La Universidad y el Futuro de Extremadura

Transcripción

1 1345 La Universidad y el Futuro de Extremadura J. FRANCISCO DUQUE CARRILLO Rector de la Universidad de Extremadura Decía irónicamente Niels Bohr que hacer predicciones nunca ha sido una tarea fácil, especialmente cuando éstas atañen al futuro. Viene esto a cuento por el título que aparece arriba, si bien, las opiniones que aquí se expresan no deben tomarse en mayor consideración que en el estrictamente personal de quien escribe estas líneas. Las universidades son un invento europeo de hace más de 800 años. Y a pesar de ello, las universidades europeas han ido perdiendo posiciones continuamente respecto a las de otro país al menos en las últimas décadas. Recuperar la situación anterior es el objetivo final de la profunda reforma de la educación superior en toda Europa, que en estos momentos se lleva a cabo, que es lo que se conoce como proceso de convergencia europea. En otras palabras, lo que se persigue es mejorar la competitividad de la enseñanza superior europea. Una mejora que desde la perspectiva externa lo que pretende es hacerla más atractiva para estudiantes de otros países; y desde la perspectiva europea persigue hacerla más satisfactoria de las necesidades sociales. Ese es el objetivo final del proceso de reforma; todo lo demás son herramientas. Parece pues necesario que se definan cuáles son las necesidades sociales a las que, desde este servicio público llamado Universidad, se les debe proporcionar una adecuada respuesta acorde con la realidad que vive nuestra sociedad. Estas necesidades evidentemente también han cambiado con el paso de los años. Si con anterioridad la exigencia que se le reclamaba a las instituciones de educación superior era la formación de intelectuales, hoy día lo que se exige es que actúen como un motor de desarrollo social y económico, a través de las actividades que le son propias: la formación, la investigación y la innovación.

2 1346 J. FRANCISCO DUQUE CARRILLO Hasta hace unos años, el acceso a la información era un hecho que marcaba las diferencias entre colectividades. En la actualidad, esto ha dejado de tener valor. Vivimos anegados en información que, además, puede ser fácilmente digitalizada, archivada y transmitida. El acceso a la misma nunca ha sido tan sencillo, basta tener una conexión barata a la red y un buen buscador. Ya casi nadie consulta una enciclopedia, por eso las regalan con los periódicos, pues es más rápido llegar a esa inmensa memoria de la humanidad y gigantesco depósito de información acerca de todo que es Internet. Sin embargo, quizá sea por esa sobreabundancia de fuentes de información, extraer información relevante nunca ha sido tan complicado. Lo importante es discriminar la información relevante de la que no lo es, separar información y ruido. Esa es la tarea del conocimiento y por ello, a medida que baja de precio el bit de información, sube el valor del conocimiento. La universidad debe reconocer estas circunstancias, que nadie individualmente pone en cuestión, y responder a las necesidades que producen, hasta el punto que ignorarlas o no, da lugar a concepciones de la formación superior radicalmente diferentes. Aquellos que ignoran lo anterior, conciben la educación superior de tipo enciclopédico, dando lugar a planes de estudio repletos de información en general excesiva y muchas veces redundante, y por lo que el volumen de los contenidos obliga al estudiante a realizar un esfuerzo del que no siempre se extrae rendimiento. La labor formativa consiste básicamente en la transmisión de información en la clase magistral, revisando exhaustivamente las múltiples aplicaciones del conocimiento en una disciplina concreta; en definitiva, la labor formativa consiste en mostrar el conocimiento de lo útil. Esta es la concepción tradicional, vigente durante siglos, y es la actitud todavía dominante en la escena universitaria española y buena parte de Europa. Frente a estos se sitúan aquellos que no ignoran las circunstancias sociales anteriores. La labor formativa, que evidentemente precisa la asimilación de unos conocimientos básicos, exige la creación de contextos de aprendizaje que estimulen a los estudiantes en la búsqueda personal del conocimiento en una sociedad infestada de información; en definitiva, mostrando la utilidad del conocimiento. Algunos creen que la solución de este proceso de convergencia vendrá de la mano de la transformación de los actuales créditos a los créditos europeos, concebidos con y desde esos nuevos planteamientos. Sin embargo, esta posición peca de no poca ingenuidad. La aplicación en definitiva de un mero

