La Tarea del Facilitador

Transcripción

1 La Tarea del Facilitador

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3 LA TAREA DEL FACILITADOR Una particular relación Para comprender el desempeño que se espera de la figura del facilitador en el contexto del Programa Médicos Comunitarios tomaremos algunas conceptualizaciones acerca de la particular relación pedagógica comúnmente llamada tutoría. La tutoría es considerada una de las modalidades de desempeño del rol docente, por lo tanto una de las formas de enseñar, formar y capacitar profesionalmente. En este sentido designa una nueva función que aparece en las pedagogías que se interesan por el sujeto en su adecuación a situaciones diversas y que intentan asistirlo 1. La tutoría, como dispositivo de formación, se considera ligada a los sistemas de alternancia entre centro de formación y lugares de trabajo. Según J.M. Barbier (1999) los tutores son personas cuya función principal no es precisamente la tutoría, sino que la agregan a otras funciones por un lapso generalmente limitado y desarrollan la actividad contribuyendo a provocar en otras personas transformaciones en sus capacidades, conocimientos, competencias que van a constituir componentes identitarios propios del campo de aquella función principal 2. Así, la tutoría comprende situaciones y prácticas múltiples 3 : En el campo de los sistemas de enseñanza y/o formación, se utiliza este término para designar las actividades de un docente (llamado a menudo docente-tutor) o de otro agente de formación que se ocupa directamente de la conducción y el desarrollo de trayectos individuales en el medio escolar o en el de formación ( ) se ha podido hablar en este caso de un rol que facilita el trabajo escolar y de un rol de regulación de la vida en la comunidad educativa. En el campo de los sistemas laborales, se lo utiliza también para designar a un profesional, cuya función dominante es la de producción de bienes y servicios, que realiza actividades directamente relacionadas con la conducción y el desarrollo de itinerarios o trayectorias individuales dentro de su trabajo profesional ( ) en este caso se ha podido hablar de contribución para la producción de competencias por medio del trabajo y para el trabajo. En el marco más amplio de la vida social, también se lo utiliza para designar a agentes cuya función principal no son roles o actividades relacionados en este caso con la conducción y el desarrollo de trayectos individuales en un sistema social dado, sino que conciernen a la capacidad de un individuo para subvenir a sus propios medios de vida (( ) los sentidos jurídicos de la palabra tutor)). 1. SOUTO, M.: La tutoría como una relación pedagógica singular para la que se requiere formación. Ponencia sobre Tutoría. Facultad de Ciencias Económicas, UBA. 2. SOUTO, M.: Obra citada. 3. BARBIER, J.M.: Tutoría y función tutorial: Algunas vías de análisis. En Souto, M. y otros: Grupos y dispositivos de formación. Ediciones Novedades Educativas. Buenos Aires,

