Elizabeth Velásquez de Palacios

Transcripción

1 -1- E n un pueblo de Colombia llamado El Carmen, Norte de Santander, en el año de 1932 nació una niña. Sus padres Leónidas Velásquez Castillo y Epifanía Palacio Angarita. Le pusieron el nombre de Aurora, era la menor de seis hermanos. Los hermanos mayores eran Gabriel Leonidas Velásquez que nació en el año de 1926, el segundo hijo Alberto Velásquez que nació en el año 1927, le sigue el otro hijo Luis Ramón Velásquez que nació en el año de 1928, Carmen María Velásquez que nació en el año de 1929 y Miguel Ángel Velásquez que nació en 1930, la menor que nació en el año de 1932 la cual llamaron Aurora. Cuando nosotros vivíamos en El Carmen, Norte de Santander, estábamos todos pequeños y mis hermanos les gustaban pasear y nuestros padres nos llevaban al El Carmen. Iban muchas familias a pasear y todas las familias cocinaban y llevaban música y alegría, compartíamos con cariño y unión en el transcurso del día. A las 4 de la tarde recogían sus cosas para regresar a sus hogares, recuerdos que nunca se olvidan, todas las familias nos bañábamos en el río, nos distraíamos bastante y la pasábamos felices y contentos. Otra veces nos llevaban a cumpleaños, reuniones y compartíamos con los niños de nuestra edad. Todos los domingos nos paraban temprano, nos bañaban y nos vestían y nunca nos perdíamos la misa los domingos en compañía de nuestros padres. Los hermanos mayores se ponían a discutir por lo juguetes mi papá y mi mamá los escondían y les decían que los hermanos no tienen porque pelear ni discutir, porque dábamos mal ejemplo a los hermanos menores y que el día que volvieran a discutir por un juguete los botaba y no les volvían a comprar nada de juguetes. Mi madre nos acostumbró desde pequeña a mi hermana y a mí que uno desde niña y cuando estaba señorita, o señora casada o mayor, lo primero que tenían que hacer al levantarse, era refres- 5

2 Elizabeth Velásquez de Palacios carse, bañarse, perfumarse, arreglarse para estar siempre aseadas y bonitas y nunca permanecer con la ropa que durmió, porque es muy desagradable cuando llega una visita y no estamos arregladas. Eso siempre yo lo he acostumbrado porque eran los consejos de mi madre y eso viene de cuna. Nosotros vivíamos en una finca que tenían mis padres. Allí teníamos con muchas cabezas de ganado, árboles frutales, cochinos o marranos, con unas crías de caballos de pura sangre. Mi mamá acostumbraba ordeñar las vacas por las mañanas y luego nos llamaba uno por uno para que nos tomáramos un vaso de leche fresca. De todos mis hermanos fuimos cuatro varones y dos hembras, yo era la más consentida de todas porque decían que era la más bonita y me decían La Nena como era costumbre en las familias que al menor lo consentían más. Un día menos esperado mi padre vendió la finca y nos trajo a vivir a Ocaña; cuando todos estábamos crecidos, él cambió la forma de ser con mi madre y con nosotros sus hijos. Mi mamá le decía que comprara una casa para no estar pagando arriendo, pero nunca le hizo caso. A todos nos dieron hasta primaria. Mi padre ya se estaba volviendo barrendero y callejero, transcurridos los meses el cambió mucho con todos, pero ninguno sabíamos el por que. Un día llamó a mi madre, la encerró en la habitación y se pusieron a hablar los dos. Le dijo que el estaba cansado de esa vida, que se iba a ir de la casa porque tenía otra señora, que ella viera como iba a criar a los hijos porque no iba a contar más con el. Ella le respondió: con la ayuda de Dios y la Virgen y con mi trabajo los voy a sacar adelante, honrados y juicioso. Mi madre empezó a trabajar puso una venta de comida. Nosotros nunca habíamos trabajado y le colaborábamos bastante y buscó una señora para que cocinara, gracias a Dios le fue bien; era honrada y juiciosa. Y ella me contaba muchas cosas de su mamá, o sea de mi abuela, que hacía con ella lo que hacía conmigo y le decía que había profecías que se cumplirían para que mi mamá lo supiera y nos las contaras a nosotros, que las profecías se cumplirían, que llegaría el tiempo en el que nos comunicaríamos todos por intermedio de unos cables por más lejos que estuvieran las personas, que saldrían unos aparatos que volarían como unos pájaros, que transportarían a todo el mundo por distintas partes por lejos que 6

