecha de su publicación en la Gaceta Oficial del Acuerdo de Cartagena sin necesidad de requerir la previa aprobación de los Congresos Nacionales para su entrada en vigencia en cada uno de los Países Miembros(7). Y ante cualquier posible colisión o incompatibilidad de estas normas comunitarias de integración con las normas nacionales de los Países Miembros, prevalece siempre la norma comunitaria andina. Gracias a la estabilidad proporcionada por este esquema jurídico integración de supremacía de sus normas frente a las normas nacionales, y luego de más de cuatro décadas de existencia, debe resaltarse que la CAN ha podido consolidar una serie de objetivos económicos y comerciales importantes, tales como la plena vigencia de una zona de libre comercio con reglas jurídicas claras, vigentes en los cuatro Países Miembros y bajo un esquema de cumplimiento también supranacional que resuelve en última instancia el Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina, con sentencias directamente aplicables en cada uno de los Países Miembros. Este hecho, en medio de un contexto latinoamericano marcado tradicionalmente por el cambio de las reglas de juego y la dificultad de la supervivencia de las políticas que aseguren el cumplimiento de dichas reglas en el mediano y largo plazo, es un verdadero hito en la historia regional. Además, se presenta como una muestra tangible que sí es posible brindar en América Latina el marco adecuado para la atracción de inversiones extranjeras de largo plazo, con una serie de beneficios ligados al desarrollo nacional y que no tengan un simple carácter efímero o especulativo. Así, no hay que olvidar que a la fecha la CAN ha logrado crear una zona de libre comercio, todavía pequeña pero en franco crecimiento, partiendo de un comercio interno entre sus países fundadores que escasamente bordeaba los 75 millones de dólares en 1970 hasta alcanzar los actuales niveles que superan los 7,000 millones de dólares anuales(8). Quizá allí resida uno de los mayores méritos de este proceso de integración, habiendo empezado a partir de un esfuerzo titánico prácticamente desde el nivel cero y que, gracias al esquema jurídico de la supranacionalidad, ha podido secundarse operativamente hasta alcanzar su funcionamiento y estabilidad presente. Es importante subrayar que la actual zona de libre comercio andina (donde los productos originarios de los Países Miembros circulan libremente y sin aranceles) está compuesta aproximadamente en un 80% por productos manufacturados y, por ende, con una mayor capacidad generadora de empleo para los casi 100 millones de habitantes de este espacio comunitario(9). 2

4 Si consideramos la tendencia tradicional de los países latinoamericanos a la exportación de materias primas al mercado internacional, este dato es especialmente relevante ya que demuestra que al interior del espacio andino las cosas han venido evolucionando de una manera prometedora y muy distinta en las últimas 4 décadas. Además, se ha desarrollado un entretejido empresarial, de negocios e inversiones, que le proveen a los Países Miembros una renovada base económica para proyectar su visión más allá de las fronteras comunitarias gozando de mejores niveles de inserción en el escenario económico internacional, tal como lo veremos más adelante(10). De hecho, esta estabilidad jurídica que va más allá de las fronteras nacionales y que en materia de intercambio comercial obliga por igual a los cuatro Países Miembros, es un asunto que puede resaltarse como uno de los logros más notables de este proceso de integración en el escenario latinoamericano. Qué ventajas brinda la existencia de la supranacionalidad de la CAN en el actual contexto internacional? Es un hecho que los inversionistas extranjeros demandan cada vez más seguridad en las reglas de juego de mediano y largo plazo, al mismo tiempo que desean gozar de estabilidad y compromisos duraderos que se apliquen a mercados de mayores dimensiones más allá de los estrictamente nacionales. De acuerdo a la tendencia que se puede observar en las economías emergentes en las últimas décadas, los beneficios de consolidar esta visión de estabilidad en el mediano y largo plazo se traduce en la atracción de inversiones de calidad que pueden contribuir efectivamente a potenciar las políticas de estado nacionales vinculadas a las metas de crecimiento y desarrollo en horizontes económicos de largo aliento. Los Países Miembros de la CAN, al apostar en las últimas cuatro décadas por la construcción de su esquema jurídico de integración basado en la supranacionalidad de sus normas, definitivamente han hecho una de las inversiones más notables de su historia, con repercusiones que no sólo se circunscriben al escenario andino sino que indudablemente proyectarán sus beneficios tarde o temprano al resto del ámbito latinoamericano. Por tanto, el reto presente de la CAN parece centrarse ahora en alcanzar su consolidación como una plataforma exitosa para la atracción de inversiones de calidad, de largo plazo y en gran escala para la gran zona de libre comercio que actualmente comparten los 4 Países Miembros. Posicionando la marca comunitaria andina en los grandes escenarios económicos internacionales Definitivamente que la posibilidad de canalizar inversiones para un mercado de 100 millones de personas, con reglas de juego claras y de cumplimiento supranacional, se 3

