Historia del Arte. El Arte Hispano-Musulmán. El Arte Mudéjar

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1 Tema 7. El Arte Islámico. Peculiaridades. El Arte Hispano-Musulmán: etapas y evolución. Características y principales ejemplos. Introducción al fenómeno Mudéjar INTRODUCCIÓN Dos siglos después del final del Imperio Romano de Occidente y de la fragmentación definitiva del mundo clásico, se extendió la civilización islámica por el mismo ámbito. Así tres ideologías o culturas diferentes se instalaron en las orillas del mar Mediterráneo. Este era un límite común que actuaba como frontera y punto de unión y relación entre ellas (germánica, bizantina y musulmana). En Occidente se establecieron los pueblos germánicos que instauraron distintos Reinos, hasta llegar a la aparición del Imperio Carolingio. Tenían en común el cristianismo. En Oriente dominaba el Imperio Bizantino. En cada una de estas zonas surgieron manifestaciones artísticas, a veces contrapuestas. El término arte islámico engloba la producción artística de todos aquellos países que profesan la religión islámica. Esta religión nace en torno a la figura de Mahoma, quien a los 40 años recibe la revelación del ángel Gabriel, que recogerá en el Corán. El año 622 se produce la huida de Mahoma de La Meca a Medina (la Hégira), momento que se ha tomado como punto de partida en la era islámica o musulmana. A su muerte, el año 632 se había extendido la nueva religión por toda Arabia y se inicia su expansión fuera de ella. Así entraron en contacto con otras culturas de las que van a ir adoptando sus principales características. El imperio islámico está condicionado por la religión que es su elemento de cohesión. La religión musulmana se caracteriza por el estrecho control, no solo de la vida religiosa de los adeptos, sino también de la vida social y política de los pueblos, que aplican como única, la ley coránica. También es el elemento aglutinador de las manifestaciones artísticas que se desarrollaron en los territorios islámicos. En cualquiera de ellos encontramos mezquitas, aunque con distintas concepciones. Por ello podemos hablar de arte copto, sirio o hispano. El arte musulmán hispano parte de los elementos generales del mundo musulmán pero presenta características propias. Su trascendencia se debe, no solo a que la Península fue el lugar de reunión de dos mundos antagónicos, el cristiano y el musulmán, sino también a la originalidad y evolución propias de este arte, que se desarrolló entre los años 711 y Aunque es una cultura de raíz oriental asumieron elementos romanos, cristianos y visigodos. CARACTERÍSTICAS DEL ARTE ISLÁMICO 1) Es un arte sintético y ecléctico, que reúne elementos bizantinos, cristianos y romanos. En otros territorios asumen elementos mesopotámicos, indios o chinos. 2) Es un arte anicónico, sin imágenes, por lo que se reduce a la arquitectura y a la decoración, ya que el Corán prohíbe la escultura y la pintura (reproduce la forma humana). 3) Influye el aspecto político, con un arte oficial, anónimo, conservador y lujoso; rápido en la construcción. 4) Influye el aspecto geográfico, con el uso de distintos materiales, fuentes, terrazas, ventanas, etc. La arquitectura será hacia dentro, creando espacios frescos y confortables. La clave estará pues, en el agua y la naturaleza, integrados a través de canales en superficie, fuentes y Página 1

2 jardines. 5) Uso de materiales pobres: yeso, madera y estuco. Solo en el califato se usan materiales más ricos (piedra, mármol). Por ello perfeccionan los elementos cerámicos, como el ladrillo y el azulejo. La pobreza se enmascara sobre todo en el interior de los edificios, con revestimientos decorativos. 6) La arquitectura es la manifestación artística más importante. Entre sus edificaciones destacan: a) Edificaciones religiosas: - Mezquita, que es la más característica. - Madrasas o universidades - Ribats o monasterios - Mausoleos o tumbas b) Edificios civiles: - Palacios - Zocos - Baños públicos. LA CIUDAD ISLÁMICA Al margen de episodios aislados (como el proyecto urbanístico de Bagdad), la ciudad musulmana crece sobre la base de algo existente, acomodándose a las condiciones topográficas del espacio, aunque imponiendo una estructura interna que la distingue de las ciudades cristianas de tradición romana. La ciudad musulmana presentaba la siguiente estructura: - Extramuros, donde, además del cementerio, se encontraba la musalla, espacio destinado a la oración en determinadas fiestas, que requería un pequeño muro con mihrab; y la musara, o lugar público para el entrenamiento militar y los ejercicios ecuestres. - Las murallas poseían varias puertas orientadas hacia ciudades próximas, cuyo nombre tomaban. En uno de sus extremos, y siguiendo la tradición de la acrópolis, se hallaba la alcazaba. Era la ciudadela o último reducto defensivo, lugar de residencia del príncipe o señor de la ciudad (el alcázar). Ya en el interior: Madinat o área noble, centro social, religioso y económico de la ciudad, parecido al foro romano. En ella se distribuían la mezquita aljama, la alcaicería (construcción cerrada y vigilada, destinada al mercado de lujo); los baños públicos, la residencia palaciega, los zocos o mercados, alhóndigas o almacenes-posadas y los establecimientos de cambistas, especieros y libreros. La madinat podía contar con su propio recinto amurallado. En torno a ella, crecían los Página 2

