LOS FACTORES MEDIOAMBIENTALES COMO PARTE FUNDAMENTAL DEL DESARROLLO INTEGRAL DE LA SOCIEDAD

Transcripción

1 Carpeta Documental Nº. 5 / Incidencia para el Cumplimiento de los Derechos Laborales en las Negociaciones Comerciales entre Centroamérica y la Unión Europea LOS FACTORES MEDIOAMBIENTALES COMO PARTE FUNDAMENTAL DEL DESARROLLO INTEGRAL DE LA SOCIEDAD En las últimas décadas, las sociedades avanzadas han experimentado una creciente concientización acerca de la necesidad de considerar la conservación del medio ambiente como una prioridad política. Este planteamiento ha supuesto la incorporación de las cuestiones ambientales en la agenda de partidos políticos, asociaciones y grupos que defienden las cuestiones de conservación y calidad del ambiente como el valor de mayor calado para la adecuada relación entre el hombre y la naturaleza por su incidencia en la calidad de vida de los ciudadanos [1], en especial si se toma en cuenta, que diversos estudios realizados por organizaciones ambientalistas, demuestran que la implantación de nuevas tecnologías, propias de la sociedad actual, no suponen sólo beneficios sino que además, traen consigo, toda una serie de nuevos riesgos y eventuales perjuicios para la calidad de vida de los ciudadanos, lo que sumado a otros factores como el aumento de la población mundial y la utilización irracional de los recursos naturales, nos encaminen hacia un panorama sumamente oscuro para la humanidad. Según el informe Estado de la Población Mundial del año 2001, se calcula que para el año 2050, América Latina y el Caribe tendrán 805,6 millones de habitantes, casi 300 millones más que en la actualidad, lo que sin duda es preocupante, debido a los serios problemas ambientales que enfrenta actualmente la región y que se agravarían considerablemente con un crecimiento demográfico de esta naturaleza, ya que estas dos variables (Crecimiento demográfico-cambios ambientales) se encuentran íntimamente

2 relacionadas, y si no se toman las medidas necesarias para mitigar sus efectos, las consecuencias podrían ser poco más que catastróficas para la humanidad. Diversos informes de Naciones Unidas, señalan que el crecimiento de la población es mayor en los países más pobres, donde la necesidad de supervivencia conduce a una sobreexplotación de los recursos naturales, a la vez que el equilibrio ambiental se ve amenazado por el exceso de consumo de los países ricos. Dentro de esta perspectiva, América Latina, y en especial Centroamérica, ocupa un lugar intermedio, por debajo de los problemas que debe enfrentar Asia, parte de África e incluso América del Norte y Europa occidental con los enormes gastos de energía que demandan, pero eso no significa que los problemas de la región sean menos graves o que no sea necesario atacarlos. La liberalización comercial, el aumento de las exportaciones y el deterioro del medio ambiente Si tomamos en cuenta que el objetivo principal del sistema capitalista que reina en la gran mayoría de los países del mundo, lo es el intercambio de bienes y servicios, dentro de un ambiente deseable de libertad de comercio y un mercado global unificado, en donde se establezca una división internacional del trabajo, es válido afirmar, que tal y como ya se ha venido presentando, conforme dicho sistema se vaya expandiendo aún más, se acentuarán todavía más: desequilibrios, desigualdades, exclusiones, concentración de la riqueza, y la mercantilización a ultranza de todas las cosas [2]. De la misma manera, los países subdesarrollados, dentro de los que obviamente podemos incluir a toda América Latina, de seguir por la misma ruta, sus problemas socio-económicos seguirán incrementándose, pues la historia nos ha demostrado que la teoría del rebalse [3] no tiene lógica, carece de sustento y nunca se va a presentar, por lo que la polarización será cada vez mayor, de esta forma La expansión capitalista actual, bajo el eufemístico término de globalización, coincide con la evolución de unos Estados cada vez más raquíticos que se han convertido en meros tutores de la liberalización de la economía. Asimismo, la OMC, al servicio de las potencias centrales, es la que dicta y regula los cauces por los que debe discurrir el comercio internacional, pero siempre con el norte del desarme arancelario, la destrucción de todo tipo de proteccionismo y la libertad absoluta para el trasiego de las mercancías y el movimiento de los capitales. Estas exigencias,

