CONGREGACIÓN DE LA FRATERNIDAD SACERDOTAL - DEVOCIONARIO

Transcripción

1 CONGREGACIÓN DE LA FRATERNIDAD SACERDOTAL - DEVOCIONARIO ASPIRANTADO CENÁCULO: SANTA TERESA SILVANIA CUNDINAMARCA 2010

2 ORACIONES COTIDIANAS

3 1. JACULATORIA PARA TODO ACTO FRATERNO Dice el Padre Prévost.: El Religioso de la Fraternidad Sacerdotal ha sido escogido por Jesús para un fin elevadísimo y característico. Es Jesús mismo que le ha escogido y le ha confiado la misión más sublime que haya sobre la tierra. (Dir. Espiritual. Capítulo I) V. Amor, alabanza y gloria perenne a JESÚS Sacerdote y Víctima... R... en el Santísimo Sacramento del Altar V. Bendita sea la Inmaculada Virgen Madre de Dios... R...Reina del Clero y nuestra dulcísima Madre. 2. PARA PEDIR LA INTERCESIÓN DEL PADRE EUGENIO PRÉVOST Dice el Padre Prévost.: El amor es el gran motor de la santidad y, como es preciso ser santos para trabajar en una obra, tan sublime, como la de la Fraternidad Sacerdotal, no hay sino el amor que pueda conducir sus hijos a la perfección, haciendo de ellos adoradores en espíritu y en verdad; y, apóstoles celosos e infatigables al servicio de los Sacerdotes (Dir. Espiritual. Capítulo II) Oh Jesús, Sacerdote y Víctima, que abrazaste el corazón de tu Servidor Eugenio, en un ardiente amor por tu Eucaristía, por tus Sacerdotes, por tu Santo Nombre y por el cumplimiento de tu Divina Voluntad, concédenos, te lo suplicamos, imitar sus virtudes, y por el honor de tu Eterno Sacerdocio, glorifica desde esta tierra a este gran apóstol, concediéndonos la gracia que te solicitamos. AMÉN. 3. OFRECIMIENTO DEL DÍA Dice el Padre Prévost.: El primer pensamiento es Jesús; Jesús para amar, Jesús para honrar, Jesús para glorificar, pero en sus Sacerdotes (Dir. Espiritual. Cap. I) Para Ti Jesús mi primer pensamiento al comenzar el día. Toda la noche has pensado en mí; es muy justo que en todo el día yo piense en Ti. Mi pensamiento se dirige hacia Tí en el Sacramento de tu Amor, en donde moras día y noche aunque glorioso, en un estado de humildad y de bajeza que te aproxima más a mí. Te reconozco como el Dios de majestad de quien todo depende en el cielo, y pensar que perteneces a mí y yo a Tí!

4 Te adoro aquí presente, Jesús, como el Dios tres veces santo, delante del cual toda rodilla se dobla en el cielo, en la tierra y en los infiernos. Te contemplo en este estado de perpetua adoración delante de tu Divino Padre. Junto mis oraciones a las tuyas y quiero permanecer todo el día en el pensamiento de estas santas y sublimes verdades. Te agradezco, Jesús, este nuevo día que te dignes concederme, para pensar en Ti, adorarte, servirte y amarte. Me vas a amar aún, en este día, y esto constituye toda mi dicha. Me vas a asistir y acompañar, y eso me llena de valor y confianza. Tú me abre ya completamente tu Corazón para que yo pueda sacar de él, todos los socorros de que tendré necesidad. Oh Jesús mío, en Él quiero penetrar y permanecer, para aprender mejor a conocer tus bondades, a bendecirte y amarte. alma. Sí, te amaré porque lo mereces; te amaré, porque esa es la suprema ambición de mi Quiero amarte hoy más que ayer, más que en todos mis años pasados. Me ofrezco a Ti sin reserva para cumplir en todo tu voluntad y el menor de tus beneplácitos. No me importa lo que me acontezca en este día. Me arrojo en tus brazos y descanso sobre tu Corazón. Te ofrezco mis goces y mis penas, te ofrezco el cumplimiento de mis deberes y todos mis esfuerzos de virtud. Me constituyo la hostia de tu sacrificio. Dígnate ofrecerme contigo a tu Divino Padre para que nos confunda en un mismo amor. Oh misericordioso y poderosísimo Jesús, que te hiciste Sacramento para darte a nosotros, como alimento de fecundidad y de vida. Mira con bondad a este tu siervo. Dígnate hacerme tuyo, hazme victorioso. Derrama, te suplico, tus bendiciones sobre nuestra Congregación y sobre cada uno de sus religiosos; consérvanos a todos fieles a nuestra santa vocación y multiplícanos para la gloria de tu Nombre y la santificación de tus Sacerdotes. Llena a tus Ministros de tu espíritu y de tu santidad, y recibe la ofrenda de oraciones y de méritos que por ellos te hago durante este día. Dígnate también concederme la gracia de ganar hoy muchas indulgencias, por las almas del purgatorio. Da a mi comunión toda la eficacia que ella contiene, y en todo el día, Oh Jesús mío, sé para mí, JESÚS.

5 Oh María, mi tierna Madre, te consagro este día; protégeme y consérvame fiel a mi vida de amor y de sacrificio. AMÉN. 4. OFRENDA DEL DÍA MARÍA SANTÍSIMA Dice el Padre Prévost.: Jesús nos ha puesto en el corazón una ternura intraducible por María. (Dir. Espir. Cap. XII) Oh María, mi tierna Madre, te consagro todo este día; protégeme y consérvame fiel a mi vida de amor y de sacrificio. AMÉN. 5. DESPUÉS DE LA MEDITACIÓN Dice el Padre Prévost.: Las Razones de nuestro culto hacia la Santísima Virgen están arraigadas en la esencia misma de los misterios que lo hacen nacer. (Dir. Espir. Cap. XII) Oh Jesús, que vives en María, Ven y vive con tus siervos, Con el espíritu de tu santidad, Con la plenitud de tu poder, Con la perfección de tus caminos, Con la verdad de tus virtudes, Con la comunión de tus misterios, Domina sobre toda potestad enemiga. Con tu Espíritu Para gloria del Padre. 6. DESPUÉS DEL EXAMEN PARTICULAR Dice el Padre Prévost.: el dulce deber de desarrollar la devoción a María en los Sacerdotes hospedados en nuestros diversos Cenáculos (Dir. Espir. Cap. XII) Oh Señora mía, Santa María, me entrego a tu bendita confianza y singular custodia; y mi cuerpo y alma, los encomiendo al seno de tu misericordia, hoy y todos los días y en la hora de mi muerte. Te encomiendo toda mi esperanza y consuelo, todas mis angustias y miserias, toda mi vida y el fin de mi existencia, para que tu santísima intercesión y por tus méritos, todas mis obras se dirijan y dispongan según tu voluntad y la de tu divino Hijo. AMÉN.