3 La historia de mi vida fuera y que también saldrían otros aparatos como cajones grandes y pequeños que transportarían a las personas por medio de carreteras grandes y pequeñas, también que iba a llegar el momento en que se verían las personas por medio de la corriente en unos aparatos, los íbamos a ver como si fuera personalmente. Mi abuela le contaba todo eso a mamá cuando mi madre era niña, para que mi mamá se lo contara a los hijos que Dios le daría, con el fin de saber la mayoría de las personas de las historias de antes. Que eso era muy necesario para tener recuerdos de su madre y para que una también se lo contara a sus hijos, porque no se sabía en qué momento los iba a necesitar. Son los buenos consejos de mi madre y que nunca olvidara sus palabras y quiero que otras personas sepan lo mismo que yo pero que lo pongan en práctica y también mi madre me contaba que la abuela le decía que llegaría el momento en que se matarían unos con otros y no se respetarían los hijos. Yo estaba de seis años cuando llegamos a Ocaña, en la misma cuadra vivía una tía que se llamaba Saturnina, vivía con su esposo Timoteo Angarita y sus hijos Raquel María y Ricardo. Raquel era una gran profesora, directora de una escuela que quedaba en una finca llamada Las Vegas, una finca grande con inmensas llanuras y alrededor bastantes casas. La prima le dijo a mi mamá que me dejara ir a vivir con ella, que me enseñaría toda la primaria y que nosotros vendríamos a Ocaña cada mes y La Nena feliz de la vida porque iba a estudiar, aprender y tener compañeritas de estudio e iba a hacer grandes amigas. Entre el grupo había cinco más unidas nos enseñaban bastante y nosotras todo lo que las profesoras explicaban lo aprendíamos, eso ocurrió en el mes de febrero de Nos enseñaban a cantar, bailar, nos distraíamos todas bastante. Al frente de la escuela había una llanura bien verdecita a la que nos íbamos a la hora de descanso. La profesora escogió un grupo de niñas entre las cuales estaba La Nena, porque ya se aproximaban las vacaciones de fin de año, todas éramos excelentes alumnas, porque ya terminábamos el año escolar, nos pusieron a las cinco más unidas unos versos para que presentáramos un acto final y a cada una le correspondía un verso final. Este me tocó a mí, recuerdo como si fuera ayer: 7

4 Este fue otro de los versos: Elizabeth Velásquez de Palacios Las vacaciones llegan ya Mi gusto en pena se trueca, Porque partí mi muñeca Que me regaló papá. Estoy tan triste, tan triste Que quisiera hasta llorar Mi corazón no resiste ahora Mientras que lloro Todas jugaron contentas Y no quisieron que yo sienta Mi único tesoro. Que tristeza, pobrecita de mí Sin tener con quien jugar Ustedes van a gozar de fiestas Y comiditas. Salimos de vacaciones Nos vamos pa Rancho Grande A dormir hasta las nueve Y a que mamita nos mande. Me fue bien en el primer año de primaria, íbamos cada 15 días a visitar a nuestros padres, cuando llegábamos, mis hermanos decían: llegó La Nena no la vamos a dejar ir más. Cuando se terminó el año escolar y yo llegué con mi certificado y los regalos que me dieron en la escuela, mi madre y mis hermanos tenían un regalo para mí, porque había pasado el año excelente. Mis hermanos me decían que no me iban a dejar ir más para La Vega porque les haría mucha falta, pero de todos modos allá terminé la primaria. Me fue bien gracias a Dios, a la Virgen y a mis padres que me enviaron todo lo que necesitaba y a mi prima hermana que era la directora y profesora, se tomó mucho interés en enseñarme. Porque cuando se iban todos los alumnos ella descansaba un rato 8