4 La primera acepción del término, utilizada en el campo de los sistemas de enseñanza y/o formación tiene fuertes coincidencias con la tarea del tutor en el Posgrado en Salud Social y Comunitaria y en el Curso en Salud Social y Comunitaria, en tanto y en cuanto el rol del tutor en esos casos está centrado en la conducción, el desarrollo y el acompañamiento de trayectos individuales y/o grupales de formación en sus tutoreados, profesionales y trabajadores de la salud en general. En tanto que, la utilización del término en el campo de los sistemas laborales como un profesional que realiza actividades relacionadas con la conducción y el desarrollo de itinerarios o trayectorias individuales dentro de su trabajo profesional ( ) contribuyendo a la producción de competencias por medio del trabajo y para el trabajo en sus tutoreados, describe bastante bien la función que se ha tratado de desarrollar para la figura del facilitador, como alguien que brinda acompañamiento y asistencia en la implementación de los principios de Salud Social y Comunitaria, aprendidos a lo largo del Posgrado y promovidos por el Programa 4, en la práctica cotidiana. Este profesional promueve actividades de orientación y desarrollo de itinerarios o trayectos individuales para otros dentro del ámbito de su desempeño profesional. En ambos casos, las actividades específicas del llamado tutor como las del llamado formador requieren de las actividades especificas del tutoreado o formado para producir nuevas capacidades en éste. Para profundizar y comprender los diferentes usos que hacemos del término tutoría y los diversos ámbitos en que puede desarrollarse es útil describir los sistemas de socialización en que se puede ver envuelta esta función. J.M. Barbier 5 caracteriza los diferentes sistemas de socialización próximos al espacio tutorial o que coexisten en él del siguiente modo: Los sistemas de enseñanza son espacios sociales donde se intenta poner a disposición de los sujetos socializados saberes o conocimientos de los que éstos puedan apropiarse. En estos sistemas, la figura central es el docente. Aquello que los sujetos deben interiorizar en las situaciones de enseñanza, es una construcción social llamada saberes o conocimientos. 4. Documento de Fundamentación de la Estrategia de Educación Permanente en Servicio (inédito). 5. BARBIER, J.M.: Obra citada. Los sistemas de formación son espacios sociales de los que se espera de los sujetos socializados la producción de nuevas capacidades transferibles en otras situaciones. En estos sistemas, la figura central es el formador. Aquello que los sujetos deben desarrollar es una construcción social llamada capacidades, que puede ser definida como un componente de la identidad de los sujetos y que puede potencialmente movilizarse u observarse a partir de ciertas actividades. Los sistemas de desarrollo de competencias son nuevos espacios sociales, nuevas modalidades de formación a partir de situaciones de trabajo o a partir de formaciones integradas al trabajo en las organizaciones, en las cuales se espera de los sujetos socializados la transformación conjunta del trabajo y de quienes lo llevan a cabo. En estos sistemas, la figura central es en este caso el tutor, el acompañante o el mediador. 4

5 Y, la construcción social que se espera que estos sujetos desarrollen se conoce con el nombre de competencias. Las competencias pueden ser definidas como componentes identitarios que pueden movilizarse e inferirse a partir de las actividades que realiza el sujeto. Estos espacios se caracterizan por la producción y la movilización de competencias simultáneamente y en forma deliberada. Dentro de la estructura de formación del Programa Médicos Comunitarios, la figura del tutor en el Posgrado en Salud Social y Comunitaria y el Curso en Salud Social y Comunitaria puede asimilarse a las figuras del docente y del formador, utilizadas en los sistemas de enseñanza y de formación. Se trata de una figura cuyo rol es facilitar el acceso a determinados contenidos, acompañar el proceso de formación, problematizar la información relevada a través de las actividades desarrollando ciertas capacidades y colaborar a instalar espacios para reflexionar sobre la práctica, al tiempo que se intenta desnaturalizar la misma, y desnudar el modelo médico hegemónico que -en muchos casos- ha representado la marca no explicitada tras la formación recibida y la práctica en salud. Mientras, la figura del facilitador puede asimilarse a la figura del formador en los sistemas de formación y del tutor, acompañante o mediador en los sistemas de desarrollo de competencias. Es una figura cuyo rol es promover la implementación de otro modelo de práctica en salud, que incluya el establecimiento de modalidades de trabajo compartido e interdisciplinario, el trabajo organizado en proyectos basados en un diagnóstico compartido con la comunidad para el abordaje de sus particulares problemas de salud. Este nuevo modelo de práctica en salud es una nueva y diferente competencia. Los sistemas de desarrollo de competencias usan como dispositivo de formación privilegiado los espacios de reflexión conjunta sobre la práctica como la reunión de equipo. Se constituye entonces entre facilitador e integrantes de equipo una relación de formación de capacidades y desarrollo de competencias particular. No se trata de la escena de enseñanza habitual, de impartir o transmitir conocimientos, ni siquiera de comunicarlos. Se trata de establecer una relación particular entre facilitador y equipos comunitarios, entre facilitador y trabajador de la salud del primer nivel de atención -en el marco de la formación profesional y de producción de servicios (en este caso)- que permita que se modifiquen y movilicen en los integrantes de los equipos saberes, relaciones con los saberes, competencias y aspectos de su identidad profesional de tal modo que sus prácticas en el ámbito de la salud viren hacia un modelo de trabajo participativo y comunitario, que considere otra lógica de trabajo en salud y abandone paulatinamente sus coincidencias con el modelo médico hegemónico. 5

