Vicent Boïl IES Quartó de Portmany, 2014

Transcripción

1 Vicent Boïl IES Quartó de Portmany, 2014

2 Aquest volum recull els relats guardonats al VII Premi Neus Balanzat de Narrativa Curta, atorgats per l IES Quartó de Portmany, de Sant Antoni de Portmany, el 16 de gener de 2014, any del 25è aniversari del centre. 2

3 PRIMERA CATEGORIA (nascuts el 2000, 2001 i 2002 ) Primer premi Páginas en blanco Candela Torres Arellano (IES Algarb) Segon premi L intercanvi Yago Romero Riera (IES Isidor Macabich) SEGONA CATEGORIA (nascuts el 1998 i 1999) Primer premi El caso del 57 Laura Gordillo Tur (IES Santa Maria) Segon premi Obsessions Esther García Ribas (Col legi Santíssima Trinitat) TERCERA CATEGORIA (nascuts el 1997 o abans) Primer premi Al-Mayurqa Esther Martínez Parrón (Col legi Mestral) Segon premi Què en penses de l amor, Amour? Carla Maria Blancafort i Meier (Escola d Arts d Eivissa) ACCÈSSIT El secreto Luna Ferrer Escandell (IES Quartó de Portmany) 3

4 TAULA Páginas en blanco... 5 L intercanvi El caso del Obsessions Al-Mayurqa Què en penses de l amor, Amour? El secreto

5 Páginas en blanco Candela Torres Arellano Le llamábamos el Señor Misterioso. Nadie conocía su nombre, nadie conocía nada sobre él; salvo que vivía alejado del resto del mundo en su pequeña tienda en la esquina de la calle. Los niños mayores contaban siempre historias de terror sobre él las tardes de lluvia, cuando no podíamos salir a la calle a jugar. Eran historias que hacían que un escalofrío recorriera tu espalda cada vez que pasaras por delante del minúsculo local. Decían que era un brujo malvado que comía niños, un científico chalado, un alienígena venido del espacio exterior. Cuando me acuerdo de aquellos extraños relatos, en su tiempo terroríficos, no puedo evitar sonreír. Un día, concretamente el primer día de nieve del invierno, los niños que por entonces eran mis amigos me retaron a entrar en la tienda del Señor Misterioso y robar alguna cosa de dentro. Yo me hice el valiente y acepté el reto por orgullo, aunque un miedo enorme crecía en mi interior. Recuerdo el aire helado azotando mi cuerpo nada más salir a la calle. El resto de niños caminaban junto a mí, mirando fijamente al suelo. Alguien soltó una risita nerviosa. El silencio, solamente interrumpido por el suave silbido del viento, era total. Los pocos minutos que tardamos en llegar a la tiendecita me parecieron horas. El pequeño negocio contrastaba enormemente con los otros edificios del pueblo: las paredes eran de ladrillo rojo brillante, sin ventanas, y el búho tallado en el rótulo de madera parecía observarte con sus enormes ojos. Abrí la puerta con manos temblorosas. Aún, cuando miro hacia atrás, puedo recordar el crujido de la madera contra mis pies, el olor a polvo y a tabaco, la tenue luz de las velas que iluminaban la estancia. 5

6 Era una habitación pequeña, decorada austeramente. Nada fuera de lo normal, salvo los miles de libros ordenados en diversas estanterías. Abrí los ojos como platos: había por todas partes, de todo tipo. Recorrí las estanterías acariciando los lomos de los libros, preguntándome cuantas historias, recuerdos, risas, lloros, anécdotas, sentimientos, consejos, normas habría recopilados en aquella habitación. Anduve un buen rato por los pasillos, el tiempo no existía para mí, hechizado por la magia que parecían desprender aquellas estanterías, hasta que lo encontré: un grueso tomo cerrado, de cubierta de cuero y páginas amarillentas, colocado en un atril, al fondo de la habitación. Mi cabeza gritaba no lo hagas, no es una buena idea ; pero había algo, alguna cosa, como dos manos invisibles que me empujaron. Acaricié la tapa de cuero con suavidad. No tenía título alguno, nada que lo diferenciase de los demás. No era ni el más bonito, ni el más grueso. Entonces, cómo era posible que no me pudiera despegar de él? Respiré hondo y abrí el tomo con sumo cuidado. Se oyó un crec. Era un libro viejo, de eso no había duda, de páginas ligeramente amarillentas con una sola peculiaridad: no tenía nada escrito. Busqué entre las páginas algo, un poema, una carta, un dibujo, cualquier cosa. Nada, estaba vacío. Y entonces, pasó algo. Una mano se apoyó en mi hombro. Creo que grité, no estoy seguro. Tropecé con el atril, y caí al suelo de costado juntamente con el libro con las páginas en blanco. Tuve que ahogar una exclamación de dolor. Un pum resonó por toda la habitación, rebotó en las paredes. Vi pasar una sombra a mi lado, veloz. Le llamábamos el Señor Misterioso. Podría tener sesenta o sesenta mil años. Sus ojos, más grises que el cielo aquella mañana, su cabello, más blanco que la nieve que caía. Miraba con una desesperación, una preocupación tan enorme al libro Nunca he visto ni veré una expresión semejante. Recogió el tomo del suelo y lo acunó entre sus brazos, como si de un niño se tratara. 6

7 Colocó el ejemplar de nuevo en el atril metálico y comenzó a examinarlo. Estuvo allí, de pie, horas enteras. Y con él, yo, sentado en el suelo de madera, mirándole fijamente. En mis siete años de vida, nunca había visto algo tan fascinante como las manos del Señor Misterioso trabajando con un libro. Una voz, grave y profunda, me sacó de mi ensimismamiento. Vas a ayudarme a ordenar todos esos libros dijo, señalando el montón de cajas de cartón que había en el suelo. No me preguntó mi nombre, ni qué hacía allí. Solamente abrió las cajas en silencio y comenzó a colocar libros, uno por uno. Yo tomé uno al azar y le seguí. Dónde guardo éste, señor? pregunté, atemorizado, mientras él subía por una escalera para guardar uno de los libros en lo más alto de la estantería. Esperé a que bajara y le tendí el volumen. Era también antiguo, con el título escrito en dorado resplandeciente en la portada. Los tres mosqueteros observó. Miraba al libro con orgullo Has leído algo de Dumas? No sé leer, señor. Tras esto, un silencio total. Sin mirarme, el Señor Misterioso avanzó un par de estanterías e hizo hueco para el ejemplar de Los tres mosqueteros. Después, me miró fijamente y con voz seria y contundente, dijo: Ven mañana a las cinco en punto. Asentí enérgicamente con la cabeza y salí corriendo de la pequeña tienda. Fuera, ya era de noche y los niños se habían ido a su casa hacía rato. Aquella noche, mi madre me regañó como nunca lo había hecho. Había estado fuera de casa más de seis horas. *** Y así, durante once años, estuve yendo cada día sin falta a la tienda. Allí, aprendí a leer, escribir, buscar, saborear los libros que leía. A distinguir autores, a ordenar, a expresarme. 7

