Tema 1: El Antiguo Régimen. El absolutismo y la Ilustración. 4º Curso de la ESO. IES Las Viñas.

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1 Tema 1: El Antiguo Régimen. El absolutismo y la Ilustración. 4º Curso de la ESO. IES Las Viñas. Rafael Pecero Sayago.

2 1.- El Antiguo Régimen. Definición y principios básicos. A excepción de territorios muy puntuales de Europa, la monarquía fue el sistema de gobierno dominante en el Viejo Continente durante los siglos XVI al XVIII. Durante esos años, el régimen monárquico se fue fortaleciendo y el poder de los soberanos fue aumentando muy considerablemente. De este modo, desde mediados del siglo XVII, las monarquías autoritarias de Prusia; Francia, España; Rusia o Austria pasaron a denominarse absolutas, y su principal característica fue la acumulación de todo el poder en la figura de los reyes. Definición. Definamos qué es la monarquía absoluta. En primer lugar, el régimen absolutista se estructuraba en torno a la figura de un personaje, el rey, que detentaba (o poseía) en su persona toda la soberanía del Estado que gobernaba, tanto en cuanto se encargaba de la elaboración de las leyes, su modificación y derogación; así como de la ejecución de las mismas. Por lo tanto, el primer principio básico de absolutismo es la afirmación de la Soberanía Real. A ello hemos de añadir la nula división de poderes, ya que como puede comprobarse, el rey disfrutaba del poder legislativo y ejecutivo, así como del judicial, en virtud del derecho conseguido con el desarrollo del autoritarismo. A todo lo referido, hemos de completar la definición añadiendo otros aspectos relevantes tales como: El absolutismo reniega de la promulgación de Constituciones, ya que las consideran perjudiciales para el ejercicio de gobierno y debilitan el Régimen. No hay un reconocimiento de los derechos individuales. Ello es debido al carácter universalista de la monarquía y del Estado. El individuo está sometido a ambas instituciones2, por lo que es simple miembro de una sociedad, la estamental, en la que no tiene posibilidades de progreso. El absolutismo establece una jerarquía social basada en el estamento. Son dos básicamente: el estamento privilegiado (no pagan impuestos; tienen monopolios económicos) y el estamento no privilegiado (burguesía y pueblo llano). El monarca otorga los privilegios a nobles y alto clero para contar con su apoyo y controlar el poder. El absolutismo implanta una economía proteccionista, basada en impuestos que graban la venta de productos extranjeros en su Estado, beneficiando a los productos autóctonos. Base ideológica. Como todo movimiento ideológico, el absolutismo tiene una base teórica de la que bebió durante siglos para presentar las características que hemos mencionado anteriormente. Entre los autores que generaron esa estructura de teorías, se encuentra Nicolás Maquiavelo ( ). Autor de obras como El Príncipe, este diplomático de la Edad Moderna se opone al modelo de Estado que proponen las repúblicas italianas de finales del siglo XV y se inclina por un gobierno marcado por un gestor fuerte y que

3 detente todo el poder en su persona. De este modo, el gobernante debe estar por encima de sus súbditos, pero también de la ética, la religión y de la moral, por lo que el fin justifica los medios. Otro autor es Jean Bodine, cuya obra de cabecera son los seis libros de la república. Sólo cree que existe un tipo de soberanía, la soberanía real, puesto que además es el gobernante el representante de Dios en la Tierra, ya que es dueño y señor de la aplicación de las leyes naturales aplicadas a la política. De este modo, su gestión no debe tener límites por el bien público. Existen para el francés dos tipos de reyes: los despóticos y los reyes consecuentes. Bossuet, Hoockes y Hobbes completan la nómina de autores en cuyas teorías se basa el absolutismo. El primero realizó una síntesis del poder del monarca, cuya gestión debe estructurarse en torno a las Sagradas Escrituras, que es la brújula del buen gobernante. Los siguientes, son de la escuela británica. Se opusieron en cierto modo al pensamiento de Locke, y ambos no creían ni en la división de poderes pero sí en la limitación ética del gobernante, para que no cometiera abusos. Se puede anunciar como el inicio del despotismo absolutista.