3 arrabales, verdaderas ciudades dentro de la gran urbe, con sus murallas y puertas que se cerraban por la noche como medida de protección. En estos barrios la población se agrupaba por creencias religiosas (juderías, mozarabías), por lugar de origen o etnia (arrabal de árabes, bereberes, eslavos) o por actividad comercial o industrial. Contaban con mezquitas de barrio, parroquias y sinagogas propias. El caos de las calles impedía la presencia de espacios libres: vías comerciales bulliciosas compartían el espacio con los adarves, silenciosos y estrechos callejones muchos de ellos sin salida. Característico de este entramado es el ajimez, respuesta espontánea a la escasez de suelo en forma de balcón voladizo. La ciudad musulmana era abigarrada, de crecimiento por yuxtaposición, caracterizada por la fragmentación y el aislamiento de cada una de sus partes. Dentro de estas estructuras, se distribuían los jardines, concebidos como espacios privados y no públicos. Su tipología es diversa: jardín de crucero o riyad, de sonido, de olor, estanque o acequia. En la Alhambra y el Generalife (Granada) se pueden contemplar bellos jardines interiores. LA ARQUITECTURA: CARACTERÍSTICAS Y ELEMENTOS La arquitectura es la manifestación artística por definición del arte islámico. Sus características y elementos son los siguientes: 1) Los árabes al ser nómadas, no tenían tradición ni experiencia, ni técnicas constructivas propias. Para sus edificios se inspiran en modelos ya existentes en las zonas conquistadas. 2) Los edificios son de escasa altura. 3) Elementos sustentantes: a) Pilares b) Columnas de fuste delgado, pues soportan techumbres de escaso peso c) Capiteles: Dóricos, Cúbicos, de Mocárabes o de prisma colgante. d) Arcos: De Herradura, con las mismas partes del de medio punto, pero con forma de herradura. Lo adoptan del arte visigodo, que, con pequeños cambios convirtieron en el arco de herradura califal. Este se enmarca en un alfiz o marco, siendo la parte interior de éste la albanega o enjuta. Medio punto, usado indistintamente junto con el de herradura Polilobulado, con un número de lóbulos impar. Peraltado Peraltado-angrelado, con lóbulos en el intradós. Mocárabes Mixtilíneo Arcos entrecruzados Alternancia de dovelas en la decoración (lisa, decorada) y de material o color (piedra, ladrillo, blanco y rojo). 4) Cubiertas: Carpintería de madera labrada Bóvedas: De crucería (con nervios cruzados, pero no en el centro). Cúpulas: Califal Página 3