8 No soy capaz de imaginarme mi vida anterior al descubrimiento de la lectura. El Señor Misterioso nunca reveló su nombre. Yo le llamaba señor, simplemente señor. Y gracias a él, a sus libros, pude viajar a exóticos lugares, pasear por las ciudades más importantes, visitar otras épocas. Alejarme de mi aburrido pueblo. Me transformé en Robin Hood, en D Artagnan, en David Copperfield. Gracias a él, conseguí una beca para estudiar en una importante universidad. Estudiar en la universidad Era algo que ni siquiera se me hubiera ocurrido antes. En la despedida lloré, y no me avergüenza recordarlo. Porque le quería como a un abuelo, porque gracias a él he conseguido todo lo que he conseguido. *** Uno de los periodistas sentados delante de mí levanta la mano. Le concedo el turno de palabra con una rápida inclinación de la cabeza. Señor, qué fue de el periodista se aclara la voz antes de continuar el Señor Misterioso? Me tomo mi tiempo para contestar. Respiro hondo y continúo con mi narración: Cuando regresé de la universidad años más tarde, diploma en mano, me dijeron que el Señor Misterioso se había ido. Que un día vieron que el rótulo con el búho grabado había desaparecido y la puerta estaba abierta de par en par. Dentro, solamente quedaban cuatro paredes y un libro en el suelo. Una chica con enormes gafas de pasta levanta la mano. Señor, nos puede decir qué libro era? Saco de mi bolsa un ejemplar, encuadernado en cuero, sin título alguno en la portada. Recordáis el libro sin nada escrito que hallé en la tienda? la gran mayoría asiente Lo recuperé, y entre sus páginas había una nota. Una nota que rezaba, con la inconfundible letra del Señor Misterioso, que el libro en blanco me pertenecía. 8

9 En esas páginas vacías escribí mi primer libro, las llené de mí. Entonces, decidí que las llevaría a una editorial para que lo publicara. Y no sé por qué, tuvo éxito. Muchos libros escritos más tarde, aquí estoy finalizo, con una sonrisa en los labios. Tras un pequeño silencio, la sala estalla en aplausos. 9

10 L intercanvi Yago Romero Riera Hi havia una vegada un nen que es deia Enric. Tenia dotze anys i vivia a Eivissa. Un dia estava a casa amb la seva mare i al correu que va dur el carter hi havia una targeta de publicitat d una empresa d intercanvi de casa. N Enric li va preguntar a la seva mare si ho podien fer. Ella li va dir tota decidida que no, que segur que costava molts de sous i que no s ho podien permetre. N Enric es va quedar callat i gens convençut del que havia dit la mare però va continuar fent els deures de castellà que li havia posat el seu professor. N Enric vivia sol amb la seva mare perquè els seus pares estaven separats; el seu pare solament el veia alguns caps de setmana. N Enric preferia estar amb la seva mare, na Montse, que era netejadora de cases i aconseguia suficiens sous com per a pagar la casa i tot el necessari cada mes. No era una família pobra però tampoc gens rica. I com el seu pare no tenia treball no els podia ajudar econòmicament. Anaven passant els dies i seguien arribant més targetes de publicitat sobre l agència de intercanvis a l estranger. N Enric estava convençut que volia anar a Londres, perquè sempre havia escoltat parlar de Londres per la televisió i estava decidit a anar-hi. Va agafar l ordinador i va posar la pàgina de la targeta. L agència es deia World Exchanges, i encara que tot estava en anglès perquè és la llengua internacional, Enric tenia tantes ganes de partir que ho entenia tot. Hi havia moltissima informació: posava que s havia de ser major de divuit anys, però que els nens podien anar amb adults. Així que havia de convéncer la seva mare. N Enric va seguir llegint que l únic que s havia de pagar era el viatge amb algun dels mitjans de transport proposats: vaixell o avió. 10

11 N Enric va anar corrent a contar-li-ho a la seva mare. Al principi la seva mare no s ho creia però, a poc a poc, es va adonar que per això se li diu intercanvi de casa. Tota emocionada la seva mare va dir: Doncs ens n anem a Londres N Enric estava plorant d alegria i la seva mare li va dir que havien de començar a buscar cases al centre de Londres. En sortien moltísimes i amb moltes fotos però no es decidien. Varen trobar una a vint minuts del centre que pareixia acollidora i tranquil la segons les fotos. Hi sortia l adreça, el telèfon i el correu electrònic. Durant uns pocs mesos varen estar enviant-se correus electrònics amb els propietaris. Ells es deien Anna i John i el seu fill Dylan. Al final varen decidir que farien l intercanvi. En dos mesos tenien previst partir. Durant un mes n Enric i la seva mare varen estar preparant el viatge. Ho tenien tot decidit. Quan faltaven dues setmanes, un dia calorós que n Enric estava fora jugant a la pilota el va avisar la seva mare per donar-li una mala notícia. Enric, m ha arribat una carta que diu que m ofereixen un paper important per rodar una nova pel lícula. No podré anar a Londres, ho sento. La seva mare era netejadora perquè no podia viure amb els papers que solia aconseguir al cine o al teatre i la neteja era una feina que no la feia pensar, com sempre deia. N Enric es va posar a plorar perquè ell ja tenia clar que en dues setmanes estarien a Anglaterra. Però varen estar parlant i varen decidir que sí, que farien l intercanvi però que se n aniria ell tot sol a Londres a casa d en John i n Anna. A Eivissa vindrien ells i la seva mare se n aniria a Barcelona a rodar la pel lícula. A n Enric li pareixia bona idea perquè ell estava segur que sabria estar sol. A més li anava molt bé l anglès, es sabia comunicar fàcilment amb un nadiu. Després d un mes n Enric va començar a preparar-ho tot: volia recórrer tot el centre de Londres, anar a Oxford, Cambridge, anar amb vaixell pel Tàmesis, pujar al London Eye 11

