I. UN TIEMPO PARA ABRIRME Y ACOGER CON CORAZÓN MISERICORDIOSO

Transcripción

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2 2 I. UN TIEMPO PARA ABRIRME Y ACOGER CON CORAZÓN MISERICORDIOSO 1. Acojo en mí, la palabra misericordia. Cómo resuena en mi interior? Qué evoca en mí? Qué palabras me vienen al pensamiento? 2. He experimentado la misericordia de Dios en mí? Describo cuándo, cómo 3. Describo las situaciones o circunstancias en que me ha llegado profundamente el dolor del otro, de la otra. Cómo he reaccionado? Me abro a la palabra MISERICORDIA, y la dejo habitar en mí. Acojo en mi corazón los sentimientos suscitados por el sufrimiento del otro. Adoro a Jesús presente en el rostro de aquellos y aquellas que la vida más ha maltratado. II. UN TIEMPO PARA CONTEMPLAR Y DAR GRACIAS POR MI CORAZÓN MISERICORDIOSO 1. En el Antiguo Testamento, Dios se revela como un Dios que se deja conmover por la miseria humana. (Ex 34,6-,7) Que no se irrita por nuestras negaciones. (Os 11,8-9) Que no actúa según nuestras faltas. (Salmo 102 (103)) Medito los textos y anoto las palabras claves

3 3 2. En el Nuevo Testamento, Jesús mismo es Misericordia en su vida, acciones, y palabras. Leo el Evangelio, en Lc. 19, 1-10 y anoto lo que siento y pienso sobre esta parábola. 3. Leo también Lc.7, 11-15; Nombro las miserias de las personas que Jesús siente y lleva en su corazón. 4. Leo en San Juan Eudes lo siguiente: Tres cosas son necesarias para la misericordia: la primera, es tener compasión de la miseria del otro, pues es misericordioso el que lleva en su corazón, por compasión, las miserias del otro. La segunda, que tenga una gran voluntad de socorrer las miserias. La tercera, que pase de la voluntad a la acción. Porque nuestro santo Redentor se encarnó para derramar sobre nosotros su gran misericordia Haciéndose hombre y tomando un cuerpo y un corazón capaces de sentir el sufrimiento y el dolor como el nuestro, se llenó de gran compasión por nuestras miserias, y las ha llevado en su corazón con tanto dolor, que no hay palabras para expresarlo. (Corazón Admirable O.C. VIII, p 52-54). Cómo vivo mi preferencia por los pequeños, los débiles, los solitarios, los oprimidos? Escribo mis preferencias: 5. Leo e interiorizo la reflexión siguiente: Bien sabemos que existe de hecho, en los cuatro votos, una interdependencia de acción y sostén espiritual recíproco. Esta reciprocidad es evidente en la vida de santa María Eufrasia y en su enseñanza. Con el voto de castidad, Cristo llega a ser el imán, el centro de su corazón y de su alma. Es por Él y en Él que nosotras vivimos y nos regocijamos por ser copartícipes de su misión redentora. Por ÉL y como Él, nos esforzamos por darnos a su pueblo, con amor preferencial por aquellas y aquellos que están más alejados de Él; por Él queremos ser signos y símbolos para llevar a todos a experimentar el Amor Misericordioso del Buen Pastor. Hablar de castidad y celo, es hablar de fidelidad al Amor de Dios hacia nosotras y del amor a los y las demás que nace de ese amor. Un amor que seduce y un amor que responde (Jr. 20,7). El venderlo todo y comprar el tesoro escondido, o la perla preciosa (Mt.13, 44) se entiende desde la locura de quienes dan testimonio de la primacía y el señorío de Dios sobre su existencia y que hacen de Jesús y el Reino la razón de sus vidas.