3 LA UNIVERSIDAD Y EL FUTURO DE EXTREMADURA 1347 polinomio de contabilidad docente y curricular, no puede producir este cambio por sí solo, si ello no viene acompañado con un cambio de concepciones y actitudes de profesores, estudiantes y de los gobiernos. Con respecto a los profesores, la docencia basada en competencias profesionales y el aprendizaje choca con muchas concepciones y hábitos docentes de muchos de nosotros, que nos hemos formado en una idea de la educación superior basada típicamente en la disciplina y en el trabajo individualizado, y en la que los contenidos y su enseñanza son el referente principal de la acción didáctica. Los planteamientos de la convergencia europea rompen con esas ideas porque las competencias profesionales son a menudo transversales ya que inciden en varias disciplinas a la vez. Asimismo, el eje del aprendizaje nos lleva necesariamente a una actividad didáctica mucho más variada que la actual, con profesores mucho más implicados en la colaboración con los estudiantes y en la atención más individualizada. Todo esto representa un importante cambio para la mayoría de nosotros, que no puede ser rápido, ni fácil, incluso contando con la buena voluntad de los implicados. Lo que más reclaman los estudiantes es el contacto personal, que el profesor sea capaz de establecer actividades participativas; piden hoy lo que hemos pedido siempre: accesibilidad, tiempo y que suscitemos en ellos el deseo de conocer. Por ello, la principal tarea de la universidad en el aspecto formativo es construir un lugar en el que tengan la libertad para ser creativos, donde tengan una auténtica sensación de realización, un lugar que saque lo mejor de cada uno. Y esto, está claro, que ni se suscita ni se logra exclusivamente con la clase magistral, en la que uno dicta para que otros tomen unas notas, que sirven tanto para aprender como también para dejar constancia precisa de lo que puede preguntarse en un examen. Sin embargo, conseguir la participación activa de los estudiantes exige creer en ellos, y por parte de éstos también es fundamental que adquieran una mentalidad exigente en el logro de los objetivos formativos, porque no olvidemos que la enseñanza o el aprendizaje para estar más en consonancia con los tiempos que corren, depende en buena parte de lo que los estudiantes quieran que sea. Es cierto que hoy los estudiantes nos llegan a la universidad con sus problemas, igual que nosotros traíamos otros, pero no es menos cierto que en la Sociedad del Conocimiento la forma de aprender las cosas, e incluso los objetivos, son distintos. Por esto, la construcción del espacio europeo se presenta como un gran marco de oportunidades para redefinir la misión de nuestras instituciones en la Sociedad del Conocimiento.

4 1348 J. FRANCISCO DUQUE CARRILLO Y por último, nuestros gobiernos deben incentivar ese cambio en las actitudes y actuaciones de los protagonistas con algo más que disposiciones, decretos y declaraciones rimbombantes. Este cambio se estimula con apoyos y recursos, y también, con exigencias. Por otro lado, como consecuencia del desarrollo tecnológico vivimos en una época tan incierta como apasionante. Las reglas del juego se van modificando de tal manera que sociedades o sectores que tradicionalmente ocupaban una posición privilegiada en el marco de la industrialización, empiezan a estar relegadas a un segundo plano dada la incapacidad de organizar la economía en torno a la creación del conocimiento y viceversa. Como un ejemplo significativo de ese carácter apasionante e incierto de la nueva sociedad y que nadie pudo prever, se encuentra el caso de un joven que puso en marcha casi como un juego, un formato para la distribución de música por Internet y ha alterado el funcionamiento habitual de uno de los negocios más boyantes de las últimas décadas. Con frecuencia, en esta Sociedad del Conocimiento que estamos inmersos, podemos oír que el conocimiento es riqueza, pero, es verdaderamente esto cierto en nuestro caso? Si la respuesta fuera afirmativa, querría decir que la producción de conocimiento por parte del sistema generador del mismo, básicamente las Universidades en nuestro país, sería valorada por el sistema generador de riqueza o estructura productiva, y en consecuencia estaría la segunda dispuesta a financiar a las primeras y el problema no existiría. Pero en la práctica sabemos que no ocurre así, al menos de forma mayoritaria, ni en nuestro país ni en nuestra región. Por consiguiente, se trata de dos posibles problemas: o las universidades no producen esos bienes y servicios, o sí los produce, pero la estructura productiva no atribuye valor a lo producido. Se han probado muchas iniciativas para paliar esta deficiencia, pero en el mejor de los casos con impactos modestos. Lo que nos reafirma en que existe un divorcio entre nuestra estructura productiva y nuestra estructura generadora de conocimiento a efectos de su potencial interacción. Y, por qué nuestro sistema productivo recurre poco al conocimiento que podrían esperar de la Universidad? Porque, por un lado, buena parte del tejido industrial está formado por pequeñas y medianas empresas, con escasos excedentes, más preocupadas por el día a día y el conocimiento para lo que es útil es para la investigación y la innovación. Y si nos fijamos en los sectores más pujantes a nivel nacional, los que lo pueden pagar, como son el turismo, la construcción, la agricultura, la manufactura y algunos servicios, se trata de sectores amenazados. El turismo por la competencia de otros países mediterrá-

