TEMA 2: LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

Transcripción

1 TEMA 2: LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Entendemos por Revolución Industrial el conjunto de transformaciones en el modelo económico que derivaron de la aplicación de la máquina a los procesos de fabricación. Estas transformaciones dieron lugar al reforzamiento de la burguesía como clase dominante, que asumió ahora la fabricación de bienes (capitalismo industrial) además de su comercialización (capitalismo mercantil) y las actividades financieras. También dio lugar a la aparición de una nueva clase social derivada del campesinado más pobre y que encontraría su lugar en las nuevas fábricas capitalistas: el proletariado. LAS CONDICIONES PREVIAS Existieron una condiciones previas o factores exógenos, que, sin tener relación directa con los procesos de fabricación de manufacturas, prepararon el camino y posibilitaron la revolución industrial desde principios del siglo XVIII. Se trata de la revolución agrícola y la revolución demográfica. La primera, mediante la modernización de la agricultura, permitió un enorme incremento en la producción de alimentos con una mano de obra muy inferior, lo que permitió alimentar a un mayor número de personas y generar un excedente de mano de obra en el campo que sería necesario para las nuevas industrias. La revolución demográfica multiplicó la población europea, y con ello la mano de obra disponible (más barata cuanto más numerosa) y el mercado necesario para los productos industriales. La revolución agraria Desde el siglo XVII, la entrada de la burguesía o de una nobleza emprendedora (con mentalidad burguesa) en las actividades agrarias, tuvo como consecuencia una profunda transformación de las mismas en lo que se ha dado en llamar la revolución agrícola. Todas las transformaciones parten de un cambio de mentalidad del productor: había que pasar de la producción agrícola para la mera subsistencia a la producción agrícola masiva para vender productos en el mercado. Para ellos se llevaron a cabo experimentos y estudios tanto de los sistemas y técnicas de cultivo como de las herramientas empleadas.

2 Una de las primeras transformaciones en el campo fue el inicio de los llamados enclosures (cercamientos). Tradicionalmente abundaban los campos abiertos para permitir el aprovechamiento ganadero de los rastrojos por parte de los campesinos que poseían pequeñas propiedades. Pero ya a partir del siglo XVI y sobre todo en el XVII, esa burguesía y esa nobleza emprendedora que vuelcan su actividad económica en el campo, se apropian de las tierras comunales, baldíos y bosques y los cercan para proteger los nuevos cultivos. Con ello se incrementó hasta en un 25% la extensión de tierras cultivadas. Hay que considerar estas transformaciones en paralelo a las necesidades de la revolución industrial: el aumento de la producción agrícola favoreció como se indicaba antes el aumento de la población, pero además, los cercamientos impedían que los pequeños campesinos complementasen sus economías con unos pastos hasta entonces gratuitos, lo que les obligó a deshacerse de sus tierras y buscar trabajo en las ciudades donde comenzaba a desarrollarse la industria. La transformación más importante fue probablemente la supresión del barbecho. La necesidad de dar reposo a la tierra durante ciertos períodos de tiempo hacían que el aprovechamiento de esta se redujese de forma importante, pero a partir del siglo XVII comienza a experimentarse con ciertas combinaciones de cultivos que rotadas, permitían la recuperación de la tierra sin necesidad de que esta dejara de producir. El tipo de rotación que alcanzó mayor éxito fue el llamado sistema Norfolk, que consistía básicamente en la rotación de cultivos nitrogenantes que recuperan el suelo (trébol, alfalfa, nabo); en tierras pesadas se sembraba tres años de cereal y el cuarto de pastos (alfalfa, trébol, nabo, habas) y en tierras ligeras se rotaban trigo, nabo, cebada, alfalfa. El aprovechamiento de la tierra para cultivo de pastos permitió una ganadería estabulada, mejor controlada y alimentada, lo que a su vez, incrementó la producción de carne y leche. Otras transformaciones de gran importancia que contribuyeron a la revolución agrícola fueron las mejoras técnicas: empleo de nuevos arados, de abonos químicos y a partir de 1830, agricultura mecanizada; y no hay que olvidar la implantación en Europa de nuevos cultivos de gran productividad procedentes de América y de los que destacan sobre todo la patata y el maíz. La revolución demográfica La primera condición previa para que se pudiera llevar a cabo la revolución industrial era un aumento de la población. Un nuevo modelo económico que se basaba en la producción masiva de bienes exigía la existencia de una masa de consumidores suficiente para absorberlos; esta transformación tuvo lugar a lo largo de los siglos XVIII y XIX y es lo que conocemos como revolución demográfica.

