La Península Ibérica: la Edad de los Metales

Transcripción

1 La Península Ibérica: la Edad de los Metales Continuaremos adentrándonos en el conocimiento de ese gran periodo que va desde el origen del hombre hasta la desaparición de la monarquía visigoda, centrándonos en esta ocasión en la Edad de los Metales. El uso de los metales supone un nuevo impulso en el desarrollo cultural del hombre. La aparición de la metalurgia (el trabajo de los metales) aparece primero en Oriente en torno al 6000 a.c. desde donde se expande hacia el oeste llegando a la Península Ibérica en torno al 2500 a.c. con el empleo del cobre. A este metal le seguirán el empleo del bronce y del hierro, utilizados en principio como materiales de prestigio a través de objetos de adorno, para pasar pronto a renovar el armamento y los instrumentos de trabajo. El empleo secuencial de estos materiales ha dado lugar a una división cronológica de la Edad de los Metales en tres periodos objeto de análisis: la Edad del Cobre, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. I. La Edad del Cobre También conocida como Calcolítico se desarrolla en la Península Ibérica entre el 2500 y el 1800 a.c. tras haber aparecido primero en torno al VII milenio a.c. en Anatolia y hacia el IV milenio a.c. en los Balcanes. Este periodo se caracteriza por el empleo del cobre que, aunque ya había sido empleado incluso en época paleolítica es ahora cuando se generaliza su metalurgia. La presencia de cobre en el sureste peninsular explica que fuera en esta zona donde primero se trabajara este mineral. Grupos de prospectores llegados desde el Próximo Oriente, atraídos por la riqueza mineral de la Península aportaron los conocimientos técnicos y con ellos los primeros indicios de vida urbana que permitirá la aparición y el desarrollo de la cultura almeriense de los Millares. 1

2 Se percibe en general un crecimiento de la población, que siguiendo la dinámica iniciada en el Neolítico se traduce ahora en una gran variedad de asentamientos, en altura, en llano, donde algunos llegan incluso a especializarse en actividades concretas como la minería. Suelen ser asentamientos con cabañas circulares en ocasiones rodeados de defensas o murallas. A este periodo corresponde la generalización del megalitismo. Un fenómeno que se inicia a finales del neolítico donde los grupos humanos, ya asentados, se identifican con zonas geográficas concretas y donde empiezan a construir grandes monumentos funerarios colectivos de carácter megalítico (empleo de grandes piedras). Dólmenes y sepulcros de corredor serán las tipologías más habituales de esta manifestación funeraria que implica un gran esfuerzo colectivo y trabajo organizado en su construcción y que se identifica con sociedades complejas. Manifestaciones regionales de este fenómeno lo supone la Cultura Talayótica de las Islas Baleares, caracterizada ésta por grandes construcciones ciclópeas como los talayots (torres defensivas), las taulas (altares) y navetas (sepulcros colectivos rectangulares). A este periodo también corresponde la Cultura del Vaso Campaniforme, caracterizada por el empleo de cerámicas en forma de campana invertida y la asociación de elementos metálicos de prestigio (puñales triangulares, puntas palmela, adornos de oro) que indican una sociedad jerarquizada donde el empleo de éstos es indicativo de status social. II. La Edad del Bronce Transcurre en la Península Ibérica entre el 1800 y el 750 a.c. El bronce como tal no existe en la naturaleza, es producto de la aleación de dos minerales cobre y estaño, lo que da lugar a la aparición de un nuevo metal, mucho más resistente y duradero y que supondrá un verdadero avance técnico. Los territorios donde primero se adoptaron el nuevo metal fueron aquellos donde se había desarrollado la metalurgia del cobre. Así en el sureste destacará la Cultura del Argar, dedicada fundamentalmente a la agricultura y la ganadería y en menor medida a la explotación del metal. Se acentúa la diferenciación social como demuestran la 2

3 riqueza de los ajuares de algunas sepulturas, que supone la existencia de grupos dirigentes que asumen el control de la producción y de las relaciones comerciales. Los enterramientos abandonan los modelos colectivos del periodo anterior para realizarse de forma individual y los núcleos urbanos se vuelven más complejos adoptándose sistemas defensivos y modelos de organización protourbanos, al adoptar viviendas rectangulares que se organizan en torno a calles y plazas. Más tardíamente las culturas que utilizaron el bronce se difundieron por el interior peninsular apareciendo en la zona manchega la Cultura de las Motillas o en la Meseta Norte la Cultura de las Cogotas. Es también al final del periodo cuando la Península es escenario de la llegada de colonos provenientes de Oriente (griegos y fenicios), de Centroeuropa (pueblos de los Campos de Urnas) y de las regiones atlánticas (islas británicas) que se establecerán en el sur y el levante peninsular o bien llegarán a Galicia, Asturias y Portugal en busca de materias primas y relaciones comerciales con las poblaciones autóctonas. III. La Edad del Hierro Entre el 800 a.c. y la conquista romana del 218 a.c. se desarrolla en la Península Ibérica la Edad del Hierro. Se caracterizada por la generalización del uso del hierro, por una gran diversidad cultural (presencia de pueblos mediterráneos, fenicios, griegos y cartagineses), la aparición del torno de alfarero, y de los primeros textos escritos, entre ellos la aparición de la escritura ibérica, aún sin descifrar. Las primeras referencias escritas sobre la península, como las referencias bíblicas a Tartessos o las descripciones griegas de los pueblos que habitaban el territorio antes de la conquista romana, permiten también denominar a este periodo como Protohistoria. Es decir, periodo que engloba las culturas ágrafas (que no conocen la escritura) pero que son contemporáneas de las que sí la conocen. 3

