PREVENCIÓN PSICOLÓGICA DE ACCIDENTES / INCIDENTES DE BUCEO.

Transcripción

1 PREVENCIÓN PSICOLÓGICA DE ACCIDENTES / INCIDENTES DE BUCEO. Joaquín Colodro Plaza La creciente popularidad del buceo deportivo y el nivel de desarrollo alcanzado por el buceo profesional, tanto en sus aplicaciones militares como industriales o científicas, justifica la necesidad de perfeccionar la seguridad en la práctica del buceo, especialmente desde el ámbito preventivo, y permite comprender con facilidad la importancia de los conocimientos psicológicos en la adaptación humana a este medio no natural. En el marco del presente Curso de Prevención y Tratamiento de los Accidentes de Buceo ha parecido idóneo incluir el punto de vista psicológico, tratando de aportar una aproximación global al análisis de los conceptos básicos y aspectos psicológicos relevantes para la seguridad en el ejercicio del buceo: factores de estrés, control emocional y evaluación de aptitud. CONCEPTOS BÁSICOS. España reúne características únicas para el desarrollo de la práctica del buceo; su situación geográfica, clima, longitud de costa,... son circunstancias que favorecen la aceptación del buceo como actividad cotidiana en el ocio o en el trabajo de muchos conciudadanos y de quienes nos visitan. Este hecho puede ser determinante para la aparición de problemas de salud o de seguridad, clasificables como accidentes o incidentes en función de sus consecuencias, al multiplicar la población que utiliza la mar o las aguas interiores como medio para el desarrollo personal. Las mismas circunstancias deben servirnos para potenciar la aplicación de medios y medidas para disminuir las posibles consecuencias negativas del buceo. Una de las aproximaciones más efectivas es la prevención. Por prevención debe entenderse todo un conjunto de acciones encaminadas a promover la salud del buceador, con el objetivo final de reducir la probabilidad de que en el desarrollo de su actividad subacuática aparezcan problemas relacionados con incidentes o accidentes. La finalidad global de la prevención puede traducirse en objetivos concretos, que pueden servirnos de orientación en el desarrollo de medidas de intervención; entre ellos, al menos, se encuentran los siguientes: Educar para conseguir una relación responsable con el medio donde se desarrolla la actividad de buceo, especialmente cuando hemos llegado a un nivel de cotidianidad tan importante en una manifestación de las posibilidad de adaptación humana a ambientes no naturales. Retrasar la aparición de problemas con los procedimientos legales o administrativos que sean necesarios para controlar el ejercicio del buceo.

2 Modificar las condiciones de la práctica del buceo, incrementando las medidas de seguridad relacionadas con acciones personales del buceador y de la organización, empresa o club donde desarrolla su actividad. Intervenir sobre los factores de estrés en la medida en que puedan modificarse sus repercusiones específicas sobre la adaptación humana. Además de las medidas administrativas y organizacionales, una de las intervenciones más eficaces que, atendiendo al punto de vista personal de quienes practican el buceo, se pueden desarrollar para prevenir las complicaciones de la salud o bienestar de los buceadores es la educación para la salud. Por ella debe entenderse cualquier combinación de actividades de información y educación que lleve a una situación en la que las personas deseen estar sanas, sepan cómo alcanzar la salud, hagan lo que puedan individualmente y colectivamente para mantener la salud y busquen ayuda cuando la necesiten. Para su aplicación práctica se conocen diferentes estrategias, que deben entenderse como acciones complementarias y no excluyentes: La formación del buceador es el pilar básico para afianzar la aplicación de los conocimientos y normas esenciales para el ejercicio de actividades subacuáticas. Una vez obtenida la titulación para bucear, se debe mantener una línea de información y sensibilización ante las peculiaridades del medio, que complemente la experiencia práctica en buceo. Ambas situaciones, la de formación y la de práctica, son adecuadas para la adquisición de habilidades de resistencia y afrontamiento de los factores de estrés presentes en el buceo y para el entrenamiento en las capacidades personales que contribuyan a la adaptación al medio. Las complicaciones de la práctica del buceo se pueden traducir en incidentes o accidentes. Por incidente de buceo se puede entender cualquier hecho accesorio que interrumpe la marcha normal de una inmersión. En el término accidente de buceo se engloba todo hecho que compromete la seguridad o integridad del buceador, debido a circunstancias generales del medio acuático donde se desarrolla la actividad, como pueden ser el estado de la mar o el tránsito de embarcaciones o medios de recreo. El accidente disbárico de buceo es el accidente relacionado directamente con los cambios en la presión ambiental a la que se somete el buceador; como representantes se encuentran la enfermedad descompresiva y la sobrepresión pulmonar.