4 Gallonadas, compuesta por gallones o segmentos cóncavos De Mocárabes Bulbosas. 5) Las fachadas exteriores son de gran simplicidad, debido al carácter individualista e intimista de la cultura islámica. La ostentación de la riqueza, además, no está permitida.. 6) Decoración: La decoración tiene un papel predominante en el arte islámico. Ocupa todo el espacio o superficie del objeto, ya sea muro, cerámica, marfil o alfombra. Ello se debe al horror al vacío de la cultura oriental. Se caracteriza por la exuberancia y variedad. a) Los materiales: yeso, madera, piedra, cerámica vidriada; todos ellos policromados. Presenta como resultado una gran riqueza cromática. b) Las técnicas: mosaico de tradición bizantina, escultura en relieve, estuco, alicatado. c) Motivos: Con ataurique, (hoja de palma estilizada), geométrica (líneas que se enlazan y cruzan entre sí, la lacería es una variedad), epigráfica, (que repite textos coránicos en las mezquitas y poéticos en los palacios) que a su vez, puede ser cúfica (trazos alargados y sinuosos) o nesfí (trazos redondeados), de mocárabes, de azulejos o alicatados, junto a la sebcka (red de rombos) y celosía. La decoración es plana. d) Composición: Sigue siempre los mismos esquemas, se basa en la repetición seriada de motivos, combina decoraciones distintas, simetría. 7) Edificios principales: Mezquitas y palacios. a) Las Mezquitas: Son el lugar de reunión y de oración de la comunidad musulmana. Además allí se administraba justicia Ha de estar orientada hacia La Meca. Su estructura deriva de la casa de Mahoma en Medina. Está compuesta por las siguientes partes: Patio o Sahn: Es un espacio abierto sin techo, rodeado de arquerías. En el centro del patio se encuentra una fuente para las abluciones rituales llamada sabil, que suele estar cubierta por un templete. En uno de los lados del patio se levanta el alminar o minarete, torre para llamar a la oración. Puede tener varias plantas y formas, las más frecuentes son la cuadrada, la octogonal y circular. El espacio cubierto, que a su vez, está integrado por: 1) El Haram o sala de oración, dividida en muchas naves orientadas perpendicularmente hacia el muro del fondo o quibla, que se suele orientar hacia La Meca. Las naves se separan por arquerías. 2) La Quibla, el muro citado anteriormente. En él se abre 3) El Mihrab, que ocupa el centro de la quibla. Es un nicho abierto en la pared o muro, que suele concentrar el mayor lujo decorativo por ser el lugar más santo de la mezquita. Página 4

5 4) La Maqsura, espacio cerrado delante de la quibla, para la oración del califa y de su familia. 5) Al lado del mihrab se sitúa el Mimbar, púlpito movible para recitar los versículos del Corán. El de Mahoma tenía dos escalones, los posteriores, seis. Las plantas de las mezquitas son de tres tipos: 1) Hipóstila: Es el más antiguo y se caracteriza por un haram resuelto con muchas columnas. De este tipo son la Mezquita Mayor de Damasco o la de Córdoba. 2) Mezquita de iwán y cúpula, que surge en Irán y se desarrolla a partir del siglo XI. En el centro tiene un patio al que se abren cuatro iwanes, uno de los cuales da paso al haram, cubierto por una cúpula. Apenas tiene columnas y el muro y el pilar son los elementos que componen el espacio. 3) Mezquita cupulada, siguiendo la tradición de Santa Sofía en Constantinopla. Se usan en el Imperio Turco Otomano. Uno de los mejores ejemplos es la mezquita de Solimán en Estambul. En algunos casos, además de la sala de oración y patio, había escuelas coránicas o madrasas. Las mezquitas se clasifican también por su tamaño y dedicación: 1) La maysid, pequeña y dedicada a la oración diaria. 2) La aljama, mezquita que congrega a los fieles el viernes para la oración comunitaria. 3) Idgah, que solo tiene quibla y mihrab y que congrega a la comunidad para las grandes Página 5