5 convierte en la principal marca comunitaria que la CAN puede comenzar a exhibir, en beneficio de sus Países Miembros, al escenario internacional. La presentación gradual de esta marca comunitaria puede ir aparejada de fórmulas creativas para posicionar de la mejor manera el mercado andino(11). Es importante tener en cuenta que en una economía internacional cada vez más globalizada, será cada vez más difícil que las inversiones de calidad y de largo plazo consideren instalarse en países con mercados pequeños y aislados. Frente a ello, la zona de libre comercio andina muestra un atractivo innegable. A fin de ilustrar mejor lo anteriormente señalado, podría tomarse como ejemplo referencial el caso de APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico), que actualmente integra a 21 economías con enorme potencial de crecimiento y expansión en ambos lados del Océano Pacífico, marcando pautas vigorosas en las tendencias del comercio internacional(12). No olvidemos que Perú, País Miembro de la CAN, también es miembro pleno de este Foro desde 1998 y esta extraordinaria circunstancia puede ofrecer un gran potencial al resto de sus socios andinos. Se evidencia que en el actual escenario de interdependencias comerciales, tanto Perú como los demás socios andinos se necesitan mutuamente si desean aprovechar al máximo este gran espacio económico mundial. Por una parte, es obvio que los grandes inversionistas en el marco del APEC pueden tener un interés parcial en colocar inversiones importantes y de largo plazo tomando como base exclusiva una economía de pequeñas dimensiones como la peruana. Sin embargo, el panorama sería muy diferente si la presentación del mercado peruano ante dichos inversionistas se hace a escala comunitaria andina. Es decir, resulta estratégico advertir a los inversionistas que deseen invertir en Perú que no sólo tendrán las ventajas de acceder al mercado peruano sino también, al mismo tiempo, al gran mercado andino. Gracias a la vigencia de la Zona de Libre Comercio de la Comunidad Andina y a las reglas supranacionales que en ella rigen, existe ahora un efectivo mercado ampliado que se regula con normas previsibles para el mediano y largo plazo. Hecho nada desdeñable para cualquier gran inversionista. Al mismo tiempo, los demás Países Miembros de la Comunidad Andina también podrían encontrar en APEC un punto de especial atención. Dependiendo del buen papel que cumpla Perú con el posicionamiento de la marca comunitaria andina en este escenario del Asia - Pacífico, los demás socios de la CAN podrían verse altamente beneficiados por el ingreso a la región de inversiones de mayor calidad, de largo aliento y que no tengan un carácter simplemente especulativo. Por otra parte, y como ya lo mencionábamos anteriormente, no hay que olvidar que el mercado andino está compuesto básicamente por intercambio de productos manufacturados (casi un 80% del comercio intrasubregional). En ese contexto, este enorme espacio comercial del APEC le brindaría al mercado andino una inmejorable oportunidad para consolidar los aprendizajes necesarios que le permitan ponerse a punto para plantear ofertas conjuntas de exportación de mejor calidad y en una escala 4

6 de disponibilidad mucho mayor destinada a los competitivos mercados de las grandes economías emergentes del Asia - Pacífico. Tener en cuenta que este ejemplo referencial del enorme potencial que tiene la actuación articulada de los socios andinos en el marco del APEC también podría replicarse de manera estratégica con otros grandes escenarios económicos internacionales, tales como la Unión Europea o los Estados Unidos de América. En tal sentido, no hay que olvidar que Colombia y Perú ya tienen suscrito un Acuerdo Comercial con la Unión Europea mientras que Perú tiene en vigencia un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América. Superación de la brecha social al interior de la CAN: reforzando las fortalezas comerciales Además de las reglas de juego claras en materia comercial, la Comunidad Andina ha venido trabajando en los últimos años en otro asunto esencial e impostergable: la búsqueda de la superación conjunta de la enorme brecha social que históricamente afecta a todos sus Países Miembros. Este hecho, que constituye un imperativo moral y humano para las