Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó claramente acerca de la necesidad de un nuevo nacimiento.

Transcripción

1 Agosto 18 de 2014 EL VESTIDO- LA CUBIERTA Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó claramente acerca de la necesidad de un nuevo nacimiento. Desde la rebelión del hombre contra su creador al desobedecer sus mandatos, al hacer lo que se le había dicho que no hiciera ya que moriría, entró el pecado y con ello la muerte. (Desde el principio nuestro Dios como un Padre de amor y bondad ha advertido al hombre acerca de las cosas que no le convienen, sino que por el contrario le hacen daño y perjudican). Gén 2:16 Y mandó el SEÑOR Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto comerás; Gén 2:17 más del árbol de la ciencia del bien y del mal, no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás. Gén 3:4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis. Gén 3:5 Mas sabe Dios, que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses, sabiendo el bien y el mal. 1 / 6

2 Gén 3:6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era deseable a los ojos, y árbol de codicia para entender; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, y comió con ella. Gén 3:7 Y fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron cintas para ceñir. Dios creó al hombre en Su soberanía con los ojos cerrados al conocimiento del bien y del mal, pero con la posibilidad de elegir ese conocimiento que le llevaría a la muerte, es decir, creo al hombre sin maldad, pero con la posibilidad de corrupción. Notemos como ese conocimiento del bien y del mal si estaba en manos de los dioses (con d minúscula), es decir de los demonios o ángeles caídos, debido también a su rebelión contra nuestro Creador. Otro asunto aquí de gran interés, es que entonces el hombre conoció que estaba desnudo como resultado de la desobediencia y la rebeldía. Comienza aquí pues el asunto de la desnudez del hombre y aparece entonces también en ese momento el primer intento de cubrirse. El hombre busca desde entonces hasta hoy hojas de higuera para cubrir su desnudez (un tipo de la religión de los hombres que no puede llevar fruto y que maldijo el Señor). Gén 3:8 Y oyeron la voz del SEÑOR Dios que se paseaba en el huerto al aire del día; y se escondió el hombre y su mujer de delante del SEÑOR Dios entre los árboles del huerto. 2 / 6

3 Gén 3:9 Y llamó el SEÑOR Dios al hombre, y le dijo: Dónde estás tú? Gén 3:10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Gén 3:11 Y le dijo: Quién te enseñó que estabas desnudo? Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? Otra cosa más es que el hombre tuvo miedo por primera vez, es decir, el temor es un resultado de la rebeldía. Notemos también que el hombre trató de esconderse, de nuevo aquí, el primer intento del hombre de ocultarse de su creador. Todo esto como consecuencia de no haber atendido el consejo de Dios. Igual hoy el hombre sigue no queriendo atender el consejo de Dios, que nos ha hablado en estos postreros días por Su Amado Hijo, para brindarnos una Gran salvación. Pero Dios en su infinita misericordia ya tenía una solución para el problema: Un sacrificio con derramamiento de sangre para cubrir al hombre, un tipo del sacrificio perfecto hecho una vez y para siempre en el calvario por nuestro Señor y salvador Jesús el Cristo, quien fue la propiciación por nuestros pecados. En Él tenemos redención por Su sangre y remisión de pecados. Gén 3:21 Y el SEÑOR Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. 3 / 6

4 Miremos lo que nos dice el libro a los Efesios acerca de este tema del nuevo nacimiento y de la cubierta: Efe 4:22 a que dejéis, en cuanto a la pasada manera de vivir; es a saber el viejo hombre que se corrompe conforme a los deseos del error; Efe 4:23 y a renovaros en el espíritu de vuestro entendimiento, Efe 4:24 y vestir el nuevo hombre que es creado conforme a Dios en justicia y en santidad de la verdad. La escritura nos habla de dos hombres: El viejo hombre y el nuevo hombre. El viejo hombre se refiere al hombre en la naturaleza caída, esclavo del pecado, al hombre que no ha tenido el nuevo nacimiento del Espíritu. La escritura nos muestra el porqué de la corrupción: Es un resultado de los deseos del error que hay en la naturaleza del hombre viejo, debido a la caída y rebeldía. Pero de nuevo la solución: Vestíos del nuevo hombre. Es decir, el vestido, la cubierta que el hombre necesita es la nueva naturaleza, la naturaleza de Cristo con sus deseos. La cubierta no es lo que los maestros de la ciudad de la religión enseñan con el fin de servir a sus intereses mezquinos y avaros, no es la cubierta de un hombre, y menos de un hombre corrupto que tiene la piedad como fuente de ganancia, no, la verdadera cobertura, el verdadero vestido, el único que cubre nuestra desnudez y nuestra vergüenza es ser vestidos de Cristo. 4 / 6

5 Existen miles, millones de personas bajo la cobertura de un hombre pero desnudos y mostrando su vergüenza, que siguen en los deseos de error, en los deseos de la carne, buscando a Dios y usando Su Nombre en vano, pidiéndole que satisfaga sus apetitos por el dinero y las cosas el mundo. No hermanos, la verdadera cobertura es la vida en el Espíritu, es ser un sacrificio vivo para ser consumido y perder la vida en el altar, de manera que ya no viva el yo con sus deseos de bestia, sino Cristo para deleite y Gloria del Padre celestial. Oremos: Padre nuestro que estás en el cielo, santifica tu Nombre, establece tu Reino en la Tierra. Que tus ovejas escuchen tu voz y te sigan, como tú lo has dicho; que sean guiadas a toda la verdad y a ser cubiertas con tu vestido, con tu naturaleza de amor, de gozo, de paz, de fe, de paciencia, de mansedumbre, humildad y templanza. Que cese ya nuestro intento de tapar nuestra desnudez con mandamientos y doctrinas de hombres, con ritos que tienen cierta reputación de sabiduría, pero que no tienen ningún efecto contra los deseos de la carne. O Padre celestial, tú que mandaste que de las tinieblas resplandeciera la luz, resplandece en los corazones para iluminación del conocimiento de tu Hijo amado Jesús el Cristo. Padre extiende tu mano y termina con el engañó de hombres corruptos de entendimiento y de conciencia entenebrecida, levántate con poder y destruye a tus enemigos para traer Justicia y paz a la Tierra. Acuérdate de tu promesa de restaurar todas las cosas y de darles su justo pago a todos los 5 / 6

6 hacen iniquidad y oprimen a los menesterosos y afligidos, pues es tu causa y has dicho que es tiempo de tener misericordia de Sion pues el plazo ha llegado. Esperamos tu manifestación, tu revelación a través de tu pueblo, para una creación cautiva que gime por Libertad. Bendito tu Nombre por siempre. Amén. 6 / 6