México D.F., Septiembre 7 de Señores:

Transcripción

1 Palabras de Fernando Zapata López, Director del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe CERLALC, en el evento conmemorativo de los 75 años del Fondo de Cultura Económica. México D.F., Septiembre 7 de 2009 Señores: Sea esta la oportunidad para unirme a la celebración para el Fondo de Cultura Económica, por su invaluable labor no sólo como centro editorial, sino como promotor de la lectura y de la cultura latinoamericana. En este acto, hemos escuchado y escucharemos muchos testimonios de cómo el Fondo de Cultura Económica durante sus setenta y cinco años de existencia ha apoyado la cultura en general y, más específicamente, el progreso del libro. Por mi parte, no quiero dejar de rescatar la loable edición que el Fondo hizo en 1958 de La realidad y el deseo de Luis Cernuda. Es una obra que denota el cuidado minucioso del autor y el trabajo acompañante de Joaquín Díez-Canedo y de Alí Chumacero, crucial para la vida del poeta sevillano y para las letras iberoamericanas en su conjunto. Sin embargo, mis palabras se alejarán un poco de la poesía de Cernuda para ahondar en otras realidades y otros deseos, aquellos de la política del libro en nuestros países. No puede haber un sistema de producción y acceso al libro sin una base educativa que garantice la formación de ciudadanos que cuenten con las competencias mínimas para el ejercicio efectivo de la lectura, con un sentido crítico y reflexivo. En la sociedad de la información y el conocimiento, la lectura ocupa cada vez más un lugar preponderante en la agenda de las políticas públicas. Así, la desatención a este respecto puede generar condiciones de 1

2 exclusión social, inadmisibles en sociedades que buscan la equidad y la justicia para todos. De la misma manera, es responsabilidad de los países velar porque la diversidad cultural y lingüística dentro de sus fronteras quede reflejada en la producción local, en el marco de la Convención sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad de Expresiones Culturales de la UNESCO de Al mismo tiempo, y sin demérito de lo anterior, los Estados deben atender las disposiciones sobre la libre circulación de los bienes culturales contempladas en el Acuerdo de Florencia de Por otra parte, la circulación de las obras locales en mercados exteriores debe ser fortalecida a través de políticas que permitan la adquisición y divulgación de los fondos de países latinoamericanos en redes de bibliotecas y librerías. Es necesario impulsar políticas de fomento a la traducción, mantener la exoneración de tasas arancelarias, la eliminación de obstáculos paraarancelarios y el fortalecimiento de las ofertas de publicaciones tanto en el formato tradicional de papel como en los nuevos formatos digitales. Durante varias décadas, la política del libro se centró en el fomento de la industria editorial, aprovechando incluso el horizonte de las exportaciones. Sin embargo, en 2003 fue aprobado el Plan Iberoamericano de Lectura liderado por el CERLALC y la OEI en la XIII Conferencia Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. Este año puede considerarse un punto de inflexión en este campo. Tras la celebración del Año Iberoamericano de la Lectura en 2005, presenciamos la definición y el desarrollo de políticas y planes nacionales de lectura en varios países de la región, cuyo eje es la construcción de sociedades lectoras. En los últimos años, España y República Dominicana, aprobaron respectivamente la Ley española de la lectura, el libro y las bibliotecas en 2007 y la Ley dominicana del libro y las bibliotecas. 2

3 Si Latinoamérica no subraya en el contenido de sus políticas los aspectos que tienen que ver con la lectura, la demanda interna se mantendrá estática, afectando así la consolidación de los mercados nacionales y del espacio iberoamericano del libro. En el otro extremo, si todas sus acciones son hechas en el fomento de la lectura, desatendiendo los requerimientos que tiene la generación de contenidos y su consecuente producción editorial, la demanda generada no podrá ser atendida de manera satisfactoria. Las políticas, entonces, deben proyectarse sobre cada uno de los hilos del complejo tejido compuesto por la lectura, el libro y la creación intelectual. En el CERLALC se ha enfatizado en tres instrumentos que permiten consolidar y concretar políticas públicas: 1. Las leyes o marcos jurídicos que permiten estructurar estas políticas. Ellas señalan las posibles fuentes de recursos y definen las obligaciones y roles que deben tener los diversos componentes institucionales y actores sociales, generando condiciones atractivas para las inversiones en el sector editorial, estimulando la creatividad intelectual y fortaleciendo los instrumentos que facilitan el acceso social al libro y a la lectura. 2. Los espacios de concertación o consejos de la lectura y el libro, integrados por las instituciones públicas relacionadas con los temas del libro, la lectura y la creación intelectual, así como por los representantes del sector privado y organizaciones de la sociedad civil. Este espacio busca promover políticas públicas, planes y programas de manera consensuada, permitiendo además que cada uno de los sectores participantes asuma responsabilidades en su desarrollo, favoreciendo con ello un alto grado de coordinación. 3. Los documentos de políticas nacionales del libro y la lectura, a través de los cuales se materializan líneas de acción, planes y proyectos. Igualmente definen tiempos, recursos y actores responsables de adelantar los procesos. Estos documentos pueden hacer parte de las 3