4 1. Tartessos Esta cultura de la que se hacen eco la Biblia y las fuentes griegas se desarrolló en la zona andaluza constituyendo el primer estado del que se tiene constancia histórica. Alcanzó un gran desarrollo según se deduce de las descripciones de las fuentes anteriores, donde se habla de ganados y de reyes como Gerión y Argantonio. Controlaron un gran territorio rico en recursos mineros y en fértiles llanuras para la explotación agropecuaria. Su máximo desarrollo (s. IX-VII a.c.) coincide con la presencia griega en las costas mediterráneas con los que establecieron importantes relaciones comerciales. Fiel reflejo de estos contactos son las necrópolis donde la jerarquización social es patente a través del empleo de ajuares de prestigio, con productos orientales y una magnífica orfebrería que se manifiesta en los magníficos tesoros de La Aliseda (Cáceres) o el Carambolo (Sevilla), donde se hace patente la influencia y la adquisición de técnicas importadas por los fenicios. 2. Las colonizaciones A lo largo del primer milenio a.c. llegan a la península, atraídos por su riqueza metalífera, fenicios, griegos y cartagineses quienes establecerán una serie de pequeñas colonias costeras con el fin de comerciar con las poblaciones indígenas que controlaban los recursos mineros al tiempo que dar salida a sus productos manufacturados. Los primeros en llegar serán en el s. VIII a.c. procedentes de las ciudades de Tiro y Sidón, en el actual Líbano, los fenicios. Éstos establecen pequeñas factorías en el litoral andaluz como Gadir (Cádiz), Malaka (Málaga) o Abbdera (Adra) tomando contacto con los tartessios que controlaban los yacimientos mineros del interior y las fértiles tierras del Guadalquivir. Se produce entonces una serie de influencias que acabarán con la adopción por parte de las poblaciones indígenas de costumbres y usos orientales. A este fenómeno de aculturación se le denomina periodo orientalizante, por el que se 4

5 transfiere el torno de alfarero, la escritura, el sistema decimal, nuevos cultivos como la vid y el olivo, técnicas de conservación de pescado y del trabajo artesanal de los metales o cultos orientales (Melkart, Astarté, Baal, Amón). A partir del s. VI a.c. serán los griegos foceos de Masalia (Marsella) quienes desplazando a los fenicios se harán con el control comercial de la costa levantina estableciéndose en las colonias de Emporion (Ampurias) y Rhode (Rosas). A estas colonias llegaban productos de lujo (cerámicas, perfumes, aceite, vino) que los griegos intercambiaban con los indígenas a cambio de metales, lino, esparto o sal. Se convierten pues en la puerta de entrada de la cultura clásica en la península contribuyendo a la transformación cultural de las sociedades indígenas. Estos colonos griegos serán quienes bauticen a la península con el nombre de Iberia. Tras la caída de Tiro (capital de los fenicios) se produce la decadencia fenicia en el Mediterráneo Occidental, que es suplantada como hemos visto por los griegos pero fundamentalmente por los cartagineses (fenicios de Cartago, en el norte de África), que se hacen cargo de su comercio suplantándolos en sus colonias y convirtiéndose en la principal potencia comercial del Mediterráneo. Su hegemonía se extiende hasta el siglo III a.c. cuando su crecimiento y expansión choca con el de otro estado, Roma. Su primera fundación colonial se estableció en Ebusus (Ibiza) y crearon en la península Cartago Nova (Cartagena) desde donde iniciaron una sistemática explotación de los recursos mineros de Sierra Morena, el Moncayo y Almadén. 3. Pueblos Prerromanos A partir del 500 a.c. comienza la II Edad del Hierro, que se prolongará hasta la conquista romana de la península en el 218 a.c. Es un periodo de gran diversidad cultural producto de las numerosas influencias que las poblaciones locales o indígenas reciben del Atlántico, del Mediterráneo y de Centroeuropa y que permiten establecer dos grandes áreas culturales en la península, la íbera y la celtíbera o indoeuropea. Los iberos se extienden por el sur y el levante peninsular constituyendo una de las culturas más importantes del Mediterráneo occidental. Son pueblos diferentes con 5