3 PREVENCIÓN PSICOLÓGICA: ORGANISMO Y DIFERENCIAS INDIVIDUALES. Los buceadores, como personas individuales, pueden reaccionar de forma distinta ante idénticas situaciones, debido a las propias características de personalidad, a las peculiares actitudes personales y a niveles diferenciales de formación o experiencia. Entre las características personales existen estados y rasgos de personalidad, además de la situación física en que se encuentre el organismo en su globalidad, que guardan estrecha relación con la susceptibilidad ante el estrés. En términos generales, se admite que la estabilidad y control emocional, el nivel de ansiedad y la búsqueda de sensaciones son variables que pueden ser decisivas en el afrontamiento adaptativo de los factores de estrés, sean o no específicos del buceo. Una de las actitudes ante el buceo con mayor relación con la seguridad es la actitud ante el riesgo, pudiendo ser comprometidos tanto los niveles elevados como los más conservadores. Los niveles de formación y experiencia tienen repercusión directa en la práctica del buceo y conocemos la diferencia existente entre la formación requerida para el buceo deportivo y el profesional que se practica a una misma profundidad y condiciones ambientales. Estas diferencias individuales, de carácter estrictamente personal, tienen una incidencia directa sobre la práctica segura del buceo. PREVENCIÓN PSICOLÓGICA: ENTORNO Y FACTORES DE ESTRÉS EN BUCEO. El buceo es una actividad que se desarrolla en un medio inusual; además de este calificativo, se le pueden añadir los de no natural y estresante: la mayoría de variables ambientales que pueden influir sobre el rendimiento y conducta humanos son de tipo inhibidor. La enumeración de las variables externas que pueden convertirse en factores de estrés puede resultar excesivamente larga, si se desea realizar en detalle. Más instructivo resulta su clasificación en cuatro grandes grupos, con referencia a variables representativas y a su significación en buceo: Los factores estructurales (medio acuático y equipo de buceo) imponen restricciones mecánicas a la actividad física. Las condiciones ambientales (presión, temperatura, visibilidad, corrientes) conllevan modificaciones operativas. Los factores fisiológicos, en especial de tipo respiratorio, implican dificultades relacionadas con la narcosis y toxicidad de gases. Entre las variables psicológicas se destaca la importancia de la ansiedad y de la reducción o distorsión de la estimulación sensorial. RENDIMIENTO HUMANO.

