TEMA. Educado en la fe y la cultura. Núcleo I Sustrato educativo recibido. [4.1] Introducción

Transcripción

1 Núcleo I Sustrato educativo recibido Educado en la fe y la cultura [4.1] Introducción [4.2] Memorias del Oratorio: educado en la fe y la cultura [4.3] Intuiciones pedagógicas [4.4] Comentario [4.5] Notas históricas: mi madre me enseñó a rezar TEMA

2 Ideas clave 4.1. Introducción Juan Bosco fue educado en una fe cristiana robusta y centrada en lo esencial. Debido a las dificultades que entrañaba vivir en un caserío pobre y apartado de la parroquia, Mamá Margarita fue su primera catequista. Para aquella buena mujer, la fe cristiana se cimentaba en tres pilares: unión con Dios mediante la oración, la eucaristía y el sacramento de la reconciliación; un comportamiento coherente que manifiesta la fe en acciones de vida diaria y una actitud de ayuda solidaria a los más necesitados. Analizando el proyecto de vida religiosa que Don Bosco propondrá a los jóvenes del Oratorio y a sus colaboradores, se adivinan los cimientos que puso Mamá Margarita. Juan Bosco no sólo fue educado en la dimensión religiosa. Mamá Margarita se esforzó para que abriera su mente a la cultura. De aquí su preocupación por enviarle al pequeño pueblo de Capriglio donde aprendió a leer y escribir bajo el magisterio de un buen sacerdote llamado José Lacqua. Así es como Don Bosco comprende la importancia de desarrollar la dimensión cultural y la dimensión religiosa. Paralelamente aprenderá a cuidar la dimensión asociativa y lúdica, cuando en I Becchi entretenía a sus vecinos ejerciendo de «pequeño saltimbanqui» 4.2. Memorias del Oratorio: educado en la fe y la cultura El mayor cuidado de mi madre fue instruir a sus hijos en la religión, enseñarles a obedecer y tenerlos ocupados en trabajos compatibles con su edad. Era yo muy pequeño, y ella misma me enseñaba a rezar. Cuando ya fui capaz de unirme a mis hermanos, me ponía con ellos de rodillas por la mañana y por la noche y, todos juntos, rezábamos las oraciones y la tercera parte del rosario. Recuerdo que ella me

3 preparó para mi primera confesión: me acompañó a la iglesia, se confesó antes que yo, me recomendó al confesor y después me ayudó a dar gracias. Siguió ayudándome hasta que me juzgó capaz de hacerlo dignamente yo solo. Así llegué a los nueve años. Quería mi madre enviarme a la escuela, pero le asustaba la distancia, ya que estábamos a cinco kilómetros del pueblo de Castelnuovo. Mi hermano Antonio se oponía a que fuera a la escuela. Se arbitró una solución intermedia: durante el invierno iría a clase a Capriglio, pueblecito próximo donde aprendí a leer y a escribir. Mi maestro era un sacerdote muy piadoso que se llamaba José Lacqua; fue muy amable conmigo y puso mucho interés en mi instrucción y sobre todo en mi educación cristiana. Durante el verano contentaría a mi hermano trabajando en el campo. A los once años fui admitido a la primera comunión. Me sabía por entero el pequeño catecismo, pero ordinariamente nadie era aceptado a la primera comunión hasta los doce años. Además, debido a la distancia de la iglesia, el párroco no me conocía, debiéndome limitar casi exclusivamente a la instrucción religiosa de mi buena madre. Pero como no quería que siguiera creciendo sin llevar a cabo este gran acto de nuestra santa religión, ella misma se las ingenió para prepararme como mejor sabía y podía. Me envió al catecismo todos los días de cuaresma; después hice el examen, resultando aprobado, y se fijó el día en que los niños debían cumplir con Pascua. Era imposible evitar la disipación en medio de la multitud. Mi madre procuró acompañarme varios días y, durante la cuaresma, me había llevado tres veces a confesarme. «Juan -me repitió en diversas ocasiones-, Dios te va a hacer un gran regalo, procura prepararte bien, confesarte y no omitir nada en la confesión. Confiesa todo, arrepiéntete de todo y promete a Dios ser mejor en adelante». Lo prometí. Si después he sido fiel, Dios lo sabe. En casa, me hacía rezar y leer un libro bueno, dándome los consejos que una madre diligente tiene siempre a punto para sus hijos. Aquella mañana no me dejó hablar con nadie, me acompañó a la sagrada mesa e hizo conmigo la preparación y acción de gracias, que el arcipreste -llamado Don Sismondidirigía con gran celo, alternando con todos en alta voz. No quiso que durante ese día me ocupara de ningún trabajo material, sino que lo emplease en leer y rezar. Entre otras muchas cosas, mi madre me repitió varias veces estas palabras: «Querido hijo, este ha sido para ti un gran día. Estoy persuadida de que Dios verdaderamente ha tomado posesión de tu corazón. Prométele que harás cuanto puedas por conservarte bueno