sociedades andinas, también puede influir decisivamente en el mejor posicionamiento de la marca comunitaria en el escenario internacional. Debe destacarse la reciente aprobación de la Agenda Estratégica Andina y los Principios Orientadores del Proceso Andino de Integración(13), que busca proyectar a la Comunidad Andina hacia un nuevo rol estratégico de apoyo a los Países Miembros para una inserción de calidad en el escenario mundial, sin olvidar que para alcanzar este gran objetivo internacional se debe trabajar también activamente en la superación de la enorme brecha social (pobreza, exclusión y desigualdad) que los aqueja sin excepciones. Para ello, entre otras importantes iniciativas comunitarias, esta Agenda Estratégica ha planteado alcanzar la plena aplicación y operatividad del Plan Andino de Desarrollo Social de la Comunidad Andina (PIDS) aprobado mediante Decisión 601 (norma comunitaria vinculante para todos los Países Miembros) aprobada por el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores en septiembre de 2004(14). El PIDS puede ser resumido como una estrategia social que tiene el propósito de encauzar acciones de alcance andino (actividades, proyectos y programas) que enriquezcan y complementen las Políticas de Estado de los Países Miembros tendientes a la superación de la pobreza y la desigualdad, en el marco de una visión compartida para sentar las bases de un adecuado desarrollo económico y social equilibrado en el espacio comunitario andino. Esto quiere decir que el PIDS no plantea la creación de una estrategia comunitaria paralela o diferente a los esfuerzos que los Países Miembros despliegan en esta fundamental materia de superación de la brecha social y la desigualdad, sino más bien se trata de una estrategia que apoya y complementa los esfuerzos nacionales existentes. En tal sentido, además, el PIDS establece una vía gradual en estos 5

7 esfuerzos comunitarios, donde la consolidación paulatina de las Políticas de Estado nacionales en materia social y su funcionamiento articulado con los mecanismos de integración diseñados, permitirá crear las bases de una visión compartida y con mayor potencia posiblemente referida a la próxima construcción de una Política o Estrategia Comunitaria Andina en materia de Cohesión Económica y Social. No olvidemos que en la medida que las condiciones sociales internas de los Países Miembros de la CAN apunten a la efectiva superación de esta brecha social, resulta evidente que el escenario andino resultará también más atractivo para las inversiones de largo aliento y la posibilidad de canalizar adecuadamente su impacto en favor de la consolidación de esta estrategia social compartida. A manera de conclusión Es importante tener presente que las 4 décadas de vida del proceso andino de integración ha significado una de las inversiones más notables realizadas por los actuales 4 socios andinos, en el camino de sentar las bases de un esquema de funcionamiento supranacional con reglas de juego claras y vigentes con la misma fuerza vinculante en un espacio de casi 100 millones de habitantes. Su evidente atractivo en el actual escenario económico internacional, donde se apuesta decididamente por las normas estables y de largo plazo, es uno de los puntos que debe ser repensado con visión estratégica para su adecuado posicionamiento internacional. Pero esto implica, al mismo tiempo, que la Comunidad Andina debe buscar aplicar los mecanismos técnicos y financieros que permitan garantizar la consolidación del funcionamiento de este esquema de integración supranacional. Entre otras medidas, conjuntamente con una mayor difusión de sus alcances y enormes beneficios, es fundamental que se fortalezcan los procedimientos y presupuestos comunitarios destinados al mejor funcionamiento de los órganos e instituciones que actualmente componen la Comunidad Andina y que permiten precisamente que esta estructura de expedición de la normativa supranacional sea una realidad. Así, en el marco de del respeto a las visiones y legítimos intereses nacionales de cada uno de los Países Miembros, se buscaría proyectar con renovado ímpetu el esquema supranacional frente a los grandes retos que plantea la economía globalizada(15). Más que un gasto anual soportado por los Países Miembros, estos presupuestos comunitarios deben ser entendidos como la mejor inversión de largo plazo que siguen realizando los Países Miembros en la búsqueda de consolidar el posicionamiento de la marca comunitaria andina en el competitivo escenario internacional. Ello se convierte, simultáneamente, en un instrumento poderoso para la atracción de mayores y mejores inversiones de largo plazo a la subregión, que puedan servir de aliados estratégicos para reforzar los planes y políticas nacionales de desarrollo trazados por cada uno de los socios andinos desde su propia perspectiva nacional. 6