6 7. EXAMEN DE CONCIENCIA Dice el Padre Prévost.: Qué podría significar el menor apego a las cosas creadas en un alma que las ha cambiado por las cosas del cielo, sino el retorno a una antigua esclavitud de que ella se ha liberado (Dir. Espiritual Cap. I) Acepta mi dolor, oh Jesús, Salvador mío, una vez más, protesto que quiero amarte y permanecerte fiel. Tomo la firme resolución de hacerte olvidar mañana el disgusto que haya podido causarte hoy. Te ofrezco mi espíritu para que se fije en Ti; Te ofrezco mi corazón para que descanse en el tuyo. Te ofrezco mi voluntad para que se funda con la tuya. Te ofrezco todo mi ser, para que sea holocausto tuyo de puro y generoso amor. Te ofrezco así mismo todos mis hermanos y hermanas, a fin de que los llenes de tu espíritu, y que reines plenamente en nuestras dos Congregaciones. Amarte y oh Jesús, no conozco dicha mayor, poseerte y amarte, otro cielo no quiero. Te amo, te amo por ser quien eres. Oh eterno Dios de amor. Te amo con el mismo amor que he sacado de tu corazón, con el cual te amas a Ti mismo desde la eternidad. Quiero pertenecerte sin reserva y a Ti me entrego en irrevocable abandono de amor. El día ya pasó, oh Jesús, y las sombras de la noche me circundan mas quedas Tú mi lumbre de verdad. Los ojos de mi cuerpo van a cerrarse mas los del alma quedarán fijos en Ti. Mi corazón va a perder conciencia de sus latidos pero de antemano se ha propuesto palpitar tan sólo para Ti. Mi voluntad va a sumergirse en el sueño, y no podrá más, hacer actos meritorios, sin embargo permanecerá, a pesar de todo, unida a la tuya hasta la hora del despertar. Mi alma, oh Jesús, vuela hacia Ti para que la preserves de todo peligro durante esta noche, y para que mañana pueda yo iniciar con nuevo ardor, a servirte y a amarte. Para Ti oh Jesús, mi último pensamiento y mi postrero acto de amor. AMÉN.

7 8. INVOCACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA Dice el Padre Prévost.: Esos dos amores, el de Jesús y el de María, se han manifestado desde la primera inspiración de la Obra (Dir. Esp. Cap. XII) Oh María mi tierna Madre, verla sobre mí durante mi reposo, y participa del amor que profeso a mi Jesús. AMÉN 9. DE PROFUNDIS Dice el Padre Prévost.: Es, precisamente, a causa de ese acercamiento tan fácil con Jesús, que el alma experimenta una inclinación tan fuerte a renovar sus actos de amor, una vez que ha adquirido el hábito (Dir. Esp. Cap. XIII) Del fondo del abismo clamo a Ti, Señor; escucha, Señor, mi voz. Estén tus oídos atentos al grito de mis súplicas. Si Tú, Señor, tomas en cuenta las faltas, quién, Señor, podrá subsistir? Mas el perdón de Ti se halla, para que seas temido. Yo espero en el Señor; en el Señor espera mi alma; confío en su palabra. Más que el centinela por la aurora, suspira mi alma por el Señor. Porque la gracia está en el Señor; y en Él abunda la salvación. Él mismo redimirá a Israel de todas sus culpas. Oración: Dales, Señor, el descanso eterno. Brille él la luz perpetua. Descanse en paz. AMÉN. Oh Dios que has llevado a tus siervos a la dignidad del Episcopado o del Sacerdocio, colocándolos entre los presbíteros continuadores de los Apóstoles; haz te rogamos, se asocien a ellos en la gloria eterna. Oh Dios, que otorgas el perdón y buscas con amor la salvación de los hombres; pedimos a tu clemencia, por la intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María y todos tus Santos, para las almas de nuestros parientes y de nuestros bienhechores que han salido de este mundo, la gracia de tener en la beatitud eterna. Oh Dios, creador y redentor de todos los fieles; concede a las almas de tus siervos y de tus siervas la remisión de todos sus pecados, para que, por nuestras fervorosas súplicas, consigan el perdón que siempre han deseado. Tú que vives y reinas con Dios Padre en unidad del Espíritu Santo. AMÉN.

8 10. JACULATORIAS PARA CONSAGRAR EL TIEMPO A DIOS Dice el Padre Prévost.: Se ve a Jesús en todo lo que se presenta; se reconocen ahí sus adorables voluntades; se piensa en servirse de los menores detalles para establecer un nuevo contacto con Él; y, en seguida, se pone amor en esos acercamientos súbitos del alma con su Dios (Dir. Espiritual. Capítulo XIII) - Viva Jesús! - Alabado sea Dios. - Bendito y alabado sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar. - Sea por siempre Bendito y Alabado. - Dios mío, te amo. - Señor mío y Dios mío. - Jesús. - Jesús solo. - Ave María, purísima, sin pecado concebido María Santísima. - Señor, aumenta mi fe. - Jesús mío, misericordia. - Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. - Dios mío, ten piedad de mí. - Señor, sálvame. - Señor, aumenta mi fe. - Señor, tú lo sabes todo: tú sabes que te amo. - Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo. - Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío. - María, madre de gracia y madre de misericordia, en la vida y en la muerte amáranos Madre nuestra. - María! - Reina del Clero, ruega por nosotros. - Dulce corazón de María, sé la salvación del alma mía. - Jesús, María Y José. - Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. - Bendito seas por siempre, Señor.

9 11. OBLACIÓN Dice el Padre Prévost.: Cómo pensar, tan menudo, en Jesús y no darle el primer puesto en nuestra vida? Cómo estar preocupados por reavivar, sin cesar, nuestro amor por Jesús, sin establecerle como Amo Absoluto de nuestro corazón? (Dir. Espiritual. Capítulo IV) JESÚS, mi muy Amado, Tú a quien el amor te tiene cautivo en el Santísimo Sacramento, y que perpetúas, por tu estado de inmolación en todos los Tabernáculos del mundo, el Sacrificio Supremo que ofreciste sobre el calvario, yo te adoro como el Sacerdote Eterno de quien dimanan sin cesar las divinas eficiencias del Sacerdocio Católico. Para imitarte en el amor que tienes a tus Sacerdotes y para responder al misterioso y dulcísimo llamamiento de tu gracia, vengo a consagrarme a tu servicio y a ofrecerte todo el amor de mi corazón y todos los méritos de mi vida por la santificación de los Sacerdotes, tus ministros y amigos. En la alegría de mi alma que Tú has amado tanto, Te bendigo por haberme llamado a la vocación sublime de la Congregación de la Fraternidad Sacerdotal. Me ofrezco enteramente para la realización de tus designios de amor, y te prometo una fidelidad generosa e inviolable. Oh María, Madre de Jesús, el Soberano Sacerdote y Reina del Clero, confirma en mí la obra de amor a tu Divino Hijo y guárdame delicadamente fiel a mis santos compromisos. San José, guardián y protector del Sacerdote Eterno, vela sobre los intereses de Jesús en mi alma. AMÉN! OREMOS: Padre misericordioso, tú que provees de pastores a tu pueblo, derrama en tu Iglesia el Espíritu de piedad y fortaleza que suscite en ella dignos ministros de tu altar, anuncien tu Evangelio con valor y con bondad y sean fieles dispensadores de tu multiforme gracia. María Reina del Clero, ten compasión de los hijos que Jesús te encomendó desde la cruz. Multiplica las vocaciones misioneras, religiosas y sacerdotales; danos nuevos apóstoles llenos de sabiduría y entusiasmo. San José, protege a estos jóvenes que inician su vida en favor del prójimo, y en particular de tus queridos Sacerdotes. Por Jesucristo Nuestro Señor. AMÉN.