6 fiestas. b) Los Palacios: Suelen ser muy pobres exteriormente, pero muy ricos en el interior. No son simétricos y constan de cinco partes: 1) Alcazaba, que es la parte militar. 2) Maxuar, donde se administra justicia. 3) Serrallo, donde se celebran las ceremonias y actos importantes. 4) Harén o habitaciones privadas. 5) Jardines de recreo, con plantas y fuentes. Se sitúan en un espacio limítrofe respecto al espacio urbano EL ARTE HISPANO- MUSULMÁN El arte hispano musulmán parte de los elementos generales del mundo musulmán, pero muestra caracteres propios, que se deben, no solo a que la Península Ibérica fuera el lugar de reunión de dos mundos antagónicos: el mundo cristiano y el musulmán, sino también a la evolución y originalidad propias de este arte, que se desarrolló durante ocho siglos. Se pueden distinguir cuatro etapas: 1) Período cordobés o califal (siglos VIII -XI). Corresponde al período de mayor expansión y esplendor musulmán en la Península Ibérica. Los grandes emires y posteriormente los califas establecieron un poder político fuerte, estable y próspero. Es el período de formación del arte hispanomusulmán. 2 y 3) Período de Reinos de Taifas y los Imperios almorávide y almohade (siglos XI y XIII) Los conflictos intestinos produjeron la división del Califato en Reinos, denominados Reinos de Taifas, que mantuvieron enfrentamientos entre sí y con los Reinos cristianos del norte, propiciando la entrada de los almorávides y de los almohades, pueblos procedentes del norte de África. Su presencia en la Península supuso un período de mayor austeridad y el regreso a los principios coránicos. Durante los siglos XI, XII y XIII, las manifestaciones artísticas se circunscribieron casi en exclusiva a construcciones de carácter defensivo. Es el denominado arte de taifas 4) Período nazarita (siglos XIII XV). Con el avance de los Reinos cristianos quedó reducido el territorio dominado por los musulmanes limitándose al Reino de Granada, que se mantuvo hasta el siglo XV. Fue una época de relativa calma militar, lo que permitió el desarrollo de unas manifestaciones artísticas que habían evolucionado con el paso del tiempo. Son los siglos del denominado arte nazarí. Vamos a desarrollar cada una de estas etapas, dedicando mayor atención a la primera y a la última. 1) Período cordobés o califal Se desarrolla fundamentalmente en la ciudad de Córdoba, capital del Emirato y después del Califato. Los monumentos más importantes son dos edificios religiosos: la Mezquita aljama de Página 6

7 Córdoba y la Mezquita del Cristo de la Luz en Toledo, y uno civil, el Palacio de Medina al-zahra de Córdoba., construido por Abd al-rahmán III. Adopta las técnicas constructivas del arte hispanorromano y visigodo. Del arte hispanorromano adopta: La doble arquería superpuesta, la alternancia de la piedra y del ladrillo en las dovelas y el aparejo a soga y tizón, el sistema adintelado y el abovedado. Del arte visigodo toma: El arco de herradura, el sistema adintelado y abovedado. El califal añade: cúpulas de crucería, el alfiz (moldura que enmarca el arco de herradura con la albanega o enjuta), variedad de arcos (lobulados, entrelazados) y como resultado: síntesis de las tres culturas y religiones peninsulares. LA MEZQUITA DE CÓRDOBA La Mezquita de Córdoba reúne las características propias de las mezquitas clásicas, como las de Damasco o Kairuán. Es una mezquita aljama o mezquita del viernes. Es una mezquita hipóstila. Se construyó en varias fases, sobre una Basílica visigoda, la de San Vicente. Está mal orientada, ya que la quibla mira hacia el sur y no hacia el este. Se edificó entre el 785 al 990. Se construyó en buena medida, con aparejo romano, a soga y tizón. La horizontalidad es uno de sus rasgos principales. El único elemento vertical es la torre o alminar. La mezquita reviste una doble importancia: a) Por un lado es el edificio que sirve de crisol para la elaboración de las características propias del arte hispanomusulmán. b) Es el símbolo del poder del califa cordobés. La Mezquita se inició bajo el reinado del Emir Abd al- Rahmán I y tuvo tres ampliaciones posteriores: Abd al- Rahmán II, Al-Hakam II y Almanzor. Abd al-rahmán III erigió el minarete, y aprovechó para ampliar el patio o sahn. Estas ampliaciones respetaron los planes y la forma constructiva de la primera mezquita, y en conjunto, consolidaron el arte califal. La planta y el alzado se mantuvieron. En su inicio, tenía 11 naves perpendiculares a la quibla, siendo la central la más ancha. Ampliaciones posteriores las aumentaron hasta 19. El alzado es lo que le proporciona originalidad, ya que Abd al-rahmán I quiso que se adecuara al ritmo creciente de la ciudad de Córdoba. Para levantarla utilizó artesanos que no eran del norte de África ni de las grandes capitales musulmanas del área mediterránea. Los constructores, faltos de experiencia, se vieron obligados a ir solucionando los problemas según iban surgiendo, lo que motivó soluciones originales en sí mismas. Los materiales: mármol en las columnas, piedra caliza y ladrillo en el resto. Página 7

