Cuando giremos la curva que se aprecia en la foto anterior, nos encontraremos a la derecha los álamos negros: En una amplia curva con una explanada a

Transcripción

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2 Me considero, pues así lo siento, hijo adoptivo de Laujar de Andarax. Desde el primer día que acampé en el valle del río de este pueblo de la alpujarra almeriense supe que estaba predestinado a escribir un relato ambientado allí y que de alguna forma mi vida quedaría vinculada a ese lugar. Tras el primer paseo entre los álamos negros del río intuí al instante la idea central que conformaría el relato Eterna Vida o Sempiterna Muerte, incluido en el libro En la Penumbra de la Realidad. La ruta que os propongo es la de la inspiración del relato y podría calificarse de senderismo interior ya que no es solo un recorrido turístico que se hace a pie. Es un itinerario que también debe hacerse con el alma porque es una ruta de reconciliación con uno mismo y con el mundo a través de la comunión con la naturaleza, a través de un lugar en el que el espíritu se fusiona por medio de los sentidos con la vegetación, con el rumor del agua, con el olor a campo. El tacto de la piel se estremece con el aire límpido y silente de ruido. El paladar saborea un sentido existencial que casi se mastica. El tiempo lineal se quiebra con una mirada contemplativa del entorno y el Yo individual se diluye, se funde, se amalgama en la esencia de lo creado participando de su perfección e infinitud. La frase constante y desesperada del protagonista devolvedme mi alma es un grito interior que todos sentimos en algún momento cuando hemos perdido las huellas para volver a casa, a nuestra interioridad, cuando nos hemos olvidado de que el ser humano es un ser eminentemente espiritual y trascendente. Los logros de la humanidad y los propios se deben a una atención profunda y contemplativa. Citando a Nietsche, la vida humana termina en una hiperactividad mortal cuando de ella se elimina todo elemento contemplativo. Deberíamos frenar un poco el exceso de actividad a la que hemos subordinado nuestras vidas, el exceso de informaciones y estímulos al que nos sometemos y relajarnos. Sin relajación se pierde el don de la escucha, y una comunidad, una sociedad o una persona que pierde el don de la escucha está condenada al fracaso. Esta ruta es una propuesta contemplativa para arrojar una mirada extrañante a nuestro entorno. En cuanto a la estructura del relato, la trama se presenta a través de un género epistolar entre psicólogos para introducir al protagonista y el misterio que le rodea, a la vez que se presenta un informe policial detallado. Para obtener la máxima credibilidad realicé consultas a profesionales del ámbito de la psicología y de la policía. La introducción a modo epistolar es un eco del efecto que me produjeron en mi juventud las lecturas de Frankenstein de Mary Shelley y Drácula de Bram Stoker. El verdadero relato comienza a modo de anexo en el correo que el Dr. Byelsa remite al Dr. Álvarez para solicitarle su opinión sobre el diagnóstico del paciente. Como anécdota cabe mencionar que la estructura del relato llevó a equívoco en la primera edición impresa del libro presentándose como un anexo a todo el libro en vez de como verdadero 2

3 cuerpo del relato final. Y el relato final es puro romanticismo, modernismo y Generación del 98. Como punto de partida tomamos el pilar de la Plaza del Ayuntamiento, un bello ejemplo de fuente blasonada de las muchas que se distribuyen por el pueblo. Giramos a la izquierda del ayuntamiento y tomamos el arcén izquierdo de la Calle Hermanos Castañeda, en dirección a Fondón. A unos 300 metros veremos una indicación hacia la izquierda en dirección a la Villa Turística de Laujar junto con la señalización de término del municipio de Laujar. A los pocos metros de tomar este desvío veremos una acequia de agua que nos acompañará con su sonido. 3

4 Cuando giremos la curva que se aprecia en la foto anterior, nos encontraremos a la derecha los álamos negros: En una amplia curva con una explanada a la derecha me topé con un bosque de álamos negros que se erguían como orgullosos soldados tocados con cascos empenachados en blanco 4

5 Las yemas de las ramas estaban repletas de inmaculadas semillas de polen que pendían como infinitos racimos de uva. Si nos detenemos en este punto y observamos a nuestra izquierda, descubriremos los ojos negros a través de los cuales se produce el desenlace del relato: A la izquierda del camino, enfrentado a los álamos, un incesable estrépito me hizo descubrir, semiescondidos entre la vegetación, dos saltos de agua contiguos que desembocaban en una acequia sin fin y que estaban canalizados mediante dos arcos de piedra. Parecía que me observaban, doctor Permanecían vigilantes, siniestros y oscuros, derramando líquido con gran fuerza. 5

6 Proseguimos unos cincuenta metros hasta encontrarnos con un puente. A la izquierda del puente surgen dos pistas de tierra contiguas en paralelo. La primera no tiene salida. Tomamos la segunda que es la pista que va al lado del cauce del río y que va a dar al antiguo camping de la Molineta. Andando unos 150 metros llegaremos a la anchura donde el protagonista del relato acampa. Aquí podréis sentaros un instante en una gran piedra de superficie lisa y observar con todos los sentidos los alrededores: El río y el pueblo ante la vista. A mi espalda una colina aterrazada se me antojaba una milenaria mastaba sagrada erigida en honor a la naturaleza. La primavera besaba mis ojos, amarilla, roja y violeta, engamada en todas las tonalidades de verde existentes. El cielo infinito en constante movimiento me extendía su mano ofreciéndome la certeza de la existencia de Dios. Veréis en el cauce del río un árbol derribado. Os insto a que en este momento leáis el poema A un olmo seco de Antonio Machado, al que hago alusión en el relato: Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo, algunas hojas verdes le han salido. El olmo centenario en la colina que lame el Duero! Un musgo amarillento le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento. 6