10 12. OFRENDA DE SÍ A JESÚS Dice el Padre Prévost.: La presencia de Jesús, en el Santísimo Sacramento, no puede ser un simple recuerdo. Es una realidad demasiado grande, para no ejercer una influencia vivaz sobre las almas. (Dir. Espiritual, Capítulo V) Jesús mi muy amado yo te adoro como el Sacerdote eterno, siempre viviente para interceder a favor nuestro y que permaneces en la Eucaristía el sacrificio de la Cruz. En tu amor, tú me asocias a tu oración y sacrificio. Yo te doy gracias, dígnate concederme la gracia de responder generosamente a mi vocación. Que para Ti mi vida sea una ofrenda perpetua al Padre en el Espíritu de Amor y una súplica constante por la santificación de los Sacerdotes tus ministros y amigos. Oh María, Madre de la Iglesia y Reina del Clero guarda fieles a Jesús, tú divino Hijo todos aquellos que le están consagrados por la Unción Sacerdotal. San José, guardián y protector del Sacerdote, vela sobre los que continúan su misión en la Iglesia. AMÉN. 13. ORACIÓN DE LA CONGREGACIÓN Dice el Padre Prévost.: Jesús, en el Santísimo Sacramento, siendo, por vocación, nuestro centro de vida, es en Él, que todos debemos encontrarnos, que todos nos amamos, que todos nos unimos. Es su amor que nos transforma en un espíritu único y que hace nuestras relaciones tan dulces y tan fraternales (Dir. Espir. Cap. XVIII) Padre Santo, te damos gracias por haber suscitado en la Iglesia a tu servidor, el Padre Eugenio Prévost, que ha consagrado su vida en honrar al Sacerdocio de tu Hijo, Jesús, Salvador nuestro, fundando dos Congregaciones, la Fraternidad Sacerdotal y las Oblatas de Betania, cuyos miembros somos llamados a interceder siempre al pie del Santísimo Sacramento por la santificación de todos los Sacerdotes del mundo y entregarnos a su servicio para responder a sus necesidades. Concédenos conservar fielmente el espíritu de amor, de humildad y de entrega que nos ha transmitido, mantener vivo su carisma y seguir incansablemente su misión de caridad sacerdotal en la Iglesia. Te lo pedimos por Jesucristo, Sumo Sacerdote y Buen Pastor, quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, ahora y por los siglos de los siglos. AMÉN.

11 14. O SALUTIS HOSTIA (Después de cada Comida Capilla) Dice el Padre Prévost.: Jesús en la Eucaristía es el centro de vida; hay que habituarse a vivir allí en espíritu y de corazón (Dir. Espir. Cap. XXVIII) V. Amor, alabanza y gloria perenne a JESÚS Sacerdote y Víctima... R... en el Santísimo Sacramento del Altar V. Bendita sea la Inmaculada Virgen Madre de Dios... R... Reina del Clero y nuestra dulcísima Madre Oh víctima de salvación, que abres la puerta del cielo. Arrecian guerras hostiles, da fortaleza y ayuda. Al Señor Uno y Trino sea sempiterna gloria, que nos da la vida sin fin en la Patria por los siglos. AMÉN. V. Les diste el Pan del cielo (Aleluya) R. Que contiene en sí toda dulzura. (Aleluya) Oremos: Oh Dios que en este Sacramento admirable, nos dejaste el memorial de tu Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo, los misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentes constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. AMÉN. Reina del Clero, ruega por nosotros. San José, ruega por nosotros. Santa Teresa de Ávila, ruega por nosotros. Santa Teresita del Niño Jesús, ruega por nosotros. Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios descansen en paz. AMÉN.

12 15. ORACIÓN DE LA NOCHE Dice el Padre Prévost.: Es en Jesús donde vienen a alimentarse todos los apostolados, y, en particular, el más caro a sus ojos, el que se ejerce cerca de los Sacerdotes, y, todos los apostolados no son sino formas diversas del amor (Dir. Espir. Cap. II) Vuelvo a Ti, Jesús, para rendirte por última vez en este día mis homenajes de profunda adoración. Muy a menudo durante el día he dirigido mis miradas a Ti en la Eucaristía y te he enviado mi corazón. En espíritu me he abismado delante de Ti y he unido mi adoración a las que ahí ofreces sin cesar a tu Divino Padre en nombre de la humanidad entera. Antes de tomar el descanso, me postro de nuevo a tus pies y te repito con amor las alabanzas del cielo. Al Cordero siempre inmolado: honor, bendición, adoración, amor, alabanza y gloria en los siglos de los siglos. Me presento a Ti, oh Jesús, cargado con las gracias y beneficios sin número con que me has colmado en el curso de este día. Has pensado constantemente en mí, y desde tu Tabernáculo me has guiado con tu mirada y me has asistido a cada instante. Sin Ti no hubiera podido conservarme fiel a mis resoluciones. Gracias oh Jesús, no olvidaré más tus bondades y a toda costa quiero devolvértelo todo. Sin embargo, cuantas imperfecciones se ha escapado de mi flaqueza y de mi ligereza. Con todo el dolor de mi corazón te pido perdón de todas mis faltas y particularmente de las que he cometido hoy. El día ya pasó Jesús mío, ya las sombras me rodean, pero me quedas Tú, Luz de verdad. Los ojos de mi alma van a permanecer fijos en Ti, mi corazón no se va a dar cuenta de sus latidos, pero ya de antemano no quiero palpitar sino por Ti. Mi voluntad va a dormitar y ya no podrá ejercer actos meritorios, pero quedará así mismo unida a la tuya hasta la hora de despertar. Mi alma, oh Jesús, vuela hacia Ti a fin de que la preserves de todo peligro durante esta noche, y a fin de que mañana pueda yo comenzar con nuevo ardor a servirte y a amarte. Para Ti, Jesús, mi último pensamiento y mi último acto de amor. Oh María, mi tierna Madre, vela sobre mí durante mi descanso y comparte con Jesús el amor que le tengo. AMÉN.