5 La historia de mi vida y me llamaba y me decía Nena, ven a estudiar, repasemos un poco porque tienes que ser directora, aprender bastante igual que yo. Pero sólo llegué a la primaria, por ciertas cosas que se presentaron en la familia Cuando yo regresé y terminé la primaria todos mis hermanos estaban grandes, ya mi padre estaba cambiado con todos, no sabíamos porque mi padre empezó a darle mala vida a mi mamá, ellos nunca nos castigaron porque no dábamos motivo, estábamos muy bien criados y el decía que a los hijos no se les debía de pegar, que había que reprenderlos y enseñarles buenos modales y comportamiento con la familia y con los extraños. Nosotros fuimos muy felices con nuestros padres, nos distraían bastante, era un lugar sagrado como pocos. El nunca le pegó a mi madre porque decía que ella era la madre de sus hijos. Ya mis hermanos estaban más grandes y querían trabajar por su cuenta. Entonces ellos se fueron a trabajar a una finca, tenían dos meses trabajando allá y un día el dueño de la tinca, llamó a mi hermano Gabriel y le dijo ustedes cuantos hermanos son?, viven con sus padres?, mi hermano le respondió: No señor, él nos abandonó y se fue de la casa con otra señora. Mi padre era muy honrado, juicioso y nos enseñó la honradez y cumplir con la gente, mientras se metió con otra mujer y dañó el hogar. Tenemos a cargo a nuestra madre y a dos hermanas, trabajamos para ellas y le damos todo lo que necesitan. El señor muy noble al ver la franqueza de nosotros, le propuso que porque no nos veníamos a la finca como amedieros. Respondí: Señor usted no nos conoce muy bien a nosotros y él dijo que la gente que trabaja con él nos conoce, y ellos ya tienen dos meses. Era una finca bastante grande, en la cual se cosechaba café, verduras, y había ganado. El le dijo que iba a hablar con mi madre y con mis hermanos, la respuesta se la doy la semana entrante. Hablé con mis hermanos la propuesta del señor, y ellos me dijeron que tenían que hablar con mi mamá a ver qué nos aconsejaba, por más grandes que estuviéramos temamos que hacer las cosas con autoridad de ella. Yo viajo para Ocaña, mis hermanos quedaron en la finca, cuando mi madre me vio llegar se sorprendió y me dijo: Donde están sus otros hermanos?, yo le respondí: Mami no se asuste, le traigo una buena noticia, gracias a Dios y a la buena 9