12 La mare li havia comprat una maleta nova on podria posar molta roba i el que ell volgués. Ell va posar un mapa de Londres, una càmera de fotos, el mòbil amb el carregador; també li va preguntar a la mare si hi podia dur el monopatí, ja que era un mitjà de transport que es podia dur al metro, al bus Hi va posar el tipus de roba que ell solia dur: pantalons vaquers, samarretes de màniga curta, jerseis i dues jaquetes que abrigaven molt. N Enric era molt responsable i independent, i podia estar perfectament sol a una casa. Ell havia decidit que, si la mare li deia que encara era massa petit per anar a Londres tot sol, li contestaria que el seu avi li havia dit que des dels vuit anys baixava en bicicleta des de Sant Antoni fins a Ses Salines per ajudar a recollir sal. Sabia posar la rentadora, el rentaplats, el forn, i sabia fer-se menjar. Què més volien? També tenia pensat anar a molts museus, parcs i carrers comercials com Oxford Street o Regent Street. Partiria en dues setmanes, així que havia d anar a comprar tot el que li faltava: una gorra d hivern i una bufanda per si plovia i una motxilla lleugera per anar còmode. Després d uns dies va arribar el moment de marxar. Era la nit abans d anar-se n. Va deixar la seva habitació ordenada i neta perquè sabia que hi dormiria en Dylan, el fill d en John i n Anna. Li va deixar un monopatí per si li agradava, ja que n Enric en tenia dos. També li va deixar la seva guitarra elèctrica, alguns jocs i a més a més un mapa de les platges d Eivissa. Es va aixecar a les 5:30 del matí, es va dutxar, es va vestir, va berenar, va agafar la maleta nova i se n va anar amb la seva mare a l aeroport d Eivissa. Estava emocionat, feliç, sabia que enyoraria la seva mare, però també tenia clar que anava a divertir-se molt. Varen anar a treure el bitllet i a facturar la maleta. Va arribar el moment, n Enric havia de marxar, li va donar un petó a la mare i va pujar les escales mecàniques. L aventura no havia fet més que començar. Després d una estona esperant al pis de dalt, va arribar l avió i va pujar. S asseia a la primera fila amb un home anglès i major. Quasi tot l avió eren turistes i ell seguia molt alegre. Després d un parell d hores va arribar a Londres, a l aeroport de Gatwick. Era gros i modern. Va pujar i baixar moltes escales 12

13 mecàniques. A una porta li varen demanar el passaport i després va recollir la seva maleta. Es va adonar que a Londres era una hora menys que a Espanya i va canviar el seu rellotge. Va agafar un autobús que anava a Liverpool Street. Allà va agafar un altre autobús que anava al lloc més proper de la casa. Va buscar el número 301 amb una porta blava, segons les indicacions de n Anna, a un dels s. La va trobar i va entrar. Era molt acollidora, però el que realment n Enric estava desitjant era veure l habitació d en Dylan perquè estava segur que seria allí on coneixeria la personalitat d en Dylan. El més curiós és que tenia penjat un cartell de la seva pel lícula preferida, Dogtown Lords, una pel lícula sobre monopatins i surf a Califòrnia. Això li va agradar molt i es va alegrar d haver-li deixat un monopatí. L habitació estava recollida, pareixia un nen ordenat. Damunt l escriptori li havia deixat un mapa de Londres i els seus llocs més importants. Se l va mirar i va decidir que, com era prompte, primer aniria a veure els voltants, després aniria com pogués al centre de Londres i a Hyde Park. Per dinar podia anar a una restaurant que li havia deixat apuntat en Dylan: Reilly Rocket. Posava que era un club de motos però que eren molt simpàtics i que es menjava molt bé. Així que va sortir, va agafar una ampolla d aigua freda del frigorífic, va tancar i se n va anar a fer una volta. Els jardins de Londres estaven molt endreçats i la gent semblava molt simpàtica. El més important era que ja havia vist supermercats a prop de la casa, els quals li van recordar la fam que tenia. Així que va marxar al 507 de Kingsland Road. No va tardar en trobar el restaurant. Els cambrers eren molt agradables. Va tenir una rara sensació en pagar amb lliures. Però com eren paregudes als euros, no ho va trobar gens difícil. Ja havien passat dues setmanes. Es coneixia quasi tots els parcs de Londres: Hyde Park, Green Park, Regent s Park i Hamstead Heath, que estava segur que a la mare li hagués agradat molt. A ell, de les coses que li agradaven més, i solia fer, era passar-se el dia per carrers com Notting Hill, i museus com el British Museum per acabar tirat al terra de Green Park o de qualsevol parc i menjar-se un pícnic complet. I sempre pensava: Si això fos el Parc de la Pau i estigués 13

14 així, de segur que vindria un guàrdia i em diria, amb mala cara, que me n anés a casa a fer la mona. Reia tot sol pensant-ho. La vida a la casa i al barri era tranquil la i semblava com si dugués tota la vida allà. Els veïns el saludaven sempre i se sentia a l habitació del Dylan com a casa seva. No només compartien el monopatí sinó que tenien gustos musicals molt semblants: Avicii, Martin Garrix, Hardwell, etc. Els hi agradava la música electrònica, d això no hi havia cap dubte. El més divertit era que tenia roba nova. No havia sabut posar la rentadora i l única solució havia estat obrir l armari del Dylan i verificar el que ja imaginava, que seria un estil molt semblant al seu, i encara que la seva talla era una mica més grossa, li anaven prou bé. Al saló tenien un projector. Estava claríssim que en John, el pare del Dylan, era productor i director de cine perquè havia entrat al seu estudi i havia vist fotos, gravacions, premis, etc. Això havia estat una gran ajuda, perquè com alguns dies plovia, es quedava a la casa mirant pel lícules, que també coincidien amb el seu gust: Notting Hill, Ocean s Eleven, etc. Va passar una altra setmana i ja començava a quedar-se sense sous, i com no volia preocupar la seva mare, que estava molt contenta amb el paper secundari que havia fet a la pel lícula, havia decidit que volia guanyar els sous necessaris per tornar per si mateix. Es va presentar a un premi de narrativa curta, que era molt conegut a Eivissa, i es deia Premi Neus Balanzat. Com només faltaven tres dies per poder enviar la narració, no va dubtar a posar-se a escriure i creuar els dits: Hi havia una vegada un nen que es deia Dylan, tenia dotze anys i vivia a Londres. Un dia estava a casa... 14