8 Como en la mayoría de las mezquitas, el soporte es la columna, proveniente de edificios religiosos anteriores. Las columnas, de mármol, son de fuste liso, monolítico y carecen de basa. El capitel recuerda a los compuestos romanos;. Las columnas de los edificios visigodos o romanos no tenían la altura suficiente para la nueva edificación, por lo que sus constructores se vieron obligados a añadir un pilar que aumentase la altura. Resultado: columna y pilar superpuesto, conocido como soporte cordobés. El uso del soporte cordobés creó nuevos problemas: a) La diferencia de altura de las columnas llevó a emplear como elemento unificador un cimacio, que sirve de base para el pilar sobre el que descansa el arco de medio punto que soporta la cubierta. b) El nuevo soporte creaba problemas de solidez, dado el mayor peso y podía provocar rupturas por el punto de unión de la columna y el pilar. Para evitarlo, se colocaron hileras de arcos, que arrancando del inicio del pilar, actuaran como tirantes. Son los denominados arcos de entibo, que en el caso del arte musulmán son de herradura enjarjados. La idea la tomaron del Acueducto de los Milagros de Mérida, que, además tiene también otra característica de la mezquita: la alternancia de hileras de piedra y de ladrillo. En la mezquita se usó piedra caliza y ladrillo. Es una demostración del carácter ecléctico del arte hispanomusulmán. Al Hakam II introduce capillas lucernario que resaltan el eje central e iluminan una sala de oración oscura debido a las sucesivas ampliaciones. Una está en los dos primeros tramos de la nave central y las otras tres en la maqsura. Todas están cubiertas por bóvedas de nervios o califales. También introduce el arco lobulado y los entrecruzamientos de arcos. El mihrab, de forma octogonal, lo cubre mediante una bóveda en forma de concha, realizada en yeso, nuevo material de gran trascendencia en el arte hispanomusulmán. La ampliación de Almanzor descentró el mihrab en la quibla, ya que rompió el muro lateral debido a la presencia del Guadalquivir. Cubiertas: En Córdoba se usó una mezcla de techados: Se reservaron las cúpulas y bóvedas para el mihrab y la maqsura, dejando la cubierta adintelada de madera para las naves del haram. La originalidad cordobesa radica en las cúpulas: en lugar de usar como asentamiento las trompas o las pechinas, se usaron arcos cruzados, que partiendo de una base cuadrada, forman un octógono en el cual se apoya la cúpula gallonada central. El exterior está formado por un muro de ladrillo a soga y tizón y reforzado con contrafuertes. Tiene 18 puertas, 7 en el lado oeste, 9 en el este y 2 en el norte. Es un exterior sobrio. Las entradas, con arco de herradura encuadrados en un alfiz, y sobre él, arcos de herradura ciegos entrelazados. La austeridad decorativa del exterior proviene probablemente de la prohibición coránica de la ostentación. Página 8

9 Decoración interior: Una de las características musulmanas es la ausencia en la ornamentación de la figura humana, que la diferencia de la utilizada por las otras religiones en sus edificaciones. Es un arte anicónico. A pesar de ello, la decoración interior puede llegar a cubrir paredes enteras con gran diversidad de motivos. Estas decoraciones se realizaban sobre yeso, dada la escasez de piedra. En Córdoba se usó la caliza que permite una mayor facilidad de talla y asegura su conservación. No se trajeron arquitectos de renombre, pero sí artesanos especializados y musivaristas de la corte bizantina, por ser los mejores en el trabajo del mosaico. Fueron los que realizaron la decoración del mihrab y de la maqsura. La decoración radica en los capiteles y en la bicromía de las dovelas. En la mezquita aparecen los siguientes motivos ornamentales: Los atauriques o formas vegetales entrelazadas en yeso o estuco. Las letras cúficas, que entrelazadas y dibujadas en color sobre fondo diferente, repiten las frases del Corán, formando motivos decorativos (decoración epigráfica). El alicatado de formas geométricas que se combinan formando ritmos diferentes en las paredes. Los mocárabes, que recuerdan la decoración de las estalactitas y que suelen aparecer decorando el interior de las cúpulas y el intradós de los arcos. Las lacerías, formas geométicas entrelazadas que componen complicados motivos ornamentales. Sin embargo, el efecto ornamental del interior de la mezquita se debe no solo a la decoración en sí, sino también a los propios elementos constructivos, tales como: - La alternancia en el color de las dovelas y de la decoración que éstas presentan. - Los arcos polilobulados que se entrecruzan formando celosías de gran valor estético, pero sin función arquitectónica. - Los juegos de luces. - La propia superposición de los arcos. En conjunto sorprende la ornamentación tan profusa del interior y la austeridad exterior. La Mezquita influyó en otras, no solo de Al-Ándalus sino también del Norte de África (Fez, Tremecén, Marrakech). El arco cordobés se usó en toda la zona, aunque ninguna alcanzó la gran variedad de la mezquita cordobesa. También influyó en el arte cristiano, no solo peninsular (los artes mozárabe y mudéjar usaron este tipo de arco), sino también en el resto de Europa. Hallamos dovelas bicolores en Saint Sernin de Toulouse, dentro ya de los parámetros constructivos del arte románico. Otros edificios del período califal son los siguientes: La mezquita de Bab al Mardum (El Cristo de la Luz) de Toledo, que presenta planta cuadrada. Es de pequeño tamaño y está dividida por cuatro columnas que sustentan los arcos de herradura. El espacio queda fragmentado en nueve cuadrados cubiertos con cúpulas de estilo cordobés, todas ellas diferentes entre sí. Para su construcción se aprovecharon elementos procedentes de edificios romanos y visigodos. Está edificada con ladrillo. Página 9