13 16. AL CONCLUIR LA JORNADA Dice el Padre Prévost.: Guardemos nuestro espíritu de amor; es nuestro gloria, vivamos de él; es el seguro de nuestro santificación. Llevemos bien alto el estandarte del amor; es nuestra diadema característica. Amor a Jesús Amor! (Dir. Espir. Cap. II) Te adoro, Dios mío, y te amo de todo corazón. Te doy gracias por haberme creado, hecho cristiano y conservado durante este día. Perdóname el mal que hoy he cometido Y acepta mi bien que haya podido hacer Siempre a favor de los Sacerdotes. Protégeme durante el sueño Y líbrame de todo peligro. Tu gracia esté siempre conmigo Y con todos mis seres queridos. AMÉN. 17. ANTES DE ACOSTARSE Dice el Padre Prévost.: "Nada más grande a los ojos de la fe, nada más humilde en las apariencias bajo las cuales, se oculta Aquél que es, y, que ha creado los mundos. Dos extremos de grandeza y de pequeñez. Sublime contradicción que sólo el amor ha podido inventar y, el poder divino realizar (Dir. Espir. Cap. XXX) Visita Señor esta habitación, aleja las insidias del enemigo. Que tus ángeles habiten en ella y nos guarden en paz. Y que tu bendición permanezca siempre con nosotros. AMÉN. 18. ACTO DE CARIDAD Dice el Padre Prévost.: Cómo resistir a ese lenguaje de amor? Cómo vacilar en responder con los mismos acentos de ternura? (Dir. Espir. LII) Dios mío, te amo con todo el corazón y sobre todas las cosas, porque eres infinitamente bueno y nuestra eterna felicidad; y por amor a ti amo a mi prójimo como a mí mismo, y perdono las ofensas recibidas. Señor, haz que te ame cada vez más. AMÉN.

14 19. ORACIÓN DEL ADORADOR Dice el Padre Prévost.: Para tener el honor de servir a los Sacerdotes, es preciso estar animado de un espíritu puramente sobrenatural. Para tratar con las almas sacerdotales, es menester llevar una vida ejemplar y poder servirles de modelo (Dir. Espir. Cap. III) Señor, me encuentro ante tu presencia, y hoy quiero darte las gracias por mi vocación, por querer que yo sea un adorador en espíritu y en verdad. Haz que cuando la duda invada mi espíritu, seas Tú para mí la verdad. Tú en la Eucaristía me iluminas, me enseñas y me instruyes. He aprendido más de Ti en las horas de silencio, de oración y de adoración a tus pies, que en todos los libros. Por tu presencia Jesús, te has hecho mi luz y mi ciencia (Cfr. Lc 2, 31-32). Cuando, desengañado, busco un amor estable y verdadero, me entrego a Ti en el Santísimo Sacramento. A tus pies, me reestablezco, Renuevo mi confianza y hago, gustoso el sacrifico de todos los apegos pasajeros, y sólo me contento en tú amor que perdura (Cfr. Jn 6,68). Cuando la fatiga en la lucha se apodera de mí y tengo la tentación de arrojar las armas y desistir del combate, a tus pies, Jesús Eucaristía, recobro mi valor, la generosidad y la perseverancia. Gracias por hacer de mí un adorador. AMÉN

15 20. ADORACIÓN Dice el Padre Prévost.: El Jesús de nuestras adoraciones es un Jesús Sacerdote; el Jesús Sacerdote, al cual rendimos un culto particular, no vive sino en el Santísimo Sacramento... Es ahí que Él atrae imperiosamente a las almas para ser amado por ellas y hacerlas vivir en Él (Dir. Espir. Cap. V) Señor mío Jesucristo, yo creo con toda mi alma que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Por lo cual te adoro en este Sacramento, y reconozco por Creador, Señor, Redentor y por mi sumo y único bien. Señor, espero que entregándote enteramente a mí en este divino Sacramento, usarás conmigo de misericordia, y me concederás todas las gracias a favor de los Sacerdotes del mundo y por su salvación. Señor, te amo con todo mi corazón y sobre todas las cosas, porque eres mi Padre, mi Redentor, mi Dios infinitamente amable; y por amor tuyo amo a mi prójimo como a mí mismo, y perdono de corazón a los que me han ofendido. Señor, te pido por todos tus Sacerdotes, para que hagas tuyas sus almas, por amor, tanto que no se separen ya de ti, antes bien vivan siempre en tu santa gracia. Por los siglos de los siglos. AMÉN. 21. TANTUM ERGO Dice el Padre Prévost.: Hasta el presente hemos dado, y con razón, el primer puesto a la música. Además de que ella es un elemento indispensable del culto divino, entra, por decirlo así, como parte integrante, en todas las ceremonias de que rodeamos el trono de Exposición del Santísimo Sacramento. Tal parece que se ha glorificado todavía más a Jesús cuando se le ha cantado su amor y se le ha hecho oír dulce melodías (Dir. Espir. Cap. XXI) Tantum ergo Sacramentum veneremur cernui. Et antiquum documentum novo cedat ritui. Praestet Fides suplementum sensuum defectui. Genitori genitoque laus et jubilatio. Salus honor virtus quoque sit et benedictio. Procedenti ab utroque compar sit laudatio. A tan grande Sacramento, rindamos Adoración, que en figuraza anunciado Plenamente se cumplió. Veneremos el Misterio con la fe del corazón. A Dios Padre soberano y a su Hijo el Señor, alabanza y Gloria eternal e Incesante bendición y al Espíritu Divino Eternos signos de amor. AMÉN.

16 22. BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO Dice el Padre Prévost.: La Exposición Solemne diaria que le establece como un rey en su trono; el servicio regular de adoración que llama sucesivamente a todos los Religiosos a sus pies, mantienen y reafirman el espíritu de fe hacia ese Gran Sacramento y hacen de él un hogar de amor en que, el alma viene, sin cesar, a alimentarse (Dir. Espir. Cap. V) V. Amor, alabanza y gloria perenne a JESÚS Sacerdote y Víctima... R... en el Santísimo Sacramento del Altar V. Bendita sea la Inmaculada Virgen Madre de Dios... R...Reina del Clero y nuestra dulcísima Madre V. Les diste el Pan del cielo (Aleluya) R. Que contiene en sí toda dulzura. (Aleluya). Bendito sea Dios Bendito sea su Santo Nombre Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre Bendito sea el Nombre de Jesús Bendito sea su Sacratísimo Corazón Bendita sea su preciosísima Sangre Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar Bendito sea el Espíritu Santo consolador Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción Bendita sea su gloriosa Asunción Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre Bendito sea san José su castísimo esposo Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos. Oremos: Oh Dios, que en este Sacramento admirable nos dejaste el Memorial de tu Pasión; te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. AMÉN.

17 23. ADMINISTRACIÓN DE LA COMUNIÓN A UN ENFERMO Dice el Padre Prévost.: Basta nombrar la caridad fraternal para experimentar un sentimiento de alegría y de dulzura. (Dir. Espir. Cap. XXXIII) 1. Saludo y acto penitencial: V. Paz a esta casa y a todos sus moradores. R. Amén V. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo R. Amén. (Breve silencio) V. Señor, ten misericordia de nosotros. R. porque hemos pecado contra Ti. V. Muéstranos, Señor, tu misericordia. R. Y danos tu salvación. V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. Lectura Juan 14,6 Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Palabra de Dios. Ahora, hermanos, oremos juntos a Dios nuestro Padre, con la oración que nuestro Señor Jesucristo nos enseñó: Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy el Pan de cada día, perdónanos nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden y no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. AMÉN. Comunión: Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados al Banquete del Amor. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. V. El Cuerpo de Cristo R. Amén.

