UNIDAD VII LA FENOMENOLOGÍA COMO TEORÍA DEL CONOCIMIENTO. 1. La fenomenología como movimiento filosófico

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1 UNIDAD VII LA FENOMENOLOGÍA COMO TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 1. La fenomenología como movimiento filosófico A mediados del siglo XIX, surge en el centro de Europa un movimiento filosófico heredero de la tradición kantiana, pero que se diferenció de ésta en la radicalización de su teoría del conocimiento. El objetivo general de la fenomenología fue realizar una síntesis entre el empirismo y el racionalismo para sustentar el conocimiento sobre la base de la experiencia inmediata o intuición. a) El lema A las cosas mismas! Una de las características principales de este movimiento es el abandono de la categoría kantiana de cosa en sí o nóumeno acción que Kant decidió realizar al final de su vida-, para apropiarse de la categoría de fenómeno como el único fundamento de la experiencia y, por lo tanto, del conocimiento posible. De acuerdo con esta concepción, lo único que existe son los fenómenos, por lo que éstos se identifican con los objetos reales, sin mediación alguna. De ahí que el lema del movimiento fenomenológico sea A las cosas mismas!, frase en la cual la diferencia entre nóumeno y fenómeno ha sido sustituída por la asunción radical de la existencia de los objetos externos. De cierta manera, los fenomenólogos pueden considerarse como empiristas radicales, en el sentido de que tratan de fundamentar el conocimiento directamente en la experiencia sensible. Sin embargo, al asignar

2 a la razón el papel de conformadora de la experiencia, también pueden ser considerados como herederos del racionalismo. Así, el fin de la fenomenología sería, en una primera instancia, realizar una síntesis entre empirismo y racionalismo sobre la cuál fundar una sola teoría del conocimiento. Sin embargo, fueron muchas las propuestas que diversos filósofos ofrecieron con este objetivo, por lo que el movimiento fue mucho más diverso de lo que sus autores se proponían. b) El papel de la intuición Como se mencionó anteriormente, el lema de este movimiento es el plegarse a las cosas mismas, es decir, ser fiel a lo que realmente se experimenta; de ahí que la fenomenología propugne la intuición como instrumento fundamental de conocimiento. La intuición es la experiencia cognoscitiva en la cual el objeto conocido se nos hace presente, se nos muestra en persona, experiencia opuesta al mentar o referirse a un objeto con el pensamiento meramente conceptual. A diferencia de las corrientes empiristas, la fenomenología no limita la intuición al mundo perceptual, sino que considera que las cosas pueden mostrarse de manera diversa, por lo que existen varias formas de intuición, es decir, cada forma de objetividad se muestra de distinto modo a la conciencia, en función de su propio ser o esencia. En otras palabras, las cosas físicas se hacen presentes a nuestra conciencia de otro modo que los objetos matemáticos, las leyes lógicas, los valores estéticos, los valores éticos, o las propias vivencias. La virtud del buen fenomenólogo es su perfección en el

3 mirar, el saber disponer adecuadamente su espíritu para captar cada tipo de realidad en lo que tiene de propia. Junto con esta tesis, es común al movimiento fenomenológico la idea inspirada en el realismo aristotélico- de que en el mundo hay hechos accidentes según Aristóteles-, pero también esencias. Los hechos son las realidades contingentes, es decir, las manifestaciones cambiantes de las cosas; las esencias, a su vez, son las realidades necesarias, o sea, lo que permanece inmutable en las cosas. La tarea de la fenomenología es descubrir y describir las esencias y relaciones esenciales existentes en la realidad, y ello en cada uno de los ámbitos de interés del filósofo (mundo ético, estético, religioso, lógico, antropológico, psicológico, etc.). Cuando el fenomenólogo describe lo que ve no se preocupa por el aspecto concreto de lo que ve, sino que intenta captar lo esencial; en otras palabras, no se ocupa de la apariencia de las cosas, sino de lo que éstas son, es decir, su esencia. Así, si se preocupa por estudiar la voluntad, no intenta describir los aspectos concretos presentes en un acto voluntario real sino la esencia de la voluntad y sus relaciones esenciales con otros aspectos de la subjetividad como el conocimiento o la libertad. La fenomenología considera que además de la intuición empírica o percepción existe la intuición de las esencias o formas universales de las cosas. La intuición en la que se hace presente lo universal recibe el nombre de intuición eidética. c) Intencionalidad El tema de investigación más característico de la fenomenología es la conciencia; se entiende por conciencia el ámbito en el que se hace presente o

4 se muestra la realidad; la realidad en la medida en que se muestra o aparece a una conciencia recibe el nombre de fenómeno. La característica fundamental que la fenomenología encuentra en la conciencia es la intencionalidad. En el lenguaje ordinario llamamos intencional a la conducta hecha mediante un acto de voluntad, es decir, la conducta deliberada. En fenomenología, la intencionalidad es una propiedad más básica: se refiere al hecho de que toda conciencia es conciencia de algo, todo acto de conciencia es siempre una relación con otra cosa, un referirse a algo. La conciencia no se limita al conocimiento: puedo conocer un árbol, puedo percibirlo o pensar en él, pero también puedo vincularme con él mediante otros modos de conciencia: puedo desear estar a su sombra, o imaginarlo con más hojas que las que tiene, o temer que se pueda secar, y tal vez hasta lo puedo amar u odiar. La percepción, el recuerdo, la imaginación, el pensamiento, el amor, el odio, el deseo, el querer, son distintas formas de darse el vivir de la conciencia. Una importante tarea de la fenomenología es la descripción de los tipos distintos de vivencias, de sus géneros y especies, y de las relaciones esenciales que entre ellas se establecen. La fenomenología no es un movimiento homogéneo, pues se han dado distintas interpretaciones, tanto en la caracterización del auténtico método fenomenológico como en las tesis doctrinales en las que hay que concluir. Las dos variantes principales son la fenomenología realista para la que los fenómenos conocidos son reales e independientes de nuestra mente, y la fenomenología trascendental, un nuevo idealismo para el cual la realidad es una consecuencia de los distintos modos de actuación de la conciencia pura o trascendental. El fundador de este movimiento es Edmund Husserl ( ), y los representantes más importantes Alexander Pfänder ( ), Max

