Participación femenina en el mercado laboral de México al primer trimestre de 2016

Transcripción

1 ECONOMÍA ACTUAL Participación femenina en el mercado laboral de México al primer trimestre de 2016 Alma Yeni Barrios Márquez Oscar Alfredo Barrios Márquez* Introducción Durante la década de los setenta, se presentó la incorporación masiva de las mujeres al trabajo, sin embargo, en México se acentúo a partir de la década de los noventa, donde se observa el comportamiento de las mujeres que hoy en día concilian la actividad económica con las tareas reproductivas y con la maternidad, reflejando el cambio en los patrones de comportamiento de la Población Económicamente Activa 1 (PEA) femenina, muestra de ello, la participación laboral registrada en la actividad económica pasó del orden de 16.4% y 19.6% durante 1970 y 1990 respectivamente, a 42.9% durante el primer trimestre de Este cambio fue resultado de la denominada transición demográfica, proceso que entraña, en primer lugar, un descenso de las tasas de mortalidad y, posteriormente, una reducción de la fecundidad, lo que da lugar a cambios en la estructura de la población por edad y sexo, y ha sido un elemento decisivo del crecimiento de la fuerza laboral, y en especial para el proceso de feminización del trabajo 2 (Ortíz et al., 2015). En este sentido, el objetivo de éste documento consiste en dar a conocer la participación que han tenido las mujeres en el mercado laboral de México al primer trimestre de Haciendo hincapié en primer lugar en la evolución de las tasas de participación económica de las mujeres en los últimos años, a partir de los cambios en la estructura de la población, en segundo lugar, se analiza específicamente la participación laboral de las mujeres por sectores económicos de México (Zabludovsky, 2007), y finalmente, se establecen las conclusiones. 1. Evolución de la participación de las mujeres en la actividad económica De acuerdo con Rendón (2003), durante 1990, se aceleró el antes paulatino proceso de feminización de la fuerza de trabajo en México, lo que acentuó el incremento de la participación laboral femenina el cual se ha visto reforzado por la restructuración del aparato productivo y el deterioro de las condiciones económicas que privan en nuestro país. Por su parte, la incorporación masiva de la mujer en edad reproductiva al trabajo fue posible * Académicos de la Universidad Autónoma del Estado de México. Correos electrónicos: almayenibm@yahoo.com.mx y oabm7@hotmail.com, respectivamente. 1 A partir de la reforma laboral constitucional de 2014 que elevó la edad legal mínima para trabajar de los 14 a los 15 años, la PEA incluye el universo de las personas de 15 años y más, tanto ocupadas como desocupadas (INEGI, 2016). 2 El aumento de los niveles de escolaridad de la población femenina y la aceptación cada vez más generalizada en la sociedad mexicana, de que las mujeres trabajen fuera de su hogar, sin importar su estado civil, han sido elementos decisivos en este proceso de feminización de la fuerza laboral (Rendón y Maldonado, 2004). 41

2 Participación femenina en el mercado laboral de México al primer trimestre de 2016 debido al descenso de la fecundidad, la cual se redujo de poco más de siete hijos en promedio durante la década de los setenta a 2.2 hijos, en primer trimestre de 2016, que aunado a la postergación de la edad al matrimonio, redujo el número de años que las madres dedican a la crianza de sus hijos. Por otra parte de acuerdo con INEGI (2016), debido a la propensión del aumento de las mujeres con hijos sin pareja (28.3% al primer trimestre de 2016), se menciona que las rupturas conyugales se concentran en el rubro de las solteras (con 9.2%), divorciadas (2.5%), separadas (6.4%) y viudas (10.2%), por lo que muchas mujeres se convierten en jefas de familia-proveedoras del sustento de sus hijos. De esta manera, el descenso de la fecundidad y la postergación de la edad para contraer matrimonio, han propiciado que las mujeres mexicanas de hoy puedan dedicar más tiempo al desarrollo de planes educativos o laborales que las mujeres de generaciones pasadas. Al respecto, en la gráfica 1 se muestra que en México al primer trimestre de 2016, la incorporación de las mujeres al mercado laboral ha ido en aumento, siendo el cambio más notable, en las 5.6 millones de mujeres que participaron en la actividad económica durante el año 1990 en la producción de bienes y servicios, y que a partir de ahí empezaron a aumentar tales tasas de participación laboral de las mujeres hasta llegar a 20.1 millones durante el primer trimestre de 2016; lo que significa que mientras en 1990 de cada 100 mujeres en edad laboral, trabajaban alrededor de 16, en la actualidad representa más de la mitad, es decir, se desempeñan en el mercado laboral alrededor de 43 mujeres que son económicamente activas. Más aun, es fundamental reconocer que al primer trimestre de 2016 el creciente aumento de la participación femenina en México, se explica en parte porque el trabajo en general está sujeto a los vaivenes de la actividad económica, caracterizada primordialmente por un menor dinamismo del producto interno bruto (PIB) en México, lo que permite que la creciente incorporación de las mujeres, también se explique por el hecho de que la incertidumbre económica obliga necesariamente a la GRÁFICA 1 Tasas de participación económica femenina en México al 2016 Nota: El año de 1990 se coloca con el fin de hacer referencia al momento en el cual se acentuó la participación de las mujeres en el mercado laboral de México, hasta últimas fechas. Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI (2016) (2006 a 2016 primer trimestre). 42