18 Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. Oh buen Jesús, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me separe de TI. Del enemigo malo, defiéndeme. A la hora de mi muerte, llámame. Y mándame y a Ti, para que con tus Santos te alabe y te bendiga por los siglos de los siglos. AMÉN 24. PARA IMPLORAR LA SALUD Dice el Padre Prévost.: Si nos amamos verdaderamente, nos amaremos a pesar de nuestras debilidades y de nuestros defectos (Dir. Espir. Cap. XXXIII) Dios todopoderoso, dador de la salud y remedio de todos los males, concédeme tal seguridad de tu presencia en mi que pueda tener plena confianza en ti, a fin de que, envuelto en tu amor y en tu poder, pueda recibir la salud y la salvación, según tu libre voluntad. En medio de mis sufrimientos pongo en Ti mi confianza. AMÉN. 25. ORACIÓN DEL ESTUDIANTE Dice el Padre Prévost.: Un pensamiento debe inspirar, continuamente, a un Religioso de la Fraternidad Sacerdotal en no importa qué oficio, no importa qué ocupación, no importa qué trabajo, no importa qué cargo y qué empleo; es para el Sacerdote, es por amor del Sacerdote... (Dir. Espir. Cap. XI) Señor, recuérdame con frecuencia, la obligación Que tengo de estudiar. Hazme responsable: que santifique mi trabajo de estudiante y que prepare bien mi misión en la vida. Que sepa agradecer el privilegio de poder estudiar. Que me capacite a conciencia y que haga rendir mi juventud. Que haga una buen sementera en mi inteligencia.

19 Dame humildad para echarme en cara La negligencia con que cumplo mis tareas. Dame valentía y constancia para aprovechar todos los instantes en el estudio siempre a favor de los Sacerdotes. Enséñame a estudiar con método, a leer con reflexión, a consultar a los que saben más, para el día de mañana, ser útil a mis hermanos y un verdadero constructor de la civilización del amor. AMÉN. 26. ORACIÓN DE LOS HIJOS POR LOS PADRES Dice el Padre Prévost.: Nuestro espíritu de amor es, pues, la salvaguarda de nuestro espíritu de familia. Ese doble espíritu vuelve nuestras relaciones cordiales, sencillas y sinceras... (Dir. Espir. Cap. XVIII) Padre bueno, que nos has mandado honrar a padre y a madre; escucha con benevolencia la oración que te dirigimos por ellos. Concédeles largos días de vida en la tierra, y consérvales en la salud del cuerpo y del espíritu. Bendice sus fatigas y sus iniciativas. Dale el ciento por uno por todo aquello Que han hecho por nosotros. Inspírales el amor y la práctica de tu santa ley. Haz que un día seamos su sostén y su consuelo; Y que, después de haber gozado de su afecto en la tierra, tengamos la alegría de vivir eternamente con ellos en el cielo. AMÉN. 27. POR LOS AMIGOS Dice el Padre Prévost.: Se es feliz de encontrarse juntos, porque se siente que todos los corazones palpitan al unísono, animados por un mismo celo de santificación, y viviendo de un mismo principio de vida, extraído de la misma fuente, en Jesús Soberano Sacerdote en la Eucaristía (Dir. Espir. Cap. XVIII)

20 Gracias a ti, Dios alfarero, porque hiciste la amistad y la cociste con el calor de tus manos. Gracias porque pusiste a mi lado la presencia afable de los amigos. Están junto a mí haciendo de ribera a mis risas y a mis risas y a mis amarguras. Ellos aprietan entre sus manos Mis dedos, vacíos de abundancia y llenos de necesidad. Gracias, Señor y bendícelos, protégelos y consérvalos en tu amor. Por cada uno de ellos, estás Tú, guíalos y enciende en sus corazones Tu Amor. AMÉN. 28. ORACIÓN ANTES DE LEER LA BIBLIA Dice el Padre Prévost.: Conocer el Evangelio es conocer a Jesús; y, puesto que la vida eterna consiste en el conocimiento de Jesús, en su amor... (Dir. Espir. Cap. XIV) Jesús Maestro, que eres el camino, la verdad y la vida, enséñanos la sublime ciencia de su amor según el espíritu de san Pablo y de la Iglesia católica. Envíanos tu Espíritu para que nos enseñe e inspire cuanto tú predicaste. Jesús Maestro, camino, verdad y vida, ten piedad de nosotros. AMÉN. 29. ORACIÓN DESPUÉS DE LA LECTURA BÍBLICA Dice el Padre Prévost.: Un religioso de la Fraternidad Sacerdotal debe hacerse señalar por sus conocimientos del Evangelio, tantos en sus relaciones con sus hermanos como en el ejercicio de su ministerio cerca de los Sacerdotes (Dir. Esp. Cap. XIV) Jesús Maestro, tú tienes palabras de vida eterna. Yo creo, Señor y camino, con todas mis fuerzas, porque quieres que cumplamos fielmente tus mandamientos. Yo te suplico, Señor y vida, te adoro, te alabo, y te doy gracias por el don de la Sagrada Escritura. Con María recordaré y conservaré tus Palabras en mi mente y las meditaré en mi corazón. Jesús Maestro, camino, verdad y vida, ten piedad de nosotros. AMÉN

21 30. REFLEXIONES PARA EL VIACRUCIS Dice el Padre Prévost.: Sin negar nada del valor espiritual de otros motivos inspiradores, es incontestable que el del amor supera a todos los otros, por su naturaleza misma y su eficacia (Dir. Espir. Cap. V) ANTES DEL VIACRUCIS Oh Jesús, vengo a postrarme de rodillas delante de Ti, bendíceme. Me atrevo a penetrar en tu corazón, abrázame. Quiero seguirte por el camino del Calvario, lléname de tu espíritu y dígnate hacerme partícipe de tus divinos sufrimientos. Te amo y quiero sufrir contigo. I ESTACIÓN: JESÚS ES CONDENADO A MUERTE Con Jesús, yo estoy condenado a sufrir. El amor que le prometido me obliga a unir mis sufrimientos a los suyos. Oh Jesús, quiero morir a mí mismo para asemejarme a Ti. II ESTACION: JESUS CON LA CRUS A CUESTAS Para llagar a ser discípulo de Jesús, he aceptado el llevar mi cruz y seguirle, La vía de renunciamiento es la de amor. Que felicidad la de sufrir con Jesús! Se mi fuerza y mi sostén en todos las penas de mi vida. III ESTACION: JESUS CAE POR PRIMERA VEZ Son mis pecados pasados los que hacen desfallecer a Jesús, que me ha perdonado a pesar de todo y me ha dado una vocación en la que todas mis infidelidades han sido consumidas en el fuegote su amor. Oh Jesús no permitas que alguna vez te haga sufrir! IV ESTACION: JESUS SE ENCUENTRA CON SU SANTISIMA MADRE El amor que Jesús tiene a su madre le ha llevado a asociarse a sus dolores. Si Jesús me prueba es por que me ama. Pueda yo alguna vez comprender que amar prácticamente a Jesús y a María, es sufrir con ellos Oh Jesús, Oh Maria, enseñadme a sufrir con amor y amar por medio del sufrimiento! V ESTACION: JESUS ES AYUDADO PÒR EL CIRINEO Mi vocación me constituye el cirineo de Jesús en el santísimo sacramento.! Tiene el tan pocos consoladores que le hagan compañía! es mi obligación comprender que debo en el mismo amor y participar en todas las tristezas que afligen su corazón. Oh