15 El caso del 57 Laura Gordillo Tur María salió sola del portal, apresurada, puede que incluso huyendo; pero nadie podía sospechar siquiera que aquella sería la última vez que la verían. Era marzo del 57, aún lo recuerdo lúcido, como si acabara de ocurrir. El inspector de la policía Manuel Salvador Planells entró en el bar con el ceño fruncido, rompiendo el aire jovial del local. Fue reconocido en cuanto entró, y las cartas, los dados y puros quedaron por un instante inmóviles. Era un hombre malhumorado, serio y con un gesto perpetuo de malestar. No me hacía gracia abandonar mi partida de cartas ni a mi rubia a medio tomar, pero su mirada no daba opción de reproche alguno. Resoplé y maldije por lo bajo, me abotoné el abrigo y me entregué a la fría noche dejando, muy a mi pesar, el juego, el humo y la compañía. El frío aire exterior no puede siquiera compararse con la gélida mirada que Manuel me lanzaba. Bajé la mirada, intentando soportar aquel silencio incómodo que se formaba y crecía cada vez que nos encontrábamos. Llevábamos ya dos años trabajando juntos y el sentimiento de malestar era mutuo. Aún recuerdo cuando entré en el cuerpo. Me dijeron que nos emparejaban para que me metiera en cintura, pero a día de hoy sigo creyendo que nadie quería trabajar con él. En verdad, el hombre impone y es cierto que gran parte de mi disciplina y progreso se lo debo a él; pero eso no cambia el hecho que me parezca insoportable. Tenía una buena racha solté. Espero que valga la pena. Estoy seguro que tus trampas te estaban sirviendo de mucho zanjó y comenzó a caminar. Espera Y el coche? pregunté. No creo que te mueras por andar dos manzanas más abajo. 15

16 Calculé la distancia mentalmente. El crimen había ocurrido en la parte de atrás de la Puerta del Sol. Cuando llegamos, el edificio ya estaba acordonado por la policía. Las luces rojas y azules atraían a varios curiosos que se asomaban a ventanas y balcones. La pared de la entrada al portal estaba manchada de sangre, aún húmeda. Dentro, en el portal, cubierto por un crespón blanco, yacía el cuerpo de una mujer. Quién es? pregunté. María García, de 37 años. Vivía unas calles más abajo contestó un agente. La viuda del señor García deduje. No era una pregunta, pero el agente asintió. El señor García era un conocido agente de bolsa. Muy bien situado en la escala tanto social como económica. Apareció asesinado unos tres meses antes. Observé que Manuel hablaba con uno de la brigada forense. Tenía el ceño más fruncido de lo habitual. Me acerqué cuando la conversación hubo acabado. Alguna novedad? pregunté. Te has fijado en la sangre de la entrada? preguntó Manuel. Asentí. Le dispararon allí, en el pecho. La sangre salpicó la pared. Consiguió entrar antes de morir. Pero la puerta está muy dura, sobretodo para alguien a quien han disparado. Llevaba algo encima? Unas llaves, las hemos comprobado y son las del portal; y una cartera vacía. A quién vendría a visitar? pensé en voz alta. Es una corazonada, pero diría que al señor Ibáñez concluyó. Aquello me intrigó. Muerta en el portal, pero herida en la puerta. Salí fuera y me marché a casa. La noche turba las cosas, mientras que el día suele arrojar luz sobre ellas. Amanecí temprano y para cuando el sol despertaba ya estaba en el lugar del crimen. Intenté recrear la escena. Me paré para abrir la puerta con la llave y me sorprendí al ver que el cerrojo se encontraba en la otra pared. Si María se paró a abrir la puerta por qué la sangre pintaba la pared opuesta? 16

17 Pasé la mano por la mancha ya seca. Ocupaba un buen trozo de pared. Dos palmos y medio para ser exactos. Me llegó a sorprender la ausencia de gotas de sangre. Aquella mancha era demasiado uniforme. Situándome al lado de la pared ensangrentada busqué posibles puntos desde los cuales se pudiera disparar y acertar a una persona. Solo encontré uno, el balcón de enfrente. Todo el mundo sabía a quién pertenecía aquella casa: al doctor Medino. Se sabía que la relación entre el doctor Medino y los García era tormentosa, y solo un doctor podía saber dónde apuntar para que un solo disparo fuera letal. Pero yo contaba con mi propia corazonada. Subí al primer piso del edificio donde ocurrió el crimen con la esperanza que contaran con un teléfono y me dejasen utilizarlo. La suerte estuvo de mi parte. Sí? sonó la voz ronca de Manuel. Necesito que hagas dos cosas comencé. Quién habla? Miguel. Creo que he avanzado en el caso. Necesito que vayas a casa del doctor Medino y busques dinero y armas. Ah Y dile al equipo forense que tome muestras de sangre del cadáver y de la que hay en la pared. Que las comparen. Colgué antes de oír sus quejas y objeciones. Me dirigí al piso del señor Ibáñez. Toqué dos veces el timbre. Abrió la puerta un hombre de mediana edad, con labios melosos y ojos de cobra que se presentó como el señor Tomás Ibáñez. No puso resistencia al ver que pretendía registrar su casa, pero se le notaba nervioso. Dígame conocía usted a la señora María García? Conocía mejor a su marido contestó. Yo seguía buscando. De verdad? Tengo entendido que cuando murió llevaba la llave de su portal sentí un fuerte olor a lejía. Se la entregué yo. Venía de vez en cuando a tomar un café. Sabe de alguien que tuviera algún interés especial en matarla? Enfaticé la última palabra. No. Bueno, ya sabe que tenía muchas deudas acumuladas por culpa de su difunto marido. Y éste tenía muchos enemigos 17

18 respondió con cautela. Señor, si puedo preguntar qué está buscando exactamente? Se metió la mano en el bolsillo. Por miedo a que tuviera un arma, agarré la mía. Nada dije, desafiándolo con la mirada. Ya he acabado. Buenos días. Salí del piso con un plan trazándose en mi cabeza y la esperanza que Manuel hubiera conseguido la información que le pedí. Bajé de nuevo al primero, donde la mujer me abrió, conociendo de antemano mi deseo de llamar. Manuel? Sí contestó. Tengo los análisis que me pediste. Y bien? Son de diferente grupo sanguíneo. La señora García era A+, mientras que la sangre de la entrada es A. Sublime. Registraste la casa del señor Medina? Está limpio. Ni rastro de armas, ni exceso de dinero, nada. Tú que tienes? preguntó. Cuento con un sospechoso y un plan para averiguar si fue él el asesino. Tú ocúpate solo de traer una brigada de aquí a un cuarto de hora. Pasado el cuarto de hora me presenté de nuevo en la casa del señor Ibáñez. Bien, señor Ibáñez agarré la pistola detrás de la espalda, solo pasaba para darle las gracias; sin su ayuda no hubiera sido posible resolver el caso. El señor Ibáñez no tuvo tiempo de responder, pues un grito estrangulado aullando " fuego, fuego" se le adelantó. El señor Ibáñez lanzó una mirada fugaz a un armario de su cocina. Con un rápido movimiento, coloqué la pistola en su nuca y le obligué a ponerse de rodillas. Se oyó un estruendo y la puerta de la entrada cayó al suelo en el momento en que entraban Manuel y la brigada policial. Esposaron al señor Ibáñez. Corrí a abrir el armario, donde había cinco millones de pesetas. Señor Ibáñez Manuel le mandó una de sus miradas paralizantes queda detenido por el asesinato de María García. 18

