Hablando en lenguas y el Bautismo en el Espíritu Santo

Transcripción

1 Hablando en lenguas y el en el Espíritu Santo Por Philip R. Bryan, Ph.D. (Nota: Este artículo apareció originalmente en una revista publicada por la ABMA, Baptist Publishing House, P.O. Box 7270, Texarkana, TX ) Introducción En el tomo de verano de La Búsqueda Pastoral (1974) hicimos un estudio de la doctrina paulina del hablar en lenguas. La conclusión hecha en aquel entonces fue (1) la práctica del Nuevo Testamento de hablar en lenguas consistió de lenguas foráneas, (2) su propósito fue ser una señal a los Judíos, (3) no se esperaba que cada Cristiano ejerciera este don, y (4) los Corintios habían estado practicando un tipo falso de este don el hablar en extasía. En este tomo se dará una consideración al hablar en lenguas y su relación al bautismo en el Espíritu Santo. La Promesa de Juan del en el Espíritu Temprano en su ministerio, Juan el Bautista prometió: Yo [énfasis] les he bautizado en agua; pero él [énfasis, Jesús] les bautizará en [el] Espíritu Santo. (Marcos 1:8; ver también Mateo 3:11, Lucas 3.16, Hechos 1:5. (Con la excepción de alguna cita donde se menciona de otra forma, todas las traducciones en este artículo son del autor.) El arreglo de palabras de esta promesa y su repetición en los Evangelios y Hechos indica que el cumplimiento sería general (si no universal) y que sería una parte muy importante del ministerio de Cristo, quien llegaría después de Juan. El Cumplimiento de la Promesa En las líneas introductorias de Hechos, Lucas enlaza estrechamente esta promesa con lo que seguirá en su relato de los primeros días después de la ascensión de Jesús. La mayoría de los estudiantes bíblicos estarán de acuerdo que Hechos 1:8 es el versículo clave para la interpretación de Hechos. De hecho, sirve como un bosquejo para el libro. Entonces, los eventos que siguen en Hechos deben interpretarse a la luz de la promesa de Juan sobre el bautismo que Jesús iba a hacer. Cuando los pasajes de Hechos relacionados al hablar en lenguas y/o el bautismo en el Espíritu se analizan, surge una dificultad encontrar una interpretación precisa y consistente. Por lo menos un erudito liberal del Nuevo Testamento ha concluido que Lucas hizo un lío de su relato y consecuentemente no se puede encontrar una interpretación consistente. Tal conclusión negativa, sin embargo, no es necesaria, aunque admito que la tarea es difícil. Por lo menos cuatro pasajes son importantes para esta tarea. Hechos 2 Judíos El primer pasaje, que de veras sirve como base para la interpretación de la doctrina del bautismo en el Espíritu, es el derramamiento del Espíritu Santo en el Pentecostés en Hechos 2. En esta experiencia dramática, lenguas foráneas fueron habladas (2:8, 11). Pedro interpretó el evento como señal del cumplimiento de la profecía de Joel sobre el derramamiento del Espíritu en los últimos días (Joel 2:28-32; Hechos 2:14-21). Por (1) la proximidad cercana de este evento a las palabras introductorias de Lucas acerca de la promesa de Juan y (2) los detalles con que lo describe, claramente Lucas quiso 1

2 poner la experiencia de Pentecostés como un (o el) cumplimiento de la promesa de Juan (ver también Hechos 11:15-17 donde Pedro directamente relaciona el Pentecostés con la profecía de Juan). Hablar en lenguas, por lo tanto, fue señal del cumplimiento de la promesa de Juan lo cual fue actualmente el cumplimiento de la profecía anterior de Joel. La declaración importante en la profecía se relata en Hechos 2.17: Yo derramaré de [o desde] mi Espíritu sobre toda carne. Después de explicar acerca de la vida, muerte, resurrección, y ascensión de Jesús, Pedro dijo que Jesús había recibido del Padre la promesa de su Espíritu Santo [y] ha derramado esto que ustedes ven y escuchan (2:33). El derramamiento del Espíritu fue vitalmente relacionado, entonces, con la esencia de la proclamación del Evangelio. Al escuchar este sermón, los espectadores fueron traspasados hasta el corazón, y preguntaron, Qué