3 El modelo demográfico tradicional se caracterizaba por un crecimiento vegetativo lento, como consecuencia de las altas tasas de mortalidad y de natalidad. Las familias tenían muchos hijos, que después eran diezmados por las deficiencias sanitarias o alimenticias, las guerras, grandes epidemias, etc. A lo largo del siglo XVIII la revolución científico- técnica del siglo anterior comenzó a dar sus primeros frutos con importantes mejoras en la práctica sanitaria. A menudo un pequeño avance suponía una reducción importante de las tasas de mortalidad, por ejemplo, una mejora de la higiene durante los partos. Además se comenzaron a aplicar nuevas técnicas quirúrgicas, las primeras vacunas y otros avances médico- sanitarios. Mientras esto ocurría se verificó un descenso importante de las guerras en Europa, en comparación con lo que había sido el siglo XVII; este descenso de las guerras tuvo su principal repercusión no tanto en el descenso del número de bajas en combate (que no era significativo), sino en el cese de la destrucción de campos, lo que permitió el aprovechamiento de las cosechas y por lo tanto, mejoras alimentarias, así como el cese en los movimientos de ejércitos, que siempre eran vía importante de transmisión de enfermedades y epidemias. En el siglo XVIII, por fin, tiene lugar como veremos la revolución agrícola, que aumentó la cantidad y calidad de alimentos disponibles por la población. Estos procesos tuvieron como consecuencia un importante descenso de las tasas de mortalidad, mientras que las de natalidad seguían siendo muy altas. Ambos factores combinados dieron lugar a un aumento explosivo de la población, lo que permitió el escenario demográfico (abundante mano de obra y abundante mercado consumidor) adecuado para la revolución industrial. TRANSFORMACIONES EN LA INDUSTRIA Cambios en el sistema de producción Hasta mediados del siglo XVIII no existen empresarios propiamente dichos. La producción de bienes la llevan a cabo los artesanos en sus talleres. Sin embargo, estos artesanos no pueden satisfacer la demanda de un mercado creciente y fuerzan a los comerciantes a procurarse nuevos medios para abastecerse. Inicialmente se dedicarán a proporcionar a los campesinos las materias primas necesarias para producir los bienes que deseaban los comerciantes, de esta manera, el campesino complementa su débil economía y el comerciante obtiene una mayor cantidad de bienes para la

