RECONCILIACIÓN. Celebración de la. Atrévete a sentir el perdón de Dios. Introducción

Transcripción

1 Celebración de la RECONCILIACIÓN Atrévete a sentir el perdón de Dios En el lugar donde se realice el sacramento puede haber, colocada, una escalera de mano. Introducción Dios viene! Se acerca! Está ya aquí!... algo así debieron escuchar los habitantes de Jericó cuando se enteraron de que el Maestro, Jesús, se encontraba a las puertas de la ciudad. Entre los habitantes, un hombre: Zaqueo. Sabemos de él que era bajo de estatura (por lo que nos cuenta el evangelio en el que aparece) y que, cuando llegaba Jesús, optó por subirse a un árbol (seguramente un sicómoro, un árbol típico de aquella zona). También sabemos de él, y esto es tal vez lo más interesante, que era un pecador público: colaboraba con los romanos y era considerado un traidor a ojos de los demás, además de, posiblemente, llevarse una parte de los impuestos que cobraba para éstos. Un corrupto. Pero la llegada de Jesús produce en él un cambio y necesita subirse al árbol, a la vista de todos, como si fuera consciente de que entre ocultar su pecado y exponerlo a la vista de Jesús tenía que optar por lo más complicado, a sabiendas de que de Jesús lo que vendría no podía ser malo. El sacramento que hoy vamos a celebrar es como el gesto de Zaqueo de subirse al árbol. Venciendo nuestros miedos iniciales a reconocer qué es lo que hacemos mal, también nosotros queremos ver a Jesús y preparar su llegada, al final de este adviento, atreviéndonos a sentir el perdón de Dios y su misericordia. ATRÉVETE A SENTIR EL PERDÓN Y LA MISERICORDIA DE DIOS! 54

2 Oración: salmo de un hombre pecador (salmo 50 extracto) Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces. Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve. Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados. Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. Evangelio: Lucas 19, 1-10 Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa». Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador». Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido». 55

3 Reflexión/homilía Algunas ideas para la reflexión conjunta y la homilía: - Jesús no pasa de largo. No sigue su ritmo apresurado. Se detiene también a tu lado, como en el caso de Zaqueo, para abrirte las puertas de la misericordia. - Sólo ha pedido de ti una acción: ATREVERTE. Podías haberte quedado en casa, tranquilamente, o no haberte acercado. O haberte refugiado en la seguridad que te ofrecen tus ritmos y tus historias. Zaqueo por qué subiste al árbol? - La cuestión es tomar un poco de perspectiva: el pecado nos acompleja y nos hace cada vez más y más pequeños. Nos empequeñece. Necesitamos tomar un nuevo punto de vista. Y eso es lo que nos ofrece la Reconciliación: la oportunidad de subirnos al árbol, a la escalera, en este caso, para ver las cosas desde otro punto de vista. Sólo así podremos experimentar, también nosotros, la misericordia de Dios. Gesto Se reparte, a cada uno, un pequeño texto del papa Francisco: Y Jesús se detuvo, no pasó de largo precipitadamente, lo miró sin prisa, lo miró con paz. Lo miró con ojos de misericordia; lo miró como nadie lo había mirado antes. Y esa mirada abrió su corazón, lo hizo libre, lo sanó, le dio una esperanza, una nueva vida como a Zaqueo, a Bartimeo, a María Magdalena, a Pedro y también a cada uno de nosotros. Aunque no nos atrevemos a levantar los ojos al Señor, Él siempre nos mira primero. Es nuestra historia personal; al igual que muchos otros, cada uno de nosotros puede decir: yo también soy un pecador en el que Jesús puso su mirada. Los invito, que hoy en sus casas, o en la iglesia, cuando estén tranquilos, solos, hagan un momento de silencio para recordar con gratitud y alegría aquellas circunstancias, aquel momento en que la mirada misericordiosa de Dios se posó en nuestra vida. Su amor nos precede, su mirada se adelanta a nuestra necesidad. Él sabe ver más allá de las apariencias, más allá del pecado, más allá del fracaso o de la indignidad. Sabe ver más allá de la categoría social a la que podemos pertenecer. Él ve más allá de todo eso. Él ve esa dignidad de hijo, que todos tenemos, tal vez ensuciada por el pecado, pero siempre presente en el fondo de nuestra alma. Es nuestra dignidad de hijo. Él ha venido precisamente a buscar a todos aquellos que se sienten indignos de Dios, indignos de los demás. Dejémonos mirar por Jesús, dejemos que su mirada recorra nuestras calles, dejemos que su mirada nos devuelva la alegría, la esperanza, el gozo de la vida. (Homilía del papa Francisco, 21 de septiembre de 2015). 56

