II Concurso Internacional de Lucha contra el Fraude en el Mercado Asegurador.

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Miguel Ángel Alvarado Martin
hace 8 años
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1 II Concurso Internacional de Lucha contra el Fraude en el Mercado Asegurador. Categoría B Otros Ramos. Caso: Falso fallecimiento. Participante: Marlon Amaro Arias Paz. País: Perú. Compañía: Mapfre Perú. Como si fuera una película de suspenso, el día se nubló y comenzó a llover muy suavemente. El fiscal, junto a la policía local y un trabajador del cementerio, miraban el cajón mientras la máquina lo sacaba de la tierra y el agua lo iba limpiando. Les sudaban las manos, si Sepúlveda estaba vivo, todos querían saber quién o qué había en ese cajón. Con deudas que crecían hora a hora, minuto a minuto, Enrique quería desaparecer de la faz de la tierra. Desaparecer pero con dinero para comenzar una vida nueva, claro. Lo venía pensando como una solución a sus problemas, casi como un anhelo, algo imposible de realizar; pero cuando su hermana Soledad le trajo el dato de un médico que firmaba partidas de defunción sin ver el cuerpo, a cambiológicamente- de una módica suma de dinero, todo cambió. En Noviembre del 2009 llegó, a través del Banco El Buen Ahorro, la declaración de un siniestro por fallecimiento que contaba con una póliza de 138 mil dólares. Soledad Sepúlveda, hermana del fallecido, había iniciado los trámites ante la Compañía de Seguros Vida Plena. La documentación estaba completa, tenía el Certificado de defunción firmado por el médico Fernando Peñaloza y el acta de

El fiscal, junto a la policía local y un trabajador del cementerio, miraban el cajón mientras la máquina lo sacaba de la tierra y el agua lo iba limpiando.

2 defunción con el que se le dio de baja al documento de identidad de Enrique Sepúlveda en el Registro Civil. Como parte del procedimiento en estos casos, la Compañía le envió al Dr. Peñaloza un documento en el que debía detallar la muerte de este hombre de tan solo 43 años. Pero la declaración médica firmada por el profesional que constató el fallecimiento de Sepúlveda, no contenía la información necesaria, por lo que la compañía decidió enviar nuevamente el documento a la espera de más datos sobre el caso. Las enfermedades se diagnosticaron el mismo día del deceso, el 23 de marzo de Es importante mencionar que no existe historia clínica (HC), decía el escueto informe. El caso olía feo y la Unidad de Siniestros de Vida contactó al Responsable de Lucha Contra el Fraude para que iniciara las investigaciones. Todo indicaba que el expediente era sospechoso pero sin la historia clínica, el caso se veía casi perdido. -Por fin podemos vernos- le dijo Eugenio Muriel, mientras que Mateo Condori leía los títulos colgados en el consultorio de Peñaloza. -Me dijo mi secretaria que ustedes vienen de la compañía de seguro- -Así es, venimos a hacerles unas preguntas sobre la muerte de Enrique Sepúlveda, lo recuerda? -Claro. Ya les envié la documentación que me pidieron, no sé que más les puedo decir del caso. -Doctor, nos puede contar desde cuándo conocía usted al fallecido?- le preguntó Condori. -Porque me imagino que usted conocía a Sepúlveda o cayó en su consultorio el mismo día de su muerte?- señaló Muriel.

Pero la declaración médica firmada por el profesional que constató el fallecimiento de Sepúlveda, no contenía la información necesaria, por lo que la compañía decidió enviar nuevamente el documento a

3 -Miren señores, yo trato a miles de pacientes al año y si uno viene a punto de morir no le pido sus datos, lo atiendo y listo. - Nos puede recordar cuál fue la causa del deceso? -Me parece que ya contesté sus preguntas en dos ocasiones. No tengo tiempo para perder con ustedes. Como vieron, mi sala de espera está llena de gente, respondió nervioso el médico mientras abría la puerta de su consultorio. Gracias por la visita y buenas tardes. Muriel y Condori salieron del lugar y se miraron por unos segundos. No tenían que decir una sola palabra. El caso, por lo menos, sonaba raro. Tenían que conseguir pruebas. La semana para los investigadores continuó por la casa de los familiares de Sepúlveda. -Sí, soy su padre- dijo asomado por la puerta de su hogar, un hombre de 64 años. -Pero escuchen bien lo que les digo, mi hijo era una mala persona. Si murió, cómo y dónde está enterrado, no me interesa. Por mí que se queme en el infiernoseñaló enojado el hombre antes de cerrar la puerta de un portazo. Luego de un par de días de llamados, mensajes en contestadores y visitas no atendidas, Muriel y Condori se enteraron que el ahora supuesto fallecido había sido enterrado en el cementerio Paz Eterna. Allí, los investigadores obtuvieron el contrato de sepultura donde figuraba el nombre de la casa funeraria que había brindado el servicio de sepelio. Fue en la oficina del administrador de El Descanso, donde los investigadores consiguieron la primera prueba fuerte del caso. -Aquí no figura ningún servicio para Enrique Sepúlveda- afirmó el empleado. - Usted está seguro? Es muy importante esa información. -Mire, conozco esta oficina como la palma de mi mano. Sepúlveda no existe en mis registros y no hay forma de que haya un error. No existe-