6 rasgos comunes que aparecen citados en las fuentes clásicas (edetanos, turdetanos, condestanos, ilergetes ). Su economía se basa en la explotación agropecuaria, en la actividad artesanal y en el intercambio de productos con los comerciantes extranjeros. Poseían una compleja organización política de carácter pre-estatal donde los aristócratas guerreros son los grupos dirigentes. Su dominio de la metalurgia del hierro hizo dotar a estos guerreros de sofisticados equipamientos militares, grandes escudos, largas espadas entre las que destacan las falcatae (falcatas) y cascos de hierro y bronce. El poblamiento se articula en torno a asentamientos urbanos estratificados que cumplen diversas funciones, donde existen centros políticos, administrativos y militares, que incluso cuentan con una planificación urbana. Por el contacto comercial con los colonos las creencias de los iberos posee elementos comunes con otros cultos mediterráneos, incluso compartiendo divinidades (Venus, Démeter o Artemis). Las prácticas funerarias son la incineración del cuerpo y la deposición de las cenizas en una urna en torno a la cual se disponen ajuares y ofrendas. Destacaron en el plano artístico con hermosas cerámicas de decoración figurada y una plástica y realista escultura como se deduce a través de la Dama de Elche o la Dama de Baza. Su alto grado de desarrollo socioeconómico y cultural se deduce además por la presencia de moneda y escrituras propias. Los celtíberos. Estos pueblos fueron igualmente descritos por las fuentes, de donde se desprende una gran diversidad cultural (vacceos, arévacos, cántabros, galaicos, astures, pelendones ) extendiéndose por el interior, norte y oeste peninsular. Fueron poblaciones autóctonas a las que se sumaron aportes poblacionales de procedencia centroeuropea que trajo consigo la adopción de la metalurgia del hierro, la cerámica a torno, la incineración, y lenguas de origen céltico perteneciente a la familia indoeuropea. Su organización política es menos desarrollada que la de los iberos siendo de carácter tribal o gentilicio donde se agrupan a las gentes en función del parentesco. Desarrollaron una economía agropecuaria y habitaron poblados fortificados, denominados castros, que controlaban las diferentes áreas de producción bajo el gobierno de jefes militares. Sus necrópolis son de incineración con urnas cerámicas donde se depositan las cenizas en torno a las cuales se disponen ajuares y ofrendas. Desde el punto de vista artístico, no llegaron a expresarse al mismo nivel que 6

7 los íberos destacando la orfebrería y la cerámica, que alcanza altas cotas de desarrollo y perfección creando singulares elementos de adorno y vasos pintados que llegaron a conformar una estética celtibérica. En escultura realizaron toscas figuras de cerdos, toros, jabalíes denominados verracos propios de los pueblos vetones que se extendieron por las provincias de Ávila, Salamanca y Cáceres 7

8 TEST 1. En qué fecha aproximada tiene lugar la aparición de la metalurgia en la Península Ibérica? a) 6000 a.c. b) 4500 a.c. c) 2500 a.c. d) 5000 a.c. 2. Al periodo correspondiente a la Edad del Cobre se le conoce igualmente con el término de a) Solutrense b) Magdaleniense c) Campaniforme d) Calcolítico 3. Qué cultura se desarrolla en el sur peninsular durante la Edad del Cobre a) Millares b) Cogotas c) Campaniforme d) Campos de Urnas 4. La manifestación regional del megalitismo en las Islas Baleares recibe el nombre de la cultura a) Ciempozuelos b) Talayótica c) Millares d) Campos de Urnas 8

9 5. La Edad del Bronce en la Península Ibérica transcurre entre a) El 1800 y el 750 a.c b) El 1300 y el 650 a.c c) El 2000 y el 500 a.c d) 500 y 230 a.c 6. El bronce es producto de la aleación de dos minerales el cobre y a) Estaño b) Níquel c) Plata d) Feldespato 7. La Edad del Hierro en la Península Ibérica transcurre entre a) a.c. b) a.c. c) a.c. d) a.c. 8. En qué periodo aparece el torno de alfarero a) Edad del Cobre b) Calcolítico c) Edad del Hierro d) Edad del Bronce 9. El período que engloba las culturas que no conocen la escritura pero que son contemporáneas de las que sí la conocen, se denomina. a) Microhistoria b) Protohistoria c) Pseudohistoria d) Prehistoria 9

10 10. Cómo se denomina a la cultura que se desarrolló en la zona andaluza y constituye el primer estado del que se tiene constancia histórica? a) Tartessos b) Íberos c) Celtas d) Celtíberos 10