4 definiciones de las oficinas de planeación nacional o regional, o de instituciones públicas que atienden las competencias para coordinar estas políticas. Actualmente, en Iberoamérica hay 14 países que han aprobado una ley del libro: Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, España, México, Paraguay, Perú, Portugal, República Dominicana, Uruguay y Venezuela; así mismo, por solicitud de los gobiernos de Panamá y Honduras, el CERLALC asesora a estos países en la formulación de una ley de lectura, el libro y las bibliotecas. Puede advertirse, no obstante, que el conjunto normativo ha dejado de lado un marco que permita el fortalecimiento de los canales de comercialización y distribución del libro para un acceso equitativo en las diferentes ciudades y municipios de cada país. Seis países, además, tienen normativas que organizan el sistema nacional de bibliotecas públicas: Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, España y México. Ahora bien, en este conjunto de políticas, la región ha adoptado algunas medidas que efectivamente han contribuido al fomento de la creación intelectual, la producción y circulación del libro. Deseo mencionar algunas de ellas que, por su aplicación y resultados exitosos, merecen ser citadas. En cuanto al fomento de la producción intelectual, la exención de impuestos sobre las regalías o ganancias por concepto de derecho de autor. La existencia de premios, becas y otros estímulos dirigidos a autores. La remuneración compensatoria por la reproducción reprográfica de las obras o de parte de ellas para copias privadas que se recauda normalmente a través de entidades de gestión colectiva de derechos. Y las contribuciones para la edición de obras de autores nacionales. 4

5 En cuanto al estímulo a la producción y comercialización del libro, deseo subrayar medidas como: La exención al impuesto de renta a las empresas editoriales, que contribuyen a la reinversión de las ganancias en el enriquecimiento y diversificación de sus catálogos. La exención del IVA para el libro y su extensión en algunos países a las materias primas. La exención de impuestos para la importación y exportación de libros. Los programas de apoyo para la comercialización y exportación de libro. Y el precio fijo o único del libro. Esta última medida es vigente sólo en tres países iberoamericanos: Argentina, España y Portugal. En México, por su parte, la ley de fomento a la lectura y el libro incluye su adopción, aunque está en proceso su reglamentación.. Como es ya ampliamente conocido, la globalización y el impacto de las tecnologías de la información y la comunicación llevarán a cambios simultáneos en los modelos de negocio de los distintos actores de la cadena de producción y acceso al libro. Debemos ahora plantearnos, a través de un estudio sistemático de los aciertos y las omisiones de nuestras políticas públicas del libro, cómo proyectar medidas que respondan a necesidades existentes y venideras. En el contexto de la sociedad de la información y el conocimiento, nuestro reto más grande será la superación de la brecha digital, mientras que en el ámbito del libro y la lectura, es necesario el desarrollo de catálogos digitales en español y portugués; la construcción de bibliotecas digitales, y la protección de las obras en el marco del derecho de autor. Asimismo, la definición de identificadores que permitan concentrar de manera efectiva la información sobre las obras accesibles en las redes de información y que 5

6 además sean de fácil uso para todos. Aspectos estos en los que el CERLALC está y se mantendrá vinculado. Los cambios en el comportamiento lector que introducen las publicaciones digitales, aquellas que solo pueden ser leídas en un ordenador o un dispositivo lector, requieren reconversión y nuevos procesos de formación desde las empresas editoriales y desde las bibliotecas y los sistemas educativos. La magnitud de esta transformación es tal que será difícil su ejecución sin la participación de los Estados. Uno de los sectores en los que el Estado puede ser de gran ayuda para su industria editorial es en la capacitación. El experto inglés Kelvin Smith, de Oxford University Press, ha sustentado la necesidad de que la capacitación de la industria editorial trascienda lo funcional. Las políticas estatales de capacitación han tendido a enfocarse en las habilidades técnicas asociadas con la producción y la distribución, en lugar de orientarse a mejorar las habilidades de gestión y planeación para apoyar el emprendimiento y éxito del proceso de las editoriales hacia las nuevas tecnologías. Una política pública que apoye la capacitación profesional integral en el mundo de la producción y el acceso a las publicaciones, puede ser la clave para sostener lo alcanzado en el pasado. Como se expuso en nuestra visión de futuro para la actividad editorial en el Foro Iberoamericano sobre el Libro, la Lectura y las Bibliotecas en la Sociedad del Conocimiento -convocado por el CERLALC en noviembre de 2008 en Santiago de Chile-, la tasa de potenciales lectores deberá haber aumentado sustantivamente en los próximos 12 años debido al mayor cubrimiento de la escolaridad y la educación superior en la región. Los Gobiernos avanzarán en sus políticas para la erradicación del analfabetismo funcional y ahora del denominado informacional. En consecuencia, tendrán que hacer esfuerzos sustantivos para que su población tenga mayor acceso a 6

7 Internet incorporando los avances tecnológicos con menos retardo y disminuyendo la brecha digital. Deberán, asimismo, fortalecer mecanismos institucionales que permitan el trabajo articulado de los ministerios de Educación y los ministerios de Cultura y Comunicaciones, con la participación de los representantes del sistema del libro y la lectura, y las instancias regionales o locales con el objetivo común de construir sociedades lectoras y garantizar el acceso a los libros y las publicaciones (impresas o digitales), en las bibliotecas, el sistema educativo, las librerías e Internet. Deseo concluir subrayando que toda formulación de una política pública exitosa, contempla dos dimensiones fundamentales: de un lado, una representación o imagen social de la realidad sobre la cual se desea intervenir y unos principios que fundamentan la acción; y de otro, un conjunto de medios y procesos organizativos, financieros, administrativos, jurídicos y humanos, que hacen que una política no se quede solamente en el plano intelectual, sino que tome forma en procesos sociales concretos. Estas dos dimensiones, deben estar presentes en la formulación de una política pública sobre la lectura, el libro y las bibliotecas, o el derecho de autor, en la sociedad de la información y el conocimiento. Gracias 7