22 Jesús, hazme lo suficientemente puro a tus ojos, que merezca ser para ti motivo de consuelo. VI ESTACION: JESUS PERMITE A LA VERONICA ENJUGAR SU FAZ ADORABLE Mi compasión amorosa por Jesús tan despreciado e incomprendido por la mayor parte de los hombres, debe hacerme atento y delicado en su servicio. Pueda yo por mi fidelidad en las mas pequeñas cosas regocijarle y le! Oh Jesús permítame que me acerque a tu corazón y recibe mis promesas de amor. VII ESTACION: JESUS CAE POR SEGUNDA VEZ Las faltas que pesan más sobre el corazón de Jesús son de las almas que le están consagradas. A mi toca aligerar su carga, tomando sobre mí la expiación. Debo recordar siempre que soy victima con Jesús por sus sacerdotes. Oh Jesús dígnate asociarme tu sublime inmolación. VIII ESTACION: JESUS CONSUELA A LAS HIJAS DE JERUSALEN Cuantas veces Jesús me ha consolado en mis penas.!mi misión es la de consolado en mis penas!. Mi misión es la de consolarle a mi vez he ahí el porque me ha hecho El su adorador! Pueda yo hacerte olvidar mis ingratitudes y las de todos los hombres! Oh Jesús enséñame a amarte generosamente para poder consolarte siempre. IX ESTACION: JESUS CAE POR TERCERA VEZ Como deben estas reiteradas caídas de Jesús darme horror por el hábito del pecado venial que es un obstáculo tan temible para la perfección. Por lo tanto debo llegar a ser un santo. Mi vocación me obliga a ello, y solamente me he obligado a alcanzarla. Oh Jesús aumenta mi amor y hazme delicadamente fiel en mis cosas. X ESTACION: JESUS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS Y ABREVADO CON HIEL Par probarme su amor no ha retrocedido Jesús delante de ninguna de humillación, ni de sufrimiento. Mi honra consisten asemejarme a El. Será mi amor sobre todo el que me haga apreciar todo aquello que pueda humillarme y crucificarme. Debo habituarme a tenerme en nada y a hacer de Jesús el todo de mi vida. Oh Jesús, solo tú, solo tú. XI ESTACION: JESUS ES CRUCIFICADO Tengo una gran responsabilidad en los atroces sufrimientos que ha soportado Jesús. Debo emplear mi vida entera en deplorar mis faltas. Soy yo un alma verdaderamente

23 penitente De no ser así, como podré ser un verdadero imitador de Jesús y un adorador según su corazón? Oh Jesús, que tu amor me purifique y me inmole. XII ESTACUON: JESUS MUERE EN LA CRUZ Yo he sido el autor de la muerte de Jesús por mis pecados. Quiero serlo de sus gozos y su gloria por mis virtudes y mi amor. Para no ser más que para Jesús, moriré a todo lo creado. Para hacerle vivir en mí, moriré crucificado por amor. Oh Jesús mi vida es amarte sin medida, y morir por Ti mi ganancia. XIII ESTACION: JESUS ES BAJADO DE LA CRUZ El amor reduce a la nada todo lo que es humano y terrestre. Cuando un alma se entrega a la inmolación y al amor Jesús la absorbe y transforma en El. A este aniquilamiento de amor debe hacerme llegar mi vocación, si permanezco fiel, Oh Jesús, me he constituido tu victima, toma mi vida y hazme vivir la tuya. XIV ESTACION JESUS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO Es el amor el que conduce a la muerte y vuelve a dar la vida. Mi alma ha llegado a ser la tumba del amor. Jesús se ha sepultado en ella para encontrar en mí una nueva vida en lugar de la mía. Amar a Jesús, vivir de sus gracias y de mi sublime vocación y sacrificarme por los sacerdotes: he ahí mi destino, mi santidad y mi vida. Oh Jesús, toma mi vida y condúceme hasta las cumbres de la perfección para aprender morir de amor por ti. XV. JESÚS RESUCITA Y VENCE LA MUERTE Oh Jesús!, resucita en mí las virtudes de fe, esperanza y caridad, todo con el fin de ayudar en la glorificación y salvación de tus Sacerdotes. DESPUES DE VIA-CRUCIS Oh Jesús, he hecho revivir tu pasión, he sufrido contigo y he llorado mis pecados, Te he amado para hacértelos olvidar. Oh! Consúmeme en el fuego de tu amor para reparar contigo todos los pecados de los hombres y para serte, por mi fidelidad a la vocación. Motivo de consuelo y victima de agradable olor. Así sea.

24 ORACIONES A JESÚS SACRAMENTADO

25 31. CONSAGRACIÓN AL SANTO NOMBRE DE JESÚS Dice el Padre Prévost.: No hay nada sorprendente en el hecho de que tengamos, en la Fraternidad Sacerdotal, una devoción especial al Santo Nombre de Jesús. Ello resulta del culto que rendimos a la Persona adorable de Jesús, tanto en su estado eucarístico como en su carácter esencial de Soberano Sacerdote (Dir. Espir. Cap. VII) Oh Jesús, Verbo Divino, Hijo de Dios Padre, segunda Persona de la Santísima Trinidad, que te has dignado encarnarte en el tiempo y llamarte con el Nombre adorable de JESÚS, Te adoro, Te amo y me devora el deseo de honrarte y hacerte honrar en el nombre tres veces santo que llevaste sobre la tierra, y por el cual serás alabado eternamente por los siglos de los siglos. Para asociarme a las alabanzas ininterrumpidas de la patria y para ofrecer a tu Nombre bendito los homenajes que le son debidos, me comprometo a rendir culto especialísimo al Nombre de Jesús. Doquiera le honraré con mi respeto, mi confianza, mi piedad y mi amor. Lo invocaré en mi favor, y por los demás, recurriré a Él en mis necesidades y en todas las circunstancias de mi vida. Lo pronunciaré con frecuencia, con fe y amor. Haré de él un talismán contra los enemigos del alma; para mi espíritu, una dulce luz de verdad; para mi corazón, una dulzura divina; para mi voluntad una regla inflexible de sabiduría y de fidelidad. Mi felicidad, oh Jesús, será de pronunciar tu Nombre; ese Nombre Sacrosanto dado por tu Divino Padre y con el cual te llamó tu tierna madre en la tierra. Me dedicaré a hacerlo amar y venerar por todos los medios a mi alcance. Por tu gloria, oh Jesús, y por la salvación de las almas, haré la grande y sublime oración, aquella que Tú prometiste toda eficacia. Ya que nada puedo pedir a tu Padre en tu Nombre que no le sea concedido. Con esta confianza oh Jesús, Te pido con fervor que tu Nombre sea santificado; que sea él el gozo de los que lo honran y el perdón de los que lo ultrajan; que sea la protección de los justos y la conversión de los pecadores, el consuelo de los que sufren, la fuerza de los que luchan, la recompensa y la eterna felicidad de todos aquellos que te aman. Oh Jesús, que seas por siempre honrado, amado, glorificado y adorado en el tiempo y en la eternidad. AMÉN.

