Trastornos de la personalidad

Transcripción

1 Introducción Todo ser humano tiene su propia forma de ser, actuar, pensar y reaccionar ante ciertas circunstancias. Hay personas que enfrentan los problemas difíciles evitando cargar con ellos y dejándoselos a otra persona para que los resuelva; por el contrario, otros se sienten muy capaces de resolverlo todo y nunca buscan ayuda. Algunos minimizan los problemas de forma irresponsable y no toman en cuenta lo grave del asunto; por el contrario, otros los exageran. Cuando usted conoce muy bien a alguien puede decir: Ahora que tiene este problema seguro va a actuar así, porque cada ser humano tiene su forma habitual de actuar y relacionarse. Esto tiene que ver con la personalidad de cada individuo. Como mencionamos anteriormente, todo ser humano tiene su forma particular de ser y de actuar, y cuando ve que su forma de ser no lo está sacando de la situación en la que está, busca otro camino u otra forma de resolverlo. Sin embargo, cuando hablamos de personas con trastornos de la personalidad nos referimos a quienes siguen patrones muy rígidos en su forma de ser. Las personas con trastorno de la personalidad son muy rígidas en su forma de proceder y siempre van a actuar de la misma forma, aunque no les esté dando resultado y les esté complicando más la situación. Les es imposible pensar que las cosas se puedan hacer de otra manera. Existen once tipos de trastornos de la personalidad, cada uno con sus propias características. Los patrones de conducta de las personas con estos trastornos se hacen muy evidentes antes de entrar a la etapa adulta y así van a seguir durante toda su vida, no hay forma de que cambien su manera de ser, a menos que reciban un tratamiento adecuado y que se les ayude de manera efi ciente. Son personas propensas a tener problemas en sus relaciones sociales y laborales, su forma obstinada y no fl exible de entender la vida, los problemas y la relación con el mundo los lleva a tener problemas. Habitualmente no están conscientes de que su comportamiento y patrones de pensamiento son inapropiados, siempre piensan que los que están equivocados son los demás y que su forma de ser es la correcta. Cuando alguna persona con trastorno de la personalidad busca ayuda médica por su propia cuenta, lo cual normalmente no sucede, se va a hacer evidente lo que hay en sus pensamientos, pues el médico lo interrogará. Pero realmente busca la ayuda porque cree que todos los demás tienen el problema y que él es el único que está en lo correcto. Un trastorno de la personalidad ciega a quien lo padece ante sus propios errores y su forma insensible de ser. Personalidad paranoide y esquizoide Las personas con personalidad paranoide proyectan sus propios confl ictos y hostilidades hacia otros. Generalmente, son personas frías y distantes en sus relaciones sociales y tienden a encontrar siempre intenciones hostiles y malévolas detrás de los actos triviales, e incluso positivos, de otras personas y reaccionan siempre con duda, suspicacia y de forma agresiva ante los demás. En otras palabras, estas personas siempre están a la defensiva, pensando incorrectamente de los demás, a pesar de que no tengan malas intenciones hacia él o ella. A menudo, las suspicacias conducen a conductas agresivas o al rechazo de parte de los demás y entonces se convierte en un círculo vicioso. El paranoide, al ver ese rechazo evidente, piensa que él tenía razón y que los demás tenían algo contra él. Lo que sucede realmente es que los demás se enfadan o molestan y terminan mostrando hostilidad y desagrado hacia la persona paranoide. Las personas paranoides son incapaces de ver su propio papel dentro de un confl icto, esto hace muy difícil el poder ayudarlas. Evidentemente necesitan Esperanza para la Familia, A. C. Núm. en Catálogo: 0270 Pag. 1

2 ayuda, en primer lugar para concientizarlos de que necesitan ayuda, y en segundo para intentar hacer ciertos cambios en su vida. Para ayudar a este tipo de personas se va a necesitar paciencia, amor cristiano y perseverancia para lograr el éxito. La característica principal de las personas con personalidad esquizoide es que son introvertidas, ensimismadas y solitarias. Emocionalmente son frías y socialmente distantes, les cuesta mucho trabajo relacionarse con los demás. Como su nombre lo dice, están metidas en sí mismas y enquistadas en su propia vida, no les gusta tener relaciones sociales con los demás; a menudo, están absortas en sus propios pensamientos y sentimientos, son temerosas de la proximidad e intimidad con otras personas y habitualmente tratan de evitarlas. Hablan poco, son dadas a soñar despiertas, se sienten mejor en sus sueños que platicando con las personas. La fantasía es un modo frecuente de enfrentarse a la realidad. Obviamente, son personas que necesitan ayuda, para lo cual también se necesita paciencia y amor de parte de quien quiera ayudarlas a salir de ese mundo de pensamientos fantasiosos y de sueños