8 Al mismo tiempo, el decidido trabajo destinado al mejor posicionamiento de la marca comunitaria andina en el escenario internacional y su consolidación como el nuevo eje vertebrador del dinamismo comercial del Pacífico suramericano podría servir de importante impulso para negociar un posible regreso de Chile, país fundador de este esquema de integración, como miembro pleno de la actual Comunidad Andina. Bajo el atractivo argumento que las inversiones hacia Chile se podrían multiplicar exitosamente si los grandes inversionistas internacionales empiezan a visualizar que invertir en ese país no sólo les daría acceso a un mercado local de 17 millones de personas, sino que al mismo tiempo les abriría también las posibilidades de acceder a un enorme mercado andino ampliado de más de 100 millones de personas, con reglas de juego garantizadas bajo un esquema jurídico supranacional y con una relación privilegiada con la zona del Asia-Pacífico, el análisis de los beneficios potenciales podría resultar altamente interesante(16). Incluso, el innegable atractivo de esta argumentación podría servir también de importante aliciente para considerar el posible ingreso de nuevos socios a este esquema de integración(17). Finalmente, no hay que perder de vista que esta valiosa apuesta de los 4 Países Miembros también contiene una de las mejores herramientas para aportar efectivamente a la construcción del espacio de integración suramericano, primero a través de su activo relacionamiento con MERCOSUR y luego construyendo fortalezas conjuntas en el seno de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR). La Comunidad Andina, proyectando esta nueva imagen a partir de la experiencia única alcanzada en sus 4 décadas de existencia y asumiendo su calidad de eje vertebrador del dinamismo comercial del Pacífico suramericano, indudablemente está llamada a ser una de las principales piezas en esta construcción de la unidad de América del Sur, paso crucial para avanzar en una posterior consolidación de la integración latinoamericana a través de un trabajo articulado con los bloques caribeño y centroamericano. 7

9 NOTAS (1)Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). (2)En la última década, la falta de acuerdo en la CAN para alcanzar el Arancel Externo Común (AEC) se convirtió en un tema muy criticado por diversos sectores y líderes de opinión. Sin embargo, al analizar la moderna tendencia mundial orientada a la cada vez mayor desarancelización del comercio internacional, es válido preguntarse si a este asunto se le está dando la verdadera dimensión bajo los criterios comerciales actuales o si se sigue abordándolo a través de la visión arancelaria predominante 4 décadas atrás. (3)Es importante recordar que en la Declaración de Tarija, emitida por el Consejo Presidencial Andino en junio de 2007, los Presidentes de los Países Andinos manifestaron lo siguiente: Expresamos nuestro convencimiento de que es necesario desarrollar y profundizar el proceso de integración de la Comunidad Andina tomando en cuenta, en forma más efectiva, las visiones y enfoques de los Países Miembros, con el objetivo de lograr una unidad en la diversidad al servicio del vivir bien de nuestros pueblos y de la armonía con la naturaleza. Es necesario forjar una integración integral más equilibrada entre los aspectos sociales, culturales, económicos, ambientales y comerciales (4)No hay que olvidar que hasta la fecha tanto la Comunidad Andina - CAN como la Unión Europea - UE son los dos únicos procesos de integración en el mundo que han asumido este esquema jurídico supranacional (o de supremacía de las normas de integración que se emiten sobre las normas nacionales de los Países Miembros) y lo han desarrollado ininterrumpidamente en las últimas décadas. (5)Este Tratado Internacional fue suscrito por Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú. Venezuela se adhirió entre 1973 y 2006, y Chile lo abandonó en 1976, volviendo a incorporarse posteriormente al proceso de integración como País Miembro Asociado y definiendo una serie de áreas en las cuales tiene interés de participar activamente a través de la aprobación de la Decisión 666 del año