26 32. LETANÍAS AL SANTO NOMBRE DE JESÚS Dice el Padre Prévost.: Durante toda su vida, el Verbo encarnado ha sido llamado Jesús. Su divina Madre ha hecho de ese Nombre las delicias de su corazón (Dir. Espir. Cap. VII) Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros. Jesús, óyenos. Jesús, escúchanos. Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros. Dios Hijo redentor del mundo. ten piedad de nosotros. Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros. Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros. Jesús, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. Jesús, esplendor del Padre... ten piedad de nosotros. Jesús, esplendor de la luz eterna... Jesús, Rey de la gloria... Jesús, sol de justicia... Jesús, Hijo de la Virgen María... Jesús, amable... Jesús, admirable... Jesús, Dios fuerte... Jesús, Padre del siglo venidero... Jesús, Ángel del gran consejo... Jesús, poderosísimo... Jesús, obedientísimo... Jesús, manso y humilde de corazón... Jesús, amante de la castidad... Jesús, amante nuestro... Jesús, Dios de la paz... Jesús, autor de la vida... Jesús, modelo de las virtudes... Jesús, celoso de las almas... Jesús, Dios nuestro... Jesús, nuestro refugio... Jesús, Padre de los padres... Jesús, tesoro de los fieles... Jesús, Buen Pastor... Jesús, Luz verdadera... Jesús, Sabiduría eterna...

27 Jesús, bondad infinita... Jesús, camino y vida nuestra... Jesús, alegría de los Ángeles... Jesús, Rey de los Patriarcas... Jesús, Maestro de los Apóstoles... Jesús, Doctor de los Evangelistas... Jesús, fuerza de los Mártires... Jesús, luz de los Confesores... Jesús, pureza de las Vírgenes... Jesús, corona de todos los Santos... Sé propicio, perdónanos Jesús. Sé propicio, óyenos Jesús. De todo pecado... líbranos Jesús. De tu ira... De las asechanzas del demonio... Del espíritu de fornicación... De la muerte eterna... Del menosprecio de tus inspiraciones... Por el misterio de Santa Encarnación... Por tu nacimiento... Por tu infancia... Por tu vida Divina... Por tus trabajos... Por tu agonía y Pasión... Por tu cruz y tu abandono... Por tus desfallecimientos... Por tu muerte y sepultura... Por tu resurrección... Por tu Ascensión... Por tu Institución de la Sagrada Eucaristía... Por tus gozos... Por tu gloria... Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Perdónanos Jesús. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Óyenos Jesús. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Ten piedad de nosotros, Jesús. Bendito sea el Nombre de Jesús, desde hoy y por todos los siglos.

28 Oremos: Jesucristo, señor que dijiste: Pedid y recibiréis, llamad y se os abrirá, concédenos a nosotros, te lo rogamos, la más perfecta adhesión a tu divino amor, para que te amemos con todo el corazón, te revelemos en nuestras palabras y en nuestras obras, y nunca cesemos de alabarte, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. AMÉN. 33. ORACIÓN AL SANTO NOMBRE DE JESÚS Dice el Padre Prévost.: Parece tan natural llamar a Jesús por su nombre, ya que es ese nombre el que se enseña a balbucear a los niños; el que se repite con emoción en el gran día de la primera comunión, y, que se hace pronunciar dulcemente a los moribundos (Dir. Espir. Cap. VII) Oh Dios que dispusiste que tu Unigénito Hijo fuese el Salvador del mundo, y se llamase Jesús; concédenos propicio, gozar en los cielos de la vista de Aquél cuyo Santo Nombre veneramos en la tierra. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. AMÉN! 34. ORACIÓN A LA SANTA FAZ DE JESÚS Dice el Padre Prévost.: El Dios Bueno le ha dado una verdadera misión para extender ese Santo Rostro en el mundo (Dir. Esp. Cap. XVI) Oh Jesús, que tu acerba Pasión fuiste hecho el oprobio de la humanidad y el varón de dolores, yo venero tu divino rostro, en el que resplandecían la belleza y la dulzura de la divinidad, trocado ahora en la forma del rostro de un leproso. Más a través de esos rasgos desfigurados, reconozco vuestro amor infinito, y siento abrazarme en deseos de amarte y de hacerte amar de toda la humanidad. Las lágrimas que corren en abundancia de tus ojos, son para mí otras tantas perlas preciosas que me complazco en recoger, a fin de comprar con su valor infinito las almas de los pecadores. Oh Jesús, cuyo rostro es la única hermosura que arrebata mi corazón, me resigno a no gozar acá debajo de la dulzura de tu mirada, y de no gustar el inexprimable ósculo de tu boca; pero, te suplico que imprimas en mí tu semejanza divina y me enciendas en tu amor de tal modo que en breve tiempo me consuma y pueda así llegar cuanto antes a disfrutar en el cielo de la vista de tu adorable rostro. AMÉN.

29 35. ORACIÓN RENOVADORA A LA SANTA FAZ DE JESÚS Dice el Padre Prévost.: Tal ultraje pide una reparación sacerdotal. Y, desde ese momento se comprende, que Jesús confíe el oficio a una Obra (Dir. Esp. Cap. XVI) Oh Jesús mío, cuya faz adorable tan cruelmente maltratada causa de mis pecados, quiero, con mi amor y fidelidad, hacer desaparecer los vestigios que la malicia de los hombres ha infligido a tu divino rostro. Te veo desfigurado, a Ti, el más hermoso de los hijos de los hombres, la Faz tumefacta, cubierta de esputos, manchada por el beso pérfido del infame Judas, llevando la imprenta de todas mis propias infidelidades. Cómo me arrepiento de haberte tratado así en el pasado!!! Quiero devolver la sonrisa a tus marchitos labios, la luz a tus ojos apagados y la vida a tus facciones que la muerte congeló. Con este pensamiento, te prometo no solamente jamás ofenderte, sino a un más, emplearte todos los medios para agradarte, para probarte mi fidelidad en el cumplimiento de todos los deberes de mi estado y para crecer sin cesar en tu amor. Oh Jesús, mírame con misericordia y presérvame de todo pecado. Oh Faz adorable de mi divino Salvador, te venero, te adoro, te amo. AMÉN 36. RENOVACIÓN DE LOS VOTOS (PARA EL RETIRO ANUAL) Dice el Padre Prévost.: Ser religioso profeso, todo consagrado a Jesús, Cuánta gracia! Ser religioso adorador por toda la vida, Cuánto honor y cuánta bondad! (Dir. Esp. Cap. LII) En presencia de la Santísima Trinidad, bajo los auspicios de la Inmaculada Virgen María, y la protección de San José, para renovar una vez más mi total pertenencia a Jesús Soberano Sacerdote en el Santísimo Sacramento y a sus Sacerdotes, reitero mis sagrados compromisos a que me obligué cuando hice mis votos de Pobreza, Castidad y Obediencia. Que Jesús y María vengan en mi ayuda. AMÉN.