10 El Palacio de Medina al-zahra, construido por Abd al-rahman III en el 936 al norte de Córdoba, es el edificio civil de este período. Era un impresionante palacio del que se conserva poco en la actualidad, y que conocemos por los relatos históricos de la época. Debido a la pendiente del lugar, se debió organizar en terrazas superpuestas. En su interior había una mezquita, los baños, los jardines públicos y las estancias de la familia real. Uno de los espacios más interesantes era el Salón Rico, del que sabemos que estaba suntuosamente decorado. 2) Período de los Reinos de Taifas Se inicia en el siglo XI a raíz de la desaparición del califato y su división en diversos reinos, denominados Reinos de Taifas y termina en el siglo XII. Sigue la evolución del arte iniciada en el período cordobés, con aportaciones norteafricanas y orientales. Se crea una arquitectura decorativa y recargada. Entre sus obras principales destacan: La Alcazaba de Málaga y el Palacio de la Aljafería de Zaragoza (con una ostentosa decoración de atauriques mezclada con motivos epiigráficos, con arcos mixtilíneos y lobulados) 3)Período almorávide y almohade Se inicia en el siglo XII, tras la debilidad de los Reinos de Taifas ante el avance de los Reinos cristianos, lo que motivó sucesivas invasiones de pueblos del norte de África: almorávides y almohades. Los almorávides desarrollarán un arte muy ligado al de los Taifas, introduciendo rasgos estilísticos de indudable trascendencia: los mocárabes y la sebcka (red de rombos). Los almohades tienen su máxima expresión artística en la Mezquita de Sevilla, de la que subsisten el Patio de los naranjos y la Giralda (minarete de la mezquita, de ladrillo, de planta cuadrada, decorada con arcos lobulados y red de rombos en los laterales con arcos lobulados ciegos, y ventanas en el centro enmarcadas en arcos polilobulados; la parte superior actual es un añadido cristiano). Además destacan la Torre del Oro, (torre albarrana o defensiva, situada frente al Guadalquivir, exenta del recinto amurallado, con planta octogonal, y puertas acodadas en los ángulos de las murallas, llamada así por estar recubierta de azulejos que producían destellos dorados con el reflejo del sol,) y probablemente algunas partes del Alcázar de Sevilla (el Patio del Página 10