debemos hacer? (vs. 37). Pedro dio la declaración clásica sobre el arrepentimiento y bautismo. Sin embargo, dijo que ellos también recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa [de Joel y Juan?] es para ustedes y sus hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos el Señor nuestro Dios llamare (vs ; ver también Hechos 5:32). Lo importante es que Pentecostés significa que el don del Espíritu Santo--p.e., el Espíritu Santo es el don--es la herencia de todo cristiano. La nueva era ha llegado. Todos los creyentes deben tener el Espíritu Santo. Pedro, entonces, interpretó el evento en términos de salvación y una recepción universal del Espíritu. Esto coincide bien con la enseñanza de Pablo en Romanos 8 y la promesa de Jesús referente al Consolador (Juan 14-16). Un hombre en quien no mora el Espíritu Santo no es salvo (Rom. 8:9). La morada del Espíritu es la norma para todos los creyentes; la recepción del Espíritu no es una segunda bendición. También merece notar que el Espíritu cayó a los creyentes Judíos, que fueron salvos y bautizados, y fueron los que después hablaron en lenguas foráneas. En el próximo pasaje relevante, el patrón cambiará. Hechos 8 Samaritanos Hechos 8:2-17 da el relato de la recepción del Espíritu Santo por los discípulos en Samaria. En este caso, sin embargo, los creyentes no recibieron el Espíritu hasta que los apóstoles en Jerusalén enviaron a Pedro y Juan, quienes llegaron y oraron por ellos, para que pudiesen recibir al Espíritu Santo (8:14-15). Estas personas ya habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús (vs. 16). Solamente después de que ellos habían empezado a poner sus manos sobre ellos recibieron el Espíritu Santo (vs. 17). La referencia al bautismo en el nombre del Señor Jesús implica que la recepción del Espíritu Santo fue bautismo en el Espíritu. Por lo tanto, un nuevo elemento ha sido agregado: la oración y la imposición de las manos de los apóstoles. Ninguna referencia se hace, sin embargo, al hablar en lenguas. Estos creyentes fueron Samaritanos, no Judíos. En el próximo relato del bautismo del Espíritu, otro elemento se agrega, y el patrón se cambia drásticamente. Hechos Gentiles En Hechos 10 y 11 aparece la descripción interesante de la conversión de unos Gentiles y su recepción del Espíritu Santo. En este caso, sin embargo, mientras Pedro todavía estaba hablando las palabras [acerca de creer en Jesús por el perdón de pecado ], el Espíritu Santo cayó sobre todos los que estaban escuchando al mensaje (Hechos 10:44). Estos hombres también empezaron a hablar en lenguas y exaltar a Dios (vs. 47). Pedro, entonces, los ordenó a ser bautizados en el nombre de Jesucristo (vs. 48). La recepción del Espíritu y el hablar en lenguas, sin embargo, no se interpretó por Pedro como 2

3 una segunda obra de gracia pero como una señal que el don del Espíritu Santo había sido derramado sobre los Gentiles también (vs. 45). En el reporte subsiguiente de Pedro a los hermanos en Jerusalén, pregunta: Si Dios entonces les dio el mismo don como a nosotros después de creer en el Señor Jesucristo, quien soy yo para obstruir la obra de Dios? (11:17). Los hermanos de Jerusalén acordaron con Pedro y dijeron: bueno pues, Dios ha dado a los Gentiles también el arrepentimiento para vida (11:18). Ambos Pedro y los hermanos de Jerusalén, entonces, interpretaron la experiencia espiritual con Cornelio y los de su casa como señal de su salvación y una señal que el evangelio cristiano era para los Gentiles también. El patrón aquí en Cesarea, entonces, fue: predicar, recibir al Espíritu, hablar en lenguas, y el bautismo en el nombre de Jesús. No hubo oración o una esperanza por una segunda obra de gracia. Mas aún, la gente (Gentiles) fue salvado antes de someterse al bautismo en agua en el nombre del Señor Jesús (ver también Hechos 9:17-18 donde Saulo recibió el Espíritu antes de ser bautizado). En el próximo relato del hablar en lenguas en Hechos, el patrón cambia otra vez. Hechos 19 Discípulos