4 hasta el final de tu vida. En lo sucesivo, comulga con frecuencia, pero evita cometer sacrilegios. Comunica siempre todo en la confesión, sé siempre obediente, ve con gusto al catecismo y a los sermones; pero, por el amor del Señor, huye como de la peste de cuantos tienen malas conversaciones». Memorias del Oratorio 4.3. Intuiciones pedagógicas Fe y cultura Mamá Margarita enseñó a rezar a su hijo Juan De sus labios aprendió la primera instrucción religiosa De su mano se acercó a la primera confesión y la primera comunión Mamá Margarita se preocupó de que su hijo tuviera cultura Primeros elementos de una educación integral Dimensión religiosa. Elementos Catecismo Oraciones Rosario Confesión Eucaristía Dimensión laboral. Elementos Trabajo en el campo Recolección Estudio-Trabajo Esfuerzo Dimensión cultural. Elementos Ley del rey Carlos Félix Don Lacqua: sacerdotemaestro Lectura (pasión libros) Escritura Aritmética Religión

5 4.4. Comentario Castelnuovo de Asti era un municipio de unos habitantes, distante unos 28 km. de Turín. Dichos habitantes estaban repartidos en una población central y cuatro aldeas El caserío de I Becchi (a 4,5 km. de Castelnuovo), pertenecía a Murialdo. Mamá Margarita cuida el desarrollo de todas las dimensiones de la persona de sus hijos. No sólo se preocupa de que sus hijos crezcan con austeridad y laboriosidad, sino que une a todos estos elementos una fe profunda, de la que ella da ejemplo y es modelo. A pesar de encontrar dificultades para mandar a sus hijos a la escuela, hace todo lo posible para que reciban una cultura adecuada. Buena muestra de este interés serán los esfuerzos que realizará en el futuro para que su hijo Juan pueda seguir los estudios en las escuelas municipales y en el seminario. Aunque ella no tuvo estudios, fue siempre una mujer de gran fe, profundo sentido común y honda sabiduría popular. De hecho compartió con Don Bosco la tarea educativa durante los diez primeros años del Oratorio. Juan Bosco hizo su primera comunión en el 15 de abril de 1827, día de Pascua. En la relación sobre el estado de la parroquia de Castelnuovo, redactada por el párroco en 1825, se lee: «El catecismo no sólo se da a los muchachos en los días de fiesta, sino todos los días de cuaresma, comenzando de la primera semana hasta la semana de Pasión, para prepararlos de esta manera a la confesión y comunión pascual. Se comienza a admitir a la comunión a los niños y niñas a la edad de doce años, si es que se advierte en ellos una cierta capacidad y solidez» Notas históricas: mi madre me enseñó a rezar La caridad de I Becchi se hacía por amor de Dios, no por filantropía o por sentimiento. Margarita era iletrada, pero sabía de memoria muchos pasajes de la Historia Sagrada y del Evangelio, y creía en la necesidad de rezar, esto es, de hablar con Dios, para tener la fuerza necesaria para vivir y hacer el bien.