4 venta, es el domestic system. Más adelante, el comerciante, se convierte en industrial, concentrando a sus trabajadores en una nave donde se fabrican los bienes en serie, a partir de ahí se irán introduciendo innovaciones, como se vio arriba, para acelerar el ritmo de la producción, es el factory system. El capital necesario para establecer estas primeras fábricas había sido acumulado durante siglos como fruto del comercio, la agricultura y las actividades financieras de los burgueses. No obstante, en los comienzos no eran necesarias grandes sumas de capital y bastaban los ahorros de una familia o un pequeño crédito de un banco local para abrir el negocio. En una segunda fase, la reinversión de los beneficios obtenidos mediante el factory system, permitieron introducir la maquinaria e innovaciones precisas para aumentar la producción. Finalmente, en una tercera fase de la Revolución Industrial y cuando ya las empresas, especialmente las pesadas (siderurgia, ferrocarril) exigían enormes sumas de dinero, comenzaron a desarrollarse las sociedades por acciones, que repartían la inversión, los riesgos y los beneficios entre un gran número de socios. El mercado donde se negociaba con estas acciones es la Bolsa. Se decía al comienzo que la revolución industrial surge de la aplicación de la máquina a los procesos productivos, ello sitúa los inventos e innovaciones en el centro de los factores que impulsaron la industrialización. Entendemos por innovación la aplicación de un invento al proceso de producción. A partir de mediados del siglo XVIII se introdujeron innovaciones en la fabricación de textiles; estas innovaciones aceleraban el ritmo de las fases de producción donde se aplicaban, lo cual conducía a estrangulamientos en el proceso de producción. De esta manera, las innovaciones introducidas en una fase estimulaban la introducción de nuevas mejoras en las otras fases. Se sucedieron así una serie de progresos técnicos, de entre los que destacamos: 1733: la lanzadera volante 1764: la spinning jenny 1769: la water frame 1779: la mule jenny A partir de 1830, la aplicación del motor de vapor a las máquinas, revolucionaría la producción industrial.

5 Por su parte, la metalurgia también experimentó grandes avances a lo largo del XVIII, que se centraron en la producción de un hierro más barato y de mejor calidad. El sector textil El sector textil fue pionero en el proceso de industrialización. La amplitud del mercado (recuérdese el aumento de población fruto de la revolución demográfica) y el hecho de fabricar un producto de primerísima necesidad, Así como la abundancia y bajo precio de la materia prima, el algodón, en las colonias británicas, facilitó que fuese en este sector donde antes se concentró la mano de obra en plantas fabriles. Igualmente fue en la industria textil donde se aplicaron las primeras innovaciones, arriba comentadas, en los procesos de hilado y tejido, con la lanzadera volante, la wáter frame, etc. En el éxito de este sector fue determinante la prohibición, a partir de 1750 de la importación de tejidos de algodón, que junto con la importación masiva de algodón en rama desde las colonias de América del Norte y de la India, permitieron la producción de unos tejidos baratos y de buena calidad que pronto abastecieron el mercado interior y permitieron exportar buena parte de la producción. La siderurgia Tras el textil, tomaron el relevo como sector puntero de la industrialización la siderurgia y la minería del carbón. Estrechamente ligados, se beneficiaron mutuamente del aumento de la demanda en ambos productos: el uso de railes, vagonetas y vigas de hierro en la minería requirieron aumentar la producción de este metal en las siderurgias, que a su vez utilizaban el carbón como combustible. La aplicación de la máquina de vapor a las vagonetas sobre raíles dio lugar al nacimiento de la locomotora y el ferrocarril, cuya expansión a partir de la década de 1830 incrementó notablemente la necesidad de hierro y carbón y condujo a nuevos modelos empresariales que requerían una inversión mucho mayor de capitales; esto trajo consigo, entre otras novedades, la constitución de sociedades anónimas. Los transportes y los mercados El incremento de la actividad comercial a lo largo de la Edad Moderna, especialmente el tráfico colonial, y más tarde, con la revolución agrícola, la especialización regional de la agricultura, exigían medios de transporte más rápidos, capaces, seguros y baratos. Las viejas redes de caminos