4 4 Sin amor de verdad, no hay auténtica castidad consagrada. La castidad verdadera pasa por las personas concretas y reales. Esta es la castidad que se vive como respuesta a una vocación de amor y que exige un compromiso de amor total a Dios en los demás. Así fue la castidad que vivió Jesús: amor infinito a Dios y amor infinito a los hermanos, en especial a los más pequeños, a las más pequeñas. Por el voto de celo que es amor misericordioso en acción, consagramos nuestra vida a buscar y salvar lo perdido (Lc. 19, 10). Se trata entonces de dar la vida, vivir el ágape, la caridad, como amor que ya no espera retorno para darse. Nuestra santa madre dice: Nuestra castidad debe estar inflamada de amor por Dios y al prójimo nuestra castidad excluye toda apatía y toda búsqueda de sí. El Cuarto Voto requiere pureza de corazón; amar con corazón de madre, vigilante, abnegado, disponible, generoso, sin fronteras. Estamos llamadas a iluminar otras almas, por lo tanto, la nuestra debe reflejar cada virtud Por ello dejémonos modelar por el espíritu de nuestro instituto. Vivamos en santa alegría con nuestro Dios. Amémoslo. Vivamos y respiremos solamente para El. Que Él sea el aire que respiramos. Démonos plenamente a Dios. Vivamos cada día el gozo de su presencia. El regalo del amor de Dios que nos circunda, es fuente del más dulce consuelo (Conf. 4, 17). Finalmente, la pasión por el Reino que intentamos vivir a través del voto de Celo nos confiere una visión e intención única, la de Jesús, el cual, en cada cosa, en cada acontecimiento, busca la voluntad y la gloria del Padre. Estando libre de cualquier vínculo, podemos, con Cristo Jesús, tocar los confines de la tierra y alcanzar cada persona en el mundo: una ciudad, una fundación, no deben bastar a su celo, es preciso que éste abrace el mundo entero (Conf. 6). Elevo y escribo mi alabanza, mi acción de gracias porque reconozco que en mi vida apostólica, por gracia de Dios, ha amado con corazón de madre, vigilante, abnegado, disponible, generoso, sin fronteras o limites de ninguna especie. 6. Me detengo en el Art. 17 de nuestra Const. integrada y la relaciono con el texto anterior. Qué me insinúa el Espíritu? Acojo al Dios de Misericordia que se deja conmover hasta las entrañas por la miseria de su pueblo. Me doy el tiempo de agradecer por lo que descubro en el Corazón de Dios, en el Corazón de Jesús y María. Me dejo impregnar de sentimientos

5 5 de compasión, de bondad, ternura, tolerancia, de paciencia hacia toda persona. III. UN TIEMPO PARA VIVIR EL PERDÓN POR NO VIVIR MIS RELACIONES CON CORAZÓN MISERICORDIOSO DESDE LA TERNURA Y LA COMPASIÓN. 1. He contemplado a Dios que se deja conmover por la miseria de su pueblo. (Ex.34, 6) He contemplado a Jesús que se conmueve frente al dolor (Lc. 7) Qué reacción he tenido frente a estos textos? 2. A qué me invitan estos textos. Algún cambio en mi vida? : En mi relación con Dios, con los demás? 3. Nombro algún obstáculo que me impide dejarme conmover por las dificultades y sufrimientos de los demás: antipatías, rencores, comodidad, indiferencia, insensibilidad, narcisismo, prejuicios raciales, religiosos, políticos, de género. Me dejo cuestionar por este amor apasionado, compasivo y tierno que Dios me tiene. Yo me dejo descubrir por Él, hasta mis últimas profundidades. Acepto llenarme de su luz, hasta en lo más intimo de mi misma. Le pido perdón por mi desamor, mi indiferencia, comodidad IV. UN TIEMPO PARA DARME A JESÚS con corazón MISERICORDIOSO 1. Cómo puedo recibir y hacer mío el misterio de la misericordia de Jesús?

6 6 2. De qué manera me siento invitado/a a vivir la paciencia, a comenzar de nuevo con alguien, así como Dios siempre comienza de nuevo conmigo? 5. Dejo surgir en mí las miserias que conmueven mis entrañas. Nombro dos o tres. 4. Alabo a Dios y me ofrezco, me doy a Él con los deseos de vivir con corazón nuevo, un corazón misericordioso (cfr. Ez. 36, 26) Le escribo una oración. Me doy a Jesús, animada por las palabras de la santa madre: nuestra castidad debe estar inflamada de amor por Dios y al prójimo nuestra castidad excluye toda apatía y toda búsqueda de sí. Busco y encuentro palabras y actitudes que lleven a conocer y experimentar a las personas con quienes me encuentro en lo cotidiano de la vida, el amor misericordioso de Dios Al terminar este día, estaré en condiciones de establecer una Alianza íntima con Él y ofrecerme a la misericordia de Dios, acogiendo los llamados del mundo herido con sentimientos de ternura, compasión y así aquellos/as con quien me relaciono experimenten el amor misericordioso de Dios.