5 LA UNIVERSIDAD Y EL FUTURO DE EXTREMADURA 1349 neos y del Caribe. La construcción por la burbuja inmobiliaria y las posibles alzas de tipos de interés. La manufactura, por la competencia de hecho de los países asiáticos. Y los servicios, porque si fallan estos otros elementos de la economía real, simplemente no se contratarán. Es falso que en estos sectores no sea importante el I+DT+i, pero se trata además de sectores en los que nuestra capacidad investigadora no es más pujante. Este es un problema que aparece en nuestro espectro universitario, y que en parte es consecuencia de que todas nuestras universidades nacieron en su día de la misma manera, y teniendo poco o nada en cuenta la conexión de las materias con los entornos. Todo esto contrasta con que disponemos de excelentes investigadores en muchas otras áreas. Es aquí donde se echa en falta que aparezca el sistema de generación del conocimiento, las universidades y organismos públicos de investigación, liderando proyectos que remplacen a los que se nos quedan obsoletos, que aprovechen ese conocimiento generado, y en definitiva, que hagan realidad en nuestro caso la frase de que el conocimiento, que es intangible, ahora lo convertimos en creación de riqueza, que es tangible. Si estos pasos no se acometen, y entiendo que son lentos, todo lo que se invierta en I+D no hará más que provocar una metástasis del sistema actual, para dar cabida a los doctores que formamos porque no existe otra salida para ellos. Las universidades en general, y la de Extremadura en particular, disponen de grupos de investigación consolidados y relevantes, que deberían empezar a acometer tareas de investigación de la que se denomina de éxito incierto o investigación con riesgo. Es posible que alguien se sorprenda de que se pueda hacer investigación sin riesgo, ya que toda investigación, al adentrarse en algo desconocido, siempre conduce a algo nuevo, pero no necesariamente a nuevos conocimientos. Es más, los investigadores saben muy bien que con mayor frecuencia se obtienen nuevos datos que nuevos conocimientos. Los datos y los resultados, si son nuevos, se suelen publicar y la publicación es hoy día la premisa para el éxito académico. Por ello se denomina investigación sin riesgo, porque de antemano se sabe que algo saldrá que se pueda publicar, que para todo hay el medio adecuado. La investigación con riesgo es más exigente puesto que al final, además de todo lo anterior, debe haber un producto, procedimiento o servicio que la gente lo compre. Por eso, transferir el conocimiento no es tarea fácil, porque las preguntas de la ciencia básica y de la industria son de manuales distintos. Los países más avanzados publican menos pero mejor y ello es debido en parte al fomento de la investigación con riesgo, que no olvidemos que en general apasiona bastante más que la investigación motivada sólo por la publica-

6 1350 J. FRANCISCO DUQUE CARRILLO ción. En la Universidad de Extremadura hay áreas con la calidad suficiente para fomentar la investigación con riesgo y acometerla en coordinación con las instituciones públicas y privadas, dispuestas a financiar la creación de empresas de alto riesgo surgidas de los centros públicos de investigación.