6 Elizabeth Velásquez de Palacios crianza que ustedes nos dieron y a la honradez. Me senté a su lado y comenté todo lo que el señor me había dicho, mis hermanos y yo hablarnos, ellos dijeron que hacíamos lo que usted dijera. Ella me respondió: Hija no será mucha responsabilidad y compromiso para ustedes que están tan jóvenes? Usted se halla capaz de meterse en ese compromiso? Yo le dije: Con la ayuda de Dios y la Virgen, como dijo usted cuando nuestro padre nos abandonó. Me regresé contenta para la finca a darles la noticia a mis hermanos y al dueño de la finca. Cuando llegué él y mis hermanos me estaban esperando para saber la respuesta. Yo iba contenta porque Dios y la Virgen nos estaban ayudando bastante y mi mamá cuando se despidió me dijo: Hija suerte, ahora voy a rezar más. Fuimos contratados como amedieros, seguimos trabajando felices, todo a cargo de nosotros, el señor nos dejó los obreros que el tenía para que nosotros fuéramos a buscarle gente extraña, que iba a estar pendiente de nosotros y nos iba a colaborar bastante. Mis hermanos venían cada quince días a Ocaña a traernos lo que nosotros necesitábamos. Con el transcurso del tiempo reunieron plata y resolvieron que uno de ellos se viniera para Ocaña y pusiera un negocio, para que estuvieran más pendientes de nosotros. Éramos muy felices con mi madre con sus hijos. Cada dos meses íbamos a la finca a visitar a los otros hermanos No volvimos a saber nada de nuestro padre, estaba perdido con la otra señora, pero gracias a Dios nunca sufrimos porque estábamos bien criados. Mis hermanos pusieron el negocio en una calle de Ocaña, llamado La Gloria. Temamos una cantina o tienda, o sea, una bodega porque, la casa tenía dos salones hacia la calle. Un día cuando nosotros no lo esperábamos mi papá regresó, porque la otra señora lo había abandonado. Ya estaba muy viejo y regreso a buscar a sus hijos que había abandonado hacía muchos años. Cuando la otra lo vio muy acabado entonces lo abandonó. Como había sido un buen padre lo recibimos muy bien, con cariño. Se portaba muy bien al principio. Los tres de mis hermanos se habían organizado, éramos tres, el que atendía el negocio y las dos hembras. Al regreso los primeros días se portaba bien, iba al negocio con mi hermano, cuando de pronto empezó a dar mala vida y traía mal comportamiento para con todos nosotros e intentaba pegarle a mi mama. Nosotros al principio le perdonábamos, peleaba con mi 10

7 La historia de mi vida hermano y quería mandar en todo como si fuera el dueño, quería estar a toda hora tomando, lo que acostumbraba con la otra señora y enamorando a la otra muchacha o sea la cachifa. Entonces nos toca llamar a mis hermanos que todavía estaban en la finca para que pusieran el orden en la casa, ellos se vinieron y les contamos todo lo que estaba pasando, Entonces le dijeron a papá que necesitaban un empleado que se fuera para la finca. Al ver que no quería irse, entonces mi hermano le dijo: si usted no se va para la finca entonces verá para donde se va, le ofrecimos una plata para que se fuera donde él quisiera porque él nos había abandonado cuando lo necesitábamos y nosotros con el apoyo de mi mamá paramos la casa y salimos adelante. Entonces respondió: me voy para la finca, y allá llego haciéndose el santo. A querer mandar y hablar de sus hijos y la mujer y enamorando a las señoras que estaban trabajando, que eran las señoras de los trabajadores. Empezó a ponerse mal con todos y a intranquilizarnos la vida, entonces el dueño de la finca al ver su comportamiento nos llamó la atención. Nos reunimos y renunciamos a la finca, entonces le dimos una plata suficiente para que viviera. A los pocos días se casó mi hermano y ellos se fueron a trabajar a una empresa petrolera en Barranca, en la compañía hay un hermano del dueño de la finca donde mis hermanos trabajaron, iban muy bien recomendados mis cuatro hermanos. A los pocos meses se casó mi hermana mayor. Quedamos mi madre y yo porque todos se habían casado. Cuando eso tenía 13 años, entonces mi hermana vivía en Ocaña en una casa y separada de nosotras. Quedamos mi madre y yo pero mis hermanos nos pasaban todo lo que necesitábamos. Como a las tres cuadras vivía una tía, la hermana de mi mamá, o sea, la madre de mi profesora. Un día nos llamo y nos dijo: qué hacen ustedes en esta casa? Solas y pagando arriendo, que nos fuéramos para allá con ellos que eran cuatro y nosotras éramos dos y así lo hicimos, nos mudamos para la casa de mi tía, mi madre y yo. Con ellas vivíamos muy divertidas, salíamos mucho a paseos, a reuniones sociales, porque tenían muchas amistades. La Nena fue creciendo y dejaban de decirme así toda la familia, yo les dije que no me dijeran Nena porque eso no era mi nombre era Aurora. 11