5 Scheler ( ), Dietrich von Hildebrand ( ), Martin Heidegger ( ), Jean-Paul Sartre ( ) y Maurice Merleau- Ponty ( ). 2. La fenomenología trascendental de Husserl Matemático de formación, Husserl quedó fascinado por la filosofía, a la que decidió dedicar todos sus trabajos posteriores. El objetivo de Husserl fue operar una renovación de la filosofía para hacer de ella una ciencia estricta y objetiva. Con este fin, en su libro Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica, Husserl sentó las bases de una nueva disciplina que él denominaría como fenomenología trascendental, cuya tarea sería la de describir el sentido que el mundo tiene para nosotros antes de todo filosofar. A diferencia de otras vertientes de la fenomenología que asumían un empirismo radical, identificando a los fenómenos con las cosas mismas, la fenomenología trascendental de Husserl se inscribe dentro de la tradición racionalista de corte kantiano de quien toma la categoría trascendental - según la cual la razón o conciencia -como prefiere llamarla Husserl- es la encargada de fundamentar todo el conocimiento científico a través del conocimiento de las esencias de las cosas, o sea, por medio de la intuición eidética, que no es otra cosa que la facultad de percepción inmediata de los objetos.

6 3. El método fenomenológico trascendental Como se mencionó anteriormente, el proyecto filosófico de Husserl fue la renovación de la filosofía para transformarla en una ciencia en el estricto sentido de la palabra. Para tal efecto, Husserl formuló la necesidad de dotar a la filosofía de un método riguroso, el cual se basaba en la premisa de volver a las cosas mismas. De acuerdo con Husserl, lo que esta premisa implicaba era cimentar el método fenomenológico en la intuición, es decir, en la percepción de los fenómenos sin mediación de la reflexión, en la primera impresión que las cosas provocan en la conciencia del sujeto. Sin embargo, la labor de la filosofía según Husserl debe ser la reflexión sobre la forma en que la intuición capta los fenómenos. Esto genera dos dimensiones del conocer intuitivo: por un lado, la facultad de conocer el mundo tal como es, y por otro, la capacidad de analizar esta facultad; en otras palabras, se trata de la facultad de la conciencia de pensar en dos planos distintos: una forma de reflexión básica acerca del mundo exterior, y otra más profunda, acerca de la conciencia, que es la encargada de conocer. En este sentido, lo que se haya implícito en el lema husserliano a las cosas mismas es un llamado a dejar a un lado las teorías que se han generado en torno a las cosas, e ir directamente a estudiar cómo es que las cosas aparecen ante nosotros. Este lema es, pues, un llamado a dejar de lado las ideas preconcebidas en torno a las cosas, incluyendo las ideas científicas, en búsqueda de lo que las cosas realmente son, sin prejuicios de por medio. El método fenomenológico trascendental es, pues, un llamado a la crítica de la tradición científica y filosófica previa para aventurarse a ofrecer nuevas explicaciones acerca del mundo que se apeguen con mayor fidelidad a la forma en como la realidad aparece ante nosotros, sin prejuicios de por medio.

7 Los elementos constitutivos del método fenomenológico trascendental son: a) La epojé. Viene del griego epojé, que significa tener sobre o contenerse. De acuerdo con la concepción de Husserl, la epojé podría interpretarse como echarse para atrás, es decir, tratar de hacer a un lado las teorías e ideas aceptadas por la tradición para tratar de mirar con atención y con nuevos ojos las cosas tal como se aparecen a la conciencia. b) La reducción fenomenológica. Consiste en eliminar las ideas preconcebidas acerca de las cosas para quedarse sólo con aquello que resulta esencial para definir a las cosas tal y como aparecen, es decir, se trata de reducir al mínimo posible los prejuicios en el ejercicio de la observación de los fenómenos para poder superar la llamada actitud natural. c) La reducción eidética. Consiste en el paso de la restricción de los prejuicios a la conceptualización de la esencia de las cosas. La fenomenología aparece públicamente por primera vez como fenomenología trascendental en Ideas I. De esta obra en adelante será claro para Husserl que la tarea de la filosofía entendida de esta manera es explicar el origen y el sentido del mundo al reflexionar sobre la experiencia intencional, es decir, aquella que hace referencia a las cosas existentes, y no sólo pensadas. De acuerdo con ella, el mundo es aquello a lo que se refiere nuestra experiencia y al mismo tiempo el contexto en el que vivimos. Como contexto

8 el mundo es siempre algo implícito. Así que para explicitar el sentido de esto implícito es necesario primero dejar de suponerlo como fundamento de la experiencia y recuperarlo como término objetivo al que ésta se refiere. Esto es lo que pretende la reducción trascendental. BIBLIOGRAFÍA GARCÍA-BARÓ, MIGUEL. Husserl ( ). Madrid, Ediciones del Orto, HUSSERL, EDMUND. Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica (libro 3º): la fenomenología y los fundamentos de las ciencias, Universidad Nacional Autónoma De México, LEAL, NÉSTOR. El método fenomenológico: principios, momentos y reducciones, Universidad Nacional Abierta, Caracas, Venezuela. Disponible en SAN MARTÍN, JAVIER. La estructura del método fenomenológico, Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, 1986.