ESQUEMA TEMA 18. Años iniciales del siglo: sigue fiel al realismo decimonónico.

Transcripción

1 ESQUEMA TEMA 18 Años iniciales del siglo: sigue fiel al realismo decimonónico. A partir de 1920: se consolida el realismo con temas americanos e interés social. Años 40 y 50: la NUEVA NOVELA. Se suceden experiencias renovadoras, compatibles con la novela social. Años 60 y 70: boom hispanoamericano: gran éxito de ventas, sus autores se sitúan en la primera línea de la narrativa mundial Mediados 70 y en adelante: Herederos del boom o postboom: consolidación del éxito comercial

2 Introducción a la narrativa hispanoamericana y la nueva novela En los años 40 y 50 la literatura hispanoamericana da las primeras muestras de superación de los modelos narrativos que habían dominado el panorama literario en las décadas anteriores. El Regionalismo de los años 20 y 30 ( novelas de la tierra y novelas sociales ), más preocupado por la utilidad del mensaje literario que por cuestiones estéticas, comenzaba a agotarse. Además, por influencia del surrealismo y del psicoanálisis, surge una nueva concepción de la realidad que ponía en duda la capacidad del hombre para entender el mundo por medio de la observación y la razón. Asimismo, las transformaciones en la vida social el crecimiento de las ciudades, el mayor acceso a la enseñanza, la mejora de la propia industria editorial- y la influencia que ejercerán los renovadores de la literatura europea y norteamericana (Faulkner, Joyce, Proust, Kafka ) favorecerán el nacimiento de la llamada nueva novela. Esta nueva novela (que se consolidará definitivamente con el boom de los años 60) supondrá la aparición, junto a los espacios rurales, del nuevo mundo urbano y la atención a los problemas humanos, junto a los sociales. Del mismo modo, lo local irá dejando paso poco a poco a temas y símbolos de alcance universal. Aunque la característica que se ha señalado como más definitoria de la nueva tendencia es la incorporación de elementos fantásticos o maravillosos: lo mítico, lo legendario, lo irracional y lo mágico irrumpirán en las historias a través de dos técnicas principales: a) La poetización de la realidad (ver lo extraordinario que se esconde tras lo cotidiano). b) La naturalización narrativa de lo maravilloso (tratar, en el transcurso de la narración, los hechos maravillosos como si fueran normales). La temática de estas novelas es muy variada, pero destacan en ella dos compromisos: con el ser humano y sus problemas, y con la historia convulsa del continente americano. Del primero derivan novelas existenciales, en las que predomina la soledad, la incomunicación, la pérdida del sentido de la vida, la muerte y los personajes en conflicto con su entorno; en esta línea habría que situar la obra de Juan Carlos Onetti, uruguayo, (cuyos personajes persiguen, sin alcanzarlo, algo que dé sentido a sus vidas), y de Ernesto Sábato (argentino), quien escribe para bucear en la condición del hombre. Del segundo compromiso, derivan las novelas sociales, entre las que destacan las novelas de dictador, tendencia iniciada por Miguel Ángel Asturias en su obra El señor Presidente, y continuada por otras obras como El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez, o Yo, el supremo de Augusto Roa Bastos (mucho más reciente, habría que añadir La fiesta del chivo, publicada en el 2000 por Mario Vargas Llosa). Otros autores reflexionan sobre la historia del continente (las civilizaciones precolombinas, la colonización, las tiranías y guerras de independencia), y entre ellas destacan las siguientes novelas: El siglo de las luces de Alejo Carpentier, y La guerra del fin del mundo, de Vargas Llosa, serían dos buenos ejemplos de ello. 1

