El Gran Torino. Como documento, la película que veremos a continuación nos permite hacer un

Transcripción

1 El Gran Torino Clint Eastwood Comentario de Laura Loeza Como documento, la película que veremos a continuación nos permite hacer un análisis sociológico de las identidades de grupos de población de diferentes culturas (países) que comparten un territorio y se lo disputan violentamente en un barrio en los Estados Unidos de Norteamérica. Y aunque la historia se sitúa a principios de los años setenta, lo que ocurre mantiene absoluta vigencia. Esto hace muy interesante la película. Todo lo que ocurre en esta historia ilustra claramente la importancia del reconocimiento de los otros como una condición para la convivencia pacífica y civilizada (cosa que no ocurre en esta historia). Y utilizo el término reconocimiento y no tolerancia, porque la tolerancia refiere a una situación en la que asumimos que soportamos o aguantamos a aquellos que etiquetamos como diferentes de nosotros, porque no tenemos alternativa; mientras que el reconocimiento, en este contexto, supone la igualdad en la diferencia. Es decir, reconocer a los otros, los que no incluimos en nuestra idea del nosotros significa aceptarlos, aceptar que son nuestros iguales a pesar de las diferencias que puedan tener con respecto de nosotros. Y estas diferencias pueden ser de naturaleza múltiple: biológicas, socio económicas, etc., aunque la mayoría son culturales, provienen de nuestra historia individual y grupal (entre ellas las religiosas) e influyen sobre nuestras particularidades biológicas

2 2 y socioeconómicas. Es decir, no significa lo mismo ser hombre, mujer, homosexual, transexual en una cultura que en otra. Algunas de esas particularidades que nos diferencian de los otros no podemos cambiarlas, como las biológicas y otras sí, como las culturales (la religión, por ejemplo). Cambiarlas o no, forma parte de nuestros derechos fundamentales, por lo tanto somos libres de hacerlo o no hacerlo. Otra característica de estas variables que nos particularizan y nos diferencian con respecto de los otros, es que se influyen entre sí. Además, nos llevan a actuar de una manera o de otra y nos permiten darle sentido a nuestras acciones, a nuestro mundo, es decir, a la manera como interaccionamos con los demás, tanto con los que reconocemos como similares a nosotros como con los que consideramos diferentes de nosotros. Y en estos procesos de identificación y diferenciación, la experiencia y la memoria son variables que influyen de una manera definitiva. Me interesaba poner el acento en el reconocimiento y los derechos fundamentales porque cuando no reconocemos a los demás y/o no somos reconocidos, lo primero que se viola son los derechos. Lo que inicia con la construcción social de una idea de los otros como el enemigo, termina en una interacción social bajo una lógica de suma cero; es decir, en la que nos contamos y nos creemos una historia según la cual si no aniquilo al otro (física o simbólicamente), el otro me aniquilará a mí. Y una forma de aniquilar al otro es la violencia sexual contra las mujeres de su grupo, que puede ir desde el acoso u hostigamiento hasta la violación. Es decir, la violencia física y

3 3 simbólica termina por darle lógica a la interacción social, como ocurre en la película. Estas narrativas acerca de nosotros y los otros y de la manera en que coexistimos en este mundo y a lo largo del tiempo, pueden ser construidas e inducidas por los gobernantes, o bien por los propios grupos de identidad y ambos procesos, en tanto que son sociales, no ocurren de manera independiente, como se muestra claramente en la película. Un ejemplo del primer caso es el protagonista de la película, un excombatiente de la guerra de Corea condecorado que no ha borrado de su imaginario la representación de los chinos como el enemigo y no puede relacionarse con ellos de otra manera a pesar de que la guerra haya concluido. Este es un ejemplo claro de cómo nuestro cerebro procesa realidades complejas simplificándolas para permitirnos manejar la angustia de lo conocido a partir de la experiencia y de lo desconocido. Por el contrario, serán sus jóvenes vecinos chinos quienes le muestren que la realidad es más compleja que como el la ha codificado y al mismo tiempo es más fácil de sobrellevar, sobre la base del mutuo reconocimiento, previo conocimiento. Y cuando conocemos a los otros sucede a menudo que encontramos más afinidades que diferencias, incluso más afinidades que con aquellos que forman parte del nosotros. En este sentido la relación que establecen estos tres personajes de diferentes culturas y edades representan toda una lección de vida para el protagonista y para el espectador. Pero al ser las identidades las que dan sentido a la historia, la película está sobre cargada de simbolismo. Los marcadores identitarios de cada grupo de

4 4 población aparecen flagrante y constantemente pero sin resultar chocantes pues no se utilizan de forma maniquea ni estereotípica: la bandera estadounidense aparece izada todo el tiempo en el techo de la casa del ex combatiente, quien, a mitad de la película nos enteramos, es de origen polaco. La ritualidad religiosa y cultural de los vecinos chinos que se expresa en ceremonias, atuendos, la comida, por supuesto y las relaciones comunitarias. Los tatuajes y la estética de las bandas juveniles de cholos, chinos y afroamericanos. Pero sobre todo, destaca el simbolismo de lo que cada grupo de población identifica con la hombría en lo cual tienen más afinidades que diferencias. En este sentido me atrevería a decir que es una película sobre las identidades masculinas de los diferentes grupos identitarios. No es casual que el verdadero protagonista sea El Gran Torino, el automóvil del ex combatiente, quien le da el título a la película pues como lo reconocen los realizadores de la película: director, guionista, etc., para todos los varones, el tipo de auto que conducen forma parte de su identidad masculina. En este sentido la historia está llena de ritos de iniciación, todos asociados a la idea de hombría: iniciarse como miembro de una banda robando un auto; recibir el auto del padre biológico o putativo en préstamo o como herencia como símbolo de reconocimiento de su hombría; tener la primera cita con una chica en auto; hablar y expresarse corporalmente como hombre, especialmente cuando se interactúa con otros hombres, etc. Desde luego, las expresiones y chistes racistas forman parte de este lenguaje de los hombres,

5 5 como expresión de rudeza en un contexto en el que se encuentran permanentemente y violentamente enfrentados los diferentes grupos de población. O sea, las linduras las dejan para las mujeres, ellos son sucios, malos y feos. Y como parte de la alteridad, aparecen los roles femeninos, pues la hombría de los personajes se construye en oposición a lo femenino. Y aquí también las culturas serán determinantes, pues roles que en una cultura se atribuyen a los hombres, en otras se atribuyen a las mujeres, como hacer jardinería y trabajos domésticos. En fin, la historia que se nos narra en la película es profundamente humana y por lo tanto llena de paradojas y nos deja mucho para la reflexión.