4 2.- La sociedad estamental. La sociedad estamental del Antiguo Régimen es uno de los elementos que explican el porqué de la pervivencia del modelo absolutista durante siglos. En este contexto, es muy necesario definir qué era el estamento para comenzar correctamente la exposición. Definición de estamento. Un estamento es un estrato social cuyos componentes (mayoría o minoría) tienen un particular estilo de vida; y una determinada función social. Su base es la desigualdad de origen, pues se nacía en un estamento y era muy difícil el cambiar de posición social. De este modo, y partiendo de esa base, un estamento es una agrupación social cerrada estructurada en torno a lo que se llamó el privilegio jurídico, otorgado por los gobernantes a nobleza y clero para ganarse su apoyo incondicional y controlar con ello la sociedad y sus cambios potenciales. Al mismo tiempo, no había posibilidades prácticas de ascenso. En la mayoría de las ocasiones tampoco de descenso social. Por ello, un campesino o trabajador de un gremio artesano jamás podría llegar a ser un privilegiado, mientras que la nobleza también era un grupo cerrado para salir de ella, el mejor ejemplo son las hidalguías españolas del siglo XVII. El desarrollo del estamento y la sociedad estamental incidió en la división social más simple: 1. Privilegiados. Formados por el clero y la nobleza. Eran una minoría social que tenían privilegios tales como ocupar los cargos más importantes de la administración; la política; la diplomacia y el ejército. Al mismo tiempo, estaban exentos de pagar impuestos y solían tener el poder pleno sobre los habitantes de determinadas regiones debido a que eran delegados reales. 2. No privilegiados. Formados por la Burguesía y el pueblo llano. Constituían la mayoría de la población y sostenían con su trabajo y esfuerzo la base impositiva del país. No tenían participación política alguna y su capacidad de ascenso era nula. Grupos sociales. Privilegiados: La Nobleza. El siglo XVIII, al igual que fue el siglo de las Ilustración, lo fue también del auge de la nobleza. Imponían socialmente un paradigma de actuación-comportamiento mediante tres aspectos esenciales: La virtud (basada en la tradición y la herencia, entendida como el prestigio que se otorgaban a sí mismos y el desprestigio por los trabajos manuales, por ejemplo); la apariencia y la imposición de los valores de la época. No obstante, debemos hacer distinción dentro de la nobleza de un grupo muy importante, la aristocracia que era el grupo más poderoso económica y socialmente hablando, y detentaban los cargos más importantes. Eran los grandes propietarios de

5 tierra, que era por otro lado el mecanismo básico de riqueza. El gobierno en numerables ocasiones estaba en sus manos. A finales del siglo XVIII, y mediante políticas matrimoniales, la nobleza acercó posturas interesadamente con una burguesía que paulatinamente se enriquecía. Privilegiados: El clero. Era un estamento privilegiado. Lo integraban dos grupos: El clero regular, formado por monjes, y monjas; los abades y miembros de las órdenes monásticas y religiosas. El clero secular, que comprendía al resto de los miembros de la Iglesia. Entre sus privilegios se encontraban el no pagar impuestos; tener leyes y tribunales propios y otra serie de privilegios de corte socio-económico y político. Además, obtenían grandes rentas porque una parte de la producción les correspondía (diezmo). Dentro del clero hemos de distinguir entre el alto y el bajo. El primer grupo era minoritario y tenían gran poder económico, formado por cardenales, obispos ) el segundo era más pobre y eran mayoría (sacerdotes, frailes o monjes). No Privilegiados. Pueblo llano El pueblo llano comprendía a la mayoría de la población y lo componían grupos muy diferentes en condición. Como parte común tenían que carecían de privilegios jurídicos y económicos, al contrario que los grupos anteriormente reseñados. El grupo más fuerte era la burguesía. Eran los que mejor posición tenían dentro del tercer estado, y recogía a un amplio abanico de profesionales: propietarios de talleres, funcionarios, rentistas, médicos o artistas. Este grupo se caracterizaba por tener un espíritu destacado de iniciativa económica y cultural, aunque su papel político era restringido ya que este correspondía a la aristocracia. Ascendían mediante las políticas matrimoniales. Otro grupo destacado era el campesinado, que generaba más del 80% de la población de los países europeos. Los campesinos no solían poseer tierras, sino que la trabajaban como arrendatarios o siervos de un señor, que además gestionaba su vida política y fiscal. Su principal preocupación era subsistir, por lo que destacó por ser un grupo inmovilista sin pretensión de cambios. Sin embargo, esta situación no impidió que existieran determinados motines y conflictos sociales. La situación de la industria no era más positiva. La mayor parte de la producción artesanal se daba en las ciudades y se organizaba en gremios. Los gremios eran estructuras económicas cerradas que controlaban prácticamente todo el proceso, desde la obtención de la materia prima, hasta el precio de su venta al consumidor, pasando por la elaboración del producto. En tal caso, los gremios aseguraban a sus trabajadores la obtención de una renta determinada al mes, y cubrían sus espaldas con seguros de vida y viudedad.