30 37. A JESÚS CRUCIFICADO Dice el Padre Prévost.: De todos los ultrajes que recibió nuestro Divino Salvador, en su Rostro adorable, durante su Pasión, nada más doloroso y nada más humillante que el beso del traidor Judas, el primer mal Sacerdote. Tal ultraje pide una reparación sacerdotal (Dir. Espir. Cap. VII) Heme aquí, oh mi amado y buen Jesús, que, postrado ante tu santísima presencia, te ruego con el mayor fervor que imprimas en mi corazón los más vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, de dolor de mis pecados y propósito de jamás ofenderte, mientras que yo, lleno de amor y de compasión, voy considerando tus cinco llagas, comenzando por aquellas palabras que dijo de ti el rey David: Han taladrado mis manos y mis pies, se pueden contar todos mis huesos. 38. ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA MUERTE (PARA RETIRO MENSUAL) Dice el Padre Prévost.: Es el amor el que tinte a todas las virtudes, de las cuales es la inspiración, el móvil, la perfección el fin (Dir. Esp. Cap. II) A) RENOVACIÓN DE VOTOS (AL TERMINAR EL RETIRO ANUAL) En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. En presencia de la Santísima Trinidad, bajo la protección de la Inmaculada Virgen María y de San José, para probar mi amor y profesar una vez más mi total pertenencia a Jesús Soberano Sacerdote en el Santísimo Sacramento y a sus Sacerdotes. Yo, renuevo mis compromisos Sagrados que yo profesé cuando hice mis votos de Castidad, Pobreza y Obediencia. Qué Jesús y María me asistan. AMÉN. B) LA MUERTE ES INEVITABLE Decretado está que todos los hombres mueran una vez. Moriré pues ciertamente. La muerte es el castigo del pecado, y yo soy pecador. He pecado mucho; por cada pecado debería sufrir la muerte. Debo aceptarla en reparación de mis faltas, para satisfacer a la justicia divina y para cumplir la santa y adorable voluntad de Dios.

31 C) LA MUERTE ES UN TRÁNSITO No moriré para permanecer en la muerte; sino para llegar a la verdadera vida, la vida perdurable. Si no muero, no podré ir al paraíso, no perderé la vida temporal más que para entrar en la eterna. El término de la muerte es la vida; y así debo considerarla siempre. Si aprecio todo lo creado en su justo valor y aspiro ardientemente a la felicidad del cielo, debo estar feliz de morir, de cambiar lo que pasa por lo que permanece eternamente. D) LA MUERTE ES EL ABANDONO UNIVERSAL La muerte es la privación y abandono de todo lo creado. Que insensato sería apegarse a la vida. La muerte es la separación de todas las criaturas. Debo estar desprendido de ellas en mi corazón, antes de que sea privado de ellas totalmente. Si no practico este desprendimiento por virtud, lo he de sobrellevar a pesar de todo y perderá todo el mérito. Por mi vocación he sacrificado todo lo terrestre. Si permanezco fiel, me preparo con ello dulces consuelos y grande paz en la muerte. E) LA MUERTE DEL RELIGIOSO Abandonando el mundo y abrazando la vida de renunciamiento y de sacrifico, he comenzado ya a morir. Sólo debo continuar en este camino y mostrarse fiel a mis santos compromisos, y nutrirme con sacrificios, para asegurarme una santa muerte. Si no lo hago, me condeno a mí mismo, y me preparo remordimientos amargos para el momento de la muerte. La fidelidad o infidelidad a los menores puntos de la Regla, son., en la hora de la muerte, motivo de gran gozo o de profunda tristeza. F) LA MUERTE DEL RELIGIOSO ADORADOR Para el religioso adorador, morir es ir a continuar en el cielo su servicio de adoración en la tierra, tal será la vida de adoración en la Patria celestial.

32 Cómo no santificarme, si soy un adorador fiel? Cómo no prepararme a una santa muerte, siendo un adorador fervoroso? Cómo no suspirar por la visión beatífica, después de haber vivido tanto tiempo en la adoración de la fe? Cómo debo amar mi reclinatorio? No es el, por ventura, para mío, escuela de santidad, de amor y de unión con Jesús? G) LA MUERTE DE UN RELIGIOSO VÍCTIMA Toda víctima está esencialmente destinada al sacrificio. Soy víctima con Jesús por los Sacerdotes. Jesús ha dado su vida, debo ofrecerle la mía. Jesús ha aceptado mi vida, sus Sacerdotes la reclaman. Mis constantes inmolaciones reconducirán a la muerte total. Mi muerte llevará el sello de mi vida. No puedo pretender tener una santa muerte de Víctima, si no vivo del espíritu de amor crucificado, que hace las víctimas. Qué motivo de meditación! H) LA MUERTE DEL RELIGIOSO DE LA FRATERNIDAD SACERDOTAL El Religioso de la Fraternidad Sacerdotal está muerto al mundo y a todo lo creado. Todo lo ha dado, no puede volver a tomar nada. Atención a las reconquistas de la naturaleza. El vive de amor, su santidad, su felicidad, su vida, consisten en pensar en amar a Jesús, y vivir satisfecho con Jesús. Si no es así durante su vida cómo lo será en la muerte? Como es la vida, así es la muerte. El es adorador y apóstol de Jesús Sacerdote y Víctima, gracia eminente que debe conducirle a la santidad. No debe perder ni una partícula. Ciencia divina capaz de cautivarle, y cuyo estudio debe llenar toda su vida. No viviendo más que de amor para Jesús, solo, nada de que arrepentirse, nada más que desear que el cielo en donde se ama sin fin y sin medida. 39. CONSAGRACIÓN A JESÚS SOBERANO SACERDOTE (Jueves Santo: Fiesta Patronal CFS) Dice el Padre Prévost.: Jesús avenido a la tierra para glorificar a su Divino Padre, como le glorifica en el cielo por toda la eternidad (Dir. Espir. Cap. XLV) Oh Jesús Sacerdote y Víctima en el Santísimo Sacramento. Te adoro y te doy gracia en esta hora solemne que nos recuerda la Institución de la Eucaristía y del Sacerdocio.