3 Alma Yeni Barrios Márquez y Oscar Alfredo Barrios Márquez población y en especial a las mujeres a complementar el presupuesto familiar; en este sentido, cabe mencionar que el número de hogares mexicanos cuya jefatura es femenina asciende a 9 millones 266 mil 211, lo que significa que más de 29 de cada 100 hogares en el país lo encabeza una mujer (INEGI, 2016). 2. Participación laboral de las mujeres por sector económico, 2016 Como resultado del considerable aumento de la fuerza de trabajo femenina experimentada en los últimos años, ha dado lugar a importantes transformaciones en la composición sectorial de la fuerza de trabajo del país, que evidencian una progresiva concentración de la PEA en el sector de servicios y una drástica reducción de su participación en el sector productor de bienes. En este contexto, la gráfica 2 muestra la participación económica de la población femenina durante el primer trimestre de 2016, a partir de la composición del personal ocupado en los tres sectores de la actividad económica. Se aprecia que, las mujeres que laboran en el sector primario 3, se encuentran trabajando un total de 626,394 mujeres, que representan el 3.2% del total de mujeres empleadas. Por su parte, en el secundario 4, participan un total de 3,246,064, es decir, el 16.8% del total de mexicanas empleadas. Mientras que, en el terciario 5, las 15,332,490 mujeres que participan en este sector, constituyen el 79.4% de las mexicanas ocupadas, lo cual refleja que tanto el subsector de comercio (25.6%) como de servicios (53.8%) representan hoy en día uno de los fenómenos más relevantes para la mano de obra femenina. Como se podría esperar, la mano de obra femenina puede desempeñar una serie de cargos considerados típicos de mujeres: secretarias, contadoras, vendedoras 3 Es decir el trabajo en actividades donde se aprovechan los recursos naturales con el fin de producir las materias primas necesarias para el sector industrial o de transformación; ejemplo de ello es la agricultura, ganadería y pesca. 4 Lo conforman la industria y la elaboración de productos mediante el uso de las materias primas; ejemplo de éste es la industria manufacturera. 5 Incluye a la venta de los productos elaborados, los transportes, las comunicaciones y los servicios. GRÁFICA 2 Participación de las mujeres en las actividades por sector económico, 2016 (Porcentajes) Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI (2016). 43

4 Participación femenina en el mercado laboral de México al primer trimestre de 2016 y supervisoras, personal del área de recursos humanos y, en algunos casos, de bodega para inventariar mercadería; asimismo cabe mencionar que las virtudes femeninas vinculan a las mujeres, en gran medida, con ocupaciones de carácter más rutinario, estresantes, de gran minuciosidad y relacionados con el trato a personas. En general, se caracteriza las labores que realizan las mujeres en la producción como las más sencillas, las que no requieren gran fuerza física sino prolijidad, cuidado de detalles, paciencia y tolerancia a tareas repetitivas, y exigen permanecer mucho tiempo en el mismo lugar (Todaro et al., 2015). Es posible señalar, entonces, que la terciarización de la estructura productiva del país ha alterado profundamente las tendencias evolutivas históricas de la fuerza de trabajo masculina y ha condicionado la evolución de la fuerza de trabajo femenina hacia una ubicación progresiva en el subsector de comercio o en las múltiples modalidades de prestación de servicios (Rendón y Maldonado, 2004). En este sentido, se identifica un gran porcentaje del total de mujeres empleadas en el sector terciario y 6 La preparación de alimentos; limpieza y mantenimiento de casa y mobiliarios y el cuidado de niños, adultos mayores o personas con alguna limitación física son algunas de las tantas actividades que componen el trabajo no remunerado. un abandono del sector primario, lo que responde en buena medida al cambio de la estructura mexicana que ha dejado a un lado las actividades que involucran materias primas por el área de servicios, en parte porque son mejor remuneradas (Zabludovsky, 2007) y porque el sector servicios es el responsable de contribuir con mayor peso a la economía mexicana al primer trimestre de Adicionalmente, es imprescindible hacer referencia al trabajo no remunerado 6 destinado a las labores domésticas y de cuidados del hogar, por parte de las mujeres en México, el cual hoy en día es una de las dimensiones menos reconocidas de la contribución de las mujeres al desarrollo y a la supervivencia económica de los hogares. Si bien, durante el primer trimestre de 2016 representa casi el 95.0% (PEA y quehaceres domésticos más PEA y apoyos al hogar) (ver gráfica 3), lo que significa que las responsabilidades y tiempo dedicado al hogar o al cuidado de personas dependientes, sin recibir remuneración alguna, restringe notablemente la posibilidad de las mujeres de contar con ingresos propios, de buscar opciones en el mercado laboral, de participar plenamente en la política y la sociedad, al mismo tiempo que las relega de la protección social indispensable para la satisfacción autónoma de sus necesidades (ONU Mujeres, 2015). GRÁFICA 3 Población femenina que realiza otros tipos de actividades adicionales a la PEA, 2016 (Porcentajes) Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI (2016). 44