10 (6)Artículo 1 del Acuerdo de Cartagena. Texto Oficial Codificado. Secretaría General de la Comunidad Andina. Junio (7)Según el Artículo 3 del Tratado de creación del Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina. (8)Según información proporcionada por la Secretaría General de la Comunidad Andina en su portal web el 14 de enero de 2011: (9)Según el documento SG/de 364 de la Secretaría General de la Comunidad Andina. 28 de septiembre de (10)Los emergentes mercados de la Cuenca del Pacífico marcan actualmente pautas muy importantes en el escenario internacional. No olvidar que Perú es el único País Miembro de la Comunidad Andina que desde el año 1998 forma parte del Foro de Cooperación Económica del Asia-Pacífico (APEC). En la actualidad Colombia también viene desarrollando una intensa actividad diplomática para concretar su admisión a este Foro próximamente. (11)Esta labor se puede ver enormemente potenciada con la difusión de los contenidos del Compromiso de la Comunidad Andina por la Democracia y la seguridad política que ello implica para el respeto de la estabilidad jurídica y los compromisos contraídos en el mediano y largo plazo. Se sugiere revisar el Protocolo Adicional al Acuerdo de Cartagena Compromiso de la Comunidad Andina por la Democracia, suscrito en junio de (12)APEC es un foro multilateral creado en 1989 compuesto por Australia, Brunéi, Canadá, Indonesia, Japón, Corea del Sur, Malasia, Nueva Zelanda, Filipinas, Singapur, Tailandia, Estados Unidos, República China, Hong Kong, China, México, Papúa Nueva Guinea, Chile, Perú, Rusia y Vietnam. Aborda temas relacionados con el intercambio comercial, coordinación económica y cooperación entre sus países integrantes. Como mecanismo de cooperación y concertación económica está orientado a la promoción y facilitación del comercio, las inversiones, la cooperación económica y técnica y al desarrollo económico regional de los países y territorios de la Cuenca del Pacífico. La suma del Producto Nacional Bruto de las 21 economías que conforman el APEC equivale al 56% de la producción mundial, en tanto que en su conjunto representan el 46% del comercio global. (13)Según el documento Principios Orientadores y Agenda Estratégica Andina. Secretaría General de la Comunidad Andina, febrero Actualmente, la Comunidad Andina se encarga de impulsar una integración que se ha dado en llamar integral, en la medida que no sólo impulsa los asuntos comerciales y económicos (ámbitos que tradicionalmente fueron identificados como la principal línea de acción del proceso de integración), sino también, y al mismo tiempo, los temas referidos a los asuntos políticos, sociales y culturales, con una agenda de trabajo que 9

11 actualmente incorpora ámbitos tan diversos como el medio ambiente, la agenda social, la prevención de desastres, la lucha antidrogas, etc. (14)Decisión 601 Plan Integrado de Desarrollo Social. Secretaría General de la Comunidad Andina, septiembre de (15)El Sistema Andino de Integración (SAI) es el conjunto de órganos e instituciones de la Comunidad Andina cuyo funcionamiento articulado permite la gestación, aprobación y ejecución de la normativa comunitaria andina. En ese sentido, el SAI tiene como finalidad permitir una coordinación efectiva entre sí para profundizar la integración subregional andina, promover su proyección externa y robustecer las acciones relacionadas con el proceso de integración. El SAI está conformado por los siguientes órganos e instituciones: Consejo Presidencial Andino; Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores; Comisión de la Comunidad Andina; Secretaría General de la Comunidad Andina; Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina; Parlamento Andino; Consejo Consultivo Empresarial; Consejo Consultivo Laboral; Corporación Andina de Fomento; Fondo Latinoamericano de Reservas; Convenio Simón Rodríguez, Organismo Andino de Salud - Convenio Hipólito Unanue; y Universidad Andina Simón Bolívar. Los órganos e instituciones se rigen por el Acuerdo de Cartagena, y por sus respectivos tratados constitutivos y sus protocolos modificatorios. (16)No olvidar que Chile, al igual que Perú, es miembro pleno del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). Como dato importante, debe anotarse que en la visita realizada a Santiago de Chile por el Presidente de Perú el 20 de enero de 2011, éste resaltó la necesidad de avanzar en la concreción de una sólida y vertebrada alianza que hará germinar capacidades de crecimiento a través de la libre circulación de las personas, de los bienes, servicios y capitales La unión de Chile y Perú en sus propósitos, proyectos y políticas va a ser la piedra clave de la verdadera integración de sudamérica y de América Latina (Diario El Comercio de Lima, 20 de enero de 2011). Si esta iniciativa de ambos países se canaliza adecuadamente a través del proyecto integrador en marcha que impulsa la Comunidad Andina, el eje del gran dinamismo comercial del Pacífico suramericano habrá quedado finalmente completado, al amparo de un esquema de integración supranacional que resultaría de la mayor significación en el escenario internacional por todas las razones anteriormente expuestas. (17)Esto podría ocurrir con socios recientemente alejados del proceso andino de integración, como es el caso de la República Bolivariana de Venezuela, o de países que han mantenido un fluido contacto con la Comunidad Andina en los últimos años, como es el caso de Panamá. 10