de Juan el Bautista En Hechos 19:1-7 Lucas relata los eventos que sucedieron cuando Pablo llegó a Éfeso, y encontró unos discípulos (19:1) los cuales posiblemente habían recibido algo de instrucción religiosa de Apolos (18:24-19:1). Pablo les hizo una pregunta interesante: Recibieron el Espíritu Santo cuando creyeron? (19:2). El cuando no se debe enfatizar porque hay una dificultad en determinar precisamente si la palabra griega pisteusantes debería ser traducido cuando creyeron (NASB, RSV, Phillips, NEB, et al) o a partir de [o después] creyeron (KJV et al.). La traducción anterior enfatizaría la recepción del Espíritu como un suceso simultaneo con el hecho de creer o como una inferencia lógica o resultado de creer. La segunda traducción (KJV) enfatizaría la secuencia temporal del creer y la recepción del Espíritu. Obviamente, el resto de la historia, especialmente la imposición de las manos de Pablo, como también la forma usual de traducir el participo Aorista, argumentaría por la segunda traducción, (o sea a partir de o después ). Los Pentecostales usan este argumento a favor del hablar en lenguas como señal de una segunda bendición. Antes de hacer una conclusión final, otros elementos de la historia se deben considerar. La respuesta de los discípulos, no, no hemos aun escuchado si hay un Espíritu Santo (vs. 2) podría satisfacer cualquier de las posibilidades de la interpretación dada arriba. Su próxima pregunta, su respuesta, y sus acciones subsiguientes, implican que estos discípulos no tan solo estuvieron sufriendo de la ausencia del Espíritu Santo sino que a ellos les faltaba lo más importante, la salvación. Alegaban ser discípulos de Juan el Bautista (vs. 3). Pablo les dijo que Juan el Bautista predicó arrepentimiento y fe en Jesús. Al escuchar esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús (vs. 5). Después de que Pablo había impuesto sus manos sobre ellos, el Espíritu Santo vino sobre ellos y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar (vs. 6). Por qué Pablo obligó a estos discípulos someterse al bautismo en el nombre de Jesús? Aparentemente los demás discípulos de Juan el Bautista no tuvieron que someterse a un re-bautismo; entonces, estos hombres no fueron realmente creyentes en Cristo. Por eso no habían escuchado que había un Espíritu Santo. El problema gramatical probablemente se resuelve viendo el participio en versículo 2 como una secuencia lógica habiendo creído. Claramente este es el uso del participio Aorista similar en Hechos 11:17. En la teología paulina, todos los creyentes tienen el Espíritu Santo (Rom. 8:9). 3

4 El patrón en capítulo 19, entonces, es el siguiente: predicar, bautismo (re-bautismo en este caso puesto que el otro había sido invalidado debido a la falta de fe en Jesús), la imposición de las manos, y hablar en lenguas. Unas Conclusiones Preliminares El patrón y la secuencia de eventos en los relatos de Hechos se diferencian radicalmente: Hechos 2 Santo Hechos 8 Orar y la imposición de manos Santo Hechos 10 y 11 Hechos 19 Imposición de las manos Antes de intentar determinar la armonía de estas acciones, sería bueno proponer varias conclusiones preliminares: 1) El don del Espíritu es universal para todo creyente, pero el hablar en lenguas no lo es (recuerden también la enseñanza de Pablo en 1 Cor. 12). Por lo tanto, el Pentecostalismo es erróneo. 2) Las teorías de la regeneración bautismal están equivocadas. Como evidenciada en Hechos 10, la salvación representada por la recepción del Espíritu precede al bautismo. 3) La expresión bautismo en el Espíritu Santo no es un término importante; aparece solamente dos veces en Hechos, aunque se implica posiblemente en otros pasajes. 4) fue señal para mostrar la universalidad del mensaje de Cristo y la universalidad de la recepción del Espíritu Santo. 