5 Alma Yeni Barrios Márquez y Oscar Alfredo Barrios Márquez Por lo anterior, a las mujeres que participan en el mercado laboral durante el primer trimestre de 2016 hay que añadirles casi 28 horas de actividad más a la semana contra 8.3 horas adicionales de compromiso doméstico a la población masculina. El resultado acumulado es que las mujeres en la fuerza de trabajo suman en promedio 64.1 horas de trabajo semanales, mientras que los hombres suman La diferencia equivale a una jornada laboral y media más para las mujeres por semana. Es por ello, que la incorporación de la mujer en el trabajo no remunerado es un proceso que en México conlleva a que muchas mujeres se enfrenten a importantes obstáculos que les impidan participar plenamente en el mercado laboral. Éstos incluyen: la carga del trabajo no remunerado, los tradicionales roles de género, y la carencia de políticas de conciliación entre trabajo y su vida familiar (INEGI, 2016). Conclusiones En relación con lo expuesto en este documento, se concluye que especialmente a partir de la década de los noventa, se presentó la incorporación masiva de las mujeres al trabajo, incrementando su participación laboral en la actividad económica, ello como resultado de la denominada transición demográfica, lo que da lugar a cambios en la estructura de la población por edad y sexo, y ha sido un elemento decisivo del crecimiento de la fuerza laboral (PEA), y en especial para el proceso de feminización del trabajo. Al respecto, la participación económica de las mujeres trabajadoras se ha incrementado del 19.6% en 1990 a 42.9% en el primer trimestre de 2016, y la aceptación cada vez más generalizada en la sociedad mexicana, de que las mujeres trabajen fuera de su hogar, sin importar su estado civil, han sido elementos decisivos en este proceso de feminización de la fuerza laboral. Asimismo, se explica el crecimiento de las tasas de participación económica porque el menor dinamismo de la actividad económica en México a últimas fechas ha propiciado que las mujeres trabajen para complementar el presupuesto familiar. Otro factor, que es importante mencionar de la inserción de las mujeres en la actividad económica remunerada del país, es que las mujeres encuentran su lugar en el cada vez más creciente sector de servicios, caracterizado por no requerir gran fuerza física sino prolijidad, cuidado de detalles, paciencia y tolerancia a tareas repetitivas, además que les exigen permanecer mucho tiempo en el mismo lugar. Finalmente, la incorporación de la mujer en el trabajo no remunerado es un proceso que en México conlleva a que muchas mujeres se enfrenten a importantes obstáculos que les impidan participar plenamente en el mercado laboral, debido a la carga del trabajo no remunerado, a los tradicionales roles de género, y a la carencia de políticas de conciliación entre trabajo y su vida familiar. Bibliografía INEGI (2016). Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), y Censos de Población de 1970 y (29/05/2016). ONU, Mujeres (2015). Trabajo doméstico y de cuidados no remunerado De la serie: Transformar nuestro mundo. ONU mujeres media/field%20office%20mexico/documentos/publicaciones/2016/trabajo%20dome%cc%81stico%20 serie%20transformar%20nuestro%20mundo.pdf?- v=1&d= t (15/06/2016). Ortíz, O., M. Esquinca y J. Salcedo (2015). Participación económica y social de las mujeres. Conferencia Nacional de Secretarios del Trabajo, de la STPS. México. conasetra.stps.gob.mx/revista_digital/assets/nu1_participaci%c3%b3n-de-las-mujeres-en-el-ml2.pdf. (15/06/2016). Rendón, T. (2003). Empleo, Segregación y Salarios por Género. libros/situaciom2003/afl_cio/rendon.pdf (15/06/2016). Rendón, T., y V. Maldonado (2004). Feminización de la fuerza de trabajo en el México de principios de siglo. En Economía Informa. UNAM. mx/publicaciones/reseconinforma/pdfs/324/05rendon. pdf (15/06/2016). Todaro, R., L. Godoy y L. Abramo (2001). Desempeño laboral de hombres y mujeres: opinan los empresarios. (29/05/2016). Zabludovsky, G. (2007). Las mujeres en México: trabajo, educación superior y esferas de poder. Política y cultura, (28), (29/05/2016). 45