19 Se lo llevaron a comisaría y agradecí a la señora del primero el haber gritado "fuego". El juicio se llevó a cabo tres días más tarde. Registraron la casa del señor Ibáñez y encontraron una pistola y una bolsa con sangre. Manuel y yo explicamos el procedimiento que llevó a cabo para cometer el crimen. La señora García debía pagarle, como admitió más tarde el señor Ibáñez, ya que él se encargó de provocar la muerte de su marido, pero por miedo a que le delatara en un futuro, la asesinó. La mató dentro del portal, pero para asegurarse que no lo vieran como un asesino, colocó la sangre en la pared de la entrada para que pareciera que la habían disparado desde el bacón del señor Medino, puesto que todo el mundo conocía la eterna rivalidad que existía entre él y los García. El comisario jefe quiso entrevistarnos a Manuel y a mí. Nos felicitó a los dos por nuestro trabajo y nos dio las gracias. Al final, cuando nos habíamos despedido y estábamos dispuestos a marcharnos, me formuló una última pregunta. Señor Miguel Tur, dígame, cómo supo que el señor Ibáñez miraría al lugar donde escondía el dinero? preguntó. Una madre siempre busca a su hijo cuando hay peligro. Me despedí y salí de la habitación. 19

20 Obsessions Esther García Ribas La llum va desaparèixer de cop i volta, i gotes humides del cel varen caure. Era un cel envejós, trist i amargat. Gelós del nostre amor. Un cel que no té a ningú. No posseeix el sol, perquè s'amaga en la nit; no és senyor de la lluna perquè desapareix en la llum i de vegades entre les ombres; les estrelles l'acompanyen, i només de vegades, i encara així són llunyanes; els núvols, el vent se'ls emporta, els segresta de manera lenta i delicada, sense que gairebé ningú ho noti. Sé que el cel es mira i es remira en el mirall més gros que existeix, ho sé, jo també ho faig de vegades. Bé, ho solia fer... ara no em fa falta. El mar reflecteix la grandesa del cel, el seu color, la seva bellesa. Sempre em pregunto si les llàgrimes que surten de l'infinit, més enllà de les nostres idees i pensaments, són llàgrimes tristes, les quals rodolen per unes galtes molt fines, tan fines que semblen no existir-hi, o unes llàgrimes de ràbia, d'impotència davant la soledat. Tot té un preu, i si ser testimoni del món, de totes les accions, de totes les carícies i de tots els cors, és un privilegi, serho dels enganys, dels egoismes, de les traïcions, diria que és el pitjor càstig. L'èter és un públic obligat, lligat a vides que no són seves, un treball de jutge, un jutge que no pot reaccionar, que no pot participar, ni canviar res, només pot contemplar-ho tot amb cara d'estúpid, llunyà però suficientment a prop per sentir cobejança de nosaltres. El cel és un ésser solitari que vaga per l'eternitat en cerca de companyia. Dóna llàstima adonar-se n de tot allò del que no és conscient. De vegades ser tan gran, tan important, tan omnipotent no et deixa gaudir de petites coses; millor dit, de coses gegants però més diminutes que tu, en mida. No puc entendre quina lògica pot tenir una vida eterna, una ànima immortal com és el cel, sense ser capaç d'abraçar o ser 20

21 abraçat, és viure una vida, solitària, sense l'únic sentit que té aquesta: amar i ser amat. Fa temps jo em mirava el cel com un mirall, un reflex de la meva vida. El mirava de manera diferent que la mar. Jo la temia, la respectava i la considerava moltíssim. Recordo les tardes en les quals m'apropava a la platja i contemplava l'oceà embadalida, esperant unes respostes que provenien des del fons de la meva ànima, però que només era capaç de desxifrar-les en presència del blau marítim. Jo era un esperit solitari, com ho és el cel, però gràcies a Déu mai he sigut tan inabastable com ell, més aviat sempre he sigut una presa fàcil d'aconseguir. Des de fa uns deu mesos això ha canviat. Em torno a mirar en la mar i no sóc la mateixa noia que un dia vaig ser. Jo pertanyo a en Lluc i en Lluc em pertany a mi, ho sé, n'estic convençuda completament. El cel també es va adonar d'això i me'l va voler prendre ràpidament, el volia per a ell, li desitjava la mort perquè més tard pogués pujar al cel, amb ell, però és un cel del qual encara no ha entès el significat exacte, ben bé ningú ho ha entès i possiblement mai ho farà. Resulta estrany llegir les paraules, els pensaments i les idees que una vegada varen sortir de la teva ment i vares plasmar en paper, en un diari. Potser és ridícul, i fa gràcia llegir una cosa així que fa més de 20 anys que vaig escriure, un 12 de juliol de 1968 quan no era conscient de quasi res, quan m'imaginava un futur perfecte al costat d'en Lluc. Sí, era d'aquelles noies que creien en prínceps blaus i un amor per a tota la vida, aquell era el futur que jo cercava i posseïa com a ideal. Aquesta idea només es va complir per un temps, sis anys només. En Lluc i jo ens vam prometre l'any 1979 i ens vam casar poc després. Tot era idíl lic, perfecte i meravellós. La meva vida girava entorn de la nostra i per aquell període de temps, vaig oblidar completament els sentiments del cel o els seus desitjos. Que plogués o s'estengués un blau brillant, uniforme pel sostre de les nostres vides, es va convertir per a mi en el mateix que per a tothom, un fenomen atmosfèric. Però, al cap de sis anys de casats, el cel es va emportar el meu marit. Sí, vaig tornar a creure en aquelles ximpleries sobre el cel, però ho vaig fer perquè era inevitable. Sempre havia cregut que el cel s'estimava en Lluc i que no suportava la idea d'haver 21

