Fantasmas de la libertad.

Transcripción

1 Fantasmas de la libertad. I La historia de mi patria tiene llagas heridas subterráneas que no sana el olvido ni la soledad, donde los hombres sumergen su derrota y construyen su casa. Dentro de las horas nace la sangre, dorso de las batallas, el augurio, destilado silencio que penetra en las entrañas, desnuda precipicios. En mi país está el fondo de la esperanza el límite, la frontera donde rebota el aire y retornan los caminos. 1/10

2 Aquí la gente camina con la frente en alto con el silencio como un pañuelo dentro de la boca, vigilando que no despierte una batalla o una bala se anude a su destino. En mi país la llama del fuego enciende mi bandera, como un fulgor de viento viene inventa la muerte, deja caer el honor sobre los labios. Aquí se respira bajo la ceniza. La libertad es pólvora que estalla con mirarla, abre los pulmones como una oración que quema. Aquí se escribe México con tinta de agua. A uno lo enseñan a escribir con lágrimas. 2/10

3 II Mataron a su padre una noche. Mientras ella destendía las sábanas él vigilaba las sombras en el desierto. Ella abría la cama como una posibilidad para soñar y él evadía las luces de las patrullas en celo. Ella alisaba los pliegues con los dedos y él sentía las armas extender una ruta en el viento. Ella deseaba que la noche fuera vertical, profunda, él sólo quería amanecer del otro lado, sin arena en los zapatos, descalzo de muerte. Ella dejó caer su almohada sobre la cama mientras a él le apuntaban los reflectores a la espalda. Saltó para subir a su cama y él corrió apretando el recuerdo de sus hijos con las manos. Ella escuchó el tren antes de cerrar sus ojos, a él se los cerró el sonido de la pólvora. 3/10

4 Y no hubo una lágrima que le diera de beber una lagrima que le mojara el cuerpo para resistirse a ser desierto. El desierto es grande, humanamente infinito, es un océano de voces, subterráneo silencio de labios grises. Ahí las lágrimas no germinan como árboles, sólo el olvido cabalga entre las dunas, el prejuicio muerde la ausencia y canta, en el desierto sólo nace la muerte. Las lágrimas son más profundas que los años, son el cierre que deja a la intemperie la memoria, 4/10

5 son grietas que se extienden como telarañas atrapan el futuro y no lo dejan resignarse. III Del otro lado se tiene hambre de tiempo, se sueña con la patria con el calor del pasado que no anida en casa. Del otro lado igual se amanece viernes que septiembre, o cualquier año. Cierras los ojos con tu tierra en los parpados. Del otro lado uno no necesita papeles para soñar. Uno llora en su idioma, y suma las ausencias como de niño le enseñaron a contar los años. Del otro lado la gente quiere ser invisible: un fantasma de su propia libertad. Se vive a expensas de la suerte, del esquivo, 5/10

6 con un pasaporte que sólo sirve para entrar a la muerte o para regresar a casa. Los recuerdos llegan en silencio como fantasmas se asoman al espejo, y cuando se marchan mojan más que la tormenta, más que el presentimiento de no poder volver nunca. Del otro lado no se llora porque eso quita tiempo y ocupa espacio que no se tiene. IV Aquí duele ver a la patria deshacerse duele que agujeren tu bandera que la revuelquen en pólvora y la enciendan. 6/10

7 Del otro lado tu idioma es tu bandera, aunque duele ir olvidando tu tierra, duele saber que los tuyos están lejos, en medio de las balas. Aquí y allá duele escuchar cuántos se mueren por el calor de la bala y del desierto. Aquí se cubren los cuerpos con lágrimas, allá de sol y de infierno. Aquí o allá, no importa dónde mueren hombres, mujeres, hijos, familias, por tener una vida, por tocar un sueño por amar a otros por querer ser "alguien". A fin de cuentas el sonido de la bala es el mismo, la rapidez con que respira la pólvora en el cuerpo, 7/10

8 el calor que produce la muerte antes de congelarte. V A su padre lo mataron, al mío intentaron secuestrarlo. Frente a mi casa acribillaron al silencio y quedaron cuatro cuerpos encima del asfalto. El mismo día doce personas durmieron bajo las sabanas del río Bravo. Quiero soñar que un día volveré a casa con la libertad entre mis brazos, que mi madre abrirá la puerta y podremos compartirla igual que ahora compartimos el miedo y el augurio de la destrucción en medio de esta soledad tan concurrida. 8/10

9 Quiero creer que las palabras que se pronuncian permanecen en el cuerpo, que no salen como las balas. Escribo para creer en la libertad, para construir mi nombre, para levantar una casa, un sitio que poder habitar, donde pueda sembrar un árbol. Escribo para no olvidar quien soy, para reciclar mi muerte. Escribo para recordarme que estoy viva, para conciliar el llanto con el futuro, para ordenar el silencio y esquivar los limites. Escribo porque busco la libertad 9/10

10 entre el silencio y la gente debajo del miedo en los ojos de la muerte. Escribo para custodiar mi libertad. Seudónimo: Reloj de arena 10/10