6 «Mientras fui pequeñito -escribe Don Bosco- ella me enseñó las oraciones. Me hacía poner de rodillas con mis hermanos por la mañana y por la noche, y todos juntos rezábamos las oraciones». El cura estaba lejos, y ella no esperó nunca a que hallase tiempo para ir a enseñar el catecismo a sus hijos. He aquí algunas preguntas y respuestas del «Compendio de la Doctrina Cristiana» que Margarita había aprendido de pequeña, y que enseñó a Juan, José y Antonio: P. Qué debe hacer un buen cristiano por la mañana? R. La señal de la Santa Cruz. P. Una vez levantado y vestido, qué debe hacer un buen cristiano? R. Ponerse de rodillas, si puede, delante de una imagen devota, y renovando con el corazón un acto de fe, en la presencia de Dios, decir con devoción: Os adoro, Dios mío... P. Qué se debe hacer antes de empezar a trabajar? R. Ofrecer el trabajo a Dios. Una de las primeras "prácticas religiosas", en las que Juanito participó, fue en el Rosario. Era, por aquel entonces, la oración de la tarde de todos los cristianos. Repitiendo cincuenta veces el Ave María, también los campesinos de I Becchi hablaban con la Virgen, más madre que reina. Para ellos, el repetir cincuenta veces las mismas palabras no era ningún contrasentido: durante la jornada habían clavado la azada centenares de veces en el surco, y sabían que, sólo así, se obtiene una buena cosecha. Al desgranar el rosario, el pensamiento volaba a los hijos, los campos, la vida, la muerte. Juan empezó a hablar así a la Virgen y sabía que Ella le miraba y le escuchaba. En las Memorias recuerda también Don Bosco su primera confesión: «Fue mi madre a prepararme. Me acompañó a la iglesia, se confesó ella primero, me recomendó al sacerdote. Después me ayudó a dar gracias». Teresio Bosco. Don Bosco, una biografía nueva.

7 Actividades Fe y valores Dedica unos minutos a reflexionar sobre las siguientes cuestiones. Sería interesante que puedas anotar tus principales conclusiones: Ámbito personal Reviso mis actitudes personales: Qué importancia doy a la educación en valores? Cuáles son los valores que más profundamente tengo arraigados en mi persona? Mi actitud ante la fe cristiana: da sentido a mi vida; soy creyente pero no practico; me gustaría profundizar mi fe; no me importa mucho, pero estoy en un colegio religioso...; tengo una fe comprometida... Cómo relaciono el ser cristiano con mi profesión educativa? Sumergidos en la realidad Mis manifestaciones religiosas demuestran que mi fe está en relación con mi vida. Mi ser cristiano/a me ayuda a hacer de mi profesión una misión evangélica. Vivo mi fe refugiado/a en lo personal y en lo privado porque aquí no hay quien se aclare: la gente, cada día es más indiferente; los padres no están por la tarea; a los obispos no hay quien los entienda; muchos salesianos/as pasan del tema... Destinatarios Ofrecemos a nuestros destinatarios una auténtica visión cristiana de la vida? Les ayudamos a leer los acontecimientos desde el Evangelio? Cuando les mostramos una vida en valores, también enseñamos los valores del Evangelio? Está la Enseñanza Religiosa en conexión con la vida y la cultura de nuestro tiempo? Cuando preparamos una celebración, lo hacemos con lenguajes actuales y comprensibles? TEMA 4 Actividades

8 Autoevaluación 1. El sacerdote que ayuda a leer y escribir a Juan Bosco se llama José Fossetti. 2. Juan Bosco fue admitido a su primera comunión a los once años. 3. Para mamá Margarita la fe cristiana se basaba en tres pilares: unión con Dios, coherencia de vida y solidaridad. 4. Una de las primeras prácticas en las que Juan Bosco participó fue en los llamados Ejercicios de la Buena Muerte. 5. El lugar donde Juan Bosco asiste por primera vez a la escuela se llama Capriglio. TEMA 4 Autoevaluación