22 de compartir-lo amb mi. I que fou per aquest motiu que el va separar del meu costat, se'l va endur amb aire. Li va preparar una trampa al vent i li va fer un nus, provocant així un tornado on el meu estimat morí. Durant uns mesos vaig creure que em moria. Era tan gros el dolor que sentia que com si de vint espases es tractés, alguna cosa em feria per dins. Durant aquests mesos sempre va ploure, com si el cel, l'únic culpable d'aquest horrible destí, penedit del seu crim, m'acompanyés en un sentiment que ell havia ocasionat. No fou fins als primers dies de raigs de sol, quan em vaig adonar, no sé com, de les veritables intencions d'aquest esperit que sempre vestia de blau cel i de vegades amb roba d'estels. El cel no volia el meu marit, em volia a mi. Estava gelós d'ell i per això, per a tenir-me al seu abast va matar en Lluc. El cel m'estimava, o potser només era obsessió. Fos com fos, vaig abandonar la meva vida terrenal, no hi havia en aquesta res que m'interessés. El suïcidi no va ser la causa, ni tampoc un accident, només vaig intentar comunicarme amb ell, amb el meu marit... i vaig fer un tracte amb el cel. Aquest tracte que vàrem firmar en els núvols amb lletra de raigs de sol, on teníem com a testimonis la humanitat sencera, fou just, però infeliç. Vaig poder abraçar una llum encegadora que es deia Lluc, vaig parlar amb ell, li vaig somriure i em vaig assegurar que estava on havia d'estar, en el cel. I vaig plorar, vaig plorar moltíssim, potser massa, sense motius. No entenia aquelles gotes que em cremaven les galtes, era tristesa per haver de dir adéu, o llàgrimes de felicitat pel fet de poder-ho dir; o potser em preocupava el meu futur petrificat El meu reencontre amb en Lluc fou fugaç, o això em va parèixer. Plantejar-me una vida sense ell provocà una percepció del temps errònia, uns minuts insuficients, valorant el temps que hauria de viure sense ser al seu costat. Però així ho deia el contracte, trenta minuts amb en Lluc i una vida eterna amb el cel... 22

23 Al-Mayurqa Esther Martínez Parrón El sol ja s afina per la coberta de la nau, s endevina un dia clar. Un nou món, una nova terra que defensar, promesa d il lusions difuminades. Un viatge dur reposava al record recent de la ment del jove Jamal. Tan sols comptava amb disset anys que el feien portar la mirada a l horitzó i pensar en la seva família. L enyorava moltíssim, l havia haguda de deixar al Marroc. Cap al migdia, ja es podia albirar la nova costa. Al-Mayurqa era una illa de la Mediterrània situada molt a prop, a dos dies de vaixell d Al-Andalus. L havien obligat a embarcar, a anar a aquella illa. Ell era jove i fort, necessari per a la lluita contra els cristians. L havien arrancat de les terres del seu pare perquè en banyés unes altres amb la sang dels infidels. Els exèrcits de la Sagrada Creu de Jesucrist anaven guanyant batalles des del nord, i els moriscs eren expulsats. Durant el viatge des d Alger, havia conegut un altre home que vivia al poble veí. Tenia un parell d anys més que ell, nomia Abib i li havia ofert hostatge a Jamal en una casa que tenia a l illa. Era un fill d Al là, que al crit d Allahu akbar havia jurat vessar la sang del infidels cristians que amenaçaven de conquerir Al-Mayurqa. Setmanes més tard, els exèrcits de Jaume I arribaven a l arxipèlag, decidits a acabar amb la pirateria musulmana i conquerir les illes de la mà dels nobles catalans i aragonesos. Les primeres batalles es feren esperar poc. Hi havia tanta sang, tant odi. Un guerra de creences en la que perdrien la vida molts germans de fe: ambdós déus eren el mateix, però amb nom diferent. Eren escaramusses sense cap sentit. La Sagrada Creu anava avançant a passes de gegant. I la crispació dels homes creixia cada cop més. Però encara quedava massa camí a aquells porcs infidels. Mai no ho aconseguirien, perquè Al là no ho permetria. 23

24 Una setmana després tan sols quedava un sol reducte sense conquerir, Medina Mayurqa. Jamal s'hi havia establert des d'un començament. Dins les murades atenia els ferits, homes que arribaven esgarrats, desfets, sense forces. Homes als quals només donava temps a morir. I els altres, els que encara podien portar armes, els que encara podien lluitar, es consumien. Perquè cada vegada que enterraven un dels morts, hi enterraven amb ell una part de la poca moral que els hi quedava. Podrien haver cercat a tota l'illa, escorcollar-ne qualsevol petit indret, i encara i així no trobar-hi ni una mínima essència d' esperança. L'havien perduda tota, juntament amb Al-Mayurqa. Jamal, que no havia agafat cap estri que no paregués una forca, havia aconseguit sobreviure. No obstant, ell no feia distincions, tots mereixien la seva compassió, tant moriscs com cristians. D'aquesta manera, la seva benevolència seria al mateix temps la seva salvació i la seva condemna. Salvació perquè un de tants dies va arribar a l hospici on Jamal atenia els ferits un cavaller. Portava l'emblema de la corona catalana a les robes. En veure l, Abib el va atacar d immediat, però Jamal protegí al cristià. No hi havia honor en la lluita envers un home dèbil. Era cruel i Al là ho condemnava. Va resultar que el cavaller era la mà dreta del rei Jaume I. Es deia Ramon de Montpellier, era bastant jove, i la seva família estava molt ben vista a la cort catalana. Així doncs, Jamal va ser presentat davant el rei com el pietós protector dels cristians. I aquest li perdonà la vida. Va ser també la seva condemna, perquè els altres moriscs, companys d'armes, germans de fe, varen morir veient lo com a un covard renegat. Jamal fou l'únic que va sobreviure a la presa de la ciutat de Medina Mayurqa. Ramon de Montpellier el va acollir com al seu salvador. El va dur a la cort, el va ensenyar a lluitar i a portar les armes amb gràcia. Muntar a cavall aviat ja no va suposar cap problema per al jove morisc. Fins que els cavallers abandonaren l'illa per a tornar cap a Barcelona. S emportaren Jamal amb ells, ell volia veure món. I el seu amic el cavaller li parlava contínuament de les dones de Catalunya, de bellesa 24

25 inigualable. Encara que Jamal continuava pensant que cap dona no tenia res a fer enfront la dolçor d'una jove i bella morisca. A Barcelona, però, descobriria que s equivocava. En baixar del vaixell atracat al port de la vila, va descobrir un nou món. Encara i així, en arribar al palau, vast, sumptuós, en veure la comitiva d'arribada, els herois que havien conquerit les illes, que havien alliberat els comerciants de Tortosa de la pirateria, es va sentir desfet. En realitat, és massa difícil mesurar l'explosió de sentiments que la ciutat li va provocar. Perquè tan bon punt queia a terra de l abatiment, va entrar dins el castell i va veure la flor més bonica que havia pogut veure mai. Va quedar tan fascinat per la seva gràcia que es va oblidar completament de com d abatut es sentia. La dama preferida de la reina tan sols tenia setze anys i, als caragols daurats dels seus cabells, els homes s'hi perdien. Els ulls eren d'un blau cel, intens, molt intens. Del mateix color que els ulls del rei però més bonics i més penetrants. Amb una mirada podrien aturar fins i tot el pas del temps. Al mateix temps que llum de perdó, el seu somriure era passaport a l'infern. Jamal enyorava la seva família, la seva gent. Era una enyorança punyent, que el feia asseure a soles a vegades, i passar hores recordant vells moments. Qui sap com estarien ara, si passarien gana o si serien feliços, si el trobarien a faltar... Però quan es sorprenia a si mateix aturat a soles pensant, sacsejava el cap intentant fent fugir de si les ganes de plorar. I llavors començava a pensar en ella. Cada dia s'hi podia acostar una miqueta més, fins arribar fins i tot a parlar amb ella. Encara i així continuava veient-la llunyana, fora del seu abast. No perquè ell no estigués disposat a donar tot el que era per ella, sinó perquè havia arribat a creure que era només digna d'un déu, ja ni tan sols d'un rei. Poder veure-la havia arribat a donar sentit al seu dia a dia, convertint-se en una total obsessió. Cada vegada més, com una droga, perquè ja es sap el que passa amb allò que és prohibit, que fascina: tot allò que és prohibit genera un magnetisme irresistible. Era un secret inconfessable, fins i tot a oïdes de Ramon de Montpellier, el millor amic de Jamal, en els temps que corrien, amb aquell front obert entre cultures. Si ja era estrany veure al de 25