4 Junto a ella, una serie de preguntas que pueden servir para preparar la reconciliación (examen de conciencia). Pueden servir de ejemplo las siguientes (extraídas de la celebración de la Penitencia propuesta para la Cuaresma 2015 en el Vaticano). En relación a Dios Solo me dirijo a Dios en caso de necesidad? Participo regularmente en la Misa los domingos y días de fiesta? Comienzo y termino mi jornada con la oración? Blasfemo en vano el nombre de Dios, de la Virgen, de los santos? Me he avergonzado de manifestarme como católico? Qué hago para crecer espiritualmente, cómo lo hago, cuándo lo hago? Me rebelo contra los designios de Dios? Pretendo que Él haga mi voluntad? En relación al prójimo Sé perdonar, tengo comprensión, ayudo a mi prójimo? Juzgo sin piedad tanto de pensamiento como con palabras? He calumniado, robado, despreciado a los humildes y a los indefensos? Soy envidioso, colérico, o parcial? Me avergüenzo de la carne de mis hermanos, me preocupo de los pobres y de los enfermos? Soy honesto y justo con todos o alimento la cultura del descarte? Incito a otros a hacer el mal? Observo la moral conyugal y familiar enseñada por el Evangelio? Cómo cumplo mi responsabilidad de la educación de mis hijos? Honro a mis padres? He rechazado la vida recién concebida? He colaborado a hacerlo? Respeto el medio ambiente? En relación a mí mismo Soy un poco mundano y un poco creyente? Me preocupo demasiado de de mis bienes / riquezas? Cómo utilizo mi tiempo? Soy perezoso? Me gusta ser servido? Amo y cultivo la pureza de corazón, de pensamientos, de acciones? Nutro venganzas, alimento rencores? Soy misericordioso, humilde, y constructor de paz? Confesiones individuales Gesto Después de la confesión individual a cada persona que se ha confesado se le da una tarjeta y se les invita a, después de dar gracias a Dios por la posibilidad de recibir el perdón, poner su nombre en el espacio en blanco y colocarlo en uno de los peldaños de la escalera, como signo de que se han atrevido a subir, a tomar perspectiva, a ver las cosas desde otro punto de vista, y así recibir la misericordia de Dios en su casa. 57

5 La tarjeta puede tener esta forma: Yo (por tu nombre).. Acción de gracias Presidente: Y así, una vez que hemos recibido de Dios su visita a nuestra casa, una vez reconocidos nuestros pecados, una vez que hemos subido al árbol de la Reconciliación, damos gracias a Dios rezando todos juntos. Todos: Padrenuestro. Presidente: Oremos (pausa) Señor, Tú que nos has pedido que preparemos tu camino, después de haberte recibido como perdón y misericordia en nuestra vida en el sacramento de la Reconciliación te pedimos, que reconfortados por tu misericordia, podamos esperar tu venida en esta Navidad. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. 58

6 Atrévete a sentir el perdón de Dios Y Jesús se detuvo, no pasó de largo precipitadamente, lo miró sin prisa, lo miró con paz. Lo miró con ojos de misericordia; lo miró como nadie lo había mirado antes. Y esa mirada abrió su corazón, lo hizo libre, lo sanó, le dio una esperanza, una nueva vida como a Zaqueo, a Bartimeo, a María Magdalena, a Pedro y también a cada uno de nosotros. Aunque no nos atrevemos a levantar los ojos al Señor, Él siempre nos mira primero. Es nuestra historia personal; al igual que muchos otros, cada uno de nosotros puede decir: yo también soy un pecador en el que Jesús puso su mirada. Los invito, que hoy en sus casas, o en la iglesia, cuando estén tranquilos, solos, hagan un momento de silencio para recordar con gratitud y alegría aquellas circunstancias, aquel momento en que la mirada misericordiosa de Dios se posó en nuestra vida. Su amor nos precede, su mirada se adelanta a nuestra necesidad. Él sabe ver más allá de las apariencias, más allá del pecado, más allá del fracaso o de la indignidad. Sabe ver más allá de la categoría social a la que podemos pertenecer. Él ve más allá de todo eso. Él ve esa dignidad de hijo, que todos tenemos, tal vez ensuciada por el pecado, pero siempre presente en el fondo de nuestra alma. Es nuestra dignidad de hijo. Él ha venido precisamente a buscar a todos aquellos que se sienten indignos de Dios, indignos de los demás. Dejémonos mirar por Jesús, dejemos que su mirada recorra nuestras calles, dejemos que su mirada nos devuelva la alegría, la esperanza, el gozo de la vida. (Homilía del papa Francisco, 21 de septiembre de 2015). Ü En relación a Dios Solo me dirijo a Dios en caso de necesidad? Participo regularmente en la Misa los domingos y días de fiesta? Comienzo y termino mi jornada con la oración? Blasfemo en vano el nombre de Dios, de la Virgen, de los santos? Me he avergonzado de manifestarme como católico? Qué hago para crecer espiritualmente, cómo lo hago, cuándo lo hago? Me rebelo contra los designios de Dios? Pretendo que Él haga mi voluntad? 59

7 Ü En relación al prójimo Sé perdonar, tengo comprensión, ayudo a mi prójimo? Juzgo sin piedad tanto de pensamiento como con palabras? He calumniado, robado, despreciado a los humildes y a los indefensos? Soy envidioso, colérico, o parcial? Me avergüenzo de la carne de mis hermanos, me preocupo de los pobres y de los enfermos? Soy honesto y justo con todos o alimento la cultura del descarte? Incito a otros a hacer el mal? Observo la moral conyugal y familiar enseñada por el Evangelio? Cómo cumplo mi responsabilidad de la educación de mis hijos? Honro a mis padres? He rechazado la vida recién concebida? He colaborado a hacerlo? Respeto el medio ambiente? Ü En relación a mí mismo Soy un poco mundano y un poco creyente? Me preocupo demasiado de de mis bienes / riquezas? Cómo utilizo mi tiempo? Soy perezoso? Me gusta ser servido? Amo y cultivo la pureza de corazón, de pensamientos, de acciones? Nutro venganzas, alimento rencores? Soy misericordioso, humilde, y constructor de paz? 60

8 Yo (por tu nombre).. Yo (por tu nombre).. Yo (por tu nombre).. Yo (por tu nombre).. 61