6 Características de esta relación particular Esta particular relación entre facilitador y trabajadores de la salud presenta algunas especificidades que vale la pena tener en cuenta, para comenzar a pensar en esta tarea, visualizando y diseñando elementos de trabajo y análisis. Utilizaremos en esta presentación ideas tomadas de J.M. Barbier 6 y adaptadas por nosotros para la relación que nos ocupa en el marco del Programa Médicos Comunitarios. Para que exista este vínculo tutorial que el facilitador establece con el equipo y cada uno de sus integrantes, es necesario que éstos últimos se encuentren efectivamente implicados en una situación laboral en el primer nivel de atención. En ese sentido, la situación de trabajo es y se constituye en una base de experiencia que existe antes del establecimiento del vínculo con el facilitador, y que éste supone. Son justamente los procesos de socialización profesional aquello sobre lo cual se trabaja y donde el facilitador facilita, acompaña o ayuda a formalizar, en el marco de las culturas organizacionales o profesionales concretas (en este caso las del efector de salud del primer nivel de atención), teniendo en la mira los principios de la estrategia de Atención Primaria de la Salud con énfasis en la participación comunitaria. La tarea a realizar en forma conjunta supone una actividad de formalización, de distanciamiento, de representación de actos de trabajo y procesos más amplios en los cuáles éstos se inscriben. La toma de conciencia de las representaciones y modelos acerca del trabajo es indispensable para la transformación de las competencias, en tanto y en cuanto da lugar a enunciados explícitos, transmisibles, que contribuyen a transformar las competencias en saberes de experiencia y saberes acerca de la acción. El espacio indicado para estos intercambios es la reunión semanal del equipo con el facilitador, que se convierte así en el espacio para analizar las situaciones de trabajo, donde las prácticas en salud repetidas o inéditas pueden ser analizadas, comprometiendo a facilitador e integrantes en un ejercicio de comunicación y escucha que no se ejerce forzosamente en el marco de la práctica cotidiana, y que constituye así, un segundo plano de habilidades a desarrollar. 6. Ideas tomadas de la caracterización de la relación tutor-tutoreado de Barbier, J.M.: obra citada. La producción de competencias constituye un objeto o resultado específico que no es asimilable a la aplicación en la práctica de saberes, conocimientos y capacidades adquiridos durante el momento de la formación (concepción fuertemente sobredeterminada por el paradigma de la primacía de la teoría sobre la práctica y por una visión simplificada de sus relaciones). Se trata de otro tipo de logros, que pueden ser alcanzados en el campo de la tarea, de la práctica y, que se benefician por el reconocimiento social que -en la tarea- acompaña una 6

7 acción que produce efectos claramente perceptibles. Logros que podemos denominar: saber-hacer operacional convalidado 7 o saber-hacer convalidado. El rol del facilitador supone la utilización de medios específicos de formación como lo son la organización de situaciones y de trayectos de trabajo formativo, y no simplemente la explotación de las situaciones de trabajo existentes, repetitivas o inéditas, y/o el mero análisis de las equivocaciones y disfunciones. Es decir, requiere de una organización de situaciones y de trayectos que permitan maximizar la producción de competencias. Seguramente cada equipo, debido a las particularidades de su constitución, a la combinatoria de sus integrantes, a las características de la comunidad que atiende y al particular modo en que entiende el cuidado de la salud -así como también a los obstáculos que encuentra en el desarrollo de su tarea- demandará al facilitador el diseño de situaciones y trayectos de formación particulares, necesariamente diferentes a los de otros equipos. En cualquier caso y por todo lo anteriormente dicho, desde el PMC se promueve que en los espacios de trabajo entre facilitadores y equipos se trabaje para problematizar la práctica cotidiana, reflexionar sobre los modelos implícitos en los desempeños del equipo, revisar los espacios de participación de la comunidad en las decisiones respecto de la salud y su cuidado, analizar obstáculos en el desempeño del equipo del efector y construir estrategias integrales de resolución de problemas. 7. Así los cita BARBIER, J.M parafraseando a A. Meingnard. 7