3 que no siempre rigen para los países dominantes, resultan devastadoras para el mundo subdesarrollado. [4] Aunque algunos defensores del capitalismo utilicen el argumento de que los países pobres requieren acceder a los mercados mundiales sin trabas de ningún tipo para poder desarrollarse y que las estadísticas oficiales reflejen avances importantes a nivel macroeconómico, estos datos no son más que una alteración inducida de la realidad, ya que detrás de muchas de estas producciones y exportaciones de los países subdesarrollados se encuentren grandes empresas transnacionales allí instaladas, que son las que de hecho absorben la mayor parte de los beneficios. Esto es lo que ocurre con las industrias que han sido transferidas al Tercer Mundo, normalmente las más contaminantes y las que utilizan mayor cantidad de materias primas, energía y mano de obra, pero también con las empresas del complejo agroindustrial. [5] De esta manera, y a manera de ejemplo, en la agro industria, bajo el sistema actual, ganan más dinero los que monopolizan el comercio y el transporte de los productos (Trasnacionales) que quienes poseen y trabajan la tierra afrontando los riesgos de las cosechas. Este intercambio desigual que se ha producido en la región, han provocado un serio deterioro en sus recursos naturales, pues al entrar en competencia directa con las agriculturas más rentables y productivas de los países ricos, nuestros campesinos se han visto obligados a optar por la llamada "modernización" agropecuaria, que ha traído consigo efectos nefastos para los recursos naturales y el ambiente de América Latina, Los campesinos latinoamericanos, ante la unificación del mercado, la concurrencia de las producciones de los países ricos y la tendencia a la baja de los precios agrícolas reales, se van empobreciendo paulatinamente, no pueden invertir por la ausencia de capital o se endeudan de forma asfixiante. Todo ello les lleva a ampliar la superficie de los cultivos destinados a la venta en detrimento de los de subsistencia y a concentrar sus esfuerzos en las tareas más inmediatas para sobrevivir, sin considerar apenas los trabajos de mantenimiento a largo plazo del ecosistema cultivado [6]. Esta degradación progresiva de los ecosistemas también conduce a su vez a que los campesinos se vean obligados a simplificar sus sistemas de

4 cultivo, y a remover bosques cada vez más jóvenes, lo que acelera la deforestación y la pérdida de la fertilidad del suelo, sin importarles la afectación que esto pueda producir a la biodiversidad. De esta manera se va constituyendo un círculo de destrucción ambiental de muy difícil solución, pues ante la pobreza de los campesinos, que no tienen acceso al crédito, a insumos y a tierras aptas para su actividad, optan por la sobreexplotación de los recursos naturales, pues el sistema, a través de la polarización que provoca, privilegia la máxima explotación y no la sostenibilidad social y ambiental. Bajo estas condiciones, la liberalización comercial impide cualquier intento por impulsar una política económica y agraria diferente, que permita a quienes cultivan la tierra salir de la pobreza, sino que además va a representar, junto con el proceso globalizador que desarrolla el capitalismo mundial, un nuevo estímulo para intensificar la producción y, por consiguiente, las exportaciones, lo que sin duda llevará consigo un renovado ciclo de sobreexplotación de los recursos naturales y mayores agresiones ambientales para unos ecosistemas frágiles y ya muy castigados [7]. Las empresas extranjeras que invierten en Latinoamérica, en muchas ocasiones se aprovechan de la falta de aplicación de las legislaciones ambientales en estos países y la utilizan como una forma adicional para bajar sus costes de producción, lo que les otorga una ventaja comparativa respecto a sus competidores de otras latitudes que si se ven obligados a respetar el ambiente, de ahí que la utilización intensiva e ilegal de las aguas, suelos y bosques regionales por parte de estas empresas en la gran mayoría de casos quedan impunes. Es por ello, que resulta de vital importancia, que en los acuerdos comerciales que se firmen en la región, se incluya necesariamente un capítulo destinado a la protección del ambiente, con cláusulas claras, sistemas de control y sanciones adecuadas que permitan disminuir el impacto de estos procesos sobre el medio ambiente y por ende sobre el desarrollo integral de los seres humanos. Medio Ambiente y Desarrollo Humano Sostenible

