esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.

Transcripción

1 ESTUDIO BÍBLIDO Nº HIJOS DE DIOS POR OBISPO REV. DANIEL RODRÍGUEZ VERGARA SANTIAGO, 25 ENERO ª JUAN 3: 1 Y 2. Texto =Jn,1;12. 1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Hijos de Dios Una de las grandes revelaciones del NT es la verdad de que Dios es el Padre celestial y los creyentes son sus hijos. 1.- Ser Hijo de Dios es el privilegio más grande de la salvación (Jn.1:12; Gá.4:7). 2.- Ser hijo de Dios es la base de la fe y confianza en Dios (Mt.6:25-34) y la esperanza de gloria para el futuro. Como hijos de Dios, los creyentes son herederos de Dios y coherederos con Cristo (Ro.8:16-17; Gá.4:7). 3.- Dios desea que estén cada vez más conscientes por medio del Espíritu Santo, el Espíritu de Adopción (Ro.8:15), de que son sus hijos. El Espíritu hace que clamen en el corazón: Abba, Padre (véase Gá.4:6, nota), y les da el deseo de ser guiados por el Espíritu de Dios (Ro.8:14). 4.- Ser hijo de Dios es la base para ser disciplinados por el Padre (Heb.12:6-7, 11) y la rezón por la que se vive para agradar a Dios (v. 9; 4:17-19). La meta final de Dios al hacer hijos suyos a los creyentes es salvarlos eternamente (Jn.3:16) y conformarlos a la semejanza de su Hijo (Ro.8:29) HIJOS DE DIOS El concepto de Juan en cuanto a los hijos de Dios difiere del de Pablo solamente en cuanto al énfasis, aunque emplea simplemente el vocablo tekna, y reserva hyios exclusivamente para Cristo. Sostenía que Juan deliberadamente evitó el uso de hyios, el vocablo para designar dignidad y privilegio reales y verdaderos, para describir la relación de los cristianos para con Dios, ya que considera su posición no como el resultado de una adopción (hyiosthesia), sino coma resultado de una nueva vida que avanza desde el germen vital hasta la plena madurez. Sin embargo, indudablemente exagera. Si bien no cabe duda que Juan aprovecha la idea del nacimiento natural y la relación consiguiente (p. ej. 1 Jn. 3.9), también es consciente del fondo veterotestamentario en el cual Israel llegó a ser hijo de Dios por elección y llamado. Ya nos hemos referido a Jn En Jn los hijos de Dios puede interpretarse como aquellos israelitas que creyeron antes que el Verbo fuese hecho carne. De cualquier forma, se los describe no sólo como nacidos de Dios sino también como habiendo llegado a ser hijos de Dios por haberles sido conferida dicha condición: Les dio el derecho de ser hechos hijos de Dios ( BA). También en 1 Jn. 3 y 4 se describe a los creyentes como nacidos de Dios, con una referencia especial a su capacidad para reproducir el carácter de amor y justicia de Dios; no obstante, el título hijos de Dios es también un privilegio concedido por medio del llamado de Dios (3.1). Aunque ahora se manifiestan los que son hijos de Dios por su conducta (3.10), aún no se ha manifestado lo que han de ser al final,