6 fueron mejoradas y se construyeron otras nuevas, aparecen las primeras carreteras de peaje y se acelera la construcción de canales, que permiten el transporte en barcos por el interior de los estados. A partir de 1825/1830, la aparición del ferrocarril y la rápida construcción de las redes ferroviarias necesarias para el mismo, significaron un doble impulso para la revolución industrial: por un lado, la nueva capacidad de transporte de personas y mercancías de un lugar a otra; por otra, las inmensas necesidades de hierro y carbón necesarias para la construcción de máquinas y vías, que convirtieron a la industria siderometalúrgica en motor del desarrollo industrial desde mediados del siglo XIX. EXPANSIÓN DE LA INDUSTRIALIZACIÓN El proceso de industrialización de Gran Bretaña está prácticamente concluido hacia 1850 y ello le dará una gran ventaja sobre un mundo preindustrial. Esta ventaja se materializará en los años finales del siglo con la edificación del Imperio británico. En el resto de los países encontramos tres grandes grupos: los que inician la industrialización inmediatamente después de Gran Bretaña, a partir de los años 50; los que llevan a cabo una industrialización tardía, a partir de 1880 y finalmente dos casos especiales fuera de Europa: EE.UU. y Japón. Países adelantados (industrialización a partir de 1850) Se trata fundamentalmente de Francia, Bélgica y Alemania. En favor de la industrialización belga juegan sus recursos carboníferos, su situación geográfica, entre la primera potencia industrial, Gran Bretaña, y otras dos grandes potencias de industrialización temprana, Alemania y Francia y finalmente el proceso revolucionario abierto en 1830 por el que obtuvo su independencia de Holanda y un modelo político liberal favorable a los intereses económicos de la burguesía. En el caso de Francia, el retraso de la revolución agrícola y demográfica retardó a su vez la industrial. Además, el país carecía de grandes minas de carbón mineral, lo que junto al enfrentamiento con Gran Bretaña que impedía su importación desde este país determinaba un elevado coste de esta fuente de energía, fundamental para la industrialización.

7 Sin embargo, a partir de mediados de siglo, una serie de factores internos y externos favorecen la expansión de la industria francesa. Entre los externos cabe destacar la expansión de la economía mundial tras el descubrimiento de yacimientos de oro en California y Australia; entre los internos, la consolidación de la burguesía en el poder tras la revolución de 1848, que inició una política de librecambismo y, a partir de los gobiernos de Luis Napoleón, el proteccionismo del Estado a la economía (obras públicas) y la apertura de nuevas rutas comerciales (Canal de Suez). En Alemania a partir de 1850 se produce una rápida revolución demográfica que incrementa notablemente su mercado y mano de obra disponible. Por el mismo tiempo, la revolución agrícola llega de la mano de la abolición de la servidumbre y los derechos feudales en el campo. Pero factor determinante en la industrialización alemana va a ser su proceso de unificación política. Alemania estaba dividida en un conglomerado de 39 estados y cuatro ciudades libres. El establecimiento de una unión aduanera (Zollverein) entre esos estados y el subsiguiente desarrollo de las líneas de ferrocarril, darán un impulso tal a la industrialización alemana, que con la definitiva unificación, en 1871, el país es ya una de las grandes potencias industriales del mundo. Países de industrialización tardía (a partir de 1880) Entre estos países figuran los de la Europa del Este y del Sur: Rusia, Imperio Austro- Húngaro, Italia y España. En ellos, el poder de las viejas clases dominantes en el Antiguo Régimen (Nobleza e Iglesia) aún es muy fuerte y su burguesía muy débil para imponerse. Cuando pudieron llevar a cabo sus propios procesos de industrialización, lo hicieron de forma subordinada a las potencias industriales ya consolidadas, lo cual les mantuvo en una posición rezagada ya en el siglo XX. Estados Unidos y Japón En los Estados Unidos, nacidos tras la independencia de Inglaterra en 1776, la Revolución industrial se desarrolla con los centros textiles de los estados de la costa Este, a principios del siglo XIX. En este período dos procesos aceleran la industrialización: la llegada masiva de inmigrantes europeos (otra consecuencia de la revolución demográfica), que proporcionan el mercado y la mano de obra precisos para la industrialización y la conquista del oeste, ligada a la construcción de las grandes líneas de ferrocarril. El descubrimiento de oro en California en 1848 aceleró notablemente el progreso industrial.