26 Montpellier i Jamal caminar junts pel carrer, no es podria concebre un amor com aquell, capaç d'enderrocar prejudicis. Havien passat ja quatre anys, quatre llargs, eterns anys. El rei va voler recompensar la feina de Jamal i el va deixar embarcar de retorn cap a Alger. Mentre pujava a la nau havent-se acomiadat de tots, va tornar a pensar per darrera vegada en la bonica flor, la seva bonica donzella. Podria fugir de la seva atracció, encara que fos per un petit marge de temps. Un cop el vaixell va començar a allunyar-se de la costa, el cervell de Jamal es va centrar únicament en la família. Una mena d angoixa estranya li oprimia el pit, i els ulls se li omplien de llàgrimes que en ocasions regalimaven galta avall. Va tardar una setmana en arribar a Alger. I uns dos dies de camí fins a arribar al seu poble. Tot era molt diferent a com ell ho recordava. Però hi havia vida, alegria, i això el reconfortava. Havia partit sent un nin, un adolescent i tornava fet un home. Un home que havia viscut l'horror de la guerra i la plenitud de l'amor. En baixar del cavall va veure sortir la mare i la germana corrent de la seva casa. Les va veure belles, radiants, i canviades. S abraçaren tots tres amb força, amb la necessitat acumulada dels anys d'espera, amb l'angoixa de creure que aquell moment no fos un somni. De seguida el jove va preguntar pel pare. El seu estimat pare. Però els rostres de les dues dones s'apagaren de sobte. Havia mort poc després de marxar Jamal. En saber-ho, va caure agenollat al terra plorant de valent. Mirava les dues dones i es preguntava a si mateix com havia pogut passar. De cop i volta, dos nins sortiren corrents de la casa cridant أ م,أ م, mamà, mamà. I l expressió de Jamal tornava cada vegada més estranyada. El seu desconcert creixia a cada segon, a cada cop d'ull que feia al seu voltant. En aixecar-se va veure sortir de la casa un home gras i alt. Va mirar la mare amb una interrogació implícita al rostre. La seva mare havia hagut de tornar a casar-se, per mantenir la filla i les terres que soles no podien conrear. *** 26

27 Així doncs, Jamal va tornar a Barcelona amb tota la família. Inclosos els seus nous germanastres. Però va deixar el repel lent home de la seva mare a terra. Havia arribat per salvar-les i dur-les amb ell. El rei podia oferir hospici a la família de Jamal. I podria tornar a veure la bonica flor catalana que el tenia boig. Però al port de la ciutat tot fou diferent. Havien passat tres mesos i Jamal acudia a casa del seu estimat amic Ramon. No era conscient que les coses havien canviat molt des de la seva partida. El rei havia començat a concertar els matrimonis per als seus fills pactats temps enrere. El problema fou que un d'ells, el menor, s'havia oposat rotundament a la voluntat paterna. S'havia enamorat d'una donzella de la cort, de cabells d'or i pell de marfil. Davant la descripció que li feia el de Montpellier, va saber automàticament que es tractava de la seva enamorada. El rei, no obstant, no va estar disposat a consentir-ho, ja que aquella blanca flor adoptada per la reina des que era una minyona, amagava un secret que tan sols coneixia ell. Feia ja disset anys que la mare, la dona de més confiança de la reina, havia mort en el moment de donar a llum a la petita. Fou el seu darrer desig que el nadó que vingués, fruit de la violació d'un soldat fastigós, estigués ben atès. La reina, per tant, va adoptar la petita i la va anomenar com sa mare, Leonor. Realment s'hi pareixia: tot, excepte els ulls, feien justícia a la mare de la petita. Però el secret que amagava la criatura era que el seu pare no era un soldat qualsevol, sinó el propi rei, i no va ser fruit d'una violació, sinó de l'amor i el desig. Així, per tal d'evitar que el seu fill menor del dos legítims continués capficat amb la seva obsessió per la bellesa de la jove, va haver-la de reconèixer com a filla. Ara almenys el podria mantenir allunyat d'ella. La notícia va ser com un gerro d'aigua freda per a Jamal. Si abans no podia tocar-la, ara, essent princesa, no podria ni mirar-la. I així va seguir passant el temps. Jamal es va convertir en un noble de la cort, i va casar la seva germana amb el seu millor amic Ramon de Montpellier. Però, una nit que no podia dormir, va poder veure com Leonor baixava corrents a les quadres. Plorant desconsolada, va confessar-li que el rei volia casar-la amb un duc. I el 27