5 La Comisión Mundial del Medio Ambiente de la Organización de Naciones Unidas, ha definido el desarrollo humano sostenible como "un desarrollo que satisfaga las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades". La ONU, consciente de la trascendencia de esta temática, ha enfocado sus esfuerzos en el estudio y la utilización de los recursos naturales y en la lucha porque los países - en especial aquellos en desarrollo- ejerzan un control adecuado sobre sus propios recursos naturales. A partir de los años sesenta se empezaron a concertar acuerdos y diversos instrumentos jurídicos para evitar la contaminación marina y en los setenta se redoblaron esfuerzos para ampliar la lucha contra la contaminación en otros ámbitos, buscando a través de nuevos mecanismos tomar medidas concretas y obtener nuevos conocimientos para solucionar los problemas ambientales mundiales. Para la ONU la cuestión del medio ambiente es parte integrante del desarrollo económico y social y no se podrán lograr estos sin la preservación del medio ambiente, incluyendo dentro de este temas tales como la desertificación, la protección de la capa de ozono, el calentamiento global y cambio climático, la protección de los bosques, la utilización del agua y la energía, entre muchos otros temas. En lo que respecta a la región centroamericana, se han realizado diversos esfuerzos para mejorar la situación del istmo en esta materia, y desde el año 2002 se han planteado una serie de avances y dificultades que ha enfrentado la región para lograr desarrollarse de una manera adecuada con el ambiente y por ende con la vida, con el objetivo de lograr que América Central se convierta en un espacio para el desarrollo sostenible, donde el progreso socioeconómico de las poblaciones no suceda a costa de la naturaleza, esta es la propuesta de del informe ambiental que Centroamérica presentó en Johannesburgo hace algunos años. Pese a que los gobiernos de la región han impulsado diversos proyectos para lograr estos objetivos, lo cierto es que Centroamérica enfrenta graves problemas ambientales tales como la deforestación, la contaminación del aire, de los suelos y del agua, así como la alta vulnerabilidad socio ambiental que ha quedado al descubierto con las enormes pérdidas causadas por los diversos huracanes que han afectado a la región en la última década.

6 Como ya lo reseñamos, el problema ambiental y la responsabilidad de lograr mejores condiciones de vida nos atañe a todos por igual, desde esta perspectiva, es imprescindible que la CCT, a través de sus organizaciones sociales y como representantes legítimos de las poblaciones centroamericanas, tome la batuta y participe activamente en la elaboración y ejecución de propuestas integrales, en donde se incluyan políticas de desarrollo que tomen en cuenta factores sociales, políticos, económicos y lo ambientales, en relación con temas como la agricultura, la utilización del agua y la sanidad, la biodiversidad, coberturas de agua potable, fomentar la producción de energía limpia, protección de los recursos hídricos y restauración de los ecosistemas, utilización sostenible de la biodiversidad y de los recursos genéticos, reducción del consumo de combustibles y sustancias contaminantes, investigación y utilización de combustibles alternativos, mitigación del cambio climático, el ambiente y su relación con la salud humana, entre muchos otros. Es decir, se trata de elaborar y ejecutar políticas para el desarrollo sostenible. Sobre este mismo punto, es importante señalar que la lucha contra la pobreza deberá jugar un papel preponderante en estas políticas de desarrollo, ya que la misma, por las razones anteriormente expresadas, se ha convertido en un requisito indispensable para lograr un desarrollo humano con sostenibilidad. Es por ello que en primera instancia, la orientación de las políticas y el ámbito de acción de las organizaciones sociales debe enfocarse en un primer estadio, a la implementación de soluciones propias a los problemas locales, por medio de la preparación intelectual, moral y técnica de los ciudadanos, logrando de esta manera tener una participación activa de la población en la vida económica, política y social local, con una orientación clara hacia la conservación, defensa y uso adecuado de sus propios recursos, para posteriormente orientar las medidas hacia políticas nacionales y regionales de desarrollo humano sostenible, lo que sin duda nos conducirá hacia un mejoramiento de las condiciones de vida de las familias y comunidades centroamericanas. Este boletín es responsabilidad del Instituto Centroamericano de Estudios Sociales (ICAES) y de la Confederación Centroamericana de Trabajadores, CCT. San José Costa Rica