despiertos, que los llevan a aislarse de los demás. Personalidad esquizotípica e histriónica Las personas con personalidad esquizotípica, al igual que las esquizoides, se encuentran social y emocionalmente aisladas y desarrollan pensamientos y percepciones insólitas o muy fantasiosas. Algunas de ellas muestran signos de pensamiento mágico, esto es, la idea de que una acción particular puede controlar algo que no tiene ninguna relación con ella. Por ejemplo, pueden llegar a creer que si piensan mal de una persona ya por eso le va a ir mal. Si quiere hacerle mal a una persona va a estar pensando mal de ella. Otra situación para que quede mejor ejemplifi cado es cuando una persona realmente cree y está convencida de que pasar por debajo de una escalera le va a traer consecuencias malas. Todos hemos oído que la gente dice que pasar por debajo de las escaleras trae mala suerte, pero fi nalmente todos pasan por debajo de ellas y no les produce ningún problema, ni andan espantados por eso. La persona esquizotípica, cuando llega a sucederle algo por el estilo, sí consideran con toda seriedad que esa acción va a tener repercusiones en su vida inmediata y están genuinamente preocupados. Las personas con personalidad histriónica o histérica buscan de algún modo notable llamar la atención, esa es su característica principal. Se comportan teatralmente para llamar la atención y sus maneras vivamente expresivas tienen como resultado establecer relaciones con facilidad pero de un modo superfi cial. Las emociones a menudo parecen exageradas, infantilizadas e ideadas para provocar la simpatía o la atención de los demás. Algunas personas histriónicas también son hipocondriacas, es decir, inventan enfermedades y realmente se sienten enfermos; además, exageran sus problemas físicos para conseguir la atención que necesitan. El punto principal en esta personalidad es llamar la atención. Todo mundo desea ser tomado en cuenta por los demás, eso es natural, todos desean saber que su vida le importa a otro ser humano, pero la persona histriónica hace todo para llamar la atención y ser el centro. Personalidad narcisista y límite Las personas con personalidad narcisista tienen un sentido de superioridad y una creencia exagerada de su propio valor o importancia, esa es la característica más importante de esta personalidad. Exageran su valor e importancia dentro de sus pensamientos, en verdad creen que son indispensables y se sienten superiores y más importantes que los demás. Esto es lo que los psiquiatras llaman grandiosidad. La persona con este tipo de personalidad puede ser extremadamente sensible al fracaso, a la derrota o a la crítica y cuando se le enfrenta a un fracaso para comprobar la alta opinión que tiene de sí mismo, puede reaccionar con una rabieta, una molestia exagerada o Esperanza para la Familia, A. C. Núm. en Catálogo: 0270 Pag. 2

3 con una grave depresión. Los narcisistas no pueden tolerar el fracaso en sus vidas y no pueden luchar contra la frustración porque ésta los vence fácilmente y los lleva a demostrarlo con ira, rabietas o depresión. Como en realidad creen que son superiores en sus relaciones con los otros esperan ser admirados, no esperan ser reprochados o que se les reclame y con frecuencia sospechan que si se les reprocha algo es porque se les tiene envidia. Están inconscientes de sus propios errores y fracasos y piensan que en realidad merecen el reconocimiento de los demás. Las personas con personalidad límite, la mayor parte de los cuales son mujeres, son inestables en la percepción de su propia imagen, en su humor, en su comportamiento y en sus relaciones interpersonales. La personalidad límite se hace evidente al principio de la edad adulta, pero su prevalencia va disminuyendo conforme va aumentando la edad. Es decir, es más difícil diagnosticar este trastorno en personas de 35 o 40 años y es más fácil diagnosticarlo en personas de 20 años. Estas personas han sido a menudo privadas de los cuidados necesarios en la niñez y frecuentemente se sienten vacías, furiosas o molestan contra la vida y merecedoras de cuidado. Personalidad antisocial Las personas con personalidad antisocial, la mayoría de los cuales son hombres, muestran desprecio insensible por los derechos y los sentimientos de los demás. Es como una incapacidad de entender que los demás son seres humanos y que tienen derechos y sentimientos, por lo que muestran un menosprecio evidente ante éstos. Además, explotan a otros para obtener benefi cios materiales o gratifi cación personal, esto quiere decir que manipulan, roban y tratan injustamente a los demás y esto no les ocasiona ningún confl icto de consciencia. Característicamente tales personas expresan sus confl ictos impulsiva e irresponsablemente, sin ver si dañan a otros u ofenden a los demás, por cuanto están inconscientes e insensibilizados ante las necesidades de sus prójimos. Toleran mal la frustración, al igual que la personalidad narcisista, y en ocasiones son