3 La metaficción, o reflexión sobre el proceso creativo dentro de la obra, es también un tema muy recurrente. Esto puede verse en Rayuela de Julio Cortázar, novela que propone dos lecturas posibles, según la lectura de los capítulos. Por último, habría que señalar el humor, cuyo tratamiento varía entre la sátira mordaz y el humor puramente lúdico, y el erotismo en todas sus dimensiones, más y menos convencionales. Las innovaciones de la novela afectarán también al discurso y a las técnicas narrativas. La más evidente es la ruptura de la estructura tradicional de la novela (lo que obliga a prestar una mayor atención en la lectura). Destacaremos la ruptura de la linealidad temporal (prospecciones o prolepsis, retrospecciones o analepsis, digresiones, historias intercaladas o paralelas), la introducción de un tiempo subjetivo (el de la memoria, el de los sueños, el tiempo psicológico) y la combinación de voces narrativas y puntos de vista diferentes (el narrador omnisciente se sustituye por un narrador protagonista desdoblado, incorporando la voz del subconsciente a través de los sueños, el monólogo interior o la segunda persona autorreflexiva). Otra constante es la preocupación por el lenguaje, por el poder de sugerencia y el ritmo de la prosa. Los autores experimentan con el idioma (neologismos, juegos tipográficos, distorsiones sintácticas o semánticas), rescatan lo coloquial para vivificar el relato (aunque rechazan lo excesivamente local) y en ocasiones desembocan en el barroquismo descriptivo. Es difícil hacer una cronología exacta de la nueva novela, dada la controversia de los críticos al respecto. Pero suelen señalarse a tres autores como aquellos que abrirán el camino de esta nueva narrativa: 1) el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, cuya obra El Señor Presidente de 1946 abordaba las injusticias sociales de su país a partir de la figura del dictador. 2) el cubano Alejo Carpentier, renovador temprano desde El reino de este mundo (1949) y consagrado a partir de 1953 con Los pasos perdidos, novela que con deslumbrante riqueza lingüística trata los conflictos entre la cultura indígena y las culturas europeas. 3) el argentino Jorge Luis Borges, cuyas obras Ficciones (1944) y El Aleph (1949) cuestionaron los límites de la realidad e indagaron, a través de lo extraordinario y lo ilógico, en los enigmas de la existencia. La obra de estos primeros autores revelaba tempranamente la existencia de dos tendencias principales en la nueva novela: el realismo mágico de Asturias, Carpentier y Juan Rulfo (línea que continuará posteriormente Gabriel García Márquez) y el realismo fantástico (de Borges y Julio Cortázar). Lo que distinguía ambas corrientes es el modo en que se integran los elementos fantásticos y reales en la narración. En la primera, ambos mundos (el real y el maravilloso) conviven en el discurso narrativo sin extrañeza, lo que provoca encantamiento en el lector. Mientras, en la segunda los dos mundos resultan irreconciliables y la realidad se vuelve incomprensible y caótica, lo que provoca desazón o terror. 2

4 El boom hispanoamericano En los años 60 se produce el fenómeno del Boom de la novela hispanoamericana. Se trata del periodo de máximo esplendor de esta narrativa y supone la integración definitiva entre lo fantástico y lo real. Como causa explicativa de ese boom, además de las señaladas para explicar el cambio de rumbo en la narrativa, hay que añadir una relacionada con el mercado editorial: el respaldo que la nueva novela recibió por parte de editoriales españolas (la catalana Seix-Barral), francesas (Gallimard) y latinoamericanas (la argentina Losada entre otras). Otros autores han señalado como factor determinante del boom, la coincidencia en pocos años de muchas novelas de una calidad magistral: - La ciudad y los perros (1961), de Mario Vargas Llosa. - El astillero (1961), de Juan Carlos Onetti. - Sobre héroes y tumbas (1961), de Ernesto Sábato. - El siglo de las luces (1962), de Alejo Carpentier. - Rayuela (1963) de Julio Cortázar. - Paradiso (1966), de Lezama Lima. - Cien años de soledad (1967), de Gabriel García Márquez. Sobre todo esta última, Cien años de soledad es quizá la que ha alcanzado mayor fama, siendo la obra más leída en castellano después del Quijote. En la novela, García Márquez nos cuenta la historia de la saga de los Buendía a través de siete generaciones, y la historia del pueblo de Macondo (pueblo inventado por el autor), que desde que se fundó estaba condenado a desaparecer. La obra es considerada el culmen del realismo mágico. A mediados de la década de los 70, se observa en la literatura hispanoamericana un cambio de rumbo que predominará durante los años 80. A esta nueva tendencia, que se ha llamado postboom o novísima narrativa, se le vincula a la época de desilusión ante el fracaso de los proyectos democratizadores de los países hispanoamericanos. En cuanto a la temática, destaca la denuncia social, ideológica o política. Podemos destacar las siguientes novelas: - Primavera con una esquina rota (1982), de Mario Benedetti (temática del exilio) - El beso de la mujer araña (1976) de Manuel Puig (amor homosexual). - Un viejo que leía novelas de amor (1989) de Luis Sepúlveda (temática ecologista). - La casa de los espíritus (1982) de Isabel Allende (realismo mágico). - Como agua para chocolate (1989) de Laura Esquivel (erotismo). En lo que se refiere a las técnicas narrativas, cabe señalar la convivencia en la narrativa novísima de dos tendencias principales. La primera de ellas está representada por novelas realistas, de fácil lectura, con predominio de la trama, preferencia por la linealidad temporal y ausencia de la digresión. La segunda tendencia se caracteriza, contrariamente, por la 3

5 experimentación, la ausencia de trama argumental, la preocupación por el lenguaje lo que la convierte en una literatura para minorías. El mapa actual es muy difícil de sintetizar dada la cantidad de países, autores y tendencias. Hay que reseñar que muchos de los autores del boom siguen escribiendo y prácticamente todos los del postboom también. A este panorama literario, en el que la obra de autores consagrados sigue siendo premiada y reconocida (a modo de ejemplo, Mario Vargas Llosa fue galardonado con el Nobel de Literatura en el 2010), comienzan a asomarse nuevas voces entre las que podemos destacar al argentino Andrés Neuman, al mexicano Jorge Volpi o a la cubana Karla Suárez. 4