2 pero lo será cuando el Hijo de Dios se manifieste y ellos reflejen plenamente la imagen de su Padre (3.2); imagen esta que se encuentra en el Hijo. La palabra del Señor nos demanda que los suyos recordemos nuestro privilegio, el que nos llamen los hijos de Dios. El haber nacido de Dios (de nuevo), nos lleva a una pausa en nuestro andar llena de maravilla, el contemplar el maravilloso amor de Dios: que nos introducido en la familia de Dios. El amor pudo habernos salvado sin hacernos hijos de Dios. Pero lo sublime del Dios, se muestra en que nos hecho parte de Su familia. Mirad que amor tan sublime (tan grande) que nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios. Es un privilegio el que nos llamen los hijos de Dios. No se trata solamente de que se nos llame los hijos de Dio; si no somos los hijos de Dios. Hay algo que debemos notar. Es Don de Dios el que una persona llegue a ser hija o hijo de Dios por naturaleza. Uno es criatura de Dios, pero por gracia llega a ser hijo de Dios. Hay 2 palabras lingüísticamente relacionadas, pero semánticamente diferentes: paterno y paternal. Paterno describe una relación en la que un hombre es responsable de la existencia física de un hijo; y Paternal describe, una relación íntima amorosa. En el sentido de la Paternidad, todos los seres humanos son hijos de Dios, pero en cuando a la Paternalidad, solo son hijos de Dios cuando El inicia en Su gracia la relación con ellos, y ellos responden. En el AT. Encontramos la idea del pacto. Israel es el pueblo del pacto con Dios; lo que esto quiere decir, es que Dios, por propia iniciática, se había acercado especialmente a Israel para ser exclusivamente su Dios, y ellos fueron exclusivamente Su pueblo. COMO PARTE INTEGRAL DEL PACTO, Dios dio Ley a Israel, y la relación del pacto dependía de que Israel cumpliera la Ley. En el N.T. (Ro.8:14-17, 1ª Co.1:9, Gá.3:26s; 4:6s) Encontramos la idea de la adopción. Aquí encontramos la idea de que por un deliberado hecho de adopción de parte de Dios, el cristiano entra en Su familia. Mientras que todos los hombres son hijos de Dios en el sentido de que Le deben la vida a Él, llegamos a ser Sus hijo en el sentido íntimo y amoroso del término solamente por un acto de gracia intima de Dios, y la respuesta de nuestros corazones. Automáticamente surge la pregunta: Si los seres humanos reciben ese gran honor cuando se hacen cristianos, por qué los desprecia el mundo? La respuesta es que están experimentando simplemente lo que Jesucristo experimento antes. Cuando El vino al mundo, no le reconocieron como el Hijo de Dios; el mundo refería sus propias ideas, y Le rechazo. Lo mismo ha de suceder a cualquier persona que decida libremente embarcarse en la empresa de Jesucristo.

3 Ahora, al andar en nuestro camino cotidiano, el mundo NO nos reconoce como hijos de Dios. La gente del mundo no nos comprende, ni comprende por qué nos comportamos como lo hacemos. <Estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de él; pero el mundo no lo conoció> Por cuanto tenemos los mismos rasgos que el Señor Jesús, tampoco podemos esperar que el mundo nos comprenda. 2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Sin embargo, comprendidos o no, ahora somos hijo de Dios, y esta es la garantía de la gloria futura. Todavía no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Esto NO significa que seremos físicamente como Jesús en el cielo. El Señor Jesús tendrá o tiene Su propia apariencia concreta, y llevara las cicatrices del Calvario por toda la eternidad. Cada uno de nosotros, creo yo, tendremos nuestros propios rasgos característicos y seremos reconocidos como tales. La Biblia NO enseña que todos seremos iguales en el cielo. Sin embargo, si seremos moralmente como el Señor Jesús. Estaremos exentos de la posibilidad de la contaminación, - de pecado, - de enfermedad, - de dolor, - de muerte. Y cómo se conseguirá esta maravillosa transformación? La respuesta es que una mirada a Cristo la llevara a cabo.- Porque le veremos tal como él es. Aquí en esta vida está en marcha el proceso de ir transformándose a semejanza a Cristo, al contemplarle por la fe en la palabra de Dios. Pero luego este proceso quedara absolutamente cumplido, cuando le veremos tal como él es; porque verle es ser como él. REFERENCIAS BÍBLICAS 1) Jn.1: 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. (Texto). Jn.15: 18 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. 19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Jn.16: 3 Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí. Jn.17: 25 Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre.

4 3) Is.56: 5 yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá. Gá.3: 26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; Gá.4: 6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: Abba, Padre. 1ª Jn.5: 1 Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. Ro.8: 18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. 2ª Co.4: 17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. Ro.8: 29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 1ª Co15: 49 Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. Fil.3: 21 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas. Col.3: 4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Job 19: 26 Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; Mt.5: 8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. 1ª Co13: 12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 2ª Co.13: 7 (porque por fe andamos, no por vista);. PARA DIOS SEA LA HONRA Y GLORIA SIEMPRE, AMÉN.

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