hostiles y violentos. A pesar de los problemas o el daño que causan a otros por su comportamiento antisocial, normalmente no sienten remordimiento ni culpabilidad. Al contrario, cuando hacen algo malo y se les recrimina, racionalizan cínicamente sobre sus propios derechos, sobre lo justo de su proceder y lo correcto de su actuar. Terminan culpando a otros de forma infantil, descarada y cínica, lo que evidencia claramente una forma insensible de relacionarse con los demás. Sus relaciones con la sociedad están llenas de deshonestidad y engaños. La frustración y el castigo raramente les ocasionan la modifi cación de sus conductas. Son muy proclives al alcoholismo y a otro tipo de dependencias, toxicomanías o drogadicciones; también son muy dados a desviaciones sexuales, a la promiscuidad y pueden llegar a tener confl ictos con las autoridades y hasta ser encarceladas. Son personas propensas a fracasar en sus trabajos y a trasladarse de un sitio a otro, normalmente tienen una larga lista de fracasos laborales. Además, tienen una historia familiar de comportamiento antisocial, abuso de sustancias, divorcio o abusos físicos. Tienen una esperanza de vida inferior a la media, mueren más jóvenes que los demás, pero en los que sobreviven esto tiende a disminuir o estabilizarse con la edad. Este trastorno se manifi esta poco antes de la edad adulta. Personalidad evitadora y dependiente La gente con una personalidad evitadora es hipersensible al rechazo, teme comenzar relaciones o alguna otra cosa nueva por la posibilidad de rechazo o decepción. No toleran el rechazo ni que una relación con otra persona termine mal, por lo que prefi eren no iniciar ningún tipo de relación. Estas personas tienen un fuerte deseo de recibir afecto, de ser aceptadas, pero no lo buscan porque tienen un temor enorme a ser rechazados, por eso evitan la relación con los demás. Sufren abiertamente por su aislamiento y falta de habilidad para relacionarse cómodamente con los demás. Esperanza para la Familia, A. C. Núm. en Catálogo: 0270 Pag. 3

4 Se hace evidente que no son personas felices, es claro y evidente que están sufriendo y que están deseosas de tener una relación social, pero que la evitan porque temen ser rechazadas. A diferencia de las personas con personalidad límite, éstas no responden con cólera al rechazo, en vez de eso se presentan tímidas y retraídas, no se les ve haciendo rabietas, molestas o con ira cuando se les rechaza, más bien se les ve siempre tristes y reprimidas, sin fuerza para reclamar algo. Esta personalidad se asemeja mucho a la persona con fobia social. La característica básica de las personas con una personalidad dependiente es que trasfi eren sus decisiones importantes y sus responsabilidades a otras personas y permiten que las necesidades de aquellos en quienes depende se antepongan a las propias. Es decir, nunca toman decisiones importantes, siempre las trasladan a otras personas y aún sacrifi can sus propias necesidades para que la persona que les resuelve sus problemas satisfaga primero sus necesidades, a fi n de que le siga resolviendo los problemas. No tienen confi anza en sí mismas, manifi estan una intensa inseguridad y, por lo mismo, nunca se atreven a tomar decisiones importantes. A menudo, se quejan de que no pueden tomar decisiones y que no saben qué hacer o cómo hacerlo; se les ve siempre indefensos o inmaduros para resolver problemas. Son personas reacias a expresar opiniones, aunque las tengan, porque temen ofender a la gente que necesitan y prefi eren callarse. Es muy triste su situación porque siempre están necesitando de los demás para enfrentar sus propios problemas diarios. Personalidad obsesivo-compulsiva y pasivoagresiva Las personas con personalidad obsesivocompulsiva son formales, fi ables, ordenadas y metódicas, pero a menudo no pueden adaptarse a los cambios. Son cautos y analizan todos los aspectos de un problema, lo que les difi culta la toma de decisiones. No es que no tengan el carácter para tomar decisiones, sino que se vuelven muy obsesivos y repetitivos en sus pensamientos, lo que fi nalmente los lleva a no tener efi cacia para resolver problemas, por estar pensando obsesivamente en los mismos. Estas personas toman sus responsabilidades con tanta seriedad que no toleran los errores, prestan tanta atención a los detalles que no pueden llegar a completar sus tareas. Son muy perfeccionistas. Lo obsesivo tiene que ver con el pensamiento y lo compulsivo con la reacción a ese pensamiento. Siempre metidos en pequeñeces que les impiden llegar fi nalmente a una meta, no completan sus tareas, sus responsabilidades les crean ansiedad y raramente encuentran satisfacción en sus logros. Son frecuentemente grandes personalidades, en especial en las ciencias y otros campos intelectuales en donde el orden y la atención a los detalles son fundamentales; sin embargo, pueden sentirse desligadas de sus sentimientos e incómodas con sus relaciones u otras funciones que no controlan, como