4 El buceador debe realizar prácticamente cualquiera de los trabajos que se efectúan en superficie; pero se encuentra factores estresantes que actúan como variables inhibidoras del rendimiento y de su capacidad de trabajo, resultando al mismo tiempo difíciles de modificar: en el ámbito del buceo en ocasiones no hay medios materiales y a veces no existen soluciones técnicas para modificar el efecto inhibidor de una determinada circunstancia ambiental. Por ello, la realización de un trabajo útil y rentable bajo el agua va a depender en gran medida de la capacidad de adaptación humana, logrando sobreponerse a influencias ambientales, a dificultades económicas y a limitaciones de diseño industrial. En general, el rendimiento humano disminuye gradualmente a medida que aumenta la presión o profundidad, siguiendo una función exponencial; el rendimiento intelectual, además, tiende a disminuir en mayor proporción y de forma más repentina que el perceptivo y motor. Los datos disponibles indican que los cambios de rendimiento aparecen desde el momento en que se inicia la inmersión, al dejar la superficie, y que llegan a adquirir entidad significativa coincidiendo con la respiración de aire a 30 metros de profundidad. Sin embargo, hay otras variables que modifican los efectos de la respiración de aire a presión aumentada: la realización de la inmersión en simulador hiperbárico o en condiciones operativas, la experiencia en buceo, la personalidad y capacidad intelectual del buceador, la práctica en la tarea, la condición de descanso o trabajo del buceador, el tipo y velocidad de descenso a la profundidad de trabajo,... Los efectos del aire hiperbárico sobre el rendimiento humano se asocian a la presión parcial del nitrógeno, a la retención y tensión del anhídrido carbónico en tejidos o al efecto combinado de la presión parcial del oxígeno, nitrógeno y factores psicológicos, admitiéndose cada vez con mayor fundamento que tales efectos posiblemente no estén tan relacionados con la toxicidad del gas inerte sino que sean consecuencia de deficiencias del proceso de adaptación humana al aumento de la presión. La medida preventiva ideal es la limitación el buceo autónomo con aire a la profundidad a la que comienzan a ser evidentes las disminuciones del rendimiento y signos de narcosis. Administrativamente, no se ha contemplado tal posibilidad, entre otras razones porque no se tendrían en consideración variables tan importantes como la experiencia en buceo u otras características personales. Entre las medidas compensatorias destacan el cambio de técnica de buceo y la sustitución del gas inerte, empleándose equipos en conexión con superficie y mezcla respirable con helio cuando se pretenden conseguir profundidades más importantes. Tienen el inconveniente de la complicación técnica y económica. La prevención en la práctica, por tanto, tiene que centrarse en medidas de carácter distinto a las administrativas y que no impliquen exigencias técnicas o económicas extraordinarias:

5 realización periódica de inmersiones, con el fin de aumentar la experiencia y potenciar la adaptación; decisión en superficie sobre los aspectos de mayor importancia de la inmersión (tiempo máximo en el fondo, tiempo de descompresión, trabajo concreto a realizar y medidas ante posibles emergencias), ya que bajo el agua el buceador se va a encontrar en peores condiciones para tomar una decisión lógica y acertada; el empleo de tipos de descenso lo más lento posible en función de las necesidades operativas, disponiendo de mayor tiempo para obtener una positiva adaptación; la realización previa del trabajo concreto en superficie y a pequeña profundidad, aumentando el aprendizaje conseguido y la mayor automatización en su realización, y la selección de personal, partiendo del hecho de que los individuos reaccionan de forma diferente ante un mismo tipo de situaciones. CONDUCTA HUMANA. En los apartados anteriores se ha intentado resumir los efectos del aire hiperbárico sobre el rendimiento, llegándose a la conclusión de que el buceador obtiene un aprovechamiento bastante deficiente de sus capacidades, especialmente en el ámbito intelectual, que es uno de los directores importantes de la conducta, aumentándose el riesgo de accidente y encontrándose al mismo tiempo disminuido en su capacidad para afrontar cualquier emergencia. Desde el punto de vista conductual, la narcosis se manifiesta inicialmente con sentimientos de euforia y bienestar, importante pérdida de la noción de realidad y una confianza excesiva en las propias capacidades; posteriormente, si no se interrumpe su curso, se invierten los sentimientos asemejándose a estados maníaco-depresivos, con alucinaciones y pérdida de la noción del tiempo y espacio, llegándose a la inactividad acentuada y pérdida de conciencia. Ambas fases guardan similitud con la intoxicación alcohólica, diferenciándose de ésta en sus efectos residuales. Pero no es la narcosis el único problema adaptativo. En la actualidad se considera que el riesgo en buceo es más psicológico de lo que se cree y se afirma, ya que una elevada proporción de incidentes y accidentes son atribuibles no a fallos materiales del equipo sino a errores humanos, cuya causa inicial puede estribar en una pérdida de autocontrol asociada posteriormente con fatiga y agotamiento físico. Es posible la aparición de factores de estrés sistemático y psicológico que rompan el equilibrio físico o emocional del buceador y provoquen su reacción estereotipada o su intento de afrontamiento del estrés. Entre los primeros se encuentran las circunstancias que provocan desequilibrios homeostáticos por formar parte de un medio no natural y afectan a todo buceador; hay ocasiones en que prevalen los componentes cognitivos de la persona sobre las características físicas del medio: cualquier estímulo, objetivamente perjudicial o no, puede ser percibido como frustrante, amenazante o peligroso y convertirse en factor de estrés psicológico.