28 seu germanastre encara no es feia a la idea que no podia tocar-la. Havia perdut la confiança que abans tenia amb la reina, que la mirava amb els ulls plens d odi, com acusant-la d'una traïció que ella no havia comés. La dona que la va criar ara l'odiava. Volia anar-se n, deixar-ho tot endarrere. Viure com una pagesa, li era igual, almenys seria feliç. Així doncs, ambdós trobaren en la conversa consol i consell. Però la princesa no desistia de la idea de fugir tan lluny com pogués. Una nit, Jamal va preparar dos cavalls, amb aigua i menjar per a diversos dies de viatge. Pensava endur-se-la on ella volia, lluny. En arribar la mitjanit, ben fosca, va sentir passes, i en veure-la envoltada de soldats, el cor se li va capgirar. Ella no podia haver-lo traït, només... El petit Karim, el seu germà, fill de l indesitjable segon espòs de la seva mare. Havia estat ell qui l'havia traït, com a venjança per haver deixat el seu pare quasi mort al mig del desert. De sobte, es va trobar una daga punyent al coll. El varen fer agenollar en presència del rei, que els mirava tots dos amb ràbia, i no parava de repetir: A mi, que t'ho ofert tot, que t'ho he donat tot. Per les galtes de Jamal lliscava una llàgrima amarga que en arribar al coll es va fondre amb la sang. Leonor, a qui sostenien dos guàrdies, va aconseguir alliberar-se i arribar fins al cos quasi sense vida del jove protagonista d'aquesta història. I sense dir ni mitja paraula, es va clavar el mateix punyal amb el qual havien matat Jamal al cor. Moriren tots dos junts, abraçats. De vegades el cruel destí dóna voltes inimaginables. I tan cruels, que permeten que dos joves, al cor dels quals naixia un amor capaç d enderrocar prejudicis, no puguin estar junts fins al moment de morir. L'un a la terra de l'altre i lluny de la seva pròpia, i ella maleïda per la seva condició. Més enllà d'una conquesta, més enllà de les creences, més enllà de dues cultures. Una guerra de fe, que havia aconseguit vèncer l'amor pur, l'adoració, quan va acabar amb el darrer morisc que havia quedat viu a la ciutat de Medina Mayurqa. 28

29 Què en penses de l amor, Amour? Carla Maria Blancafort i Meier M agrada observar. Em pregunto si la gent se n adona... Ara estic seguda en un banc davant de casa. Sola. Al banc del costat, en Leopold, un antic militar dels de la 3a Guerra Mundial, dóna de menjar als coloms. Però jo sé que la troba a faltar. Na Jocelyn va morir mentre ell combatia. D allò deu fer ja uns cinquanta anys. Des que visc aquí l he vist plorar cada dia alhora que alimenta els petits ocells. L home solitari que plora per amor tot i no tenir-ne era el que deia una de les meves cançons preferides. Nights in White Satin. Era dels antics seixanta. La vaig trobar a la biblioteca d un ipod dels que ja no es fabriquen. L amor no existeix. Em pregunto si la gent ho sap... Ara en Leopold ha deixat anar una llàgrima. Tant de bo pogués ser jove un altre cop Igual d aquesta manera hagués pogut ser feliç amb qui realment volia ser-ho. Què pensàveu? Que plorava per ella? I ara En Leopold s havia sentit atret des del principi per en Gary, el seu germà d armes, que en diuen. Plora cada dia per haver estat un covard. Ho veieu com l amor és fals? Si existís Leopold s hauria jugat la vida i s hagués declarat. Parlo de jugar-se la vida perquè el nou règim condemna amb pena de mort l homosexualitat. Podrà algú entendre m mai? L ésser humà és egoista. Posa la seva vida sempre per davant de tot. I l amor és just el contrari. L home no estarà mai capacitat per estimar. Ha arribat el carter. Em pregunto si deixarà res per a mi... M aixeco i m allunyo del meu company de silencis, que mira com desapareixo amb els ulls vidriosos i rogencs. 29

30 Bon dia, Amour, em sembla que m hauràs de signar. Duc un... Eh, vaja Un paquet urgent Si ets tan amable... M estén una carpeta amb un paper i em llença un bolígraf que atrapo al vol. M hagués agradat fer qualque cosa més que somriure, assentir i posar el meu nom. Sóc muda. Bé, suposo que aquesta és la raó per la qual m agrada pensar. És així com parlo. Una vegada amb el paquet a la mà pujo a casa corrents. Quina emoció Mai rebo correspondència. Excepte aquella vegada... Però ja fa molt de temps. Poso la caixa sobre la taula i vaig en busca d unes tisores. Ostres M havia deixat el televisor encès aquest matí en sortir. Ara posen Big Fish. Es veu un estany i un gran banc de peixos, però un és més ample i llarg que els altres i necessita un estany més espaiós. És antiquíssima A part de ser de l antic règim és de l altre mil leni Ja he trobat el que buscava i torno cap al paquet. Però, que n és d estrany... Juraria que no hi havia cap carta adjunta... Bé, amb l excitació no ho dec haver notat, suposo. Obro la carta i n extrec l escrit: Estimada Amour, ens congratula que accepti aquest quadern i aquesta ploma com a símbol d empatia amb la seva causa. La comunitat d observadors ha acordat per unanimitat que vostè sigui l escollida. Una cordial salutació. YAP Encara una mica atordida per la misteriosa nota, obro la caixa i n agafo, efectivament, un quadern i una ploma amb una marca gravada en daurat que diu Ynitsed. Tot plegat és tan confús que em marejo. Has de pensar clar, Amour m ordeno. Però ja res no tornaria a ser igual per mi. De moment aniria per una muda. Sempre he pensat que la roba neta aclareix la ment. Ja tindria temps de veure com la meva vida donava un gir. Tindria dies suficients per a descobrir la meva màgica missió. Per a conéixer l única persona del món que em podria escoltar i entendre. Per entendre que el futur estava a les meves mans, literalment. I no només el meu, sinó el de tots els móns. 30

31 Tindria tantíssim temps que, fins i tot, podria canviar d opinió sobre, per exemple, l amor. Però ara, en aquest precís instant, l únic que hagués pogut fer era asseure m al sofà i veure com l Audrey, la meva estimada Audrey, mirava embadalida l aparador de Tiffany s, ignorant, potser tant com jo, que estava a punt d enamorar-se. Constellations Per un món on, en comptes de masculinitat o feminitat, la humanitat fos la característica que ens diferenciés. Que a la pregunta Tu què et sents?, cap home contestés dona, cap dona contestés home. Persona. Humà. Algú pot realment diferenciar-nos pel nostre caràcter? Tots som dolços, sentimentals, forts, delicats... Tenim pors, som valents... Per un món on l heterosexualitat, homosexualitat i bisexualitat deixin de tenir nom, deixin d existir com a tal. Per un món on amor sigui la paraula utilitzada per a etiquetar qualsevol relació. El meu món sense pautes, sense fronteres mentals, sense censures encobertes, sense dictadures camuflades. Sense una vida planificada fins a l últim alè, sense persones que escullin qui has de ser, sense una moda que seguir, sense un Déu a qui venerar. I que si hem d estimar estimem de més, fins que faci mal. I si plorem, fem-ho fins a quedar-nos adormits. Però, si us plau, sentim amb més força. Perquè, qui et diu que abans d acabar de llegir això el món no s haurà acabat? Creu en la màgia. Aquesta vida és màgica. I el destí? El destí és canviant, mentider. Cada passa en canvia el final. Final? Sí, final. Perquè ja no puc més. Viure en un món perfecte ple de gent horrible, injusta, egoista, quan és possible un canvi que ningú no està disposat a dur a terme? No. Això no és per mi. 31