8 En Japón, la industrialización está directamente ligada a la "Revolución Meiji" de Esta revolución fue la respuesta japonesa a la presión de las potencias occidentales para ocupar el mercado japonés con sus productos. Los japoneses iniciaron una modernización acelerada de las estructuras económicas, sociales y políticas del país, en la que el estado jugó un papel fundamental. EL LIBERALISMO ECONÓMICO Origen Toda práctica económica tiene la teoría que la sistematiza y justifica. De igual manera que el modelo del Antiguo Régimen se había basado en el mercantilismo, el nuevo orden económico capitalista tendrá su base teórica en el liberalismo. Ya los fisiócratas del siglo XVIII, defensores a ultranza de la agricultura como fuente de riqueza de los estados, habían sostenido el librecambismo, es decir, la libre circulación de mercancías y la supresión de aranceles y aduanas, como factor de desarrollo económico, frente al proteccionismo característico del Antiguo Régimen. En este sentido, son el precedente inmediato del liberalismo que desarrollarán economistas ingleses como John Stuart Mill, David Ricardo, Thomas Malthus y sobre todo, Adam Smith. De ellos, es este último, sin duda, el más influyente, con su obra La riqueza de las naciones. Smith defiende el valor de la iniciativa privada, que debe ser respetada y protegida, dado que la riqueza de una nación nace de la riqueza de los individuos que lo componen. Estos tienen intereses económicos contrapuestos, pero las leyes del mercado consiguen equilibrarlos de forma natural con el ajuste de precios mediante la Ley de la oferta y la demanda. Así, cualquier intromisión del Estado en la economía es negativa y este debe abstenerse de intervenir en la libre fijación de precios y salarios así como en la circulación de bienes. Propiedad privada, libertad de empresa y libertad de circulación de productos son por lo tanto dos de las bases fundamentales del liberalismo económico en el pensamiento de Adam Smith. Críticas Apenas la Revolución Industrial y el nuevo modelo económico que ella comporta, el capitalismo industrial, comiencen a dejar ver sus efectos, surgirán las primeras críticas al sistema. Algunas se dirigirán a la necesidad de leyes reguladoras que limiten los efectos negativos de una competencia desatada. Sin embargo, la crítica más radical viene a partir de mediados del siglo XIX

9 de los primeros representantes del pensamiento obrerista, particularmente de los alemanes Karl Marx y Friedrich Engels. Desde el punto de vista marxista, la clave de la explotación en el sistema capitalista está en la propiedad privada sobre los medios de producción (las fábricas, las minas, la tierra ), que da lugar a que las plusvalías (beneficios) generados por el trabajo de los obreros, vayan a parar al bolsillo del propietario, el burgués. Sólo la supresión de la propiedad privada sobre los medios de producción, permitiría entonces acabar con la explotación capitalista y suprimir las clases sociales. CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL La Revolución Industrial tuvo consecuencias en todos los órdenes de la economía, la sociedad y la política, constituyendo la base del modelo socio- económico que aún sigue vigente, el capitalismo. Económicamente supuso el paso a primer plano de la producción industrial sobre la actividad mercantil, y con ello, el incremento del poder social de la burguesía dedicada a tales actividades industriales. Supuso asimismo un nuevo modelo empresarial, en el que las inversiones requeridas eran cada vez mayores, lo que dio lugar a la aparición de sociedades mercantiles, sociedades anónimas (y con ellas los mercados de valores o bolsas), etc. Las consecuencias sociales de la industrialización se resumen en la sustitución de la sociedad estamental, donde la posición del súbdito venía determinada por su nacimiento a una sociedad clasista, donde el lugar del ciudadano se establece en función de su relación con los medios de producción. O es propietario (es decir burgués) o carece de ellos y tiene que vender su fuerza de trabajo como asalariado (proletario). El incremento demográfico, unido a la revolución industrial dio lugar a un proceso acelerado de urbanización; las ciudades se hicieron más numerosas y más grandes, mientras las zonas rurales iban quedando despobladas. En los núcleos urbanos industriales asistimos a una segregación clara entre los barrios burgueses, como los ensanches, en las zonas más limpias, tranquilas y saludables mientras los barrios obreros se concentran en loas peores áreas, en torno a las fábricas y estaciones de ferrocarril.