eventos impredecibles o cuando deben confi ar en otros. Es decir, si trabajan solos y se les encomiendan ciertas cosas son muy responsables y pueden llegar a ser grandes personalidades, pero es imposible que trabajen en equipo y que confíen en otras personas. Eso está completamente fuera de su realidad. Los comportamientos de una persona con personalidad pasivo-agresiva o negativista tienen como objetivo encubierto controlar o castigar a otros. Todo lo que estas personas hacen tiene como fi nalidad desquitarse de los demás, este comportamiento frecuentemente es expresado con demora, con inefi ciencia y de mal humor. A menudo, aceptan realizar tareas que no desean hacer y luego proceden a minar sutilmente la fi nalización de éstas. Es decir, sí aceptan hacer algo pero saben de antemano que no lo van a hacer y lo aceptan precisamente para afectar a los demás y meter en un confl icto a quienes confi aron en que él iba a hacer dicha tarea. Este comportamiento sirve generalmente para expresar una hostilidad oculta. Consecuencias de los trastornos de la personalidad Esperanza para la Familia, A. C. Núm. en Catálogo: 0270 Pag. 4

5 Las personas con trastornos de la personalidad tienen un alto riesgo de tener conductas que pueden traerles enfermedades físicas, como la adicción a las drogas o al alcohol, la conducta autodestructiva y los comportamientos incorrectos que pueden llevarlos a problemas con la ley y hasta a la cárcel. Pueden también comportarse de forma hipocondriaca e inventar enfermedades y confl ictos con los valores sociales. Además, son propensas a caer en procesos psiquiátricos como resultado del estrés, viven ansiosas y estresadas y eso les puede condicionar a caer en otros trastornos psiquiátricos, que pueden ser: ansiedad, depresión, psicosis, etc., y esto dependerá del trastorno de la personalidad que tengan. La gente con trastornos de personalidad es menos propensa a seguir la pauta del tratamiento escrito, es decir, una gran desventaja es que nunca buscan ayuda médica por sí mismos y cuando fi nalmente alguien los convence de buscarla, son propensas a no seguir lo que el médico prescriba y a no aceptar su consejo. A menudo, tienen una relación escasa con su médico porque renuncian a responsabilizarse de su conducta o se sienten altamente desconfi adas, dignas o necesitadas. Eso hace que la relación con el médico sea superfi cial y éste se frustra cuando ve que no puede ayudarlo, en muchas ocasiones, la relación médico-paciente termina en fracaso. Por lo tanto, no cualquier médico está capacitado para tratar estos padecimientos, lo que se requiere en estos casos es un psiquiatra bien especializado. El diagnóstico tendrá que ver con lo expresado por la gente cercana a la persona con trastorno y por lo expresado por ella misma. Éste se hace evidente cuando está claro que la conducta de la persona es inadecuada, pero a pesar de la insistencia familiar no es sensible a cambiar su conducta. Por ejemplo, se le demuestra a la persona paranoide que sus pensamientos son incorrectos acerca de los demás y que no están tratando de dañarla; fi nalmente, la persona acepta que está en un error, pero se muestra infl exible en cambiar su pensamiento y su conducta. muy complicado. Es importante entender que los síntomas agregados también son difíciles de tratar, por ejemplo la ansiedad y la depresión. Tratar exclusivamente la ansiedad o depresión y no tratar el fondo del asunto conlleva a poco éxito, aún cuando se dé el medicamento adecuado. Cambiar una personalidad requiere mucho tiempo, pero si hay amor, paciencia y compromiso, por supuesto que se puede. Hay un texto en el Nuevo Testamento, dicho por nuestro Señor Jesucristo, que dice: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Lucas 5:31 Efectivamente, una persona que no tiene trastorno de personalidad, no necesita que se le ayude; sin embargo, quienes lo tienen sí requieren ayuda, aunque no estén conscientes de ello. Es precisamente el amor cristiano lo que puede sacar a delante a una persona con un trastorno de la personalidad. El amor cristiano es una fuente inagotable de hacer el bien y ayudar a los demás. Él nos enseñó a ayudar a los demás con su ejemplo y perseverar en esa ayuda, porque el amor no se acaba. El cristiano tiene un compromiso de ayudar a las personas, para esto se necesita amor cristiano, paciencia, benignidad y disposición a no frustrarse si no hay una buena respuesta al inicio, porque fi nalmente será el amor al prójimo el que podrá dar frutos a largo plazo. Dr. Salvador Cárdenas Esperanza para la Familia, A. C. Tel. Lada Sin Costo Apartado Postal #41 C.P Monterrey., N.L. Página Web: Correo Electrónico: info@esperanzaparalafamilia.com El tratamiento difi ere del tipo de trastorno, de entrada debemos saber que hay muchas probabilidades de fracaso en el tratamiento, porque aquí se trata de cambiar la personalidad de un ser humano y eso es Esperanza para la Familia, A. C. Núm. en Catálogo: 0270 Pag. 5