Como vieron, mi sala de espera está llena de gente, respondió nervioso el médico mientras abría la puerta de su consultorio. Gracias por la visita y buenas tardes.

4 Sí que existía, o por lo menos, Muriel y Condori estaban muy cerca de saberlo. El siguiente paso fue visitar a las personas intervinientes en el acta de defunción y sobre todo a la persona que se dedica a registrar los certificados de defunción. Para la sorpresa de la pareja de la compañía, ante sus preguntas, el hombre confesó que existía todo un negocio, una red que podía hacer desaparecer a una persona de la faz de la tierra. -Miren, una mujer consigue a los clientes. Ella es la que los conecta con el médico que firma los certificados de defunción sin verificar la existencia del cadáver. No sé si este es el caso pero la vieja lleva un buen pasar gracias a este pequeño negocio. La información iba cercando cada vez más a Sepúlveda. En la casa que figuraba en el acta de defunción, una mujer les aseguró que allí no había fallecido nadie. Sólo vivía un hombre que se había ido sin pagar el alquiler y aún llegaban las cartas de un banco por deudas impagas. Siguiendo el camino que le brindaban las pistas, el banco fue el siguiente paso. Muriel y Condori obtuvieron allí otra dirección que figuraba en los documentos del deudor. Cuando llegaron a la entrada del exclusivo barrio cerrado, los investigadores hablaron con el vigilador del lugar. -Estamos buscando a este hombre, lo conoce?, preguntó Muriel mientras le mostraba una foto de Sepúlveda. -Sí, como no- señaló pero ahora tiene barba. Esta mañana salió temprano con una mujer, creo que es su novia, un poco joven. Algunos tienen suerte, no? -O 138 mil dólares- señaló Condori Suerte tenían Muriel y Condori. Ya sabían que Sepúlveda estaba vivo. Además pudieron averiguar que los vehículos del supuesto fallecido habían sido

Para la sorpresa de la pareja de la compañía, ante sus preguntas, el hombre confesó que existía todo un negocio, una red que podía hacer desaparecer a una persona de la faz de la tierra.

5 transferidos a otras personas, una de ellas de sexo femenino, que tenía doble identidad y deudas en varias entidades bancarias por mil dólares americanos. -Esta pareja piensa que puede desaparecer de todos los sistemas- le decía Condori a Muriel, cuando la secretaria de la compañía les avisó que María Rosa Locardi estaba al teléfono. -Una ex despechada- dijo Muriel cuando cortó. -Esta investigación sólo puede mejorar. Lo tenemos. -Me enteré que estuvieron hablando con los familiares de Enrique. Ustedes dicen que está muerto? Los investigadores le repasaron a la mujer los datos recopilados durante las últimas dos semanas. -Hace dos días me llegó una comunicación del Poder Judicial en que me comunican que el juicio por alimentos que estaba llevando se declaró infundado por el fallecimiento de mi ex. -Ya hablé con mi abogado y les aviso a ustedes que esa porquería está bien viva. Cuándo dicen que murió? -En noviembre del año pasado- señaló Condori. -Chicos, yo hablé con él hace unos meses. Además tengo los depósitos que hizo en el banco por el pago de alimentos de nuestros hijos. Enrique está vivo y cuando lo encuentren díganle que su familia no existe más para él. Seguía lloviendo cuando el empleado del cementerio comenzó a abrir el cajón. Los corazones de los policías y el fiscal se frenaron por un segundo nadie podía creer lo que estaban viendo.

-Una ex despechada- dijo Muriel cuando cortó. -Esta investigación sólo puede mejorar. Lo tenemos. -Me enteré que estuvieron hablando con los familiares de Enrique. Ustedes dicen que está muerto?

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