5) Para los judíos la recepción del Espíritu (incluyendo el hablar en lenguas) fue señal de salvación. La Solución Probable al Problema Aunque el problema probablemente no se puede resolver completamente a la satisfacción de todos, las siguientes consideraciones parecen señalar la resolución correcta: 1) Estos cuatro relatos en Hechos coinciden bien con Hechos 1:8, el versículo generalmente aceptado como un bosquejo de Hechos. Lucas describe sucesivamente como cuatro tipos diferentes de creyente recibieron al Espíritu Santo: Judíos, Samaritanos, Gentiles, y seguidores de Juan el Bautista. 2) El propósito de tener los cuatro relatos es para demostrar la recepción universal del Espíritu Santo que la promesa es de veras para cuantos el Señor llamare (Hechos 2:40). 3) en varias lenguas foráneas fue otra señal para demostrar que el mensaje del evangelio es para todas las naciones y razas de gente. Los cuatro relatos de diferentes razas corrobora esta interpretación. 4) Las descripciones de diferentes personas recibiendo al Espíritu en tiempos diferentes y en maneras distintas demuestra también que la era apostólica debe verse como una era de transición. La nueva era ya había llegado evidenciado por Pentecostés pero el Espíritu Santo no llegó en ese momento preciso a todos los creyentes en todo lugar. La imposición de manos probablemente significó el sello de aprobación por los apóstoles en Jerusalén (Hechos 8). Con el cierre de la era apostólica y la terminación del canon de la Escritura, los dones milagrosos cesaron. Como Pablo dijo, las Escrituras 4

5 se han dado para que el hombre de Dios puede estar equipado adecuadamente para toda buena obra (2 Tim. 3:17). La Palabra de Dios y la presencia del Espíritu son todo lo que el creyente necesita para servir a Dios! 5) El fenómeno extraordinario de hablar en lenguas y otras manifestaciones del Espíritu en cada uno de estos relatos fueron destinadas para los Judíos como señales del principio de la nueva era la cual los profetas habían prometido (recuerden la observación hecha en el último tomo sobre la declaración de Pablo que hablar en lenguas fue una señal a los Judíos; PQ, 17, Verano, 1974, 11). Sin tales sucesos los judíos reunidos en Jerusalén para la fiesta del Pentecostés no hubieran aceptado la validez del cristianismo. Se necesitaría mucho para lograr un cambio radical en su creencia religiosa. Las señales de imponer las manos por los apóstoles y el fenómeno que lo acompañaba se diseñó a probar que la promesa de veras se había extendido hasta los Samaritanos tan odiados (Hechos 8). En los otros dos casos de los Gentiles y los discípulos de Juan el Bautista el propósito fue aparentemente el mismo. Esta interpretación se corrobora en el relato de la conversión de Cornelio, porque Pedro usó estos eventos para justificar a los demás hermanos los judíos que los Gentiles deben bautizarse también. La Relación entre el Hablar en Lenguas y el en el Espíritu Santo Cuando el libro de los Hechos se compara con la enseñanza de Pablo a la iglesia de Corinto, varias cosas llegan a ser ciertas. 1) no se sostiene en ningún lugar como fenómeno universal. 2) En ambos lugares fue una señal a los Judíos que los que hablaban habían recibido al Espíritu Santo. 3) Cuando la enseñanza de Hechos, que todos los creyentes recibieran el Espíritu, se compara con la postura de Pablo en Romanos 8 y se contrasta con su declaración a los Corintios que el hablar en lenguas no fue un don para todo creyente, entonces llega a ser claro que el hablar en lenguas no fue la única señal del bautismo en el Espíritu Santo. 4) Desde los días apostólicos, cada creyente, tan pronto que creyere y es salvo, recibía el Espíritu Santo es bautizado (sumergía) en el Espíritu Santo. Uno podría notar que Pablo dijo a los Corintios que todos nosotros hemos sido bautizados en un mismo espíritu aunque no todos hablamos en lenguas (1 Cor. 12:12 sig.). Probablemente, sin embargo, bautizado en un espíritu en 1 Cor. 12:121 no se refiere a lo que se describe en Hechos sino indica un bautismo en agua. 5), un fenómeno de la era apostólica, entonces, ha cesado en esta era, porque ya no se necesita como señal a los Judíos. 5