6 Pero el control exhaustivo del precio y la producción no dejaban lugar a las innovaciones ni a la competencia, por lo que el desarrollo era escaso y pobre, y no será hasta el desarrollo de la revolución industrial cuando el sector productivo tenga más peso en la sociedad.

7 3.- Demografía y economía durante el Antiguo Régimen. Demografía. Sin lugar a ninguna duda, uno de los aspectos más destacados del Antiguo Régimen en cuanto a demografía se refiere, fue el desigual desarrollo en la evolución de la población europea. De este modo, podemos sintetizar este hecho en los siguientes ítems: Siglo XVI. Esta centuria destacará en gran parte por el crecimiento poblacional destacado que tiene lugar durante su devenir. En cierto modo, ello se debió a que la tasa de natalidad creció considerablemente, pero también a la bonanza económico (aplicación de nuevas técnicas de producción ) que desembocará en la consecuencia anunciada. Siglo XVII. Este siglo es un siglo de descenso en el ritmo del crecimiento, hasta quedar estancado durante sus décadas centrales y finales. Las causas son múltiples: sucesivas crisis epidémicas (peste bubónica, paludismo, gripes ); y aumento de la actividad bélica (Guerra de los Treinta Años; Guerras de Religión ). Siglo XVIII. Este siglo es en el que se inicia un cambio espectacular en la tendencia de la población, y conlleva un crecimiento sin precedentes debido a lo que los expertos llaman el cambio de régimen demográfico, del antiguo al moderno. Esta transición demográfica que se produce a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX encuentra sus razones en varios aspectos destacables. El primero de ellos es que la tasa de natalidad crece aún más, pasando de un por mil a un 45 por mil. Junto a ello, el cambio más espectacular se produce en la tasa de mortalidad, donde hay un descenso muy destacado, pasándose de un 40 por mil a un 25. Ello permitió un crecimiento en masa de la población. La explicación es bien sencilla, y se basa en cuatro puntos: reducción de las malas cosechas por unas mejoras productivas; la reducción de epidemias debido a mejoras médicas; las mejoras higiénicas en calles y casas; y la mejora alimenticia que conllevó el desarrollo de individuos más fuertes. Economía. La agricultura. La economía preindustrial o estamental tenía una serie de características básicas tales como su dependencia casi exclusiva de la actividad primaria; una actividad industrial pobre y basada en la estructura gremial, cerrada y poco dinámica; y en un desarrollo terciario prácticamente nulo. En tal circunstancia, la agricultura era la ocupación de la inmensa mayoría de la población. De modo que en todos los países europeos esta rozaba o superaba el 80% de la población activa. La agricultura tenía una naturaleza de subsistencia y era poco productiva debido a las nulas innovaciones y al escaso desarrollo técnico y tecnológico. Había además una dependencia tremenda de los fenómenos naturales (crisis epidémicas de las plantas, lluvias o sequías). Por otro lado, la mayoría de explotaciones

8 estaban sometidas al régimen señorial, por lo que prácticamente no había flexibilidad en la inversión ni lugar a la aplicación de invenciones. Dentro de las explotaciones, existían dos tipos: Openfields: generalmente en el sur y este de Europa, y esta explotación se dedicaba al cereal. Cercamientos: Se daba en la Europa atlántica, más avanzada, como era el caso de Francia o sobre todo Gran Bretaña. La agricultura, además, aún lastraba las características medievales de explotación feudal. La mayoría de los campesinos eran vasallos de un señor, y tenían que pagar una serie de rentas económicas (en trabajo, dinero o especie) y estar sometidos a las disposiciones arbitrarias del señor en cuanto a la justicia y a la política que llevaba en su explotación. A ello añadir que el 10 % de la cosecha iba a manos de la iglesia debido al fuerte poder que tenía en la sociedad estamental.