11 Yeso). El arte almohade es más constructivo, y destaca por el arco de herradura más apuntado, el arco polilobulado y decoración de red de rombos. La capital artística reside en Sevilla. 4) Período nazarí o granadino Se inicia a finales del siglo XIII y duró hasta el siglo XV. Comienza con la derrota musulmana en las Navas de Tolosa (1212), quedando reducida al-ándalus al Reino de Granada. En este período el arte hispanomusulmán está plenamente formado y acentuó el carácter ornamental del arte hasta el punto de ocultar las formas constructivas y los materiales pobres (yeso, mampostería y ladrillo). Se pretendía lograr un efecto de riqueza, más que la solidez de la construcción. En el arte nazarí la mezquita pierde peso frente al palacio. La Alhambra reúne las características propias de todo palacio islámico. Los palacios nazaritas son sobrios y aparentemente pobres en el exterior, pero enmascaran interiores de gran riqueza decorativa. El arco usado es el de medio punto peraltado y angrelado, polilobulado. La columna granadina tiene plinto y basa, fuste liso de mármol, y está rematada con varios collarinos sobre el que reposa el capitel (con un cuerpo poligonal y cilíndrico, con adornos de lacería) y un cuerpo encima cúbico, con decoración de mocárabes o atauriques. Cubiertas: las usadas hasta entonces destacando las bóvedas de mocárabes con techumbres de madera en forma de artesa (alfarje). Decoración: atauriques, epigrafías poéticas (cúficas, nesjí), de lacería, alicatado, yeserías, madera, algunos policromados en rojo, negro, azul, verde, oro, etc. Materiales: Son pobres: yeso, madera Los palacios musulmanes tenían una doble función: residencia del gobernador y sede administrativa. Por ello sus dependencias son más complejas que las de los castillos cristianos, llegando a ser verdaderas ciudades en miniatura. No tienen fachada principal, ni un eje que estructure las dependencias. Se pasa de un patio a otro sin percibir un centro. Página 11

12 El plano sigue el de la casa hispano-musulmana. Se organiza en torno a un patio rectangular, rodeada de recintos alargados. En el centro hay un estanque o una fuente, elemento vital de la cultura árabe. Los patios presentan siempre elementos vegetales. La Alhambra, pues, presenta la siguiente estructura: 1. Alcazaba o fortaleza. 2. El Mexuar o zona administrativa para impartir justicia. 3. Zona palaciega o serrallo, reservada para las recepciones, articulada en torno al Patio de los Arrayanes. 4. Zona de la vivienda o harén, reservada al monarca, organizada en torno al Patio de los Leones. Papel fundamental desempeñan los elementos naturales: el agua y la vegetación, que encontramos en todos los patios (pretenden integrar el mundo interior de los muros de la fortaleza al mundo natural exterior a ellos). La decoración es un elemento predominante en la Alhambra. Todas las paredes están decoradas, convirtiendo el muro en un encaje de yeso. El intradós de los arcos aparece cubierto de mocárabes, al igual que las cúpulas; todo ello sometido a un bello juego de luces. El máximo exponente lo encontramos en la zona reservada al monarca, en las dependencias reales agrupadas en torno al Patio de Los Leones: la Sala de las Dos Hermanas, con su cúpula que se ve realzada por la pequeña fuente que se encuentra debajo y que devuelve su imagen con la luz reflejada en ella. En la Alhambra el agua y la vegetación están presentes, pero no solo como recreación de los Página 12

13 oasis del desierto, sino como expresión de la idea que los musulmanes tienen del Paraíso. EL ARTE MUDÉJAR Tras la expulsión de los musulmanes, los modelos y esquemas típicamente islámicos pervivieron en el arte español a través de los mudéjares, musulmanes que permanecieron en los territorios reconquistados por los cristianos. Al hablar del arte mudéjar conviene tener en cuenta la existencia de diversos focos regionales (León y Castilla, Toledo, Aragón, Extremadura y Andalucía), ya que en cada región española el encuentro entre el arte musulmán y el cristiano se produjo en un momento diferente según las distintas etapas de la Reconquista. En general, el arte mudéjar se desarrolló entre los siglos XII Y XVI. En él se funden los recursos constructivos islámicos y su variado repertorio decorativo con los principios artísticos de la Europa cristiana, tanto románicos como góticos. Además hay que tener en cuenta la gran variedad tipológica de esquemas utilizados en este arte, como fruto de la fusión de estilos muy diversos. Sin embargo, en la mayor parte de los edificios mudéjares se observan una serie de rasgos comunes: El uso del ladrillo, la cerámica y el yeso. El empleo de arquerías ciegas en los exteriores. El uso de soluciones estructurales típicamente islámicas, visibles en las torres mudéjares aragonesas, que recuerdan a los alminares musulmanes. Es característica de estas torres, muy decoradas en el exterior con motivos geométricos, la combinación de ladrillo con cerámica vidriada. Los mudéjares trabajaron también para las comunidades judías que vivían en las ciudades cristianas. Ejemplo de ello es Santa María la Blanca o la Sinagoga del Tránsito, ambas en Toledo, que repiten los esquemas y motivos decorativos mudéjares. Página 13