7 No será, cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos ruiseñores. Ejército de hormigas en hilera va trepando por él, y en sus entrañas urden sus telas grises las arañas. Antes que te derribe, olmo del Duero, con su hacha el leñador, y el carpintero te convierta en melena de campana, lanza de carro o yugo de carreta; antes que rojo en el hogar, mañana, ardas en alguna mísera caseta, al borde de un camino; antes que te descuaje un torbellino y tronche el soplo de las tierras blancas; antes que el río hasta la mar te empuje por valles y barrancas, Olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida. Mi corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera. 7

8 Abandonamos la anchura para proseguir por el camino entre árboles que lleva hasta el antiguo camping. Allí finalizará la pista, en un remanso de agua. Os aconsejo que crucéis el río y que os sentéis en silencio a sentir el paisaje. Desandamos el camino hasta volver a la plaza del ayuntamiento. A la derecha de esta plaza se encuentra el Mirador de la Vega donde podéis hacer un descanso contemplando la Sierra de Gádor. 8

9 Dejamos a nuestras espaldas el ayuntamiento continuando por la calle principal hasta toparnos con el Pilar de la Barandilla. De frente a este pilar, por la derecha, tomamos la Calle José Antonio viendo de inmediato el Mercado Municipal. Detrás del mercado no hay salido salvo por unas escaleras que subiremos. 9

10 Nos encontramos en la Calle Santo Cristo donde encaramos el Convento de San Pascual Bailón, elemento clave en el relato: El cadáver en semidescomposición de un imponente convento se me mostró ante la vista como una aparición de otra época, dejándome absorto. El claustro constituía el módulo central del edificio limitando al este con el convento y al oeste con la iglesia En el centro, como es habitual, se veía el pretil de un pozo tallado en piedra. Quiere saber otra rareza del lugar, doctor? Me aproximé al brocal y descubrí que no era un pozo si no un gran aljibe. 10

11 en algunos muros había cartelas epigráficas aunque hoy en día resultaban ilegibles. Pasamos por delante de varias. Solo en dos se averiguaban algunos indicios de palabras. En una de ellas conseguimos primero intuir, después descifrar, una línea inferior precisa: eterna vida o sempiterna muerte. A la mitad del estudio el corazón me dio un vuelco. Una octava real del claustro del Monasterio de Jumilla mostraba una completa coincidencia en su última frase Partes de palabras y signos de exclamación que habían sobrevivido mejor al deterioro del tiempo coincidían a la perfección. No había duda. Ese era exactamente el mensaje : 11

12 Gozas hoy sangre ilustre, edad florida: Después serás en letras instruido. Después tu ciencia se verá aplaudida. Después en dignidad constituido. Después descanso y deleitosa vida. Después fama y renombre esclarecido. Y después? Y después? Oh trance fuerte! Eterna vida o sempiterna muerte. En el Convento de San Pascual Bailón se pueden pasar horas y horas de ensoñación y reflexiones. Yo creo que es de los pocos sitios románticos que van quedando, entendiendo el romanticismo en su más pura acepción. Luego descenderemos por la Calle Santo Cristo hasta ver un solar que bajaremos por la derecha para enlazar con la Calle Iglesia donde continuaremos hasta encontrarnos con la Iglesia de la Encarnación: Nuestra Señora de la Encarnación dominaba el pueblo y el alegre tañer de su campanario marcaba los ritmos vitales de los habitantes sin ellos saberlo. 12

13 La Calle Iglesia que nos llevará a la Calle San Miguel. Cruzamos la Calle Nacimiento para llegar al Pilar de San Antonio, en la Plaza del Humilladero, llamada así por ser el lugar donde se ajusticiaba a los reos. Seguimos por la derecha de la Plaza, por la Calle Humilladero, hasta ver la casa en la que nació Francisco Villaespesa, uno de los escritores españoles más destacados de la corriente modernista. 13

14 El paisaje histórico de la Alpujarra marcaría a Villaespesa desde su infancia y lo reflejará en sus obras. Tomamos café y paseamos por el pueblo. Subíamos y bajábamos por estrechas callejuelas de presumidas casas encaladas, adornadas con flores. Sabe que Francisco Villaespesa nació en Laujar de Andarax, doctor?... Contemplar su vivienda me trajo lejanos recuerdos de estudiante. En la mochila llevaba una antología poética de Villaespesa y allí, sentado en el Pilar de la Fuente Nueva, leí algunos de mis poemas preferidos de este autor: RECÓNDITA Corazón! Qué te pasa? Cada día que transcurre contemplo con espanto que se agotan las fuentes de tu llanto y hasta el volcán de tu pasión se enfría. Ni te alegra el amor ni tu energía se despierta a los golpes del quebranto, y es que has gozado y padecido tanto, que ya el dolor, como el placer, te hastía! Nadie te anima y nada te conmueve, y despreciando a quien te ofrece abrigo, sepulcro buscas en tu propia nieve. Vuelve a inspirar de nuevo mis canciones! mi única musa, mi mejor amigo, en plena juventud no me abandones! Poema de Villaespesa para Ramón Jiménez Lamar 14

15 Descendemos por Calle Nueva hasta girar a la derecha en la Calle Hermanos Castañeda. De inmediato llegaremos de nuevo a la Plaza del Ayuntamiento. Esta ha sido mi propuesta, la misma ruta que me sirvió de inspiración para la redacción del relato Eterna vida o sempiterna muerte. Espero que la disfrutéis como yo sigo haciéndolo asiduamente. Raúl Jiménez Sastre 15