9 4.- La Ilustración, pensamiento político. Definición. La Ilustración viene conceptualizada por el filósofo Inmanuel Kant como la salida del hombre de su minoría de edad. En cierto modo, este movimiento ideológico que se desarrolla a finales del siglo XVIII puede ser tachado de depositar toda la confianza en una noción positiva del ser humano y de la sociedad que genera. A grandes rasgos, la Ilustración es un movimiento político, social, económico, filosófico e ideológico que surgió en el siglo XVIII y que reclamó como elementales el uso de dos aspectos que se antojan esenciales: uno consiste en el uso de la razón en todos los ámbitos del hombre; y tora la libertad como medio e instrumento para llegar a un fin, la felicidad plena. En consecuencia, podemos abstraer para lograr un concepto certero de Ilustración una serie de principios que constituyen este movimiento: Predominio de la razón. La razón otorga la capacidad de actuar y pensar al hombre; Actuar con razón es sinónimo de sentido común, así como de la defensa del interés general, que se convierten en la principal arma de los ilustrados y su sociedad. El fin o propósito final no es otro que buscar la plena libertad individual para lograr la felicidad. Concepción antropocéntrica de la realidad. Sustituye a la teoría teocéntrica que había sido característica durante siglos. El hombre debía liberarse ahora de las limitaciones de la tradición, la política despótica y la tradición. La razón era su nuevo motor y esta llegaba con el saber. La crítica es el elemento que utiliza la Ilustración para combatir al ostracismo, la tradición y la superstición. Con ella se eliminaban los elementos de la realidad que eran ajenos a la razón. Reclamaban una autonomía del poder político frente al religioso y al aristocrático. Asimismo, establecían la necesidad de la libertad y tolerancia religiosa, proponiendo el fin de los tribunales inquisidores y proclamando el respeto a toda creencia en el ámbito privado. La educación era el elemento fundamental para el cambio, junto la crítica. Una sociedad educada era una sociedad sabia, y por tanto razonable, por lo que era posible llegar a lo que muchos llamaron el fin de la Historia4. Los grandes pensadores ilustrados. Para desarrollar este punto, es muy necesario establecer unos precedentes que se anuncian esenciales para comprender las obras de los Ilustrados clásicos. De este modo, el movimiento ilustrado fue bebiendo de muchas fuentes. Una de ellas fue el cientifismo característico de los siglos XVII y XVIII, y cuyos mejores representantes serán Newton; Lavoisier o el propio Laplace. Sin embargo, el primero en plasmar una idea teórica que sirvió como referencia fue J. Locke, autor de obras elementales como Ensayo sobre el conocimiento Humano y Tratados sobre el Gobierno Civil. En ellas, este pensador y filósofo inglés, se oponía

10 al régimen absolutista y se establecía como favorable de la división de poderes5. Al mismo tiempo, refrendaba las tesis de autores humanistas como Erasmo de Rotterdam o Duplessys Mornai6 al afirmar que es lícito la rebelión frente al tirano (en este caso, rey absoluto). Hablaba ya, además, del pacto social7. Locke es la principal influencia del autor ilustrado, aunque hay más: J. Milton, ensayista británico defensor del parlamentarismo, o J. Benthan, son los mejores ejemplos. Pero los grandes pensadores clásicos representantes de la idea ilustrada son los siguientes: 1. El Barón de Montesquieau. Autor de la reconocida obra El espíritu de las Leyes de En ella, afirma que existe tres tipos de gobierno: despótico; republicano y monárquico. De ellos, rechaza el despótico porque otorga al gobernante un poder ilimitado, lo que le sitúa fuera del interés general. Es férreo defensor de la división de poderes, en los tres clásicos, y al mismo tiempo del sistema del parlamentarismo inglés, donde se mezcla la importancia de la representación de los ciudadanos y la pervivencia de una institución tradicional como es la monarquía. 2. Voltaire. Entre sus obras destacar la publicada en 1763 Tratado sobre la tolerancia. En ella se muestra como un crítico exacerbado con su época, en especial con el inmovilismo social y la superstición religiosa. Al mismo tiempo, fue uno de los grandes responsables de la noción de progreso de la Ilustración. 3. J.J. Rousseau. Autor de El Contrato Social, tiene una imagen negativa de la sociedad, ya que en ella priman valores como la injusticia; la competitividad y la corrupción. Afirma que el hombre es bueno por naturaleza pero la sociedad lo corrompe y para evitarlo es necesario un contrato social que regule unas nuevas normas de comportamiento. Al mismo tiempo, y como complemento a lo desarrollado por estos autores, la Enciclopedia, liderada por Diderot y D alembert determinan un nuevo planteamiento del saber, que tendrá una influencia manifiesta en el movimiento ilustrado.